Mala, mala eres

Close interpreta a Patty Hewes, una abogada inescrupulosa dispuesta a casi todo, hasta mandar a matar a su empleada, Ellen (Rose Byrne), para acallarla.
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ESPECTACULOS

I

CARLOS SANZOL LA NACION Graciela Alfano está a punto de cometer una maldad. Una más. Camina por las veredas del barrio de San Telmo en busca de un muñeco de felpa del Topo Gigio. No para regárselo a un niño en situación de calle. No, nada de caridad: lo suyo va más por el lado de meter el dedo en llaga a la –ahora ex– parejita conformada por la modelo Paula Chaves y el productor Pedro Alfonso, que se armó al calor de los focos del set de ShowMatch. Sobre todo, ante la presencia de una tercera en discordia, una bailarina del programa apodada justamente como el muñeco con el que la actriz no logra dar en la feria de San Telmo. Rápida de reflejos, Alfano opta por conseguir una foto del Topo Gigio y colocarla en un portarretrato, que servirá como regalo a la pareja en cuestión. Cuando, en el estudio, la actriz entrega el presente, las caras de los involucrados mutan. Y el rostro de la jurado de “Bailando por un sueño” muestra una mueca de regocijo: el acto maldito se hace cuerpo. No es el único. El mal acecha en la televisión no sólo en los reality shows, sino también en la ficción. Son las mujeres quienes mejor parecen encarnarlo, como Renata (Juana Viale), en Malparida, la tira de El Trece que termina finalmente esta noche (ver recuadro). Ella se encargó de matar, torturar y manipular a cuanta persona se le puso en el camino. Ahora, las malditas ganan cada vez más terreno, pero no como personajes secundarios, sino como protagonistas. Hoy, las villanas son las nuevas heroínas. “La imagen de la buena es un poco tonta, débil y se ha usado demasiado en la TV. Todos quieren ser lindos, aceptados y maravillosos. Estamos hartos de ellas en la tele. Los nuevos cánones de la femineidad no son más las buenas”, justifica a LA NACION Alfano a la hora de definir por qué decidió encarnar a una “villana” en ShowMatch el año pasado.

La extinción de las tontas ¿Qué sería hoy de la vida de esa dulce y virginal mucama que interpretó Andrea del Boca en la telenovela Estrellita mía, en 1987? Quizá, no hubiese permitido tanto avasallamiento y sumisión en nombre del amor de un juvenil Ricardo Darín. Si no, quedaría tan fuera de tono en relación con el cinismo y la maldad de Renata, por ejemplo. En 2011, ya ninguna protagonista de ficción o participante de reality show sería capaz de cantar a viva voz: “Tonta, pobre tonta” como lo

Martes 8 de febrero de 2011

Villanas

LAS NUEVAS HEROINAS DE LA TV Gracias al éxito del maquiavélico personaje de Juana Viale en Malparida, la pantalla chica rompe con los límites entre buenos y malos En el final, ¿habrá más corazón que odio?

Lautaro (Gonzalo Heredia) y Renata (Juana Viale) y un último momento de felicidad FOTOS EL TRECE

hacía Del Boca, en la apertura de Zíngara (1996, Telefé). Lo que muestra la TV argentina no dista demasiado de lo que sucede en la estadounidense. En la serie Damages, que emite AXN, Glenn Close interpreta a Patty Hewes, una abogada inescrupulosa dispuesta a casi todo, hasta mandar a matar a su empleada, Ellen (Rose Byrne), para acallarla. Sin embargo, la joven que en la primera temporada se presenta como una pasante ingenua se transforma, con el correr de los capítulos, en la sombra de su jefa (que, por cierto, interpretó a dos recordadas malas en cine, Cruella de Vil y la

