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de los médicos. d) Desde mediados del siglo XX, la noción de enfermedad experi- menta una influencia .... tecnologías para explicar e intervenir los males.
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LA NOCION DE ENFERMEDAD Rubén Darío Gómez- Arias. [email protected] Profesor Grupo de Epidemiología Facultad Nacional de Salud Pública. Universidad de Antioquia Entorno Virtual de Aprendizaje Epidemiología para la Salu d Pública Medellín. Septiembre de 2003

En esta unidad se examina la noción de enfermedad. Se presentan cuatro ideas centrales: a) Las enfermedades son entendidas como desviaciones. b) La noción de enfermedad tiene sus orígenes en el malestar que ocasionan en el grupo las dole ncias de sus miembros, y su desarrollo está ligado al rol de los curadores. c) A lo largo del tiempo, la noción de enfermedad se ha medicalizado y constituye el ámbito de acción de los médicos. d) Desde mediados del siglo XX, la noción de enfermedad experimenta una influencia marcada de otras disciplinas, especialmente de la economía y la administración.

Por extraño que parezca, la noción de realidades tan cercanas a cada uno de nosotros como la salud y la enfermedad, son particularmente problemáticas, y su definición ha dado origen a varias discusiones entre los expertos. Nuestra dificultad para definir estos conceptos no radica en que carezcamos de experiencias que nos permitan hablar de ellos, sino precisamente en la variedad y diversidad de vivencias que tendemos a relacionar con la salud y las enferm edades. Sin pretender agotar un debate que lleva varios años, y que aún no ha terminado, este resumen destaca algunos de los puntos de mayor interés en la discusión:

Nuestra forma de valorar la vida cambia… aunque a veces no nos damos cuenta de ello.

A lo largo de la existencia, los seres humanos enfrentamos múltiples situaciones que limitan o potencian nuestra capacidad para aprovechar y disfrutar la vida y que experimentamos como buenas o malas. Experimentar una situación no se limita a formarnos una idea de lo que ha ocurrido, pues la construcción de una noción involu-

cra un conjunto de conocimientos previos, em ociones, afectos, valores, predisposiciones e intereses que concurren en la experiencia y que determinan la imagen que nos formamos de esta experiencia. Los psicólogos dirían entonces que construímos las experiencias , refiriéndose a la complejidad de este proceso. Las nociones actuales de enf erm edad y de salud tienen que ver con nuestras experiencias y con la manera como los seres humanos las percibimos y expresamos a través del tiempo. Al convertir en nociones aquellas experiencias vitales que hemos calificado como buenas o malas, las person as partimos de las ideas y valores que pr edominan en ese momento particular en la sociedad. Algunas de nuestras concepciones pueden alcanzar un alto grado de claridad y diferenciación, porque presentan límites definidos con nociones parecidas; otras permanecen fuertemente emparentadas con experiencias similares, sin que pod amos separarlas completamente de ellas. Este es precisamente el caso de las nociones de enfermedad y salud que, a lo largo de la historia, han establecido diferentes parentescos con otras inquietudes predominantes en su momento.

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LO BUENO Y LO MALO… LOS POLOS OPUESTOS DE LA EXPERIENCIA.

Desde la perspectiva materialista, las ideas y los conceptos, tanto de los individuos como de los grupos humanos, son históricamente determinados por la forma como el hombre produce sus bienes materiales. Es decir, la manera como comprendemos la naturaleza y la sociedad, cambia continuamente, dependiendo de la forma como vivimos y trabajamos. Esta ley que domina la form ación y evolución de las ideas, se aplica también a la forma como hemos entendido, a lo largo de la historia, la salud y las enfermeda des. Las nociones de enfermedad, salud y otras que le son afines, son en esencia representaciones ideológicas y deben ser estudiadas como tales, desde varias disciplinas entre las que se destacan la historia del conocimiento, la lingüística, la antropología, la sociología y la psicología. Los hallazgos de estas disciplinas nos permiten formarnos la siguiente idea, en algunos aspectos aún muy imprecisa, del desarrollo que ha experimentado la noción de enfermedad a lo largo de la historia: En la medida en que desarrollaban su inteligencia y su lenguaje, los seres humanos fueron

