TROFOLOGIA Y NUTRICION 3

de la enfermedad, especialmente en el reumatismo y la gota. Un organismo sano tiene que mantener un pH de la sangre ligeramente más alcalino que ácido.
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Ya hemos visto previamente el mecanismo de la combinación de bases y ácidos para la formación de las sales orgánicas. Vimos también que, normalmente, la sangre tiene el carácter de "alcalina". señalamos el peligro de la formación de urea y otros ácidos difíciles de eliminar, y del estado llamado "acidosis". Esto exige una nueva aclaración: Hemos visto que las principales bases, el sodio, el potasio, el magnesio, el calcio y el amoníaco, en combinación con ácido fosfórico, o sulfúrico, o clorídrico, o carbónico, o láctico, forman una sal que se llamará respectivamente: fosfato de sodio, o cloruro de sodio, o sulfato potásico, o sulfato sódico, o carbonato calcico, o fosfato magnésico, etc. La combinación de esas bases y ácidos se realiza en cantidades proporcionales a otras fijas características, que se denominan Así un equivalente-gramo de sodio (31 grs.) y un equiv.-gr. de calcio (28 grs.), se unen formando un equiv.-gr. de carbonato sódico; un equiv-gr. de sodio (31 grs.) y un equiv.-gr. de ácido sulfúrico ( 4 9 grs.), forman un equiv-gr. de sulfato sódico; un equiv-g. de calcio (28 grs.) y un equiv.-gr. de ácido carbónico, forman un equiv.-gr. de carbonato calcico, etc. Estas sales, formadas por un número equivalente de equivalentes-gramos, son llamadas sales neutras.

En cambio, cuando hay mayor número de equivalentes, según sean éstos de bases o ácidos, se denominan sales básicas o acidas, según el predominio de aquéllos. Se llaman bicarbonatos, bisulfatos, etc'", o carbonato básico, etcétera. El bicarbonato, por ejemplo, está formado por 2 equiv.grs, de ácido carbónico y un equiv.-gr. de base.

es, pues, necesario establecer un equilibrio entre la cantidad de alimentos acidificantes y la de los alcalinos. Tomando O (cero) como punto de partida, para expresar el estado neutro, en el que se equilibran ácidos y bases, emplearemos los signos m.á., para significar "más ácidos", y m.b, para "más bases' y las cifras expresarán el exceso de ácidos o bases, en miliequivalentes-gramos, para mayor comodidad.. Los datos que utilizamos han sido extraídos de las tablas del famoso bioquímico sueco Ragnar Berg, fallecido en 1956. Entiéndase bien que no pretendemos inducir a nadie a comer con la balanza en la mano, sino dar al cursista una idea aproximada del valor bioquímico de los alimentos, para facilitar su elección. Dentro de un cierto margen, nuestro organismo posee amplias facultades para elaborar las substancias necesarias, siempre que le proporcionemos las materias primas en forma adecuada. Con respecto a la alcalinidad del organismo, diremos solamente que parece necesario que la proporción de bases supere al exceso de ácidos en unos 30 m.e.grs. diarios. Daremos algunos ejemplos de comidas acidificantes y otras alcalinizantes:

Si agregamos 300 gramos de pan blanco; 100 gramos de verduras del puchero, para la cual tomamos por base el repollo, algo de grasa, o manteca, o aceite. Agregamos ensalada o fruta, por las cuales tomamos por base la manzana, aunque mucha gente pobre casi no usan frutas, especialmente en los pueblos del interior-

En conjunto, encontramos en este menú 64 m.e.grs. de acidez contra 14.3 de excedente de bases. Sería aún mayor la acidez si agregáramos algo de queso o de huevos. Para neutralizar esos 49.7 de exceso de ácidos, sería necesario agregar a ese menú 200 gramos de ensalada variada (lechuga y tomates o cebolla, etc.), lo que daría unos 28 m.e.gr., faltando todavía 40 m.e.gr. para lograr el excedente de bases necesarias.

