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Exterior

Miércoles 30 de abril de 2008

LA NACION/Página 3

El caso en Austria que estremece al mundo: prisión preventiva para Josef Fritzl

Pruebas de ADN confirmaron la paternidad del secuestrador Los siete hijos que Elisabeth tuvo en cautiverio fueron engendrados por su padre VIENA.– Un día después de que Josef Fritzl confesara que encerró durante 24 años a su hija en el sótano de su casa y que abusó sexualmente de ella con regularidad, pruebas de ADN confirmaron ayer que “el monstruo de Austria” (como ha sido apodado Fritzl por la prensa mundial) es, efectivamente, el padre de los siete hijos que la víctima tuvo durante su aterrador cautiverio. Tras conocer los resultados de los análisis, la jueza a cargo del macabro caso que conmueve a Austria ordenó que Fritzl, de 73 años, fuese puesto bajo prisión preventiva por un período inicial de dos semanas, mientras continúan las investigaciones. La fiscalía, por su parte, reveló ayer que además de acusar a Fritzl por secuestro, violación e incesto, también evalúa acusarlo de homicidio por omisión, por el deceso de uno de los siete niños que murió tres días después de haber nacido y que fue incinerado en la caldera de la casa de Fritzl, según él mismo confesó. De comprobarse tal acusación, Fritzl podría ser condenado a pasar el resto de sus días en la cárcel. Por el delito de violación, en cambio, el código penal austríaco prevé una pena máxima de 15 años, pero después de cumplir esta condena, las autoridades podrían declarar a Fritzl “insano, anor-

La sociedad austríaca, en la mira por indiferente Crecen las críticas desde los medios VIENA.– Toda Austria se hace, por estos días, la misma pregunta: ¿cómo pudo Josef Fritzl engañar a su familia, a sus vecinos, a los funcionarios y a la policía durante 24 años? ¿Cómo pudo alimentar a cuatro personas en el sótano de su casa sin que nadie lo notara? El país entero permanece perplejo ante la aterradora historia de la familia Fritzl. Sin embargo, muchos medios han comenzado a cuestionar no sólo a Josef Fritzl, que secuestró y abusó de su hija durante más de dos décadas en el sótano de su casa, sino también a la sociedad austríaca en su conjunto, cuya “indiferencia”, según el diario Salzburger Nachrichten, explica en parte esta tragedia que hoy conmueve al mundo entero. En un editorial, el periódico Der Standard advirtió: “Choca el hecho de saber que durante tantos años los vecinos no supieron ni vieron nada, pese a admitir ahora, ante las cámaras de televisión, que habían tenido la impresión de que algo raro sucedía”. El periódico también sostuvo que a los austríacos, en general, sólo los preocupa lo que pasa en su entorno cuando se trata de “preservar el orden y la calma”. Lo cierto es que lo que ocurrió en la “casa del horror” de Amstetten, donde Fritzl mantuvo cautiva en condiciones infrahumanas a su hija Elisabeth y a tres de sus siete hijos, no es el primer caso criminal de abuso que sacude a este país, que se jacta de ser uno de los más ricos y desarrollados de Europa. El país tuvo un antecedente inmediato en el terrible cautiverio de Natascha Kampusch, la joven que escapó de su captor ocho años después de haber sido secuestrada y mantenida en una mazmorra, así como otros casos espeluznantes que ponen bajo la lupa a las autoridades austríacas, en particular, y a la sociedad, en general. “¿Por qué nadie hizo más preguntas sobre Josef Fritzl? ¿Cómo pudo ese hombre decir que había tres niños en su puerta y que la hija había desaparecido?”, se preguntaba ayer Herrmann, un deshollinador retirado que se acercó a mirar la casa de los Fritzl. Sus preguntas son las mismas que se hacen los perplejos habitantes de Amstetten y los medios internacionales. Josef Fritzl alegaba que tres de los hijos que tuvo con Elisabeth habían sido abandonados en la puerta de su casa por su “errante” hija, a quien había dado por desaparecida en 1984. Durante todos estos años, las autoridades locales le creyeron, y nadie le cuestionó cómo era posible que una mujer que había desaparecido sin dejar rastro pudiera abandonar a sus hijos en su casa paterna sin que nadie la viera. “El papeleo de los tres niños estaba en orden”, afirmó el jefe de distrito para desligar responsabilidad alguna en el caso. “Las visitas de los trabajadores sociales mostraban una familia impoluta”, señaló otro funcionario. “Engañó a todos”, declaró, por su parte, Franz Polzer, jefe de la policía local. Como en el caso de Natascha, las autoridades niegan su responsabilidad en la tragedia. Pero el diario Der Standard dijo: “Toda una nación debería preguntarse a sí misma qué es lo que está yendo tan mal”. Agencias DPA y AFP

