Prometen soluciones para febrero

3 ene. 2007 - Voceros de Aerolíneas Argentinas respondieron ayer a LA NACION que algunos vuelos habían sido repro- gramados por cuestiones meteoro-.
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Información geeneral

Página 18/LA NACION

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Miércoles 3 de enero de 2007

Hubo inconvenientes en el Aeroparque y en las terminales de Retiro y de Buquebús

Demoras de hasta cuatro horas para irse de vacaciones Notable malestar entre los pasajeros Viajar fue un suplicio ayer para los miles de pasajeros que, por tierra, agua y, sobre todo, por aire, quisieron emprender sus vacaciones. Demoras de hasta cuatro horas en el Aeroparque, de hasta una hora y media en la terminal de ómnibus de Retiro, y de hasta dos horas en las salidas de Buquebús complicaron no sólo los planes de los veraneantes sino también la actividad de quienes regularmente recorren el país. En el Aeroparque Jorge Newbery, decenas de personas se agrupaban frente a los televisores como si estuvieran viendo una importante final deportiva. Pero las imágenes no mostraban a David Nalbaldian o a Emanuel Ginóbili, sino la lista de vuelos con carteles indicadores que, en la mayoría de los casos, marcaban “demorado” en rojo. Los retrasos de hasta cuatro horas habían comenzado al mediodía, según coincidieron oficiales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y los pasajeros. “Mi avión debió haber partido hace tres horas y todavía no tengo noticias de cuándo voy a salir”, se quejó Vanesa, con su pasaje en la mano, de Aerolíneas Argentinas, con destino a Trelew. Tres veces consultó en el mostrador de la empresa infructuosamente. Damián, Nicolás y Martín tenían previsto viajar a Comodoro Rivadavia a las 18, pero, por las demoras, su viaje estaba reprogramado para las 20 cuando LA NACION recorrió el Aeroparque. “Esta es la segunda vez que nos pasa y nos queremos matar”, dijo Damián. Los tres viajan por trabajo todos los meses desde hace un año y dijeron que en la compañía, Aerolíneas Argentinas, no les explican el porqué de los atrasos. Voceros de Aerolíneas Argentinas respondieron ayer a LA NACION que algunos vuelos habían sido reprogramados por cuestiones meteorológicas, como uno que debía aterrizar en Salta pero que bajó primero en Tucumán y luego en Jujuy, desde donde los pasajeros fueron llevados en ómnibus a Salta. “Los aviones van llenos en esta época; no podemos derivar usuarios. Ayer tuvimos que sacar de servicio dos aviones por fallas en los aparatos. Otras compañías los ponen a volar igual; nosotros, no. Y hay problemas que exceden a la empresa. En Salta, por ejemplo, no se podía operar porque no hay radar. Muchos factores influyen; en Navidad, y durante una semana, también nos afectó una medida de fuerza de los controladores”, señalaron las fuentes. Pero las reprogramaciones y can-

celaciones no son causadas solamente por el pico de pasajeros registrado durante las Fiestas. Los voceros de Aerolíneas Argentinas, que también opera los aviones de Austral, admitieron que faltan aparatos y recordaron el compromiso de la empresa en ese sentido. “En 2006 incorporamos tres MD y un Boeing 737-500 para vuelos de cabotaje, más un Jumbo y un Airbus 340 para los internacionales. Durante el primer semestre de 2007 traeremos tres Airbus más”, prometieron. Por los trastornos que provocan los inconvenientes en la aeronavegación comercial del país en 2005, la Subsecretaría de Transporte Aerocomercial de la Nación registró hasta noviembre de 2006 más de 400 reclamos. De ellos, el 27% fue por demoras en los vuelos y el 19%, por reprogramaciones. Las empresas más denunciadas fueron Aerolíneas Argentinas y Austral.

