La Valla - Hermanos Maristas

8 sept. 2016 - monográfico de la revista Vida Religiosa (3/2016), dedicado a los Capítulos generales, tiene un artículo escrito por una religiosa salesiana, ...
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Un nuevo

La Valla

Convocatoria del

XXII Capítulo general

Carta del

Superior General 8 de septiembre de 2016

Queridos maristas de Champagnat,

La mesa conservada en nuestra casa de los orígenes, en La Valla, se ha convertido en un símbolo de la comunidad que se sentó a su alrededor. Como todos los objetos vinculados a vivencias concretas de nuestra propia historia, esta mesa conecta con narraciones que nos han sido transmitidas, y despierta en nosotros muchas emociones. No podía haber una imagen mejor para sugerir aquel 2 de enero de 1817, cuando el P. Champagnat convoca a sus primeros discípulos, y los invita a vivir como una familia de hermanos. Desde aquel momento, alrededor de esa mesa compartirán el pan y la palabra, alegrías y penas, sueños y frustraciones. Es muy hermoso, el testimonio del H. Laurent (Jean Claude Audras):

Alrededor de esa mesa compartirán el pan y la palabra, alegrías y penas, sueños y frustraciones.

Carta del

Superior General

Hermanos Maristas

El P. Champagnat compró una casita más arriba de la casa parroquial y puso en ella, al inicio, a un joven muy virtuoso. Mi hermano fue el segundo y yo el tercero, Couturier o H. Antonio, el cuarto; luego el Hermano Bartolomé y el querido Hermano Francisco. Durante un período de tiempo fuimos seis.  […] En los comienzos éramos muy pobres. El pan era de color de tierra, pero teníamos siempre lo necesario. Nuestro buen Superior, como el más cariñoso de los padres, tenía gran cuidado de nosotros. Por ejemplo, yo me acordaré siempre de la molestia que se daba cuando hallándome enfermo en La Valla, venía a visitarme todos los días; aprovechaba para llevarme siempre alguna cosita que me sirviera de alivio y alguna palabra de consuelo que me animara a sufrir con paciencia todo por amor de Dios. […] Nos hablaba a menudo del cuidado que la divina Providencia tiene de aquellos que confían en ella, y en particular por lo que se refiere a nosotros. Y cuando nos hablaba de la bondad de Dios y de su amor por nosotros, nos comunicaba ese fuego divino del cual él estaba lleno, en tal medida que los trabajos de la vida y todas sus miserias no hubieran sido capaces de hacernos vacilar. Tenía tan grande devoción a la Santísima Virgen que él la inspiraba a todos. […] Una madre no tiene más ternura con sus hijos que la que él nos prodigaba. La comparación ciertamente no es exacta, pues con frecuencia las madres aman a sus hijos con un amor sólo carnal. El, en cambio, nos amaba verdaderamente en Dios. […] Él era de un carácter alegre y suave, pero firme. Sabía entremezclar en la conversación palabras divertidas a fin de amenizar la compañía. No se sentía nunca incómodo entre los Hermanos. Le hacíamos las preguntas más embarazosas; jamás se lo vio en dificultades para contestarlas, y de una manera tan precisa que dejaba a todos los Hermanos satisfechos…

La mesa de La Valla, como se conoce entre nosotros, nos evoca las vivencias de los primeros hermanos, tan bien narradas por el H. Laurent. Y se ha convertido en una invitación permanente a vivir el don de la fraternidad de manera sencilla, pero profunda. Me parece interesante constatar que uno de los símbolos que han perdurado entre nosotros al referirse al XXI Capítulo general (2009), sea precisamente la mesa. Mesas redondas, para ser más preciso, alrededor de las cuales se desarrolló todo el Capítulo general. Aunque no se buscara directamente, esas mesas se convirtieron en una poderosa imagen visual del valor del diálogo fraterno. Un mensaje captado no sólo por maristas, sino incluso por observadores externos. El último número monográfico de la revista Vida Religiosa (3/2016), dedicado a los Capítulos generales, tiene un artículo escrito por una religiosa salesiana, María Dolores Ruiz Pérez, en el que se dice:

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La escucha del hermano implica escucharle con atención. Con nuestra actitud de escucha, estamos diciendo “me interesas tú y lo que estás diciendo”. Y esto hoy no es fácil, porque las asambleas capitulares, como en las comunidades de todo el mundo, tiene las nuevas tecnologías a mano y la “tentación o trampa” de la distracción está presente, sobre todo si estamos sentados en las típicas salas capitulares de todos en línea. Aunque ya hay experiencias de capítulos que se han desarrollado alrededor de las mesas redondas de la sala capitular, como el XXI Capítulo general de los Maristas en 2009.

En las líneas que escribí para presentar el Documento del XXI Capítulo general, decía que la carta que escribieron los capitulares, como parte de ese documento final, era una respuesta a las cartas regionales que se elaboraron durante la fase preparatoria del Capítulo. Efectivamente, creo que la carta se imaginó como una manera de continuar el diálogo que se había iniciado a lo largo y ancho de todo el Instituto, y que se prolongó durante las cinco semanas de desarrollo del Capítulo, no sólo alrededor de las mesas redondas de la sala capitular, sino también en conexión con muchas otras personas, especialmente gracias a Internet. En esa misma introducción, afirmaba que esa carta, escrita en manera directa y sencilla, invita a que el diálogo no se interrumpa una vez finalizado el Capítulo general: todas las personas que, de una manera u otra, participaron en el proceso capitular en sus distintas fases, debieran sentirse interpeladas a continuar ese camino de escucha y diálogo, profundizando en la llamada del Señor para el Instituto marista hoy.

Mantener la conversación viva: el proceso es la meta Quiero pensar que ese diálogo iniciado con el pasado Capítulo general, efectivamente, no se interrumpió. En cada provincia o distrito hubo oportunidades para profundizar en el sentido de esa llamada a salir deprisa hacia una nueva tierra;

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la Conferencia general (2013) fue una magnífica ocasión para profundizar y concretar algunas de las grandes llamadas del Capítulo; la Asamblea internacional de la misión marista (2014) abrió nuevamente miles de conversaciones en todo el mundo marista. Otros varios procesos, ya sea a nivel general, regional o provincial, han exigido mucho diálogo, promoviendo la participación y el sentirse co-creadores de un futuro común. En estos momentos, al convocar el XXII Capítulo general, somos invitados de nuevo a sentarnos alrededor de la mesa o alrededor del fuego, y a continuar conversando sobre asuntos realmente importantes para todos nosotros. Estoy seguro de que muchos tenemos la experiencia de conversaciones que transforman. Es interesante constatar que, normalmente, no se trata de diálogos sobre cómo cambiarnos o cómo cambiar a los demás, sino que el mismo proceso de conversar produce cambios en nosotros mismos. Una determinada frase, dicha o escuchada; una experiencia de vida que tocó nuestro corazón; una pregunta que nos sacó de nuestra manera de pensar habitual… fueron semillas de transformaciones posteriores. Sí, frecuentemente, el mismo proceso es transformador; el proceso es, pues, de alguna manera, la meta.

Estoy seguro de que muchos tenemos la experiencia de conversaciones que transforman.

El futuro no es un lugar al que nos dirigimos, sino algo que creamos; los caminos hacia él no se encuentran sino que se construyen, y la construcción de esos caminos cambia tanto al constructor como al destino. Margaret Silf

Podemos frustrar

el sueño de Dios si

no nos dejamos guiar por el

Espíritu Santo.

El Papa Francisco, en su homilía durante la eucaristía de apertura del Sínodo extraordinario sobre la familia (2014), invitaba a los participantes en el Sínodo a hablar claro y escuchar con humildad… porque -decía- podemos frustrar el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. Creo que el proceso diseñado por la Comisión preparatoria del Capítulo nos puede ayudar a dejarnos guiar por el Espíritu Santo. Para ello nos proponen tres etapas, que van a combinarse con la consulta, ya en marcha, para la revisión de las Constituciones:

1. De octubre 2016 a febrero 2017: todas las comunidades maristas son invitadas a tener tres conversaciones, explorando juntos sobre el significado de vivir la experiencia La Valla hoy. 2. De febrero a mayo 2017: siguiendo la invitación del Papa Francisco a ser Iglesia en salida, que se deja interpelar por las fronteras geográficas y existenciales, se nos propone salir al encuentro de algunas personas que

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habitan en esas fronteras, con mente y corazón abiertos a lo que el Espíritu quiera decirnos a través de esas personas. Será, sin duda, un buen camino para evitar el peligro de la autorreferencialidad, a la que frecuentemente alude el Papa. 3. De mayo a agosto 2017: como paso previo a la celebración del Capítulo general, los que van a participar en él de cada unidad administrativa convocan a algún tipo de encuentro en el que se pueda compartir con otras comunidades o con la totalidad de la provincia o distrito sobre la experiencia vivida en las etapas precedentes. Eso permitirá a los capitulares captar lo vivido en su unidad administrativa y transmitir esa riqueza a la asamblea capitular.

Oportunamente se os enviará la información necesaria para la etapa pre capitular, pero ya desde ahora os invito a vivir ese proceso profundamente, atentos a los movimientos del Espíritu en cada uno y abiertos a las sorpresas de Dios. Hablar claro y escuchar con humildad. Magnífico programa para la preparación y el desarrollo de nuestro próximo Capítulo general.

Un nuevo La Valla Convocado bajo el slogan Un nuevo La Valla, el XXII Capítulo general nos invita a todos a un nuevo comienzo, en profunda conexión con los tres años de preparación al inicio del tercer centenario marista. San Gregorio de Nisa (siglo IV), decía que en la vida cristiana vamos de comienzo en comienzo, a través de comienzos sin fin. Eso significa que nuestra vida, como cristianos, es un recomenzar perpetuo, por el cual nos ponemos siempre de nuevo a la escucha del Espíritu, y nos preparamos continuamente para poner en práctica su voluntad. Las Constituciones maristas (139) dicen que una de las finalidades del Capítulo general es estudiar los asuntos de mayor relevancia relacionados con la naturaleza, fin y espíritu del Instituto, y promover la renovación y adaptación del mismo, salvaguardando siempre su patrimonio espiritual. De alguna manera, pues, cada Capítulo general es un momento de nuevo comienzo, ya que nos preguntamos colectivamente qué quiere Dios de nosotros en ese concreto momento histórico y tratamos de poner los medios necesarios para responder a sus llamadas.

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Un nuevo La Valla, pues, no es una llamada a reproducir, nostálgica y románticamente, la primera comunidad marista. De lo que se trata es de actualizar La Valla en estos inicios del siglo XXI, cuando un nuevo mundo está emergiendo. El Instituto marista no nació de una vez por todas en 1817, sino que sigue naciendo. Decía la filósofa María Zambrano que

el hombre tiene un nacimiento incompleto: No ha nacido ni crecido enteramente para este mundo, pues que no encaja con él, ni parece que haya nada en él preparado para su acomodo; su nacimiento no es completo ni tampoco el mundo que le aguarda. Por eso tiene que acabar de nacer enteramente, y tiene también que hacerse su mundo, tiene que estar incesantemente de parto de sí mismo y de la realidad que lo aloje.

¡Qué maravillosa tarea, la de colaborar al nacimiento del Instituto, siempre incompleto!

Colombia, septiembre de 2017 Exactamente dentro de un año, el día 8 de septiembre de 2017, dará inicio el XXII Capítulo general en Rionegro (Colombia), a unos 40 km de Medellín. Será la primera vez en nuestra historia que un Capítulo general se celebra fuera de la sede del gobierno general. Recordemos que los dos primeros Capítulos generales se celebraron en ND de l’Hermitage; ocho en Saint-Genis-Laval (Francia); cinco en Grugliasco (Italia) y seis en Roma. Casi desde el inicio vimos con claridad que convenía

desplazarse como un signo de nuevo

comienzo

El Consejo general llegó a esta decisión después de un año y medio de estudio y discernimiento. Casi desde el inicio vimos con claridad que convenía desplazarse como un signo de nuevo comienzo, pero lo difícil fue elegir el lugar preciso para la celebración del Capítulo. Al estudiar las distintas alternativas, se quisieron combinar varios aspectos fundamentales, entre otros:

1. El carácter simbólico del lugar; 2. Disponer de un mínimo de condiciones para el trabajo de un grupo numeroso durante varias semanas; 3. Tener la posibilidad de apoyo por parte de la comunidad marista del país.

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El Consejo general pensó que el lugar elegido cumple bien los tres requisitos. En primer lugar, el carácter simbólico. Sabemos que Colombia fue el primer país de América Latina en contar con presencia marista y que actualmente el continente americano concentra más de la mitad de la misión marista de todo el mundo, pero, además, el nombre de Medellín tiene un potente simbolismo en la historia de la Iglesia. En 2017 se celebrará el 50 aniversario de la convocatoria de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, cuyas conclusiones marcaron profundamente no sólo a la Iglesia del continente sino a la Iglesia universal. Recordemos que en esta Conferencia intervinieron obispos tan conocidos como Mons. Pironio, Mons. Samuel Ruiz, Mons Leonidas Proaño o Mons. Hélder Câmara. Medellín representa el esfuerzo por concretar el espíritu del Vaticano II en América Latina, ofreciendo tres elementos esenciales de la identidad de la Iglesia en ese continente: la opción por los pobres, la teología de la liberación y las comunidades eclesiales de base. Profundizando todavía en el carácter simbólico del lugar, podemos decir que Colombia es un país de contrastes, que facilitará que los capitulares puedan experimentar la salida hacia las periferias. Colombia, que posee una población multicultural y multiétnica, se caracteriza por la cordialidad de sus gentes y su gran espíritu de acogida, pero al mismo tiempo vive un conflicto armado interno desde 1960; el país tiene una gran riqueza de recursos naturales, pero es el 14º país con mayor desigualdad dentro de 134 observados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; en los últimos años aumenta la calidad de la educación, pero casi medio millón de menores no están escolarizados, y unos 5.000 son niños de la calle…

Destaco, finalmente, el simbolismo de la Amazonia colombiana, parte de la gran Amazonia, calificada por el Papa en Laudato si’ como pulmón del planeta repleto de biodiversidad, y sumamente importante para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad (38). Colombia es el segundo país del mundo en biodiversidad; por eso, en ese contexto, será más fácil escuchar la invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos (14). En cuanto a los otros requisitos que deseamos para el lugar, creemos que serán bien atendidos tanto por la casa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas donde se va a celebrar el Capítulo, como por las comunidades maristas en Colombia.

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Todos convocados Todos debiéramos sentirnos convocados a vivir este acontecimiento capitular, puesto que, según nuestras Constituciones (138),

El Capítulo general es una asamblea representativa de todo el Instituto. Expresa la participación de todos los Hermanos en la vida y en la misión del Instituto, así como su corresponsabilidad en el gobierno. El Capítulo ejerce la autoridad suprema extraordinaria. Lo convoca y preside el Hermano Superior general. Este convoca a Capítulo general ordinario cada ocho años.

En este XXII Capítulo general, habrá un total de 79

capitulares: 32 de derecho, y 47 de elección

Justamente para garantizar el respeto al principio de representatividad, el número de delegados elegidos será de 15 hermanos más que el número de miembros de derecho. Son miembros de derecho el hermano Superior general, el hermano Superior general precedente, el hermano Vicario general y Consejeros generales en funciones en el momento de la apertura del Capítulo, y los hermanos Provinciales (C 140.1 y 140.2). En este XXII Capítulo general, habrá un total de 79 capitulares: 32 de derecho, y 47 de elección.

Las funciones de estos 79 capitulares están muy bien definidas en las Constituciones (139):

• elegir al hermano Superior general, al hermano Vicario general, y a los miembros del Consejo general, según el Derecho propio; • estudiar los asuntos de mayor importancia relacionados con la naturaleza, fin y espíritu del Instituto, y promover la renovación y adaptación del mismo, salvaguardando siempre su patrimonio espiritual; • elaborar estatutos para todo el Instituto; • proponer a la Santa Sede eventuales modificaciones de algún punto de las Constituciones.

Son elegibles como delegados al Capítulo general todos los hermanos profesos perpetuos, excepto los que se encuentren en situación canónica de tránsito a otro Instituto o de exclaustración. Son electores todos los hermanos profesos, salvo los que se encuentren en situación de tránsito o exclaustración. Los hermanos recibirán, en su momento, las indicaciones necesarias para proceder a las elecciones.

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Los hermanos capitulares y los demás participantes en el Capítulo esperan poder contar con tu experiencia, tu reflexión, tu oración y apoyo.

De acuerdo con la normativa de los Estatutos del Capítulo general (12), el Consejo general invitará al Capítulo a otras personas (entre los cuales habrá laicos, laicas, hermanos jóvenes) en una proporción no superior al 20% del total de capitulares. En diálogo con la Comisión preparatoria, se definirá oportunamente la naturaleza y la duración de la participación de las personas invitadas. No todos podremos participar de manera directa en el Capítulo general, cuando éste tenga lugar en Colombia. Pero todos somos convocados a aportar nuestra contribución a lo largo de las distintas fases de preparación, realización y aplicación del Capítulo. Los hermanos capitulares y los demás participantes en el Capítulo esperan poder contar con tu experiencia, tu reflexión, tu oración y apoyo.

Dejar algo para conservar el todo Vamos de comienzo en comienzo, a través de comienzos sin fin. Un Capítulo general es una nueva ocasión que se nos ofrece para recomenzar. Es una maravillosa oportunidad, pero es también dolorosa, porque implica abandonar la tierra conocida y adentrarse en el territorio de lo nuevo. A lo largo de la Sagrada Escritura, del Génesis al Apocalipsis, hay un hilo conductor: levántate y ve, comienza de nuevo. Se dice en momentos decisivos: a Abraham, al pueblo de Egipto, a Elias, a los profetas que se habían acomodado, a Jonás, a los grandes pecadores, a José, para la fuga y el retorno de Egipto, en los Hechos de los apóstoles… Levántate y ve se dice hoy a cada uno de nosotros, pero también a los Maristas de Champagnat como un todo. Esa fue, de hecho, la explícita invitación del XXI Capítulo general: ¡Con María, salid deprisa a una nueva tierra!

Un Capítulo

general

es una nueva

ocasión

que se nos ofrece para

recomenzar

No dejo de admirarme cada vez que veo la generosidad y disponibilidad de muchas personas que aceptan, con alegría, comenzar de nuevo. Lo veo cada año, cuando en todas las provincias y distritos se inician nuevas comunidades o nuevos servicios y proyectos. Lo veo cuando recibo cartas de hermanos o laicos dispuestos a recomenzar donde sea más necesario en el mundo. Gente joven, pero también algunos que, en su vejez, como Abraham, están dispuestos a salir de su tierra y abrirse a lo desconocido. Un Capítulo general permite tomar decisiones de ese tipo a nivel colectivo. Pasar del ser prisioneros de lo que se ha realizado o de una simple gestión de lo existente, a dejarse llevar por la emergente novedad del Espíritu. Y ya sabemos que toda opción implica renuncias. Cuentan que Jochanan ben Zakkaj era un rabino que el año 68, consciente del inevitable destino deparado a la ciudad y al templo de Jerusalén (que, efectivamente, fueron incendiados y destruidos en el año 70), quiso salvar lo más valioso que había, la Torá. Para ello, 9

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planeó dejar la ciudad, pero ésta estaba sitiada por Vespasiano. Un buen día, sabiendo que Vespasiano sólo permitía salir de la ciudad a los difuntos para que se les diera sepultura, Jochanan ben Zakkaj se introdujo en un ataúd y consiguió salvarse a sí mismo y a la Torá. Más tarde Jochanan se presentó al Emperador, a quien pidió la gracia de salvar al pequeño Sanedrín de Yavne y allí volvió a fundar el judaísmo como pueblo de la Torá, salvaguardando de este modo el núcleo esencial. Paolo De Benedetti, teólogo y biblista de origen judío, comenta el episodio así:

La decisión del rabino Jochanan ha tenido una importancia inestimable para el judaísmo: consiguió salvaguardar la continuidad de la tradición, la cadena continua de la Ley oral y junto con los demás maestros reunidos en Yavne aseguró al judaísmo los medios jurídicos, rituales, organizativos y morales para sobrevivir […]. Hay mucho que reflexionar sobre lo que puede hacer un hombre: el Rabino Jochanan era un estudioso sin autoridad oficial […]. Aun así, fue el único que vio claramente lo que se podía conservar y lo que había que abandonar para conservar el todo […]. Él supo interpretar, como se diría hoy, los signos de los tiempos, pero en estos signos no veía solo la historia sino también la misteriosa voluntad de Dios, al que él estaba acostumbrado a venerar en todos sus preceptos.

Ojalá que también nosotros, como el rabino Jochanan, seamos capaces de discernir, en este momento histórico, lo que se puede conservar y lo que hay que abandonar para conservar el todo.

El icono de la Visitación visualiza dos maternidades extraordinarias. Lo expresa muy bellamente la filósofa Antonella Lumini, que se califica a sí misma de eremita en la ciudad:

María expresa el despertar de la inocencia originaria que ha permanecido incontaminada desde el principio y preservada en el íntimo de la humanidad […]. Isabel, en cambio, la anciana y estéril que llega a ser madre por gracia más allá de toda posibilidad, se presenta como figura de la humanidad seca y cansada, cuyo fruto, ya inesperado, brota como destilado de la molturación final para constituir así el germen vivo sobre el cual podrá implantarse lo nuevo.

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Para que esas dos maternidades pudieran realizarse, hizo falta tanto el SI de María, expresión de su apertura al don del Espíritu, como el NO de Isabel (¡No!, se llamará Juan), que rompió con la tradición del siempre fue así, para ser fiel a la voluntad de Dios. De hecho, Juan significa el que es fiel. Dejémonos inspirar por la valentía de estas dos mujeres de fe, María e Isabel. Que ellas acompañen nuestro discernimiento y nos transmitan su coraje, especialmente a los miembros del XXII Capítulo general, para saber decir sí o no, según la inspiración del Espíritu, y ser así capaces de generar vida nueva.

Fraternalmente,

Oración del XXII Capítulo general Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo llénanos de la fe, visión y valentía de nuestro fundador San Marcelino, ahora que estamos para iniciar nuestro tercer centenario como maristas de Champagnat.

de nuestro tercer centenario para crear juntos un nuevo comienzo. Seguros de tu fidelidad, oh Dios, y de que participamos de la obra de María, ponemos la preparación, discernimiento y decisiones de nuestro XXII Capítulo general bajo tu protección y guía.

Reunidos en torno a María, nuestra buena madre, queremos ser buscadores de Ti, tejedores de fraternidad con todos nuestros hermanos y hermanas, y mensajeros de tu Buena Nueva para los niños y los jóvenes, especialmente quienes están en las periferias.

Que este tiempo de celebración, de memoria agradecida y de reconciliación, nos llene de sabiduría, audacia, gratitud y fe. Y que no dejemos jamás de caminar de prisa hacia el futuro que nos convoca, hoy y siempre. Amén.

Dios siempre amoroso, desde nuestra sencilla fundación en La Valla, llegamos ahora al umbral

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