una navidad diferente - ObreroFiel

Para mí nada cambia, todo es igual. ... ¿Qué tengo que hacer por todo esto? ... MUNDO: (Dirigiéndose al subastador) ¡Señor, esto es lo que ofrezco por ésta ...
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"UNA NAVIDAD DIFERENTE" PERSONAJES:

FER y LUPITA (dos amigas) ALMA (Es el alma de un jóven que escuchará ofertas por ella, con una gorra negra) ELSUBASTADOR EL MUNDO LOS VICIOS SATANÁS (Traje negro, cara muy pálida pero hermoso, de fuerte personalidad, con una cadena guardada en el bolsillo) NARRADOR JESÚS JOSÉ MARÍA ÁNGEL GABRIEL PASTORES VARIOS ÁNGELES VARIOS

ESCENARIO:

Se necesita cubrir con una cortina el escenario principal. Esa cortina se abrirá y cerrará para permitir la entrada y salida de los personajes que se moverán en esa área y para poder mover los elementos de la escenografía. También debe haber un área donde el narrador estará presente en el momento indicado, con una luz independiente de las luces del escenario. Si es posible, tener un reflector que ilumine a los actores entre el públlico. Debe estar lista una pantalla y todo el equipo necesario para presentar la película JESÚS (o la parte final, su muerte y resurrección, dependiendo del tiempo). Esta presentación deberá ser justo en el momento donde se señala, y no debe haber mucho tiempo que corte la continuidad del drama.

(Dos amigas se encuentran en la calle después de no haberse visto por casi un año. Una, cargada de regalos de Navidad, reconoce a su amiga y con gran alegría llama a su amiga.)

FER: ¡Lupita! ¡Hola Amiga! ¿Cómo estás? ¡Cuánto tiempo sin verte! LUPITA: ¡Oye Fer, sigues igualita! No has cambiado nada. FER: ¡Claro! Sigo siendo una niña fresa. ¿No crees? LUPITA: ¡Ay Fernanda! Sigues igualita. A ver, dime “niña fresa”: ¿ya estás lista para Navidad?

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FER: ¡Claro! ¿No me ves? (y se da una vuelta entera y enseña todas sus compras) LUPITA: ¡Oye! Y ¿tus papás? FER: Ellos, ¡Ah! Igual que siempre, preocupados por la fiesta navideña, los amigos, regalos, en fin, ni se acuerdan que existo. Por eso para mí la Navidad es lo mismo que otro día, ¡Nada es diferente! Y ¿para tí? LUPITA: Pues, para mí ¡no! La Navidad es algo muy bonito. Es recordar el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. FER: ¡Ves! Siempre es lo mismo. Cada año recuerdan el nacimiento. En cambio yo, ¡yo no compro los mismos regalos cada año! ¡Ja, ja, ja! LUPITA: Pues, será lo mismo para tí. Pero para mí el nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús es algo que ha cambiado mi vida. Por eso cada día incluyendo cada Navidad es el mejor para mí. FER: La verdad, no te entiendo. Para mí nada cambia, todo es igual. LUPITA: Tal vez. Pero ven, te invito a un lugar que, tal vez, te va a ayudar a que esta Navidad sea diferente para ti que todas las demás. FER: Nada puede cambiarla, pero como eres una de mis queridas amigas, ¡Claro que voy contigo! LUPITA: ¡Apúrate! Antes que sea más tarde…

(Salen por el pasillo entre las sillas Lupita y Fer. Se apagarán todas las luces. En la oscuridad, Subastador, EL SUBASTADOR, pondrá el púlpito en su lugar. Entonces se prenden las luces del área del púlpito. Se escucha la música típica de un programa de concursos.)

