La dictadura nazi.pdf

Nationalsozialismus, Wuppertal, 1981, pp. 273-92, esp. pp. 285 y ss. 46 Lothar Gruchmann, "Die 'Reichsregierung' im Fiihrerstaat. Stellung. 00 Peterson, p. 7.
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Traduccion de

JULIO SIERRA

LA DICTADURA NAZI Problemas y perspectivas de interpretacion

par

Ian Kershaw

)J((] Siglo velntluno edltore. Argentina

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bilidad reflejadas en la sensacion paranoica de inseguridad de los regimenes, mas que ser considerado una caracterts-­ tica permanente de la estructura de gobierno. Desde una perspectiva mas amplia, todo el periodo delTercer Reich y la totalidad del gobierno de Stalin pueden ser conside­ rados dentro de esa categorizacion. Esto seria una razon adicional a las mencionadas antes para excluir la aplica­ cion del concepto de totalitarismo comparativo al sistema comunista posterior a Stalin, 10 cual nipidamente se acer­ ca a la futilidad, si no francamente al absurdo. 65 (3) Las caracterrsticas peculiares que distinguen el nazismo de otras importantes manifestaciones de fascismo 5010 se­ ran completamente entendidas dentro de las estructuras y condiciones de los desarrollos socioeconomicos e ideo1000co-polIticos alemanes en la era de la burguesfa indus-­ trial. La persona, ideologia y funcion de Hitler tienen que ser ubicadas en esas estructuras y reladonadas con elIas. Sin duda, Hitler desempelio personalmente un papel vi­ tal tanto en el ascenso del nazismo como en el caracter del gobierno nazi. Pero el significado de su papel puede solo ser evaluado relacionando su aporte a las condiciones que 10 produjeron y Ie dieron forma, y que no podIa el mismo de manera autonoma controlar, ni siquiera en su momen­ to de maximo poder. El nazismo fue, en muchos sentidos, efectivamente un fenomeno (mico. 66 Pero su singularidad no puede -salvo en un sentido superfidal- set solamen­ te atribuida a la singularidad de su lfder.

3. Politica y economia en el estado nazi

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I

La cuesti6n de la relaci6n entre nazismo y las fuerzas economi­ cas dominantes en Alemania ha seguido siendo uno de los temas mas discutidos en los debates entre estudiosos, desde las deliberacio­ nes teoricas de la Comintern en los alios veinte y treinta. Se tra­ ta de un debate en el que las posiciones te6ricas (e ideologicas) preconcebidas son, con frecuencia, mas evidentes. Debido a la apertura de importantes archivos y el renacimiento de los estudios marxistas en Occidente durante los alios sesenta, por primera vez los debates comenzaron seriamente a preocupar alos historiadores no marxistas. El enorme incremento desde entonces en el nivel de conocimiento empirico de la economia nazi ha sido acompaiiado por nuevos niveles de sutileza en la interpretaci6n, si bien las areas principales de preocupacion y los puntos focales de interpretacio­ nes conflictivas han cambiado relativamente poco desde entonces. Un tema importante es saber hasta donde el ascenso nazi al poder fue producto del caracter del capitalismo aleman y de las maquinaciones y los objetivos pollticos de los lideres de la industria alemana. No nos ocuparemos aca del tema relacionado con la fase previa a la dictadura. Basta decir que, por muchas divisiones entre los estudiosos que siga, habiendo, existe un amplio rechazo tanto a la rUstica instrumentacion de una opini6n que ve al nazismo como un Illovimiento "criado" y controlado desde el principio por intere­ ses capitalistas, como al igualmente torpe argumento sentido con­ trario, que niega cualquier lazo estructural entre el capitalismo y el ascenso del nazismo. Esos estudios -tanto marxistas como no mar­ xistas- aceptan en sentido amplio dos conexiones estructurales en­ tre el capitalismo y el ascenso del nazismo. Primero, es claro que ha­ bra una creciente disponibilidad entre poderosos sectores de la elite industrial mucho antes del avance polItico nazi para descartar a la Republica de Weimar en favor de una solucion autoritaria mas di­

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gerible que restaurara la rentabilidad, en primera instancia por me­ dio de la represion a los obreros. En segundo lugar, dentro del sec­ tor industrial, de muchas maneras escindido y desorientado por la crisis economica de principios de los alios treinu., habi'a una cre­ ciente tendencia, en medio de la profunda recesion, aun entre los sectores de la industria no particularmente bien dispuestos hacia los nazis, a tolerar aI menos una participacion nazi en el gobierno para asi proporcionar el marco politico dentro del cual el capitaIis­ mo podria reproducirse a SI mismo. 1 Es importante destacar, tenien­ do en cuenta el tema que nos ocupa en este capitulo, el hecho mis­ mo de que los nazis representaran a1go as! como la ultima esperanza mas que la mejor opdon para buena parte de la industria, porque proponian una forma de estado que apoyaria los intereses capita­ listas. Junto con las extendidas y continuas divisiones dentro de las elites economicas acerca de las estrategias para la recuperacion, es­ to eliminaba las alternativas obvias, ligan do a la dirigenda indus­ trial, aunque solo fuera en forma negativa al principio, aI estado na­ zi, y ofrecio a los nuevos lideres nazis ciertas oportunidades y derto potencial para las iniciativas poHticas. Esto se relaciona estrechamente con el segundo tema impor­ tante que ha preocupado a los estudiosos aI explorar las conexio­ nes entre capitalismo y nazismo: hasta donde las polfticas del re­ gimen nazi entre 1933 y 1945 fueron formadas y determinadas por consideraciones economicas, particularmente los intereses de la industria a1emana. Dicho de otra manera ligeramente diferen­ te y mas aguda, esto equivale ala cuestion de hasta donde el regimen estaba en condiciones de adquirir un grado de autonomi'a politica equivalente, en la practica, a una primacia de los objetivos ideol6gi­ cos y politicos por sabre los objetivos y los intereses economicos. Esta es la cuestion que habra de ocuparnos en este capitulo.

Interpretaciones

Aun en la RDA, donde las relaciones economicas fueron, por supuesto, desde el principio tema central para los am'ilisis del "fas­

cismo de Hitler", fue solo desde los alios sesenta que una mas de-

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tallada investigacion en los archivos proporciono la base para un estudio mas suti! y discriminatorio. EI ejemplo principal fue el es­ tudio de Dietrich Eichholtz sobre la economla de guerra alema­ na, publicado en 1969. 2 Esto saco ala luz con mucha mas fuerza que antes las contradicciones y los conflictos dentro de los diver­ sos "grupos" monopolicos capitalistas, y coincidio, en algunos de sus hallazgos, con los nuevos trabajos realizados sobre la econo­ mia nazi por los estudiosos occidentaIes. EI tenor general de las investigaciones que poco a poco iban emergiendo en Occidente, principalmente llevadas a cabo por no marxistas, iban a demostrar una relacion estructural mucho mas estrecha entre la industria ale­ mana y las politicas de la dirigencia nazi que la que anteriormente se habia aceptado. Tambien estas investigaciones iban a rechazar nociones mas bien primitivas de una "economia de comando" su­ mamente centralizada estatal, que habia sido parte esencial del modelo del "totaIitarismo". El estudioso norteamericano Arthur Schweitzer, por ejemplo, hizo hincapie en 10 que eI considera­ ba una "coalicion" entre la dirigencia nazi y las elites de nego­ cios en un periodo de "fascismo parcial" hasta 1936, aunque -anticipando, si bien desde una posicion teorica, el debate acerca de la "primacia de la politica" que se iba a producir po­ co tiempo despues- vela aI periodo de "fascismo total" despues de 1936 como uno en el que los negocios se volvieron cada mas dependientes de los objetivos politicos e ideologicos de la diri­ gencia nazi. 3 El amilisis de Dieter Petzina del Plan Cuatrienal demostro 10 lejos que estaba este de una genuina "economia planificada" y 10 mucho que los intereses politico-ideologicos de la dirigencia nazi coincidian con los intereses de 10 que comen­ zaba a aparecer como el mas fuerte sector de los grandes inte­ reses alemanes, la gran fusion de la industria quimica IG-Far­ ben. 4 Y Alan Milward descubrio la debilidad de una economia de guerra que necesito de la Blitzkrieg* como la unic~ estrategia posible, y que fue centralizada y racionalmente administrada so­ lo despues de que fuera puesta b,yo el control de Speer a par­ tir de 1942.5 • Blitzkrieg: guerra rehimpago. [T.]

