Ocho sobrevivientes de la tragedia de los Andes

que pasaron en la Cordillera y transmitieron un mensaje de fe ante las dificultades cotidianas. Ocho sobrevivientes de la tragedia de los Andes, reunidos en ...
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Sociedad

| Jueves 25 de octubre de 2012

Ocho sobrevivientes de la tragedia de los Andes, reunidos en Buenos Aires a 40 años del accidente. Ante un auditorio colmado, en el Colegio San Pablo, revivieron los 72 días

que pasaron en la Cordillera y transmitieron un mensaje de fe ante las dificultades cotidianas

Fernando Massa LA NACIoN

A esa misma hora de la tarde, 40 años atrás, hacía rato ya que permanecían dentro del fuselaje resguardándose como podían de las temperaturas bajo cero de la montaña. Sin los zapatos, apoyados sobre los almohadones de los asientos, cubiertos con los forros de los sillones que hacían las veces de frazadas. Y en la oscuridad sólo se veía la brasa de algún cigarrillo y se oía a alguno que se animaba a rezar un rosario. Algo a lo que con el correr de esos eternos 72 días hasta los más agnósticos se sumaron. “Hace 40 años que deberíamos estar muertos, y estamos vivos”, remató José Luis Inciarte, uno de los 16 rugbiers uruguayos que sobrevivieron a la tragedia, luego de ese viaje en el tiempo que relató junto a siete de sus “hermanos”, ayer, frente a un auditorio lleno en el Colegio San Pablo del centro porteño. Una conferencia organizada por Miguel Altgelt, responsable de Altgelt Negocios Inmobiliarios, a instancias de uno de ellos, Pedro Algorta, justamente para eso: homenajear a los sobrevivientes tras cumplirse cuatro décadas de lo sucedido aquel 13 de octubre de 1972, cuando el vuelo 571 de la Fuerza Aérea uruguaya cayó en plena Cordillera de los Andes. Sí, hermanos. Al vínculo que les dejó aquella experiencia la palabra amistad le queda chica. Se percibe cuando interactúan: los chistes constantes, los comentarios, esa frase para completar el relato del otro, una visión distinta, y todo como si el tiempo no hubiera pasado. Y el abrazo, ese del que habló Eduardo Strauch. “Estábamos necesitados de cariño –contó–. Y esa necesidad de cariño se transformó en un tremendo vínculo de hermandad. Esos abrazos nos daban calor externo, y calor al alma”. Roy Harley recordó la primera noche. Esa que no llevaban abrigo, sólo

Roy Harley, José Luis Inciarte, Antonio Vizintín, Álvaro Mangino, Daniel Fernández, Pedro Algorta, Eduardo Strauch y Javier Methol, en el patio del Colegio San Pablo, en Recoleta los mocasines, un pantalón, una camisa, ese saco que ni siquiera tenían puesto. Claro, quién iba a imaginarse que de golpe estarían a 3700 metros de altura en la cordillera. Una noche de gritos, gente muerta, todo repleto de puntas filosas, asientos y fierros retorcidos. Como lo definió él: “Si el infierno existe, fue esa noche” Pero Roy no sólo recordó eso. También que hay una cantidad de gente en la vida y en el mundo que tiene cordilleras aun peores que las de ellos y que las pasa callado sin fama y sin las luces y la pelea a diario. Sí, todos hablan de las cordilleras. Las cordilleras como todos los problemas que se presentan en la vida

y a los que hay que enfrentar. Para no olvidarlo, Daniel Fernández vuelve una y otra vez a la montaña. “Yo estuve siempre muy conectado con la montaña –dijo a la nacion– y le he sacado mucho provecho. Por eso vuelvo: ahí me conecto conmigo mismo y con todo lo que aprendimos. Porque al caer en la rutina uno queda tapado por la civilización y es ahí cuando uno dice acordate lo que vivimos”. A Pedro Algorta, en cambio, recién hace cinco años que le empezaron a pasar cosas que lo hicieron tomar dimensión de lo que les había pasado. Sí, algo realmente importante. “Escuché a alguno de ellos ha-

blar y me impresionó cómo la gente los recibía... Fue descubrirlo. Era lo que me había sucedido enriquecido por los 35 años que crecí haciendo otras cosas”, contó. “El contar la historia me cambió más que la historia misma”, “si yo pude cómo no voy a poder ahora”, “somos lo que vivimos”, son otras de las frases que al mencionarlas quedaron flotando ahí, como revelaciones. Junto con los peores recuerdos que les dejaron esos 72 días en la montaña. Como aquel día en que su primo Adolfo le dijo a Eduardo Strauch que la única manera de sobrevivir sería comiendo a los muertos. “No me lo olvido más.

Foto: santiago Filipuzzi

Vivir o morir y tomar esa decisión para seguir viviendo”, recordó. Para Javier Methol, lo peor fue el día en que su mujer murió a sus pies, y el mejor cuando sintió el ruido de los helicópteros y los vio aparecer. “Eso fue increíble y maravilloso. Pero la montaña me enseñó una cosa: que las personas mueren cuando las olvidamos. Y con el amor siguen vivas por siempre en el corazón.” Roy habló de los 33 mineros chilenos. Había leído que uno está internado con problemas psiquiátricos. “Y me quedé pensando –dijo– que nosotros tenemos que dar gracias a Dios de lo bien que estamos todos.”ß

Descontará Scioli los días de paro a los docentes educación. Ayer se cumplió la segunda jornada de huelga LA PLATA.– El gobierno de Daniel Scioli volvió a cargar contra el paro docente y afirmó que les descontarán los días de huelga a todos los que hayan adherido a la medida de fuerza. Además, el ministro de trabajo bonaerense, oscar Cuartango, afirmó que este año no habrá “ninguna posibilidad” de un aumento o mejora salarial para el sector educativo. La huelga de maestros ayer también fue contundente en las 17.000 escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires. El Frente Gremial Docente estimó que, en su segundo día, la medida de fuerza tuvo un acatamiento, en los establecimientos educativos públicos, de entre el 98 y el 100 por ciento. En el sector privado, la adhesión a la huelga fue del 90% en los colegios de esta ciudad y del 75% en el interior de la provincia, dijo el secretario general de Sadop, Juan Carlos Cuyás. La Unión de Docentes de Buenos Aires (Udocba), por su parte, comenzará hoy un paro de 48 horas. Ayer por la mañana, unos 5000 docentes, empleados judiciales y trabajadores estatales marcharon a la gobernación bonaerense y reclamaron la reapertura de las discusiones salariales y mejoras en las condiciones laborales. Los dirigentes gremiales hicieron hincapié en la liquidación de los sueldos atrasados. “Es una vergüenza que el Estado no les pague a los trabajadores cuando están realizando su trabajo y que tengan deudas, en algunos casos, de hasta 6 meses, y que los chicos no puedan ir a la escuela porque está cortado el transporte escolar”, dijo el secretario general de Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel. La titular de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, Nora de Lucía, replicó: “Es incomprensible. Estábamos en medio de una serie de charlas y los gremios lanzaron el paro. Estamos dispuestos al diálogo, pero las organizaciones gremiales han decidido estas medidas”.ß