capaces de valorar las experiencias como placenteras o desagradables, y alrededor de estas dos emociones básicas articularon otras, para formar símbolos lingüísticos que les permitieran comunicarse. Es posible también que los prim eros símbolos tuvieran un significado amplio, pero capaz de servir a los fines de la supervivencia; posteriormente estos símbolos pudieron experimentar a su interior procesos de diferenciación y especialización para designar experiencias cada vez más especificas. En relación con su percepción del bienestar, los primeros símbolos elaborados por el hombre pudieron aludir simultáneamente a seguridad, placer, hartazgo, plenitud y ocio, muy diferentes a símbolos que se referían al peligro, el hambre, la sed, el frío y el dolor. Los estudios a la fecha sugieren, sin embargo, que la noción de “enfermedad” antecedió históricamente a la noción de “salud”, y que se generó y mantuvo en ciertos nichos de significación que le han conferido una identidad particular como noción vulgar y como tecnicismo. En los párrafos siguientes revisaremos brevemente la historia de la noción de enfermedad y en la Unidad siguiente la historia de la noción de salud.

Las nociones de “enfermedad” y “salud” están emparentadas con otras valoraciones de la experiencia cotidiana

Placer Satisfacción Bienestar Armonía Equilibrio Virtud Bendición Premio Regularidad Normal Adaptación Fisiológico Salud Felicidad

Dolor Frustración Malestar Desarmonía Desequilibrio Pecado Maldición Castigo Irregularidad Anormal Desadaptación Patológico Enfermedad Infelicidad

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LA NOCIÓN DE ENFERMEDAD … UNA ELABORACIÓN DE LOS CURADORES

El sociólogo norteamericano Talcott Parsons propuso una teoría muy interesante para explicar nuestra noción de las enfermedades. Según las teorías de Parsons, los traumatismos y dolencias físicas de algunos individuos, constituyen una seria amenaza para la supervivencia y cohesión de la sociedad. Los sujetos heridos o afectados por diferentes dolencias no solo dejan de cumplir con sus responsabilidades ante el resto del grupo sino que interfieren con las actividades cotidianas, y su cuidado genera una carga adicional para los demás.



3.

Definir y legitimar el rol del enfermo. De acuerdo con su noción de lo que considera enfermedad, el curador define quién es un enfermo y quién no lo es. Esta decisión tiene implicaciones técnicas, pero también implicaciones sociales, como veremos adelante.

Definir la conducta del grupo frente al enfermo. El curador no solo tiene competencia para definir el comportamiento del enfermo sino también del resto de la sociedad.

EL SURGIMIENTO DE LOS CURADORES QUE ES UN ENFERMO? En su afán por resolver esta perturbación que amenaza la supervivencia, la productividad y la tranquilidad colectivas, la sociedad da origen al rol de los curadores, esta función es ejercida por miembros del grupo a quienes se asigna la responsabilidad básica de restablecer el orden y la armonía. Para que pueda cumplir con su función de reordenamiento y control, la sociedad reconoce a los curadores autoridad para realizar cuatro competencias: 1.

2.

Explicar al grupo la naturaleza de las dolencias y traumatismos. Los curadores atienden las dolencias que el grupo somete a su cuidado, las clasifica y actúa sobre ellas, con diferente grado de éxito. De acuerdo con el éxito de su intervención, los curadores explican y clasifican las dolencias. Desde la comunidad primitiva, los curadores han sido quienes determinan qué es una enfermedad, quién es un enfermo y cuál es su rol. Actuar sobre el cuerpo del enfermo y sobre su entorno. Al curador se le reconoce autoridad para observar, manipular e intervenir el cuerpo del enfermo, modificar su comportamiento y ordenar cambios en sus condiciones de vida.

Una persona puede sentirse enferma (dimensión subjetiva) pero solo es reconocida como tal cuando el resto del grupo acepta su enfermedad (dimensión objetiva) y esta legitimación es usualmente asignada a los curadores. Un enfermo es aquella persona catalogada como tal por un curador. Al ser catalogado como enfermo, el sujeto asume un rol que varía para cada sociedad, pero que en principio se define con base en el grado de responsabilidad que se le atribuya por su propia enfermedad. No todas las sociedades reconocen el origen involuntario de la enfermedad y esta noción determina los derechos y deberes que se reconozcan al enfermo, entre ellos: • El derecho a ser eximido de sus responsabilidades habituales mientras dure su enfermedad. • El derecho a recibir la atención requerida para sobrevivir y curarse. • El deber de hacer lo que esté a su alcance para recuperarse.

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LA ESPECIALIZACIÓN DE LOS CURADORES.