SUBASTADOR: (Con voz fuerte) ¡Atención! ¡Atención a todos! Y ¡buenas noches! Hoy (fecha) se llevará a cabo la subasta para que, como cada año, tenga usted la oportunidad de llevar a casa un regalo de Navidad. Esta noche, no subastaremos una antiguedad ni una joya. Hoy subastaremos un alma, ¡sí! un alma, y esa alma podría ser la suya, la de un amigo o de cualquier otra persona aquí presente. Como en todas las subastas hay una regla: el que ofrezca más, ese será el que gane. ¡Demos comienzo a la subasta! (ALMA, estará sentado en las filas de adelante, entonces el subastador lo llama) SUBASTADOR: ¡A ver! ¿Quién será esa alma? Tú (dirigiéndose al público), o tú, ¡sí!, tú ven, el de la gorra negra, (ALMA sube hasta la plataforma y comienza a hablar)

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ALMA: ¡Yo!, ¿por qué yo? Si hay muchos aquí… SUBASTADOR: ¡Ven! ¡No te va a pasar nada! ¿No te gustaría saber cuánto darían por tu alma? ALMA: ¡Y para qué quiero yo saber eso! Aunque no sabía que alguien estuviera interesado en comprar mi alma. SUBASTADOR: ¡Pues, mira! Aquí sólo tienes que decidir: si lo que te ofrecen te gusta, aceptas, si no, ¡pues no! Nadie te obliga a nada. Tú tomas tu propia decision. ¿Qué dices? ¿Aceptas? ALMA: (Contesta con el tono de la simpleza de un necio) Bueno como a mí me gusta lo fácil, y más lo regalado, ¡claro que le entro! ¡Dime! ¿Qué tengo que hacer? SUBASTADOR: ¡Nada!, simplemente escucha lo que ofrecen por tu alma, y dí si aceptas o no. ALMA: ¡Esto ya me está gustando! (Se repite la música que se puso al principio) SUBASTADOR: ¡Se da comienzo a la subasta! ¿Hay alguien aquí presente que ofrezca algo por esta alma? A la una. . . . . ¿Hay alguien? A las dos. . . . . (Con voz fuerte, y pasando por en medio del público y estando ya arriba en la plataforma comienza a hablar EL MUNDO. Favor de poner la luz reflector en él.) MUNDO: ¡Yooooooo!, Yo tengo una oferta por esta alma. SUBASTADOR: ¿Usted?, y ¿quién es usted? ¡Preséntese! MUNDO: (Camina alrededor del Alma diciendo) Yo soy EL MUNDO. SUBASTADOR: ¿El mundo? Y diga, ¿qué ofrece usted por esta alma? MUNDO: (Acercándosele al subastado) Te ofrezco dinero, mucho dinero, riquezas. ¡Dime! ¿Te gustaría tenerlo? ALMA: ¡¡¡Dinero!!! ¿Cómo no me gustaría tenerlo? ¡Sí, el dinero te da felicidad! MUNDO: Pués bien, yo estaría dispuesto a darte eso y mucho más: un carro del año, una casa nueva, el premio gordo de la lotería. Conmigo no pasarías tantos trabajos y serías la envidia de todos tus amigos. ALMA: ¡Sí! Eso sí me gustaría, sin duda me daría ciertos privilegios.

