La china Ciudad de vida y muerte, gran ganadora El

Natalia Oreiro, es uruguaya, pero a esta altura del partido, para nosotros es tan oriental y argentina como el mate. La fiesta del cine fue más lluviosa que.
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Página 6/LA NACION

Especttáculos

Domingo 27 de septiembre de 2009

Domingo 27 de septiembre de 2009

LA NACION/Página 7

CINE/T TEATRO (En el mundo )

Festival de San Sebastián: última jornada y un balance del encuentro

La china Ciudad de vida y muerte, gran ganadora

Por Pablo Gorlero

En el Coliseo romano, unos gatos de diseño más elemental harán el musical Cats, de Andrew Lloyd Webber, en la capital italiana

El film de Lu Chuan, filmado en blanco y negro, se llevó la Concha de Oro, la Argentina y Uruguay coparon la sección Horizontes Latinos Por Claudio D. Minghetti Enviado especial SAN SEBASTIAN.– “Todo tiene un final; todo termina”, sentencia un viejo y memorable tema del rock argentino. Y se cumple. Ayer terminó la 57a. edición del Festival de Cine de San Sebastián, y como todo fin de fiesta que se precie de tal, tuvo premios. Las esperanzas de que El secreto de sus ojos, respaldadas por la unánime opinión de la crítica local y acreditada en la muestra o los aplausos del público no pudieron torcer el brazo de un jurado que, de antemano, venía difícil para una propuesta demasiado mainstream para un festival. La película de Juan José Campanella, que en la Argentina es posible que hoy llegue al millón y medio de

(Pantallas argentinas)

espectadores y acaba de ser enviada a la academia de la meca del cine por su versión local, para testear qué posibilidades tendrá de competir en las “primarias” por un Oscar, y que aquí, en España, desde anteayer es aplaudida función tras función, pasó a un plano sólo anecdótico de esta edición del festival donostiarra. Ayer, antes de los anuncios, ya no había más secretos respecto a este tema: con semejante repercusión, la coproducción argentino-española ya había logrado el mejor premio que puede recibir frente a películas que, en su mayoría, difícilmente puedan lograr algo tan unánime en la crítica o en la taquilla. Campanella lo sabe. En diálogo telefónico con LA NACION dijo: “Sin lugar a dudas, partir como favorito fue una desventaja”, y aseguró como ya hizo en varias oportunidades: “No vivo pendiente de los premios, porque no hago películas pensando en premios, sino en el público. Para mí, el premio es el del público, el que ya vio la película y sigue generando más en el boca a boca. ¿Qué es lo más importante de la experiencia? Que la presencia de mi película aquí y el apoyo que le dio y le

sigue dando la gente ayude a generar corrientes de público de cine argentino fuera de nuestro país”, concluyó. Curiosidades: en el rubro actor, el diario vasco Gara, proponía para la Concha a Guillermo Francella.

De todo un poco

Pablo Pineda y Lola Dueñas REUTERS

Los premios oficiales tuvieron, esta vez, menos justicia que de costumbre. Una justa Concha de Oro fue para Ciudad de vida y muerte, la sorpresa china en blanco y negro, de Lu Chuan, una monumental reconstrucción de la sangrienta masacre de Nankín, que el ejército imperial japonés perpetró en la capital provisional de China, en 1937. El resto de los premios fue a parar a manos del español Javier Rebollo, mejor director por la pretenciosa La mujer sin piano; Lola Dueñas y Pablo Pineda, que luchan por superar día tras día su síndrome de Down, resultaron mejores actriz y actor por Yo, también, de Alvaro Pastor y Antonio Naharro; en tanto que los premios del jurado, el principal fue para El refugio, producto de un devaluado François Ozon; el destinado a fotografía, a Cao Yu, por la excelente fotografía de Ciudad de vida y muerte,