mal y peligroso” e internarlo de por vida en un centro psiquiátrico. “Los resultados de ADN han confirmado que los seis hijos [sobrevivientes] de Elisabeth Fritzl nacidos en cautiverio fueron engendrados por su padre”, informó ayer Franz Polzer, jefe de la policía local. Polzer agregó que no hay pruebas que permitan inculpar como cómplice del atroz caso a la esposa de Fritzl, Rosemarie, y en tal sentido señaló: “[Fritzl] fue un hombre muy astuto que engañó a todos: a su mujer, a su familia y a sus vecinos”. Cuando tenía 18 años, Elisabeth, que hoy tiene 42, fue drogada y encerrada por su padre en el sótano de su casa, situada en la ciudad de Amstetten, a 130 kilómetros de Viena. Allí permaneció durante los siguientes 24 años, durante los cuales fue violada por Fritzl sistemáticamente y dio a luz a siete hijos. Tres de ellos, de 5, 18 y 19 años, permanecieron junto a su madre en un sótano de 60 metros cuadrados sin ventanas, y nunca vieron la luz del sol. Los otros tres, en tanto, de 13, 14 y 15 años, fueron adoptados y criados por Fritzl y su esposa. Según revelaron ayer autoridades locales, el estado de salud y la inclinación al llanto de los niños fueron los

criterios por los cuales Fritzl escogió a cuáles adoptar. Así, el destino de los tres niños más tranquilos fue permanecer junto a su madre, mientras que los más quejosos fueron criados en la casa de Fritzl. Para tal adopción, el hombre alegaba que su hija, supuestamente desaparecida en una secta, los depositaba delante de la puerta de su casa con una nota en la que le pedía que los cuidara.

Primer reencuentro familiar Ayer, por primera vez en 24 años, cinco de los seis hijos de Elisabeth mantuvieron una emotiva reunión con ésta y con su abuela, Rosemarie, en una clínica en donde se encuentran recibiendo asesoramiento psiquiátrico por un equipo de especialistas. “Fue un encuentro muy profundo”, dijo el director de la clínica, Berthold Kepplinger, que indicó que los miembros de la familia “interactuaron con mucha naturalidad”. “El estado físico de los encerrados es relativamente bueno”, agregó Kepplinger, que sin embargo reconoció que los dos hijos de 5 y 17 años que vivían en el sótano “tienen una forma de hablar lejos de lo normal”. También comentó que “el chico de 18 años sabe leer y es-

cribir, pero de forma limitada”. En tanto, la sexta hija, Kristen, de 19 años, que también vivía en el sótano, continuaba ayer internada en un hospital en estado crítico por una enfermedad genética que padece, fruto del incesto. Su hospitalización, el 19 de abril, fue la que permitió destapar el caso. Por otro lado, diarios vieneses revelaron ayer que el acusado tenía antecedentes penales por acoso sexual a una mujer (no emparentada con él), por lo que habría estado en la cárcel a fines de la década del 70. Las autoridades, sin embargo, rechazaron confirmar esta información y alegaron que los posibles delitos ya han prescrito. Asimismo, los diarios locales publicaron una foto de Fritzl en Tailandia, a donde habría ido de vacaciones en 1998. Una vecina del acusado dijo que a éste “le encantaba ir de vacaciones a ese país”, en donde la prostitución de menores es un tema alarmante. Con el fin de preservar la identidad de las víctimas, la justicia austríaca anunció que la publicación de fotografías de los hijos de Elisabeth será castigada con una multa de hasta 20.000 euros. AP

Agencias AP, AFP, EFE, Reuters y DPA

Cientos de austríacos se manifestaron ayer para repudiar a Fritzl