Como se ve, tenemos aquí un excedente considerable de bases sobre el exceso de ácidos del menú precedente. Si tal menú, en lugar de papas contuviera pastas y pan no sería tan alcalinizante, pero podría siempre en principio equilibrarse, de la siguiente forma:

(1} Tomamos la lechuga como base, pero agregando otras ensaladas el resultado sería aproximadamente el mismo.

Entre los más notables experimentadores sobre estas cuestiones nombraremos al danés doctor Hindhede y al alemán doctor Cari Rose. Las experiencias de este último se realizaron durante años, sobre él mismo y oíros sujetos, llegando finalmente a las siguientes conclusiones:

1°—Hemos visto anteriormente que las bases neutralizan los ácidos, entre ellos, naturalmente, el ácido úrico. El predominio de bases disminuye, pues, la formación de dicho ácido úrico, aumenta su solubilidad y facilita su eliminación al determinar la degradación normal y total de las proteínas hasta formar urea. 2°—Al destruirse en el cuerpo las proteínas celulares o alimenticias se producen ácidos orgánicos que tienden a acidificar la sangre. El organismo se defiende eliminando dichos ácidos por la orina. Pero tal eliminación es limitada y el exceso irrita el riñon, desmineraliza y puede determinar, a la larga, a la albuminuria y la uremia.

Estos ácidos pueden, sin duda, neutralizarse por medio de las reservas alcalinas y las bases alimenticias, pero cuando se agotan las reservas y la alimentación no aporta suficientes bases, el organismo tiene que procurar dicha neutralización por medio de los fosfatos y carbonates de calcio de los huesos y dientes y de las bases de los tejidos, con la consiguiente formación de caries, pérdida de peso específico, raquitismo, tuberculosis, etc., etc. 3°—Por fin, se sabe que se forma amoníaco con la destrucción de las proteínas, el cual combate la acidosis. Pero resulta de eso un círculo vicioso. Rose experimentando un régimen sin bases, necesitaba consumir 760 gramos de carnes (142 gramos de proteínas), para obtener un balance proteico positivo que obtenía fácilmente con 27 gramos de proteínas de papas (1.350 gramos de papas), consumiendo, en ambos casos, vegetales ricos en bases y pobres en ácidos minerales. Hindhede, en el Instituto de la Nutrición, de Copenhague, llegó a las mismas conclusiones que Rose, consiguiendo obtener el equilibrio positivo de proteínas con la ingestion.de 22.8 gr de proteínas de patatas con manteca y 4.000 calorías, realizando sus sujetos los trabajos más duros. Todo esto viene a demostrar, como decía el doctor J. P. Borrell, de cuya obra extractamos parte de estos datos: "los alimentos que mejor cumplen estos requisitos son: la leche, las patatas, las frutas y las verduras. Estas tendrían que constituir la dominante en una mesa bien servida. La experiencia del autor de estas líneas y de los millares de personas, de todas las edades y en los más diversos climas, que siguen su misma orientación, confirman ampliamente estas conclusiones. El que estas líneas escribe tiene ya 47 años de práctica vegetariana exclusiva, habiendo llegado en ocasiones a la supresión absoluta de ovo-lacticinios, manteniéndose perfectamente con una ración de proteínas que no pasa de 30 – 40 gramos diarios, en salud cada vez mejor.

La ración albuminoidea de sus dos hijos comprende cada día algo de huevo o queso y leche, con abstención absoluta de carnes, que nunca probaron. Aunque usan ovo-lacticinios, los toman en cantidad muy moderada, orgánica y su ración proteica no pasa de los 30 -40 gramos, con los cuales crecen normalmente y gozan de perfecta salud.