en tanto que el de guión fue para Andrew Bovell, Melissa Reeves, Patricia Cornelius y Christos Tsiolkas, autores intelectuales de la despareja producción australiana Blessed. Por su parte, la Fipresci premió a Los condenados, una fallida obra de Isaki Lacuesta. El premio de Horizontes Latinos fue para Gigante, la coproducción argentino-uruguaya del argentino, radicado en el Uruguay, Adrián Bliniez, en tanto que Francia, de Israel Adrián Caetano, uruguayo pero radicado en la Argentina, recibió una mención especial del jurado. La figura casi central de la segunda, Natalia Oreiro, es uruguaya, pero a esta altura del partido, para nosotros es tan oriental y argentina como el mate. La fiesta del cine fue más lluviosa que de costumbre y un pelín (como dicen aquí a “un poquito”) más corta y austera que de costumbre en virtud de la coyuntura que vive España. Pero no faltó brillo ni cine en cantidad y calidad, a medida de un festival como éste, que siempre se caracterizó por sus programaciones oficiales prolijamente vestidas, por su funcionamiento, casi como un mecanismo de relojería y, de más está decir, por los pintxos.

Delgado y Oreiro, en Francia

Los premios N Concha

de Oro a la mejor película:

Ciudad de vida y muerte, de Lu Chuan. N Premio

especial del jurado: El refugio,

de Francois Ozon. N Concha

de Plata al mejor director:

Javier Rebollo, por La mujer sin piano (España). N Concha

de Plata a la mejor actriz:

Lola Dueñas, por Yo, también (España). N Concha

de Oro al mejor actor: Pablo

Pineda, por Yo, también (España). N Premio

grafía: Ciudad de vida y muerte (China). del jurado al mejor guión:

N Premio

Blessed (Alemania). N Premio

Horizontes: Gigante (UruguayArgentina-Alemania-Francia).

N Mención

especial Horizontes: Francia

(Argentina)

Lu Chuan, el director de la película ganadorra, es agasajado en las escalinatas AFP

Por Julia Montesoro

De novela. En el reciente festival de Toronto exhibieron la versión cinematográfica de Rabia, la novela del argentino Sergio Bizzio que llegó a la pantalla grande producida por el mexicano Guillermo del Toro (además director de El laberinto del fauno y Hellboy, entre otros films), con dirección de Sebastián Cordero. Mientras la película basada en su novela recorre festivales, Bizzio y Lucía Puenzo trabajan en el guión de Showroom, largo de ficción que dirigirá Fernando Molnar.

–estrenada el pasado jueves– y la aún inédita Que parezca un accidente, Federico Luppi asume uno de los personajes centrales de Impostores, que sigue las andanzas de una banda de estafadores, y está inspirada en Nueve reinas, la exitosa ópera prima de Fabián Bielinski. Además de Luppi, al frente del elenco están Leonardo Sbaraglia y Leticia Brédice, la dirección es de Bruno Stagnaro y será estrenada en televisión, aunque todavía no hay fecha confirmada.

Estafas. Tras encabezar en cine dos comedias, Cuestión de principios

A rodaje. Convocado por el director Pablo Trapero, Ricardo Darín co-

mienza el mes próximo la filmación de Noir, historia sobre un abogado que asesora a familiares de víctimas de accidentes automovilísticos. Darín protagonizará este drama con Martina Gusman, quien antes encabezó Leonera, también a las órdenes de Trapero, esposo de la actriz y productora. Preparativos. Dedicarán tributos a los 50 años de Un guapo del 900, de Leopoldo Torre Nilsson, y de La patota, de Daniel Tinayre (coincidiendo además con el centenario del nacimiento del realizador), así como a los 25 años de la comedia Esperando la carroza, de Alejandro Doria, en la próxima edición de Pantalla Pinamar. Según trascendió, durante el encuentro argentino-europeo, que tendrá lugar en el balneario bonaerense del 6 al 13 de marzo del año próximo, además habrá un homenaje a la trayectoria del español Enrique Cerezo, ligado como productor a varias películas corealizadas por Argentina. En posproducción. A fines de octubre finalizan (con el proceso de ampliación a 35mm) el documental Huellas y memorias, de Jorge Prelorán, dirigido por Fermín Rivera. Más de cuatro años de trabajo demandó esta realización, filmada en gran parte de los lugares del país en los que Prelorán desarrolló su obra, en Ecuador y en Los Angeles, California, donde el documentalista debió exiliarse tras el golpe militar de 1976 y falleció, a fines de marzo último.