Desconocemos aún en detalle cómo se llevó a cabo la asignación del rol de curador en las comunidades primitivas y los cambios que ha experimentado este rol a lo largo de la historia. Es posible que las mujeres hayan jugado un papel protagónico en los comienzos de este proceso, y que su rol de curadoras de enfermos y heridos pudiera haberse dado como una extensión de la crianza. Sin embargo, la complejidad de las dolencias y traumatismos que constituían su demanda y la variabilidad de sus experiencias llevaron a los curadores, a desarrollar diferentes saberes y tecnologías para explicar e intervenir los males que experimentaban los miembros del grupo. La conciencia mítica que atribuía la causa de los males a fuerzas sobrenaturales, pudo llevar a la comunidad primitiva a fortalecer la figura de curadores capaces no solo de tratar las enfermedades, sino también de enfrentar a los espíritus. En sus inicios, la curación se encuentra estrechamente ligada a la magia y la religión. Los magos, chamanes y sacerdotes asumieron el papel de curadores con la función de controlar las fuerzas del mal que causaban el dolor y el malestar. A lo largo de la historia, el rol de curador fue separándose progresivamente de la religión y la magia y ya en el siglo V a.c., la escuela hipocrática marca claramente la ruptura de la medicina con el pensamiento mágico religioso definiendo la función del médico como responsable de las enfermedades.

A pesar de que varios aspectos relacionados con el origen y desarrollo de la noción de enfermedad aún se desconocen, los estudios disp onibles sugieren: • Que es una noción muy antigua • Que fue acuñada por quienes ejercían el papel de curar, como producto de su práctica y de allí pasó al resto de la población • Que ha sufrido cambios importantes en la medida en que ha cambiado el arte de curar.

Aclaremos un poco más estos tres estos puntos. La medicina y la enfermedad no han sido siempre lo que son hoy, pues el arte de curar, las personas responsables de su realización y la forma de entender y controlar los problemas, han variado mucho de una cultura a otra. Con fines didácticos vamos a agrupar las diferentes concepciones de la enfermedad en cuatro categorías: la concepción mítica, la concepción dinámica, la concepción ontológica y la concepción sociológica.

LE ENFERMEDAD EN LA CONCEPCIÓN MÍTICA DE LA COMUNIDAD PRIMITIVA. ¿QUÉ ES REALMENTE UNA ENFERMEDAD?

Las teorías de Parsons y Canguilhem sugieren que las diferentes nociones de enfermedad pudieron originarse en la práctica de los curadores. De acuerdo con estas hipótesis, la enfermedad y la práctica de los curadores (calificativo que por extensión se aplica a los médicos) tuvieron un origen común y, en su estrecho relación a lo largo de la historia, cada una de ellas fue dando forma e imponiendo sus límites a la otra.

Matronas, chamanes, magos, sacerdotes y curanderos, atendían inicialmente una amplia gama de experiencias nocivas que iban desde el cuidado de las heridas, traumatismos y dolencias orgánicas de los sujetos, hasta la legitim ación de los roles aceptables en quienes tenían heridas y discapacidades, y la sanción de los comportamientos que pudieran afectar la seguridad o bienestar del grupo. Con el tiempo y bajo diferentes condiciones, el arte de curar fue articulando a su alrededor un saber y una tecnología particulares que lo diferenciaron de la magia

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y dieron origen posteriormente a lo que hoy llamamos medicina. La concepción de enfermedad que desarrollaron los curadores primitivos se refería no solo a los procesos que causaban dolor, sino también a ciertos estados físicos y psíquicos que impedían al sujeto participar en las actividades de supervivencia del grupo e interfer ían con el bienestar colectivo. Al hablar de las enfermedades, los curadores posiblemente no diferenciaban los problemas del

cuerpo de los del espíritu, y su visión del individuo, la sociedad y la naturaleza era también más integral y menos fragmentada de la que tenemos hoy. En relación con su explicación de la enferm edad, la visión mítica del hombre primitivo asumía un modelo multicausal, externo y sobrenatural pues atribuía las enfermedades y demás males a la acción de espíritus y fuerzas naturales que se imponía a los individuos desde el exterior.