He aquí indiscutiblemente el régimen que corresponde a los caracteres fisiológicos humanos. El siguiente cuadro comparativo de las características fisiológicas de los carnívoros, herbívoros, granívoros y frugívoros, nos dará una clara explicación al respecto:

Misma fórmula dentaria, misma conformación del estómago e intestinos, misma eliminación de urea, toda la constitución del hombre, análoga a la de los monos superiores, es la de un frugívoro y como los frugívoros, debe buscar sus bases minerales en las frutas y verduras suculentas, las que debieran formar siempre lo esencial de nuestro régimen. (3) Mucho más agudos y largos que los del hombre.

Las verduras pierden un tercio de sus minerales y hasta noventa y cuatro por ciento de sus sales alcalinas importantes. Esta falta de sales nutritivas, especialmente en una dieta de carne pesada, se traduce en un exceso de ácido, que se presenta en diversas formas de la enfermedad, especialmente en el reumatismo y la gota. Un organismo sano tiene que mantener un pH de la sangre ligeramente más alcalino que ácido. Berg aprendido de sus experimentos que los vegetales, que son alcalinos cuando están crudos, resultan ácidos a su vez cuando se cocinan. Vegetales como las legumbres, que son ácidos, para empezar, son incluso más ácidos después de la cocción. Según Berg, el valor de los vegetales reside en su contenido alcalino, sus vitaminas y sus otras sustancias. Estos nutrientes son solubles y los primeros se pierden en el proceso de cocción. Berg hizo una advertencia especial contra conservas vegetales, que se cocinan hasta siete veces a alta temperatura para su conservación. Según su investigación, la proporción ideal de la dieta en la salud y la enfermedad (prevención) es 80% alcalina y 20% de ácida. Las conclusiones acerca de los trastornos del metabolismo de los minerales fueron establecidos en sus experimentos. Sus investigaciones científicas han llevado a la utilización de las bases (o alcalinos) y las mezclas de minerales como una terapia complementaria para muchas enfermedades. Desde su trabajo, ha sido una de las terapias básicas en la curación natural. En su libro , describe la curación de las heridas sorprendentemente rápida, y destaca que los pacientes hicieron un régimen de verduras crudas, como zanahoria, espinaca, lechuga fresca y papas. Estos pacientes resultaron particularmente con un déficit en vitaminas del complejo B, deficiencia que favorece la formación de los glóbulos blancos extra y pus. Sus trabajos sobre la nutrición todavía se utilizan como libros de texto en muchas facultades de medicina.

Las desarmonías entre ciertos alimentos era ya conocida de los antiguos. Hipócrates se refiere a ellas en sus aforismos. Cierto papiro egipcio — según dice Carlos Brandt — refiere que Athoter, médico egipcio que ejercía 6.000 años antes de Cristo, ya sostenía teorías análogas. En siglo XX, médicos norteamericanos, tales como Hanish, Cristian y W. Hay, han llamado la atención sobre este punto, estableciendo reglas de combinaciones armónicas entre los alimentos. Hace ya más de 55 años que el naturista Dan publicó en la Argentina la obra , que se decía inspirado en la teoría del doctor Hanish. Más tarde fueron experimentadas y propagadas por varios naturistas, entre los cuales se encuentra el profesor Juan Esteve Dulin, y propagadas por él, en todos los países de habla hispana. El profesor Dulin conoció esta teoría en Montevideo a principios del siglo XX y desde entonces, hemos realizado a su respecto infinidad de observaciones.

1°—Es indiscutible que la mezcla de substancias alimenticias diversas modifica la digestibilidad gastrointestinal de las mismas. Puede ser buena si las referidas sustancias armonizan; en el caso contrario, nuestra experiencia no nos deja lugar a dudas que muchos estados de preparación mórbida tienen una de sus causas en las mezclas inarmónicas entre los alimentos.

2°—Los efectos de las incompatibilidades son más o menos notables, según la sensibilidad, la fuerza o debilidad digestiva y la capacidad o incapacidad metabólica de cada sujeto. Las personas de temperamento bilioso o nervioso son más sensibles, en general, a las mezclas inarmónicas, que las de temperamento sanguíneo o linfático; los artríticos en general son muy sensibles a ellas. La insuficiencia del hígado crea igualmente una sensibilidad mayor, la que hace que personas que no notaban las incompatibilidades cuando más jóvenes, las van notando a medida que la capacidad metabólica del hígado flaquea.