Federico Luppi y Adrián Navarro

Historias extraordinarias

Tras 11 meses, hoy se exhibe por última vez

Gatos raros. Algo inédito está por ocurrir con uno de los más famosos montajes de Andrew Lloyd Webber. Anteayer se anunció en Roma una nueva versión de Cats. Pero lo llamativo del anuncio es que no se trata de una versión fiel al montaje original de Trevor Nunn, tal como se representó en 20 países, incluida la Argentina. Luego de una gestión que le llevó seis años, la megaproductora italiana Compagnia Rancia consiguió que The Really Useful Group (de Lloyd Webber) le ceda los derechos para idear su propia puesta en escena de este musical basado en los poemas infantiles de T. S. Elliot. La presentación en sociedad del nuevo Cats se hizo en el Coliseo romano, con parte del elenco ya caracterizado. Es llamativo ver a estos bailarines-cantantes con trajes holgados y media-máscara en lugar de los expresivos maquillajes y las ajustadas mallas pintadas que diseñaron originalmente Candace Carell y John Napier, respectivamente. Este montaje profano tendrá, a su vez, coreografía original del californiano Daniel Ezralow y dirección de Saverio Marconi. Este último es el responsable de los montajes de las mayores producciones musicales de Italia, en los últimos años: La tiendita del horror, Cantando bajo la lluvia, Siete novias para siete hermanos, Pinocho, A Chorus Line, La Cage aux Folles y Cabaret, entre otras. El estreno de Cats, en Roma, está previsto para fines de octubre, en el teatro Sistina. Luego hará una extensa gira por Milán, Nápoles, Torino, Florencia y Boloña, entre tantos otros. N

AP

Gina Gershon y John Stamos, en una escena del “revival” Bye Bye Birdie, que se estrenará oficialmente el 15 de octubre, en el teatro Henry Miller, de Nueva York

EFE

En Macedonia Actores del teatro nacional de Rumania, Radu Stanca Sibiu, presentaron La hermanastra de Pantagruel, durante el Festival Internacional de Teatro de Skopje, en el Young Open Theatre, de esa ciudad

EFE

Tim Robbins llegó a Barcelona para hacer el montaje de 1984, de George Orwell, con su compañía The Actor’s Gang

la estrenará en el Poliorama, con su compañía The Actor’s Gang, en un montaje en idioma inglés, con subtítulos en catalán y en castellano. La obra también se verá en Madrid, Bilbao y Vitoria.

* * *

* * *

N Rioplatense en Madrid. La comedian-

N El regreso de un clásico. Bye Bye, Bir-

te uruguaya Gabriela Acher debutó la semana pasada en el teatro Fernán Gómez, de Madrid, con su unipersonal El amor en los tiempos del colesterol, basado en su propio libro. Acher es conocida en España por su personaje Charito Mucha Marcha, a través del programa 1, 2, 3, de Chicho Ibáñez Serrador. .

die es una de las obras más importantes en la historia de la comedia musical norteamericana y se suma a este boom por los “revivals” que está ocurriendo en Broadway. Fue estrenada en 1960, con libro de Michael Stewart, y canciones de Charles Strouse y Lee Adams. Esta especie de parodia al fenómeno Elvis Presley se reestrenará en Broadway con John Stamos (Cómo triunfar en los negocios) como protagonista, junto a Gina Gershon y Bill Irwin, entre otros. La dirigirá Robert Longbottom (el mismo de Anything Goes) y se estrenará el 15 de octubre.

