Una comedia sobre parejas desparejas

Catherine Zeta-Jones, protagonistas meritorios de esta historia con poco brío. Pálida remake de un film danés. Jim Sheridan falla en la adaptación de esta ...
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Espectáculos

Página 8/LA NACION

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Jueves 25 de marzo de 2010

CINE/MUSICA Homenaje: en su nuevo disco evoca a Homero Manzi

Lidia Borda, con el corazón mirando al Sur Continuación de la Pág. 1, Col. 2

Justin Bartha y Catherine Zeta-Jones, protagonistas meritorios de esta historia con poco brío ALFA FILMS

Una comedia sobre parejas desparejas Otra versión de la conocida fórmula de la mujer madura que encandila a un galancito quince años menor Regular (( Amante accidental (The Rebound, EE.UU./2009, color; hablada en inglés). Dirección y guión: Bart Freundlich. Con Catherine Zeta-Jones, Justin Bartha, Lynn Whitfield, Kate Jennings Grant, Jake Cherry, Kelly Gould, Joanna Gleason, Art Garfunkel. Fotografía: Jonathan Freeman. Música: Clint Mansell. Edición: Christopher Tellefsen. Presentada por Alfa Films. 104 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.

Catherine Zeta Jones sigue siendo muy bella, pero los años ya la han capacitado para asumir el clásico papel de la mujer madura que le quita el sueño a un galancito quince años menor. La fórmula –con todos sus ingredientes– vuelve a ponerse en

marcha sin merecer demasiada actualización –salvo que se considere como tal la serie de apuntes bastante vulgares que se han añadido en la primera parte–, ni otra novedad que la de presentar la relación con la mayor naturalidad posible. Esta vez al jovencito en cuestión no le toca hacer reír a costa de torpes payasadas adolescentes: es un muchacho sensible que está tratando de superar un reciente fracaso sentimental y que, por esas cosas del azar, se ha convertido en baby sitter de los hijos de una bella señora recién divorciada que no tiene con quién dejarlos cuando sale a ganarse el pan. Los chicos son de esos que hablan como adultos y sólo existen en los films de Hollywood, pero resultan

fácilmente conquistados por el juvenil tutor temporario, que tanto se esfuerza por entretenerlos. Es el mejor camino para llegar al corazón de la mamá, como lo sabe hasta el espectador más novato. Y así sucede. No hay demasiados conflictos, salvo la resistencia que opone la familia del muchacho (Art Garfunkel se luce como el patriarca judío que había soñado para su hijo una ambiciosa carrera profesional) y algún choque con el ex marido de ella, que –también puede imaginarse– es un tipo de lo más despreciable. Amante accidental no ofrece mucho más material que una sitcom, sólo que en este caso la historia ha sido forzadamente estirada para llegar al largometraje valiéndose, por

ejemplo, de una larga secuencia turística que ilustra sobre el intensivo proceso de maduración vivido por el joven héroe en un recorrido por el mundo que parece una publicidad de agencia de viajes. La trillada historia interesa poco pero se sobrelleva sin esfuerzo, aunque acuse cierto bajón en el sector central y nunca alcance el brillo necesario que exige este tipo de comedias sentimentales con toques de humor. Lo mejor proviene del desempeño de Justin Bartha, de cuyas dotes de comediante ya se habían tenido claras pruebas en ¿Qué pasó ayer? Y Catherine Zeta-Jones es siempre una presencia agradable.

Fernando López

Pálida remake de un film danés Jim Sheridan falla en la adaptación de esta historia sobre dos hermanos opuestos Regular (( Hermanos (Brothers, EE.UU./2009, color; hablada en inglés). Dirección: Jim Sheridan. Con Tobey Maguire, Jake Gyllenhaal, Natalie Portman, Sam Shepard, Carey Mulligan. Guión: David Benioff, sobre el film Brodre, de Susanne Bier y Anders Thomas Jensen. Fotografía: Frederick Elmes. Música: Thomas Newman. Edición: Jay Cassidy. Presenta Distribution Company. 104 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años.

