Literatura y espacio urbano, un cruce posible

26 sept. 2014 - El objetivo del grupo es cruzar la literatura con el espacio urbano; re- apropiarse de lo público en su sen- tido más amplio. ¿Un ejemplo? Lle-.
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SOCIEDAD | 19

| Viernes 26 de septiembre de 2014

cultura | filba

Literatura y espacio urbano, un cruce posible

Bombardear una ciudad con poemas o empapelar de versos el subte: acciones del colectivo Casagrande, que hoy dialogará con Pizarnik

Los chilenos de Casagrande en su taller del Festival de Literatura de Buenos Aires

Violeta Gorodischer LA NACIoN

“Ser como el agua, adoptar la forma de aquello que te contiene.” La frase de Bruce Lee abrió el primer taller del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), el último miércoles, en boca del colectivo chileno Casagrande, compuesto por los poetas Cristóbal Bianchi, Julio Carrasco y Santiago Barcaza. Nada mal como gesto simbólico de un accionar disruptivo; ese que, como sello identitario, alienta a desacralizar la cultura sin dejar de lado el compromiso. El objetivo del grupo es cruzar la literatura con el espacio urbano; reapropiarse de lo público en su sentido más amplio. ¿Un ejemplo? Llenar de poesía el metro de Santiago, desde las ventanillas de los vagones hasta las páginas de una revista impresas como gigantografía en cada estación. La premisa era entender que el lenguaje, en efecto, puede ser

tan maleable como el agua adaptándose al formato de los distintos lugares físicos. Abultado CV tiene este colectivo. La tipología de sus acciones incluye haber encerrado con candado a los miembros de la Sociedad de Escritores de Chile mientras sesionaban en una antigua casona (el sticker con dinosaurios que hicieron circular resulta más elocuente que mil palabras) o haber llenado teatros con velas para contactar a poetas muertos a través de un médium, de Neruda a Violeta Parra, pasando por Li Po y Cáceres. Esta noche, repetirán la experiencia a las 23.30 en La oreja Negra, donde –dicen– entablarán diálogo con Alejandra Pizarnik. Tal vez uno de sus actos más impactantes haya sido intervenir espacios públicos de Chile con un inflable de Pinochet de doce metros de altura para los 40 años del golpe de Estado. De ahí a los bombardeos de poemas no hubo más que un paso. Querían resignificar las imágenes grabadas

silvana colombo

en la retina colectiva a partir de un nuevo acto: bombardear con poesía ciudades que, a su vez, fueron alguna vez bombardeadas. El primer “blanco” fue la Casa de la Moneda: cien mil poemas fueron arrojados desde helicópteros sobre ese punto neurálgico, con jóvenes versos que aterrizaron en manos anónimas, ávidas de leer. Fue una acción “poético-sanadora”, dijeron. La iniciativa se repitió en Londres, Dubrovnik (Croacia), Guernika, Varsovia y Berlín. “Es una nueva forma de poética y una nueva forma de comunicarla”, proclaman los Casagrande, que ya piensan en Hiroshima y la porteña Plaza de Mayo como objetivos futuros. Claro que la burocracia es la primera traba que habrá que vencer y la perspectiva no parece fácil. ¿Les preocupa? Muy poco. Nadie mejor que Bruce Lee, paratexto omnipresente de la charla, para cerrar el encuentro: “No pidas una vida fácil, pide la fortaleza para merecer una difícil”.ß