* * * Gran hermano. Tim Robbins llegó hace unos días a Barcelona para montar 1984, la obra basada en la novela de George Orwell. El miércoles N

EFE

Gabriela Acher cruzó “el charco” para representar El amor en los tiempos del colesterol

Ascensor para el cadalso

Después de 11 meses consecutivos de exhibición, con 52 funciones durante los fines de semana y más de 10.500 espectadores, Historias extraordinarias cierra con la función de esta noche, a las 19, su ciclo de proyecciones en el Malba, Figueroa Alcorta 3415. El film de Mariano Llinás, de cuatro horas de duración (se proyecta en tres partes de 80 minutos cada una) y filmado íntegramente en escenarios de la pampa húmeda bonaerense, se convirtió en uno de los acontecimientos recientes del movimiento cinematográfico local desde su aparición en los circuitos alternativos de exhibición: además del Malba se vio en el Teatro 25 de Mayo.

Cine francés del mejor

Dos novedades

El ciclo Antes de la Nouvelle Vague, desde el martes

Así como Historias extraordinarias obtuvo en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici) 2008 el premio del público y el premio especial del jurado, el film que ocupará su lugar a partir de la próxima semana en el mismo escenario también se adjudicó dos distinciones este año en el mismo festival: Todos mienten, de Matías Piñeiro, que se exhibirá los domingos, a las 19. También los domingos, a las 20.30, comenzará a exhibirse Castro, otra producción de Llinás y El Pampero Cine, con dirección y guión de Alejo Moguillansky, montajista de Historias extraordinarias. Este film fue el gran vencedor de la sección oficial argentina del Bafici 2009, al conquistar el premio a la mejor película local y a la mejor fotografía (Gustavo Biazzi).

AP

del jurado a la mejor foto-

Thomas Meehan estuvo en la Argentina

Historia de un presidente honesto

El mejor socio del genial Mel Brooks B

Buena (((

El autor de Annie, Los productores y Hairspray, vino a ver su última obra: El joven Frankkenstein Sin aliento

Antes de la Nouvelle Vague se titula el ciclo que la Cinemateca desarrollará desde pasado mañana en la sala Lugones del Teatro San Martín. Reúne clásicos de aquel movimiento (Los 400 golpes, Sin aliento, Hiroshima mon amour) y sus antecesores inmediatos (Ascensor para el cadalso, de Louis Malle; Una vida, de Alexandre Astruc), junto a obras de creadores que Truffaut, Godard y sus colegas de Cahiers du Cinéma, tan críticos de la “tradición de calidad” del cine francés supieron reconocer como autores: de Jean Vigo (Cero en conducta) a Jacques Tati (Las vacaciones del Sr. Hulot). El ciclo comprende cuatro films de Jacques Becker: Nosotros los Goupi (1943), Eduardo y Carolina (1951),

Las vacaciones del Sr. Hulot

Casco de oro (1952) y Grisbi (1953). Habrá tres del maestro del suspenso Henri-Georges Clouzot: El cuervo (1943), Quai des Orfèvres o Crimen en París (1947) y Las diabólicas (1955). Y no faltará el cine de Jean-Pierre Melville, precursor de la nouvelle vague, tanto por sus métodos de producción como por su inusitado vigor estilístico: se exhibirán su primer largometraje, El silencio del mar, y Bob le flambeur. También se verán otros títulos poco frecuentados, como El diablo rengo, de Sacha Guitry; Gervaise, de René Clément; Luz de verano, de Jean Grémillon; El placer, de Max Ophüls; Orfeo, de Jean Cocteau; French cancan, de Jean Renoir, y Las damas del bosque de Boulogne, de Robert Bresson.