No tenemos escritos de la prehistoria, pero sabemos que, en las sociedades primitivas, aquellos individuos que presentaban heridas, dolor u otras formas de malestar e incapacidad acudían a otras personas del grupo, quienes tenían la responsabilidad particular de atenderlas y a las que denominamos con el término genérico de “curadoras”. La atención de las personas que se sentían mal era una experiencia mágico - religiosa y los curadores representaban un papel mezcla de mago, sacerdote y médico. Alrededor del males tar que experimentaban algunas personas en el grupo se fueron perfilando y precisando, en íntima relación: el arte de curar, el papel del curador, la noción de enfermedad y el papel del enfermo. Algunas tareas, como la asistencia de la parturienta y el cuidado de las enfermedades orgánicas eran realizadas por mujeres, quienes alcanzaron en ocasiones un avanzado conocimiento de la obstetricia y la fitoterapia. Otros problemas eran competencia de los chamanes, brujos o sacerdotes quienes actuaban por medio de la m agia, el rito, la sugestión, la fitoterapia, y aún la cirugía.

LOS GRIEGOS DESARROLLARON UNA CONCEPCIÓN DINÁMICA, NATURALISTA E INDIVIDU ALISTA DE LA ENFERMEDAD. En Grecia, durante el s. V a.c. se dio un proceso muy importante para comprender el desarrollo de la noción de enfermedad , pues la medicina, como arte de curar, se separó de la religión y la magia. Los cambios se atribuyen a Hipócrates, quien formuló los fundamentos de la medicina como disciplina, como práctica y como oficio. Influenciado por la cultura griega de su época, Hipócrates reconocía que el mundo físico existe sujeto a leyes naturales, las cuales son comprensibles a través de la observación y el raciocinio; compartía también una visión panteísta de

la naturaleza que le obligaba a ver las cosas en su conjunto y a buscar la relación existente entre los diferentes fenómenos. Sin embargo, condicionado por sus experiencias previas como curador, Hipócrates centró su arte y sus conocimientos en los males del cuerpo y desarrolló una noción de enfermedad acorde con esta visión. La concepción hipocrática influyó mucho en la medicina romana y en la manera como la cultura 5

occidental entendería posteriormente la enfermedad, especialmente en tres aspectos:





Su énfasis en la enfermedad como un trastorno del cuerpo, regido por las leyes del mundo físico y susceptible de comprensión a través del razonamiento.



Su convicción de que la enfermedad existe como una categoría concreta de los individuos (no existen enfermedades sino enfermos)

En los seiscientos años siguientes, durante el helenismo y el imperio romano, tanto la enfermedad como las prácticas higiénicas se asumi eron como asuntos del individuo y, con excepción de los momentos en que se enfrentaba una epidemia, no había un interés teórico ni práctico por el carácter público que ambas pudieran tener.

Su creencia en el carácter dinámico de la enfermedad. La enfermedad no es una fat alidad, pues puede aparecer y desaparecer.

Partiendo de sus observaciones, Hipócrates definía las enfermedades como pérdidas de la armonía al interior del cuerpo o entre el cuerpo y su medio ambiente. De acuerdo con sus planteamientos las enfermedades no debían entenderse más como fenómenos sobrenaturales, pues ocurrían en el cuerpo físico, eran observables, estaban sujetas a leyes susceptibles de comprensión, y podían responder a tratamientos basados en el razonamiento. Para evitar enfermarse, cada individuo debía evitar los excesos que son la causa de los desequilibrios, y realizar ciertas prácticas higiénicas. La higiene hipocrática no era una obligación social, sino una decisión individual que asumía cada sujeto en relación con sus hábitos alimentarios, de trab ajo y de reposo.

La concepción naturalista, dinámica e individualista de la enfermedad, propuesta por la medicina hipocrática, sucumbió en Europa, durante la edad media (siglos V a XIV ) frente a concepciones mítico religiosas que subvaloraban el cuerpo e interpretaban las enfermedades y otros infortunios como pruebas o castigos divinos. La enfermedad dejo de ser comprendida como un fenómeno sujeto a las leyes de la naturaleza, para ser asumida como expresión de la justicia divina. Aunque existían médicos para la nobleza y el clero, la atención a la enfermedad de los pobres se limitaba al cuidado básico y polivalente que las comunidades religiosas brindaban en los hospicios a los peregrinos, menesterosos, huérfanos y moribundos.

CONCEPCIÓN ONTOLÓGICA DE LA ENFERMEDAD.