3°—Hay, sin duda, quienes han sostenido teorías arbitrarias, en base a su exclusiva experiencia personal, cuando no con el prurito caprichoso de distinguirse y pasar por "descubridores". Los síntomas que se atribuyen a incompatibilidades pueden ser debidos a intolerancias individuales, o a otras causas circunstanciales. Sólo la repetición de las observaciones sobre muchos individuos puede justificar un juicio sólido. A pesar de lo dicho, cualquiera puede verificar la existencia de un cierto número de desarmonías, con sólo pasar un tiempo con nuestro régimen y luego otro tiempo al régimen corriente. Sigue una lista de las desarmonías que el autor ha verificado:

(cereal, tubérculos, leguminosas secas, castañas, bananas), en una misma comida, hace más pesada la digestión de las personas de buen estómago y la vuelve penosa en los dispépticos. Es la principal causa de acidez en los hiperclorhídricos, las que desaparecen cuando se usa un solo farináceo en cada comida (influyen también, naturalmente, la cantidad calidad, cocción, condimentación y masticación). Insistimos en que los males observados por culpa de los amiláceos dependen, en mucho, de los excesos, especialmente de pan, que los latinos solemos hacer.

(carnes, huevos, leche, queso, nueces, cocos, etc.), mezclados retardan la digestión, suelen provocar fermentaciones más o menos pútridas, molestias gástricas en los ptósicos, con más seguridad en el intestino, en especial en los estreñidos y eolíticos. Las peores incompatibilidades son las de carnes y ovo-lacticinios, pero existen también entre nueces, cocos, etc., y los referidos productos animales.

Leche con verduras produce fermentaciones intestinales y, en los débiles digestivos, indigestiones, cólicos, sequedad de vientre, etc. Las frutas ácidas con la leche suelen producir dolores de estómago o diarreas a algunas personas, pero esta mezcla que los com-

patibilistas norteamericanos dan como buena, es efectivamente bien tolerada por muchas personas. Las frutas acidas con amiláceos (cereales) deben evitarse, pues, tal mezcla resulta particularmente acidificante y mucógena (produciendo catarro). Azúcar, frutas azucaradas o miel con leche es otra mezcla inarmónica que vuelve la leche indigesta. Azúcar, fruías azucaradas o miel con grasas (aceite, manteca, grasa) causa fermentaciones, eructos, acidez, etc. Leche con crema, o leche con queso, o queso con crema, aunque parezca raro, resultan inarmónicas, causando pesadez, cabeza caliente y fermentaciones, a los dispépticos, débiles digestivos, insuficientes hepáticos y artríticos. Algunos compatibilistas norteamericanos sostienen que la peor incompatibilidad sería la mezcla de albúminas con almidones. Justifican esta afirmación diciendo que la digestión de las albúminas es ácida, mientras la de los hidrocarbonados es alcalina, razón por la cual no se deben comer juntos. Nuestra objeción es que todos los alimentos amiláceos contienen también una cantidad bastante elevada de albúminas (proteína vegetal). Sólo las carnes, por otra parte, son carentes de hidrocarbonados. Los partidarios de dicha teoría indican comidas exclusivas de carne, con verduras y frutas, sin pan, ni amiláceos (Famosa dieta Atkins, con notables efectos adversos).

En cambio, nosotros creemos que la incompatibilidad es entre albúminas heterogéneas, o entre almidones de diverso origen, siendo basada esta convicción en observaciones de muchos años, en ya , tres generaciones de Médicos Naturistas. Sabemos, sin embargo, que la acidez aumenta cuando hay exceso de albúmina (urea y ácido úrico), o de almidones (ácido láctico, ácido carbónico) y ese exceso de ácidos en la sangre, causante de consumo excesivo de sodio, es determinante de la acidez humoral, o Por otra parte, el solo hecho que la acidez del jugo gástrico, que se manifiesta por las tan molestas "acideces", después de las comidas, desaparece desde el momento que no se mezclan más varios amiláceos en una misma comida, es suficiente prueba de esa incompatibilidad. En realidad, la comprobación de las desarmonías alimenticias, nos lleva, por otro camino, a la práctica de la sobriedad.

