Un maestro del relato breve

13 mar. 2010 - Wolff lleva aquí al paroxismo el minimalismo de sus relatos y, curiosa- mente, ese laconismo potencia el efecto disruptivo y desconsolador de ...
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NARRATIVA EXTRANJERA

Un maestro del relato breve POR PATRICIO PRON Para La Nacion

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res libros de relatos han bastado para que Tobias Wolff (Birmingham, Alabama, 1945) sea reconocido como uno de los mejores cuentistas estadounidenses vivos. Cazadores en la nieve (1981), De regreso al mundo (1985) y La noche en cuestión (1997), colaboraciones en The New Yorker, The Atlantic y Harpers y la obtención del premio Pen/Faulkner en una ocasión y del O’Henry en tres han ratificado su condición de maestro del género. Sin embargo, hacía más de una década que el autor no entregaba una muestra de su talento para el relato breve, un silencio que Aquí empieza nuestra historia rompe con diez nuevos cuentos. A ellos se les suman otros veintiuno de la obra cuentística anterior, que el autor ha corregido aquí teniendo en cuenta las sugerencias hechas por editores, antologadores y casi cualquier otra persona que los hubiera publicado en el pasado y tuviera, como escribe Wolff, “algo útil para decir”. Y aunque el lector que haya

leído estos relatos en su versión original pueda desconfiar de que la perfección formal de cuentos como “En el jardín de los mártires norteamericanos”, “Cazadores en la nieve” o “El hermano rico” pudiera ser mejorada, lo cierto es que en Aquí empieza... el escritor logra que esos relatos y otros como “Avería en el desierto, 1968” o “La noche en cuestión” –considerados por ciertos lectores la expresión más perfecta de su extraordinario talento narrativo– resulten aún mejores: más breves, más precisos y más directos. Wolff lleva aquí al paroxismo el minimalismo de sus relatos y, curiosamente, ese laconismo potencia el efecto disruptivo y desconsolador de algunas historias. Aquí empieza... muestra a un Tobias Wolff más cercano aún al “realismo sucio”, la tendencia en la que la crítica lo incluyó junto a Richard Ford y a Raymond Carver. Como las de estos dos autores, las historias de Wolff se caracterizan por una prosa directa, escueta y simple en apariencia, cuyos personajes son personas comunes y nada heroicas que se encuentran en situaciones coti-

Tobias Wolff MARK COGGINS/FLICKR/CC

dianas y de a ratos absurdas, que manifiestan su incapacidad para comunicarse con los demás y para comprender el mundo que los rodea. Los personajes de Aquí empieza... son periodistas despedidos por escribir un obituario a la persona equivocada, niños que encuentran en las mentiras una forma de restituir un sentido al mundo que les rodea, hermanos que no se entienden, parejas que rompen durante un viaje por el desierto, una mujer que espía a sus vecinos o unos amigos que se embarcan en una jornada de caza que sólo puede salir mal. Todos ellos se enfrentan a circunstancias ex-

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traordinarias y a problemas cotidianos de la misma manera: con la perplejidad de quien no comprende cabalmente lo que le sucede ni la clase de fuerzas que guía todas las vidas. Como escribió Edward Guthmann, “la alquimia de Wolff en estas historias es extraña y profundamente transformadora. Ellas se elevan inevitablemente sobre su tema ostensible hasta algún terreno universal. Cómo Wolff consigue este efecto es prácticamente un milagro. Lo consigue sin una prosa particularmente llamativa pero que tiene a paladas inteligencia, compasión y una apertura radical a las sorpresas inexplicables de la vida”. El libro resulta imprescindible para conocer una obra de engañosa sencillez y asombrosa profundidad psicológica, que sintetiza y enriquece la soberbia tradición del cuento de Estados Unidos. Es la lección de un maestro del relato breve, la introducción perfecta a un autor que –como lo prueban los diez nuevos relatos que componen esta selección– está en lo más alto de su carrera. © LA NACION

Sábado 13 de marzo de 2010 | adn | 13