La Libertad, fundamento del Amor

igualmente Importante) y se resumen en la Libertad y en la Dignidad de Hijos de Dios ... cuerpo; así cuando hacemos mal uso de nuestra libertad, también le ...
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La Libertad, fundamento del Amor A diferencia de los demás seres vivos (no espirituales) con los que convivimos durante nuestro paso por el tiempo, los Seres Humanos tenemos prerrogativas que nos hacen superiores a ellos, las cuales se refieren a la Vida Espiritual (que es adyacente a la Vida Corporal y que es igualmente Importante) y se resumen en la Libertad y en la Dignidad de Hijos de Dios por estar hechos a imagen y semejanza de Él Mismo. Estas dos fases de la vida humana (espiritual y corporal) son recíprocamente inherentes, complementarias Y dependientes entre sí, de manera que para definir a una Persona humana debemos tomar en cuenta sus dos aspectos: corporal y espiritual. Por eso la vida humana, además de los cuidados del cuerpo, necesita de Dios y de las prácticas religiosas como la Moral y el Culto -principalmente- para formarnos, desarrollarnos, expresarnos y manifestarnos plenamente como Personas Humanas completas. El Entendimiento y la Voluntad son el fundamento metafísico y teológico de nuestra Libertad, y para ilustrar la naturaleza y el valor de ese Libre Albedrío tomemos como referencia a dos disciplinas intelectuales cualesquiera, ya sean ciencias o materias humanistas, como por ejemplo la Física y la Psicología; en la primera tenemos que su objeto de estudio es la materia, es decir, lo que podemos percibir por medio de los sentidos: el aire, la luz, las piedras, el agua, el sonido…, y en general todo lo que podemos percibir mediante la vista, el oído y la piel (aunque también estudia el espacio y el tiempo que serían otros objetos complementarios de su estudio); en la segunda tenemos que su objeto de estudio son los actos humanos (desde el punto de vista clínico, a diferencia del Derecho, cuyo objeto es el mismo: los actos humanos, pero desde el punto de vista jurídico). Ahora, con estos antecedentes veamos cuál es el objeto del Entendimiento (¿?...), la respuesta es La Verdad, y cuál el objeto de la Voluntad (¿?...), la respuesta es El Amor. En seguida recordemos una de las “Definiciones” que Jesucristo nos da de Él Mismo: “Yo soy el Camino, La Verdad y la Vida…”, y una de las “Definiciones” teológicas de Dios, y tenemos que Dios es Amor; por lo tanto, si Dios es La Verdad, que es el Objeto de nuestro Entendimiento, es ilógico desperdiciar ese Entendimiento en otra cosa que no sea Él; y si Dios es Amor, que es el Objeto de nuestra Voluntad es ilógico dedicar nuestra voluntad a otras cosas (a otros “amores”) que no sean Él. De esta manera podemos ver claramente que aplicar nuestras potencias en Dios nos hace libres, Tanto más cuanto más las utilicemos en Él, ya que, solo consagrándolas a Él estamos haciendo uso correcto de ellas porque las estamos usando de acuerdo con el objeto que les corresponde, y por otro lado, si las aplicamos a otro objeto (diferente, diverso o contrario) nos estaríamos esclavizando por esos objetos no correspondientes debido a que estaríamos equivocando su uso, y, tal y como ocurre cuando hacemos mal uso de nuestro cuerpo o de una parte de él, le provocamos malestares o hasta enfermedades, lo que limita nuestras actividades físicas y que equivale a esclavizar nuestro cuerpo; así cuando hacemos mal uso de nuestra libertad, también le hacemos daño a nuestra vida espiritual, incluso le provocamos enfermedades y hasta la muerte a nuestra alma esclavizándola. Pero ¿cómo puede hacernos libres la Ley de Dios (los Mandamientos, o sea, la Moral) si me “obligan” a hacer determinadas cosas o a comportarme de una forma determinada, o si me prohíben ciertos actos? Lo más “natural” y espontaneo es “pensar” (o más bien, suponer) que las leyes, incluso las humanas, limitan o hasta coartan la libertad. Nada más lejano de la realidad, ya que, como ocurre cuando adquirimos un aparato, por ejemplo, una computadora, lo primero que hacemos antes de empezar a usarla es ver el Instructivo, el cual no es otra cosa que una serie de Reglas que debemos seguir para que podamos aprovechar al máximo dicha computadora, así mismo ocurre con nuestra vida: cuando Dios nos la da también nos da el “instructivo” para que esa vida sea plena, productiva y que cumpla con su objetivo que es alcanzar la Vida Eterna. Otro ejemplo ocurre con un