A mediados del siglo XV, el desarrollo del capitalismo introdujo en Europa profundas reformas, que desde entonces han venido determinando nuestra forma de concebir la enfermedad. Entre estos cambios vamos a resaltar algunos de especial interés: El capitalismo expandió por el mundo su filosofía utilitarista que propendía por el aprovechamiento y explotación de la naturaleza y de los cuerpos como fuente de enriquecimiento. Se desarrolló entonces la ciencia como una forma de conoci6

miento que garantizaba la comprensión y control de la naturaleza y la sociedad. Influenciada por este contexto, la medicina retomó la noción grecorromana de la enfermedad y la sometió a los criterios de la investigación científica que florecía en el momento. Este no fue un proceso sencillo; y los primeros médicos renacentistas que enfrentaron la enfermedad con una perspectiva científica, tuvieron serios

Durante la edad media se adoptó una visión mítico – religiosa, que consideraba las enfermedades como pruebas o castigos divinos

Los enfermos se concentraron en los hospitales. La especialización del hospital concentró los enfermos bajo la mirada del médico e hizo posible que surgiera la clínica. Este término designa a un método desarrollado al interior de la medicina y caracterizado por: •

Una observación minuciosa de los signos y síntomas de los enfermos



Un esfuerzo sistemático por clasificar y agrupar de los signos y síntomas del enfermo en síndromes y enfermedades con unidad e identidad propias, que se diferencien de otros problemas parecidos y permitan conformar categorías.

Los cambios anteriores contribuyeron a que se desarrollara una concepción ontológica de la

problemas con las autoridades religiosas. Sin embargo, se retomaron los principios materialistas de la medicina hipocrática; se reasumió de nuevo la enfermedad como un fenómeno sujeto a las leyes de la naturaleza y los médicos se interesaron por sistematizar sus hallazgos y observaciones sobre las características de los enfermos.

La incorporación del método científico a la medicina fue un proceso arduo y conflictivo

enfermedad. Cada grupo de signos y síntomas se configuró como una categoría ontológica abstracta localizable y diferenciable dentro de una taxonomía. La clasificación dio una identidad tan fuert e a las enfermedades que las convirtió en abstracciones (entes) con vida propia más allá del individuo enfermo. Algunos autores consideran que desde entonces la medicina dejó de tratar enfermos para tratar enferm edades. La enfermedad se reconceptualizó bajo la orientación de los avances científicos de la época. La noción de enfermedad se convirtió rápidamente en el producto de un raciocinio muy sofisticado, que restringía cada vez más sus análisis al dominio de la medicina occidental, donde había tenido origen. Este raciocinio no ha sido estático, pues sufrió posteriormente la influencia de los avances sucesivos que se dieron en la ciencia y 7

la tecnología, y entre las que se destacan las siguientes: A la luz de la anatomía y la histología, las concepciones de la enfermedad de los siglos XVII y XVIII se interesaron más en la relación topográfica de los signos y síntomas con un órgano específico donde pudiera localizarse el mal. Se reforzó la idea de que la enfermedad se localiza en el cuerpo y el médico no puede entenderla mientras no sepa localizarla anatómicamente. En el siglo XIX la medicina recibió la influencia de la física, la química y la microbiología; las enfermedades se definieron y explicaron entonces desde la perspectiva de la fisiopatología y de los agentes microbianos. A mediados del siglo XX, la clave de la enferm edad se desplazó al sistema inmunitario. Se prevé que el desarrollo de la genética, logrado a principios del siglo XXI, conducirá a una reconceptualización de las enfermedades desde los determinantes genómicos.

CONCEPCIÓN SOCIOLÓGICA DE LA ENFERMEDAD.

La visión de la enfermedad que surgió durante el renacimiento, se fue fortaleciendo con el tiempo reforzando su perspectiva médica centrada en las irregularidades y anomalías del cuerpo. El tema prácticamente se hizo de dominio médico, y se le veía poca relación con los aspectos psicosociales. Sin embargo, las teorías formuladas por Parsons en 1951 proponían que la enfermedad era, antes que nada, un hecho social claramente definido en función de los roles de los médicos y de las personas enfermas. La sociología americana diferenció entonces la enfermedad, como categoría ontológica con existencia objetiva (disease), y el estado subjetivo experimentado por el individuo que asume el rol de enfermo (illness). En principio, las personas con dolencias que se incapacitan para cumplir con sus funciones normales generan también perturbaciones en el grupo y constituyen por esta razón casos de desviación social. En su afán por encontrar una salida al problema, se

asigna a los médicos un rol de control social que comprende la competencia para definir que es enfermedad, para legitimar el rol del enfermo y para actuar sobre su cuerpo con el fin de restablecerlo a la normalidad. Este enfoque, que definía la enfermedad en función de los derechos, exenciones y obligaciones que la sociedad asigna a los enfermos, no tuvo mucha acogida ni en la medicina ni en la salud pública. La enferm edad siguió entendiéndose en Occidente como un código de síntomas y signos vinculados a las estructuras anatómicas y a su funcionamiento