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MUNDO: ¡Claro! ¡Yo lo sabía! Si vienes conmigo también te ofreceré diversión, baile, todas aquellas cosas que ustedes los jóvenes buscan hoy. ¡Ven conmigo, y no te arrepentirás! Conmigo tú podrás hacer "tus cositas", ¡tú sabes! Tú y tu novia… ¿me entiendes, no? Nadie, nadie te dirá nada. Conmigo tú serás libre porque eso es lo que buscas, ser libre, ¿no? ALMA: ¡Claro! ¡Pero, espérame! Todo esto no es gratis, ¿verdad? A ver, ya ¡suéltalo! ¿Qué tengo que hacer por todo esto? MUNDO: ¡Pues nada! ¡Nada, absolutamente nada! Tú conmigo serás libre. No tienes que sujetarte a nadie, ¡ni siquiera a tus papás! Eso era cuándo eras chiquito; pero ahora, tú podrás hacer lo que quieras. ¡Dime! ¿Aceptas? ALMA: ¡Bueno, esto me gusta! Y si no tengo que hacer nada, ni seguir reglas, ¡claro, que acepto! ¡Sí, te acepto! MUNDO: (Dirigiéndose al subastador) ¡Señor, esto es lo que ofrezco por ésta alma! Ahora él es mío. SUBASTADOR: (Dirigiéndose a Alma) ¡Diga usted! ¿Acepta el ofrecimiento que le hace el mundo? ALMA: ¡Sí, acepto! SUBASTADOR: Ante ustedes, este es el ofrecimiento que le hace el mundo. ¿Habrá alguien que ofrezca más por esta alma? ¿Hay alguien aquí? Si nadie ofrece más queda vendido a la una. . . . . . . a las. . . . (Con voz fuerte y caminando entre la gente grita VICIOS. Favor de poner la luz reflector en él.) VICIOS: ¡¡¡¡Yoooo… tengo una mejor oferta!!!! SUBASTADOR: ¡Preséntese! Y diga ¿cuál es su ofrecimiento? VICIOS: Me llamo Vicios. Yo soy el que ayuda a jóvenes, adultos y también a los niños a sentirse ¡biiiiiieeeeen! Conmigo, te sentirás sin problemas. Yo te ayudaré a vivir nnnnueeeeevas experiencias. Te sentirás con valor y serás un chavo muy "coooool". Eres jóven y te gusta andar a la moda ¿no? ALMA: ¡Sí! ¡Me gusta estar a la moda! ¡Tú sí me conoces! VICIOS: ¡No te gusta que nadie decida por tí! Tus padres, ¡bah! Tus padres siempre están con la misma cantaleta: (imita a los padres con burla) que no hagas esto, que no tomes, que no fumes. ¡No te dejan vivir tu propia vida! ¿Verdad? ALMA: ¡Sí! ¡Así es! ¿Cómo lo sabes?

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VICIOS: Te digo que tengo razón. Conmigo tendrás libertad ¡y un poco más! Yo te voy a dar algo que te hará sentir mejoooooor. Con esto te sentirás fuera de aquí, bién chidoooo. Serás tú mismo. No hagas caso a esos anuncios tontos (con voz de burla) ¡Dí no a las drogas! (grita) ¡Mentira! No hagas caso. Ellos no te entienden. No saben lo que tú sientes. ¡Aaah! y por tus padres ni te preocupes. (Con voz de burla) Ellos están "trabajando por tu futuro". Yo no te voy a dejar solo. Yo sé todo lo que tú necesitas. ¿Dime, alguien te puede ofrecer maaaás? ALMA: ¿Quién me puede ofrecer más? ¡Claro que tú me ofreces lo mejor! VICIOS: ¡Pues, conmigo serás libre! ¡Señor subastador! ¡Con esto cierro mi oferta! SUBASTADOR: ¿Ha escuchado usted la oferta? ALMA: ¡Sí! SUBASTADOR: Diga usted. ¿Acepta la oferta? ALMA: ¡Sí! Acepto a los vicios. SUBASTADOR: Han escuchado ustedes el ofrecimiento que le hace los vicios. ¿Hay alguien aquí que pueda superar esta oferta? (SALE UNA VOZ FUERTE Y BURLANDOSE ENTRE EL PUBLICO. Favor de poner la luz reflector en él mientras camina hacia la plataforma.) SATANÁS: ¡¡¡Yooooo!!! ¡Ja, ja, ja, ja! Yo tengo mucho que ofrecerle a esta alma, y a todas las almas que están aquí. SUBASTADOR: ¿Quién es usted? SATANÁS: ¡Yo soy Satanás! SUBASTADOR: ¡Dígame, Satanás! ¿Qué ofrece por esta alma? (Alma mira con miedo a Satanás) SATANÁS: Por esta alma y por todas, yo tengo muchas cosas que ofrecer. Tú eres jóven y los jóvenes son mi especialidad. Ustedes sólo buscan diversión, satisfacción sexual, drogas y libertad. Todo eso yo te lo puedo dar. A los padres ¡oh! a ellos los mantengo siempre trabajando, ocupados con sus cosas (ya casi todos son míos). De ti ni se acuerdan ¿verdad? Por eso si estás conmigo, tú serás libre. Yo no tengo reglas, vivirás bajo tus propios deseos. Puedes hacer lo que te dé la gana. Eso lo que todos buscan: vivir conforme a los deseos de su propia carne. Conmigo no hay religión, o si la quieres la hay. Conmigo tendrás siempre lo mejor. A mí no necesitas pedirme nada. Yo todo te lo doy: dinero, poder, posición, todo lo que tú desees te pertenece a mi lado.