Los pueblos más fuertes, resistentes y sanos han sido siempre aquellos que llevaron una vida sobria. Él pueblo griego se alimentaba con frutas, miel, cereales y leche de cabras. Esta es todavía la alimentación dominante de los habitantes de la Isla de Creta, donde hemos visto los más hermosos tipos de la antigua raza helénica. Los romanos se alimentaban de verduras, tubérculos y cereales (principal dieta de los luchadores y gladiadores).

Los egipcios de pan de trigo y hortalizas, y dicen que los miles de obreros que edificaron las Pirámides, se alimentaron de pan negro y ajos. El campesino italiano, según las regiones, se alimenta de pan de trigo o de polenta, con verduras, ajo y cebolla. Hemos visto obreros italianos emigrados a Francia, alimentarse preferentemente de pan con cebolla y vino a los sábados y domingos, realizando una tarea abrumadora, en trabajos de carreteras, gozando de perfecta salud. En el Paraguay, hemos visto también a gente del campo alimentándose con una sobriedad asombrosa, con un poco de mandioca, o un plato de mazamorra de maíz pisado, cocido en agua, alguna fruta, a veces, y mate. El gaucho argentino mismo, si bien era muy carnívoro, no hacía mezclas en sus comidas, las que se componían de carne asada y mate, con galleta dura o locro, o pororó, según las regiones. Si bien esta alimentación no se puede considerar racional para el ser humano, es menos irracional que la alimentación a base de carne, pan blanco, huevos, queso, leche hervida y dulces, con varias mezclas inarmónicas en cada comida, que hacen tantas familias en las ciudades modernas. El ejemplo de los pueblos citados, de la salud y longevidad de que gozaban, demuestra bien a las claras, a la luz del buen sentido, que las muchas mezclas no son necesarias y que el único objeto de combinar varios alimentos en una comida, es completarla en aquellos principios que se hallan en cantidad insuficiente en cada substancia. Siendo así, con un alimento hidrocarbonado (amiláceo, como cereal o tubérculo); un azoado (proteico, albuminoso, como huevos, o queso, o nueces) (Hay amiláceos que contienen bastante proteínas (trigo, avena), y con los cuales la adición de un albuminoso resulta fácilmente excesiva. No se deben agregar tantas proteínas al trigo, por ejemplo,

que ya contiene 10 a 12 por ciento, como a las papas, que sólo contienen 2 por ciento); una substancia grasa, como condimento (aceite o manteca); un mineralizante (hortaliza, en forma de raíces y verduras, porotos y arvejas frescas o chauchas) y alimentos vitaminizantes crudos (ensaladas y frutas crudas). Se entiende las frutas que armonizan con las verduras, como son las manzanas jugosas. limas, mamón, paltas) , en suficiente cantidad tendremos un menú perfecto. Sería completamente innecesario mezclar en la misma comida dos clases de farináceos, ya que una sola basta; o dos clases de azoados, que la experiencia demuestra que son indigesta e intoxicantes. Las mezclas incompatibles son además innecesarias e indefendibles desde cualquier punto de vista. El mismo gusto las rechaza, una vez reeducado (Muchos arguyen no sentir molestia por las que llamamos "malas mezclas". El organismo se defiende eficazmente, al parecer, contra muchos otros errores como el alcohol, los condimentos fuertes, el azúcar refinado, la nicotina, etc. Que quien no comprenda la ventaja de anticiparse a las molestias, para evitarlas, que siga su camino hasta que venga el dolor a llamarlo a la realidad.