NUEVOS ACTORES... CIONES

NUEVAS CONCEP-

Desde sus orígenes los curadores han tenido una clara función de control social que asume ciertas variaciones de acuerdo con el contexto histórico y los intereses predominantes en el momento. Desde la década de los 80 y bajo la influencia del modelo económico liberal, la enfermedad se percibe cada vez más como un criterio de segmentación de los mercados de servicios médicos y de aseguramiento. Impulsada por las empresas privadas que actúan en estos sectores, se han venido abriendo paso cambios trascendentales en relación con el rol del curador, el rol del enfermo y la noción de enfermedad. Los médicos y demás trabajadores del sector de servicios de salud se han convertido progresivamente en empleados, cuya autonomía para desempeñar su rol se supedita a las disposiciones de administradores y empresarios. Por su parte, los derechos de los enfermos se limitan a su solvencia económica para cubrir los gastos de su incapacidad y de los tratamientos requeridos. Las enfermedades y tratamientos se definen también en función de taxonomías administrativas dirigidas a controlar la demanda y optimizar la oferta de servicios. RECAPITULANDO.

Profundamente ligadas a la realidad cot idiana de "sentirse bien" o "sentirse mal", nuestras ideas actuales de salud son el producto inacabado de un proceso tortuoso de significación iniciado hace milenios, y a través del cual la experiencia cotidiana de disfrutar la vida se ha diferenciado 8

progresivamente, al interior de contextos más amplios constituidos por las valoraciones acerca del bien y del mal, y donde cada grupo humano va configurando representaciones y fijando matices alrededor de los valores y significados prevalentes. Uno de los productos de estos procesos de representación y significación de la experiencia vital es la noción de enfermedad, generada al interior del arte de curar y cuya construc-

ción (mejor sería hablar de sus contribuciones) presenta a lo largo de la historia grados variables de diferenciación frente a otros males inicialmente afines (desequilibrio, castigo, pecado, desadaptación, sufrimiento, irregularidad, anormalidad...).

ROLES DEL ENFERMO Al enfermo:

El médico tiene una función de control social que comprende: definir la enfermedad, legitimar el rol del enfermo y devolverlo a su “papel normal”

La noción de enfermedad es realmente muy antigua y puede encontrarse ya en textos y tradiciones orientales; sin embargo, adquiere una identidad muy importante en el seno del discurso médico occidental positivista donde la concepción de la enfermedad se hace orgánica y fisiopatogénica, y desde cuyo nicho comienza a ejercer, en casi todo el mundo, una marcada influencia sobre los demás componentes ideológicos que describen las experiencias de bienestar; en especial sobre la salud pública y la gestión de políticas públicas de salud. Aunque (como veremos en la unidad siguiente) la noción de salud pudo ser posterior a la de enfermedad y responder a procesos diferentes de significación, la estrecha relación de mutua diferenciación que desde sus orígenes existe entre ambas, hace muy difícil que podamos referirnos a una de ellas sin hacer alusión a la otra. En un contexto donde la tradición científica occidental nos impide confiar en otras formas de comprender la realidad, puede ser difícil aceptar que las nociones de salud y enfermedad son por naturaleza

1.

Se le considera incapacitado cumplir sus funciones normales

para

2.

Se le considera como un caso excepcional de desviado social legitimado gracias a la medicina.

3.

No se le considera responsable de su enfermedad ni capaz de recuperarse por su voluntad

4.

Se le exime de otras responsabilidades usuales

5.

