Racionalidad y preferencia social

10 feb. 1974 - Buenos Aires y la llegada de Juan Manuel de Rosas a las ya destruidas misiones de ... para recorrer la zona, el saladerista Pedro de Alcántara Capdevila, solicita y .... hábilmente protegido por su nacionalidad portuguesa de un negocio ...... “Prestamente le arrebataron las veladas del Colon, las tardes de.
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CIEN AÑOS DE UNA CIUDAD SIN FUTURO

Carlos A. Bozzi

Cien años de una ciudad sin futuro

Ediciones Suárez

© 2005, Ediciones Suárez Roca 4091. Mar del Plata. Argentina Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723 ISBN 987-9494-90-3 Impreso en la Argentina Reservados todos los derechos. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido, ni en todo ni en parte, ni transmitido ni recuperado por ningún sistema de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo del editor.

INDICE GENERAL Advertencia Preliminar ............................................

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Prólogo .......................................................................

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Capítulo I Los orígenes .................................................................

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Capítulo II El Puerto de la Laguna de los Padres ............................

23

Capítulo III La consolidación ..........................................................

49

Capítulo IV De la restauración .........................................................

71

Capítulo V El reinado de la clase media .........................................

93

ADVERTENCIA PRELIMINAR

Esta investigación sobre la Historia de Mar del Plata fue realizada en el mes de julio del año 1975 y obtuvo el primer premio en el Concurso Literario organizado por la Municipalidad del Partido de General Pueyrredon con motivo de los Cien Años que la Ciudad había cumplido recientemente. Razones ajenas al municipio hicieron que el trabajo no fuera publicado en aquella época, pero a iniciativa de su actual Intendente, arquitecto Daniel Katz ,con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad a cargo de Marcelo Marán, la historia escrita en ese entonces, pudo por fin editarse, hecho este que agradezco profundamente y que demuestra la atención prestada por las actuales autoridades municipales al desarrollo de la cultura local. Se ha respetado fielmente lo escrito en ese entonces, sin comentario alguno ni agregado que lo acerque al presente, evitando así acomodar los hechos a la actualidad de la ciudad. Hacer lo contrario desvirtuaría la investigación y obviamente le restaría honestidad intelectual. La investigación refleja la verdad histórica, la realidad de lo percibido en aquellos años, cuando ilustres escritores porteños afirmaban que aquí, en esta ciudad, terminaba la calle Florida. Es que Mar del Plata es obra de porteños para porteños y al menos así se vivenciaba en la década del presente tra- bajo. No es esta una historia exhaustiva de Mar del Plata pero sí en cambio una investigación de los orígenes de la ciudad, su desarrollo y las distintas etapas atravesadas en su desparejo crecimiento, insertando todos estos pasos dentro de la historia nacional. Es un modesto aporte para poder confeccionar algún día una completa historia de Mar del Plata y su importancia en el país.

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El título refleja la pugna que siempre existió entres los diversos sectores de la ciudad que bregaban por darle a su crecimiento un sesgo de servicios o un tinte industrial. Un año atrás en las publicaciones efectuadas con motivo del Centenario, el mismo Presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción escribía: “Mar del Plata a cien años: la próxima etapa pasará por la industria”. (Diario “El trabajo” 10 de febrero de 1974. Norberto V. Pace), expresiones demostrativas de otras voces y otras ideas para el impulso y progreso de la ciudad. A treinta años de esta investigación entiendo que no vale la pena discernir si el autor tuvo o no razón en el análisis de aquella realidad. Si en cambio es útil mirar la historia, ahondar en las raíces de todo este proceso,de manera que las enseñanzas del pasado nos permitan un presente más sólido. No es posible concluir esta ADVERTENCIA PREELIMINAR sin dejar de mencionar que este trabajo se inspira en lo editado entre los años 1972 a 1974 en le Revista “Planteo”,cuando publicamos junto al arquitecto Roberto O. Cova , seis fascículos relativos a la Historia de Mar del Plata bajo el título de: “Historia de la Ciudad que nos Construyeron”, que es el fondo el dilema apasionante que cubre como un manto silencioso e invisible todo nuestro devenir.

Mar del Plata,Octubre de 2005. Carlos A.Bozzi

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Carlos A. Bozzi

PRÓLOGO

¿Que es Mar del Plata hoy? ¿Qué representa para el país? ¿Qué significó ayer, cuando nació para el ocio en una nación cuyo esfuerzo se había volcado totalmente a la producción agropecuaria? La realidad muestra una ciudad habitada por cerca de 350 mil personas, construida modernamente, séptima en población entre las demás del país, utilizada para descanso y diversión de numerosos argentinos. En otras palabras, Mar del Plata configura la ciudad destinada al descanso y el reposo de la República Argentina. Ello es toda la verdad y a la vez, todo el drama si se piensa en el nuestro como un país semi-industrializado, con crónicos períodos de estancamiento económico, social e institucional, sin resolver los graves problemas que lo aquejan, necesitado de volcar todo el esfuerzo a la producción, en tanto una de sus más grandes ciudades dedica su estructura económica y potencial humano a servir como un balneario 1. Entre las calificaciones de Mar del Plata, acierta aquella que la describe como una “ciudad crecida alrededor de la especulación turística, sobre la base de patrones do una sociedad de consumo puro, enclavada sin embargo en una economía de subdesarrollo, con toda la secuela social o incongruencia espacial que ello significa. Este cuadro configura efectos de variadas causas, ocultos en su historia, porque no hay duda que toda Mar del Plata es la respuesta a un determinado ordenamiento económico-social, a una estructura ideada a fines de siglo por la “generación del 80" y desarrollada en su máxima expresión en las primeras décadas del

presente como consecuencia de la expansión alcanzada en la nación. El progreso logrado hoy impide ver el pasado por no relacionarlo con el del país, al que esta indubitablemente ligado. Bien dice el arquitecto Roberto Cova que “Mar del Plata es un mito nacional y no es fácil acabar con los mitos... Desde aquel viejo ceremonial en el tren nocturno del que tanto se ha hablado aquí y en todas partes, Mar del Plata ha entrado en la categoría de los sueños...,” 2 . ¿Quiénes y cómo dieron el impulso inicial? Para muchos este impulso ha sido producto de la visión y virtud de pioneros, en cuyo caso la historia de la ciudad se transforma en una crónica llena de audacia y la urbe en el símbolo de la multitud y la felicidad. Para otros este impulso no significa más que “el progreso dependiente” avasallado de todo intento de autonomía, destruyendo las posibilidades de desarrollo de una industria local. Aquel viejo progreso de principios de siglo, es hoy el trampolín de la dependencia de la ciudad. Y la crisis existe y se manifiesta en sus calles, en sus habitantes, comercios e instituciones, a pesar que sólo sugerirlo puede acarrear el anatema de quienes no toleran defectos en este centro de la total felicidad. Lejos quedó la creencia que buenos veranos serán la salvación de una economía temporaria. Ahora la cuestión es vivir todo el año. El cambio es profundo. Tiene connotaciones dramáticas, producidas por ese progreso que llegó sin golpear a la puerta, trayendo como consecuencia problemas y distorsiones, crecimiento indiscriminado, déficit habitacional, ausencia de desarrollo industrial, existencia de dos ciudades fracturadas (estable una, temporaria otra), destrucción del paisaje natural a costa del crecimiento urbano y deficiencias de servicios públicos 3 .

2 1

SUMMA: Revista de Arquitectura, Tecnología y Diseño. Enero-Febrero 1971 BN 33 B Arq. J. Manuel Boggio Videla. 11

Cova, Roberto O: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, Página 8: “Historia de la Ciudad que nos construyeron” 3

SUMMA. Obra citada

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Durante mucho tiempo el slogan de gobiernos y ciudadanos influyentes fue “vivir del turismo”. La propaganda oficial enseñaba al marplatense (y aún hoy lo hace) a comportarse amablemente con el turista, conocer sus gustos, interpretar sus deseos. servirlo mejor… Quienes cumplían con todo ello trabajaban por el progreso de la ciudad, el que se resistía socavaba ese espíritu de servicio impuesto por la actividad local. Pero hoy las circunstancias han variado. La ciudad crecida, multitudinaria, no alcanza a cubrir sus necesidades con el producto del turismo e inclusive esta es una industria en decadencia, dada la crisis de la clase media, casi exclusiva clientela y la ausencia de una política turística inteligente. Planificar otro tipo de industria en un medio sólo preparado para el turismo, obstinado en permanecer así a pesar del sacrificio colectivo, es una tarea con escasos éxitos. La sola existencia de una ciudad como Mar del Plata en nuestro país nos está hablando de una distorsión grave. Y más grave aún resulta cuando se pretende mantenerla en el estado actual, atada a un destino que parece inexorable. El signo parasitario que le acuñó la aristocracia se mantiene inalterado en el hoy reducto de la clase media. Desentrañar la vida de la ciudad es una misión complicada pues muchos, nostálgicos de la “belle epoque”, orgullosos del liberalismo que construyó la urbe, convirtieron su historia en una colección de anécdotas y en un catálogo de curiosidades, alejado de la realidad ciudadana. “La obra maestra de la oligarquía - dice un escritor - a fin de justificar su política ha sido la historia oficial. Ha inventado figuras, ha iluminado otras, las ha exaltado o las ha deshonrado. Cuando no ha podido enterrar a determina dos argentinos la oligarquía a través de sus historiadores ha creado maniquíes en vez de hombres” 4. Y si esto ha ocurrido a nivel nacional otro tanto se puede afirmar de

la historia local, cuya desfiguración ha sido el arma defensiva de muchos interese. Asumir una posición critica ante los hechos que dieron origen y posterior desarrollo a nuestra ciudad es una invitación a revisar una historia dada. Desde esta perspectiva los valores personales de cada hombre, las virtudes de cada “pionero” pasan a un segundo plano. No se trata de manchar la honradez de las personas al rever los sucesos históricos. Es verdad a pesar de ello. Los hombres a veces transforman en ideologías sus pequeñas vergüenzas. Así los personajes visibles fueron siempre magnánimos. “Ejemplar esposo, padre admirable, característico vecino, dinámico hombre de empresa, sacrificado luchador. Nunca se emborracharon, jamás insultaron y ni sospechar en broma que persiguieran intereses económicos. Conducta intachable. Seres irreales.” dice Enrique D. Borthiry 5 . Ocurre, prosigue el citado autor, que “en un mundo donde sobre todos los demás valores priva el afán de acumular bienes, Mar del Plata se ha convertido en un símbolo concreto y aterrador. Y el rasgo auténtico de una dependencia cultural metida hasta las entrañas, con el injerto de la ciudad placentera y la acumulación de bienes (honradamente ganados dentro de un contexto y un sistema de vida) obliga a renegar de este origen” 6. Por ello, quizás, se ha fabricado la historia actual. No es casual que Mar del Plata aparezca siempre incidentalmente en la historiografía nacional, que no se hayan encarado estudios serios sobre su significado o que los realizados nunca alcanzaron el impulso necesario para ser conocidos a nivel masivo... La instalación y decadencia del saladero, la llegada del ferrocarril británico, al fin un camino de hierro para la colonización

5 Borthiry Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4,Página 25: “Historia de la Ciudad que nos construyeron” 4

Hernández Arregui, J. J.: “La formación de la conciencia nacional”. Ed. Plus Ultra. 1973. Página 66. 13

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Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4, Página 25: “Historia de la Ciudad que nos construyeron” 14

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nacional y la dependencia local, el descubrimiento de la ciudad balnearia al estilo europeo, la ley de propiedad horizontal potencializadora de una fachada edilicia causante de un progreso distorsionado en medio de periódicas crisis de estancamiento nacional y la actual situación son mojones que jalonan los cien años de esta ciudad y se vuelve imperativo penetrar. “Ni afán progresista de Meyrelles -vuelve a señalar Borthiryni visiones milagrosas de Peralta Ramos, ni laboriosidad desinteresada de Pedro Luro. Simplemente trazos de la vida de los hombres que buscan mejores condiciones para el usufructo personal y que inevitablemente provocan una actividad que a veces genera fuentes de trabajo. Mar del Plata no surge como un oasis edénico donde hombres virtuosos, sueñan con la dicha de otros hombres. Suponer esto es es una utopía” 7 . El presente trabajo no pretende realizar una tarea estrictamente metódica, ni resumir cien años de historia en unas pocas paginas. Sin duda habrá hechos y opiniones más importantes. Una historia exhaustiva, debiera contener una apreciable cantidad de volúmenes porque al fin de cuentas la historia de Mar del Plata es la historia de un siglo de la Argentina. Solo se intenta analizar aquí algunas de las causas que convirtieran la vida marplatense en dependiente del período de vacaciones bucólico de la aristocracia primero, después de la ascendida clase y por último del turismo de masas en la actualidad. Un examen completo del “tema Mar del Plata” deba abarcar en primer lugar un estudio de las condiciones generales del país desde la segunda mitad del siglo pasada, la dependencia británica, la ampliación de los dominios de la tierra por la liquidación del problema del indio y un estudio de la inmigración. En segundo lugar, analizar la traza del ferrocarril y la distribución final de la tierra, la liquidación de los intentos de

industrialización de la ciudad por parte de una capa nativa e inmigrante acriollada y no dependiente del exterior, el turismo aristocrático, la influencia de los gobiernos radicales, su diferenciación con la anterior época y el significado desde el punto de vista social y político del peso del “socialismo liberal” en los usos y costumbres de la ciudad. Debe examinar en su tercera parte el significado del gobierno peronista, el turismo social, los hoteles sindicales, el complejo Chapadmalal y el cambio producido a raíz de ello en Mar del Plata. Por último completará el estudio analizar el reinado de la clase media en al ámbito nacional acentuando al carácter parasitario de la ciudad. A continuación examinar la crisis de la argentina dependiente y el efecto en esa clase media de la desocupación y los bajos ingresos. Punta del Este como reducto de un determinado sector social. Los trabajadores en Mar del Plata. Villas, departamentos, barrios periféricos como agravante de un mal nacional y el problema industrial signado por la indecisión local de apoyarse en sus propias fuerzas productivas. Cualquier intento de historiar Mar del Plata no puede pasar por alto estas pautas, sin las cuales estaríamos refiriéndonos a una realidad alejada de todo contexto nacional. Sin embargo nuestro propósito actual no es tan ambicioso. Solo señalaremos características generales de cada época, citando incluso numerosa bibliografía colateral de la realidad nacional que nos ayudará a comprender los procesos de la historia local. No dudamos que ella puede ser un aporte para cuando se confeccione la historia integral de sus cien años. Nuestro trabajo está dividido en cinco períodos abarcando la primera etapa hasta 1856, año en que Coelho de Meyrelles adquiere los terrenos de la más tarde denominada la “Estancia de Laguna de los Padres”.El segundo período parte de la citada fecha y llega hasta 1886 con el arribo del ferrocarril británico convirtiendo el antigua saladero en incipiente villa de baños estivales. Los años

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Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4, Página 23: “Historia de la Ciudad que nos construyeron”. 15

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transcurridos entre 1886 y 1916 -tercera etapa- comprenden un dilatado ciclo, que comienzan con los afanes de la generación del 80 por construir una villa exclusiva en al lugar, deseo ampliado al iniciarse el siglo actual por los sectores industrialistas que bautizan a la ciudad con el nombre de “Biarritz argentino”. La cuarta etapa se inicia en 1916, período de transición caracterizado por el ascenso del radicalismo, el abandono momentáneo del veraneo por parte de la aristocracia, el desinterés del gobierno radical en continuar fomentando la ciudad, la vuelta transitoria de la influencia porteña, el predominio del socialismo democrático en la comuna al cuidado de los intereses de la aristocracia hasta que esta debe abandonar definitivamente el balneario con el advenimiento del segundo mandato de Yrigoyen. El segundo subperíodo de la etapa, comenzando en 1928, señala una leve restauración conservadora en el poder nacional y local junto al inicio de la afluencia masiva de la clase media. El ultimo subperíodo (1938-1950) atraviesa la inauguración de la pavimentada ruta 2, la ley de propiedad horizontal, la construcción de la ciudad moderna, y concluye con el auge del turismo social, impulsado por el peronismo. Por fin la quinta etapa se ocupa, desde el año 1950 hasta nuestros días, de analizar las vicisitudes del flamante reino de la clase media, los índices elevados de la construcción que transforma con la migración el aspecto edilicio y social de la ciudad, el nacimiento de los barrios periféricos y las villas miserias, la promoción de Mar del Plata como “Ciudad Feliz”, la agudización del carácter fracturado que invade el ámbito urbano y las consecuencias sociales y económicas de las actual estructuración. Confiamos con todo ello cumplir los imperativos que dieron origen al título de este trabajo. “Mar del Plata: ¿cien años de una ciudad sin futuro?” Mar del Plata, julio de 1975.

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Capítulo I Los orígenes

Carlos A. Bozzi

Los orígenes

Muchos siglos debieron transcurrir para que en base al ganado mostrenco de la zona, comenzara a configurarse la historia de Mar del Plata al instalarse en sus costas la industria del tasajo. Antecedentes registrados por la mayoría de los historiadores sobre el tema son: la expedición de Juan de Garay en 1581, la vaquería organizada por Juan de San Martín en 1739, el naufragio de un barco pirata en 1742, las reducciones construidas por los jesuitas en 1746 y 1750, el reconocimiento geográfico efectuado en 1823 por Martín Rodríguez, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires y la llegada de Juan Manuel de Rosas a las ya destruidas misiones de “Laguna de Los Padres” dos años más tarde. Otro célebre personaje también se asentó por el lugar. Clásica es la cita que se hace sobre la estadía de José Hernández en la Laguna. “Al sur de Chascomús y más allá del Salado -dice Fermín Chávez- el nieto del godo Hernández se iniciaba en la ciencia del gaucho, en días en que este gozaba aún el buen nivel de su edad de oro, a pesar de los encarnizados entreveros con la indiada y entre unitarios y federales” 1 . Veinte años después el poeta recogerá estas vivencias; “Yo he conocido esta tierra / en que el paisano vivía / y su ranchito tenía / y sus hijos y mujer… /era una delicia el ver como pasaba los días”. Es que hacia 1845, época en que se sitúa el poema, el gaucho gozaba de independencia económica y óptima alimentación, en contraste con lo que ocurría en la población de Europa. Mientras los trabajadores del “viejo mundo” se hacinaban en

1

Londres, Liverpool o Berlín, en la pampa bonaerense recordará Martín Fierro “el gaucho más infeliz / tenía tropilla de un pelo” 2 . Pero los datos más concretos acerca de la posesión de estas tierras se remontan a 1819, cuando después de una expedición para recorrer la zona, el saladerista Pedro de Alcántara Capdevila, solicita y obtiene del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredon, la concesión de tierras ubicadas al sur del río Salado e “inmediato al Mar Chiquito”. Cuatro años más tarde esa concesión es anulada, aunque en 1828 después de diversas gestiones se le otorga la tierra a en enfiteusis. Fallecido este en 1847, sus herederos transfieren los terrenos a Ladislao Martínez, quien construirá algunos ranchos y posteriormente venderá la estancia a José Gregorio Lezama. Mientras tanto, en 1836 el gobierno de la provincia dictó una ley por la cual se otorgaba en propiedad buena parte de las tierras concedidas en enfiteusis entre 1822 y 1830, disponiendo la venta además, de 1.500 leguas (3.750.000 hectáreas) ubicadas en un radio que abarcó desde Pergamino hasta el sur de Necochea. La zona había dejado de ser molestada sistemáticamente por los indios, garantizándose así cierta tranquilidad para las tareas de colonización. El entendimiento entre el cacique Cafulcurá y Juan Manuel de Rosas en 1836 (llamada “Paz del Pino”) puso fin a los malones, al menos hasta la caída del jefe federal. La estancia de “Laguna de los Padres”, nombre que recibió el establecimiento, fue vendida por Don Gregorio Lezama en 1856 a un consorcio brasilero, constituido en Buenos Aires después del derrocamiento de Rosas.