Hanish instruía de la naturaleza "eléctrica" de unos alimentos y "magnética" o neutra de otros. Pero esto se aplicaría especialmente a las verduras y a las frutas, según él, de naturaleza eléctrica estas, magnética aquéllas.

Esto no explicaría la incompatibilidad de amiláceos o de albuminoideos entre sí, aunque Hanish agregaba que las mezclas producen fermentaciones "por ser unos alimentos muy diferentes y otros demasiado semejantes". Claro que esta explicación puede ser tachada de demasiado "empírica", por el estilo de la de Hipócrates cuando decía que "los manjares muy variados y diferentes se hacen la guerra en el cuerpo, por estar uno digerido mientras el otro no lo es todavía"-

Otros han creído hallar una explicación de las incompatibilidades, después de la teoría electrónica de la materia en las diversas composiciones en electrones, de los átomos de electricidad de cada alimento. Con la misma razón, podríamos valernos de la teoría de Lakovsky sobre las diversas "longitudes de onda" de los diversos alimentos y de su peculiar "resonancia", para buscar una explicación a las incompatibilidades, con relación sintónica con el individuo que los va a comer y digerir. . .

Creemos innecesario recurrir a tales teorías, ya que todo se resume, sin duda, a una cuestión de acidificación o alcalinización de los jugos digestivos y de los humores. La armonía entre esos diversos elementos determina el equilibrio digestivo y humoral.

1°— , con frutas desecadas (pasas de higos, de uvas, ciruelas secas, orejones de peras, de duraznos, de manzanas, etc.), crudas o cocidas. 2°— con un cereal (pan. trigo, avena, maíz, etc.), o con un tubérculo (papas, batatas dulces), o raíz feculenta (mandioca, ñame), o bananas, miel, o crema. 3°— (peras, melón, sandía, lima, naranja-lima, mamón, nísperos de invierno) con cereal, o tubérculo, crema o quesos frescos. 4°— (manzanas, paltas, papayos o "mamones") armonizan bien con las verduras y pueden comerse de postre sobre comidas que contengan, además, cereal, o tubérculos. 5°— (juntas o separadas) armonizan bien con todos los ovo-lacticinios. 6°— , armonizan bien con zanahorias, zapallitos, cebollas, hinojos, apio, alverjas tiernas, manzanas y crema o queso fresco o yemas7°— armonizan con frutas frescas y crema. 8°— podrían también substituir a las bananas en la combinación N.° 6. 9°— (pan, trigo, avena, cebada, maíz, arroz), armoniza con frutas no acidas (ver 3.°) menos bananas. Se le puede agregar alguna fruta desecada y también miel. 10°— armoniza con frutas no acidas (uvas, mandarinas, frutillas, ciruelas y cerezas dulces, peras, mamones, etc.). Frutas desecadas crudas o cocidas. Manteca o crema, o queso fresco en pequeña proporción.

11°— (1) armoniza con leche y peras o manzanas jugosas dulces. Pueden agregarse cebollas crudas o cocidas con manteca. 12°— se pueden adaptar a todas las combinaciones de los cereales, pero no conviene más de una clase en una comida. 13°— con verduras cocidas, ensalada cruda, nueces (2) y manzanas (3). 14°— armoniza con raíces no feculentas (zanahorias, cebollas, porros, pepinos, nabos, colinabos), con manteca, queso fresco (4), aceite, manzanas o peras. (1) El provecho del cereal depende también de la cantidad, cocción y masticación prolija; además de su buena combinación es bueno no olvidarlo. (2) Por nueces se entiende también todas las oleaginosas, almendras, cocos, etc. (3) Para combinar bien con el cereal la manzana ~debe ser jugosa y no acida. Si es harinosa o acida no combina bien con el cereal. (4) Con verduras de hojas es bueno eviten manteca y queso los predispuestos a las fermentaciones intestinales. 15°— , con leche y peras o manzanas jugosas, no acidas, forman una combinación completa y armónica, especialmente para niños. 16°— , (1) es comida completa y combinación óptima, especialmente para invierno y países fríos, siempre que se digieran bien las oleaginosas. 17°— bien maduras, es combinación excelente y comida completa. 18°— , en cualquier forma (pan, trigo entero, sémola), o maíz, o cualquier cereal, en cantidad moderada, es comida completa y armónica- Siempre recomendamos la leche orgánica.