deportista, por ejemplo un futbolista: nunca se le ocurriría pensar o decir que por ser libre puede hacer lo que le dé la gana para ganar un partido de futbol; si no conoce las reglas y las pone en práctica, difícilmente podrá siquiera pertenecer al equipo, y mucho menos podrá acoplarse con sus compañeros para contribuir al triunfo de su equipo. Son las reglas precisamente (tanto el conocimiento de ellas como la puesta en práctica de las mismas) las que le dan la Libertad para poder poner en práctica sus habilidades y desenvolverse al máximo con sus cualidades. Po otro lado podemos preguntarnos: ¿Sabe Dios lo que voy a hacer mañana o la próxima semana? Y sí lo sabe, entonces, ¿no es igual que tener que hacerlo irremediablemente? Si Dios sabe que el Domingo iré a ver una película, ¿cómo puedo elegir no hacerlo? Esa duda nace de confundir a Dios conocedor con Dios causante. Que Dios sepa que iré a ver una película NO es la causa que me hace ir, o al revés, es mi decisión de ir al cine lo que produce la ocasión de que Dios lo sepa. El hecho de que el meteorólogo sepa que lloverá mañana, no causa la lluvia, es al revés: la condición indispensable de que mañana va a llover proporciona al meteorólogo la ocasión de saberlo. Por otro lado, por la misma libertad que Él me dio, Dios no puede saber con certeza que voy a lograr una cosa que yo me he propuesto hacer (aunque Él conozca mis pensamientos e intenciones), por dos razones: primero porque esa misma libertad me permite cambiar de opinión antes de llevar a cabo la tarea que originalmente me propuse hacer, y segundo porque esa misma libertad que me dio también se la dio a mis semejantes y cualquiera de ellos podría (intencionalmente o de forma involuntaria) desviarme del camino para lograr el cumplimiento de dicha tarea. Maravillosamente, pero también impresionante y terriblemente, debido a la misma Libertad que Dios nos ha dado, los Seres Humanos somos las únicas creaturas que podemos ponerle “zancadilla” a los planes de Él, pero por ventura de su misma gracia también podemos aceptar y colaborar con esos planes. Por poner un ejemplo digamos que María tiene 3 años de edad y que Dios ha pensado en ella para que sea una doctora pero a un individuo se le ocurre matarla antes de que termine su licenciatura, entonces ese individuo ha impedido ese plan que Dios tenía con respecto de esa niña, ya que nunca llegará a ser doctora; a pesar de todo su Poder en ese caso Dios no puede hacer nada debido a que Él no se contradice dándonos la libertad y luego quitándonosla. Siendo estrictos teológicamente es importante agregar que, rigurosamente hablando, Dios es la Causa de todo lo que sucede. Dios es, por naturaleza, la Primera Causa de todo. Esto quiere decir que nada existe y nada sucede que no tenga su origen en el infinito Poder de Dios (incluso Él creó al diablo y lo mantiene en la existencia), pero Éste es el Origen Primero, no el origen inmediato de las cosas, por ejemplo: el origen inmediato de la combustión es el fuego, mientras que el Origen Primero es Dios; y el origen inmediato de una vasija artesanal es el alfarero que la fabricó, pero el Origen primero es Dios; así mismo nosotros somos responsables de ser el origen inmediato de nuestros actos aunque Dios sea el Origen Primero de ellos. No es importante entrar aquí en la cuestión filosófica de la causalidad, es bastante con saber que ni la Divina Providencia (el Poder de Dios de mantener las cosas en la existencia), ni la existencia misma de Dios nos impiden ni nos obligan a hacer lo que nosotros libremente decidimos hacer, porque en eso consiste precisamente nuestra libertad: en que nosotros podamos tomar nuestras propias decisiones y ponerlas en práctica; esa causalidad solo limita nuestra libertad pero no la obstruye ni mucho menos la anula; lo único que realmente limita nuestra libertad es la misma naturaleza humana, los Ángeles (y todos los coros celestiales) tienen una libertad más perfecta que los hombres porque no dependen de un cuerpo humano como nosotros, el hecho de que sean espíritus puros les da muchas ventajas sobre los humanos.