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Chávez, Fermín: “La vuelta de José Hernández”. Ed. Theoría. Página 36. 21

Chávez, Fermín: ”La vuelta de José Hernández”. Ed. Theoría. Página 36.

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Capítulo II El Puerto de la Laguna de los Padres

Carlos A. Bozzi

El Puerto de la Laguna de los Padres

1.- El saladero de los brasileros (Coelho da M eyrelles y Mauá) 1856-1860 A partir de la instalación del consorcio después de una expedición llegada con el objeto de buscar un lugar adecuado para tareas de faneamiento, comienzan a desarrollarse los hechos de esta segunda etapa de la historia. La “Sociedad Rural”, nombre de la asociación brasilera, envía un grupo de hombres capitaneados por don José Coelho de Meyrelles, cónsul portugués en Buenos Aires entre 1852 y 1856, que termina por establecerse a orillas de la desembocadura del arroyo Las Chacras. De acuerdo con datos publicados en ese entonces, se adquieren “52 leguas de campo, siete de costa de mar y una existencia que se calcula no baja da 115 mil cabezas de ganado manso y alzado, yeguarizo y lanar” 1 . Al año siguiente, Meyrelles compra todas las acciones de la sociedad resuelto a explotar la empresa por su cuenta 2. Sobre al papel jugado en la instancia por el citado Meyrelles, recién ahora, gracias a las investigaciones del arquitecto Roberto Cova se vislumbra algo más que la simple intención de llegar a estas tierras para instalar un saladero. El autor afirma que el portugués era la cara visible del personaje que desde 1850 acompañaba todas las evoluciones de la política del Brasil en el Río da la Plata: Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá. (nombrado “vizconde” después de Caseros).

“Personero de Mauá, Coelho –dice Cova– poseía el 10 por ciento de las acciones del establecimiento y Mauá el 50 y aunque luego compró las acciones de sus socios, se libró una hipoteca a favor del empresario brasilero que el deudor nunca alcanzaría a satisfacer” 3 . En cambio, Roberto Barili, otro célebre historiador local, señala al referirse al traspaso de la propiedad al posterior adquirente (Patricio Peralta Ramos), “que son categóricos todos los documentos publicados relacionados con esa transferencia en la que no tuvo participación alguna el barón de Mauá” 4. La tesis contraria de Cova se apoya también en valiosa documentación. “Infatigable viajero –afirma acerca del barón– intuyó en Europa el futuro de esta parte de América como región productora de carne que la creciente población europea demandaría en gran escala en pocos años… el mismo dice en sus escritos que era conveniente para la ganadería brasilera establecer puntos de cría en la provincia de Buenos Airea para mejorar la raza y una vez conseguido ese objetivo trasladar los productores a las llanuras riograndesas y uruguayas, en las que por otra parte poseía inmensas propiedades” 5 . La compra da la estancia “Laguna de los Padres” es sin duda parte de en esos planes. “Meyrelles –sigue diciendo Cova– aparece así como un visionario. Un pionero. La verdad es otra: no fue sino un testaferro, hábilmente protegido por su nacionalidad portuguesa de un negocio de brasileros que no tuvo éxito y eso es todo. Testimonios diversos lo prueban y aunque estén suficiente expuestos no se ven por falta

3

Roberto O. Cova: Fascículos de la Revista Planteo, Número 1, página 13: “Historia de la ciudad que nos Construyeron”.

4

Roberto Barili.: “Del historial marplatense” página 4.

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1

Barili, Roberto: “Del historial marplatense”, página 4.

2

Reseña histórico-económico de los partidos de la provincia de Buenos Aires. 25

Roberto O. Cova: “Aspectos cotidianos de la vida en el partido de Balcarce” (1866-1879). Trabajo lamentablemente inédito del autor marplatense. La cita se refiere a un fragmento publicado en Revista Planteo, Número 17, abril 1974, página 22. 26

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de interés en que sean vistos, aunque algunos son irrebatibles, como por ejemplo que Peralta Ramos compró estancia y saladero a Mauà y no a Coelho de Meyrelles” 6 . Las operaciones son hechas con Guillermo Leslie, agente comercial del barón en Buenos Aires y “no con Coelho y Leslie –o Mauá– es el acreedor de la hipoteca que subsiste a su cargo” 7. Así, de esta manera, resulta lógico que la transferencia de las tierras realizadas en el Juzgado de Mar Chiquita no registre intervención alguna el barón de Mauá. El hecho es que el saladero fracasa aunque el establecimiento selló con su nombre el lugar que durante muchos años será conocido como ”Puerto de la Laguna de los Padres”. Las causas del fracaso, según unos y otros, son “la poca suerte” del jefe portugués, la sequía de 1858, la “salud precaria de Meyrelles” (Barili, obra citada página 8), las dificultades de transporte, etc. Pero sin duda, otros motivos determinaron la marcha de los sucesos, causas que están más allá de circunstancias particulares atribuibles a cada personaje. La llegada de la primera expedición, la intervención del financista brasilero y la quiebra del saladero, más que a razones ambientales o de salud, obedecen a otro tipo de causas, mayormente nacionales e internaciones, razones mantenidos por años sin la claridad suficiente. Y es desde este inicio como se entrelaza la historia de Mar del Plata a la misma historia del país todo, comenzando con la instalación de un simple saladero.

economías regionales, entre las que predominaba la de Buenos Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del litoral que aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente importancia de sus saladeros “Los saladeristas porteños –dice Carlos M. Vilas– cuya producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto que los establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos de elaboración eran m uy rudimentarios y aplicados a razas sin refinamiento ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo de una economía capitalista tanto industrial como agropecuaria” 8. Los sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra el parecer menos progresista de los saladeristas, eran los comerciantes porteños, algunos ganaderos y el sector de la economía litoraleña. Las discrepancias entre ellos culminarán en septiembre de 1852, cuando Buenos Aires después de haberse abierto el país al mercado internacional y tras la excusa del “localismo”, se queda con la parte del león 9 . Los “viejos fantasmones rivadavianos” estaban satisfechos: se quedaban con la renta del puerto y podían ensayar la construcción de un microclima europeo. Empezarían bregando por la libre navegación de los ríos, luego extenderían “los beneficios” de la medida a todo el país… En otro orden de la economía, es esta también la etapa del lanar. Antes de 1880 el término de “oligarquía terrateniente” es impropio, ya que el propietario de vacunos está relegado a tierras asoladas por los malones. Serán los “parientes pobres” del sector ganadero. Se calcula que entre 1852 y 1860 existían en las

El país que llega a Caseros Detrás de los acontecimiento» que culminaron con la batalla de Caseros y 1a posterior separación de Buenos Aires del resto del país, el enfrentamiento desnuda a un país fracturado en numerosas

8

Vilas, Carlos M.: “Derecho y Estado en una economía dependiente “Colección Dependencia, Editorial Guadalupe, noviembre 1974, página 124. 9

6

Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.

7

Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.

Ortiz:”Historia económica de la Argentina” Tomo I, página 83. El autor analiza las discrepancias entre los sectores porteños y los intereses en juego en febrero de 1852 para dar la victoria a los ovejeros junto al sector más progresista de los ganaderos. En septiembre la situación se revierte. 27

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cercanías de Buenos Aires unos quince millones de lanares. En 1865 se exportaban a Gran Bretaña, país al que proveía por su industria textil, cerca de 60 mil toneladas de lana.

“negociación” estancada. Es la época en que el consorcio brasilero instala su saladero en nuestras costas.

Brasil y la caída de Rosas Para el Brasil el derrocamiento de Rosas constituía un problema vital, porque o Brasil destruía a Rosas o Rosas acababa con la unidad brasileña, con la aristocracia, las instituciones monárquicas y la esclavitud. Lo que no pudo Inglaterra, lo consiguió Brasil iniciando un corto período de influencia en el Río de la Plata 10. Con la victoria de Caseros comienza la “hora del destino” para el Imperio. “Los hombres de la era saquarema –sin duda los patriotas más eficaces del Brasil toda su historia– se lanzaron a la conquista del Río de la Plata, aunque Inglaterra haría todo lo posible para contener en sus justos limites el engrandecimiento brasilero y recoger en su provecho la herencia de Rosas” 11. El período que va desde 1854 a 1857 señala el “apogeo” de la política de hegemonía brasilera: la República Oriental intervenida, un ejercito de ocupación en Montevideo, su puerto convertido en base naval brasilera, la escuadra remontando el Plata para imponerse al Paraguay, el vizconde de Uruguay en misión por Europa, Buenos Aires organizado por un lado, las demás provincias por el otro y ambos sectores con la esperanza de apoyarse en Brasil12. Y tras los buques de guerra del Imperio, la nave del barón de Mauá con el oro necesario para abrir las puertas de toda

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Mauá y su papel en la política argentina Gestor de la grandeza imperial, era Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá. Desde 1850 “acompañé todas las evoluciones del Brasil en el Río de la Plata, siendo mi pensamiento concurrir para el triunfo de la política del Brasil” dirá años más tarde al recordar como fue llamado por el emperador para financiar la guerra contra Rosas 13. Después de 1852 su preponderancia es total en el continente: construye ferrocarriles, diques flotantes, líneas de navegación, compañías mineras, estancias en Río Grande inicia el Banco de Brasil en Uruguay (durante años sus billetes fueron la moneda de dicho país) y más tarde crea el poderoso banco Mauá, con la ayuda de la banca Rothschild, de quien será representante en América, con agencias en todo el Imperio y filiales en Rosario y Buenos Aires. La institución es la punta de lanza de la penetración anglo-brasilera en el sur. Entre 1857 y 1858 el Brasil, por su intermedio, inicia lo que se denomina la “política del patacón”, comprando voluntades de argentinos, financiando el ejercito de Urquiza triunfante en Cepeda (1859) y también el de su adversario, Mitre, vencedor en Pavón (1861). La primavera terminará con la segregación, pero no con el liberalismo impuesto al país tras esa última batalla. La banca inglesa con su participación, intenta obtener el control financiero del Brasil y del litoral argentino, codiciado por sus campos algodoneros, útiles para exportar materia prima a la industria textil británica.

Rosa, José María: Carta a los autores de “Felipe Varela contra el Imperio Británico”. (Editorial Sudestada- 1966) Ortega Peña y Eduardo Duhalde, página 261. 11

Rosa, José María: “Historia Argentina”, tomo 6, página 175 y siguientes.

12

Rosa, José María: Obra citada anteriormente, página 190 y siguientes.

13

Rosa, José María: “La guerra del Paraguay y las montonera argentinas” (A. Peña Lillo editor) 1968. Página 31 y siguientes. 29

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En 1854 se firman los acuerdos por los cuales el Brasil queda ligado a Rothschild. Dos años después, su rival en la zona, la banca Barings Brothers, obtiene un acuerdo en Buenos Aires para el pago del famoso empréstito. Esta sociedad inglesa, que en pocos años más será la dueña del país constituirá la “Great Southern Railway”, más conocido como el “Gran Sud” y posteriormente, utilizando testaferros adquirirá el “Oeste” argentino para lo cual crea la “Western Railway”. Aparentemente se ha producido una división de influencias entre ambos rivales. En noviembre de 1857 Mauá concierta con Urquiza un acuerdo para abrir la filial de su banco en Rosario, lo cual se concreta el 2 de enero de 1858. Pero, como todo el dinero del banco termina en Buenos Aires, se le rescinde el contrato el 16 de octubre de 1860, dos meses y medio después de haberse desprendido del arruinado saladero del arroyo las “Chacras”. Al año siguiente en carta a Mitre el barón reconoce los “grandes intereses” que tiene en el país y por 1863 concede al Estado argentino, a través de su representante en Buenos Aires, William Leslie, un empréstito para aliviar las arcas de la república 14. La guerra del Paraguay, conflicto que se había empeñado en impedir con sentido alerta a causa del drenaje económico que significaría, lo lleva a la quiebra al igual que al Imperio. “Cerro Corá” (1870) no solo fue el fin del Paraguay, sino también el de aquel que habla cimentado con su oro la grandeza de un imperio hoy agonizante y que dieciocho años antes había ayudado a construir en Monte Caseros.

El saladero entre 1850 y 1860 El aprovechamiento de la carne vacuna surgió por estímulos distintos a los del cuero, alimentando tripulaciones de barcos y a esclavos negros del Brasil, Cuba y Estados Unidos. La característica principal del saladero era su bajo nivel técnico. Se desarrolló continuamente hasta 1850-1852 en la provincia de Buenos Aires, época en que se frena la expansión a causa de diversos factores, entre ellos el reducido mercado de sus productos, la interrupción de las ventas como consecuencias del conflicto con Francia e Inglaterra y la creciente competencia de sus similares entrerrianos y uruguayos. Ya en 1852 la cantidad de establecimientos se va reduciendo en la provincia. La sequía de 1858, proporcionará otro golpe a la industria, golpe del que muy pocos saladeristas se repondrán 15. “La caída del gobierno de Rosas –dice Puiggrós– coincidió con la decadencia del saladero. Bajó la exportación de tasajo de 530.960 quintales en 1852 a 333.615 el año siguiente y a 277.444 en 1855. La manufactura saladeril se refugió en la Banda Oriental, Entre Ríos y Brasil. En 1868-1870 hubo un repunte en la provincia de Buenos Aires, pero por poco tiempo. Ya se agitaba el problema de orientar la exportación de carne a los mercados europeos puesto que los americanos esclavistas dejaban de interesarse por el tasajo argentino” 16. Al declararse la fiebre amarilla en 1871, los saladeros son prohibidos en determinado radio de la Capital, sumándose a ello la emancipación de esclavos en Estados Unidos (1865), Cuba (1885) y Brasil (1888).

15

Grosso, Juan Carlos: “Los terrateniente federales” Historia Integral Argentina - Tomo 2, página 68 (Centro Editor de América Latina). 16

14

Documentos transcritos en “Felipe Varela,...” Carta de Mauá a Mitre, página 283, Convenio, página. 286. 31

Puiggros, Rodolfo: “Libre empresa o nacionalización de la industria de la carne” (Editorial Argumentos, 1957), página 14 y siguientes. Ver también Moavro, Amalia: “El saladero” Documentos para la Historia Integral Argentina (Cedal) (tomo II). 32

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Pero es el año anterior cuando comienza el descenso definitivo de las exportaciones de tasajo. Coincide esta época con la clausura de varios establecimientos y el aumento de la exportación de ganado en pie por 1880, actividad que insinuada un tiempo atrás ahora comienza a rendir sus frutos. Con la aparición tres años más tarde del primer frigorífico el certificado de defunción del saladero estaba firmado.

En segundo lugar no deja de ser factible la ingerencia de Mauá en la empresa. No hay que olvidar que la economía del Imperio se basaba en los esclavos, alimentados a tasajo y que la instalación del saladero haya sido, además de lograr el mestizaje de ganado deseado, un intento de auto-abastecerse en vista de la próxima guerra que se avecinaba. Todos ellos no son argumentos descabellados. Roberto Barili en su libro “Del Historial Marplatense” (página 6) publica un documento referido al “Puerto de abrigo y Muelle en la costa sur. Estancia de Laguna de los Padres” que resulta ser un estudio ordenado por Meyrelles para el establecimiento de un puerto “suficientemente cómodo para recibir algunos buques y permitirles descargar y cargar con seguridad”. El estudio es elevado el 17 de septiembre de 1857 al ministro de Hacienda de la Provincia (y no de la Nación como dice el autor), Norberto de la Riestra con el objeto de obtener su aprobación. Ello constituye, sin duda, un intento de establecerse seriamente en estas costas. Recordemos que ya en ese entonces el barón realizaba negocios con Urquiza para lograr la instalación de su banco, cuya autorización obtiene en noviembre de 1857, configurándose así un movimiento de pinzas, con el objetivo de conseguir el dominio completo del Río de la Plata. Estos hechos, demuestran que desde el ángulo de la política brasilera la intención era obtener el mayor provecho posible en favor de su país, lo cual impide etiquetar su esfuerzo de “visionario” o “pionero” en tanto solo luchaban por los intereses de su exclusiva tierra. Sucede que como Mar del Plata es la niña bonita de todos, sostener que los hombres que alguna participación tuvieron en su creación hayan respondido a otros intereses que no sean los de beneficiar a las generaciones venideras, puede parecer un argumento a contrapelo de la historia dada. Si el saladero fracasa es a causa del rumbo tomado por la economía hacia otra actividad que pronto lo superará y porque además la política rioplatense obligaba al barón a dedicarse de

¿Por qué se esconde la historia real? Los datos aportados son elocuentes como para una comprensión acabada de los hechos acaecidos en el puerto de Laguna de los Padres sin embargo conviene resaltar algunos en particular. Vemos primeramente como Coelho-Mauá, inician el desarrollo de la industria saladeril en el preciso momento en que la actividad comienza a decaer por las nuevas formas de comercialización del ganado que se imponen. Asimismo el factor de la distancia parece ser una incógnita, pues ubican el emprendimiento en el “confín” de la civilización, si se tiene en cuenta que en 1852 la línea que separa a los indios de las poblaciones es Cabo Corrientes. ¿Con qué objeto instalar un saladero en el extremo más austral de la provincia de Buenos Aires cuando resultaba más beneficioso hacerlo en Entre Ríos o la Banda Oriental zonas de influencia del barón? ¿Es creíble que este financista, dueño de la Cuenca del Plata, haya carecido de informaci6n precisa acerca de las cifras de exportación, a pesar de sus conocimientos e influencias como para no tener en cuenta lo deficitario de la empresa que comenzaba? La misma pregunta cabe para Peralta Ramos, quien posteriormente reinicia la industria cuando comienza en el país la exportación de ganado en pie. No podía escapar a su visión de hombre de negocios los pocos –escasísimos– años de vida que le quedaban al saladero y el cambio hacia otra actividad más rentable. 33

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lleno a evitar una guerra que presentía nefasta para sus finanzas, hecho éste que le obliga desviar la atención de los intereses pequeños y preocuparse por los más importantes, como le decía en su carta a Mitre.

pretextando que la construcción de un puente sobre el Salado y el terraplén para atravesar los campos anegadizos que llevan a Dolores insumirán mas de las 10 mil libras presupuestadas por milla y solicita un aumento de la garantía 17. El gobernador Alsina en ese momento, prefiere en cambio desarrollar el “Oeste” y el progreso del Sur se detiene por unos años. Cuatro años más tarde el primer Censo Nacional declara la existencia de 1.360.700 personas en el país, repartidas en su mayor parte por la campaña, con un porcentaje de extranjeros que poco a poco ocupa las ciudades. Somos un país todavía “bárbaro” dice Sarmiento, pero que se va “civilizando”. La década del 70 prepara al país para la modernización: ferrocarriles, telégrafos, alambrados, centralización del poder político, bancos extranjeros, eliminación del gaucho de la escena nacional, inmigración... es decir se incorporan al país todos aquellos elementos que lo adecuaran a los nuevos tiempos 18. La inmigración cumplirá el papel que le encomendará la clase terrateniente necesitada de desprenderse de los nativos. El inmigrante no tenía caudillos, ni reivindicaba patriotismos, no alzaba montoneras, ni le preocupaba otra cosa que laborar duro y fuerte para juntar algún capital, dice José María Rosa. En julio de 1865 se deslinda el Partido de Balcarce del de Mar Chiquita, Juan G. Peña, primer juez de paz, trata de encontrar eco para la fundación de un pueblo donde residan las autoridades del nuevo partido. “Nace así, lo que llamaremos litigio entre costeros y serranos por la obtención de permiso. Aquéllos, encabezados por Peralta Ramos, querían hacerlo a orillas del mar. Los otros querían fundar en la sierra” 19. Pero a lo que todos se oponen, menos el

2.- De Peralta Ramos a la fundación oficial 1860-1874 Patricio Peralta Ramos, comerciante arruinado en la época de Rosas, adquiere en julio de 1860 el saladero y bajo su administración resurge la industria por unos años como lo prueban diversos testimonios de la época. Dos años después se inicia el llamado periodo de la “Organización Nacional” al asumir Mitre la presidencia como resultado del triunfo de Pavón. La posterior tranquilidad al acontecimiento, el asesinato del Chacho, quizás la ultima montonera, favorecieron las condiciones para la inmigración como lo demuestra el hecho de que permanecen en el país durante la década, cerca de 170 mil de los 400 mil llegados. Con ellos también arribaron los directores de empresas, los gerentes de los ferrocarriles, ingleses todos, que si bien no trajeron capital alguno, pronto se quedarán con el existente. Es la época de la inauguración del liberalismo económico en el país, con Mitre como presidente. El mitrismo se caracterizó por su amistad con el Brasil, por ser europeísta, antiamericano y antipopular. Durante esta etapa de la “Organización” hubo 117 revoluciones, 91 combates y 4.728 muertos. Además, se produce la destrucción de la incipiente industria nacional, pues el capital británico no es invertido en la promoción del proceso industrial. La invasión de mercaderías manufacturadas arruina al interior... Mientras la provincia en 1864 es gobernada por Mariano Saavedra el saladero sigue su tambaleante marcha, en tanto va surgiendo la necesidad de la fundación de un pueblo en la zona. El británico “Gran Sud” se detiene al año siguiente en Chascomús, 35

17

Rosa, José María: Historia Argentina, tomo 6, página. 176.

18

Galletti, L. y otros: “El proteccionismo en la década del setenta” Historia Integral Argentina (CEDAL) tomo IV, página 176. 19

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Cova, Roberto O.: “Síntesis histórica de Mar del Plata”, 1968.

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propietario de la tierra donde finalmente se fundaría Mar del Plata, es a hacerlo en terrenos de propiedad privada, señala R. O. Cova 20. Dos veces Peralta Ramos, una en 1869 y otra en 1873, solicita al gobernador el permiso para la fundación, hasta que finalmente consigue obtener el beneplácito de la autoridad provincial. Recordemos que entre 1869 y 1872 gobernaba la provincia Emilio Castro y su ministro de gobierno, el prestigioso abogado A. Malaver, mantenía de buenas relaciones con los “serranos”. Emilio Castro da impulso al ferrocarril Oeste en desmedro del Sur. En cambio, cuando Peralta Ramos presenta la segunda nota, ya no está Malaver, gobierna Mariano Acosta (1872-1874) quién accede a pesar de las oposiciones a la petición y es hombre que da impulso al ferrocarril británico en desmedro argentino “Oeste”. En la nota dirigida al ejecutivo provincial, Peralta Ramos insistía en que no se trataba de formar un pueblo, sino de organizar uno ya formado, frecuentado por buques, con saladero, muelle de hierro, una escuela, veinte casas e iglesia. Ofrecía tierras para el trazado de la ciudad, donaba terrenos para edificios públicos y destacaba además las condiciones que hacían de la zona un puerto sobre el Atlántico “que lo pone en continua comunicación directa con el extranjero. Es ventajosísimo para la instalación de saladeros”, concluía. Extraña resulta esta afirmación da Peralta Ramos, pues era evidente la declinación del negocio saladeril por causas que no podía ignorar, además de existir ya muy pocos por ese entonces en la provincia. La idea del “balneario” todavía no era posible. De acuerdo a testimonios recogidos por Cova la importancia del poblado en la fecha que tratamos era escasa, habitándolo

solo cincuenta personas, identificadas cada una por su nombre y apellido 21. Aparentemente Peralta Ramos no decía la verdad acerca de las condiciones en que se encontraban estas tierras y ello será corroborado posteriormente. El pueblito en 1874 agonizaba y seguirá en ese estado aún después de su fundación burocrática, asunto retrasado, a juzgar por la insistencia con que Peralta Ramos solicita se atienda su petición. Otro hecho se suma al ya complicado panorama: cartas halladas en el Juzgado de Paz de Balcarce demuestran que el “fundador” atravesaba una crónica crisis económica y Alió dice que “ nuevas complicaciones le obligaron a enajenar todo su fortuna”. El hecho parece estar claro: “la intención de Peralta Ramos era fundar un pueblo en tierras de su propiedad para vender las urbanas y valorizar las rurales circundantes” 22. Su propósito originario, pues fue desformado por la desviación histórica posterior. Y el negocio no habría sido malo, a juzgar por las estadísticas de la época que señalan que entre 1860 y 1900 los precios de la tierra aumentaron más rápidamente que la producción, siendo este aumento de 49, 50 y 100 y en algunos casos 500 veces respecto a transacciones realizadas 15 ó 20 años atrás 23. Así es que a solo dos años de la “fundación”, Peralta Ramos se deshace de las tierras urbanas, ya sea para escapar de los acreedores o por otras razones que la historia no aclara. Lo cierto es que entre diciembre de 1875 y en julio de 1876 termina con las transacciones por lo que las tierras son adquiridas por Juan Barreiro Bavio. En 1874 todos, serranos, costeros, autoridades provinciales, conocían el estado del pueblito. Pudieron más las influencias que

21

Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 21.

22

Cova, Roberto O.: “Aspectos cotidianos…” Fragmento en Revista Planteo Nº 16, febrero de 1974, página 25. 20

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, “Historia de la ciudad que nos Construyeron”, Número 1, página 20.

23

37

38

Flichman, G.: “Renta del suelo y estructura agraria argentina” Revista Realidad Económica Nº 15, página 70, (EUDEBA).

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se movieron tras Peralta Ranos y en febrero de ese año culminando la presidencia de Sarmiento el gobernador aprueba la petición “fundándose” el pueblo que durante mucho tiempo se conocerá indistintamente, con el nombre de Puerto Balcarce, Puerto de la Laguna de los Padres y por fin Mar del Plata. La montonera marcha hacia la noche de la historia. Julio Roca se acerca a grandes pasos a la presidencia. El dolor criollo se hace literatura, mientras la libra reina en la sociedad argentina. Se va preparando la hora del ganado y las mieses, la hora de convertirnos en granero del mundo... o de Gran Bretaña.

En plena revolución mitrista –octubre de 1874– asume la presidencia el binomio Avellaneda-Acosta, mientras como consecuencia de otras provocadas en centros de los que la república depende, una fuerte crisis económica asola al país. Avellaneda no era hombre de asustarse así nomás y recurrirá la formula salvadora “Ahorraremos sobre el hambre y la sed de dos millones de argentinos para responder a nuestros compromisos” manifiesta en 1876. Pero en el poblado las cosan no se habían solucionado. Los “serranos” proponen al gobernador la anulación de la concesión hecha y la formación de un pueblo en tierra fiscal. “No prospero la tesis de ninguna manera, dice Cova, pues cuando pudo llevarse a cabo, ya estaba Pedro Luro en posesión de la mitad de las tierras y ya se encargaría su hijo Santiago de frenar cualquier intento....” 24. Sin embargo la gobernación otorga permiso para fundar en la sierra: el pueblo se llamará San José de Balcarce. Corría junio de 1876, el pueblo emigra, el puerto declina, la miseria cunde y

aquello que en los papeles había nacido con intenciones de ser creciente factoría, agoniza a poco de ver la luz. Es en ese mismo año cuando aparece en escena el vasco, quien entre noviembre 76 y mayo del 77, adquiere de Barreiro la mitad de las tierras del antiguo establecimiento. ¿Quien era don Pedro Luro que se aventuraba a reiniciar un negocio en condiciones tan desastrosas cono se encontraba este? Roberto Cova, quién se ha encargado de estudiar minuciosamente la vida del inmigrante vasco-francés, nos dice acerca de él: “poderoso estanciero, primer saladerista de la provincia, el hombre que movía todos los hilos desde Dolores hasta el Río Colorado compra no solo el saladero, sino también la mitad del ejido del pueblo” 25. La actividad desplegada por Luro posibilita la entrada de Mar del Plata en las cifras estadísticas de exportación de los años 1881-82. Quizás por ello Avellaneda decida llevar el antiguo puerto a la categoría de Receptoría de Rentas Nacionales. Sin embargo, la suerte del saladero no podría cambiarse. La naciente importancia de la barraca lanera y el desvío de la hacienda hacia los establecimientos de Luro en el Tuyú terminarán con el. Paradójicamente el saladero, una industria casi agónica que se instala en nuestras costas, es desplazada por otra cuyo ciclo, al momento de su establecimiento, estaba también por llegan a su fin. En efecto los historiadores coinciden en afirmar que para 1880 el ciclo de lana estaba concluido. La agricultura pasa a primer plano produciéndose por otra parte, con la aparición del frigorifico un cambio más profundo que el del cuero al tasajo y de este a la lana. Para la época, también desaparece el termino “saladero” en la correspondencia del Juzgado y es sustituido por la palabra “grasería”, demostrandose así el inicio de otro tipo de actividad.

24

Cova, Roberto O.: “Aspectos cotidianos…”. Revista Planteo, Número 16, página 25.

25

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3.- La presencia de Luro en el poblado (1877-1883)

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, “Historia de la ciudad que nos Construyeron”, Número 1, página 14.

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Julio Roca asume por entonces la Presidencia de la nación iniciando el proyecto de la “Generación del 80". La campaña del desierto traerá consecuencias importantes al país, aunque tantos años de liberalismo le han enajenado su independencia: Buenos Aires es la gerencia londinense de América del Sur. Dardo Rocha, que había sido elegido gobernador de la provincia recorre toda la campaña bonaerense en misión proselitista para afianzar su candidatura a las próximas elecciones presidenciales. Después de un largo viaje, famoso por las anécdotas, llega a Mar del Plata en 1883. La historia oficial dice que dará el último impulso para que los beneficios del riel británico lleguen al humilde poblado.

Mientras tanto, desde el poblado se alzaban voces en procura de la extensión de las líneas del ferrocarril “Sur” ¿Cuáles eran las razones por las que todavía la empresa británica no arribaba a Mar del Plata? Entenderlas, nos dará la explicación del porque y para que el ferrocarril llego a nuestras costas. La historia de este ferrocarril arranca en 1861, cuando E. Lumb obtiene la concesión de una línea que partiendo de Buenos Aires llegue a Chascomús. Posteriormente, traspasa ficticiamente la concesión, a BARING BROTHERS y DAVID ROBERTSON, formándose la “GREAT SOUTHERN RAILWAY COMPANY LIMITED”, que entre sus accionistas cuenta a W. Dablle, Bember, el infaltable Norberto de la Riestra, gestor del dominio financiero británico después de Caseros y al cónsul de Inglaterra en Buenos Aires, Frank Parish, autorizado especialmente por el Foreing Office al comprender que el “Sud” abriría nuevos mercados para la producción inglesa 26. La misma empresa publicará después en su historia, que “los ramales ferroviarios” como tentáculos de un inmenso pulpo se extendieron por todos los confines del territorio nacional” 27. En 1865, el “Sud” se detiene, como vimos, en Chascomús. El gobernador de la provincia propició la construcción de un ramal para el ferrocarril argentino del “Oeste”, que saliendo de Merlo llegase a “el Azul” introduciéndolo en la zona de influencia del “Great Southern”. La medida no es conveniente para la empresa británica, cuenta el dinamarqués William Rógind en su “Historia del Ferrocarril Sud” porque no estaba decidida, a pesar de los pedidos de numerosos estancieros a extender sus líneas. Pero para evitar la construcción del ramal del “Oeste”,el directorio de Londres solicitó el permiso necesario para llevar el rama hacia Dolores y construir otro de Altamirano a Azul, mediante la subvención de 500 libras

4.- Luro, el ferrocarril inglés y el nacimiento del balneario (1883-1886) Corre la penúltima década del siglo pasado. Buenos Aires es ya un centro del latifundio, después de haber incorporado la campaña del desierto más de un millón de kilómetros cuadrados a la explotaci6nt coincidiendo el hecho con la apertura de la inmigración masiva. A pesar de ello, cuando el inmigrante llega, la tierra bien ubicada y fértil tiene propietarios sólidos. En el 80 culmina la etapa de la “Organización Nacional”, se desarrolla el ferrocarril y comienza la expansión agropecuaria. Los negocios se multiplican, el país vive una verdadera fiebre bursátil. La suntuosidad se desparrama por los salones porteños, los argentinos se vanaglorian de ser los “yankees del sur”. Fueron años de esplendor y progreso, pero preñados de coloniaje. El proyecto de esta generación del 80 moviliza la idea de convertir a Mar del Plata en villa balnearia por un lado, y por otro, necesitado de encuadrar al país dentro del mercado Mundial, se ve necesitado de nueva mano de obra. Nace así el deseo de la inmigración.

26

Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: “Baring Brothers y la historia política argentina” (Peña Lillo) página 109 y siguientes. 27

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Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: Obra citada anteriormente.

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por milla. Acosta, recién electo gobernador de la provincia, otorga el permiso en 1872 28. La ofensiva del “Sud” tenía sus motivo: Londres miraba hacia las estancias de lanares establecidas en la costa, que habían venido operando con puertos propios (Ajó, Boca del Salado). Así se introduce en el mercado de carretas entre Constitución y Chascomús. Fueron años duros, de lucha contra troperos criollos y estancieros desconfiados en la nueva empresa. Cinco años después, la empresa que había sido un fracaso rotundo en sus comienzos, celebra su triunfo 29. Con la línea hasta Dolores, más allá del Salado y con el ramal de Altamirano al Azul, el “Sud”, cubría la zona de lanas y tocaba la frontera con los indios. Era un ferrocarril planeado sobre la marcha, trecho a trecho, contemplando los intereses concretos de los estancieros, muchos de los cuales eran ingleses. Se calcula que en 1875 existían 100 estancias en la provincia, pertenecientes a súbditos británicos, con un capital de dos millones quinientas mil libras esterlinas. Y de los 10.500 ingleses que habitaban el país, 6.000 se encontraban asentados en la campaña bonaerense. Zeballos, partidario de la expropiación del ferrocarril adivinaba en 1879 los propósitos de la empresa, al decir que “con la línea a Dolores, atraviesa los territorios de la costa Sur y se dirige a Bahía Blanca, mientras que con el ramal de Azul, se apodera del tráfico de la dilatada comarca del sudoeste, donde pacen millones cabezas de ganado” 30. W. Rógind cuenta que al alentarse la expropiación en medios provinciales, el directorio londinense envía una delegación para tratar directamente con las autoridades. La gestión tiene éxito,

comprometiéndose el gobierno a no expropiar hasta 1902, firmando, a su vez, el 19 de octubre de 1881 un convenio por el que la empresa se obliga a llegar al Tandil y a Bahía Blanca 31. El destino y otras posteriores gestiones, harán que diez años más tarde el expropiado sea el ferrocarril del Oeste, cayendo en manos de su adversario británico. En tanto, dos años después del convenio llega Dardo Rocha a Mar del Plata. Ofrece traer el ferrocarril, que ya se había comprometido por su parte a llegar a Bahía Blanca, pero no precisamente pasando por el modesto pueblito sureño que ninguna importancia económica tenia. Muchos trataron de influir en la decisión de Rocha, para que negocie con los directivos de la empresa la extensión de sus líneas férreas. - ¿Para qué? -El ramal llegará, pero años más tarde sumergiendo a la comarca en la inutilidad total. No es descabellado deducir que la llegada del ferrocarril haya sido una especie de compensación a esa nueva clase que acababa de surgir en el país. Las ganancias fáciles de la especulación formaron un núcleo social que basó su poder en el dinero, en el comercio y en la tierra. Recibió el nombre de “oligarquía” y no desdeñó el termino, que solo posteriormente adquiere carácter peyorativo, aceptándolo pura y simplemente como aceptaba constituir la única clase con capacidad económica, intelectual y política para dirigir el país. Son años en los que nace el deseo de buscar lugares alejados de la gran urbe que era Buenos Aires, para reencontrar la intimidad perdida, dice Juan José Sebrelli. El “olor” a inmigrante de la metrópoli se volvía insoportable para ellos. Era necesario, entonces organizar una villa cuya inutilidad económica y dificultades de acceso la convirtieran en algo exclusivo. Y la oportunidad la brinda ese humilde pueblito, llamado Mar del Plata, de amplias

28

Scalabrini Ortiz, Raúl: “Historia de los ferrocarriles argentinos” (Editorial Plus Ultra) 1971 - Citado en página 44. 29

Bosques, Ricardo E.: “La edad del riel”. Historia Integral Argentina tomo 5, página 179. 30

31

Scalabrini Ortiz, Raúl, obra citada anteriormente, página 50. 43

44

Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 51.

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playas, hermoso paisaje natural, clima privilegiado y distancia suficiente de la Capital32. Dardo Rocha termina entregando al “Gran Sud” los dineros que la empresa dice no tener para construir el último tramo de vías: Maipú -Mar del Plata. En tanto, Pedro Luro, a quien cabe reconocer esa intuición de los que suelen vislumbrar la aparición de nuevas empresas, captando el deseo que flota en el aire, brega por lograr una toma de conciencia entre los pobladores. Por ello, en la reunión del 11 de agosto de 1884 de la Corporación Municipal dirá que en razón de que el próximo verano acudiría a este pueblo mucha gente ...era necesario que las calles y solares baldíos se pusieran en otras condiciones de lo que actualmente están, que hoy se encuentran llenas de vizcacheras…”, lo que nos demuestra que a esa fecha, Mar del Plata ya era una incipiente estación de baños 33. Tanto esfuerzo fue en vano para el vasco Luro. Cinco meses antes de la llegada del ferrocarril debió partir a Europa a causa de su enfermedad. En el país, triunfaba la fórmula Juárez Celman-Pellegrini mientras el saladero entraba en una etapa recesiva, junto con la barraca, la lana, el muelle, el molino, etapa de la que no habrían de resurgir “La vieja estación de ferrocarril se convirtió en una puerta, un poco alejada de Buenos Aires si se quiere, pero una puerta al fin, que acabó por triunfar sobre el puerto” afirma acertadamente Cova. El 26 de septiembre de 1886, el Gran Sud entraba en la incipiente aldea. Para algunos eran días de alegría. Para el país en cambio esa locomotora significa la derrota de un progreso auténticamente nacional. El ferrocarril “Oeste” agonizaba. Entre risas de un lado, llanto del otro, había nacido “el balneario”.

32

Sebrelli, Juan José: “Mar del Plata, ocio represivo”.

33

Cova, Roberto O.: “Síntesis histórica de Mar del Plata”, 1968, página 17. 45

5.- El objetivo del ferrocarril Después de la fundación oficial de todos modos Mar del Plata parecía condenada a una lenta muerte. Pedro Luro será el nuevo impulsor: el saladero, la lana, la grasería, son actividades que desarrollará. Pero todo es inútil: el destino del pueblito, como factoría, no se jugaba en estas costas sino en los centros que ordenaban el rumbo de la economía. Puede ser que Luro haya vislumbrado ese panorama y dado las características de la gente que venía a “tomar baños” pudo deducir el nacimiento de una nueva actividad. La llegada del ferrocarril parecía ser la salvación económica. Pero si por una fue un medio de transporte de pasajeros desde la Capital, por otro en cambio destruyó todo intento de montar industrias locales. El ferrocarril Sur en nuestra costas es el epílogo de una seria derrota nacional y tan grave que hasta se daba el lujo de tener ramales totalmente improductivos, como el que llegaba a Mar del Plata. Ya a los dos años tocaba Bahía Blanca por el ramal de Azul, alzaba en Ingeniero White un muelle de acero y por el ramal Tandil y Tres Arroyos comenzó a drenar la rica zona de las sierras. Tenía en sus manos toda la ganadería y se iba expandiendo hacia la región cerealera del oeste 34.

Mar del Plata: ¿para qué? Solo como ramal de pasajeros y mantener la zona improductiva. Es que el arma del ferrocarril es la tarifa. Ella juega un papel preponderante en la vida de un pueblo: se pueden impedir industrias, crear zonas privilegiadas, fomentar regiones, estimular cultivos y hasta destruir industrias florecientes. La tarifa es un arma

34

46

Bosques, Ricardo H.: obra citada anteriormente, página 193.

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artera y silenciosa y con frecuencia indiscernible hasta por el mismo que es victima de ella 35. La potencia del ferrocarril fue superior a la del Estado pues se ejerció sin contralor de aquél: durante muchos años las entradas brutas de estos igualaron las rentas generales de la Nación. Por ello se afirma que la construcción de ferrocarriles en las colonias y países subdesarrollados no es parte de un proceso de industrialización, sino que apunta a abrir esas regiones cono fuente de producción de materias primas. Cuando, en 1889, don Ángel Gardella establece una línea de navegación al sur de la provincia, el ferrocarril rebaja las tarifas en competencia ilegal hasta que la sofoca 36. Muchos años más tarde, el director de Puertos y Canales declaraba que el ferrocarril Sur que atiende la provincia de Buenos Aires, ha desviado toda la producción hacia los puertos de Bahía Blanca y Buenos Aires, no recibiendo carga de dicha empresa, ni el puerto de Mar del Plata que había costado 27 millones de pesos, ni el de Necochea que costó 14 millones. Lo poco que esos puertos han recibido fue conducido por carros. Y la fecha de la declaración es de... 1929 37. El ferrocarril ingles fue enemigo declarado de la actividad del interior, de sus industrias, de sus puertos. En busca de la ganancia –dice Scalabrini Ortiz– el ferrocarril aniquiló al interior. Así tenía carga de ida, con los artículos manufacturados que el interior necesita y carga de vuelta con los productos agropecuarios que el interior produce. Los puertos del litoral fluvial y marítimo han sido aislados para que la carga recorra la mayor distancia posible 38.

Así murió, por una paralela de hierro, lo que alguna vez comenzó como pequeña factoría y nació, por los deseos de su graciosa Majestad, entre otros pretendientes, una villa para tomar baños, que más tarde se convertirá en aristocrático balneario. Nació de la mano del Brasil, comenzando a caminar por el empuje del ferrocarril británico y del sector industrialista de la oligarquía. Y fueron los grandes financistas de la primera década del siglo quienes la transformaron bella para las futuras generaciones motivando en la memoria de nuestros antepasados el recuerdo de una ciudad como no hubo otra en el país.

35 Scalabrini Ortiz, Raúl: “Los ferrocarriles deben ser argentinos”. A. Peña Lillo Editor. 1965, página 39. 36

Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 27.

37

Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 44.

38

Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 129. 47

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Capítulo III La consolidación

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La consolidación

1.- La Preparación (1886-1907) El ferrocarril, el frigorífico, la inmigración cambiaron la cara del país. Cerca de 650 mil inmigrantes entran en la década del 80 al 90. Las exportaciones de trigo trepan al millón de toneladas. Y aunque el gobierno de Juárez Celman llega hasta las ultimas consecuencias del liberalismo reinante, transfiriendo a manos privadas las actividades del Estado, el progreso no se detenía: había más de dos millones de hectáreas cultivadas, 22 millones de vacunos, 70 millones de lanares y 4 de caballares. Corría 1889 y el progreso era monstruoso, casi violento. Dos años después, la provincia vende el ferrocarril “Oeste” a una compañía inglesa, en cuyo directorio se encontraban representantes del “Sud”. La garra inglesa comienza a cerrarse sobre la nación. A tres años de la llegada del ferrocarril al balneario, da comienzo lo que se denomino la “belle epoque”. Es el nacimiento de la economía de consumo, de la moral del derroche. Coincide con el año de la tragedia romántica de Mayerling y la Exposición Internacional de Paris. Se Construye la torre Eiffel, símbolo del progreso mecánico alcanzado. El culto a lo inútil lo invade todo: artificiosa arquitectura “art noveau”, complicados atuendos femeninos, modales rebuscados, frivolidad, auge de los lugares de diversión, cabarets de lujo, casinos, lupanares, proliferación de las “garçonnieres”, de las damas adulteras, de las “demimondaines”, las “midinettes” y las “coccotes”… Mar del Plata también tiene su transformación al ritmo de la que sufre la sociedad. Se crea la “Sociedad Anónima Bristol Hotel”en 1887, integrada entre otros por el tercer hijo de Luro –José, promotor de la idea– y su cuñado, Sansinena. La compañía 51

hace construir el “Bristol Hotel”, inaugurándolo en la temporada de 1888 con la presencia de quien será uno de los mas famosos protectores del balneario: el vicepresidente Pellegrini. “¡Que hermoso comedor!, dirá mas tarde Alio. Haría honor a cualquier establecimiento europeo de su género… el objeto esencial se ha logrado: hallar el efecto”. El microclima europeo, tan ansiado, se estaba logrando rápidamente y se ve reforzado años más tarde con la presencia de otras personalidades, tales como Adolfo Dávila, Miles Pasman, Ernesto Tornquist, que la sociedad recibió en su seno 1. Por yuxtaposición de varias casillas surge la primera rambla, se construyen chalets y la “villa” toma forma. Pero la política internacional es variable y los centros económicos de los cuales depende el país sufren crisis que repercuten en la república. Para la época, el régimen de tenencia de la tierra provoca distorsiones, sustrayendo la tierra de la adquisición del inmigrante que se ve obligado a trabajar como peón a convertirse en arrendatario o deambular por la campaña, o afincarse en los suburbios de las ciudades. El dinero, sin embargo, no deja de correr a raudales: en 1888 las transacciones bursátiles llegan a los 1500 millones de pesos por mes. Las ventas de bienes raíces superan los 85 millones en 1887 y alcanzan al año siguiente la cifra de los 125 millones. Comienza, como dijera Lugones, la odisea argentina, de estar “crucificados en una pizarra de la Bolsa”. La crisis de la banca Baring en 1890 hace temblar la república. Se despierta el sueño del progreso ilimitado, para hundirse en la sensación de la gran catástrofe. El oro sube, no “hay dinero, porque todos los capitales son atraídos por la vorágine de la Bolsa”, se queja amargamente Juárez Celman. Y entre tantas tempestades, una le toca a Mar del Plata: es destruida la rambla por la furia del mar. Pellegrini, rápidamente,

1

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 2, página 14.

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recién llegado de Europa, recauda suscripciones durante la temporada del 90 para construir otra, que en agradecimiento llevara su nombre. La revolución del 90 colocara a Pellegrini en la presidencia, con el aval de los inversionistas ingleses y el consejo político de Roca. Aparece en escena más nítidamente, en contraposición con el liberalismo fisiocrático y portuario, el sector industrialista de la oligarquía, que quiere una gran nación, aun a costa de su independencia económica. (Más tarde los hombres surgidos de su filas, serán los grandes financistas que convertirán a Mar del Plata en el “Biarritz” argentino). De su mano, el país seguirá con la introducción de capitales extranjeros. La revolución poco había logrado: la oligarquía pierde el pelo, pero no las mañas. Mientras en el país se suceden revoluciones radicales, acuerdos y antiacuerdos, nace la Unión Cívica Radical. En las ciudades y en los campos, en tanto a los hombres que poco entendían de política, los tenia sin cuidado si Roca era mejor que Mitre o Pellegrini mejor que ambos. Su preocupación era mas prosaica: subsistir. La población estable de Mar del Plata seguía con su destino: construir las casas de los visitantes estivales durante el invierno. La ciudad veraniega será de los “otros” y el contraste entre ambos sectores se vuelve inmenso: “se trataba de dos ciudades que aunque parezca mentira no tenían contacto” 2 . Los habitantes del pueblo se establecerán en unas cuantas casuchas blanqueadas por el lado de la estación, dice una testigo de los hechos, son inmigrantes afincados, vascos, españoles, hombres de oficio, peones. De sus familias arranca el origen de la población de Mar del Plata en los primeros años del siglo actual... son albañiles, carpinteros, techistas, pintores, yeseros, horneros que

preparan ladrillos, quinteros...tamberos, lecheros. Comerciantes que abastecen las necesidades comunes.. Algunos pescadores… 3 El grueso del personal para atender a la aristocracia era traído de Buenos Aires. Mar del Plata comienza a cumplir el rol añorado: villa exclusiva de un sector social, que esta en auge, cultiva el lujo, el gasto superfluo, la vanidad, entronizado al “dandy”, al “sportman” y al “bon vivant”. El efecto estaba logrado: sin caudillos molestos, ni la arrogancia de la chusma bárbara que ha desaparecido de la escena nacional y en la villa nunca se asentara. Agustín Rodríguez, en un sencillo ensayo, nostálgico de aquellos tiempos en que los pelucones de la política se ocupaban de conseguir a sus amigos, siempre con el “consejo” del infaltable cónsul inglés, un puesto de presidente, afirma que los propósitos iniciales de los fundadores de Mar del Plata “...había sido un gran puerto y una ciudad activa prosperando en él. La realidad fue, sin embargo, un balneario de excepción, el primero de la Argentina, y acaso del mundo, si se toma unas vacaciones el arrebato industrial” 4 . Aunque esa idea del emporio mercantil en los primeros fundadores ya vimos a que se resumió, Rodríguez sigue diciendo: “La idea del balneario ...debe ubicársela después del 80. Pertenece en origen a los hombres de treinta a cuarenta años de ese tiempo... Los que soñaron con M ar del Plata balneario fueron los que con más empeño solicitaron a Rocha la prolongación del ferrocarril. Tendrían ferrocarril los que tanto lo querían, no para el comercio por el comercio mismo, sino, más allá de esto, para el rápido y seguro transporte de pasajeros en el periodo estival, a la manera que lo cumplían los expertos de Europa...” Con una curiosa manera de apreciar la diferencia entre las dos sociedades, afirma, que: “la autoridad municipal hacia lo suyo

2

Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 19. 53

3

Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 16.

4

Rodríguez, Agustín: “Los segundos fundadores y José Camuso”, 1973.

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con sus magros recursos y las comisiones o grupos que formaban los veraneantes, lo de ellos con abultada moneda y naturalmente ambos en beneficio de la ciudad. Nunca hubo rozamientos, pudiendo considerarse notable lo que en obras dejaron los de afuera con admiración de los de adentro...” En realidad, poco rozamientos pudo haber, pues las autoridades municipales, o eran “porteños” o gente relacionada con ellos. Más bien se podría decir que con los magros recursos de la población estable, más la abultada moneda de los de afuera, se construía para admiración y también para beneficio de los de “afuera”. Poco interés debía existir en este grupo en favorecer radicación de gente en el pueblo, y menos aun de transformar las condiciones de vida de los “estables”, pues como el mismo Rodríguez lo reconoce, “...al balneario lo entendía este núcleo como algo exclusivamente de su ocio estival: una creación incompatible en su solaz, tan de su pertenencia...” Imposible era, que el “inmigrante”, de quien escapaban en Buenos Aires, hiciera de la villa su hábitat. Mantener un cierto número necesario, para cubrir los servicios indispensables, sí, pero de ahí a fomentar el crecimiento de una ciudad, no. Los primeros gobernantes de la zona, acota Rodríguez, entre 1887 y 1903, son los terratenientes circundantes, “los del antiguo afincamiento en el medio, que acaso mas que hacer, han visto como hacían los que cambiaban la aldea en floreciente balneario que ya es Mar del Plata en 1903". La afirmación corrobora nuestra apreciación anterior y tiene crédito, mas aun viniendo de don Agustín Rodríguez, hombre de antiguo afincamiento en la ciudad. Corre 1902 cuando se aborda la construcción del Hospital Mar del Plata, mientras los pescadores abandonan su refugio junto al muelle Luro, para trasladarse al barrio “Tierra del Fuego”, lejos de la vista de los veraneantes. Tres años más tarde, la rambla Pellegrini es destruida por el fuego, y Juan Lasalle hace construir otra, aunque existe consenso en encarar la ejecución de una de material.

Se entuba el primer tramo del arroyo las Chacras y por 1906 es excesiva la afluencia de gente en el verano, superando las comodidades que puede brindar el balneario. Empieza el arribo de los primeros grupos de inmigrantes que han levantado cabeza y ahora son los “nuevos ricos”, la llegada del grupo de los relacionados con el sector industrialista de la oligarquía y de los grandes comerciantes... La Argentina se había transformado en el paraíso austral, donde no podía haber confites, pues bastaba estirar el brazo para alcanzar algún sustento. Ese era el país irreal. La Argentina encubierta, la de los desocupados, la de los braceros hambrientos, la de las miserias y las indignas condiciones de trabajo descriptas en el célebre informe Biallet Masse no contaba. Como no contaba que todas las sociedades industriales, comerciales, agrícolas y mineras llevan la marca “limited”: “Limited” en todas las fabricas, “limited” en los capitales, “limited” en las empresas, “limited” en los seguros, “limited” en la circulación y distribución de la riqueza argentina, afirmaba un viajero de la época. Y Mar del Plata ya estaba en camino de convertirse en importante balneario, dejando atrás la etapa de humilde villa estival.. Aparecen los primeros chalets de La Loma. Quienes los habitaran estarán espiritualmente lejos del país, un país que se debatía por encontrar su destino, mientras la “élite” veraneaba, asistida por un grupito de laboriosos inmigrantes, preparando arduamente un escenario del que ellos no serán actores principales. Mar del Plata crecía, sus calles eran transitadas, existían edificios, el progreso se palpaba. Quizás por ello, el gobernador de la provincia, la declara ciudad el 10 de febrero de 1907, treinta y tres años después de que Peralta Ramos pidiera autorización para fundar un pueblo ya construido.

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2.- Los ideólogos de la villa: la generación del 80 La idea de Mar del Plata como villa exclusiva del grupo porteño corresponde a esta generación y por ello es necesario comprender su origen e influencia sobre la ciudad. Cuando Roca llega al poder, se abren al país amplias posibilidades de expansión. La generación del 80 aparece como proteccionista, industrialista, sin arrodillarse ante los apóstoles del librecambio. Pero como las cifras de la exportación aumentaron y el país se enriqueció vertiginosamente; entonces abandonaron sus inicíales propósitos. La nación se integra a la economía inglesa, con mano de obra aportada por la inmigración y el sueño de la Argentina industrial se pierde en la pampa, vencido por los títulos de las propiedad es adquiridas por los hombres de esta generación 5. “Estos jóvenes incultos –dice Julio Irazusta– creyéndose más cultos que sus maestros, lejos de revisar sus principios los agravaron. Esa generación dejó que se perdiera para el país los frutos de un desarrollo que la Argentina había hecho por sí misma... las fuentes de riquezas pasaron a manos extranjeras” 6 . No hay duda que se pasó de un país pobre, despoblado, desconocido a otro, donde se realizaban un sin fin de actividades, crecía el producto bruto, se poblaba lentamente y ya vislumbraba como una potencia hemisférica. Ello dio lugar al nacimiento de una nueva clase social, basada no en la producción, sino en la especulación, porque allí estaba la verdadera ganga, en una economía de expansión tan brutal como la argentina 7 .

La propiedad de la tierra era su elemento clave, el activo que respaldaba el acceso a un mercado financiero restringido. Con razón se pudo decirse que Canning y la banca Baring eran los héroes nacionales... Pero para esta clase, la posibilidad de seguir manteniendo el poder requería un experimento social formidable: la sustitución de una clase por otra, el gaucho por el inmigrante 8. El origen de este poder se encuentra en la década del 80 al 90 y es el resultado de la prosperidad de la burguesía comercial, gracias al manipuleo de la tierra pública hecho posible por la campaña del desierto, el crédito oficial y la especulación monetaria, dice Carlos M. Vilas 9 . En el proceso de la formación de la propiedad rural, salta a la vista, el “...acaparamiento de grandes extensiones de suelo por algunos mercaderes y traficantes más antiguos del Río de la Plata (Alzaga, Anchorena, Martínez de Hoz). La formación del latifundio aparece así como una etapa que sucede lógicamente al desarrollo de las grandes fortunas mercantiles, como una transformación de la burguesía comercial en burguesía terrateniente” 10. La consecuencia fue la generación educada por el liberalismo triunfante: Pellegrini, Roca, Figueroa Alcorta, Quirno Costa, Juárez Celman, Bonifacio Lastra, Lucio Vicente López, Miguel Cañe, Roque Sáenz Peña, etc. La Argentina con que tropezaron al salir del claustro los impactó. El paraíso no existía: vieron una república sin pueblo. Casi todos callaron con prudencia para trepar a una posición política o

8 5

Jauretche, Arturo: “El medio pelo en la sociedad argentina”. Arturo Peña Lillo. 1971, página 42. 6 Irazusta, Julio: “Financistas ingleses en el Río de la Plata”. Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 3, página 273. 7

Roulet, Jorge E. y Sábato, Jorge: “Estado y Administración Pública”. Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 8, página 205 y siguientes. 57

Bejarano, Manuel: “Formación de la burguesía moderna”. Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 4, página 10 y siguientes. (Demuestra el autor, las circunstancias que hicieron posible este nuevo sector social, con importancia futura sobre Mar del Plata). 9 10

Vilas, Carlos M.: Obra citada anteriormente, página 144.

López, Manuel: “Los nuevos dueños del desierto” Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 4, página 95. 58

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un rango social indispensable en ese país que encontraron. Medraron concientemente en su tierra, que se hacia cada vez mas mercantil y enajenada. Mientras llegaba el porvenir espiritual augurado por sus padres (“enterraron la moral para reproducirla” dirá Alberdi) se consagraron a gozar de la riqueza material. La política quedo en manos de pocos y entre el 80 y el 90 la Argentina se convirtió en un emporio mercantil, una factoría donde los valores materiales eran poco menos que exclusivos. Ni siquiera la Cartago de la historia clásica, porque la ciudad púnica fue dueña de medio mundo y tuvo un Aníbal que casi le da otro medio y el Buenos Aires que manejaba el general Roca no era un imperio propio, sino un emporio ajeno 11. Estos hombres vinieron a Mar del Plata. De ellos es la idea del descanso bucólico, de la creación de una villa exclusiva alejada de un mundo tan complicado como era el de entonces. Los hijos de ellos, ya pertenecientes al sector industrialista de la oligarquía a causa del progreso en marcha y del engrandecimiento de su base económica, serán los financistas de la primera década del siglo XX. Se encargaran de transformar ese proyecto de sus padres en otro más grande, para que pueda albergar a todos aquellos que por su fortuna, influencia o posición social hallan llegado a ser parte de la “clase”. Fue la necesidad económica de estos “sectores industrialistas” lo que generó el impulso de una ciudad más grande, más moderna, más acorde con el mundo de las finanzas y las nuevas modas que imponía Europa. No por casualidad estos financistas bautizan a Mar del Plata con el nombre de “Biarritz argentino” Agustín Rodríguez los llamo “segundos fundadores”, hombres que no eran de aquí, pero realmente no fueron mas que los “financistas” de una prosperidad que concluyo cuando el progreso del país se detuvo, progreso del que solo ellos aprovecharon se beneficiaron.

3.- La inmigración, base del milenio liberal El mérito que se le atribuya a esta política es haber inaugurado la inmigración, tema estrechamente relacionado al crecimiento habitacional de Mar del Plata. Es verdad que durante el siglo XIX la inmigración fue beneficiosa como hecho demográfico y económico, pero su asimilación al país y su aporte cultural fue negativo, en tanto resistía a la cultura nativa y contrarrestaba la fuerza de una conciencia nacional. Varias etapas pueden señalarse con respecto a la inmigración. En la Argentina que surge después de Pavón se. persiguió el aniquilamiento del gaucho. No se pudo acabar con un pueblo entero en esa masacre continua de criollos entre 1861 y 1870, pero !o que quedaba ya no contaba. El gaucho y el orillero pasaron a ser una realidad policial. En esta lucha participaron inmigrantes: recuérdese que la infantería de Mitre en Pavón eran inmigrantes italianos, y también que la Legión Militar de Ascasubi en la batalla de Cañada de Gómez – noviembre de 1861– fue la más entusiasta en degollar criollos dormidos 12. El país necesitaba brazos, pero con los criollos no se podía contar. Por ello comienza la inmigración. Así lo confiesa Sarmiento: “esa política ha permitido ahogar en sangre la chusma criolla, inepta, incivil y ruda que nos sale al paso a cada instante” 13. Así lo dirá, también José María Rosa. Se buscaba “Una Argentina donde una clase racional fuera todo el país. Cumplíase el ideal de Caseros. No quedaban masas populares con conciencia de ser la patria, ni caudillos incómodos que las condujeran”14.

