Reliquias argentinas en CD

22 feb. 2009 - la negritud y el espíritu del carnaval. O sea: Mercury en su salsa. Adriana Franco. Adriana Franco. César Pradines. Fernando López. Jazz en la ...
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Espectáculos

Página 10/Sección 4/LA NACION

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Domingo 22 de febrero de 2009

MUSICA POPULAR (Grabaciones)

Jazz en la ciudad

la página de los discos

En agosto, actuará el saxofonista Sonny Rollins

Reliquias argentinas en CD Dos lanzamientos al rescate de la música académica local de los últimos siglos Es cierto que el diseño gráfico de los discos del sello argentino Tradition siguen la línea de los de otras importantes casas disqueras internacionales, dedicadas a la música clásica. Por lo demás, hay que decir que este sello local tiene un perfil definido y propio, no tanto por su catálogo tanguero, todavía no desarrollado, sino por sus series clásicas “Histórica” y “Clásicos argentinos”. Allí se pueden encontrar publicaciones como Obras para arpa de compositores argentinos Vol .1, de la arpista Marcela Méndez, y La Boca y sus compositores clásicos, dedicado a obras de Arnaldo D’Esposito y Juan Francisco Giacobbe, ambos nacidos en ese barrio porteño, en 1907. Mientras que para algunos el panorama de la industria del disco pasa de castaño oscuro, como diría alguna abuela, hay otros que se meten en proyectos que son verdaderas rarezas. Un ejemplo: el siguiente lanzamiento de este sello con dirección artística de Lucio Bruno-Videla –además de compositor, violinista y director de orquesta es un sabueso que suele hurgar en todos los archivos argentinos de la música y así descubre verdaderas reliquias– será el segundo volumen de Romanticismo musical en el Río de la Plata. Este trabajo incluirá piezas editadas en 1837 por el Boletín Musical (primera publicación específica de Sudamerica), tras una investigación realizada por la musicóloga Melanie Plesch. Será interpretado en un fortepiano de 1813 que está en el Museo Histórico Nacional y que perteneció a Mariquita Sánchez de Thompson y tendrá varios detalles: la tapa será la reproducción de una pintura de 1934 hecha por un arquitecto escocés (se trata de una vista de Buenos Aires desde el Río de la Plata) y entre las músi-

cas habrá, por ejemplo, una canción de Juan Bautista Alberdi interpretada por Virginia Correa Dupuy. Un repaso por el catálogo de Tradition da cuenta de la participación de pianistas como Marcella Fiorillo o grupos como el Trío Luminar, el Cuarteto Gianneo y el suizo Sarastro Quartett. En la colección figuran grabaciones de obras de Gaito, Esnaola, Drangosh y, por supuesto, Ginastera. De estas recientes publicaciones (Obras para arpa de compositores argentinos, Vol 1. y La Boca y sus compositores clásicos) no es necesario entrar en la descripción minuciosa de cada CD porque ya está realizada en el librito de cada álbum con amplias biografías de los compositores, de los intérpretes y con muy detalladas referencias a lo que se escucha en cada obra. Sin embargo, valen la pena algunos comentarios sobre estas publicaciones. Marcela Méndez, la intérprete del álbum de arpa clásica, ofrece una emotiva interpretación apoyada en su técnica y en la capacidad para aprovechar recursos de articulación en el encordado que seguramente no son conocidos por el público masivo. Ni siquiera en la música erudita se ha trabajado profundamente todas las posibilidades de este instrumento, en comparación con otras cuerdas. En general, en nuestro país el arpa está asociada a la música del litoral argentino y a la del vecino Paraguay. En esta placa, además de mostrar todas esas posibilidades de matices, Méndez ofrece un programa variado y atractivo, con algunas pocas piezas escritas especialmente para arpa y una mayoría de cuidadas transcripciones; desde una pieza del pianista Remo Pignoni dedicada a dos guita-

Será un año con muchos y buenos conciertos

rristas, hasta la Vidalita de Alberto Williams. En el medio hay títulos de Doménico Zipoli, Luis Gianneo, Julián Aguirre, Nicolás Segundo Gennero, Angel Victorino Colabella e Isidro Buenaventura Maiztegui.

