La impunidad al desnudo

14 oct. 2011 - avión. O, en este caso, todo lo anterior y mucho más. Y la respuesta es, también, casi siempre la ... que ocurrió en los casos IBM-Banco Na-.
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El periodista Omar Lavieri investiga en El Rekaudador, de manera clara y precisa, los vínculos con el poder político del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime

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EL REKAUDADOR Por Omar Lavieri Planeta 312 páginas $ 77

a pregunta que surge, natural, con cada nuevo escándalo de corrupción es casi siempre la misma: “¿Cómo es posible?” Es decir, cómo es posible que el protagonista se haya comprado una mansión. O mueva montañas de dinero en efectivo. O se pasee en un yate. O en un avión. O, en este caso, todo lo anterior y mucho más. Y la respuesta es, también, casi siempre la misma: sobredosis de impunidad. O como lo expuso un ex subalterno de Ricardo Jaime en la Secretaría de Transporte: “El sentido de poder permanente que tenía Jaime lo llevó a esto”. Esa sensación de “poder permanente” es una constante entre muchos funcionarios –de cualquier gobierno– hasta que, más tarde o más temprano, se evapora. Puede prolongarse o puede renacer –como lo atestigua el salvavidas al ex presidente Carlos Menem en la “causa armas”–, pero también tiene sus excepciones. Ése fue el tragicómico caso del pintoresco ex funcionario, como lo describió Omar Lavieri en su estupendo libro El Rekaudador. Ricardo Jaime: la cara de la corrupción en la era kirchnerista. ¿Qué falló? Entre otros factores, que su abogado defensor se lleva pésimo con el operador dilecto del Gobierno ante la justicia federal, Javier Fernández; también, que su otro abogado, Marcelo Brito, encarna al mismísimo demonio para el juez Norberto Oyarbide, desde que patrocinara a Luciano Garbellano, aquel oscuro personaje de Spartacus y acusaciones varias por presunto proxenetismo y cobro de dinero negro contra el magistrado. Y, por úl-

Hugo Alconada Mon

Libros reeditados Amarga distopía Este volumen reúne los que, junto con Las puertas de la percepción, acaso sean los dos libros más famosos del inglés Aldous Huxley: Un mundo feliz y Nueva visita a un mundo feliz. Publicado en 1932, el primero es una distopía amarga que anticipó los totalitarismos del siglo XX bajo la forma de una felicidad administrada. El segundo es un ensayo posterior (apareció en 1958) y constituye una lúcida mirada retrospectiva sobre esa ficción. Un mundo feliz. Nueva visita a un mundo feliz. Por Aldous Huxley Edhasa, 432 páginas

El exilio y la lengua Un académico argentino radicado en Estados Unidos retorna a la Argentina y, al ritmo de una prosa morosa y melancólica, va trazando una cartografía minuciosa de su memoria. Al mismo tiempo, la enfermedad de la madre le va permitiendo conocer una personalidad desconocida. Con esta novela Sylvia Molloy (ella misma académica y residente en Nueva York) produjo una narración en la que exilio, lengua y experiencia entretejen un testimonio absolutamente personal. El común olvido. Por Sylvia Molloy Eterna Cadencia, 350 páginas

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19 Viernes 14 de octubre de 2011

La impunidad al desnudo

timo, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner parecía por entonces caer cuesta abajo en la rodada electoral. Hoy, en el escenario pos-14 de agosto, acaso Jaime logre repetir la suerte de Menem y termine libre de culpa y cargo. Pero como el ex presidente o María Julia Alsogaray, el otrora “señor de los subsidios” es ya en un ícono de lo indebido. Y así lo reflejó Lavieri con su investigación clara y precisa. Ex Página/12 y Perfil, entre otros medios, el periodista de Clarín y Radio Continental concentró bien sus estiletazos. Expone los negocios de uno de los colaboradores dilectos del ex presidente Néstor Kirchner y, también, los pequeños episodios que lo pintan por completo. Como aquel con “Newton”, el perro que le robó al diputado nacional Rafael Flores, en 1996, que tuvo que devolver cuando la esposa del legislador llegó a tocarle la puerta en Río Gallegos, alertada por un vecino. Lavieri detalla las andanzas de Jaime y su álter ego para los negocios en la Argentina, España, Portugal y donde fuere necesario, Manuel Vázquez, quien en uno de los miles de e-mails recuperados por la Justicia le indicó al hermano del funcionario, el también colorido Daniel, que una de sus funciones como “consultor” sería “hacerle de testaferro” al judoca cargado de oros y un harén de secretarias. A lo largo de casi 300 páginas, Lavieri desnuda sus vínculos con los barones del sistema ferroviario: Aldo Roggio, Gabriel Romero y los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, protagonistas como pocos de lo que el autor caracteriza como la “oficina de negocios paralela” a la Secretaría de Transporte. Si acaso algo pueda objetársele a Lavieri, no obstante, es el tono asertivo de su libro. En particular, si se tiene en cuenta la impunidad recurrente con que concluyen los grandes escándalos de las últimas décadas. Basta con recordar lo que ocurrió en los casos IBM-Banco Nación, Tandanor, Thales y muchos más: nada. Jaime, a la luz de lo que ocurrirá en octubre, quizá frote sus manos. Pero este libro será, por siempre, una piedra en su zapato de lujo.