En 2004, la danesa Susanne Bier reflexionó en Hermanos sobre cómo una guerra que se desarrolla a miles de kilómetros de distancia puede trastornar bruscamente la vida de una familia y reavivar viejos y sordos conflictos nunca antes resueltos. Cinco años después, Jim Sheridan

propone esta remake que sigue bastante al pie de la letra la historia original, aunque subrayando el tema de los daños colaterales e introduciendo algunas variaciones que debilitan el engranaje dramático. La comparación es inevitable. La historia habla de dos hermanos: uno, Sam, el hijo modelo, orgullo de su padre, casado con la chica más linda de la escuela y padre de dos hijas, se ha integrado a los marines para luchar en Afganistán (en el original, iba a cumplir tareas de reconstrucción). El otro, Tommy, acaba de salir de la prisión, donde estuvo encerrado por un robo que parece haber sido una travesura juvenil (en la versión danesa era la típica oveja negra: bebedor, violento e irrecuperable). Cuando el soldado es dado por muerto (en realidad, es prisionero de feroces tali-

banes), Tommy experimenta una total metamorfosis y asume de algún modo el papel de su hermano en un inesperado intercambio de identidades. El drama, obviamente, estallará cuando el equívoco se resuelva y el hijo pródigo regrese tras haber vivido experiencias terribles que lo marcaron para siempre. Culpa, perdón, incomprensión, malentendidos y celos se mezclan confusamente, mientras se desliza alguna duda sobre la legitimidad de la presencia de tropas norteamericanas en Afganistán. El guión de David Benioff es sólo el primero de los errores culpables de esta remake frustrada. Los personajes se explican por sus palabras y no por sus acciones. El diálogo (sobre todo el puesto en boca de las chicas) es tan elemental como poco creíble. Sheridan dirige con una chata cal-

DISTRIBUTION COMPANY

Tobey Maguire y Natalie Portman

ma que se parece a la indolencia, y el elenco (excepción hecha de Sam Shepard y Carey Mulligan) sufre las consecuencias de un casting despistado (Maguire, Gyllenhaal), o de la franca inexpresividad (Portman). En tales condiciones, no hay drama que conmueva por mucho histrionismo que se intente exhibir hacia el final. Todo suena falso e impostado. Difícil comprometer el ánimo del espectador con armas tan débiles.