19°— , cocidas o asadas, es también excelente combinación. La leche en veganos puede ser reemplazada por leche de almendras o soja, por ejemplo. 20°— , forma excelente combinación. , forman mezclas deliciosas, armónicas y completas. 21°— ; puede servirse como postre, en cantidad moderada, en comidas de frutas frescas y desecadas, como asimismo de verduras y ensaladas, siempre que no entren en la comida huevos, queso o nueces, en cuyos casos la digestión se haría más pesada y podrían producirse fermentaciones intestinales. 22°— , remojadas o cocidas, forman buena combinación y con alguna fruta fresca, resulta comida completa. 24°— , forma buena combinación. Queso fresco con tubérculos, raíces feculentas, o bananas, o castañas forman también buenas combinaciones. 25°— , frescos, rallados, armonizan con pastas y hortalizas. 26°— , sólo armonizan bien con tubérculos y raíces y hortalizas de todas clases. La yema de huevo tiene las mismas combinaciones de la crema de leche. Batidas con jugo de naranjas conviene a los desnutridos, a la mañana. Hay quien sostiene, para evitar malas combinaciones, de comer un sólo alimento en cada comida, variando de una comida a otra. Efectivamente, sería lo mejor si hubiera alimentos absolutamente completos. Los gustos y costumbres nos obligan además a usar un mínimo de mezclas y condimentos. Recomendamos de usar de ambas cosas lo menos posible, aunque se trate de mezclas armónicas. Además de hacer la digestión más difícil, las muchas mezclas tienen el inconveniente de incitar a la sobrealimentación y el sobrepeso.

Los grandes artríticos toleran las oleaginosas sólo en cantidad muy limitada, igual que los ovolacticinios que, en combinación con un cereal, fácilmente pueden resultar superfluos. Pueden ser recomendadas únicamente en personas nerviosas, desnutridas, a quienes conviene estimular el apetito por un menú rápido y poco abundante, pero dado en comidas más frecuentes. Los grandes comilones, en cambio, deben hacer muy pocas mezclas y pocas comidas en el día. Mientras los primeros pueden darse bien con 4 o 5 comidas, los últimos pasarán con 3 y aún con dos comidas al día. Ciertos sedentarios, con tendencia a engordar pasan hasta mejor con una sola comida al día. Por fin, repetiremos lo que hemos dicho en otras partes del curso para quienes no admiten la existencia de incompatibilidades. Exponemos, no imponemos nada. El que está satisfecho con su sistema, que lo siga. Si tiene un organismo fuerte y vive sobrio e higiénicamente, podrá incluso estar mejor que un compatibilista glotón. . . o que sigue un régimen carenciado o acidificante. Quien redacta este curso no es un fanático, pero no puede dejar de creer lo que viene verificando desde hace tantos años. Por otra parte, es interesante observar que el número de los compatibilistas va creciendo enormemente y conocemos infinidad de personas que después de haberla negado, hoy la practican, después de comprobar su verdad. Con esto, terminaremos la parte teórica del estudio sobre Higiene de la Alimentación, aunque haremos luego, en la última clase, una reseña del valor nutritivo y terapéutico de cada alimento, con sus indicaciones y combinaciones, según cada temperamento y estado patológico.

Director del Curso:

Dr. Claudio Esteve

Presidente Honorario de la Asociación Naturista de Buenos Aires. Médico panelista del programa "Sin Dolor" de Utilísima Fox Premio "Martin Fierro" 2011

Miembro de la Union Vegetariana Internacional (IVU) Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina www.asociacionnaturista.com