Jazz argentino, desde Holanda

16 ago. 2008 - Tocaba música clásica, aunque quizá no grabó dema- siada. Le gustaba ... Marcos Baggiani son músicos argentinos radicados en Ámsterdam ...
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RESPETO. En sus versiones, Carlos Martínez buscó ser fiel al sonido de la guitarra de Atahualpa

DISCOS Tapa del CD de Celano Baggiani Group

Jazz argentino, desde Holanda

E

DIEGO SPIVACOW

tarra siempre fue, y sigue siendo, un instrumento romántico, aunque hoy se trate de tocar más rápido. Uno de los pocos que siguen tocando de esta forma romántica es Juan Falú. Quizás ha cambiado su forma de armonizar, pero siempre mantiene su vibrato y respeta el espíritu y el aire criollo. Mientras eso no se pierda, el folclore se mantiene vivo. La caja que contiene los tres CD de versiones no es menos reveladora. Allí suenan “Zamba del pañuelo”, del Cuchi Leguizamón, y “La tristecita”, de Ariel Ramírez, además de obras de Bach y Fernando Sor. También hay clásicos yupanquianos como “La nadita” y “El mal dormido” que llevan la firma de Pablo del Cerro, seudónimo de Paule Antoniette Pepin Fitzpatrick, Nennete, quien fuera la compañera de don Ata y la autora de la música de temas inolvidables: “El alazán” y “Chacarera de las piedras”, entre otros. Nacida en Canadá y educada en París, ella daba conciertos de piano clásico cuando conoció a Atahualpa. –Nennete lo apoyó mucho. Tenía formación clásica, fijate vos que era concertista, intérprete de Bach, y dejó su carrera para seguirlo. Ella también era artista, habrá sido una decisión difícil. Compuso la música de muchas de sus letras y lo ayudó a construir Agua Escondida, la casa de Cerro Colorado donde vivieron. –¿Qué relación tenía Atahualpa con la música clásica? –Conocía a Tárrega y sus transcripciones de la música de Albéniz, también obras de Granados y de

Sor. Cuando era joven solía tocar el Capricho árabe de Tárrega. En una carta a Nennete le cuenta que, tras un concierto y como bis, hizo un vals de Brahms. Tocaba música clásica, aunque quizá no grabó demasiada. Le gustaba mucho Bach. Con formación en las tradiciones clásica y popular, Martínez, que también grabó discos con obras de Fleury, dio los primeros tonos en el instrumento a los 12 años. Dice que la primera guitarra llegó a su casa por cuasualidad. –Era de un tío, estaba en un galpón, con el diapasón roto. Se la pedí y mi padre, que es carpintero, me la arregló. Con esa guitarra empecé. –¿Cómo encaraste la interpretación de estas obras? –Traté de respetar una cuestión fundamental, que es el sonido. Por eso la guitarra no está afinada en 4.40 [la altura convencional] sino en 4.18, como templaba Atahualpa. Con la guitarra más baja, las cuerdas están más blandas y se logra más vibrato. También es mejor para arrastrar notas y acordes a lo largo del diapasón. Además, se consigue ese sonido grave, profundo. Por supuesto, respeté las notas que él tocaba y traté de respetar su espíritu. Más allá de eso, la interpretación es mía. Alguno me ha dicho que tal o cual pieza la toco mejor yo, pero eso no es importante. Me gusta lo que dijo mi maestro, Luis Gómez: “Como Yupanqui, nunca”. No traté de imitarlo, porque eso es imposible.

n los últimos tiempos, llegaron buenas noticias desde Holanda para los amantes del jazz. Y los responsables son argentinos. Al disco del saxofonista tenor Natalio Sued Mirada esquiva (S-Music), se le sumó el CD del Celano Baggiani Group, Simple Songs (MDR Records). Tanto Sued como el guitarrista Guillermo Celano y el baterista Marcos Baggiani son músicos argentinos radicados en Ámsterdam, donde trabajan regularmente. Otra feliz coincidencia: en ambos discos participa un notable músico holandés, Michael Moore, que aporta su melodismo y su inspirado poder de improvisación desde su clarinete y su saxo alto. Simple Songs es un CD maduro, donde los músicos consiguen una fuerte interacción alrededor de temas que, con un tratamiento jazzístico, presentan ritmos y aires tangueros o folclóricos. Predomina una atmósfera nostálgica, rica en timbres y colores. Celano remite a Bill Frisell en su forma de armonizar, y su guitarra apela a acordes abiertos y prolongados, que abren espacios. Con un sonido levemente distorsionado en los solos, puede sonar incisivo y lírico al mismo tiempo, así como hamacarse hacia afuera de la tonalidad para volver a ella con preciso timing. La música del grupo, que se completa con el contrabajista Sven Schuster, parte de ideas simples pero suena moderna y sofisticada en su desarrollo. En el disco de Sued domina también un clima reflexivo, con una cualidad melódica y rítmica que lo inscribe en la tradición cool de Lennie Tristano. Aquí no hay instrumento armónico, y los saxos de Sued y Moore cuentan con la base de Paul Berner, en contrabajo, y Flin Van Hemmen, en batería. Hay sutileza y refinamiento en el toque, y saludable riesgo a la hora de improvisar. H. M. G. © LA NACION

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Sábado 16 de agosto de 2008 I adn I 31