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El debate erudito acerca del canicter de la economia nazi re­ cibio un fuerte impulso con la aparicion en 1966 del ensayo del historiador marxista britinico Tim Mason, sobre la ~primacia de la poHtica" en el Tercer Reich. 6 EI articulo de Mason fue escrito como un desafio tanto a la ortodoxia marxista-Ieninista de enton­ ces como a la corriente principal de los enfoques "liberales-burgue­ ses" que se ocupaban del nazismo. Mientras que la primera nega­ ba la existenda de un reino autonomo de 10 politico al presentar la esfera politico-ideologica como parte de la superestructura del sistema sodoeconomico, la ultima tendia a considerar que la eco­ nomia estaba mas 0 menos sujeta, al igual que todo 10 demas, a las no cuestionadas prioridades y autonomia politicas de una dicta­ dura implacable e ideologicamente motivada. La conclusion de Mason, basada en un amllisis de las relaciones economicas en el Tercer Reich, fue "que tanto la politica interior como la exterior del gobierno nacionalsocialista se volvieron, desde 1936 en ade­ lante, cada vez mas irtdependientes de la influencia de las clases economicamente dominantes, y hasta en algunos aspectos esen­ ciales iban en contra de sus intereses colectivos". De hecho, llego hasta a aceptar que Use hizo posible que el estado nacionalsocia­ lista asumiera Un papel de total independencia para que la 'pri­ mada de la politica' se afirmara". Esta sorprendente -desde el punto de vista marxista- conclusion fue suavizada solo en la me­ dida en que, segun las palabras de Mason, esta relacion en el Ter­ cer Reich invirtio la norma en los estados capitalistas y fue "un ca­ so unico en la historia de la sociedad burguesa moderna y sus gobiernos".7 Mason senalo numerosos aspectos diferentes del desarrollo economico de la Alemania nazi para sustentar su tesis: la amplia exclusion de los representantes de la industria de los procesos de toma de decisiones; el extraordinariamente rapido crecimiento del papel economico del estado, al hacer pedidos a la industria y con ello crear mercados, a la vez que actuaba como un factor de­ cisivo en la produccion; la transferencia de la competencia capi­ talistade una lucha por los mercados a una lucha, dentro de una economia dominada por el armamento, por materia prima y ma­ no de obra, 10 cual condujo a poner en peligro a sectores enteros

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de la industria y a la amplia intervencion y regulacion por parte del estado; la decadencia de los grupos de intereses economicos en 10 que a diseno de la politica del estado se refiere; y la incapacidad de los dirigentes de la economia de armamentos para imponer an­ tes de 19421a redistribucion del producto social con vistas a in­ fluir de manera significativa en el nivel de vida, cosa que ellos habian estado pidiendo desde el comienzo del Tercer Reich. Se­ gun Mason, estos aspectos de la economia politica nazi 0 bien se hicieron realidad, 0 bien fueron intensamente acelerados a par­ tir de 1936-7, de modo que se puede hablar de "importantes cambios estructurales en la economia y la sodedad", y conse­ cuentemente, de un significativo aumento de la autonomia del estado a partir de esa fecha. 8 La c1asica respuesta marxista-leninista no se hizo esperar. Fue brindada por dos importantes estudiosos de la RDA, Die­ trich Eichholtz y Kurt Gossweiler, despues de que Mason se defen­ diera sin demasiadas dificultades de un ataque por parte de otro his­ toriador de la RDA, Eberhard Czichon, cuyo trabajo estaba lleno de debilidades empiricas, torpezas teoricas y se apoyaba sobre unas cuantas interpretaciones erroneas basicas del argumento de Ma­ son.9 Eichholtz y Gossweiler sostenian que la interpretacion de Ma­ son sacaba al fascismo del reino de 10 explicable historicamente, reduciendolo al nivel de un accidente historico, y agregaban que si Mason estuviera en 10 cierto, ello significaria "una total refuta­ cion del analisis social marxista", una afirmacion de exagerado dramatismo que pareceria apoyarse en una mala lectura de Marx y Engels. Su propio enfoque comenzaba por aceptar una justifica­ cion de la definicion de fascismo de la Comintern (a pesar de la reconocida necesidad de mayor precision y refinamiento), a 10 que seguia un sucinto tributo ala teoria del imperialismo de Le­ nin y su relacion con el fascismo, y repetia la teoria marxista-Ieni­ nista del capitalismo monopolista de estado. Esta extensa exposi­ cion teorica era luego seguida por una relativamente breve seccion "empirica", centrada en los cambios de 1936, que apuntaba amos­ trar que las alteraciones en el curso politico del Tercer Reich es­ taban intrinsecamente relacionadas con los desarrollos en las fac­ ciones dominantes del capitalismo monopolistadeestado. No era

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suficiente, afirmaban, ver al capital financiero simplemente como el beneficiario mas que como "inspirador e iniciador" de la poli­ tica fascista; mas bien, los amilisis de la cambiante estructura del capitalismo monopolista de estado negaban la tesis de Mason y de­ mostraban que el capital estaba lejos de entregar su poder al esta­ do despues de 1936. En cambio, el estado nazi proveyo el terreno para una intensificada lucha dentro del capitalismo monopolico, una lucha que alcanzo su pico maximo durante la guerra, produc­ to directo de los objetivos y deseos de los mas reaccionarios, chau­ vinistas e imperialistas sectores del capital financiero. lO Entonces, el regimen nazi, ~tenia en cuenta el provecho de "los grandes intereses" aillevar adelante poHticas que terminaron en la guerra y el genocidio, 0 era el su "propio patron"? La prima­ cia de la polftica 0 de la economia en el Tercer Reich, polarizada en el debate entre Mason y sus antagonistas de la RDA, ha segui­ do siendo un tema central en la controversia al interpretar la dic­ tadura nazi. Las interpretaciones eruditas siguen estando profun­ damente divididas, tanto en el terreno politico-ideologico como en el historico-filosofico. En la historiografia "liberal-burguesa" dominante hay pocas dudas acerca de la naturaleza de la relacion. Los temas econo­ micos no ocupan demasiado espacio, por ejemplo, en el libro La dictadura alemana, de Karl Dietrich Bracher, y la cuestion de la "pri­ mada de la polftica" es tratada en un solo panigrafo:

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EI hecho mismo de que una economfa capitalista pueda ser lIevada a la guerra de una manera tan alejada de la economia y movilizada completamente solo durante la guerra misma (despues de 1941-2) demuestra la absoluta primada de los oIr jetivos poIfticos. Ad tarn bien Hitler fue todo menos un instru­ menta de los capitalistas. La cooperaci6n entre elIos siguio el mismo patron que se e.ncuentra en las pollticas culturales y de gobierno: los expertos y economistas que colaboraban eran instrumentos y objetos, no generadores, de esa politica. La efi­ ciencia econ6mica y la primacfa de la polftica, no las doctrinas capitalistas, de clase media 0 socialista eran las que decidfan eI curso.ll

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En tono similar, Ernst Nolte escribio que los industriales fue­ ron "completamente eliminados como un importante factor poll­ tico"12 y Klaus Hildebrand hablo de la "economfa al servido de la politica",13 mientras que Andreas Hillgruber, en una breve reca­ pitulacion de los diferentes enfoques de la historia del nazismo, ni siquiera considero a la economia como una de sus areas elegi­ das para el debate. 14 Con un poco mas de cautela, Karl Dietrich Erdmann, en un muy lei'do libro de texto, comenta: "Los estudio­ sos -aparte de los escritos marxistas sobre historia- coindden en que no es posible encontrar en las Fuentes nada que demues­ tre la presencia de alguna influencia industrial decisiva sobre las dedsiones de politic a exterior y de guerra de Hitler".15 Finalmen­ te, una posicion intransigente se puede encontrar en un releva­ miento de investigaciones sobre la recuperacion economica del nazismo, reaIizado por el historiador ingles Richard Overy, quien escribe: "Por encima de todas las divisiones dentro de la industria se alzaba la autoridad y los intereses del movimiento nazi mismo. La industria estaba subordinada a los requerimientos del partido. El control sobre la totalidad de la economia paso a manos del es­ tado durante la crisis politica de 1936-7 y Ia implementacion del Plan Cuatrienal",16 Semejantes argumentos a favor de la "prim ada de la politica", podria afirmarse, plantean una distincion mas clara entre la esfe~ ra de la poHtica y aquella de la economia de la que realmente exis­ teo Ademas, implica una claridad de proposito e intenciones, un decisivo papel de comando de Hitler y de Ia dirigencia nazi, que, otra vez, habna que reducir un poco. FinaImente, nivelan el ata­ que con un argumento instrumental de "primada de la econo~ mia" que ni siquiera seria defendido por la mayoria de los histo­ riadores marxistas de hoy. La mayona de los enfoques mar:xistas occidentales para la rela­ cion de la economia y la politica en el Tercer Reich, sean cuales fueren las diferencias en los puntos a destacar, tienden a tomar su punto de partida 0 bien en un tipo de interpretacion "bonapartis­ ta" como la propuesta originariamente, por ejemplo, por August Thalheimer, 0 bien en alguna adaptacion de la importancia que da­ ba Gramsci aI estado como una forma de "hegemonia" burguesa.