12

Rosa, José María: Obra citada anteriormente, Tomo 5, página 105.

13

Hernández Arregui, J. J.: “La formación de la conciencia nacional” Editorial Plus Ultra, página 85. 11

14

Rosa, José María: Historia Argentina. Tomo 8, página 177 y siguientes. 59

60

Rosa, Jose María: Obra citada anteriormente, Tomo 8, página 162.

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Hay quienes señalan dos fases importantes en la inmigración. La primera comienza en 1876, y atrae a los italianos procedentes del Norte, venidos con intención de mejorar su situación económica. Un 65% de la inmigración de la época responde a esta característica. Incluso se afirma que con esfuerzos y a base de ahorros personales, algunos alcanzaron a montar industrias variadas 15. Muy distinta es la que comienza a llegar en 1890, proveniente del Mezzogiorno, agrícola y semifeudal, la mas importante por su número. Constituyó mano de obra no especializada. Casi analfabeta, huía de la miseria y la explotación de su tierra natal. “Fácil resulta imaginar el asombro de los nativos al contemplar el arribo de esas masas incultas y de aspecto tan rudimentario o primitivo. Los recién llegados no mostraban a sus ojos la imagen misma de la civilización, del hombre moderno” 16. “¡Ay del país, cuando nos gobiernen los hijos de estos...!” afirmó Roca al verlos. El censo de 1895 demuestra que un 25% de la población del país es extranjera. El de 1914 contabiliza un 29%, a los que hay que agregar los hijos de los venidos en la décadas anteriores aun no integrados culturalmente a la sociedad. En la provincia de Buenos Aires, cerca del 50% eran extranjeros. A la luz de estas cifras, bien pudo citar Cova a Fernández Moreno cuando dice: “¿ma de que argentino me estas hablando? ¿Qué clase de argentino sos que no sos italiano?” 17. Fuera del lado anecdótico, las cosas no eran tan bellas como las pintaban: “Los inmigrantes contratados por la oligarquía como arrendatarios, fueron conservadores y ahorrativos, hostiles al cambio social e indiferentes frente a la situación de la población

local vencida, a la que también explotaron y consideraron al igual que la oligarquía, étnicamente inferior” 18. Alguna vez se incorporaron a las luchas nacionales, pero no por propia iniciativa, sino a la deriva de partidos, como el radical, cuya base era de antigua extracción federal, incluso estrechando su programa. Por ello, también se pudo decir en 1912: “!¿Che gringo, qué te hacés ahora? - lo que tutto il mondo! ¡Agora sonno radicale!” (Fray Mocho) Y si mientras la población nativa luchaba por profundas reformas, con causas históricas de por medio, la inmigración nunca comprendió, ni deseó la acción de esas masas anónimas. El inconformismo del inmigrante, solo parcialmente y de un modo indirecto y circunstancial, coincidió con la causa nacional y por lo general el país vernáculo no integró, al menos como sentimiento dominante su concepción adventicia y tradicional de la Argentina 19. En nuestro balneario, la inmigración tiene una vital importancia. En 1895 sobre un total de 8.175 habitantes había 3.220 extranjeros o sea el 40 por ciento. Pronto se agruparan en sociedades de socorros mutuos, al igual que en la capital, pues él también desde su ángulo, debía integrarse a un ámbito que le era hostil, aunque estuviese preparado para recibirlo económicamente. Con la llegada de Luro en 1877, comienzan a establecerse vascos y españoles y luego italianos que con sus familias dan origen a los troncos mas antiguos de la ciudad. Ya partir del arribo del ferrocarril -anota Cova 20, que se ha dedicado en extenso al temalos apellidos criollos son reemplazados por los de los inmigrantes hasta desaparecer totalmente. Es decir que entre la población estable los inmigrantes dominaron la escena. Trajeron sus aspiraciones de progreso,

15

Pasarreli, Bruno: “La inmigración Italiana”, Documentos para la Historia Integral Argentina 40 Cedal) Tomo II.

16

Bejarano, Manuel: Obra citada anteriormente, página 17.

17

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de le ciudad que nos construyeron”, Número 3, página 15. 61

18

Hernández Arregui, J. J.: obra citada anteriormente, página 79.

19

Hernández Arregui, J. J.: obra citada anteriormente, página 83.

20

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 6, página 10. 62

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aportaron sus rasgos culturales, y las distintas actitudes ante el trabajo. Hijos también del liberalismo, fueron anticlericales, anticonformistas, anarquistas en gran parte. Después serán socialistas, dando origen al peculiar socialismo a la europea de Mar del Plata. Y en la ciudad, durante muchos años, prevalecerá el espíritu del inmigrante, su forma de ser, de mirar la vida y de aceptar el destino turístico que le imponían las condiciones económicas del momento.

comercial, en la Estación de Velocidad para los viajeros internacionales que nos traigan los barcos y aquí desciendan para quedarse o seguir a Buenos Aires” 21. Al núcleo inicial se agrega ahora otro sector social. A fines de siglo pasado, acota Manuel Bejarano, “...nuestro país asistió a un fenómeno atípico: la formación de una clase media moderna, de una burguesía empresaria, clase esencialmente económica, que no vino a cuestionar a la tradicional agropecuaria, coexistiendo ambas sin fricciones” 22. El pilar del progreso fue la Sociedad Anónima del Club Mar del Plata, constituido en 1907 a instancias de Adolfo Dávila, liberal brillante, hombre de la oligarquía industrial, fundador del Club Industrial, que unido al Centro Industrial Argentino dieron nacimiento en 1887 a la Unión Industrial Argentina. La asociación reunió en su seno a un grupo de refinados caballeros porteños, financistas de casi todas las obras de la época.. En 1910 por ley Nº 3.299 se autoriza al gobierno para contraer el empréstito destinado a la construcción de la rambla, tomando a su cargo la Sociedad el déficit que pudiera producirse por el servicio del préstamo. Pero se acumulan servicios no pagados y amortizaciones no cubiertas y por ello el Ministerio de Hacienda “...tomo a su cargo la administración del edificio y el gobierno de la provincia la garantía del empréstito, subrogando al Club Mar del Plata, con beneplácito de los prestamistas” informa Alio. Más tarde, en 1917, la oligarquía reunida en la “Comisión Pro Mar del Plata” se quejara que el gobierno ha dejado caer la obra, cuidandose, por supuesto, de recordar que la obra que iniciaron para su “placer y solaz” concluyó amortizada por las arcas de la sociedad, a través del gobierno radical. Las obras son muchas: en octubre de 1909 se inaugura la Explanada Sur, La Norte, llamada Centenario, se inaugura dos

4.- La era de los financistas, construyendo una ciudad europea (1907 -1916) Entre 1907 y 1913 culminan todas las obras que le darán el esplendor necesario a la ciudad. Primero el Club Mar del Plata, después el Teatro Odeón, las Explanadas, la Estación Mar del Plata Sur, la Rambla de mampostería –donde sentó sus reales el aristocrático Ocean Club– el comienzo de las obras en la escollera Sur, para la construcción de un puerto destinado a suplantar al de Buenos Aires y por último los innumerables chalets levantados son el resultado de cinco años de trabajo. Las calles asfaltadas, la electricidad, las comunicaciones con la capital, brindaban al porteño “bien” la seguridad de encontrarse en una verdadera y gran ciudad. Era el apogeo de la belle epoque, cuando la República festejaba su Centenario y una imperiosa necesidad de invertir la ganancia del agro recorría al país. Fue, sin duda, la etapa de mayor promoción mundial del balneario. Es la etapa, según Agustín Rodríguez, de los gobiernos comunales con gente que no es de aquí. Venían de la oligarquía y eran felices en la ciudad de inspiración de la aristocracia, imaginada, creada y fomentada por ellos. Pensaron solo en su núcleo, “...si hasta cuando se habla del Puerto que dejó la oligarquía, se piensa más que en la balanza

63

21

Rodríguez, Agustín: obra citada anteriormente.

22

Bejarano, Manuel: obra citada anteriormente, página 21.

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años después. En septiembre del mismo año se dicta la ley para la construcción del puerto de ultramar, iniciandose las obras en 1911. Promotor del puerto fue Pedro O. Luro, quien sostenía la quimérica opinión de que llegaría a suplantar al de Buenos Aires. El Ferrocarril Sur y la política económica del país se encargaron de tronchar esa ilusión. En enero de 1910 se inaugura el edificio del Club Mar del Plata, al mes siguiente el Teatro Odeón, en diciembre de 1911 la Estación Terminal Sur, el Asilo Unzue en marzo de 1912 y la rambla Bristol en 1913.Entre 1908 y 1910 se construyen numerosos chalets, muchos de los cuales no son hoy mas que recuerdos. En tanto “...más afuera –dice Cova– en las orillas, las simples casas de patio –¡minga de puerta cancel!– o las más modestas casillas servían de morada a los residentes estables de la ciudad que iba creciendo” 23. La estabilidad económica alcanzada por el liberalismo, incrementa las inversiones británicas que en 1909 llegan a 912 millones de dolares y en 1913 a 1.860, de los cuales 1.037 corresponden a los ferrocarriles. La burguesía enriquecida por la expansión dilapida la renta que deja el extranjero. “Escala en Paris o en Londres las escaleras del refinamiento, después de haber saltado los escalones del “rastacuero” y se identifica con las grandes metrópolis del dinero, la cultura y el placer, trasladando a Buenos Aires ese hibrido anglo-francés que hará las delicias de las damas cultas”, dirá Arturo Jauretche 24. Pero ya la conmoción social tocaba las puertas del sistema: el Centenario fue festejado entre bombas y huelgas anarquistas. “Los inmigrantes –dice A. Ramos– son gringos y gallegos, acreedores a motes viles y a la mofa sempiterna, mientras un capricho no los saque de pobre, estos desgraciados que proporcio-

naban bloques de oro a cambio de un pedazo de pan, serán los hijos de la gran puta”. Antes, habían llegado para satisfacer las exigencias del complejo de inferioridad racial que padeció aquella generación de hispano-americanos avergonzados de su origen, que calificaban al resto de sus connacionales como víctimas de taras congénitas que los hacia inadecuados para la civilización. Pero no todos los inmigrantes estaban en la ruina: muchos hicieron fortunas mas grandes que las de la vieja aristocracia. Esta nueva clase de ricos comparte la gloria con la tradicional oligarquía. “Prestamente le arrebataron las veladas del Colon, las tardes de Palermo, los salones del Club del Progreso y comenzaron a trepar por el Jockey Club”, afirmará Jauretche. En Mar del Plata le robaran el dominio del Club Mar del Plata, por lo que se trasladaran al “Ocean”, aunque la “juventud dorada, todavía hacia roncha dragoneando de leones en la Bristol”. “Fueron los Barolos y Roveranos con monumentales edificios, los Llorente, Ibarra en el comercio, los Lagomarsino, Merlini, Campomar, Colombo, Llauro, Pini, etc. Y si aquella vieja oligarquía extravío su destino nacional en Europa, esta nueva burguesía, a la que no le interesaba la política, se perdió ahí nomas entre San Isidro y la Recoleta” 25. La ciudad contaba por entonces con 30 mil habitantes. Hay desocupación y también ollas populares. La agitación social comienza a llegar a la ciudad. Dos años después para evitarla, doña Leonor Uriburu de Anchorena organiza el “Día del Pobre”. En 1913 las vías férreas recorren 32.494 kilómetros de territorio nacional. El transporte ferroviario se convierte en la columna troncal de la vida comercial del país. El censo de 1914 anotó a casi 8 millones de ciudadanos. En la provincia de Buenos Aires habitaban cerca de 1.400.000 de los que 700 mil son extranjeros. Más de 3 millones de hectáreas están en manos de 18 familias en la provincia de Buenos Aires.

23

Cova, Roberto O. Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de le ciudad que nos construyeron”, Número 3, página 29. 24

25

Jauretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 45. 65

66

Jauretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 164.

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La ley Sáenz Peña posibilitará el voto libre. Con razón dirá Victorino de la Plaza: “...soy el primer presidente argentino que no conoce el nombre de su sucesor”. Pero el país, lentamente, va deteniendo su progreso. Se colmó el espacio geográfico apto para la economía y el límite de población que cabía en ese espacio y en esa economía alcanzo su tope. La potencialidad del crecimiento llegaba a su fin. Todo avance posterior se deberá a la diversificación del mercado interno. Nuevas formas sociales golpean al sistema: el anarquismo con bombas, el socialismo con votos. Ya en 1915, en la quinta sección electoral para renovar la legislatura provincial triunfaba el socialismo democrático. Pero el más afectado era quien no había entrado en el anterior reparto: el gaucho, el criollo. Perteneciendo a una sociedad que cambio de rumbo, sus oficios no sirvieron al nuevo mundo que se levantaba con las manos del inmigrante. Se amontonó en los suburbios, en “dormideros”, no habitaba… acampaba… El “gringo” se encontró con una sociedad preparada para él, para desarrollar las aptitudes que había adquirido en su patria de origen. La deformación cultural los comparó: vio en la pobreza del gaucho un rasgo de inferioridad racial, pero se cuidó de decir que este pertenecía a una sociedad que agonizaba y aquel entraba de lleno a un mecanismo de producción que ya conocía. El inmigrante estaba en su ambiente. Y si bien muchos progresaron, no lo hicieron en proporción a la riqueza que contribuyeron a crear. En nuestra ciudad eran el sustrato de la población local. Como sus connacionales reaccionaran violentamente y luego darán forma a la socialdemocracia lugareña. Ya en 1911 ya se acusa a los “maximalistas” de atentados y huelgas. Pero si las cosas socialmente habían cambiado, no será precisamente solo por ellos. El radicalismo, de antigua extracción federal, cuya base esta constituida en gran medida por ese criollo abandonado de todos, fue la nueva esperanza. Tanto es así, que la

oligarquía lo consideraba como una resurrección de las montoneras. Los “financistas” se alejaron por 1916 de la ciudad. Para algunos fue la guerra la causa, para otros, más acertados, la ascensión del radicalismo al poder, a lo que cabría agregar la paralización del progreso en el país y el cuestionamiento de sus privilegios por el nuevo partido político en ascenso. La situación los obligó a una retirada para cuidar intereses afectados en la City. No se trataba de intereses financieros sino de la propia existencia como clase, provocando la retirada del balneario y abandonando su engrandecimiento, para trabarse en enconada lucha con las nuevas fuerzas populares, a las que por fin vencerán. Esa muchedumbre, que el 12 de octubre de 1916 arrastraba a Hipólito Yrigoyen hasta la Casa Rosada para recibir su juramento como presidente, era la real preocupación. Tanto odio había contra lo que representaba, que años más tarde en su epitafio, “La Prensa” dirá: “Se entrego de cuerpo y alma a cultivar el favor de las masas menos educadas en la vida democrática, en desmedro y con exclusión deliberada de las zonas superiores de la sociedad” 26. Dos años después de la ascensión de Hipólito Yrigoyen, la humanidad desaprensiva y alegre que transitaba la Rambla, tenia motivos de sobra para sentirse satisfecha: el milenio liberal había llegado. O al menos lo creía así27. Sin embargo en 1930 comprenderá que, en realidad, ese milenio liberal había finalizado dieciséis años atrás, entre sillones de mimbre, orillando la marea, y paseando el chic de sus siluetas, como dijo en su tiempo una poetisa… No muy lejos, apenas unos pocos años antes, quedaba la época dorada del balneario. Los pastos que crecerán en las

26

Sindicato de Luz y Fuerza-Capital: “La Prensa: Cien años contra el país”. 1970, página 80. 27

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 4, página 10.

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Explanadas, el deterioro de la Rambla, los focos eléctricos sin reponer serán los testimonios de aquel tiempo pasado. Los procesos sociales son irreversibles y aunque muchos volverán, después ya no será lo mismo. La edad de oro de la ciudad Atlántica terminaba, sin posibilidades de volver a repetirse, porque la clase social que la había ideado y gozado iniciaba su larga retirada en la historia del país de los argentinos.

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Capítulo IV De la restauración

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De la restauración

1.- La transición: los años locos y la Comisión Pro Mar del Plata (1916-1928) Los años pertenecientes a este período son de transición, tanto para el balneario como para el país. A pesar del aumento permanente de turistas, lo que da un cariz más popular a Mar del Plata pues los nuevos visitantes pertenecen a la recién ascendida clase media, el progreso se detiene. La semana trágica de 1919 también tocará el tranquilo pueblito. La huelga declarada en solidaridad con los obreros metropolitanos, causa dificultades a los veraneantes que descansan en el balneario, dirá el diario “La Razón”, resaltando una situación reiterativa a lo largo de la historia marplatense: la inconveniencia de protestas de cualquier tipo que afecten los intereses del turismo. La represión desatada por el general Valiot detiene a 400 personas 1 . Al año siguiente en la comuna es elegido intendente un socialista: Teodoro Bronzini, quién ante el temor que inspira a la aristocracia su filiación, afirma: “Tenemos conciencia que la vida de la ciudad descansa sobre el verano” con lo que la situación se tranquiliza. A él, le seguirán hasta 1928 otros hombres de su partido. Agustín Rodríguez, en su citado trabajo afirma sobre la época: “Mar del Plata en 1920 toma el timón de lo de ella… Los segundos fundadores concibieron y realizaron lo maravilloso que se vio, pero pensando en ellos, olvidándose de los demás. Este es el pecado de su virtud, el error de su milagro que a partir de 1920, progresivamente el pueblo va a corregir…”.