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ALMA: Eso suena muy bién, pero dime, ¿qué tengo que hacer para tener todo lo que tú me ofreces? SATANÁS: Nada, ni siquiera tienes que preguntármelo. ¿No te has dado cuenta de que yo soy satanás, el príncipe de este mundo? A mí nadie me pregunta, sólo hacen lo que yo les digo. Conozco sus deseos y sus deseos son la codicia, el poder, ambición, celos, el dinero, diversión, cosas materiales y todo aquello por lo que ustedes desean conforme a su vanidad. ALMA: ¡Nooo! Esto no me está gustando. No me había dado cuenta de todo eso. De verdad, ¿soy así? SATANÁS: ¡Claro que eres así! Y todos ustedes son iguales, chiquitos míos. ¡Mis hipócritas! ALMA: (temeroso) ¡No!, ¡qué tuyo, ni qué tuyo! ¡Yo no acepto tu oferta! SATANÁS: (Con burla) ¡Pero sí ya aceptaste al mundo y a los vicios! ¿Por qué no me aceptas a mí? Sí yo te voy a dar todo lo que ellos te ofrecen juntos, y mucho más. Conmigo cualquier deseo tuyo se cumplirá. ALMA: ¿Qué va a pasar después? SATANÁS: ¡Ah! De eso ni te preocupes. Tú sólo disfruta el momento, y déjate llevar por tus deseos. Y de lo demás, yo me encargo. ALMA: (medio arrepentido) ¡Ah caray! ¡Esto ya no me está gustando! (más resuelto) ¡NO, no acepto su oferta! SATANÁS  (Burlándose y al mismo tiempo poniéndole una cadena en las manos) ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Te querías sentir libre, ¿no? Querías tener dinero, poder. (Satanás ahora molesto) Pues, para que lo sepas, el mundo, los vicios son míos. Ellos sólo son los instrumentos que utilizo para engañarlos a ustedes porque los conozco, conozco sus deseos. Y ahora estarás conmigo. ¡Ya eres mi esclavo! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Soy Satanás, el príncipe de la mentira. Ja, ja, ja, ja, ja. (Aquí el Mundo y los Vicios rodean a Alma y los molestan con burla) MUNDO: ¡Andale! ¿No que querías dinero y poder? Ja, ja, ja, ja, ja, ja. VICIOS: ¡Aliviánate, maestro! ¡Siénte chiiiiido! Con un toque, se te olvidará el problema. Ja, ja ja, ja, ja, ja. SATANÁS: (Gritando) ¡Señor subastador! ¡Mi oferta ha terminado! Y no creo que haya alguien aquí presente que ofrezca más por esta alma perdida. Ja, ja, ja. MUNDO: ¡No lo hay!

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VICIOS: Ja, ja, ja, ¡No hay nadie! SUBASTADOR: ¿Se encuentra alguien aquí presente que pueda superar la oferta? SATANÁS: ¡No hay nadie que me pueda vencer! SUBASTADOR: Si no hay nadie que pueda superar esta oferta, la subasta se da por terminada. A la una… ¿hay alguien? SATANÁS: (con optimismo) ¡Pierdes tu tiempo! SUBASTADOR: ¿Quién dice yo? A las dos. . . . . SATANÁS: ¡Cierra la subasta! ¡Nadie me ha vencido aún! SUBASTADOR: ¿No hay nadie más? JESÚS: (Va caminando en medio y grita) ¡YO! (Favor de poner la luz reflector en él mientras camina hacia la plataforma. Comienza hablar después de subir a la plataforma. Aquí, todos los personajes malos se intimidan al verlo). SUBASTADOR: ¡Preséntese, por favor! JESÚS: Soy Jesús de Nazaret, (Después de apagar todas las luces, corren la cortina y todos salen del escenario. En la oscuridad el narrador ocupa su lugar en el escenario, la virgen María toma su lugar en la banca. Se prende el reflector que ilumina al narrador.)