Tan fascinado estaba con Buenos Aires que se perdió por la ciudad haciendo compras y llegó a la entrevista con LA NACION, unas veinticuatro horas después. Thomas Meehan estuvo en Buenos Aires para ver la primera versión de El joven Frankenstein que se hizo fuera de su país. Es el coautor del libro, junto a Mel Brooks, con quien también hizo Los productores. Pero Meehan, se hizo célebre en Broadway, mucho antes de estos trabajos mencionados: en 1977, cuando estrenó la comedia musical Annie. Por ella ganó el Tony y se metió de lleno en el trabajo más humilde de esta forma de teatro tan colaboracionista: el autor del libreto. –¿Disfrutó de la producción argentina de El joven Frankenstein? –Sí, es muy divertida y distinta a la de Nueva York. Esta tiene más corazón y es más emotiva. Creo que eso se debe a las actuaciones, especialmente el protagonista, que es fantástico. Es diferente, pero es mejor, en cierto sentido. Prefiero esta versión. Le voy a contar a Mel Brooks y a nuestros directores lo que vi en Buenos Aires, y les voy a sugerir que hagan ciertos ajustes que puedan ayudar a la puesta que allá está de gira. –¿Vendrá a verla Mel Brooks?

–Desde que su esposa, Anne Bancroft, murió, hace cuatro años, no viaja demasiado. Va a cumplir 83 años. –¿Cuáles eran sus expectativas antes de llegar a la Argentina? –Era optimista porque escuché que Los productores fue una producción brillante, con un gran suceso. Por lo tanto, era optimista y estaba esperanzado, pero esto superó mis expectativas. Además me entusiasmaba venir a Buenos Aires. –¿Sabía que en esta ciudad hubo cuatro producciones suyas? Annie, Hairspray, Los productores y El joven Frankenstein. –Sí. Me enteré que hay negociaciones para reponer Annie. Es mi primera obra, así que es mi favorita. Esa niñita me ayudó mucho en la vida. –¿No es ingrato el trabajo del libretista de un musical? La gente recuerda las canciones. –Debe ser una buena historia e interesante, pero el libro está en un segundo plano. Creo que lo más importante son las partituras. Cuando trabajás en un musical hay mucha gente que colabora entre sí: el director, los coreógrafos, los actores... Y eso es fundamental. –¿Usted trabaja por separado o con todos?

–En Annie, trabajábamos los tres juntos, con Charles Strouse y Martin Charnin. En Los productores y El joven Frankenstein trabajamos juntos, con Mel Brooks. Mel ganó el Oscar como guionista de Los productores, pero, en realidad, nunca escribe. Lo suyo es hablar. Y yo escribía. Trabajamos con una secretaria que anota todo, durante tres o cuatro horas.

“Guillermo Francella es fantástico, tiene alma, es real y hace que la obra sea diferente” –No es fácil encontrar el momento indicado para poner una canción en un texto... –Es verdad. Es más difícil de lo que parece. Uno tiene que escribir para momentos con distintas emociones, y esa emoción que explota es tan fuerte

que se tiene que fusionar en una canción. Pero de modo tal que la canción fluya naturalmente con el diálogo. La canción tiene que lograr que progrese la trama. –Entonces el libretista de musical es el más humilde de los creadores. –Sí, pero si tenés éxito, te pagan bien (risas). Mi trabajo es como el de un artesano. –¿Por qué esperó treinta años para hacer otro musical? –No lo sé. Escribí un par de películas y algunos musicales que no tuvieron mucho éxito. Ahora estoy escribiendo un guión con el creador de Nine, Maury Yeston: The Death Takes Holidays (La muerte se toma vacaciones). Él escribió una partitura muy bella y se va a estrenar el año próximo, en una gira. —¿Cómo fue trabajar con Mel Brooks? Es una estrella… Se me ocurre que puede ser muy difícil decirle “estás cometiendo un error”. –Nooooo... Le puedo decir de todo porque nos conocemos mucho. Lo que sí te puedo decir es que a Mel no le gusta trabajar muchas horas. Creo que dos o tres horas por día es su límite. Pero es muy divertido trabajar con él. Recuerdo que cuando escribíamos Los productores nos moríamos de risa. Debe ser uno

Illia (¿Quién va a pagar todo esto?) De Eduardo Rovner. Dirección: Alberto Lecchi. Con Arturo Bonín, Patricia Viggiano, Mercedes Funes, Alex Benn, Fabián Rendo, Miguel Dao, Hernán Jiménez y Daniel Roncoli. Escenografía: Clara Notari. Luces: Hugo Colace. Música original: Raúl Parentella. Teatro 25 de Mayo, Triunvirato 4444. Duración: 75 minutos. Gratis.