1

Datos de la revista Crisis Número 21, enero de 1975, donde se puede ver en detalle una crónica de los días previos a la huelga. 73

Pero no existirá el milagro: los nuevos intendentes (socialistas o conservadores) seguirán bregando por los intereses del turismo, olvidándose de la población estable con la única diferencia de que ahora los “guardianes” son lugareños. El deterioro de las obras realizadas unos años antes, mueve las quejas de la aristocracia. El gobierno radical preocupado por otros problemas no toma en cuenta las peticiones. Así es que el 9 de febrero de 1920 se crea la “Comisión Pro Mar del Plata” formada por los señores de la sociedad porteña. Electrificación de tranvías, proyecto del camino costero (Mar Chiquita-Miramar-Necochea) y otras realizaciones fueron el resultado de sus afanes, además de la promoción turística. El núcleo porteño a pesar de todos los temores seguía dominando la escena local. Terminada la guerra europea, la humanidad se dispone a gozar del periodo de los “años locos”, hasta que un jueves de 1929 estalla la Bolsa de Nueva York hundiendo en la miseria y el hambre a millones de seres humanos. Los “años locos” traen consigo varios cambios. El principal estará íntimamente ligado a la mujer. La transformación es vertiginosa: pelo corto, polleras también cortas, hombros desnudos, dan a la silueta femenina cierto aire de “muchachito travieso”. Vida deportiva. Mayor liberalidad en las costumbres (la mujer fumando en público será una de las características) lo que apareja una especie de revolución sexual, encabezada por ella misma, en contraste con el puritanismo aparente de otras épocas. En sí, tras estas frivolidades se esconde el viejo problema de la integración de la mujer a un mundo manejado por hombres. La influencia del torbellino norteamericano, otro rasgo de la época, invade todo el ambiente: música, cantantes, bailes, desnudos, publicidad, automóviles, etc. ¿Dónde comienza este neofeminismo liberal en nuestro país? Para muchos en las residencias de la loma marplatense. Y la ciudad cumplirá un rol protagónico en todo el proceso, dictando la

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moda de verano en mallas y polleras, en costumbres y en formas de ser. “Lo más notable es la exposición de rodillas que hemos tenido este año” anotaba “La Razón” en 1927, fenómeno nacido varios años atrás. Modas, carreras entre Buenos y Mar del Plata, el frenesí del baile, borracheras, juergas en las residencias, signaran el estado moral de los años locos. Son días de chacota para la aristocracia. De cabaret de lujo, de boites, de lenocinios. La mentalidad garufera reina por doquier y “con el boom de la diversión –afirma Iñigo Carrera a quién seguimos– y la alternancia de ambos sexos, halla buen terreno la afición a las drogas. La heroína, cocaína y otras, son distribuidas libremente. “Blancanieves”, como se la llama, alterna con toda clases de príncipes y enanitos, surgiendo una cierta cultura del “chic” de la juerga y el “doping.” Juan José de Soiza Rally cuenta sobre ellos: “Las chicas de la cultura chic han impuesto la moda de emborracharse... en los bailes nocturnos... hombres y mujeres bailan sin cesar horas enteras … Las mujeres y los hombres bajan borrachos. Se tiran a la frescura de la playa. Allí pierden sus collares, sus perlas… Algunos no se acuestan en parejas, sino en montón. La noche es obscura debajo de la Rambla … ” El autor ubica esta descripción en Mar del Plata por 1924. Pero sigue: “La morfina, cocaína, opio son los tres paraísos del cielo artificial… existen nidos de aristocracia donde los devotos de ambos sexos se reúnen en torno de drogas fatales... Esas casas de ensoñamiento existen no solo en Buenos Aires. Las hay en Mar del Plata... no son embriagueces vulgares que están a la mano del pobre” 2 . Sebreli afirma que en 1922 las coristas francesas de Madame Rasimi y el “Bataclán” al año siguiente la introducen en la boite “Chez son Altez” que funciona en un galpón de la Bristol.

En octubre de 1922 asume la presidencia Marcelo T. de Alvear. Aristócrata venido a menos, estimado por los nuevos conservadores, su periodo será época de tranquilidad. Se acrecientan las inversiones norteamericanas como consecuencia del repliegue inglés en la política internacional. Inaugura Playa Grande como centro de atracción, produciendo el éxodo de la “gente bien” que se traslada desde la Bristol para huir de la “foule” que lo ha invadido todo 3 . Alvear jugando el golf, Alvear firmando el despacho en la playa, Alvear en rolliza malla de baño será la reiteración de su periodo Junto a él, su esposa, Regina Pacelli, provoca comentarios por sus modernos vestidos. Lentamente se acerca el segundo período de Yrigoyen y también el comienzo del fin de la democracia representativa.

2

3

Iñigo Carrera, Héctor: “Los años 20". Historia Popular Argentina, Número 40 (Cedal). Página 35 y siguientes. 75

2.- Un fenómeno particular: el socialismo marplatense. ¿A que se debe la primacía del socialismo en la ciudad? Es la pregunta que durante años muchos se han formulado. ¿Cómo es posible que mientras en la capital, socialismo y aristocracia sean enconados enemigos, aquí en la ciudad compartan pacíficos espacios y más aún la gobiernen con su entero beneplácito? Enrique Ferri describe en 1902 al socialismo argentino como “la planta exótica del Río de la Plata. Un transplante de la socialdemocracia europea”. Bajo la dirección de Juan B. Justo el socialismo argentino, inspirado en el marxismo científico, se fue apartando de sus originales principios, recibiendo influencias del positivismo y del liberalismo. La creciente importancia, en la dirección partidaria de elementos pequeño burgueses, lo transformaron en un reformismo

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 4, página 11.

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evolucionista, que no solo será bien mirado por la clase dominante sino también tolerado. La limitada extensión de su influencia y el aislamiento político, fruto de la indiscriminada condena contra toda política criolla, disminuyó aún mas su peligrosidad. Su objetivo era la elevación de la cultura del pueblo, la capacitación, apoyada por la ciencia y un reparto igualitario de las riquezas. Pero las mayoría de los trabajadores miraban con indiferencia su intensa propaganda y siempre fueron minoritarios dentro del sindicalismo. Había mas confianza en los métodos de acción directa que propiciaban los anarquistas 4 . El nombre de Juan B. Justo, fundador del partido, aparecerá con motivo del mitin de 1889 en el frontón de Florida, junto al de Nicolás Anchorena. Esta cercanía, no solo será simbólica sino que no se romperá a lo largo de toda su historia. Ya jefe de la agrupación socialista, junto a sus ideas antimilitaristas propiciaba huelgas de contribuyentes vecinales. Ahí está contenido el carácter urbano del partido, afirma mordazmente un historiador 5. Partidario de la libre empresa, enemigo de toda estatización o industrialización nacional, su teoría es un progresismo que mira al porvenir y sirve al pasado como el hombre del cuento, que aunque miraba para adelante, caminaba para atrás. Llamaba “indiada” a la población del interior y fue el partido que puso en boga el termino “ política criolla”. Con el tiempo, el socialismo democrático (“Socialistas teóricos, señor presidente, hormiguitas prácticas”, les dirá en el Congreso Nacional, Lisandro de la Torre) se convertirá en respetable y pro-imperialista, belicista contra su propio pueblo, asistirá a banquetes o inauguraciones de escuelas, a los homenajes de las fuerzas vivas y aprobará fusilamientos en nombre de la cultura. En

los hechos y por encima de sus frases terminará convertido en comité de propaganda de las asociaciones de fomentos o se lo tildará de “unión vecinal socialista” 6 . Escudo democrático del conservadorismo en el país, han sido como librecambistas el lado progresista del comercio del “chilled” y durante el gobierno de Justo armonizaron el fraude con la ética mas sublime. Mientras Perón levantó las banderas del interés nacional marcharon todos juntos con la oligarquía contra la demagogia 7 . Prevalecieron siempre en Mar del Plata. Mientras el país sufría transformaciones en la ideología de sus movimientos, el socialismo democrático triunfaba en la ciudad ¿Por qué? Quizás por el sustrato de su población inmigrante, quizás por otras causas. Lo cierto es que sus triunfos solo son quebrados en dos momentos: después de 1946, cuando la migración interna altera la conformación de la población local a causa del auge de la construcción y su demanda de mano de obra, posibilitando el triunfo del peronismo en la comuna y en 1965 cuando vuelve a repetirse la misma situación y se alcanza un pico máximo de población migrante y nuevamente triunfa el peronismo. De ahí en más las victorias electorales le corresponden al socialismo. Y creemos que seguirá venciendo en las confrontaciones electorales, sin que ello signifique efectuar cargo alguno a la sociedad local. Es solo la constatación de un hecho. Un análisis de la realidad dada. Es que al estabilizarse el crecimiento vegetativo con el migratorio, la población local alcanza una media que supera a los nuevos habitantes. La ciudad, entonces, vuelve a soñar con los réditos que deja el turismo, una actividad no regulada por el municipio en forma estricta.. El socialismo democrático en Mar del

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del Campo, Hugo: “La semana trágica”. Historia Integral Argentina, tomo 6, página 65 y siguientes. Ver también: “Los orígenes del anarquismo en la Argentina” Documento para la Historia Integral Argentina, tomo II. 5

Hernández Arregui: Obra citada anteriormente, página 101. 77

6

Revista Planteo, número 18, página 14.

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Hernández Arregui: Obra citada anteriormente, página 108 y siguientes.

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Plata, generalmente se ha distinguido por esa razón: dejar al arbitrio privado las alternativas de la industria turística. Y quizás por ello cosecha victorias electorales. Cuando Mar del Plata comience el despegue industrial, apoyándose en sus propias fuerzas, las situación cambiará. Si bien no corresponde cronológicamente analizar la situación actual, atendiendo a las modalidades seguidas en el trabajo, es posible a esta altura comentar algunos aspectos de las consecuencias de las administraciones socialistas en la ciudad. Con imagen de “buen administrador, ordenado y eficiente” la ciudad progresó conforme a su visión de organización municipal. Al llegar el boom del turismo a su punto máximo es cuando comienzan a vislumbrarse el déficit de este tipo de administraciones. La comuna en sus manos se ha convertido en defensora de intereses privados por encima de los colectivos, fenómeno que se percibe nítidamente, por ejemplo, en el tema transporte público. Este rubro de esencial importancia para la población estable esta diseñado para satisfacer plenamente las necesidades del turismo dejando de lado los recorridos que puedan beneficiar a barriadas enteras. En síntesis, a pesar de la opinión de muchos, el socialismo democrático no le ha dado al progreso de la ciudad el ordenamiento que las circunstancias, muchas veces favorables por razones históricas, hubieran requerido, repartiendo los beneficios en forma igualitaria.

Nace en julio de 1928 la “Asociación de Propaganda y Fomento”, ente dirigido por marplatenses, con el propósito de publicitar el turismo en el balneario y brega por la pavimentación de la ruta nacional numero dos. Hasta 1928 serán los socialistas las autoridades comunales, después vendrán los conservadores, siempre luchando para mejorar la ciudad para los de afuera. Dos años después el proyecto de la Argentina agro-exportadora toca fondo. El conservadorismo con Uriburu a la cabeza de sus cadetes provoca la caída. Cuando Agustín P. Justo asume el gobierno en 1932, se inicia lo que Pinedo llamará “Los tiempos de la República”… aunque sin embargo la época pasará a la historia con el nombre de “ década infame” (infame por los hombres, no por la época). Al año siguiente el pacto Roca-Ruciman consolida nuestra dependencia de Gran Bretaña. Se funda el Banco Central siguiendo los consejos de Sir Otto Niemeyer. Con Justo vuelven al poder los intereses agropecuarios, el país es manejado por los abogados de las corporaciones extranjeras y el fraude político tiene como objetivo mantener los resortes del poder. Lo primordial es salvar lo esencial del sistema... “De un lado estarán los capataces de la colonia –dirá Scalabrini Ortiz– y del otro, los colonos: todo el país”.Como consecuencia de esta política asume en 1934 la Intendencia local José Camuso, el “gran realizador del municipio” al decir de Agustín Rodríguez. La sorda lucha entre los intereses norteamericanos de la “Standard Oil” y los británicos representados por los ferrocarriles impide la concreción de la red vial. A mediados de 1931, estos últimos presentan un largo memorial solicitando la ayuda estadual para sofocar la competencia del automotor. “Lo esencial, decía la nota, es la coordinación”. El petitorio no fue atendido. El ministro de Obras Públicas de ese entonces era abogado de la General Motors 8 .

3.- Hacia la ruta pavimentada. Las dos ciudades (19281938) La ciudad cuenta en la época con 63 mil habitantes, mientras tímidamente se radican quienes harán de las “prestación de servicios” turísticos su modo de vivir. En el país asume la segunda presidencia Hipólito Irigoyen con objetivos más preciso, apareciendo esta vez como un enemigo real de los privilegiados.

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Scalabrini Ortiz, Raúl: “Los ferrocarriles deben ser argentinos”, página 16.

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En el interior del país, los ómnibus y camiones restaban cargas al ferrocarril, la competencia lo va asfixiando. “La situación do los ferrocarriles es de verdadera gravedad, pues han perdido el monopolio de los transportes” declarará en 1935 un alto directivo británico 9. Quienes habían impedido hasta el momento el desarrollo de las caminos y del transito automotor eran los ferrocarriles. Fue el arma principal del extranjero, para sujetar la voluntad del país puesto que su fuerza era casi inconmensurable. Hicieron a su albedrío, legisladores, jueces y gobernadores. Tres de los presidentes que gobernaron en el siglo hablan respondido a sus intereses. Cuando en 1936 se promulga la ley de Coordinación de Transportes, buscando poner fin al caótico desarrollo de los transportes automotores y evitar los perjuicios mutuos de una competencia incontrolada, la ruta tardara solo dos años en pavimentarse. Un año atrás en unas pocas horas se dictaría el paquete de leyes llamado por Jauretche “El estatuto legal del coloniaje”, mediante el cual se enajena el país al dominio financiero inglés. Discepolo, poeta del asfalto, escribe sus tangos penetrados de siniestra amargura. Son un canto a la desesperanza, un himno al fracaso. En todos los labios se repiten los versos estremecedores de “Yira, yira”.Es la Biblia del raté en la monstruosa ciudad de cemento, comenta Abelardo Ramos. Momento dramático para la sociedad argentina. Entre sones de jazz, irónica algaraza de la época, los desocupados llenan las villas miserias. El humorismo siniestro de Cadícamo retratará el estado social: “No hay guita ni de asalto / y el puchero está tan alto/ que hay que usar trampolín/ Si habrá crisis, bronca y hambre/ que el que compra diez de fiambre/hoy se manda hasta el piolín”. “En los bares, los parroquianos se sentaban alrededor de una tasa de café solitaria. La ciudad entristeció, se torno callada...

En los suburbios, la miseria proletaria veía crecer en los baldíos a los réprobos de la calle... El sentimiento de derrota fue característico de la época, se sabía con resignación o rabia, que el país no pertenecía a los argentinos. En las ciudades chicas, el personaje más importante era el gerente inglés de los ferrocarriles, que no hablaba castellano y estrangulaba en “whisky”todos los días las penas de su “merry England”... En esa atmósfera creció nuestro sentimiento de inferioridad y la fama de nuestra tristeza. Lo extranjero envolvía a los argentinos por todas partes.... El porteño descubre gradualmente que ha sido victima de una falacia. Los supuestos en que habían crecido sus ilusiones eran idolatrías. La riqueza del país no era suya…” 10. Solo FORJA luchaba por la perdida dignidad nacional: “Somos un argentina colonial, queremos ser una Argentina libre” proclamaba en sus volantes. Pero no por ello la ciudad balnearia dejó de progresar. Manuel Fresco, campeón del voto cantado, diligente medico de los ferrocarriles, legislador y gobernador fraudulento lanza un plan para remodelarla y su Ministro de Obras Públicas, María Bustillo, encarga en enero de 1938 la nueva rambla a su hermano Alejandro. En enero de 1938, cuando se celebra el cincuentenario de la “Bristol”, llegan cien mil turistas a la ciudad, que ya toma rumbos multitudinarios en verano, mientras en invierno permanece solitaria, con sus ventanas y puertas tapiadas,.. La calle San Martín llegara hasta Santa Fe y a vivir el largo invierno tocan, comenta Cova.... El progreso ahonda el abismo entre las dos ciudades. “Del arroyo Las Chacras al mar, la ciudad y las características de quienes la habitan o disfrutan. Del arroyo hacia el campo, el caserío que ni siquiera es aldea, donde se refugian los que trabajan, los que sobreviven o intentan superar la frontera del arroyo al mar total y definitivamente y no cuatro veces por día, para ir a contribuir al crecimiento y progreso del sector costero”, afirma Borthiry.

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Scalabrini Ortiz, Raúl: Obra citada anteriormente, página 22. 81

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Hernández Arregui: “Imperialismo y Cultura” (Editorial Plus Ultra 1973).

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De un lado, las mansiones suntuosas, la preocupación por imitar las ciudades europeas, del otro, del arroyo hacia la pampa, los inmigrantes y nativos conformando una nacionalidad cuajada de contradicciones. “La frontera –sigue diciendo acertadamente el escritor– alguna vez quizás por 1920 se extenderá a regañadientes hasta la Avenida Independencia. Hasta aquí llegan las preocupaciones municipales. También de los gobiernos centrales… Obras públicas paseo, urbanizaciones...”. La ciudad se nutre de marginados. Albañiles, peones de cocina, sirvientas, toda mezcla de servicios... es el destino turístico de Mar del Plata que sigue y seguirá produciendo fronteras. Esa legión de obreros y sirvientas que a bocanadas surgía todos los días de viviendas incomodas y húmedas, son sin embargo, pese al olvido de la historia, quienes hicieron la ciudad bajo la dirección por supuesto de los otros. Ladrillo y cal. Arado y bandeja. Sudor y conformismo 11.

ya no está Camuso en la intendencia. En 1940 son anulados por “fraudulentos” los comicios provinciales que consagrarían gobernador a Alberto Barceló. El golpe del 6 de septiembre de 1930 quiebra la continuidad legal, mantenida en apariencia desde las históricas presidencias liberales. “Somos hombres a la defensiva”,explicará el presidente del Jockey Club a Ortega y Gasset. Pero aunque el filosofo español discurra de esta afirmación la general tristeza del carácter del argentino, no es el hombre argentino el que está a la defensiva, si no los hombres de la oligarquía tradicional. La tristeza que se verifica en ellos no es más que el estado de ánimo de un grupo social que sabe su tiempo histórico contado 13. Y una de las mayores infamias de la época fue precisamente el “fraude patriótico”. “El fraude es considerado como patriótico en tanto impide el regreso de las masas entregadas a la demagogia y al poderío indiscriminado del número” (Manuel Fresco, Conversando con el pueblo). Y la región del país donde el sistema impera descaradamente es en la provincia de Buenos Aires: “es ese ¡manos arriba! del gobernador de Buenos Aires que estremece al país” dice Deodoro Roca fiscal implacable de la época. Los responsables máximos de este carnaval trágico de la llamada democracia representativa son Leopoldo Melo, Federico Pinedo, Agustín Justo, Duhau, Rodolfo Moreno, Manuel Fresco...14 Pero la escena se cierra con figuras pintorescas del escamoteo oficialista de libretas, urnas y votos; Alberto Barceló, chulo máximo del atrio escamoteado y empresario egregio del canto comicial y Juan Ruggiero. Es que el fraude –dirá Scalabrini Ortiz– es el patriotismo que el imperialismo impone. Buenos Aires entre 1930 y 1943 aparece tranquila en la superficie. Una paz varsoviana reina en la ciudad. Las clases altas

4.- Los conservadores en la ciudad y el país. “No corresponde hacer el comentario de la elecciones de ayer en la provincia de Buenos Aires, porque no hubo tal cosa. Debe hablarse directamente de fraude comicial, pues a eso se redujo la jornada” dice “La Prensa” acerca de las elecciones bonaerenses del 3 de noviembre de 1935"12. A pesar de ello, el gobierno de Manuel Fresco quiere dejar huellas de su paso y especialmente en la ciudad. Las obras realizadas entre 1938 y 1943 la transforman, aunque para la fecha

11

Borthiry, Enrique D.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 4, página 22. 12

“La Prensa, Cien años contra el país”. Obra citada anteriormente, página 92. 83

13

A. Cayrò: “El fraude patriótico”. Historia Integral Argentina, tomo 7, página 173. 14

84

A. Cayrò: Obra citada anteriormente, página 175.

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se sienten cómodas.. Era una época con cierto brillo cultural, una buena difusión de literatura europea a través de la revista “Sur”,conciertos de excelente» música moderna, …Y al margen de la cultura, cierto sentimiento aristocrático campea por la ciudad 15. En contraste, conseguir trabajo o el “mango que te haga morfar” era una preocupación cotidiana. Discepólo expresa ese sentimiento general de frustración y cinismo que embargo a la clase media y popular. Fue entonces cuando Scalabrini Ortiz intentó retratar el “hombre que está solo y espera” en la esquina de Corrientes y Esmeralda donde nada debía esperar. Cuando corría la mitad de 1935, una trágica noticia envuelve la ciudad: Gardel ha muerto. Su entierro fue un acto multitudinario “Un pueblo humillado y desconfiado proclamaba que a falta de un caudillo como el que había acompañado dos anos antes (Hipólito Yrigoyen) prefería evidenciarse ante un gran artista”.La gente marcaba así su desconfianza frente a un proceso donde todo se iba confundiendo, donde nadie era capaz de renovar su esperanza diciendo la palabra debida” 16. ¿Como se había llegado hasta aquí? ¿Donde se había originado la situación? La idea sobre la cual la dominación política de la oligarquía se mantuvo fue la de una superioridad cultural. Se consideraron con un derecho indiscutido al gobierno, lo disputaron por todos los medios, incluso por las armas y ahora lo tenían. “Después del 90, los abuelos renegaron del criollo por europeísmo intelectual, pero los nietos posteriormente renegarán del inmigrante… En el Club del Progreso se injuriaba al pueblo argentino llamándolo “gaucho” y un cuarto de siglo después, en el Circulo de Armas, también se lo injuriaba llamándolo “gringo” por boca de ilustres herederos, cada uno de los cuales estaba a sueldo de un gerente ingles… Graves caballeros que hablan vivido

vendiendo el patrimonio nacional, declaraban solem nemente que el pueblo había sido corrompido por la demagogia y ante cada nueva desventura electoral concretaban su opinión en una frase lapidaria: ¡Que país de mierda!” 17. Y la verdad que los nombres cumbres del conservadorismo distan mucho de ser patrióticos. Ahí está don Alberto Barceló, don Uberto Viento, don Groppo y los Fresco, Miguez y Solanos, etc, con olor a mostrador y cuando no a algo menos santo y si hay olor a rodeos será de vacas ajenas, señala Jauretche 18. ¿Pero, como se ubicaron en la cumbre del poder estos grupos? Fue cuando la élite tradicional delegó en estos intermediarios la concreción del fraude, reservándose para si los puestos de la administración nacional. Pero a causa de los momentos de crisis, son estos intermediarios lo que han pasado al frente para convertirse por obra y gracia del matonaje, el soborno y la violencia en senadores o gobernantes, rodeados de adulones…” 19. Este fue el papel de les conservadores en el país y también en la ciudad.

