Recrudece la ola de violencia en Siria

26 mar. 2011 - En Yemen, el presidente podría renunciar. Ali Abdullah Saleh dijo que estaría dispuesto a traspasar su cargo, pero sólo a “manos seguras”.
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EXTERIOR

I

Sábado 26 de marzo de 2011

Crisis en el mundo árabe | El descontento contra el régimen de Al-Assad

Recrudece la ola de violencia en Siria Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes congregados en diversas localidades; el gobierno prometió reformas DAMASCO.– Después de un miércoles sangriento y un jueves marcado por las protestas, la violencia volvió a estallar ayer en Siria, luego de que miles de manifestantes tomaran las calles en todo el país para pedir libertad y democracia, en un claro desafío al poder de la familia Al-Assad, en el gobierno desde hace más de 40 años. Por lo menos 21 personas murieron ayer y más de un centenar resultaron heridas en enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que se vienen sucediendo desde hace semanas en Siria. Las manifestaciones, inspiradas en las revueltas prodemocráticas que acabaron con los longevos regímenes de Túnez y Egipto, tuvieron lugar en varias localidades, sobre todo en

Bashar al-Assad ARCHIVO

Deraa, al sur del país, epicentro de la revuelta que provocó la muerte de más de 100 personas desde el pasado 18 de marzo. También hubo protestas en contra del presidente sirio, Bashar alAssad, en Sanamein, Daael, la capital Damasco, Banias y Hama, según testigos, periodistas y militantes de derechos humanos. Deraa fue escenario ayer de una manifestación pacífica en la que participaron miles de personas y en la que se rindió homenaje a los activistas de la oposición fallecidos en esa ciudad el pasado miércoles. Pero la calma se convirtió en tensión cuando la policía abrió fuego contra unos 10.000 manifestantes, luego de que éstos arrancaron un retrato del presidente y quisieron derribar una estatua de su padre, Hafez al-Assad, al que sucedió en 2000. La represión dejó un muerto y decenas de heridos, que corrieron desesperados a refugiarse de la lluvia de balas. Las fuerzas de seguridad también

EL ESCENARIO

reprimieron una manifestación en la localidad de Sanamein, al sur de Siria. Los disparos dejaron un total de 20 muertos, según reportó la cadena de noticias Al-Jazeera. Algunas páginas web de la oposición informaron que se registraron 23 muertos y 140 heridos. En Damasco también hubo protestas a favor y en contra de Al-Assad. Con motivo del “día de la dignidad”, lanzado en Facebook, cientos de personas se manifestaron tras participar del tradicional rezo del viernes y desfilaron al grito de “Dios, Siria, libertad y nada más”. Los opositores se cruzaron con partidarios del régimen, que les contestaban: “Con nuestra sangre y nuestra alma, nos sacrificaremos por Bashar [alAssad]”. En Hama, en el centro del país, donde el padre de Al-Assad sofocó una revuelta islamista en 1982 con el costo de casi 20.000 vidas, los residentes dijeron que el pueblo salió a la calle, cantando: “¡La libertad vibra!”, un eslogan escuchado durante las revueltas que sacudieron al resto del mundo árabe. La represión contra los opositores se produjo un día después de que la vocera presidencial Buthaina Shaaban anunciara reformas, como la aprobación de una nueva ley de partidos, el posible levantamiento del estado de excepción (que rige desde 1963) e importantes alzas salariales con el fin de desactivar el brote de demandas populares que claman por libertades políticas y por el fin de la corrupción.

Un inmenso barril de pólvora ENRIC GONZALEZ EL PAIS

Condena mundial Tras la insistente y sangrienta represión en Siria, la condena mundial al gobierno de Al-Assad no tardó en llegar. “Pedimos al gobierno de Siria lo que pedimos a los gobiernos de otras regiones: que dialogue con su gente, porque ése es el mejor camino”, dijo ayer el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney. El Foreign Office británico también condenó “el uso de la fuerza contra manifestantes” por parte de las fuerzas de seguridad del Estado y conminó al gobierno sirio a escuchar las demandas del pueblo y a introducir reformas. Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió al presidente sirio que las autoridades “respeten los derechos fundamentales del pueblo”.

Agencias AP, AFP, EFE y Reuters

Masiva protesta ayer contra el presidente sirio, en Damasco AP

Efecto dominó tras casi un mes de ➽ Túnez: protestas, el presidente Ben Ali

ZONA AMPLIADA

Turquía

abandonó el país el 14 de enero. el presidente Hosni ➽ Egipto: Mubarak renunció el 11 de febre-

Raqah

ro, acorralado por las revueltas.

SIRIA

Hama

las protestas contra el líder ➽ Libia: Muammar Khadafy comenzaron

Sukhnah

Damasco Sanamein Deraa km

0

100

a mediados de febrero.

Irak N LA NACION

las marchas contra ➽ Siria: Al-Assad cobraron fuerza una semana atrás.