JUAN SANDOVAL

de los cuatro o cinco genios que conocí en mi vida. Te sabe leer la mente. Es como un doctor. Y sólo fue un año a la facultad, cuando estaba en el Ejército. No tiene una educación formal, pero es autodidacta. –¿Suele disfrutar o sufrir cuando ve sus obras? –Cuando están bien hechas las disfruto. Ahora están Los productores, en Berlín; Hairspray, en Londres; y El joven Frankenstein, en Buenos Aires. –¿Tiene algún otro proyecto con Mel Brooks? –Sí. Quizá hagamos Blazing Saddles, un western que está basado en una película que hizo Gene Wilder con Cleavon Little. –¿Cuánto tiempo tarda en hacer un musical como El joven Frankenstein? –Como mínimo tres años. Es lo que

llevó hacer Los productores. Hairspray, un poco menos, dos años. –¿Y Annie? -¡Cinco! Desde 1972 hasta 1977. Porque no le gustaba a ningún productor. Todos decían: “Una obra con chicos, no es comercial”. Nadie la quería. Hasta que un productor escuchó la canción “Mañana”. Me dijo: “Iba caminando y no me la podía sacar de la cabeza”. Entonces me llamó porque pensó que debería hacer la obra. Fue tan exitosa que me dio miedo. –¿Qué más me podría decir de Guillermo Francella? Ni canta ni baila muy bien, pero es efectivo. –Es verdad eso. Pero tiene alma. Es real. Creo que es lo que hace la gran diferencia entre la versión neoyorquina y esta.

Pablo Gorlero

Fuera del registro habitual de su producción autoral, con excepción tal vez de su último estreno –La sombra de Federico–, Eduardo Rovner aborda en esta obra el género histórico con mucha solvencia. Parte de datos muy concretos sobre la vida del doctor Arturo Illia –ex presidente de la República– y traza, sin apelar a golpes bajos ni recursos de retórica grandilocuente, un emotivo retrato de la personalidad de ese gran demócrata, que perteneció al radicalismo. Desde luego, Illia fue un político de una honestidad a toda prueba y de una firmeza de principios digna de recordar. Y, en ese sentido, al evocar su admirable austeridad, es imposible evitar las asociaciones con la actualidad, en la que ese rasgo de la vida privada y la probidad pública son valores que no abundan. Del mismo modo, la experiencia de su gestión muestra una oposición cuyo salvajismo –incluido el de los

Arturo Bonín, en la piel de Arturo Illia, según la visión de Eduardo Rovner

medios– no parece haberse perdido del todo en el país. Pocas veces se escarneció tanto como en esa época la figura de un presidente y se mintió tanto sobre el estado real en que se encontraba la nación. Todas estas circunstancias hacen, pues, muy valorable el texto, ya que nos obliga a que pensemos como sociedad cuánto hemos cambiado o no. Junto con ello, hay que rescatar una sobria puesta en escena, que utiliza una pantalla y un panel vertical sobre los cuales proyecta imágenes de los sesenta que ilustran las situaciones que relata la obra. Los demás episodios ocurren sobre dos espacios bien delimitados: una cama en un hospi-

tal, que es donde murió Illia en 1983, y su despacho presidencial. Las actuaciones acompañan con mucha justeza a la puesta. Bonín compone un Illia bastante próximo al hombre templado que fue en la realidad, si bien no carente de gestos de humana cólera y fortaleza anímica. A su lado, realizan dos labores muy conmovedoras Mercedes Funes, como su hija (Emma), y Patricia Viggiano (su mujer, Silvia Elvira Martorell), designada aquí como la “Chunga”. El resto de los actores sostienen con idoneidad sus apariciones en diversos roles.

Alberto Catena