15

Romero, Josè Luis: “Buenos Aires, una historia” Historia Integral Argentina, tomo7, página 107. 16

Luna, Félix: Diario “La Opinión”, 24 de junio de 1975. 85

5.- De la ruta de la década infame a la ley de propiedad horizontal. (1938-1950) El 5 de octubre de 1938 Manuel Fresco inaugura la pavimentada Ruta 2. Destinada a contrarrestar los efectos positivos de la ley de vialidad nacional y a reducirlos a categorías de pequeñas especulaciones, los intereses extranjeros alientan este tipo de construcciones, las más de las veces inútiles para la economía regional.

17

Juaretche, Arturo: “Forja y la década infame” (A. Peña Lillo) página 171.

18

Juaretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 173.

19

Cayró, A.: obra citada anteriormente, página 177.

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La ruta transforma al balneario. Un año más tarde será inaugurado el edificio del ACA, terminándose dos años después la primera parte de la rambla Bustillo. Se habilita el parque San Martín, se inaugura el Yacht Club y abren sus puertas el “Hurlinghan” y el “Turbillon”. Dan inicio las obras del camino a Miramar, se urbaniza Playa Grande. La “Torre Tanque” terminada en 1942 será el símbolo de este época, que marcó una profunda transformación en Mar del Plata y la encuadra en la categoría de urbe moderna. El 4 de junio de 1943 el ejército pone fin a una experiencia política indefendible. La etapa que comienza es la de transición. La figura del coronel Perón adquiere relieve en el nuevo gobierno formado. Aglutina tras de si esa fuerza social que la industrialización del país había volcado sobre las fábricas y que no había sido advertida por los conservadores entretenidos en contar vacas y votos. Pero un buen día aparecieron los trabajadores en la Plaza de Mayo y la historia del país cambió. Rompiendo los moldes del país inmigrante, esa masa anónima de argentinos, abre una experiencia inédita en la vida argentina. “El subsuelo de la patria se había sublevado” afirma acertadamente Scalabrini Ortiz. La especulación inmobiliaria inicia su lento reinado en Mar del Plata, comienza el fenómeno “del marplatense por adopción” que busca como modo de vida la prestación de servicios turísticos y configura una ciudad para que los demás pasen el rato. En 1944 como un signo de los nueves tiempos que se avecinan cierra sus puertas el alicaído Hotel Bristol. El peronismo transforma también la ciudad en su aspecto social. En la Argentina solo veraneaban los pudientes, pero la vida se modificó y los lugares de descanso se encuentran abarrotados de gente. “Ahora –afirma un escritor– se ven hom bres con rostros provinciano que no vienen solo a servir”. Muchos hoteles pasan a manos de los gremios, la playa Bristol se convierte en reducto

preferido de los visitantes, mientras la “crema” sigue su éxodo a Playa Grande y a otras zonas mas alejadas del centro. El gobierno provincial que preside Mercante proyecta un plan de fomento turístico con el lema: “Usted paga el pasaje y el gobierno el hospedaje”. Con la sanción de la ley de propiedad horizontal en 1948 se abre otra etapa en la ciudad balnearia coincidente con el sostenido incremento del turismo social. El país por entonces ofrecía el nivel de vida más alto de América Latina Los sindicatos levantan sus colonias de vacaciones, comenzándose la construcción de las colonias de Chapadmalal. En 1949 se invierten en viviendas populares 1.840.000 pesos. Se construyen 500 mil casas con la incorporación de niveles de vida dignos para 2.500.000 argentinos. Mientras en Mar del Plata se desarrolla la industria de la construcción, se demuelen viejos chalets, quizás los únicos antiguos testigos de un esplendor lejano. La transformación es vertiginosa e imprevista, con un nuevo caudal humano y con las construcciones que signarán la época. Pero lo fundamental del período es la iniciación del turismo social. Organizarse no fue sencillo, pues el trabajador no poseía el hábito de veranear. No considerar el descanso como algo pasivo, procurar que sea una actividad, aunque de un orden distinto al trabajo, defender y valorizar el descanso en bien de la familia y la sociedad fueron tareas que dieron por resultado el llamado “Turismo Social”, todo a cargo del gobierno provincial. Muchas dificultades tuvieron que sobrellevarse. El trabajador “pensaba que tendría que llevar grandes valijas –que no tenía– para disponer durante los días de ausencia; pensaba en la ropa que tendría que usar para no desentonar con la población veraneante; no sabía como debía ser esa ropa, pero la suponía cara; se imaginaba una vida mundana de gran boato, pensaba con recelo en los hoteles y concluía que todo ello no era para él”, narra

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Francisco Capelli, subsecretario de previsión social en ese entonces 20. Por la publicidad directa y por la acción personal de los dirigentes gremiales se trató de persuadirlos que no era así. Pero la campaña tuvo poco éxito. Solo al regreso de los primeros contingentes y cuando fueron transmitidas sus experiencias entre los compañeros se logro el éxito deseado. Se argumenta que fueron los aumentos de salarios y las leyes sociales los factores que posibilitaron el acceso de los trabajadores al descanso veraniego, poro ello es simplificar las cosas: fue en realidad la organización del estado peronista lo que posibilito este estado de cosas y muchas otras. Por primera vez el pueblo se sentía dueño del país y del gobierno elegido. En el aspecto edilicio, ya a fines de la década del 40, se inician grandes obras. También da comienzo la construcción del complejo “Sierra de los Padres” que no tiene mayor éxito al concluirse, como tampoco lo tiene el barrio el Alfar en un intento de expandir el turismo fuera del micro centro de la ciudad. ¿Por qué? Según Cova, por el aglutinamiento del grueso del turismo social en el área Casino que motiva la tremenda concentración masiva en el lugar. ¿No es el Casino, se pregunta el autor, con sus pompas y sus glorias con más el infierno circundante la causa de esta alienación de Mar del Plata? 21 Desde el punto de vista urbanístico y a la luz del tiempo transcurrido desde 1938,con el crecimiento del llamado parque automotor y la feroz cogestión de la zona, deberemos concluir que el Casino fue un error de medio a medio, señala el mismo autor, criticando la ubicación del edificio 22.

Pero surgió otro problema mucho más grave pues afecto a la población estable. La ciudad creció indiscriminadamente. De los chalets de la época anterior a la ciudad elevada medio muy poco tiempo. Los barrios alejados del centro, que al principio distaban unas pocas cuadras, alimentados por la creciente y vertiginosa migración, irán creciendo sin prisa y sin pausa, alejándose cada vez más de la propia ciudad Se insinúan las barriadas, que en la próxima década aumentarán en número. Son los barrios periféricos y allí también debería llegar el progreso 23. Llega sí, pero “...con los pies en el aire y caminando con la cabeza... Se hacen las casas antes que el pavimento. El pavimento antes que los desagües. Los desagües antes que los servicios de Obras Sanitarias, estos antes que el gas, el gas antes que la red telefónica, etc… El resultado, son inundaciones torrenciales apenas unas gotas de lluvia de verano tocan el suelo, déficit de líneas de transportes, de sanidad, de lugares de abastecimiento, etc. “Intendentes –o comisionados– hubo que acudían poco menos que con bombos y platillos a inaugurar abundantísima “Vías Blancas” –que pagaban los vecinos– o pavimentos sin desagües– que no pagaba la Municipalidad”, concluye el citado escritor en su certero diagnostico 24. Y así se hizo Mar del Plata, defendiendo el interés de los que se beneficiaban con el turismo en mayor medida, atacando el interés colectivo de quienes construían la ciudad. Una historia del beneficio privado han sido los años que jalona su vida hasta llegar al centenario. Las obras de infraestructura que debía proporcionar el municipio no llegaron y no llegarán. Los barrios periféricos son una muestra palpable del crecimiento distorsionado y dependiente que efecto a la ciudad. Un progreso que llego sin golpear a las puertas y perjudicó a muchos. Estos barrios albergarán a quienes tengan

20

Capelli, Francisco: “Turismo Social en la Provincia de Buenos Aires”.

21

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que nos construyeron”, Número 5, página 25. 22

Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 17. 89

23

Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 28.

24

Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 29.

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dinero para adquirir terrenos sin precios especulativos… después crecerán las villas miserias asentadas en terrenos fiscales o privados desocupados, habitadas por quienes no pueden acceder a la vivienda propia. En los años 70 la situación será aún más critica: en la ciudad, el déficit habitacional se tornará dramático. Es una ironía del destino: el cordón de rascacielos que bordea las calles céntricas está alejándose cada vez más de quienes los construyeron con sus manos. Pero esa es otra historia, todavía sin final, que pasaremos a detallar.

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Capítulo V El reinado de la clase media

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El reinado de la clase media

La etapa inaugurada en 1950 es de fundamental importancia para la historia de la ciudad, no solo por no estar todavía concluida sino porque en ella se definirá el rumbo a seguir en el futuro. A partir de esa fecha, “La Perla del Atlántico” pasa a convertirse en la meta ansiada de muchos argentinos, en la “Ciudad Feliz”, en el símbolo de la diversión. Para ello, será preciso. estructurarla hacia ese objetivo con la diferencia que ahora la población bordea los 350.000 habitantes. Una vasta organización comercial, financiera y también municipal alimentará a la ciudad con el turismo como la mercancía más preciada. El análisis de esta etapa incluye una breve cronología, un examen del auge de la construcción y sus secuelas inmediatas, la migración interna, la proliferación de villas y barrios periféricos, la conversión de la ciudad a través de una orquestada campaña publicitaria dirigida a la clase media y a la juventud bulliciosa, el mantenimiento de la fractura existente entre las dos ciudades y por ultimo, corresponde analizar las consecuencias de este panorama.

1.- Breve cronología. Bajo el peronismo el país se fue industrializando no solo por el numero de fábricas sino también por la conciencia que incorporo en la sociedad sobre el valor del trabajo.. La industrialización elevó los salarios por la mayor producción, provocándose un reparto más igualitario de los bienes producidos. En diez años el costo de la vida solo aumento siete veces. En 1954 la inflación estaba controlada. El número de establecimiento industriales se incrementó en un 11%. El valor de la producción industrial supero a la agrícola. 95

Por primera vez en la historia del país al sector trabajo le correspondió un 60% del ingreso nacional. Y cuando están puestas las bases para la industria pesada es que casualmente asoma la “revolución libertadora”. Tres años antes Mar del Plata había alcanzado el millón de turistas. Después de 1955 hay un progresivo aumento de la construcción, mientras la ciudad cuenta con 150 mil almas y el destino local se afianza en aquello bautizado como “dar servicios”. Tras la revolución asume la intendencia nuevamente el socialismo democrático con Bronzini a la cabeza. Dos años más tarde el fenómeno turístico sobrepasa el millón trescientos mil visitantes. Nos acercamos a la década del 60, se inauguran playas abarrotadas y aumenta el éxodo de la gente bien, mezcla de ejecutivos, intermediarios, profesionales, militares y aristócratas modernos a Playa Grande o Punta Mogotes. Algunos otros, eligen Punta del Este. Ello causa alarma en la ciudad alzándose voces que solicitan la instalación de industrias al temerse la pérdida del mercado turístico de la Cuenca del Plata y con ello un déficit serio en los ingresos de la ciudad. La década trae también el aluvión financiero producto del boom automovilístico que recorre al país. En 1963 nuevamente el socialismo obtiene la comuna con Lombardo y cuatro años más tarde continua el aumento de la afluencia turística alcanzando al millón setecientos mil personas. En 1972 se calcula el ingreso de más de 3.750.000 turistas anuales. Al año siguiente el 68% de los visitantes lo hace en automóvil y el promedio de gastos entre 11 y 40 días de estadía se aproxima a los 250 mil pesos nacionales, índice de la influencia de la clase media en el fenómeno y para la cual se preparan todas las atracciones en la ciudad.

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2.- Construcción, migración interna y villas miserias. La ley de propiedad horizontal transforma a Mar del Plata, no solo por las edificaciones de la época, sino fundamentalmente por la mano de obra que atrae. La diagramación de la obra quedó a merced de los intereses privados y la consecuencia resultó ser un crecimiento distorsionado, con abundantes viviendas desocupadas (alentando ex profeso la desocupación) mientras la población estable padece un angustiante déficit habitacional. La industria de la construcción se vuelve dependiente de la industria del turismo: los departamentos construidos tiene en su mayor parte un destino afín a dicho servicio. Las cifras demuestran que en 1947 se construyeron 244.977 metros cuadrados, alcanzándose cinco años después la mayor cifra del proceso: 473.038 metros cuadrados. Declina la edificación en 1953 para bajar dos años después a menos de la mitad. Vuelve a remontar en 1964 con 302.197 metros cuadrados y a partir de ese año, según datos periodísticos, se llega en 1967 a los 147.128 metros, cifra similar a la alcanzada en 1940 1 . Frente a ello se calcula que en 1970 existen 40.000 departamentos desocupados ofrecidos solo en alquiler por temporada. Imaginemos, aunque el mecanismo no sea muy ortodoxo, el caso de un solo edificio de los llamados “grandes” que pueden llegar a albergar cerca de 4.000 personas y tendremos la siguiente distribución: en dos edificios ubicaríamos a todos los habitantes del partido de General Alvear de 617 kilómetros cuadrados de superficie y habitado por 9.500 personas; en tres al partido de Brandsen que tiene 1.183 kilómetros cuadrados y 12.500 ciudadanos; en cinco edificios ubicaríamos a los de Bartolomé Mitre que cuenta con 1.883 kilómetros cuadrados y 19.400 almas y por

ultimo en 8 edificios reuniríamos los 34 mil habitantes del partido de Balcarce de una superficie de 4.200 kilómetros cuadrados… Como señalábamos anteriormente, la construcción atrae mano de obra, pero la crisis que hace que regiones empobrecidas –desde los últimos 20 años– prosigan expulsando gente a medida que las condiciones de vida se hacen más difíciles en su hábitat, no solo tienen connotaciones locales. Entre 1947 y 1960 disminuyen en la pampa los obreros rurales en un 52%. Los censos de 1960 y 1970 permiten apreciar la magnitud de las migraciones internas y el explosivo crecimiento de las poblaciones urbanas a expensas de la población rural2 . La paralización de la inmigración en 1914, el surgimiento de un proceso de industrialización por la década del treinta, concentrado especialmente en el litoral y en Buenos Aires, genera los desplazamientos internos hacia la región metropolitana, atraídos por la mano de obra en oferta. A la falta de una política urbana se le agrega la ausencia de una destinada a paliar el déficit de viviendas, capaz de recibir al aluvión migratrorio. El aumento de la ocupación de las casas de inquilinato existentes es un recurso agotado prontamente. La solución –improvisada y provocada por el propio migrante– es la construcción de alojamientos ubicados en terrenos de los que se ha apropiado para tal fin 3 . El proceso es harto conocido como para requerir explicaciones más exhaustivas que las trazadas en estas líneas. Lo que se pretende significar es que Mar del Plata en este aspecto sufre las consecuencias inesperadas de otros fenómenos nacionales. Y el problema es el del migrante que al tratar de integrarse a una zona con mayores recursos ve prontamente frustadas sus

2

Chiozza, Elena M.: “La población argentina estancada”, Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 6, página 29.

1

Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 22, “Historia de la ciudad que nos construyeron”. 97

3

Roulet, Elva: “Conventillos y villas miserias” Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 7, página 44.

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esperanzas. El recién llegado es violentado a integrarse sin ninguna otra alternativa. La subvivienda y la subocupación, la educación más elemental y el menor grado de humanización son consecuencia inmediatas y no deseadas, pero si impuestas a su anhelada inserción. Llegados de otras provincias o poblaciones vecinas, una vez en la ciudad con el transitorio trabajo obtenido prefieren pasar un invierno lleno de incertidumbre que volver a la certeza del hambre en su terruño. Por el momento, lo único necesario para el migrante es una cama. La vivienda no importa. Con la pensión alcanza. Pronto se ilusiona con las perspectivas urbanas, sobre todo en los períodos de auge de la construcción y comprendiendo que ya no retornará a su lugar de origen, comienza la búsqueda de un asentamiento para traer sus familiares. Pero la propiedad del suelo le está vedada a su capacidad adquisitiva. El lugar elegido entonces serán los lotes fiscales o los terrenos desocupados, geografía en la cual carece de lo más necesario para la subsistencia. Así, cuando en Mar del Plata, la construcción inició su receso, el problema se agudizó y para 1970 ya se habían detectado cerca de 50 villas miserias. Los más afortunados tendrán acceso a algún barrio periférico, donde formaran fuertes asociaciones vecinales, reclamando constantemente mejoras a las autoridades municipales con la esperanzas ser escuchados alguna vez. El mercado de viviendas de Mar del Plasta está vedado a este grupo humano (y en cierta medida también lo estará a gran parte de la clase media a medida que se agudice la crisis económica nacional, aunque eso responde a otras motivaciones) pues dicho mercado está orientado al sector especulativo del turismo. Reiteramos que este no es exclusivamente un problema local. Tanto es así, que el CONADE indicaba para el año 1963 (época de bonanza en la ciudad) que el 35% de la población se endeuda para vivir, incurre en desahorro y carece de toda posibili-

dad de acceder a la vivienda, mientras el 19% solo puede pagarse una en un plazo de 40 años al 3% de interés anual. Traslademos estas cifras a 10 años más adelante y tendremos un panorama completo de este problema. Pero lo que importa señalar es que el mercado de viviendas en Mar del Plata, además de las anteriores características alcanza otras configuraciones. El matutino local “El Trabajo” con motivo del Centenario de la ciudad publicó un estudio muy acertado sobre la realidad local, titulado “Cien años de una ciudad ajena” y a él hacemos referencia en las líneas que siguen por lo apropiado de sus conceptos. Según el estudio, el turismo genera una mayor demanda habitacional, incentivando el aumento del valor de la tierra, favoreciendo, a su vez, la especulación que provoca el parcelamiento mínimo y recurriéndose a las construcciones de altura como resultado de la Ley de Propiedad Horizontal. Así, mientras lugares ligados al turismo están “sobredimensionados” con respecto a las necesidades de la población estable, lugares de ocupación permanente resultan con un serio déficit de abastecimiento. El ritmo de crecimiento urbano sobrepasa toda previsión... los cuerpos normativos no son respetados... son trasgredidos por sectores de poder encuadrados dentro de la actividad privada que poseen la facultad de distorsionar y paralizar la aplicación de normas, argumentando contenidos que en la practica no se verifican: progreso, creación de fuentes de trabajo, belleza, solución al déficit de viviendas... La industria de la construcción, solo se moviliza por el aumento constante de promisorias ganancia “...Se genera un centro urbano donde los edificios son impostados sin criterio convirtiéndose en elementos demoledores de la naturaleza, creando una muralla entre el mar y la ciudad, destruyendo el paisaje natural, modificando el microclima de la ciudad, produciendo encajonamientos de vientos y fuertes corrientes de aire en días de calma, no poseyendo

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las viviendas las mínimas condiciones de habitabilidad, con tamaño reducido, baja calidad de construcción...” señala el trabajo citado. Pero se genera también otro problema: surgen fraccionamientos indiscriminados que extienden irracionalmente los límites del ejido, produciendo centros dispersos de crecimientos cuya previsión de servicios básicos e infraestructura no pueden ser debidamente atendida por el sector público. En síntesis concluyen los autores del ensayo “La ciudad no la hacen sus habitantes, se hace a pesar de ellos y las más de las veces contra ellos” 4 .

contradicciones, es producto de esos conflictos trasladados al ámbito ciudadano. Hay que contabilizar, además la gran publicidad que se mueve, manejada por todos los medios de comunicación del país arrastrando tras de si incluso a organismos provinciales y municipales (estos con más entusiasmo, por ser dueños de casa) con el fin de motivar al grupo social citado. La publicidad nacional no solo vende automóviles, lavarropas, gaseosas, cigarrillos, sino también, como algo incorporado a su cartera, un montón de “vivir mejor Mar del Plata”. Por ello el surgimiento de “la calle del ruido ”, donde se puede encontrar la marca del scotch que hace triunfar en la vida, el cigarrillo que da más nivel, o la ropa que usar para ser un codiciado o una deseada... Y como éstos, los ejemplos se multiplican. Las imágenes y slogans de la publicidad venden los sueños para intentar convertirlos en una realidad 6. “Mar del Plata, la ciudad feliz” es el símbolo de una clase media, hoy dueña de sus afanes que se cree y siente joven, corriendo tras motivos crematísticos, olvidando la gente que en ella vive, que es muy posible que padezca el verano sin disfrutarlo. ¿Que sucedería con toda esta estructura montada y dirigida hacia tal objetivo, si por circunstancias fuera de su alcance –como una gran crisis económica nacional– produjera una bancarrota en la clase media?