NARRADOR: ¡Jesús! ¡Sí es él! Aquel niño, profetizado por el profeta Isaías y anunciado por el angel Gabriel, nació en Belén, creció en Nazaret, se presentó a Israel como el Salvador prometido, fue crucificado y al tercer día resucitó de los muertos. Todo esto empezó cuando el ángel Gabriel le avisó a la virgen María que ella iba a concebir y dar a luz un hijo. (Se prenden las luces y se abre la cortina, el ángel Gabriel aparece y le habla a María. Favor de poner la luz reflector en María y el ángel.) GABRIEL: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás y darás a luz un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo. MARÍA: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón.

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GABRIEL: El Espíritu Santo vendrá sobre tí y el poder de Dios Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo cual el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. MARÍA: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. (Todas las luces se apagan. El ángel sale del escenario. La luz reflector se prende en el narrador otra vez. Mientras el narrador narra lo siguiente, en la semioscuridad poner en el escenario el pesebre para que José y María puedan poner a Jesús en el pesebre y sentarse en la banca.) NARRADOR: (la luz sobre él y la cortina cerrada) El ángel del Señor le dijo a José en sueños que el nombre del niño era JESÚS porque él iba a salvar a su pueblo de sus pecados. El nacimiento de Jesús ocurrió después del tiempo cuando se promulgó un edicto de parte del emperador Augusto César: que todo el mundo fuera empadronado. NARRADOR: Al saber del edicto, José fue con María, la cúal estaba a punto de dar a luz, a Belén por cuanto eran de la casa y familia de David. Estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. (Se abre la cortina y se ilumina la escena del pesebre.) La virgen María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el mesón. (Los pastores se acercan por fuera al escenario y se sientan para vigilar su rebaño. En el momento apropiado sale el Ángel acompañado de otros ángeles y se dirige a ellos.) NARRADOR: Había pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. He aquí, se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y tuvieron gran temor. Favor de quitar la luz reflector del narrador y ponerla en el ángel. GABRIEL: No teman porque he aquí les doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo: que les ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: hallarán al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (El coro de ángeles y el grupo de alabanza entonan "AL MUNDO PAZ", mientras los pastores se levantarán e irán a Belén y adorarán al niño Jesús.) Al terminar el canto, todas las luces se apagarán, sólo queda la luz del narrador. Con discreción los demás cierran la cortina, se alista la pantalla, todos saldrán del escenario y se quitarán el pesebre y la banca.) NARRADOR: Así aconteció el nacimiento de Jesús. José, María y Jesús volvieron a Nazaret donde Jesús crecía, se fortalecía, se llenaba de sabíduria y la gracia de Dios era sobre él. Alrededor de sus 30 años, Jesús fue bautizado por