Arrabal La Boca es una buena excusa para decir que dos compositores argentinos, D’Esposito y el polifacético Giacobbe, nacieron en ese barrio, en el mismo año. Pero cuando empieza a girar el disco el dato pasa a ser anécdota y lo importante es la música. Hay varios hallazgos (la Sonata para violín y piano de D’Esposito o la primera de las tres Prosas sentimentales, de Giacobbe, aquí registradas, entre otras exquisiteces); todo revitalizado por un grupo de músicos que participan en la placa y acompañados por un minucioso relevamiento de información realizado en torno a estas obras.

Mauro Apicella

ARCHIVO/FEDERICO GUASTAVINO

(La compactera) Berlin - Live at St. Ann’s Warehouse Lou Reed

Life Like

Balé mulato

Intro, Berlin, Lady Day, Men of Good Fortune, Caroline Says Pt. I, How Do You Think It Feels, Oh Jim, Caroline Says Pt. II, The Kids, The Bed, Sad Song, Candy Says, Rock Minuet, Sweet Jane (Matador/Ultrapop).

En Construcción

The Rosebuds

Daniela Mercury Topo do mundo, Levada brasileira, Amor de ninguém, Balé popular, Toneladas de amor, Nem tudo funciona de verdade, Pensar em você, y otros. (Sony/BMG) .

Alejandro Ridilenir

Life Like, Cape Fear, Border Guards, Bow to the Middle: Religion of Politics, Nice Fox, Another Way In, Concordia Military Club, Hello Darlin, Black Hole, In the Blackyard (Merge/Selecta).

Candombe de incierto nombre, Samba nao bossa, camino torcido, La vigilia, El torcido, Afrotango, La morocha, Tender, y otros (Producción independiente).

Una larga historia precede a este álbum. Porque en 1973, tras el batacazo que fue Transformer, Lou Reed grabó Berlin, un disco tan rechazado que nunca fue tocado en vivo y Reed volvió al requerido glam. Hasta 2006, cuando lo presentó en cuatro conciertos en Brooklyn, que rescata este álbum y que el director Julian Schnabel convirtió en película. Así, treinta y tres años después de su creación el disco que Reed consideró su obra maestra desplegó finalmente esa historia oscura de amor fallido, intoxicaciones y pérdidas en esa ciudad rajada que fue emblema de ciertos círculos en los setenta. Una orquesta se suma a la banda habitual, además de voces de coro y la tan inclasificable de Antony en “Candy Says”, para este álbum conceptual al que sumó los apropiados “Rock Minuet”, de Ecstasy, y “Sweet Jane”.

Balé mulato, el álbum que Daniela Mercury dio a conocer a fines del 2005, y que ahora se edita entre nosotros es inagotable. Fue la base de sus giras, de otro CD grabado en vivo en Salvador y premiado con un Grammy y también del DVD que en la edición local acompaña al registro original. Hay, pues, material abundante para compensar la ausencia de la bahiana de nuestros catálogos. En el disco, la reina del axê mezcla sambareggae, frevo, algo de rock, percusión vertiginosa, un clásico de Ary Barroso en clave nordestina, un afrosamba de Vinicius-Toquinho y unos pocos temas románticos que ponen la pausa entre tanta agitación. El DVD la muestra a sus anchas, haciendo derroche de color, energía y vitalidad en una contagiosa (casi abrumadora) celebración de la danza, la negritud y el espíritu del carnaval. O sea: Mercury en su salsa.

“Quemé mi cama y corrí desnudo en el invierno... soy salvaje pero no soy libre.” El pop oscuro de esta banda norteamericana (que fue trío y ahora es simplemente Ivan Howard, en guitarra y voz, y Kelly Crisp, en teclados y voz, más algunos músicos invitados) encuentra la manera de hacer estribillo y belleza, pero siempre al borde del precipicio. Hay un zorro muerto recién “porque todavía está caliente y blando”, hay un predicador que cava de noche buscando demonios, hay voces y coros que hacen eco (ella, él, otros) y hay un silbido que es casi todo lo que hay en “Hello Darlin” y que es del abuelo de Ivan, a quien, junto con la abuela de ella, está dedicado este álbum; a los cuentos que les contaron y que llenaron de luces y sombras la infancia y que explican el tono sombrío pero fresco de este disco de, claro, los Rosebuds.

