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La promesa que no se olvidó | Nortedigital
La promesa que no se olvidó 23 agosto, 2015 | 4:05 am Hérika Martínez Prado | NorteDigital
Artistas y activistas se dieron a la tarea de cumplirle a un sector lastimado por la violencia, con un centro cultural que da vida a sus habitantes
Foto: Manuel Sáenz
Promover las artes y la cultura como estrategia de recuperación y organización de la vida comunitaria de Ciudad Juárez es la promesa que Colectiva Arte, Comunidad y Equidad trabaja con mujeres, niños y jóvenes vecinos de la calle Puerto de Palos. La Promesa es un centro cultural todavía en formación, pero también es parte de un proyecto que inició mucho antes y que busca mucho más. Es el reflejo del horizonte de cosas que las autoridades han incumplido a los juarenses, es la destrucción de una vivienda que fue testigo del dolor y del abandono de las miles de familias que huyeron de la ciudad, y es el nacimiento de una nueva comunidad a través del arte en una de las zonas con mayor nivel delictivo. El proyecto comenzó cuando Teresa Margolles, una artista visual mexicana radicada en Europa, estuvo visitando durante los siete años de mayor violencia Ciudad Juárez, un lugar emblemático de empobrecimiento de la gente.
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Al darse cuenta de las miles de casas abandonadas en esta frontera, comenzó a tomar fotos, a hacer entrevistas y a reflexionar sobre “la pobreza y la gente que se beneficia con ella, la gente que hace promesas sin cumplir”, recordó Verónica Corchado, de Colectiva Arte, Comunidad y Equidad. “Pareciera que en Ciudad Juárez no importan tanto las personas, por eso es fácil construir casas que no son en realidad para la gente”, destacó la activista juarense. Y fue una de esas casas la que decidió comprar Margolles, una ubicada en la calle Puerto de Palos esquina con Tres Jacales, donde se dividen las colonias Tierra Nueva, Patria I y Praderas del Oriente, una de las miles de viviendas abandonadas en la ciudad, cuya historia está marcada además por la muerte y el dolor. Según vecinos, en ella vivía una familia a la que le asesinaron a su hija afuera de la casa, por lo que decidieron huir de la ciudad. Al ser adquirida por Margolles, la casa fue destruida y sus toneladas de restos fueron traslados en camiones a la Ciudad de México, donde se mezcló el material con agua y se construyó una escultura minimalista en un museo, bajo el nombre de La Promesa. Se convirtió en una “escultura que se convierte en una de muchas memorias, de los 60 mil asesinados que hubo en el país, las promesas incumplidas, las promesas a la juventud –que le dicen– “estudia y serás algo”… se convierte en muchos fragmentos de promesas fallidas”, explicaba la misma artista.
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La grava de una casa destruida en 11 días fue movilizada por personas que a la vez buscaban desplazar sus sentimientos, como una obra de arte.
LA OTRA CASA DE ADOBE En Juárez, ese mismo espacio que quedó vacío en el norponiente de la ciudad, fue donado por la artista a la colectiva que a finales del año pasado lo convirtió en una escuela de arte urbano. “La casa de adobe”, como es conocida por los vecinos de la zona, se ha convertido en un punto de reunión para un grupo de lideres comunitarios. A finales del año pasado todos fueron invitados “a tomar café” en la casa de adobe redonda, donde se construyen ya sus vitrales con más de mil botellas. La casa es testigo no solo de las promesas incumplidas de las autoridades, sino de las promesas que los propios juarenses no se han cumplido, pero también alimenta todos los miércoles y sábados nuevos sueños. Por medio del arte, sus habitantes expresan y superan sus miedos, hartazgos, temores y recuerdan sus sueños, los sueños con los que muchos han llegado a esta frontera. Mientras ocho mujeres aprenden a pintar y realizan murales con pequeñas piezas de azulejos, conversan y reflexionan sobre lo que pasa en sus familias y en la sociedad.
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“Es un espacio filosófico, ecológico y amigable; es un centro cultural que vamos empezando y que planeamos que cuente con una pequeña biblioteca altamente especializada en arte”, comentó Corchado, quien ya cuenta con la primera colección de libros donados por una galería de Suiza.
Lo primero que se busca es la reconciliación personal y con la comunidad, después con la ciudad. Es un trabajo terapéutico que comenzó plasmado en madera y que luego tomó forma con los azulejos. Un estudio realizado por estudiantes de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) sobre los alrededores de la Puerto de Palos señala que viven 15 mil familias en un sector altamente delictivo, por lo que proponen al Municipio un corredor cultural, una pequeña estación de Bomberos y una estación de Policía. Por ello, el proyecto de La Promesa va más allá de la casa de adobe y comenzó ya la construcción de murales de aves sobre la calle, por un grupo de adolescentes coordinados por Omar Ojeda. Puerto de Palos era el nombre del puerto de donde salió Cristóbal Colón a América, por lo cual se planea la pintura de murales de barcos en sus bardas, con velas que sobresalgan y puedan tener movimiento, dijo Leonardo Torcuato, quien se encarga de enseñar a las mujeres el arte.
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Los sábados también se imparten talleres a cerca de 30 menores, algunos de ellos también acompañan a sus mamás a terminar sus murales de azulejos los miércoles por la tarde. Después de llegar de sus trabajos en la maquiladora, las mujeres realizan lo que será parte de un gran mural en el centro cultural, donde buscan que juarenses regalen un poco de su tiempo y los ayudan a formar con pequeñas piezas de azulejos dos aves. Una ave reflejará la violencia vivida por los juarenses y otra volando, victoriosa tras haber sobrevivido todos los obstáculos. Para se necesita del apoyo de mínimo 20 personas, “artistas, promotores culturales, académicos, gente que conozca la técnica o que simplemente esté convencida que a través del arte puedes transformar la vida de la comunidad”, destacó Corchado. También se requieren azulejos de colores –no pisos–, pinzas y resistol, para continuar con el trabajo que hace unos días admiró la actriz mexicana María Rojo y sobre el cual se dijo sorprendida al conocer el trabajo de resiliencia que han realizado en La Promesa también madres de mujeres desaparecidas que después han sido encontradas muertas. “Ya no nos podemos quedar solamente con llorar, hemos llorado mucho; hay que trascender con mucha esperanza y muchas ganas de creer en nosotros, nuestra ciudad y en nuestro país”, destacó Corchado.
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Para mayor información puede visitar la página de Facebook La Promesa o comunicarse a los celulares (656) 2851497 y (656) 3117852.
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