JERUSALEN.– En su libro La gran guerra por la civilización, el veterano corresponsal Robert Fisk definió al régimen sirio con sólo cuatro palabras: “Ordenado, mesurado, implacablemente inflexible”. Siria es el país árabe con menos espacios de libertad, quizás en competencia con Arabia Saudita, y, pese a un sistema político laico, el de mayores tensiones religiosas. Itamar Rabinovich, catedrático de Historia Contemporánea de Medio Oriente, exembajador en Washington y exdirector de la delegación israelí en diversas negociaciones con el gobierno de Damasco, considera que Siria es, en estos momentos, “un gigantesco barril de pólvora”. El país acumula problemas de todo tipo, especialmente económicos y demográficos (el petróleo se acaba, más del 40% de la población tiene menos de 15 años y pocas perspectivas de empleo), pero el más grave y antiguo se encuentra en la fractura religiosa. Tras la Primera Guerra, cuando desapareció el Imperio Otomano y el territorio sirio quedó bajo control francés, la administración colonial se apoyó en la minoría alauí, una secta chiita que constituía apenas el 10% de la población y que no se mostraba tan reacia a la ocupación extranjera como la amplia mayoría sunnita (casi el 80%). La transformación de los alauíes en élite administrativa marcó el futuro de Siria. La independencia, en 1944, abrió camino a una sucesión de golpes de Estado. En 1963 el partido nacionalista Baath se convirtió en la principal fuerza política, y en 1970, tras el golpe del entonces ministro de Defensa, Hafez al-Assad, en partido único. Aunque en teoría el gran enemigo del régimen sirio fue siempre Israel, en la práctica la lucha más feroz (Siria, consciente de su debilidad militar, evitó desde 1973 enfrentarse directamente a los israelíes) fue interna, contra la Hermandad Musulmana. Esa lucha tuvo su momento

más cruento en 1982, con una sublevación islamista en la ciudad de Hama que fue aplastada por tropas dirigidas por el hermano del presidente, Rifaat al-Assad (posteriormente exiliado en España por intentar derrocar a Hafez), con un balance estimado de entre 10.000 y 20.000 muertos. “La matanza de Hama quebró el espinazo de la Hermandad Musulmana, pero radicalizó a amplias capas de la población sunnita y agudizó su odio hacia la élite alauí”, explica Rabinovich. La muerte de Hafez al-Assad en 2000 y el acceso a la presidencia de su segundo hijo, el oftalmólogo Bashar, suscitó la aparición de un movimiento reformista y esencialmente laico que se conoció como Primavera de Damasco. El joven presidente, sin embargo, prefirió no correr riesgos con reformismos que pudieran poner al régimen en peligro, por lo que en apenas seis meses la primavera fue extinguida. Esa represión redujo aún más la élite dirigente. Al-Assad convirtió el poder en un asunto familiar: la Guardia Republicana, el cuerpo militar más poderoso, quedó en manos de su hermano menor, Mahir; los dos principales servicios de espionaje interno, la Seguridad General y la Seguridad Militar, fueron asignados a su cuñado, Asef Shawkat. El fin de la primavera y la evidencia de que la corrupción era consustancial al régimen provocaron el divorcio entre el gobierno y los pequeños empresarios urbanos que lo apoyaban. El presidente, un hombre al que se define como educado y amable y a la vez despiadado, no tuvo más remedio que aliarse con unos pocos grandes empresarios, convertidos en multimillonarios gracias a la tímida política de liberalización y privatizaciones. Es imposible predecir qué ocurriría en Medio Oriente si cae el régimen sirio, algo por ahora improbable. Pero el vuelco sería, sin ninguna duda, el más importante desde la revolución islámica en Irán. © EL PAIS, SL

En Yemen, el presidente podría renunciar Ali Abdullah Saleh dijo que estaría dispuesto a traspasar su cargo, pero sólo a “manos seguras” SANAA.– Apremiado por la ola de protestas en el país que, desde enero, demandan su renuncia, el presidente yemení, Alí Abdullah Saleh, aseguró ayer que está preparado para dejar el poder, pero sólo si logra transferirlo a “manos seguras”. Saleh habló ante miles de seguidores reunidos frente a su palacio presidencial en la capital yemení, mientras cientos de miles de manifestantes antigubernamentales se congregaban en otros puntos de la ciudad para participar del llamado Viernes de la Partida (de Saleh), como apodaron a la jornada de ayer. “Sí a la estabilidad y a la seguridad, no al caos”, sostuvo el mandatario, en el poder desde hace casi 32 años, ante

la multitud que lo ovacionaba. “No queremos el poder, pero necesitamos entregarlo a manos seguras, no a manos enfermas, vengativas o corruptas. No podemos ceder el poder a una ínfima minoría”, añadió Saleh, sin aportar más detalles sobre su supuesta entrega de mando. La aparición del presidente, debilitado por defecciones en el ejército, en las tribus, en la elite religiosa y en su propio partido, se produjo un día después del fracaso de un intento de conciliación con el hombre fuerte del ejército, que se sumó a la rebelión. Según una fuente cercana a las discusiones, el encuentro del anteanoche entre Saleh y el general Mohsen Alí al-Ahmar “no logró resolver la crisis ni acercar los

puntos de vista de las dos partes”. Ayer, en tanto, en los alrededores de la Plaza del Cambio, cerca de la universidad de Sanaa, los opositores celebraron su propia movilización para demandar la salida del presidente, aliado clave de Estados Unidos y Arabia Saudita. Según testigos, por la tarde se registraron disparos en la zona cuando soldados disidentes que ahora protegen a los manifestantes lanzaron tiros al aire para evitar que una multitud de seguidores leales a Saleh se acercaran a la plaza. Si bien se reportaron algunos disturbios, la violencia fue significativamente menor que la registrada hace una semana, cuando francotiradores dispararon contra la multitud en una

protesta opositora y provocaron la muerte de 52 personas, además de 240 heridos. Yemen alberga un ala de Al-Qaeda y países occidentales temen que militantes terroristas puedan aprovechar cualquier desorden que surja de una transición complicada si Saleh finalmente decide renunciar. Desde que empezaron las protestas, a finales de enero, Saleh ha tratado de salvar su presidencia renunciando a volver a ser candidato cuando concluya su mandato en 2013, ofreciendo una nueva Constitución e incluso adelantando las elecciones a enero de 2012. Pero ninguna medida logró acallar el descontento.

Agencias Reuters, DPA y AFP