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EI articulo originario de Mason sobre "primacia de la politica" estaba, aunque no de manera explicita, estrechamente relaciona­ do con ideas bonapartistas acerca del crecimiento de la autonomfa del ejecutivo respecto de la clase economica dominante, y su po­ sicion -0 variantes de ella- ha sido seguida por numerosas e im­ portantes autoridades. Reinhard Kiihnl, por ejemplo, aceptaba que "el estado fascista debfa... tener una cierta autonomfa y liber­ tad de decision respecto de los grupos de poder economico. No podia ser el organo de ejecucion de los grupos economicamente dominantes en su totalidad, pues estos no estaban todos de acuer­ do entre si; pero tampoco podia ser el instrumento de un sector de la economia en particular ya que, de haber sido asi', la estabili­ zacion de la totalidad del sistema no habria sido posible". Por 10 tanto, si existia una "independencia parcial del poder politico" respecto de los intereses economicos dominantes. Y conclufa: "Que la libertad de decision de este ejecutivo est::i limitada por los principios del orden social capitalista es algo que sigue siendo in­ discutible. Aun asi, parece legitimo hablar de por 10 menos una autonomia parcial del ejecutivo fascista respecto de sus aliados, esto es,la socialmente dominante alta burguesia".17 Otro notable historiador marxista de Alemania occidental, Eike Hennig, adop­ to una posicion similar. Hablaba de una "division del trabajo" del "poder politico" y la "dominacion economica" b~o el nazismo, y comento de manera favorable la tesis de Mason y tam bien "las in­ terpretaciones bonapartistas".18 Alfred Sohn-Rethel, que en los pri­ meros anos del Tercer Reich estuvo en una posicion unica como marxista "dentro" del centro de la representacion de los intereses industriales alemanes, escribia acerca del "subsuncian" de los inte­ reses industriales b~o la "dictadura del partido en el estado fascis­ ta" y del "encarcelamiento politico de la burguesia en su dictadura fuscista".19 Quedo muy claro, en su anruisis de la economia nazi, pu­ blicado decadas despues de su formulacion inicial, que no se tra­ taba de un sometimiento de la dase capitalista 0 de los "grandes negocios" en el sentido en que 10 entiende el enfoque del concep­ to de "totalitarismo" de los historiadores "liberales". Mas bien, el ejecutivo nazi y la clase capitalista estaban unidos entre SI de ma­ nera inexorable por las reglas del capital mismo, por la necesidad

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de una forma excepcional de explotacion para revitalizar el capi­ talismo y sacarlo de su gran crisis. EI monopolio del poder del eje­ cutivo nazi derivaba de su capacidad de salvaguardar los intereses objetivos de la burguesia maximizando sus beneficios en esas con­ diciones de crisis extrema del capitalismo. Esto fue llevado a cabo apart::indose de la economi'a internacional de mercado, para acer­ carse a una forma mas "absoluta" de acumulacion capitalista, ba­ sada en el poder del estado, en la represion pura y simple, en el despojo y, finalmente, en la guerra. Una vez embarcados en este camino, no habia marcha atras. El proceso era irreversible, y las elites economicas estaban ligadas a et; estaban todos "en el mismo bote", como dijo Schacht. La dominacion politica nazi estaba, por 10 tanto, ancIada en la posicion de crisis de la burguesia capitalis­ tao Pero al mismo tiempo, esta dominacion politica continuo de­ pendiendo de la dinamica de la forma "absoluta" de explotacion capitalista que habla desatado, y por 10 tanto de la continuacion 20 del dominio economico del gran capita1. Un enfoque marxista bastante diferente con respecto a la re­ lacian del capitalismo yel estado nazi es el propuesto por Nicos Poulantzas, en un trabajo teorico que recurre a la realidad histori­ ca del fascismo en ltalia y Alemania y que Ie debe mas a Gramsci que a cualquier otro pensador marxista. 21 La idea de fascismo co­ mo la forma mas extrema de "estado capitalista de excepcion" es central para esta interpretacion; otras dos son la dictadura miIitar y los regimenes bonapartistas. La razan por la que el fascismo tie­ ne que ser del tipo de "estado capitalista excepcional" para surgir estaba condicionada por la naturaleza especifica de la lucha de dases, las relaciones de produccion y la particular forma de crisis politica. Poulantzas rechazaba como teonas insatisfactorias del fas­ cismo no solo la version del fascismo de la Comintern -que 10 consideraba agente directo del capital monop61ico-- y la interpre­ tacion (que el atribuye a "circulos sociales democraticos") del fas­ cismo como "la dictadura politica de la pequena burguesia", sino tambien las concepdones bonapartistas basadas en la idea de equi­ librio de dases. Seglin Poulantzas, las opiniones bonapartistas se basan en una interpretacion erronea de la formulacion de Marx de la "oposicion de estadoy sociedad"y la "independencia" del es­

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tado en relacion con la sociedad civil, y han conducido a los teO­ ric os marxistas a "atribuir al estado fascista un tipo y un grado de relativa autonomia que en realidad no posee, y que, al final, los in­ capacita para definir correctamente las relaciones entre fascismo y el gran capital... Esta relativa autonomfa del estado, llevada has­ ta ellfmite, significana induso romper ellazo entre el estado y el sector hegemonico; de alIi las descripciones completamente fal­ sas de fascismo que usan la economfa de guerra -abiertamente y por un largo penodo-- contra los intereses del gran capital yen abierta oposicion a el. El asocia esta interpretacion erronea a Ma­ son,junto con las teorias de la "elite" de Schweitzery Neumann.22 Aunque rechazada por Poulantzas en conexion con los enfo­ ques bonapartistas, la idea de "relativa autonomfa" es en realidad central a su propia interpretacion. EI fascismo --es decir, el parti­ do fascista y el estado fascista- tiene, en su opinion, una "relati­ va autonomfa" tanto con respecto al inestable bloque de poder de las c1ases polfticamente dominantes, como respecto de la "fraccion del gran capital monopolico", cuya predominancia dentro del blo­ que de poder el fascismo establecio, 0 mas bien restablecio. La re­ lativa autonomia del fascismo deriva, por una parte, de las con tra­ dicciones internas dentro de la alianza de poder y, por otra, de las contradicciones entre las dases dominantes y las dominadas. La "compleja relacion" del fascismo con las "c1ases dominadas" es en realidad "precisamente 10 que hace que el fascismo sea indispensa­ ble para mediar un restabledmiento de la dominacion y hegemo­ nia polfticas". En otras palabras, mientras que en la teona bonapar­ tista el estado procede del equilibrio entre las dos principales fuerzas sociales, sin por ello convertirse en un mediador neutral en la lucha de dases, el estado fascista, segiin Poulantzas, "nunca deja de organizar la dominadon politica", posee un "margen de manio­ bras" mucho mas pequeno y esta al servicio de la funcion objetiva de no aumentar su propia independenda del capital ni de crear una primada de las polfticas sobre la economia, sino de restable­ cer el dominio de la fracdon preponderante del capital monopO­ lico. En los escritos de Poulantzas (no solo sobre fasdsmo), la es­ fera politic a --el poder del estado- siempre disfruta de una relativa autonomfa respecto de la esfera economica --el capital-,

