LAS NORMAS DE DIOS Por Sergio A. Ramírez Usado ... - ObreroFiel

templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois ... porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es» (1 Co.
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LAS NORMAS DE DIOS Por Sergio A. Ramírez Usado con permiso ¿Quién manda en tu vida? ¿Dependes de la Palabra de Dios para dirección diaria en la toma de decisiones? He aquí algunos principios para ayudarte a decidir en las situaciones que ponen a prueba tu capacidad de discernimiento entre lo bueno y lo malo y lo bueno y lo mejor. A la hora de la duda, pregúntate: 1. ¿Es para glorificar a Dios? «Hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Co. 10:31). Glorificar a Dios es manifestar sus cualidades y atributos. Es darlo a conocer con nuestros hechos. ¿Haciendo esto, ven otros a Dios en mí? 2. ¿Es conveniente? ¿Me edifica espiritualmente a mí y a los demás? «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica... Hágase todo para edificación» (1 Co. 10:23; 14:26). Edificar es crecer en la semejanza a Cristo. Pero no debo considerar sólo mi edificación personal, “como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (1 Co. 10:33). 3. ¿Es algo que me domina y no puedo dejar de hacer indefinidamente? «Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna» (1 Co. 6:12). «Ninguno puede servir a dos señores...» (Mt. 6:24). 4. ¿Es algo que puede convertirse en un tropiezo a otros? «Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero a los débiles... Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros» (1 Co. 8:9; Gá. 5:13). 5. ¿Hace un uso reverente del templo del Espíritu Santo? «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios... Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es» (1 Co. 6:19-20; 3:17). 6. ¿Es algo que puedo hacer con una fe sostenida por la Palabra de Dios? «Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios... Pero el que duda en lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe es pecado» (Ro. 10:17; 14:23). 7. ¿Es algo bueno? ¿Algo que recomendaría a otros que hicieran para estrechar su relación con Dios? «Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado» (Stg. 4:17). “En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien” (Sal. 73:28). 8. ¿Es algo que puedo hacer en el nombre de Jesús para alabar a Dios y darle gracias? «Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Col. 3:17). Hacer algo en el nombre de Jesús es hacer lo que el mismo Señor haría. A la hora de la duda, preguntémonos, ¿Haría esto el Señor Jesús? ¿Cómo me sentiría viendo al Señor Jesús hacer esto? 9. ¿Puede decirse que haciendo ésto estoy imitando al Señor y siendo un buen modelo de piedad para otros? «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados... Sed, pues, imitadores de mí, así como yo de Cristo... sé ejemplo a los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (Ef. 5:1; 1 Co. 11:1; 1 Ti. 4:12). 10. ¿Constituye ésto un lastre para avanzar mejor en la carrera cristiana? «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (He. 12:1). “Peso” tiene que ver con lo que no es necesariamente pecado pero tampoco ayuda en el seguimiento del Señor. No debo preguntarme, “¿qué tiene de malo?”, sino, “¿qué tiene de bueno?” 11. ¿Es algo que hago teniendo en mente la recompensa para el vencedor? «Todo aquel que lucha de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado» (1 Co. 9:25-27). 12. ¿Es una fiel administración de los bienes que Dios me ha encomendado? «El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? ninguno puede servir a dos señores...

El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama» (Lc. 16:10-13; 11:23). 13. ¿Es algo que hago en sujeción a la autoridad de Dios y a la autoridad por él establecida? «Por causa del Señor, someteos a toda institución humana... como libres, pero no como los que tienen libertad como pretexto para hacer lo malo» ( 1 P. 2:13, 16). ¿Qué piensan de este asunto de aquellos que Dios ha puesto en autoridad sobre mí? ¿O “paso” yo de ellos? “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos...” (He. 13:17). 14. ¿Refleja esto amor a Dios o amor al mundo? «No améis el mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo». (1 Jn. 2:15-16). Recordemos que el «mundo» es todo aquello que enfría nuestro amor por el Señor y los suyos. 15. ¿Hago esto esforzándome en la gracia de Dios? La gracia de Dios es el favor inmerecido de Dios, el cual debemos apreciar: “Os exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios... Por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos... Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Co. 6:1; 1 Co. 15:10; 2 Ti. 2:1). Que la salvación sea por gracia y no por obras no debe llevarnos a tomar la obediencia a Dios a la ligera, sino a la total entrega de nuestros miembros a su servicio (Ro. 6:15-23). ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.