¿Para qué nos dio Dios la Libertad? La respuesta es relativamente sencilla: para tener méritos, y con esos méritos ganarnos el Cielo. Un perro, por ejemplo, no puede irse al cielo porque no es libre: él no puede decidir porque no es libre: no tiene Entendimiento y no puede amar ni a Dios ni a otros seres porque no tiene Voluntad, ni tampoco puede odiar a nadie ni hacer daño a nadie por esa misma razón. Los animales, las plantas y los minerales (todos los seres no animados, es decir, sin alma) le dan gloria a Dios viviendo: simplemente naciendo, creciendo, reproduciéndose y muriendo; al contrario de cómo lo hacemos (o cómo lo debemos hacer) nosotros los Humanos: le damos gloria con nuestro Entendimiento y con nuestra Voluntad. Para que un acto tenga mérito(s) necesita uno o varios esfuerzos, y los esfuerzos se llevan a cobo mediante nuestra Voluntad, y se gobiernan o se rigen por medio del Entendimiento y son guiados por éste.

Ama y haz lo que quieras “Ama y haz lo que quieras”, nos dice San Agustín…, y agrega: “Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz”. Una de las definiciones de Dios es: “Dios es Amor” – como ya habíamos visto -, por lo que no nos referimos aquí a lo que se ha llegado a considerar amor: el sexo, no es lo mismo sexo que amor, el primero, fuera del matrimonio es pecado, y el pecado es darle la espalda a Dios, a ese Dios que es el Amor. Una persona que ama no puede hacer cosas que van en contra de Dios ni en contra del sentido común. La Libertad es el fundamento del Amor: no puede haber amor sino hay libertad (como ya habíamos visto), y la Libertad y el Amor son el fundamento de La Religión (de la religión verdadera), de manera que tenemos un trinomio inseparable: Libertad-Amor-Religión; solamente en La Religión verdadera se practica la libertad en su máxima expresión, en ninguna congregación religiosa se vive plenamente la libertad como en la Iglesia Católica, todas las sectas o denominaciones cristianas se basan en compromisos y/o intereses, principalmente de carácter económico o social pero también de carácter político; mientras que las religiones no cristianas tienen costumbres y tradiciones que soslayan, agreden o ignoran la dignidad del ser humano; además ninguna “religión” o denominación protestante cuenta con la inspiración necesarísima del Espíritu Santo. Por otro lado nos dice San Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 13:* (*Estas Palabras también se aplican más abajo, en el tema del desarrollo) “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de

un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.” En los países “desarrollados”, como EEUU y la mayoría de los europeos, entre otros, se adora al sexo por sí mismo y hasta se le da la denominación de “hacer el amor”. Hay que Tener en cuenta que el sexo es bueno, agradable a Dios y tiene méritos solamente si se practica entre esposos debidamente casados por la Ley de La Iglesia (mediante el Sacramento del Matrimonio), fuera de este Sacramento cualquier práctica sexual es pecaminosa y, como el pecado es una aversión a Dios, y como Dios es Amor, en esas prácticas no puede haber amor por el rechazo que se hace a Dios, es decir son todo lo contrario al Amor verdadero y solamente tienen esa denominación de “hacer el amor” asignada de manera aberrática y convenenciera.

¿Para qué nos creó Dios? Los catecismos tradicionales que estudiamos cuando somos niños nos lo dicen directa y claramente: “para amar y servirá Dios en esta vida, y para verle y gozarle en la otra”. Por lo tanto la razón última de nuestra existencia el llegar al Cielo, y lo cual significa que hayamos sido santos, o más correctamente, que hayamos logrado la santidad, y para lograrlo (para llegar a ser santos) hay que tomar en cuenta varios aspectos. Existen muchos prejuicios con respecto de la religión, especialmente la católica; la mayoría de ellos debido a nuestra ignorancia en ese tema. No existe un enemigo de nuestra alma más eficaz que la ignorancia religiosa, la cual además y entre otras cosas genera una confusión que impide ver las cosas con claridad. Lo que ignoramos y lo que hemos olvidado en materia religiosa es bastante considerable y es necesario hacer un examen de conciencia serio y profundo así como ponderar las actitudes tanto individuales como familiares y sociales de nuestro tiempo, al mismo tiempo que aprovechar las referencias históricas que tenemos de las sociedades y culturas que nos han antecedido. En la historia de la humanidad se han desarrollado varias épocas o periodos históricosociales que han sido escogidos por Dios como ocasiones ejemplares para castigar en un grado especialmente intenso a pueblos con una conducta particularmente aberrante. Tales el caso de algunas ciudades como Sodoma y Gomorra, o como Tiro y Sidón, de las que hace referencia Jesucristo con estas Palabras que dirigió a Betsaida y a Corozaín en el Evangelio de San Mateo: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, haría ya tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.” Y nos dice además en ese mismo Evangelio, capítulo 11 versículos 12,16-19: 12. “Desde los tiempos de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” 16. "¿A qué compararé esta generación? Se parece a esos chiquillos sentados en las plazas, que se gritan unos a otros: 17. Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado". 18. “Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: Tiene un demonio.” 19. “Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Éste es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría ha sido Justificada con sus obras". Por lo tanto es importante reflexionar con respecto de nuestra conducta, tanto individual

como colectiva; hay que revisar nuestra conciencia para ver qué tanto nos parecemos a esas ciudades a las que Dios les confirió tales Palabras. Si somos sinceros y humildes nos daremos cuenta de que tanto el Mundo como cada uno de nosotros necesitamos hacer muchas, o cuando menos algunas Reparaciones. • De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen muchas cosas grandes. (San Josemaría Escrivá) La Religión – la Única Religión Verdadera – se basa en el Amor, y el Amor está fundamentado en la Libertad (no puede haber amor sin libertad); así mismo la Religión se divide en tres ramas: El Dogma, La Moral y El Culto. El Dogma son todas las Verdades que debemos creer para salvarnos, La Moral son todos los preceptos que debemos cumplir, y El Culto es la forma en que le damos gloria a Dios. ¿Qué tal andamos en todos estos aspectos? En cuanto al dogma existen 3 factores de las Verdades que debemos creer, tanto para salvarnos como para crecer en dignidad, en salud espiritual y en fecundidad como hilos de Dios.

La Libertad se traduce en Frutos Esos méritos que obtenemos con nuestro Libre Albedrío se traducen en Las Virtudes o Valores Cristianos que son los Frutos de nuestros actos iluminados por la Fe cuando los practicamos ordinaria y constantemente. Nuestra Vida es una excelente oportunidad y ocasión para conseguir y poner en práctica las virtudes, y como consecuencia alcanzar la santidad y la dignidad delante de Dios y de los hombres. Existen 130 virtudes que los cristianos podemos y debemos poner en práctica, ¿ya las conoces o, cuando menos conoces las más indispensables para nuestra salvación? Por un lado están las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad), después están las Virtudes Cardinales (Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza) y por último, aunque también muy importantes está la gran miscelánea de las Virtudes Morales o Virtudes Humanas, entre las que tenemos la Laboriosidad, la Veracidad, la Sinceridad, la Pureza, la Castidad, la Magnanimidad, la Sencillez, la Modestia, el Pudor, la Generosidad, la Diligencia, la Humildad, la Perseverancia, el Orden, la Audacia, la Lealtad, la Paciencia, la Obediencia, la Sobriedad, sólo por mencionar algunas; si quieres conocerlas todas visita el siguiente vínculo: www.unav.es/tmoral/virtudesyvalores/index21.htm. Estas 130 Virtudes las poseían de forma natural y espontanea Adán y Eva ,y nos las iban a heredar según los planes originales de Dios, sin embargo, como consecuencia de su primer pecado las perdieron, junto con sus dones preternaturales, los cuales nunca recuperamos sus hijos, pero sí podemos recuperar esos Valores y ponerlos en Práctica. ¿Piensas que creer en Dios es suficiente para salvarse? El diablo también cree en Dios... El apóstol Santiago nos dice al respecto (Santiago 2,14-26): “Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Puede acaso su fe salvarle? Si un hermano o una hermana están desnudos y les falta la comida diaria, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos y saciaos,” pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, sino tiene obras, está muerta en sí misma. Sin embargo, alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras.” ¡Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras! Tú crees que Dios es uno. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Ves que la fe actuaba juntamente con sus obras y que la fe fue completada por las obras. Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justo; y fue

llamado amigo de Dios. Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe. De igual manera, ¿no fue justificada también la prostituta Rajab por las obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque tal como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. • Vamos a no engañarnos...- Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros, presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores acciones, nuestras intenciones más escondidas. ¡Creemos esto..., pero vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para Él ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos... -¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta? (San Josemaría Escrivá)