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y esta relativa autonomfa se extiende hasta un grado excepcional bajo eI fascismo. Pero permanece en este grado excepcional sOlo por un breve penodo de tiempo antes de que el predominio del gran capital monopOlico sea restablecido. 23 Comiin a todas las teonas marxistas resumidas aquf es la acep­ tadon de un cierto grado de autonomia del estado nazi con respec­ to al poder, inc1uso de las mas poderosas fuerzas capitalistas. EI ma­ ximo nivel de autonomia concedido es el del enfoque de Mason, ya que equivale a una primada de la politic a por sobre la economia; el minimo corresponde a la interpretacion de Poulantzas, segiin la cual esa autonomia dura solo por un muy breve penodo de tiem­ po, el necesario para reafirmar la posicion dominante del capital monopolico. Estas diferentes opiniones marxistas estan de acuer­ do, por 10 menos, en que la sugerencia de una identidad entre na­ zismo y capitalismo en la que el aparato del estado nazi funciona como el instrumento ejecutivo de la c1ase dominante de las seccio­ nes mas extremas del capital monopOlico es simplista y equivocada. De hecho, hasta los historiadores de la RDA suavizaron su rigida li­ nea instrumentalista anterior, aunque no desistieron de la idea de que "en ultima instancia" la base economica -los intereses de la burguesia monopolica- decide el curso de accion politica. La cuestion, por 10 tanto, que cada una de estas interpretacio­ nes marxistas plantea es: ~cuanto peso puede serle atribuido al concepto de "relativa autonomia" como factor explicativo para la comprension del desarrollo de la politica nazi y la relacion entre nazismo y capitalismo? Esta pregunta inc1uye una gran cantidad de otros problemas que surgen de los analisis marxistas, algunos de ell os de una naturaleza mas empirica. Por ejemplo, ~conceden las interpretaciones marxistas suficiente importancia a los objetivos ideologicos nazis? ~No corren acaso el peligro, aun cuando atribu­ yan una "autonomia relativa" al estado, de subestimar groseramen­ te el "factor Hider", no sOlo el papel ejecutivo real de Hitler (cualquiera que sea la manera en que se 10 defina) , sino tambien su posicion funcional como e1emento integrador y foco carisma­ tico de apoyo plebiscitario de masa? Dado esto ultimo, ~no tien­ den los analisis marxistas a exagerar la indudable importancia del bloque del gran capital y, proporcionalmente, de los otros bloques

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de poder, en particular la dirigencia militar, el partido con su base de masa y el cipidamente creciente centro de poderdel aparato de la polida y la SS*? ~Prestan suficiente atencion ala cambiante cro­ nologia de las relaciones entre nazismo y la elite industrial, y a las complejidades del proceso de toma de decisiones en el Tercer Reich? (EI tratamiento historico de Poulantzas del periodo de la dictadura en Alemania contiene, por ejemplo, algunas serias fa­ lias empiricas que vician su periodizacion y ponen en grave peli­ gro sus condusiones teoricas. 24 ) En cuanto a los procesos de to­ rna de decisiones, ~distinguen con claridad los analisis marxistas la direccion, influencia y ejecucion -una importante distincion, no menor en la elaboracion de politicas economicas--, y no tien­ den ellos a suponer que una parcial identidad de objetivos se equi­ para con la influencia? Finalmente, aun aceptando que las formas excepcionales de capitalismo (Sohn-Rethel) han existido bajo una excepcional forma de estado capitalista (Poulantzas), las teorias marxistas, ~no minimizan 0 ignoran la intensidad con que el na­ zismo fue alentando el crecimiento de la organizacion economi­ ca que poco tenia que ver con el capitalismo clasico y que, a los ojos de algunas autoridades,25 se estaba moviendo en direccion a la economfa poscapitalista? La siguiente evaluacion e interpretacion trata de tener en cuenta algunas de estas cuestiones criticas, junto con los proble­ mas planteados por los enfoques "liberales" sobre la "primada de la politica".

EvaIuaci6n Un punto de partida del analisis es la cuestion de si la polari­ zacion entre "primada de la politica" 0 "primacia de la economia" no equivale a una extrema simplificacion de una compleja interre­ lacion estructural entre las politicas del estado nazi y los intereses del capital aleman. La reduccion a la alternativa "politica" 0 "eco­ nomfa" es tanto un estrechamiento intolerable del concepto de • SS: SchutzstafJeln, guardia personal de Hitler. [1:]

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"poHtica" como un uso nistico y engaiioso de la dicotomfa entre "estado" y "sociedad". El tenor de los mas recientes trabajos sobre la economfa nazi ha sido mas bien el de sugerir que los objetivos e intereses estrechamente entrelazados de la dirigencia nazi y del capital aleman se influenciaron y afectaron mutuamente. Esto ha­ ce dificil separar una esfera espedficamente "politica" de una es­ fera espedficamente "economica". Por 10 tanto, tampoco es sen­ cillo distinguir una clara "primacia". En palabras de William Carr, "los factores ideologicos, estrategicos y economicos estan dema­ siado estrechamente interrelacionados en la poHtica exterior de un pais como para permitir una separacion tajante",26 mientras que Hans-Erich Volkmann frontalmente rechaza la cuestion de "primacia" como algo ahora redundante. 27 Volkmann prefiere ha­ blar de una "congruencia de intereses de largo a1cance" entre el estado y la gran industria, de una (parcial) "identidad de intere­ ses de la economia y el nacionalsocialismo", de una interrelacion tan estrecha de la politica con la economia en el estado nazi que se la puede describir como una "identidad coercitiva". Se refiere tambien al "entretejido" de la subestructura polftico-economica, y a una "mutua dependencia de la dirigencia poHtica y la industrial", tambien durante la guerra. Tampoco, en su opinion, la "causa co­ mun" que la elite economica hizo con los nazis a partir de 1932-3 en adelante se convirtio en una "primada de la polftica" despues de 1936. 28 Mas bien, el estado y los sectores dirigentes de la industria Se entrelazaron aun mas estrechamente que antes, de modo que antes y especialmente durante la iniciativa de guerra, la responsa­ bilidad y el control administrativo del funcionamiento de la eco­ nomia -y con amplia influencia sobre las decisiones militares y politic as inextricablemente mezcladas con la economfa- pasaron a la industria privada. Esto, por 10 tanto, hizo que se desarrollara, segtin esta interpretacion, un creciente desdibujamiento de los li­ mites entre la administracion economica del estado y la esfera de la economia privada. Volkmann afirma, a diferencia de la lfnea de los historiadores de la RDA, que el regimen nazi no fue puesto en el poder por el capital aleman, para asf extender la economia de Alemania por medio de la expansion territorial a instancias de la industria alemana. Pero, de todas maneras, una vez en el poder,

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los nazis no tuvieron necesidad de someter tambien la economia a sus exigencias politicas. Mas bien, "los principales drculos econ6­ micos alemanes se pusieron al servido de las intenciones del poder politico del gobierno fascista aleman, para poder de esta manera lograr un area economica cerrada, en gran medida independiente de las vicisitudes del mundo economico, en el que un alto nivel de autarquia puede ser 10grado".29 Un argumento de este tipo es, en mi opinion, plausible y con­ vincente. De todas maneras, tal como la sugerencia de Volkmann con respecto a que la economia funcionaba "al servido" de las in­ tenciones politicas del regimen parece admitir tacitamente, la aceptacion de la interdependencia y afinidad de intereses sigue dejando abierta la explicacion del empuje, de la dinamica y del caracter de la politica nazi. Indudablemente, la alianza entre la di­ rigencia nazi yel complejo industrial-militar, fortalecida por el rearme y e1 programa expansionista, duro hasta la fase final del Tercer Reich, ya que cada uno de los sodos se fue encontrando cada vez mas ligado a la logica del desarrollo que habi'an puesto en marcha. Sin embargo, se puede dedr todavia que la balanza en esta "alianza" se fue inclinando gradual pero inexorablemente ha­ cia el platillo de la dirigencia nazi, de modo que en las coyunturas clave del desarrollo en el Tercer Reich, las exigencias politicas e ideologicas de los dirigentes nazis llegaron a jugar un papel cada vez mas dominante en la elaboracion de las politicas. De hecho, el finalmente autodestructivo impulso irradonal del regimen nazi s6­ 10 parece explicable a partir de estas premisas: cuanto mas rapido el regimen perdia el control y corria alocadamente hacia el abis­ mo, mayor era el espacio para las iniciativas politico-ideologicas desconectadas del potencial del sistema socioeconomico de repro­ ducirse a si mismo, hasta, finalmente, negarlo directamente. Para comprender este proceso, la posicion y el papel de los "grandes negocios" deben colocarse dentro del contexto de las complejas, cambiantes y multidimensionales ("policraticas") es­ tructuras de poder en el Tercer Reich. Fundamental para esto es la necesidad de romper con el modelo basado en el concepto de "totalitarismo" -manejo centralizado de la economia, estado monolitico en manos de Hitler y un grupo reducido de dirigen-

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tes nazis- y tambien con el alternativo y casi igualmente mono­ litico modelo del estado nazi como representante directo del ca­ pital finandero en su forma mas agresiva de gobierno. Mucho mas esclarecedora como concepto interpretativo es la idea, formulada primero por Franz Neumann y luego expandida y de­ sarrollada por Peter Hottenberger, del regimen nazi como un "pacto" (0 "alianza") no escrito entre diferentes pero interdepen­ dientes bloques de un "cartel de poder".30 Este cartel fue inicial­ mente una triada compuesta por el bloque nazi (que compren­ dia varias partes integrantes del movimiento nazi), "los grandes intereses" (incluyendo los grandes terratenientes) y el ejercito. A partir de alrededor de 1936, puede decirse que se sumo un cuarto agrupamiento, mientras el bloque nazi mismo cala en dos subdivisiones principales alrededor de la organizadon propia­ mente dicha del partido y el cada vez mas poderoso vinculo for­ mado por la SS, la polida, el SD*.31 Aunque los bloques en el "ca.rtel de poder" quedaron intactos -y su interdependencia sostenida- hasta el final del Tercer Reich, sus mutuas relado­ nes y el peso de cada uno de los integrantes del "cartel" se alte­ ro durante el curso de la dictadura. En lineas generales, el cam­ bio se produjo en la direccion de una extension del poder del bloque nazi, y en particular del bloque SS-polida-SD, con el co­ rrespondiente debilitamiento -aunque nunca hasta el punto de volverse insignificante 0 de total sumision- de las posicio­ nes relativas dentro del "cartel" de "grandes negocios" y la diri­ gencia de las fuerzas armadas. EI "pacto" de 1933 se basaba en intereses mutuos, pero no en la total identidad del bloque nazi, los "grandes negocios" y el ejer­ cito. EI vinculo de alianza entre el nazismo y el ejercito propordo­ naba la libertad de accion a los nuevos gobernantes nazis para reorganizar de manera radical el orden politico interior de Ale­ mania, a cambio del reconocimiento de la Reichswehr"'* como "la mas importante institucion del estado",junto con el compromiso • SD: Sicherheitsdienst: el servicio secreto del partido Nazi. [T.] •• Reichwehr. Fuerzas armadas, organizadas en 1918. Se convertidan en la Wehrmachten 1935. [T.]

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zi. Sin embargo, la posicion clave de Schacht en el control del co­ mercio exterior y las divisas -y, por 10 tanto, de las importaciones de materias primas tan esenciales para las industrias de armamen­ tos- era una obvia fuente de conflictos potencialmente serios, ya que significaba la intervencion en un area -Ia politica de arma­ mentos- que era absolutamente central no solo para los intere­ ses de Hitler y la dirigencia nazi, sino tambien para las fuerzas ar­ madas y para importantes e influyentes sectores de la industria (en particular, el grupo de los electroquimicos, centrados en IG-Far­ ben).35 Schacht fue poco a poco convirtiendose, por 10 tanto, en el representante de solo uno -y como era obvio, no el mas pode­ roso- de los sectores de la industria preocupado por mejorar la posicion comercial internacional de AIemania. A la vez, perdia apoyo del cada vez mas poderoso grupo industrial que respalda­ ba las politicas autcirquicas y que mas se beneficiaria con ellas. De manera imperceptible al principio, pero inexorablemente, el po­ der de Schacht se desvanecia. Y para el momento en que la inma­ nente tension en la economia nazi entre las exigencias de rearme y las exigencias de consumo estallo en una verdadera crisis en la primavera y el verano de 1936, las reladones de poder dentro del "cartel" original ya habfan, por 10 tanto, comenzado a cambiar su perfil. El enfrentamiento dentro de los "grandes intereses" entre quienes apoyaban la linea de Schacht y aquellos que presionaban para la aceleracion de las politic as de autarquia -con obvios co­ rolarios para la politica interior yen especial para la exterior­ puede decirse que habia debilitado (por 10 menos, temporalmen­ te) la posicion de la industria en general. Mientras tanto, la posi­ cion de la dirigencia nazi, y la de Hitler en particular, era incalcu­ lablemente mas fuerte de 10 que habia sido en 1933, y un manejo exitoso de la crisis contenia el potencial para un mayor fortaleci­ miento del bloque nazi dentro de la amplia constelacion de pode­ res del Tercer Reich. 36 La resoludon de la crisis inmediata -aunque guardaba para el futuro enormes problemas economicos para el regimen- fue la introduccion del Plan Cuatrienal, anunciado en la multitudina­ ria reunion del Partido en septiembre de 1936. Este plan impuso a AIemania una politic a de acelerado rearme y autarquia como

de un amplio programa de rearme que cumpliera con objetivos deseados por el ejercito durante el periodo de Weimar. 32 El rear­ me masivo llego a convertirse en el principal catalizador que ase­ guraba la fusion dimimica de los intereses del ejerdto, la industria y la dirigenda nazi,33 AI principio, los "grandes intereses" alema­ nes, divididos entre SI y con objetivos economicos parcialmente contradictorios, estaban lejos de mostrarse de manera uniforme o con gran entusiasmo acerca de dar total prioridad al rearme. 34 Sin embargo, el aplastamiento de la izquierda, la libertad de ac­ cion concedida a la industria, el reordenamiento de la~ relaciones industriales y, en general, el nuevo dima politico, constituyeron la base para una relacion positiva entre el gobierno nazi y los "grandes intereses". Esta relacion se fue consolidando por el estl­ mulo a la economia por medio del programa de creacion de tra­ bajo y luego, en creciente medida, por las enormes ganancias que derivarian del auge de los armamentos. Aunque constituia el elemento mas dinamico dentro del "car­ tel de poder", e1 bloque nazi ~ue no tenia control directo ni sa­ bre la produccion economica ni sobre el poder militar- estuvo en una posicion relativamente debit durante los primeros aiios de la dictadura. La fuerza de los "socios" del nazismo se reflejaba en las presiones que llevaron a la destruccion, en junio de 1934, de la amenaza que constitufa la SA'" al orden estableddo. Ademas, las se­ rias dificultades economicas que enfrentaba el regimen a media­ dos de 1934, agravadas por las repercusiones economicas en el ex­ terior como consecuencia de las medidas antisemitas y por la todavia precaria situacion diplomatica, implicaban que el espado para maniobrar del regimen en este,periodo estaba estrechamen­ te limitado por factores economicos y tambien por factores estric­ tamente politicos. En estas condiciones, la fuerza relativa de la "posicion de ne­ gociacion" de los "grandes intereses" dentro del "cartel de poder" estaba asegurada. Esto se reflejaba en la posicion de Hjalmar Schacht, presidente del Banco del Reich, y desde 1934, ministro de Economia, uno de los hombres mas poderosos en el estado na­ • SA: Sturm Abteilung: tropas de asalto del partido Nazi. (T.]

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preparacion para la guerra. Fue una decision en la que polftica y economia, ideologfa e intereses materiales, estuvieron inextrica­ blemente entremezclados. EI memorando secreta de Hitler justificando el pl;in -que significativamente fue solo entregado a Goring, Blomberg y (mu­ cho mas adelante) a Speer, pero no a Schacht- es la mas clara de­ mostracion de una "primada de la politica", ya que destaca que "la nacion no vive para la economia", sino mas bien que "la eco­ nomia, los dirigentes economicos y las teonas... todos Ie deben un iIimitado servicio en esta lucha por la autoafirmacion de nuestra naeion".37 Sin embargo, ha sido correctamente senalado que la in­ tervencion de Hitler "no debe ser vista primariamente como un ca­ prichoso entrometimiento en asuntos economicos por parte de un inquieto dictador".38 Mas bien, el memorando fue redactado al final de un proceso en el que la posicion economica dominante habfa si­ do alcanzada por el gigante de la industria quimica IG.Farben, que habra fotjado un eje en particular con el ministerio del Aire y con el partido, con la intermediacion de la figura de Goring. Los de­ taBes tecnicos para el Plan Cuatrienal habian sido provistos por IG.Farben. De hecho, los gerentes de primera linea Uegaron a es­ tar totalmente integrados con los funcionarios del estado en la ad­ ministracion del plan. Serb tambien un error imaginar que la in­ dustria estaba irremediablemente dividida como resultado de la introduccion del plan. La industria pesada sufrio mas un retroce­ so temporario que la derrota permanente sugerida por Mason.39 La amenaza lanzada por los barones del acero a raiz de la instala­ cion en 1937 de la corporacion del acero estatal, la Reichswerke­ Hennann-Goring, puede ser exagerada. Los altos costos de pro­ duccion de la empresa estatal en realidad mantuvieron altos los preeios del acero y, lejos de indicar una violenta embestida contra la propiedad privada, coincidieron con una oleada importante de "reprivatizacion", incluyendo el regreso a manos privadas de la gi_ gantesca United Steelworks. Finalmente, el bloqueo ala produc­ cion de hierro por el que la empresa estatal habra sido creada fue levantado antes de que su produccion hubiera comenzado.40 Por 10 tanto, la investigacion ha tendido a reafirmar la idea de que el Plan Cuatrienal marco una fuerte division entre la in-

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fluencia de la industria y el avance hacia una decisiva "primada de la politica". Al mismo tiempo, sigue siendo significativo que la reorientacion economica de 1936 fuera nevada a cabo inicialmen­ te en contra de los deseos de importantes sectores de la otrora po­ derosa industria pesada y que, como resultado del Plan Cuatrienal yel reemplazo de Schacht por Goring como la figura dominante en la economia, las restricciones de 10 que podna ser considerado el anterior "grupo economico dominante" de la dirigencia nazi dismi­ nuyeron fuertemente. Ademas, la fundacion de la Reichswerke­ Hermann-Goring en 1937 si bien no significo una amenaza a lar­ go plazo a la industria privada, sf puso de manifiesto el hecho, como senalo Petzina, de "que los intereses privados industriales no eran identicos a los intereses del regimen, y que en caso de con­ flicto el regimen no abandonana sus objetivos contra la resisten­ cia de algunos sectores de la industria pesada".41 Como dice Mil­ ward, "nada podrfa haber demostrado mas claramente que, por mas simpatias que tuviera por el mundo de los negocios y por de­ pendiente que fuera de este, el gobierno nazi tenia sus propios in­ tereses y estaba dispuesto a dedicarse a ellos".42 Con el exitoso manejo de la crisis de 1936, la dirigencia nazi alcanzo una enaltecida posicion de fuerza dentro del "cartel de poder" que Ie permitio dar una mayor prioridad y alcance a las consideraciones ideologicas en la formulaeion de las poHticas. Es­ to se vio particularmente en el caso de las esferas de la politica exterior -donde la tradicional autoridad del ministerio de Rela­ ciones Exteriores disminuy6- y del planeamiento estrategico-mi­ litar, donde la influencia de la Wehrmacht tambien decayo. Para principios de 1938, en realidad, el bloque SS-policia-SD era sufi­ cientemente fuerte como para debilitar la posicion de la Wehr­ macht todavia mas al instigar el escandalo Blomberg-Fritsch, un simbo1ico punto de inflexion en la transicion del ejercito de ser un poder para pasar a ser una elite. 43 Ciertamente, la influencia de los principales circulos empresariales sobre las politicas inter­ nacionales alemanas a fines de la decada de 1930, tal como en rea­ lidad venia ocurriendo desde antes, ha sido con frecuencia subes­ timada. 44 Claramente, tambien, la expansion alemana hacia Austria y Checoslovaquia fue un paso logico y necesario tanto en

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10 economico como en 10 estrategico. Las firmas alemanas obtu­

vieron enormes ganancias con esta expansion, al igual que algu­ nas grandes empresas a partir de la "arianizacion" de la econo­ mla en 1938. Los intereses ideologicos, los estrategicos y los economicos todavia iban de la mano. Pero el impetu se iba des­ plazando cada vez mas hacia una politica de alto riesgo, en la que el impulso imposible de detener, propio de la carrera armamen­ tista ligada al expansionismo ideolOgico de la dirigencia nazi, dio forma a los contornos dentro de los cuales iban a operar los in­ tereses economicos. En los albores de la politica de rearme forzado, desde 1936 en adelante, los problemas economicos de AIemania --escasez cronica de moneda extranjera, de materias primas y de mana de obra, tensiones, bloqueos, recalentamiento, dificultades con la balanza de pagos, tendencias inflacionarias-- crecieron de mane­ ra alarmante. EI expansionismo como la unica soludon para las de otra manera sombrias perspectivas de la economia de Alema­ nia fue el tema central del monologo de Hitler a los jefes de las fuerzas armadas en noviembre de 1937.45 Hitler repitio sus co­ mentarios sobre las amenazadoras presiones economicas en otro discurso a los comandantes de las fuerzas armadas en agosto de 1939, pocos dias antes del ataque a Polonia, cuando declaro que para AIemania era facH tomar decisiones: "Nada tenemos que per­ der y tenemos todo para ganar. Debido a nuestras restricciones, nuestra situacion economica es tal, que solo podremos man tener­ nos por unos pocos aiios mas. Goring puede confirmar esto. No tenemos otra opcion, debemos actuar".46 El sombrio diagnostico del futuro economico de una AIemania sin expansion provenia de todos los sectores: de la industria, de la agricultura y de la Ins­ pectoria Economica de la Wehrmacht. Si bien son fuertes las prue­ bas de esta creciente crisis economica, resultan debiles como pa­ ra sugerir que las presiones economicas desempeiiaron un papel decisivo que en el estallido de la guerra. Las consideraciones es­ trategicas estuvieron en primer lugar, mientras que la creciente­ mente critica situacion economica, derivada en gran medida de las premisas politico-ideologicas del regimen, parece haberle con­ firmado a Hitler que su diagnostico original respecto del proble-

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ma de AIemania era correcto, y que el tiempo se estaba acaban­ do. 47 Ciertamente, los ruidos mas agresivos y expansionistas eran los que emanaban de los circulos de los "grandes intereses" de ese momento, entre los que sobresalian, aunque de ninguna ma­ nera eran reclamos aislados, las exigencias imperialistas del amo de IG-Farben, Karl Krauch. Y, obviamente, la expansion alimen­ ta a la expansion, tanto en 10 que a economia se refiere como en el terreno de 10 politico y 10 militar. Pero comparado con Austria y Checoslovaquia, como seiiala Radkau, el ataque a Polonia "te­ nia relativamente poco que ver con las principales llneas de inte­ res de las empresas" y "en general, el Este era mucho menos atrac­ tivo para los capitales que, digamos, el Sudeste".48 Esto, por supuesto, no impidio de ninguna manera a las firmas alemanas enriquecerse gracias ala despiadada explotacion de la conquista­ daPolonia. Los factores economicos siguieron, durante la guerra misma, inseparablemente entrelazados con los factores ideologicos y es­ traregico-militares, para dar forma y caracter ala agresion alema­ na. Ademas, los problemas cronicos de disponibilidad y asignacion de materias primas y mana de obra constituian un llamado de atencion para los dirigentes de las predominantes industrias de guerra que no podia ser ignorado al dar forma a las decisiones po­ liticas. Dado el particular desarrollo del capitalismo aleman du­ rante el Tercer Reich, especialmente desde 1936, la guerra im­ perialista de saqueo era una necesidad logica y cada vez mas la unica opcion disponible;49 la industria alemana estaba estructu­ ralmente involucrada en las decisiones politicas que culminaron en una destruccion y una crueldad de una magnitud sin prece­ dentes en Europa. Sin embargo, es necesario distinguir entre la economia como un factor estructural que ayuda a encaminar el curso y caracter de la agresion, y las necesidades espedficas y los intereses manifies­ tos de ciertos grupos dentro de laeconomia. AI poner demasiado acento en la "primada de la politica", se hace hincapie de una ma­ nera mas bien simplista y engaiiosa en la cuestion de si las decisio­ nes en el Tercer Reich eran tomadas directamente a favor de los intereses de los capitalistas alemanes. Esta linea de argumentacion

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sigue siendo en esencia poco mas que un ataque superficial a las versiones ingenuas de la instrumentalista "teona del agente", es decir, fa dirigencia nazi como tftere de los "grandes intereses". La realidad es a veces un tanto mas compleja, como 10 ilystra la deci­ sion de invadir la Union Sovietica. Tambien en esta decision la motivacion ideologica dificilmen­ te puede considerarse un factor independiente de las cuestiones de estrategia military de necesidad economica. Es demasiado sim­ ple no mirar mas alIa de la obsesion ideologica de Hitler -por im­ portante que esta haya sido-- para explicar las razones de la inva­ sion a la Union Sovietica en 1941. Es incuestionable que el odio ideologico al "bolchevismo judio", alentado en los alemanes du­ rante anos bajo el regimen nazi, fue un sustento del horriblemen­ te brutal caracter de la "guerra de aniquilacion" en el Este. Pero -un punto al que regresaremos en un capitulo posterior-las condiciones estrategicas que giran en torno a la no terminada gue­ rra en el Oeste y especialmente las perspectivas de combatir con­ tra los Estados Unidos tambienjugaron un papel crucial en el pen­ samiento de Hitler y las dirigencias nazi y militar sobre la Union Sovietica en 194041. Finalmente, pero no por ella menos impor­ tante, estaba la dimension economica. La dependencia alemana de las materias primas de la Union Sovietica, y la amenaza cntica a la provision de granos y, por sobre todo 10 demas, de petroleo, creada por la expansion sovietica hacia el este y el sudeste de Eu­ ropa despues del Pacto Nazi-Sovietico de 1939, significaba que to­ do el esfuerzo de guerra se ponia en peligro si la Union Sovietica no era conquistada. La posibilidad de que la fuerza aerea sovietica des­ truyera los vitales campos de petroleo rumanos, que contribufa con mas de la mitad de 10 abastecido a Alemania, era decisiva. Como les dijo Hitler a sus generales en enero de 1941, "en una era de poderio aereo Rusia puede convertir los campos petroleros de Ru­ mania en un desierto de humeantes escombros ... y la vida del Eje depende de esos campos de petroleo".5o Sin embargo, esta obvia importancia de la dimension econ6­ mica en la toma de decisiones sobre cuestiones estrategico-milita­ res nO es sinonimo de las obvias necesidades de los industriales alemanes. Joachim Radkau, un historiador aleman de Alemania