POR AGUA Una sudestada provocó demoras de hasta dos horas para cruzar el Río de la Plata en Buquebús

FOTOS DE HERNAN ZENTENO Y MIGUEL ACEVEDO RIU

Sanciones En el primer semestre de 2006, la Subsecretaría de Transporte Aerocomercial elevó 114 sanciones efectivas a la Secretaría de Transporte por incumplimientos de las aerolíneas. Pero fuentes de la Subsecretaría aclararon que es muy difícil penar económicamente a las empresas, porque apelan prácticamente todas las sanciones. “Queremos reformar el código aeronáutico para que la empresa pague primero y después vaya a la Justicia, y no a la inversa, como sucede actualmente”, informaron. En la terminal de Puerto Madero de Buquebús hubo demoras de entre una y dos horas desde las 8 de la mañana hasta que se normalizó el servicio a partir de las 19. “La causa de los retrasos fue una sudestada que levantó vientos de entre 60 y 70 kilómetros por hora en el río, lo que complicó el atraco de los barcos”, explicó Sergio Machado, gerente de ventas de la empresa. En tanto, la salida de los ómnibus desde Retiro sufrió atrasos de hasta una hora y media, sobre todo en los que iban a la costa atlántica. Fuentes de la terminal atribuyeron las demoras a la gran congestión de unidades que salían hacia la costa y llegaban desde allí. El malestar entre los pasajeros era evidente. “Mi micro, de la empresa Plusmar, debía salir hacia Pinamar a las 8.10 y sólo ahora está por salir”, se quejó Pablo, indignado, cuando el reloj marcaba las 9.45. Informes de Lorena Tapia Garzón y Agustín Fernández.

POR TIERRA

POR AIRE

Hubo congestión en Retiro por la gran cantidad de servicios a la costa

Los pasajeros no recibieron explicaciones por los vuelos demorados

Prometen soluciones para febrero Aerolíneas Argentinas dice que en ese momento funcionará la totalidad de su flota Por Diego Cabot De la Redacción de LA NACION Ocho de cada diez aviones que realizan vuelos de cabotaje en la Argentina son del grupo aerocomercial que forman Aerolíneas Argentinas y Austral. De ahí que los problemas en la empresa repercutan en todo el sistema de vuelos domésticos. Durante 2006, la compañía del grupo Marsans se debatió entre duras negociaciones con el gremio y con el Estado. Ambas terminaron en buenos términos, pero las consecuencias aún se sienten. La sensación que tienen los pasajeros en cada una de las salas de embarque de los aeropuertos domésticos es que los vuelos no salen, o salen tarde, o se reprograman. Y razones no les faltan. Aunque Lan Argentina exhiba registros de puntualidad que están por encima del 97%, los problemas de Ae-

rolíneas Argentinas son los que marcan el humor de los viajeros. Durante el año, la crisis que envolvió a la empresa dejó en tierra casi la mitad de los aviones que esperaban repuestos que no llegaban o mantenimientos que nunca se hacían. En mayo, sólo volaban 38 aeronaves. Por entonces, el Estado y la empresa estaban enfrascados en una riña casi de tono personal que enfrentaba al entonces presidente del Comité Ejecutivo de la empresa, Antonio Mata, y al propio presidente Néstor Kirchner. Pero todo cambió. El Estado pasó a tener cierto poder de decisión en la empresa y ésta descabezó la anterior conducción. Y si bien no hubo tantos cambios en el paquete accionario –el Estado tenía el 1,6% y pasó a ostentar el 5%, aunque tiene la opción de comprar un 15% más–, la vida de la empresa cambió. Ahora en el directorio de la compa-

ñía habrá dos caras que representarán al Estado. Una de ellas será el dirigente socialista Ariel Basteiro, que hasta hace poco tiempo fue un fiel defensor de la necesidad de tener una aerolínea de bandera. Ya con la nueva conducción, encabezada por el gerente general Esteban Maccari, la compañía se dedicó a atacar su costado más débil: la impuntualidad de sus servicios. “Entre fines de diciembre y enero vamos a tener la cuestión de la puntualidad de nuestros vuelos prácticamente resuelta”, había dicho el gerente general de Aerolíneas, Esteban Maccari, a LA NACION en una entrevista publicada hace diez días. Según lo que explicó el ejecutivo, la empresa recuperó primero los aviones que realizan servicios internacionales, el segmento del negocio en el que se cambian asientos por dólares y donde no hay tope tarifario. Luego, sí, llegó la hora del cabotaje. “La idea es que tengamos en enero

entre 52 y 53 equipos, de los 38 que teníamos en mayo”, dijo Maccari. Por su parte, el Estado, que además de socio es el regulador del sector, tomó algunas medidas que mejoraron la caja de las empresas. Primero, autorizó un aumento de la banda tarifaria. Movió los máximos y los mínimos para dar más oxígeno a las cuentas de las compañías. También se comprometió a estudiar el aspecto impositivo, avanzó en el subsidio al combustible para las rutas no rentables –por ahora, todas de la Patagonia– y empezó a estudiar modificaciones para el Código Aeronáutico, una norma que nunca fue actualizada. Por ahora, lo usuarios deberán seguir viéndoselas con las esperas, en el mejor de los casos, o directamente con la cancelación de los vuelos. Por lo menos hasta febrero, cuando todos los aviones de Aerolíneas Argentinas puedan volar, según prometen.

Un hombre falleció en Punta del Este

Ley antitabaco

Habría otro caso de muerte por hantavirus Se habría infectado en el sur argentino

Acatamiento a la veda de publicidad

Un empresario de 45 años que habría sido afectado por hantavirus murió el 30 de diciembre en la clínica Cantegril de Punta del Este. Se trata de Mariano Pacheco (h.), quien había ido a pescar a Cholila algunos días atrás, un pequeño pueblo de Chubut donde habría contraído el virus. A los pocos días de haber arribado a la ciudad esteña, Pacheco comenzó a manifestar algunos síntomas compatibles con los de un síndrome gripal, ya que la infección por hantavirus se caracteriza por presentarse de esta manera: fiebre, mialgias, cefalea, tos y vómitos, lo que deriva, a los pocos días, en una dificultad respiratoria. LA NACION se comunicó ayer con la clínica Cantegril para confirmar la causa de la muerte, pero en el centro médico uruguayo no quisieron dar ninguna información al respecto. Según dijeron allegados a Pacheco a LA NACION, en la clínica no habrían logrado determinar el diagnóstico y, creyendo que se trataba de una neumonía, fue tratado sin éxito. Ante la evolución negativa del paciente, se decidió consultar al Centro de Estudios Infectológicos del doctor Daniel Stamboulian, en Buenos Aires. De confirmarse la enfermedad luego de conocerse los resultados de los estudios que fueron pedidos a un laboratorio de Montevideo, se trataría de la cuarta víctima argentina en poco más de dos meses. El 23 de diciembre falleció un hombre de 34 años en un hospital de La Plata. Un mes antes había fallecido por hantavirus un chico de 16 años, que había ingresado en el hospital Melchor Romero con un cuadro fulminante. El joven había presentado un estado gripal severo y murió a las tres horas de ser internado. En tanto, también en noviembre del año último se notificó el fallecimiento de un joven de 26 años, proveniente de Lobos, que había sido internado en el hospital San Juan de Dios. Otros casos de este mismo virus

El último capítulo de la ley antitabaco, que prohíbe la publicidad de tabaco en la vía pública, comenzó a regir en la ciudad de Buenos Aires anteayer. Y para verificar el cumplimiento de la norma, los inspectores del gobierno porteño salieron a la calle. En una recorrida que incluyó más de 100 puntos de control en distintos barrios, entre quioscos, maxiquioscos y dispositivos de publicidad en espacios públicos, se registró un alto acatamiento de la ley 1799. No se detectaron irregularidades ni se labraron actas de infracción. “La última semana, antes de la entrada en vigor de la normativa, los inspectores de la Dirección General de Fiscalización y Control del gobierno porteño habían realizado un relevamiento en varias zonas de la ciudad, en el que se detectó la existencia de 52 dispositivos publicitarios con anuncios de tabaco –confirmaron fuentes del Ministerio de Gobierno–. En el operativo de ayer, también se incluyeron esos 52 objetivos, pero en todos los casos los responsables habían retirado aquellos anuncios por sus propios medios.” Según el artículo 13 de la ley 1799, quedan prohibidos “los anuncios publicitarios de productos elaborados con tabaco, ya sea para venta, promoción, entrega u oferta en forma gratuita, y cualquier mensaje, contenido, finalidad o consigna”. Además de las pantallas municipales, los carteles en la vía pública y los refugios de colectivos, la medida alcanza a los 11.000 puntos de venta de cigarrillos que funcionan en la ciudad de Buenos Aires. Si bien hasta el momento no se detectó ninguna irregularidad, vale mencionar que las inspecciones continuarán en el marco de los controles habituales que realiza la Subsecretaría de Control Comunal en todos los comercios habilitados.