Se le exige que haga todo lo po sible por buscar ayuda y ponerse bien.

productos, permanentemente inacabados, de complejos procesos sociales de significación, que pretenden dar cuenta de la experiencia vital y se muestran con frecuencia incapaces de aislar esta experiencia general de otras vivencias más específicas con las cuales se relacionan íntimamente (felicidad - infelicidad, autonomía dependencia, satisfacción - frustración, poder impotencia, placer - displacer...). Nuestra noción de enfermedad es pues hija de la práctica médica y una mezcla compleja donde coexisten por una parte la visión dinámica grecorromana y por otra la visión ontológica y altamente sofisticada de la medicina moderna y de los interese predominantes en el mercado de los servicios médicos. Al margen de las expectativas y necesidades de la gente y de las demás condiciones históricas que afectan desfavorablemente nuestras experiencias a lo largo de la vida, es enfermedad lo que los curadores definen como tal y frente a esta definición técnica el

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vulgo parece que no tuviera hasta ahora nada que decir. En el cuadro adjunto te invitamos a analizar algunas de las nociones de enfermedad. NOCIONES DE ENFERMEDAD A LO LARGO DE LA HISTORIA

Período

Fuente

Noción de enfermedad

Tipo de acción predominante sobre la enfermedad

¿...?

Medicina primitiva

Concepción mítico religiosa: Los males que afectan al ser humano tienen un origen sobrenatural y la enfermedad es uno de estos m ales, íntimamente relacionado con otros

Ganarse la voluntad de las fuerzas sobrenaturales mediante la magia y el rito religioso

Concepción Mítica: La enfermedad es el producto de un desequilibrio entre dos fuerzas contrarias: el yan activo masculino y el yin pasivo femenino.

Restablecer el equilibrio

Concepción Mítico religiosa: La enfermedad es el producto de un desequilibrio entre tres componentes: aire, hiel y mucosidad

Restablecer el equilibrio

Algunas enfermedades respo nden a hidroterapia, dietas, hipnoterapia, fitoterapia o cirugía

III y II milenios a.c.

China

III y II milenios a.c.

India

S. XII – I a.c.

Medicina hebrea

Concepción religiosa: La enferm edad es un castigo de Dios al pecado cometido por el sujeto o sus parientes y puede dar origen al aislamiento del enfermo.

Ganar el perdón divino mediante sacrificios y rituales de purificación y limpieza

Siglos V a.c. – IV d.c.

Medicina Hipocrática y Galénica

Concepción dinámico - individualis ta: Las enfermedades son la manifestación individual de pérdidas de la armonía natural, que ocurren al interior del cuerpo o entre el cuerpo y el ambiente

Restablecimiento de la armonía perdida mediante la tecnología médica: básicamente dieta, fitoterapia y cirugía

Siglos V – XV

Medicina medieval europea

Concepción cristiana: Las enferm edades son pruebas o castigos que han sido previstos por voluntad divina y tienen una dimensión individual.

Concepción predominantemente fatalista: Acatar la voluntad de Dios

Siglos V – XV

Medicina árabe

Concepción musulmana: Las enfermedades son pruebas o castigos que han sido previstos por voluntad divina y tienen una dimensión individual.

Concepción predominantemente fatalista: Acatar la voluntad de Dios

Siglos XVI XVII

Concepción renacentista

La enfermedad es el tras torno de un fenómeno natural, que ocurre en el cuerpo del sujeto y puede ser comprendida mediante la observación científica

Recuperar el equilibrio perdido m ediante Fitoterapia, farmacoterapia y cirugía

Fitoterapia, farmacoterapia, acupuntura y cirugía

Rituales de limpieza, fitoterapia, farmacoterapia, acupuntura y cirugía

En ocasiones fitoterapia y cirugía

Sin embargo, un notable desarrollo de la fitoterapia, la farmacoterapia y la cirugía

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Siglos XVIIIXIX

Paradigma fisiopatogénico

La enfermedad es una pérdida de la función fisiológico localizable de forma específica en un tejido

Recuperar la función perdida mediante Farmacoterapia y cirugía

Siglos XIX - XX

Paradigma microbiológico

La enfermedad es una pérdida de la función fisiológico localizable de forma específica en un tejido y causada por el ataque de un agente externo microbiano

Eliminar el agente externo m ediante antibioticoterapia

1936

René Lériche

Siglos XIX - XX

Paradigma Inmunológico

La enfermedad es una pérdida de la función inmunológica

Controlar funcionalmente la respuesta inm unológica

Siglo XXI

Paradigma Genético

La enfermedad es la expresión de un trastorno genético

Reprogramar funcionalmente el código genético

La enfermedad es un estado anormal… Es aquello que molesta a los hombres en el normal ejercicio de su vida y en sus ocupaciones, y sobretodo aquello que les hace sufrir

Restablecer la salud como expresión de la vida en el s ilencio de los órganos

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

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