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occidental, argumenta sobre la base de un detallado estudio de las fuentes disponibles que, contrariamente a las expectativas, hay po­ cas pruebas de una completa identidad de objetivos entre el na­ zismo y "los grandes intereses" en la preparadon del ataque a la Union Sovietica: "Aparte del anticomunismo ideologico, en gene­ ral no es posible descubrir hostilidad alguna contra la Rusia sovie­ tica en los deseos practicos y las recomendaciones de las empre­ sas, y hasta muchas veces se insistia en el mejoramiento de las relaciones. EI empresariado (die Wirtschaft) desempeno un papel mucho mas claro en hacer progresar el pacto Hitler-Stalin que en la preparadon del ataque a la Union Sovietica". EI comercio con Rusia -sobre todo el de la industria pesada- habia sido impor­ tante en los anos veinte y principios de los treinta. Las pruebas que Radkau reune -aunque no todas son contundentes-- sugieren que algunos importantes sectores de la industria estaban ponien­ do sus esperanzas en un renacimiento de los lazos economicos mas que en el ideologicamente motivado aplastamiento de la Union Sovietica, y que muchos industriales no estaban precisa­ mente enamorados de los riesgos de inversion y los eventuales be­ neficios que podnan obtenerse en este redentemente conquista­ do "Lebensraum"*.51 Una vez mas, sin embargo, tales opiniones no limitaron de ningun modo la disponibilidad para explotar de la manera mas brutal los recursos humanos tanto como los materia­ les de los territorios conquistados. Ademas, estas opiniones esta­ ban fuera de ritmo con el imparable impulso, tanto economico como militar, de la guerra nazi. Las fuerzas economicas dominan­ tes estaban completamente de acuerdo con este esfuerzo de gue­ rra. La colaboraci6n de los demas estaba asegurada por el hecho de que no habia manera de escapar del curso de los acontecimien­ tos que ell os mismos habian ayudado a poner en marcha y habian auspiciado: estaban comprometidos a crecer 0 perecer con el re­ gimen nazi. Siempre se considera que el as en la manga de quienes pro­ ponian el enfoque de "primacia de la polftica" era la extermina­ cion de los judios, a primera vista, la mas clamorosa refutacion de • Lebensraum: espacio vital del pueblo aleman. [T.]

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--a.

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la opinion de que el provecho de los "grandes intereses" estaba de­ tras de la politica nazi. Efectivamente, el Ministerio para los Terri­ torios Orientales Ocupados ya habra expresamente declarado en el otono e 1941 que las "consideraciones economicaSdeben ser te­ nidas como algo fundamentalmente irrelevante en la soludon del problema (judio]" Ademas, como Mason 10 senalo en su ensayo sobre la "primacfa de la polftica", "entre los primeros judios pota­ cos que fueron enviados a la camara de gas en los campos de ex­ terminio, habia miles de obreros metalurgicos especializados de las fabricas polacas de armamentos".53 EI despliegue de escasos medios de transporte para trasladar la carga humana por toda Europa para su inmediato exterminio en un momenta en que la industria alemana estaba desesperada por recursos humanos -aunque alguna mana de obrajudia siguio siendo usada casi hasta el final de la guerra- era dificilmente com­ patible con un interes economico "radonal". De todas modos, co­ mo mostraremos de manera mas completa en un capitulo poste­ rior, sena una distorsion sacar la "soludon final" del contexto tanto material como ideologico del complejo desarrollo que condujo hasta Auschwitz. Los "grandes intereses" fueron en gran medida indiferentes a las primeras medidas antisemitas del estado nazi, sal­ vo en los casas en que el comerdo exterior aleman era adversamen­ te afectado par las reacciones negativas en otros paises. Estas cnti­ cas al "movimiento de boicoteo" antisemita y a las acdones de puro terror contra los judios basadas en consideraciones economicas fueron expresadas, por ejemplo, por el ministro de Economia &hacht en 1935.54 Bajo la creciente presion de la economia de ar­ mamentos, sin embargo, los "grandes intereses" tenian los ojos puestos directamente en la adquisidon del capital judio y de bue­ na gana promovieron la "arianizadon" de las empresas judias a fi­ nes de 1937 y 1938.55 Ademas, el creciente podery lacreciente au­ tonomia del bloque SS-polida-SD dentro de la estructura general de poder del regimen, que para fines de 1938 habia obtenido el control de la implementacion de la politica antisemita, significa­ ron que l~ medidas antisemitas comenzaron a adquirir un crecien­ te impulso propio. Con la extension total de la "cuestion judia" por los territorios ocupados y el administrativamente insoluble carac-

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ter del "problema", la dimimica interna de un curso de desarrollo que para ese entonces solo podia logicamente terminar en la eli­ minadon fisica ya no podia ser detenido. De todas maneras, habfa todavia, en esa etapa, contradicdon entre la relativa autonomia del aparato de la SS dentro del regimen y los intereses del capital ale­ man. Las principales empresas industriales alemanas estaban, en­ tonces, mas que dispuestas a aprovecharse de la concentracion de mana de obra en los guetos polacos, con libertad para la total explotacion a costos absolutamente minimos. Cualquier "desper­ dido" que ocurriera era aceptable en el penodo de expansion, cuando la abundan te mana de obra esclava para satisfacer las ne­ cesidades de toda la economia alemana parecia estar al alcance de la mano~56 Para cuando el curso de la guerra -y con eI, las pers­ pectivas y los intereses de la industria alemana- habia cambiado de manera dramatica, la completa eliminacion fisica de los judios, que poco a poco se habia cristalizado como la soludon a una cre­ ciente pesadiUa administrativa surgida de un "problema" que los gobernantes nazis mismos se habian creado, estaba en plena mar­ cha y era imposible de detener. El exterminio de los judios era, par 10 tanto, en ultima instancia, una politica que contradeda la racionalidad economica. Pero esto 5010 surgio como la etapa final de un proceso que por mucho tiem­ po fue compatible con el capital aleman, aun cuando no fuera di­ rectamente favorable a sus intereses. La "solucion final" se convir­ ti~ en una posibilidad gracias a las condiciones de la guerra y la conquista brutal. La obsesion con la "cuestion judia" era algo principalmente del bloque nazi dentro del "dirtel de poder" del Tercer Reich. Sin embargo, las otras elites de poder no mostra­ ron vacilacion alguna en ayudar a implementar las medidas antise­ mitas y convertir una obsesion ideologica en decisiones poHticas. Lo que es mas, todos los sectores del "cartel de poder" colaboraron pa­ ra hacer posible una cruenta guerra de conquista que hizo del ge­ nocidio una realidad tangible, en lugar de considerarlo e1 delirio de un loco. La participacion directa y la colaboracion de la industria ale­ mana en el saqueo, explotacion, destruccion y asesinatos en ma­ sa llevados a cabo por los nazis en los territorios ocupados conti­