3.- La ciudad de la clase media. La ciudad de la juventud Mar del Plata en la década del 60 inaugura la influencia de la clase media, coincidiendo con el fenómeno mundial de la promoción de la juventud como forma de vida. Para ella en la ciudad se monta la industria de la diversión. Se van originado las fortunas de los “grandes empresarios” del ruido. Para esta nueva forma de ser se adapta la ciudad. El grupo social aludido abarca un perímetro que va desde obreros especializados y estudiantes hasta profesionales y medianos empresarios. Hombres que conquistaron privilegios ya incorporados a sus vidas, como el veraneo, el automóvil, la vivienda, aparatos electrónicos, muebles funcionales, ocio de fin de semana lejos de los centros urbanos, literatura variada, música, espectáculos de todo tipo, etc.5 Es en este grupo social donde el ocio adquiere connotaciones dramáticas (por tenerlo y no saber como usarlo), por la capacidad monetaria de sus integrantes y por el afán desmedido de vivirlo todo y de golpe. Mar del Plata, “ciudad feliz” es cara de esas

4

4.- La ciudad fracturada y sus consecuencias sobre el habitante La Perla del Atlántico presenta tal característica no solo por la distinción entre quienes la habitan y quienes la disfrutan, sino también por la facturación manifiesta en la concepción de vida del marplatense. Hay una pérdida de límites en la acción del hombre,

Diario “El Trabajo”: Suplemento Especial publicado el 10 de febrero de 1974.

5

Diament, Mario: Diario “La Opinión”, artículo publicado el 23 de junio de 1975 bajo el titulo: “Réquiem para la clase medida”. 101

6

Revista Crisis Numero 24: “El control de la ideología”

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porque sus formas de vida padecen la invasión de lo foráneo, que las altera y modifica. Así aparecen síntomas como la falta de referencia histórica individual y social, cuyo resultado es el “hombre sin historia que acentúa aun más su carácter disociado”. Esa pérdida de referencia histórica solo apunta a crear medios de producción que permitan cada temporada mejores ingresos... el habitante de la ciudad se vuelve silencioso, indiferente, esperando el paso del aluvión transformador de su medio ambiente. Se encierra en su mismo. “La despersonalización de esta ciudad centenaria –agrega Mario Landi– que a juzgar por su desarrollo parece no haber alcanzado aun su adolescencia, nos da una muestra del grado de alienación social que padecemos. La ciudad esquizoide, la ciudad fracturada, la ciudad dividida es la que tiene dobles vínculos, que logra transformar su esquema corporal del invierno al verano, a partir de un complejo que presiona en un único sentido: mantener al poder económico en base a la explotación o al empobrecimiento físico y social del hombre” 7 . Se sustrae al habitante de la ciudad posibilidades de creación en diversos campos por ejemplo el de la cultura, donde debe soportar mediocres comerciantes del escenario, mientras él logra apenas impulsar algún que otro proyecto, después de mucha fatiga. En M ar del Plata se pierde todo. Es una ciudad aluvional. Una ciudad sin historia, donde los nativos no tienen interés de recordar y mucho menos los extraños. “Mar del Plata no es tan feliz como parece tan meta veraniega da todos los argentinos, tan capital del mundo”, señala Cova, rasgando la mascara que cubre la ciudad 8 .

7

Landi, Mario: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 32/33, “Historia de la ciudad que nos construyeron”.

5.- Consecuencias: El reinado de la clase media en crisis. La década del 60 mostró las industrias claves. La construcción, el turismo, la pesca, alcanzaron sus índices mas elevados, con pautas de ocupación importantes, absorbiendo mano de obra en cantidad, afianzando un potencial económico suficiente para solidificar la estructura urbana. La empresa prometía y todos estaban seguros de su éxito. Sin embargo en los últimos tres años de la década el crecimiento sufrió una sutil paralización acentuada cada vez más. La empresa entró en picada, apareció el fantasma de la quiebra y los riesgos sepultados surgieron nuevamente. Veamos como se desencadenan los hechos, generalmente no publicitados, por los que tendrían la responsabilidad de torcer el rumbo del proceso. El activo progreso de la década se basó en el turismo, la construcción, la sistema de financiamiento en cuotas de los valores inmobiliarios, incluso la misma inflación coadyuvó en algo al crecimiento. La oferta del empleo se aumentó, originándose una ola migratoria. La población de 124.000 personas en 1947 creció a 255.000 en 1960, alcanzo el tope de 317.00 habitantes en 1970. La importancia de la explosión migratoria convirtió a la ciudad en un centro de actividad permanente. Pero poco a poco se advirtieron las insuficiencias de ese desarrollo, basado prácticamente en el turismo. Las cifras muestran a la clara el proceso: la población crece entre 1914 y 1947 a un ritmo del 3,5% anual; entre 1947 y 1960 ese índice trepó al 4,4%. La década del 60 señala en cambio un retroceso al 3,4% anual. En tanto el crecimiento vegetativo es permanente, oscilando en el 1,1% y el migratorio desciende del 3,6% entre 1947 y 1960 al 2,4% en 1973.

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Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 9, “Historia de la ciudad que nos construyeron”. 103

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Por otra parte el auge turístico en Mar del Plata se advirtió entre 1962 y 1967 cuando las cifras treparon a un 65% de ingresos turísticos anuales. Pero entre 1967 y 1971, el crecimiento llega apenas a un 9%, lo que indica un descenso. Y si tenemos en cuenta que el turismo representa el 60% de la actividad economía local, se comprobara que las perspectivas de esta rama están limitadas en cuanto al futuro se refiere. El panorama se aclarará, si vemos, que siendo el crecimiento vegetativo de la ciudad el 1,1% y el resto crecimiento migratorio, este descenso, sobre todo en la ultima década demuestra una falta da oferta de empleo. Ello es dramático, porque además, según datos del Ministerios de Economía de la Provincia, la ciudad tiene una desocupación permanente –incluso en verano– del orden del 10% y una subocupación del 35% de su mano de obra útil, que constituye el 42% de la población total. Proyectando estos índices al futuro, creando empleos para los nuevos habitantes, producto del crecimiento vegetativo, habrá que prever unos 36.000 nuevos puestos sin haber absorbido un solo habitante sin empleo actual. Si se incorpora, en cambio, los porcentuales de desocupación y subocupación habrá que prever la friolera de 46.000 nuevos puestos de trabajo. Todas estas deficiencias pueden conducir a un grave estancamiento. La demanda turística tiene su límite en el espacio físico de playas disponibles. La falta de este espacio (y de una política coherente del sector) provoca la emigración hacia otros lugares. La construcción se convirtió en baluarte de la avidez especulativa. Las alternativas de la inflación la transformaron en “inversión refugio” para quienes viviendo en otros puntos del país –sobre todo Buenos Aires– colocaron sus excedentes o sus ahorros en la ciudad. Este sector social, cuya renta proviene del turismo, incluso conspira constantemente contra él, al no actuar ordenadamente y abusar sistemáticamente en la formación de los precios. El cuadro acusa índices que mueven a la reflexión, por ejemplo, el sector de la industria manufacturera participa en 1969

en solamente el 15,89% del P.B.I. frente a una participación del 49,60% de la provincia y un 69,77% en el área metropolitana. Por otra parte el crecimiento industrial de la ciudad es totalmente, es decir, su crecimiento va necesariamente atado al crecimiento demográfico y por lo tanto, ese ciento por ciento de industrias absorbe el cien por ciento de mano de obra y da el cien por ciento de la producción. La mortalidad infantil, producto de una injusta distribución de ingresos, era del 51,2 por mil en 1958. Siete años después descendió a un índice del 34 por mil, elevándose al 56 por mil en 1968 y superando el 60 por mil en 1970. Comparando con los índices de la nación vemos que en 1965 existía un 65 por mil y en la actualidad la cifra ha descendido al 61 por mil, mientras que en Mar del Plata el índice ha aumentado. Incluso hay barrios que superan los índices de mortandad infantil de varias provincias, trepando el flagelo al 140 por mil, la misma cifra registrada en Biafra durante la guerra civil. A ello se debe sumar la disposición de cinco camas hospitalarias por cada mil habitantes y un médico cada trescientas personas, estadísticas que tornan el panorama no solo dramático sino aterrador. Apenas un tercio de la ciudad en 1972 cuenta con servicios de cloacas, la mitad no dispone de agua corriente, ni luz, ni teléfono, asistencia medica o líneas de trasportes regulares. Según la Oficina de Catastro, Mar del Plata cuenta con 7.850 manzanas de las cuales solo unas 1.938 disponen de servicios. Las cuadras con cloacas ascienden a 2.333 y las pavimentadas a 6.300, estimándose inmediata la pavimentación de 3.000 calles más. Por lo tanto, la necesidad real de servicios sanitarios a cubrir alcanza a un 68% del tejido urbano. Pero para ello… hay que romper 3.200 cuadras de pavimentos y si el proceso no se revierte en corto plazo, habrá que destruir ¡6.000! ¿Es posible cubrir todo este inmenso déficit con el producto del turismo?

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Mar del Plata, dice la realidad, cuenta con el 65% de sus habitantes distribuidos en barrios periféricos y solo el 35% restante ocupa el centro y los barrios residenciales. ¿Cómo lograr una distribución de servicios equitativa si hasta el momento hay divergencias sociales con los datos aportados? En verdad la ciudad esta constituida por numerosas barriadas a las que el turismo, generalmente, más que traer nuevas fuentes de trabajo significa una molestia para desarrollar las escasas existentes. El mercado de viviendas –se calculan en 40 mil los departamentos desocupados a la espera del turismo– es por otra parte de imposible acceso a los sectores medios, pues aquel es alimentado por un sector especulador que incrementa su negocio al costo asumido por la sociedad para afrontar la urbanización. Pero pongamos bajo la lupa otras cifras, demostrativas del cuadro económico ciudadano. Es sabido que el 17% del P.B.I. está representando por el agro, el 50% (casi llegando al 60%) por el turismo y el 25% restante por la industria y la construcción. De acuerdo a ello, en 1970 se produjeron quebrantos en la provincia del orden de los 2.600 millones de pesos viejos... la ciudad representó de ese total el 38%, o sea 986 millones, según lo consigna el Ministerio de Economía de la provincia. Otro problema se plantea al ser llevados los recursos locales a otros puntos de la provincia (o del extranjero, caso sucedido con la pesca de altura) más poderosos económicamente. Entre 1964 y 1967, según datos del Banco Central, escasamente el 50% de los depósitos bancarios se invirtieron en forma de préstamos dentro de la zona. La diferencia entre depósitos y préstamos en el partido al 30 de junio de 1972 fue de 18 mil millones de pesos viejos, enorme masa de capital emigrante sustraído por el sistema a la economía de la ciudad 9 .

La pesca, otra actividad de abundantes recursos para Mar del Plata, después de un repunte espectacular, comenzó su descenso. Estudios realizados por diversos técnicos señalaban ya en 1972 la dependencia alarmante de esta industria de centros internacionales que a la postre redundaría en perjuicio de la zona, como ha ocurrido recientemente 10. Cuando estaba por concluir el presente trabajo, el Director Municipal de Turismo en conferencia de prensa, vertió importantes conceptos sobre el tema y es importante hacer mención de ellos ya que constituyen el arquetipo de juicios lanzados acerca del turismo y su importancia en la ciudad. La única diferencia con las ideas de antaño es la terminología. La esencia es la misma. El disertante resaltó la importancia del turismo en la economía zonal, hecho discutible a la luz de las cifras antes citadas. Pero lo interesante de destacar es lo siguiente: “El 70 por ciento –afirmó el funcionario– de nuestro turismo proviene de la clase media. Si se habla de crisis en la clase media, sin duda es la crisis de nuestro mercado”. Si bien ello es cierto, solo es una verdad a medias pues la otra cara de la moneda es mucho más dramática, porque la crisis no solo será la del turismo, sino la de toda una ciudad como Mar del Plata, cuya estructura está montada hacia ese objetivo, sin la existencias sustitutos para paliar situaciones como la presente. En otra apreciación típica en el medio se insistió en que las 60 mil unidades do viviendas –chalets y departamentos– que llegan a completar 240 mil camas turísticas, son nuestro seguro de garantía, mientras se mantenga el bajo costo de vida con respecto a otros centros turísticos del país 11.

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Revista Planteo: Número 2 y número 7, artículos sobre la creación de un Banco Municipal para Mar del Plata. 107

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Informe del “Grupo de Investigación sobre Tecnología de Pescado”. Universidad Provincial de Mar del Plata. 1973. “Dependencia en la Industria Pesquera”. Conferencia: “Posibilidades e incógnitas del turismo en Mar del Plata”. Diario La Capital, 26 de julio de 1975. 108

Cien años de una ciudad sin futuro

Carlos A. Bozzi

El concepto no es equivocado, ¿pero a qué costo social hay que mantener permanentemente desocupadas estas viviendas? ¿Hasta donde no constituyen un capital inmovilizado, dependiente de las condiciones climáticas, condiciones determinantes parece ser de toda inquietud turística local? La única verdad está en el tope del turismo al que se ha arribado. Poco más dará de ahora en adelante y está comprobado que, aún en épocas de auge con sus resultados “toda” la ciudad no vive. Los beneficios del turismo nunca fueron repartidos igualitariamente entre los sectores de la población y nada garantiza que las nuevas distribuciones, surgidas también de nuevas situaciones sean equitativas, en tanto los mismos sectores de poder se encarguen del reparto. ¿Cuáles son las opciones para la ciudad? ¿Industrializarse en perjuicio del turismo? ¿Subsidiar el turismo con la radicación de industrias para así tener actividad permanente? ¿Desarrollo paralelo de ambas industrias? No hay duda que nada so logrará en tanto no se determine claramente cuales son las actuales fuentes de trabajo que proporciona el turismo y en que relación se distribuyen y distribuirán entre la población. Si el turismo debo considerarse como una gran empresa, lógico es consecuentemente que todos sin excepción soporten sus ganancias y pérdidas y no como hasta el momento ha venido sucediendo. Pero además surgen otros interrogantes a plantear: ¿hasta cuándo y hasta dónde puede nuestro país prescindir de un caudal tan grande de población, dedicado a fomentar una ciudad para diversión de los demás? ¿Qué produce Mar del Plata para el resto de la sociedad? ¿No es una ciudad totalmente alejada de la realidad de un verdadero crecimiento conjunto? ¿Y no entraña, un grave peligro tratar de mantenerla como tal, aún proyectándola con más fuerza en ese derrotero hacia el futuro? Si hasta hoy los poderes municipales –con algo de ingenuidad– se han convencido de la propia publicidad y llegan ha creer

que en Mar del Plata se vive mejor porque la gente es feliz y disfruta como nunca. De esta maneras se engañan con su propia propaganda, propaganda que fomentan al igual que el cuento de aquel estafador que no solo se quedó con el dinero de su víctima, sino que además le obligó a pedir disculpas. Rescatar a Mar del Plata del cuadro ofrecido 12 no exige solamente una tarea material, sino también espiritual y física. Debe estructurarse otra forma de economía basada no solo en el ansía de “tener más”, sino en el deseo de “ser más”. A veces, la ciudad, lejos de sus barrios, envuelta en un halo nebuloso no alcanza a percibir las condiciones de vida de la mayoría de sus habitantes, la falta de transportes, de asistencia médica, de electricidad, de calles pavimentadas… Generalmente, desde el cordón de edificios que bordea la costa no se aprecian sus dificultades o porque suelen estar vacíos, configurando en su centro una ciudad fantasma, una ciudad vacía, o porque sus moradores padecen los problemas propios de quienes están impedidos de disfrutar amplios espacios. A veces, ello provoca violencia. Pero ¿desproteger la salud de la población, condenarlas a la pérdida de toda posibilidad cultural, cerrarles los caminos que impiden sortear la especulación turística, no es también someterlos a otra forma de violencia? Lejos, pero muy cerca del alma ciudadana, sin declamaciones, a espaldas de festejos, crece una ciudad oculta –para quienes no desean ver– y crece frustada, con bronca y mal asalariada. Presiente la injusticia del gasto superfluo y el esfuerzo despilfarrado en actividades crematísticas.

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Los datos extraídos acerca de la situación económica de Mar del Plata figuran en su fuente en la Revista Planteo de agosto de 1973 (Numero 12) y fundamentación del “Proyecto de Promoción Industrial” del Concejal Eduardo Benedetti (Mid-Frejuli) del 2 de agosto de 1973. Extracto de Boletín de Acta de Sesiones del Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon, (Período 65º, 13ª Reunión. 7ª. Sesión Pública.) 110

Cien años de una ciudad sin futuro

Mar del Plata es la séptima población del país. Cuenta con vida propia. Tiene casi 350.000 habitantes, dos universidades, un caudal lleno de esperanzas de seguir ubicada entre las mejores de la república. Una esperanza al borde de quedar frustrada por la sombra acechante de un ejército de intermediaros al servicio de actividades improductivas para el conjunto social. Una esperanza con altísimas posibilidades de frustrarse sino cambia su rumbo de algarabía hacia un rumbo más solidario y útil para sí y para el conjunto del país todo.

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Esta edición de 300 ejemplares se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Ediciones Suárez, calle Roca 4091, en el mes de noviembre del año 2005. Mar del Plata - Argentina