Una patrocinadora clave para el proyecto

X. V.: –El tema era la luz para sacar las fotos con las mejores condiciones, algo que ... –Eso muestra lo que pasó en la Argentina. Sin ha- blar de política, el libro ...
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DE LA COLONIA. La estancia jesuítica de Santa Catalina, Córdoba, fue inaugurada en 1760

Una patrocinadora clave para el proyecto

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ANDREA KNIGHT

me peleaba con los cuidadores, mientras Xavier sacaba las fotos y Pablo trataba de calmar a todos. Otro problema fue el clima. A veces nos ayudaba el sitio del Servicio Meteorológico o el Weather Channel. En el bosque petrificado de Chubut había un viento de 120 kilómetros por hora. En el Parque Nacional del Chaco hacía 50 grados y estaba lleno de mosquitos, con una luz del mediodía que rajaba la tierra. X. V.: –El tema era la luz para sacar las fotos con las mejores condiciones, algo que no siempre logré. –¿En qué estado encontraron las construcciones históricas? F. G.: –Está todo mucho peor de lo que yo recordaba de mis viajes anteriores. Hay cosas que desaparecieron, otras que se transformaron, otras que están arruinadas, otras convertidas en parques temáticos. A mí me sorprendió el ferrocarril. Casi todas las estaciones están desmanteladas, al igual que los talleres, los viaductos y otras obras de ingeniería. Quedaron las ruinas de la civilización ferroviaria. P. Z.: –El otro capítulo donde se ve que nuestro patrimonio está al borde de la ruina es el industrial. –Eso muestra lo que pasó en la Argentina. Sin hablar de política, el libro refleja un modelo de país, que tiene una fábrica abandonada en un pueblo de provincia, con un árbol que asoma por la chimenea. F. G.: –Siempre tuve en mente que este libro sirviera para advertir que hay un patrimonio construido muy importante en la Argentina. Como su conservación es un asunto delicado, debe haber una política de Estado. Por ahora, no la hay. –¿Las imágenes seleccionadas reflejan la identidad nacional? P. Z.: –No quisimos meternos con el tema de la identidad porque es un concepto un poco trillado. Identidad quiere decir lo idéntico a sí mismo, lo homogéneo, lo uniforme. Justamente lo que muestra este libro es un conjunto de singularidades entrelazadas. –¿El patrimonio natural está tan desprotegido como el cultural? F. G.: –Desde que empezó el tema de la ecología, hay

mayor conciencia. Pero es un recurso para el turismo. Cuando los lugares se ponen de moda, empiezan a surgir una suerte de instalaciones artificiales. Algunos sitios parecen Disneylandia. –¿Qué lugares los sorprendieron más entre aquellos que no habían planeado encontrar? F. G.: –Muchísimos. Por ejemplo, una casa de estilo portugués, de fines del siglo XV. Podría estar en la costa de Portugal pero está en Bragado, provincia de Buenos Aires. También descubrimos dos bibliotecas públicas, una al lado de la otra, en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, ambas construidas a comienzos de 1900. P. Z.: –A mí me sorprendió el teatro de Olavarría, que no conocía. La sala de referencia es el Gran Rex, que a su vez se inspiró en el Radio City Music Hall, de Nueva York. Personalmente, fui de sorpresa en sorpresa. Creo que conocía el tres por ciento de todo lo que vi. Fue una experiencia única. –¿Cómo fue el proceso de escritura? P. Z.: –Escribimos los textos a cuatro manos con Fabio, durante siete semanas en Puán, en la casa de Dolores Bengolea. Algunos son más narrativos, otros más estructurales, algunos tienen hasta un principio de ensayo. Durante los viajes llenamos casi treinta cuadernos de anotaciones e ideas. El armado final llevó entre cinco y seis meses. –¿Qué lector imagina cada uno? F. G.: –Para mí, que me intereso en el cuidado del patrimonio, el libro debería tener un valor político y llegar a los senadores, diputados, funcionarios, gobernadores, para que se enteren de que, de todo lo que se levantó en cientos de años en el país, todavía hay mucho en pie. P. Z.: –Yo me imagino a todos aquellos lectores a quienes les gustan las cosas bellas. En el libro se muestran bellezas de muy distinto orden, hasta la de los lugares que agonizan. X. V.: –Para mí, es un experimento, una apuesta de altísimo riesgo que valió la pena hacer y que va a quedar para la historia. © LA NACION

uando me propusieron hacer un libro sobre la Argentina que reflejara aquellos lugares desconocidos, acepté el proyecto porque requería una investigación minuciosa. Me interesan los trabajos serios y a largo plazo porque creo que sólo encarados de esa manera pueden desarrollarse en profundidad”. Así explicó Nelly Arrieta de Blaquier, principal patrocinadora de Argentina, patrimonio cultural y natural junto a Francis Verstraeten, Eduardo Sarian y José Malbrán, su aporte fundamental para la realización de esta obra. Arrieta, que organizó la Nelly Arrieta de Blaquier presentación del libro en el Colegio San José con un multitudinario cóctel, dijo a adnCULTURA que cuando recibió la propuesta de los autores, hace casi cuatro años, le gustó que el trabajo abarcara todo el país y que no estuviera dirigido a expertos sino que fuera accesible para un público amplio. “Me pareció muy atinado que fuera de interés tanto para los porteños que nunca salieron de Buenos Aires como para los habitantes del interior que no conocen algunas regiones y los extranjeros. Por eso propuse que hiciéramos una edición en español y otra en inglés.” Muy conformes con el resultado, los editores tienen previsto hacer una presentación en Londres y otra en Nueva York en 2009. “Mi objetivo era publicar un libro para difundir todo lo valioso que tenemos en este país y que debemos preservar. Grementieri, Verstraeten y Zunino han hecho un gran trabajo: los lugares que incluyeron en la edición final están muy bien elegidos. El problema serio que tuvimos a la hora del armado fue la cantidad de fotos que habían sacado. Ahora valdría la pena clasificar las imágenes para que puedan ser material de consulta. Ese archivo debería estar disponible para investigadores y el libro tendría que repartirse en todas las escuelas del país”, completó Arrieta, presidenta de la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes. N. B. © LA NACION

Sábado 3 de enero de 2009 | adn | 11