amante desquiciada de Atracción fatal). Aquí, todos son villanos o pretenden serlo, especialmente ellas, en una clara búsqueda de poder. Las villanas tienen que tener alguna debilidad. En el caso de Patty, su desmesurada ambición se matiza con su nula capacidad para lidiar con un hijo adolescente y con una cierta sensación de culpa por sus actos crueles. Buscar la vulnerabilidad de una maldita es el ABC de cualquier guionista. “El desafío más grande es lograr la identificación por parte del espectador. Y, por suerte, lo logramos”, cuenta Lily Ann Martin, una de las autoras de Malparida,

junto con Pablo Junovich y Cecilia Guerty. ¿Cómo lo hicieron cuando la materia prima con la que contaban fue una joven asesina? “No es que la gente justifique sus crímenes. La entienden desde el punto de vista humano. Comprenden que es víctima de una abuela manipuladora [Gracia, Selva Alemán, quien la crió para vengar la muerte de su hija], y de las circunstancias, como haber sido testigo del suicidio de su madre”, explica la guionista de la ficción de Pol-Ka. Los actos malditos de Renata no están inscriptos sólo en los códigos de una telenovela tradicional, sino en

Esta noche, cuando se vea el último capítulo de Malparida, se sabrá cuál será el destino de la maldita de Renata (Juana Viale). “El mal va a pagar su culpa”, asegura Lily Ann Martin, la autora de la tira de El Trece. Ella cuenta que la joven asesina tendrá la sanción que se merece. No es para menos, después de tanta sangre que derramó esta mujer fatal (ver fotos arriba). Sin embargo, los homicidios que lleva en su haber no fueron en vano. Todo fue parte de un plan macabro pergeñado por su vil abuela Gracia (Selva Alemán). Desahuciada, llena de odio, esta mujer, adoradora de San La Muerte, crió a su nieta con un solo fin: matar a Lorenzo (Raúl Taibo), a quien culpaba por el suicidio de su hija, la madre de Renata. Pero las cosas no salieron como Gracia se las imaginó, sobre todo porque el personaje que interpreta Juana Viale se enamoró de Lautaro (Gonzalo Heredia), el hijo de Lorenzo. “Esto no es sólo una novela, es una tragedia”, dice la guionista. Anoche, Lautaro descubrió que su amada es una asesina y que en su haber está el homicidio de su madre. ¿El odio superará a este amor malparido, ahora que ellos esperan un hijo? ¿Cuál será el final trágico que le espera a Renata? Esta noche se develarán las respuestas de la tira que convirtió a una villana en una gran heroína.

los de una tragedia. “En Malparida, todo está destinado a terminar mal. Desde el principio, se sabe que la historia de amor entre Lautaro [Gonzalo Heredia] y Renata va a ser imposible porque es una asesina que mató a la madre de él. No va a terminar bien. Ella, claro, va a ser sancionada en el final”, dice la guionista, anticipando el desenlace. Nikita, la protagonista de la serie homónima que emite Warner Channel, es como el personaje de Juana Viale, una mujer con profundas grietas morales, una versión femenina de Mr. Jekyll and Mr. Hyde. Con un pasado de delincuente, se vale de su sensualidad para matar a sangre fría, tras ser reclutada por una organización. “Es una sobreviviente”, explica la ambivalente moralidad de su personaje, la actriz que la interpreta, Maggie Q.

Los hombres como enemigos Poner en escena la malicia femenina es una de las claves del éxito de Desperate Housewives, la serie que cuenta las desventuras de un grupo de amas de casas de los suburbios. Su creador, Marc Cherry, se plantea ese desafío en cada nueva temporada del ciclo. En la ficción que emite Sony, las protagonistas se muestran como grandes manipuladoras y son capaces de torcer cualquier imposición por parte tanto de sus pares como de cualquier hombre (maridos, hijos, amantes y enemigos). Siempre ganan gracias a artilugios que parecen no hacer más que acentuar ese prejuicio de que toda mujer es una arpía. A ese línea de pensamiento se aferra Alfano a la hora de construir una malvada televisiva. “Una villana es la imagen de una nueva mujer que es autónoma, lo que produce un gran miedo en el hombre. Es fácil identificarse con ella porque en un mundo individualista, nadie quiere ser el débil. Los personajes, en general, tienen que tener una vulnerabilidad u oscuridad para interesar. Esto es lo que vende hoy, porque la gente está tratando de conocer a su propia sombra”, cuenta la actriz. Con esa idea en la cabeza, caminó por San Telmo para cometer una maldad y, así, engrosar el catálogo de crueldades de estas nuevas heroínas que avanzan a paso firme en la TV.

