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habita donde la vegetación es parda, entonces el color de su piel se tornará pardo. Hay también varias especies de insectos que viven en la madera o en el ...
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“NO AL MIMETISMO” Por OSCAR NARANJO (ROSARIO / ARGENTINA) Contribución de Momentos de Decisión www.mdedecision.com.ar Usado con permiso. ObreroFiel.com - Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

Romanos 12:2: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" Jeremías 15:19: "Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos."

INTRODUCCIÓN: Los camaleones y algunas especies de insectos, como la mantis religiosa, tienen una cualidad que Dios les ha dotado y es un mecanismo de defensa contra sus depredadores. Estos animalitos no tienen ninguna otra defensa más que cambiar de color o adaptarse al medio donde habitan. Por ejemplo, si un camaleón está en una zona donde la vegetación es verde, su color de piel se tornara verde. Pero si habita donde la vegetación es parda, entonces el color de su piel se tornará pardo. Hay también varias especies de insectos que viven en la madera o en el corcho, y que se adaptan tanto al medio en que viven que no sólo cambian de color, sino cambian incluso la textura de su piel, que se torna igual a la del hábitat donde se encuentran. A este fenómeno se le conoce como MIMETISMO. Es el cambio de color o de apariencia para no ser visto o descubierto. Este fenómeno tristemente lo presentan algunos cristianos ya que cuando están en la iglesia se tornan “santitos”, pero cuando están en el mundo muestran que no tienen tanto del Señor. Todos conocemos el caso del hermano que va por la calle y se topa con algún creyente demasiado expresivo, que desde lejos, a gran voz, le saluda "¡Hola hermano! ¿Cómo estás?". En ese momento muchos se sienten incómodos, quisieran convertirse en camaleón para no ser identificado, porque hay muchos alrededor.

Aplicado a nuestras vidas, el mimetismo es aquello que nos hace esconder nuestra verdadera esencia de cristianos y nos hace adaptarnos al mundo. Y existen varias formas de mimetizarnos:

1.

NO VIVIR LO QUE PREDICAMOS

Santiago 1:22: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" En muchas partes se blasfema el nombre de Dios por la conducta y la manera de ser de los creyentes, pues muchos son sólo oidores y no hacedores de la palabra de Dios. Son como camaleones que según sea el caso se comportan. a.

Predicamos amor y a veces lo menos que damos es amor. Un ejemplo de esto se ve en la vida de Ghandi. Se cuenta cuando el gran pacifista estudiaba en Inglaterra conoció la Biblia y el mensaje de Jesús. En una ocasión se disponía a ir a la iglesia, pero cuando llego le dijeron que no podía pasar porque esa era una iglesia para blancos. El Mahatma dijo que no se convirtió al cristianismo porque nunca había visto a un cristiano practicar lo que predicaba. Seguramente muchísimos creyentes viven como el Señor quiere, pero este es un simple ejemplo de que no todos lo hacen. Me ha tocado predicar en EEUU, y ser testigo de que aún existen hermanos que desprecian a otros por el color de su piel. La conducta del cristiano debe ser siempre como dice el apóstol Pablo: gentil, amable, amorosa (Filipenses 4:5).

b.

Predicamos un cambio de vida y a veces conservamos el mal carácter. Somos dulces y amorosos en la iglesia, y amargados y groseros en la casa, el trabajo o la escuela. En nosotros habitan todas las posibilidades por los diferentes temperamentos (sanguíneo, melancólico, colérico, flemático), pero nadie puede decir que así lo hizo Dios y que no puede cambiar.

c.

¿Cómo es usted: frió, caliente o tibio? Apocalipsis 3:16 nos dice que en el cristianismo no hay medias tintas, que en el cristianismo no debe existir el mimetismo. O es cristiano con todas sus cualidades o es siervo de Satanás, también con todas sus características. No puede estar con un pie en el mundo y otro en las cosas del Señor.

2

2.

EL AMAR LAS COSAS DEL MUNDO

1 Juan 2:15: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". Dentro del cristianismo han surgido sectas tales como los menonitas, los cuáqueros y los amish, que se han apartado del mundo para vivir en montañas o en zonas muy alejadas. Muchos de ellos ni siquiera usan la electricidad ni las comodidades modernas por considerarlas del mundo. Apartarse tampoco es una opción porque también al apartarnos nos mimetizamos. Pero Dios es claro al respecto, En Efesios 4:17 nos dice que ya no andemos como los gentiles. Él nos invita a ser diferentes, y a no amar las cosas del mundo.

3.

a.

Los bailes y la música (las familias que van a fiestas paganas y a bailes). De este tema he escrito, y hablo constantemente a los adolescentes y jóvenes, a pesar de la oposición aun de muchos ancianos, que no ven nada malo en el baile.

b.

El alcohol y los vicios (¡cuántos hermanos todavía fuman y toman, y no hablo de recién convertidos, sino de hermanos que tienen años en una iglesia!).

c.

La manera de hablar (las malas palabras, el doble sentido, los chistes vulgares).

d.

La ropa. Debemos discernir qué cosa está bien de las modas y cuál no (los escotes, las minifaldas, etc.).

e.

Los tatuajes y aretes, cosas cada vez más comunes en el mundo y entre los jóvenes de las iglesias (Is. 3:18. Lv. 19:28).

f.

Preferir convivir más con los paganos que con los hermanos de la iglesia. Santiago 4:4 dice que "la amistad con el mundo es enemistad con Dios". Nosotros los creyentes estamos en el mundo pero no somos el mundo.

NO PREDICAR EL EVANGELIO

Juan 7:13: "Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos". Los camaleones e insectos que practican el mimetismo lo hacen como un mecanismo de defensa, es decir, por temor a que otros animales los vean y se los

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coman. Nosotros no compartimos el evangelio por temor. Ponemos miles de pretextos para no predicar a Cristo: ·

Que no estamos capacitados.

·

Que hay diferentes dones

·

Que todavía no es el tiempo.

Lo cierto es que sólo hay dos causas para no predicar el evangelio: a.

Miedo a la persecución o a la burla.

b.

Avergonzarse de lo que creemos (Romanos 1:16). La gente es la que se debería avergonzar de lo que es, y no nosotros de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Si nosotros nos avergonzamos del Señor Jesucristo, él también se avergonzará de nosotros (2 Timoteo 2:12).

CONCLUSIÓN: No debemos avergonzarnos porque lo que creemos nosotros es lo mejor y en ello debemos perseverar. Digamos no al mimetismo y seamos auténticos y transparentes. No nos de temor ni vergüenza porque hemos escogido la mejor parte (Lucas 12:8-9).

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