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nuaron hasta el final. Mientras ciertos grupos dentro de las fuer­ zas armadas y de la vieja aristocracia pasaron por un proceso que fue desde una reserva inicial hasta una abierta antipatia por el re­ gimen nazi, y que lIego hasta su participacion en el complot con­ tra Hitler el 20 de julio de 1944, la dirigencia industrial estuvo no­ toriamente ausente de los drculos de la resistencia. Sin embargo, para el ultimo ano de la guerra, se hacia cada vez mas obvio para "los grandes intereses" que el total abismo de destruccion que co­ menzaba a vislumbrarse era 10 contrario de cualquier politica eco­ nomica "racional". Aun asi, el divorcio entre el nihilismo radical del bloque nazi y los intereses materiales de la industria alemana solo se concreto en la ultima fase de la guerra, durante los terri­ bles coletazos del regimen en su agonia final. Un momento sim­ bolicamente decisivo, como 10 senala Alan Milward, ocurrio en enero de 1944 "cuando el Fiihrer apoyolos planes imposibles de Sauckel [plenipotenciario para la Asignacion de la Mano de Obra] de deportar un millon mas de obreros de Francia durante ese ano, con tra el consejo de Speer y del Ministerio de la Produccion de Guerra para organizar una mayor produccion beIica en los terri­ torios ocupados. A partir de ese momento, la posicion del Minis­ terio de la Produccion de Guerra y la de los hombres de negocios que 10 manejaban se volvio cada vez mas debil que la de las partes mas profundamente fascistas de la administracion. Los circulos de negocios que habian buscado controlar al movimiento en 1933, al final vieron sus mas pesimistas temores cumplidos: se habian con­ vertido ellos mismos en titeres de una revolucion poIitica. 57 Hasta los ultimos estadios de la guerra, los beneficios del Ter­ cer Reich para todos los sectores de la industria y las finanzas re­ lacionados con la produccion de armamentos fueron colosales. Las ganancias no distribuidas de las companias de responsabilidad limitada fueron cuatro veces mas altas en 1939 de 10 que habian sido en 1928.58 Las empresas monopolicas fueron las mas grandes beneficiarias individuales -yen primer lugar, el gigante de la in­ dustria quimica IG-Farben, cuya ganancia neta anual, que habia estado detenida entre 1933 y 1935, se duplico en 1936, de 70 mi­ llones a 140 millones de marcos alemanes, y saito a 300 millones para 1940, y sin duda alguna, alcanzo niveles estratosfericos, aun-

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que no estin documentadas- a partir de ese momento. 59 Las gi­ gantescas ganancias de las principales empresas no eran un pro­ ducto colateral incidental del nazismo, cuya filosofia estaba estre­ chamente ligada a la totallibertad para la industria privada y la santificacion del espiritu emprendedor. 6o La industria privada era indispensable para el esfuerzo del rearme, 10 cualles dio a sus re­ presentantes un muy considerable poder de negociacion, que ellos no vacilaron en usar para su beneficio en todo el Tercer Reich. Sin embargo, es importante recordar la distincion entre el inicio, la ejecucion y la explotacion de una politica. He afirmado aca que mientras que las grandes empresas capitalistas pudieron incrementar enormemente sus ganancias gracias a las politicas na­ zis, el control sobre la ejecucion de la politica se inclino de mane­ ra inequivoca y especifica hacia el "bloque nazi" en el "cartel de poder". Y como los grupos en el "bloque nazi" lIevaron la mejor parte en cuanto a la ejecucion de las politicas, asi tambien las po­ Hticas en areas cruciales que tenian directamente que ver con la economia se desplazaron de manera inexorable para alejarse de los "grandes intereses", aunque solo en un estadio muy posterior lIegaron a estar en una posicion diametralmente opuesta al prin­ cipal interes capitalista en su propia reproduccion. Para ese en­ tonces, el nivel de intervencion por parte del estado nazi en los mereados tanto de trabajo como de capitales, unido a la exclusion autirquica del nuevo imperium germanico de los mercados mun­ diales, habian sin duda promovido un capitalismo estructurado de una manera totaImente diferente del analizado por Marx. 61 Sin embargo, toda especulacion acerca de la naturaleza y el papel fu­ turos del capitalismo en un victorioso "nuevo orden" nazi parece hueca. En ultima instancia, la dimimica nihilista enloquecidamen­ te creciente del nazismo era incompatible con la construccion per­ durable y la reproduccion de cualquier orden economico. En los anaIisis que anteceden, he tratado de separarme de las que son, en mi opinion, interpretaciones alternativas demasiado simplistas -la "primada de la politica" 0 "la primacia de la econo­ mia"- de la compleja relacion del nazismo con los "grandes inte­ reses" en el Tercer Reich. Insistir en que, "en ultima instancia", los factores economicos son los determinantes parece efectivamente

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-como minimo- una explicacion inadecuada de la creciente preeminencia del profundo nihilismo del nazismo por sobre el in­ teres economico "racional". AI mismo tiempo, la interpretacion «liberal" chisica de la "primacia de la politica", aplicada explicita o implidtamente a conceptos de control "totalitario" sobre una economia "al servicio" de una dictadura obcecada, es apenas mas convincente en su simplificacion de la estructura de poder del Ter­ cer Reich y en su constitutivo y exagerado acento puesto en la per­ sonalidad e ideologia de Hitler. Sin embargo, esto, sumado a la contraStante interpretacion ofrecida aca, basada en una compren­ sion del canicter "policratico" del "cartel de poder" en eI Tercer Reich, plantea una nueva serie de preguntas que giran alrededor dellugar y la funcion de Hitler en el gobierno de la AIemania na­ zi. Los siguientes capitulos se ocupan de este problema central de interpretacion.

4. Hitler: t'amo del Tercer Reich" o "dictador debil"?

Ubicar el papel y la funcion de Hitler dentro del sistema na­ zi de gobierno es menos sencillo de 10 que inicialmente podda pa­ recer. Es mas, el asunto se ha convertido en un problema central de interpretacion en un debate entre importantes historiadores del Tercer Reich. Este debate, dadas sus complejidades, se ha di­ cho que a veces se parece a las disputas teologicas de la Edad Me­ dial y que ciertamente contiene un grado de rencores que van mas alIa de los desacuerdos convencionales de los historiadores. 2 Ell 3 in.usualmente e~...~endido ... r.~n.~)Casiones amargo ton? del debate refleja C:!!' . :. algymi m~!'eJ~ tres (limenslOnes. -historico-filos.§!!: {.~~ 91.... EoHtiSc.rideologica y mo~.L- de los escritos sobre el nazismo (especialmente en AIemania occidental) que fueron tratadas en el capitulo 1. Sobre todo ~l. tema mge\ --el sentimiento de que el mal de,la figura central d~1 Tercer Reich no esta siendo retra.~­ do adecuadamente, asi como de que Hitler fue subestimadopor I~s contem"poranec";s y ahora esta siendo trMaliZido·In~lg-uno~­ .. - '-

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te, un "prisionero" (voluntario) de fuerzas de las que el era un ing.. trumento mas que el creador y cuya dinfunica 10 arrastraba a el ) tambien en~~!!jlJl-Jlll~ Las posiciones historiognificas estin gni­ I ficamente rRQ},&!Z,~g~~~n,elcjtado comentario del historiador norteamericano Norman iRich,')en cuanto a que "es incuestiona­ ble: Hitler era al~~el ter?er Rci£h"~~ en la diametralmente opuesta interpretacion de Hans ~omms5P' de un Hitler "no dis­ puesto a tomar decisiones, con freme·ncia indeciso, exc1usiva­ mente preocupado por mantener su prestigio y autoridad perso­ nal, influido de la manera mas fuerte por el entorno de turno, en algunos aspectos, un dictador debil".5 Antes de tratar de evaluar estas interpretacione~:'-;;;~esarr;;' trazar los contornos del de­ bate ala luz de la historiografia sobre Hitler y la estructura del es­ tado nazi. 6

mejor de elIos, el texto deJoachin(Fest;1stuvo muy cerca de reem­ plazar al ya anticuado clasico de BillIock de los anos cincuenta. 9 Aun asi, como crfticos sensibles senalaron en medio de los Coros laudatorios, el estudio estilistico de Fest revelab~q!:~_ bilida~s intr!:!l.!~C::.~§ del!11etQQ.~biogr~fic(), en particular cuando eI tema d~-.:studio es~~,::,: "noJ~~~_~a~' cq,l!l_~~!:!.~t!(!~:O El trabajo • de Fest es basfan:fedesequilibrado, ya que, por ejemplo, dedica de­ masiada atencion a los primeros aiios de Hider; ignora 0 minimi­ za los temas socioeconomicos; esta excesivamente preocupado por cuestiones historicamente fUtiles con respecto a si a Hitler se Ie pueden atribuir cualidades de "grandeza negativa"; y en general su postura es mucho menos segura cuando re1aciona a Hider con los mas amplios desarrollos de la sociedad y la politic a alemanas que cuando se ocupa de su personalidad. La dificultad del enfoque bio­ gcifico al tratar de evitar la extrema personalizacion de los temas complejos, reduciendolos a cuestiones de la personalidad e ideo­ 10gla de Hider, caracteriza, tambien, a un muy leido y muy influ­ yente texto de buen periodismo de Sebastian Haffner, que aborda el nazismo unicamente a partir de los "logros", los "exitos", los "errores" y otras peculiaridades de Hider.ll

Personalidad, estructura y "el factor Hitler"

Los estudios que se basan en la posicion central de la pc'trso­ nalidad, las ideas y la fuerza de voluntad de Hitler para cualquier explicacion del nazismo, toman como pun to de.pal't:ida la premi­ sa de que, dado que el Tercer.:R~k.b.,SJJrgi6-¥,cayQ~QnI:nth~ry fue '. dOIl!!!!~