Video. Los mejores momentos de Malparida. www.lanacion.com.ar Participación. ¿Cuál es tu villana favorita? www.lanacion.com.ar

OPINION

OTRAS MALAS

Mala, mala eres ADRIANA GURAIEB Patty Hewes (Damages) La abogada que interpreta Glenn Close no duda en deshacerse de enemigos y empleados.

Renee (Desperate Housewives) Ex amiga íntima obsesionada con Lynette (Felicity Huffman).

Nikita Maggie Q es esta asesina a sueldo con ansias de venganza.

PARA LA NACION La mujer mala, también llamada mujer fatal o villana, es una tipología femenina de todos los tiempos, que se caracteriza por el enorme y maligno poder que posee en su sexualidad para salirse con la suya, para atrapar a la víctima. Personalidades inescrupulosas, desafiantes, con una visible autoestima bien plantada, con refinamiento en sus mecanismos de odio y de venganza, según el caso que se trate; o sea, una mujer peligrosa tanto para hombres como para mujeres. ¿Cuán verdadero es esto? Pues si aceptamos que pueden ser tan poderosas estaríamos partiendo de la base de que los hombres son seres simples, básicos, con profunda vocación de “dejarse atrapar” y, por supuesto –siempre, y a diferencia de ellas–, son seres buenos y víctima. ¿Es tan así? Pienso que no, y por varias razones. La fascinación que ejercen estas mujeres, que podemos defi-

nir como la facultad de influir o dominar a otras personas, se debe en gran parte a que dicen y hacen cosas que la mayoría no se atreve, no se permite o no puede. Ese Mr. Hyde que muchos llevamos dentro, ellas lo sacan, lo despliegan, lo muestran y lo disfrutan, por ello nos atrae tanto la personalidad de estas mujeres dotadas de un raro talento para la manipulación y para el mal, entendiendo por mal la ausencia de bondad, la tendencia a ocasionar daño.

 Por otra parte, los atributos negativos que se les adjudica a estas mujeres son fruto de una mirada cultural masculina, pues no se tolera que rompan los estereotipos rígidos de lo que se deber ser, tener y hacer para que digan “es una buena mujer”. Eso las tiene sin cuidado a ellas, pues se sienten y se saben poderosas, seducen a la par de los hombres y no manifiestan ni culpa ni temor, pues rompen con los mandatos culturales, los transgreden, desobedecen. Los hombres, ante

ellas, sienten profunda atracción, desafío por conquistarlas, vanidades encendidas por poseer a la bella, por acceder al misterio de quien puede pasear de cama en cama, pero no entregarse. Muchas mujeres se sienten representadas en ellas en sus fantasías más inconscientes, con la diferencia de que unas las actúan, y la mayoría sólo las piensan y las desean. Y otras están atemorizadas de perder a su pareja, por “caer” en las redes de la mala. Desde el punto de vista de la no igualdad de los géneros, podemos decir que elementos tales como la aspiración al poder, las libertades sexuales o la audacia, características atribuidas hasta ahora al varón, verdaderos emblemas honorarios, se transforman en la mujer en un estigma, una marca socialmente indeseada, y se habla de ellas como de ¡la perdición! Baste recordar a Eva que “tentó” a Adán con una manzana y ello significó la expulsión del Paraíso.

La autora es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina