Un largo camino a Alaska

12 sept. 2010 - une Ipiales y Popayán; el tramo de la histórica ruta 66 entre los pueblos de. Williams y Kingman, en Estados Unidos, y la ruta 93 llamada de ...
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Página 8/LA NACION

Turismo

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Domingo 12 de septiembre de 2010

VIAJEROS EJEMPLARES

Un largo camino a Alaska Walter Paganti y Marcelo Adaro tenían poco tiempo, pero lo lograron. En 90 días desde Buenos Aires atravesaron el continente en auto Por Andrea Ventura De la Redacción de LA NACION Invocar a la selección argentina siempre abre puertas en los viajes por el exterior. De eso están más que seguros Walter Paganti y Marcelo Adaro, dos amigos que desde 9 de Julio manejaron hasta Alaska en camioneta. “En uno de los pasos fronterizos de América Central, al revisarnos la camioneta, nos encontraron la caja de repuestos originales Toyota que llevábamos y nos dijeron que no se pueden pasar repuestos nuevos. Tratamos de explicarles que eran para uso de nuestra camioneta en un viaje continental. Siguieron las discusiones hasta que vieron la bolsa con camisetas de la selección argentina y se volvieron locos. Una para cada policía y se terminó el problema de contrabando de repuestos nuevos. Fue un éxito haber llevado 40 camisetas de la selección para repartir en el camino”, recuerdan. Llegaron hasta el pueblito petrolero de Deadhorse en la bahía de Prudhoe Bay, en el extremo norte de Alaska, en un viaje de apenas 90 días, con un recorrido de más de 23.500 kilómetros, y después volvieron hasta San Francisco para embarcar el auto y regresar en avión. Sí, no se tomaron uno o dos años sabáticos como suelen hacer muchos viajeros para recorrer el continente, sólo tres meses para las tres Américas. “El principal condicionante de nuestro viaje fue el tiempo. Cuanto menos días tenés, más hay que planificar.” Ellos planificaron al detalle, con visitas previas a las embajadas, revisión de mapas de cada país, posibles services para la camioneta, lugares por visitar, y el infaltable GPS, el nuevo compañero de viaje. Hasta reservaron con mucha anticipación los servicios de un barco

carguero para que cruzara el vehículo entre Colombia y Panamá, algo que por tierra es prácticamente imposible. Incluso escribieron un blog para que familiares y amigos pudieran seguir sus pasos (www.hastaalaskaentoyota.com.a). Partieron rumbo a Salta, cruzaron por el Paso de Jama a Chile y siguieron por Perú, Ecuador y Colombia. En América Central atravesaron seis países: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Después México, Estados Unidos, Canadá y finalmente recorrieron el estado de Alaska. Todo a bordo de una Toyota

Del recorrido por 14 países trajeron muchas anécdotas, por ejemplo cuando se enfrentaron a una tormenta tropical Land Cruiser 2008 y con el esfuerzo de viajar muchos kilómetros por día. En el recorrido por 14 países trajeron una buena cantidad de anécdotas ruteras; por ejemplo, cuando se enfrentaron a una tormenta tropical. “Tuvimos que hacer 2500 km por América Central y el sur de México azotados por la tormenta tropical Alex. Las rutas estaban muy deterioradas y encima inundadas, casi como ríos. No podíamos parar porque los noticieros informaban que en El Salvador y Guatemala se habían caído tres puentes y teníamos miedo de quedarnos muchos días varados, con lo que se nos arruinaría el viaje.” Si pudieron con una tormenta tropical, cómo no iban a poder con un oso. Una tarde, el tranquilo Deadhorse se alborotó con la presencia de un oso gri-

zzly (de los más grandes) y ellos, con la camioneta, colaboraron con la policía local para espantar al temible oso del pueblo. Final feliz, por supuesto. También se les complicó bastante en los pasos fronterizos, especialmente en América Central. Como el episodio con las camisetas de la selección hubo más: “Las fronteras en América Central son increíbles, llenas de gente que se viene encima de la camioneta; son muy burocráticos; tuvimos mucha sensación de inseguridad. Hay que pasar por un montón de oficinas, presentar muchas fotocopias y pagar toda clase de aranceles. Los cruces entre Nicaragua, Honduras y El Salvador hay que hacerlos siempre de día, es muy inseguro llegar a estos lugares de noche”. Ente las rutas más lindas y seguras eligieron cuatro. En Colombia, la que une Ipiales y Popayán; el tramo de la histórica ruta 66 entre los pueblos de Williams y Kingman, en Estados Unidos, y la ruta 93 llamada de los Campos de Hielo entre Lake Louise y Jasper, dentro del Parque Nacional Banff, en Canadá. También la ruta final del recorrido entre Fairbanks y Deadhorse llamada Dalton Highway, conocida como la ruta de los Camioneros de Hielo. “Gran parte del recorrido es de ripio y nos gustó mucho por los paisajes, porque permite cruzar el Círculo Polar Artico y son más de 800 km muy inhóspitos y solitarios donde prácticamente lo único que se ve son camiones y animales.” Todavía esperan que llegue la camioneta a Valparaíso, para regresar a 9 de Julio otra voz al volante, como broche de oro. “Se nos cumplió la premisa de que estos viajes se disfrutan tres veces: cuando se planifican, cuando se hacen y cuando se cuentan a los amigos.” Seguramente ahora disfrutarán del viaje por cuarta vez, cuando lo lean.

Paganti y Adaro cruzaron un túnel natural en el Parque Nacional Secuoia, en California