Fernando López

Sigue el escándalo

tacto con su arte y su forma de vida, que terminaron de modelar aquel que construyó un imaginario su versión de Manzi: “Desde que del hombre existencial que deam- se vino de Añatuya se fue a vivir a bula con su derrotero, amores y Boedo directamente, sin pasar por desencuentros, entre el campo y la el centro de la Capital. Cuando esciudad. Algo de esa periferia barrial taba haciendo el disco me imaginé se percibe en la vida cotidiana de ese tránsito que hizo del campo a Lidia. Los timbres que suenan. La la ciudad, y cómo eso forjó esa mamadre que trae a la hija del colegio. nera evocativa y contemplativa de La pava de mate que se va enfrian- su poesía”. Cada barrio tiene sus mitos. Desde do con la charla. “Homero vivió toda su vida en que se mudó, Lidia no deja de escuBoedo, se nota en su música que ca- char historias alrededor del poeta, minó estas calles, que conocía a la guionista de cine, intelectual y miligente, que veía al obrero y al veci- tante, que fue una voz generacional no común. En algún punto tenemos de los 50. “Alguien me decía que él una vida parecida. Hay una cercanía solía pararse en la esquina de 24 de geográfica, un pensamiento y una Noviembre y Garay mirando hacia sensibilidad empática con Manzi. el sur de la ciudad, como si estuviera A mí me gusta vivir en un barrio y mirando hacia el lado del campo, y estar en la periferia porteña. Me en- se quedaba mucho tiempo así. Para canta este paisaje donde se mezclan mí en su obra siempre aparece esa fábricas, depósitos, gente obrera y mirada de regreso al campo. Me lo clase media”, detalla la cantante imagino como un hombre que inLidia Borda, que en estos días está ternamente estaba en un tránsito presentando la obra dedicada ínte- entre un lado y otro, en ese límite gramente al poeta santiagueño en impreciso de la ciudad de principio de siglo, cuando las calles de tierra un ciclo en el Torquato Tasso. pasaban a ser empedrado.” Romance de barrio Esa metáfora la acompañó en su “Manzi es un tránsito ineludible propio viaje interno, durante todo en mi trayectoria y aparece todo el el proceso de creación del disco, patiempo. Desde mi primer ra descubrir en su voz el disco está presente. Pero mundo de Manzi. “Yo tamPARA AGENDAR hacía rato que tenía gabién me paré en ese misLidia Borda, nas de hacer un disco todo mo lugar de tránsito para La cantante interpretar estas canciode Manzi. La cuestión era presenta ¿qué hacer? Hay un montón nes, porque a mí me pasa Manzi, camide temas increíbles que esque arrastro el campo por nos de barro parte de mi mamá, que es tán muy versionados. Eny pampa. de la provincia de Buenos tonces empecé a buscar en Torquato Aires. A la vez tengo la colas cosas del campo y esas Tasso, Demelodías divinas con Piana, sa urbana de los domingos fensa 1575. que es otra bestia”, cuenta en familia escuchando Hoy, mañana tangos, aunque mi formala cantante de tangos, que y pasado mañana, a las se fue metiendo en la obra y ción es bastante más am21. Entrada, en la vida de Homero. plia. Entonces me parecía $ 60. interesante poder abarcar Sobre la mesa descansa un folio con toda la obra esos otros aspectos de su recopilada por Acho Manobra, como yo lo hago en zi. Las partituras integrales fue- la música, con sus cosas más camron el mapa que siguió Lidia Bor- peras y folklóricas.” da, como una expedicionaria, para Cada proyecto de Lidia Borda se transitar por esa geografía rural y separa de los clisés del género tanurbana. Envuelto en una atmósfe- guero. Siempre sorprende, abordanra criolla, el disco Manzi, caminos do material poco transitado, como de barro y pampa es un recorrido cuando apareció, en 1996, con un por exquisiteces de aires folkló- disco de tangos que evocaba a las ricos (“Ay de mí”, con la guitarra cancionistas del treinta, o su traeléctrica de Luis Borda; “Flor de bajo anterior, donde reivindicaba cardo”; “Pampa Luna”, o “Pluma la obra del Tata Cedrón, un periféde nido”); milongas como “Oro y rico del ambiente. “Siempre acepté plata” y “Milonga triste”; valseci- con gratitud el sello de cantante de tos como “Gota de lluvia”, y crea- tango, aunque prefiero que me diciones imbatibles como “Romance gan que soy cantante. Me encanta cantar tangos y creo que es lo mío. de barrio” y “De barro”. La voz de Lidia Borda se acom- Me apropié del género, pero no soy pasa a la letanía de los versos y conocedora. Cuando uno se mete paisajes rurales de Manzi, con la con el género no lo terminás de cualidad de la discreción, la sen- conocer profundamente. Es como sibilidad y la increíble belleza de una pareja, siempre hay un missu interpretación. Pero para hacer terio, una parte que no terminás carne esas canciones del poeta –en de conocer. Y eso es lo interesante, sociedad con Piana, Troilo, Charlo, es como el oscuro objeto del deseo, Lipesker, Gutiérrez– la búsqueda eso es lo que atrae. Y ese camino no fue sólo sonora. “Leí mucho so- de buscar y de ir hacia algo que no bre su vida para entenderlo com- es del todo conocido es lo que me pletamente. Hay una biografía de gusta. Es un camino de búsqueda, Aníbal Ford que es bellísima y me más que de seguridad.” En el equiayudó a sacar ese perfil poético y po suena “Romance de barrio”. La muy barrial, de la cosa sencilla, las ronda de mate se renueva y la pasensaciones y cierto sentimiento va a punto de hervir chilla en la gauchesco que recobré en el dis- cocina. Por la ventana se cuela el co”, cuenta Lidia. rumor de la arboleda, anunciando El diálogo con la obra y vida de la tormenta. Manzi le permitió a la cantora encontrar distintos puntos de conGabriel Plaza

ARCHIVO/AP

El matrimonio, en épocas felices

El marido de Bullock, en apuros Los rumores acerca de la situación sentimental de Sandra Bullock y quien muchos ya señalan como su ex marido, Jesse James, van y vienen con una velocidad sólo posible en Hollywood. Ayer, mientras un vocero de la actriz ganadora del Oscar –que no ha hecho declaraciones desde que se desató el escándalo– desmentía la información del sitio TMZ.com de que Bullock ya había contratado a un abogado para llevar adelante su divorcio, la publicación online contraatacaba revelando que en 2007, cuando ya estaba casado con la intérprete, James había pagado a una empleada 700.000 dólares como arreglo tras una demanda por acoso sexual. Por su parte, Jeanine Lindemullen, la primera esposa de James, dijo en una entrevista con que él es un “adúltero serial” y que cuando Bullock trabajaba, el mecánico se “aburría y se metía en problemas” y que todos sus empleados sabían de sus infidelidades.

La cantante, con el corazón en el sur y la casa en Boedo DIEGO MARTINEZ