La Libertad se manifiesta mediante la Moral ¿Sabes lo que es la Moral y conoces la importancia que tiene en todos los ámbitos de la vida, individual, familiar y social; espiritual y material; intelectual y sentimental? Para definir lo que es la Moral es necesario hacer referencia a otras áreas del conocimiento como el Derecho, la Psicología y la Ética, ya que estas 4 faces del conocimiento tienen algo en común: las cuatro estudian los actos humanos, y la diferencia entre cada una de ellas es el punto de vista desde el que se estudian; el Derecho estudia los actos humanos desde el punto de vista jurídico; la Psicología desde el punto de vista sanitario (de la salud); la Ética lo hace desde el punto de vista filosófico y la Moral desde el punto de vista Teológico. Así pues tenemos que la Moral es el estudio de los actos humanos desde el punto de vista Teológico, es decir, a partir de La Biblia, de El Magisterio Eclesial y de La Tradición de La Iglesia. La Moral es, por otro lado, la puesta en práctica de la Ley de Dios y la de La Iglesia. ¿Sabías que la misión y la función del Hombre (y de la Mujer) en esta vida no es como la de los animales, quienes simplemente nacen, crecen, se reproducen y mueren? Es muy diferente, no solamente por nuestro trabajo y por nuestros conocimientos intelectuales; al leer las preguntas del Examen de Conciencia que se expone más adelante te darás cuenta de la gran diferencia que existe entre ellos (los animales) y nosotros. ¿Sabes lo que significa ser un Hijo de Dios? ¿Consideras que Tú eres un Hijo de Dios? ¿Sabes lo que es la Filiación divina? La relación que un padre tiene con respecto de su hijo o de sus hijos se llama paternidad, y en sentido inverso, la relación que un hijo tiene con respecto a su padre se llama filiación, de manera que la Filiación divina es una virtud que nos hace sentir respeto, amor, temor santo y reverencia hacia Dios, y que nos da muchos privilegios y gracias de parte de Él, principalmente la Dignidad, pero que también nos compromete a portarnos bien y a dar ejemplo y testimonio con nuestra vida. • Los hijos... Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres !Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, cómo procuran guardarla dignidad de la realeza! Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre-Dios? (San Josemaría Escrivá) • Hijos de Dios. -Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras. -El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna. (San Josemaría Escrivá).

Si tuviéramos presencia de Dios, ¿cuántas pecados dejaríamos de cometer? Cuando tenemos presencia de Dios estamos empezando ya desde aquí nuestra vida en el Cielo, la cual consiste precisamente en estar en su Presencia permanentemente (visión beatífica). • Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. -Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado, y está como un Padre amoroso: a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos- ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando. ¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ya no lo haré más! -Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo...- Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, qué esfuerzos hace para portarse bien ¡Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos! (San Josemaría Escrivá) • Si vivimos con presencia de Dios realizamos nuestras actividades y obligaciones con sentido común, las terminamos (aunque nos rinda el cansancio), las acabamos bien..., y nuestras obras agradan a Dios. Si tenemos presencia de Dios, por encima de la tempestad, en nuestra mirada brillará siempre el sol; y, por debajo del oleaje tumultuoso y devastador, reinarán en nuestra alma la calma y la serenidad. (San Josemaría Escrivá). ¿Sabías que existen 5 Formas de cometer pecados?: - De Pensamiento - De Deseo - De Palabra - De Obra (Actos o Acciones) - De Omisión (Dejar de cumplir una obligación moral). Y en este sentido se practican muchos pecados (más de los que nos imaginamos ordinariamente), sobre todo faltar a Misa, dejar de comulgar por lo menos una vez al año, pagar impuestos, cumplir con el pago de la cooperación diocesana al inicio del año litúrgico (que coincide con el final del año civil), etc.