El primer disco del guitarrista Alejandro Ridilenir deja en evidencia a un artista que tiene no sólo una lectura personal, sino también algo que contar. En efecto, este músico, más conocido por su trabajo como sesionista o docente que como líder de propuesta, mostró una inspirada aproximación desde el jazz hacia la música popular. Si bien hay una persistente familiaridad en las melodías, los arreglos y el ensamble tímbrico hablan de una serena creatividad. Sus composiciones descansan sobre el aspecto melódico que tan bien desarrolla desde la guitarra. Un purista con vuelo; su estilo, aunque depuradísimo, no pierde calidad en el mensaje, aunque es como estar frente a alguien que cuenta interesantes historias sin levantar la voz, sin excederse en los énfasis. Un disco en el que el menos se hace más.

Adriana Franco

Fernando López

Adriana Franco

César Pradines

Morente: del tablado a los discos Anteayer comenzó el Primer Festival de Flamenco de Córdoba y mañana comenzará la Primera Bienal Internacional de Flamenco de Buenos Aires, dos propuestas culturales que tendrán al talentoso y reconocido cantaor de flamenco Enrique Morente como protagonista. Es por esto que, ni lerda ni perezosa, la gente del sello Acqua Records decidió editar tres álbumes de flamenco y de algunos crossovers a los que se atrevió este artista. Entre estos álbumes hay dos de la discografía de Morente y un compilado especialmente preparado para esta visita. Omega, de Morente & Lagartija Nick, fue grabado en 1996 e incluye versos de García Lorca y Leonard Cohen y cuenta con invitados, como Vicente Amigo, Cañizares, Tomatito, Estrella Morente y Montoyita, entre otros. Pablo de Málaga es un disco inspirado en la obra y los textos de Pablo Picasso. En cambio, Flamenco reúne grabaciones en vivo de diferentes épocas y fotografías de Morente con varias personalidades. Fue producido para acompañar su visita a la Argentina.

La figura más importante del jazz actual, el saxofonista tenor Sonny Rollins, se presentará en Buenos Aires, entre el 15 y el 18 de agosto, en el Gran Rex. El músico, que viene actuando desde comienzos de los años cincuenta encarna al jazz mismo; como decían en Sugar Hill, Harlem, donde se crió este artista: “Sonny no toca jazz, es el jazz”. Hoy por hoy, si bien, todos los saxofonistas admiran a John Coltrane, la mayoría suena más cercano a Rollins. Sin dudas, este 2009 será recordado por los amantes del género no sólo por la primera vez que llega a Buenos Aires, Rollins, sino también por la llegada de otro gran artista del jazz actual, el saxofonista alto Ornette Coleman, que el 7 de mayo estará en el Gran Rex. Mientras que Rollins trae una propuesta hard bop moderna, encarnada en un grupo de, por lo general, guitarra, bajo eléctrico y batería; Coleman nunca se conforma con lo obvio y vendría con una banda compuesta por dos contrabajos, bajo eléctrico y batería. Además, el 20 y el 21 de mayo, actuará en el mismo teatro de la calle Corrientes la cantante Cassandra Wilson. Tanta apuesta a un mercado pequeño, como es el jazz en la Argentina, puso en alerta a los productores locales sobre la elasticidad de la demanda. Una reunión casi secreta, el jueves último, en Notorious, juntó a productores locales con brasileños, chilenos y uruguayos para desarrollar nuevos mercados. Se habló de cachets, tamaños de teatros, amortización de inversión y eventuales ganancias. Si bien las distancias en los valores que tienen los artistas es amplia, un promedio que no intenta ser definitivo, habla de entre 10.000 y 25.000 dólares, con artistas como Pat Metheny, que pueden alcanzar un cachet de 60.000, más cerca de los precios del rock, que del jazz. Rollins y Coleman superan los valores de este mercado para situarse en los más altos de la escala. Otras visitas del año incluirían a Wayne Shorter, George Benson, Brad Mehladau, Chano Domínguez, Joe Lovano, McCoy Tuyner, Bobo Stenson, John Pizzarelli y Bad Plus.

César Pradines

Sonny Rollins, patriarca del jazz AP