fueron registrados entre 2003 y 2004 en la Patagonia andina. En Bariloche, la aparición de tres casos mortales durante esos años llevó a las autoridades sanitarias de la región a intensificar las campañas de concientización y prevención, en particular en la población rural. El primero de esos casos afectó a una joven de 14 años del humilde paraje rural Río Villegas, 90 kilómetros al sur de Bariloche. La muchacha murió antes de las 24 horas de haber sido trasladada al hospital zonal de esta ciudad. El siguiente lo padeció un trabajador rural que realizaba tareas de forestación en un campo del sur de Neuquén, unos 100 kilómetros al norte de Bariloche, que fue internado en el hospital zonal y murió pocas horas después.

Prevención “Hay que recordar que, como sucede en Salta y en La Plata, en esta región el hantavirus es endémico. Convivimos con la situación. Pero está en nosotros no tener problemas, ya que se trata de una enfermedad de muy fácil y barata prevención”, dijo en ese momento tras ser consultado por LA NACION el doctor Roberto Delfino, director del hospital zonal de Bariloche. En cuanto a las normas de seguridad, el especialista explicaba que los procedimientos de prevención tanto para los residentes como para los turistas son sencillos: se trata de mantener la higiene del hogar y de los espacios circundantes. Las afecciones conocidas en humanos ocurren primariamente en adultos y se asocian con actividades domésticas, profesionales o de recreación, que ponen a la gente en contacto con los roedores infectados en el ámbito rural. Las dos especies conocidas hasta el momento de ratones que transmiten la enfermedad por medio de sus excrementos y saliva se denominan Apodemus hantan y Peromyscus.

FABIAN MARELLI

Anteayer, en el Monumento de los Españoles, muchos se bañaron a pesar de las advertencias

Nadie parece controlar el uso de las fuentes como piscinas No lo hacen el gobierno ni la policía; riesgo de electrocución Cada vez que hace un poco de calor, las fuentes de agua de la ciudad de Buenos Aires se transforman en riesgosos natatorios públicos que encierran un potencial peligro de electrocución, pues cuentan con un sistema eléctrico incorporado para iluminarlas de noche. Ni la policía ni la Guardia Urbana, de todos modos, parecen haber tomado nota del fenómeno. Anteayer, cuando la sensación térmica era de 43°9, decenas de personas se bañaban en la fuente que rodea el Monumento de los Españoles, en Avenida del Libertador y Sarmiento, en Palermo. Entonces, y a pesar de que eso ocurría a pleno día en un lugar público, no hubo operativos para convencer a los bañistas de que no ingresaran

en el agua. “Si hay un policía en el lugar debería impedir que las personas se metieran o, al menos, intervenir con advertencias”, dijo ayer una fuente de la Policía Federal, aunque agregó que bañarse en una fuente no representa una contravención municipal. En el gobierno porteño, del cual depende la Guardia Urbana, afirmaron que la responsabilidad de frenar el impulso de los bañistas corresponde a las fuerzas policiales. “La Guardia Urbana no tiene esas funciones. Ellos (por los funcionarios de ese cuerpo) cumplen con el labrado de infracciones y el control del tránsito, la fiscalización de alcoholemia y el programa de senderos seguros para otorgar seguridad a

los chicos cuando ingresan o salen de las escuelas”, explicó una fuente del Ministerio de Gobierno porteño, del cual depende la Guardia Urbana. ¿Y quién controla que bañistas no arriesguen sus vidas en fuentes de agua con carteles que indican que hay peligro por alta tensión?, consultó LA NACION: “Que se mantenga el ordenamiento en la vía pública es responsabilidad de la policía”, insistieron las autoridades porteñas. Los carteles están y advierten sobre el peligro, con lo cual tanto en la policía como en el gobierno señalaron que no puede soslayarse “la propia responsabilidad” de quienes, a pesar de esa advertencia, buscan refrescarse en aguas peligrosas.