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Juan el Bautista y comenzó su ministerio de enseñar la verdad y de hacer milagros. Mucha gente de la nación de Israel aceptó a Jesús como su Mesías. Sin embargo, los líderes religiosos lo rechazaron porque no pudieron creer que Jesús era Dios encarnado. Le acusaron de blasfemia y lo condenaron a muerte. Con la ayuda de Poncio Pilato, Jesús fue sentenciado a morir en una cruz. Así el Señor Jesucristo llegó a morir por los pecados de todos. Al tercer día Jesús resucitó de los muertos y vive hoy para ofrecerle vida eterna a cualquier persona que crea de corazón en él como su Salvador personal. (Se apagan todas las luces, el narrador sale del escenario y el video de la película JESÚS se prende. Al terminar el video todo se deja oscuro, el subastador, el mundo, los vicios, Satanás, el alma subastada y Jesús regresan al escenario y las luces se prenden.) SUBASTADOR: ¡Díganos! ¿Puede usted superar la oferta anterior? JESÚS: ¡Sí! Soy Jesús, el Hijo de Dios, quien dio su vida por todos, incluyéndolo a él. He superado la oferta anterior. SUBASTADOR: ¿Con su propia vida? Adelante con su oferta. JESÚS: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto he venido a anunciar Buenas Nuevas. Todo aquel que esté cansado venga a mí y yo le haré descansar. Dios Padre no me envió al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por mí. Si creyeres en mí como tu Salvador personal, ya no estarás más en tinieblas espirituales. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Hoy yo te quiero dar la salvación de tu alma. Todo aquel que en mí cree, no será condenado, mas verá la gloria de Dios mi Padre y tendrá vida eterna. ALMA: Señor subastador, acepto la oferta de Jesús. ¡Quiero tener vida eterna! SUBASTADOR: ¿Se encuentra alguien aquí presente que pueda superar la oferta de Jesús? A la una. . . . . . . . ¿Alguien? A las dos. . . . . . . . ¿No hay nadie? ¡Y a las tres! ¡Señoras y señores, la subasta ha terminado! ¡Jesús el Salvador ha vencido! Todas las luces se apagan y se ponen luces en el grupo de alabanza que va a cantar “ÉL VINO A MI CORAZÓN” Cuando todas las luces se apagan, todos salen del escenario, menos Jesús y el nuevo creyente en Cristo. Después del canto, se apagan las luces. Jesús y el nuevo creyente salen del escenario en la oscuridad. Se quita el púlpito. (Las amigas Fer y Lupita entran caminando desde atrás de las sillas hacia la plataforma. Las ilumina la luz del reflector mientras caminan. Al llegar a la primera fila de sillas se encienden las luces del escenario para que se vean con claridad.)

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FER: ¡Waw! ¡Qué impresión! Imagínate que fuera realidad y yo fuera el alma subastada. LUPITA: ¿Sabes Fer? Todo esto que hemos visto, en forma dramatizada representa la realidad. Es lo que la gente de hoy vive: el afán por el dinero, las drogas y todas las cosas que destruyen. Satanás tiene muchos aliados y está ganando la batalla. Nos cierra los ojos a la verdad y endurece nuestro corazón. FER: (Con voz segura y fuerte) ¡Pués hoy no ganó! Hoy me he dado cuenta que yo misma estaba perdida, buscando cosas vanas, incluso en este día (ve con tristeza sus paquetes). Pero esta Navidad será diferente a las demás porque hoy he reconocido que el Señor Jesucristo es mi Salvador que murió por mis pecados. LUPITA: De verdad. ¿Lo crees? FER: ¡Claro que sí! Además de que entendí quién es Jesucristo, ahora creo en él y lo acepto como mi Salvador personal! LUPITA: ¿Qué te parece si hablamos con Dios por el cambio que se ha realizado en tu vida esta Navidad? (INCLINAN SU CABEZA PARA ORAR) LUPITA: Padre nuestro, te damos gracias por la muerte de Jesús en la cruz del Calvario, que supera todo lo que cualquiera puede ofrecer por nuestras almas. Te doy gracias que mi amiga Fer ha comprendido que Jesús murió por los pecados de ella. De verdad esta Navidad va a ser diferente para ella y para mí. Gracias te damos en el nombre de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Amen. FER: Gracias Señor Jesús por ayudarme a entender tu verdad. Yo te acepto hoy como mi Salvador personal. Gracias por nacer en Belén, gracias por tu muerte en la cruz por mis pecados, gracias por tu resurrección de los muertos y gracias por darme vida eterna. Amén. (Canción: “Cristo, yo creo en tí”) Se hace una explicación breve del evangelio y la invitación a creer en Jesús.

Después de la invitación a creer en Jesús, todos salen al escenario para decir ¡FELIZ NAVIDAD! FIN

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