Javier Echevarría y los desafíos de la universidad AWS

20 ene. 2018 - servicio de la persona humana en todas sus dimensiones”. Finalmente, me gustaría recor- dar un comentario de D. Javier que también mencioné en el acto de homenaje que hemos celebra- do recientemente en la Universi- dad de Navarra. En uno de sus en- cuentros con los miembros del. Rectorado ...
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16 OPINIÓN

Diario de Navarra Sábado, 20 de enero de 2018

Javier Echevarría y los desafíos de la universidad Alfonso Sánchez-Tabernero

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AS universidades mantienen su protagonismo en la formación intelectual y en la producción de ciencia desde hace más de ocho siglos. Precisamente este año, la Universidad de Salamanca –la más antigua de nuestro país- cumple 800 años. Desde entonces, en el mundo académico ha cambiado casi todo: las disciplinas, los métodos docentes, las instalaciones, las fuentes de financiación… En cambio, un aspecto permanece invariable: en las buenas universidades hay estudiantes con ganas de aprender y maestros que motivan y guían. La influencia de los grandes maestros es duradera. Hace poco más de un año falleció Javier Echevarría, que fue, para muchas

personas, un verdadero maestro. Visitó con frecuencia Pamplona, como Gran Canciller de la Universidad de Navarra. Durante el tiempo que pasó entre nosotros, nos ayudó a idear una universidad más innovadora y comprometida, con un mayor impacto educativo y cultural. Como cualquier otra institución, la universidad vive un momento de grandes transformaciones y oportunidades. En nuestro país, tenemos el número más elevado de estudiantes y centros universitarios que se haya conocido; pero ese incremento cuantitativo no garantiza que preparemos a los estudiantes del modo adecuado para afrontar los desafíos del mundo laboral, con su creciente complejidad. En sus visitas a la Universidad de Navarra, Javier Echevarría insistió siempre en la centralidad de los alumnos. Nos previno contra el riesgo de la masificación y del anonimato, insistió en la importancia de la formación personal, uno a uno: comprender y exigir, acompañar y alentar, siempre con el máximo respeto a cada persona. Pienso que aquí hay ya una primera enseñanza: los alumnos son lo más determinante, la mejor

guía para evitar la autocomplacencia y las rutinas empobrecedoras. Avanzar supone, en el ámbito universitario, formar estudiantes que lleguen a ser protagonistas del cambio, transformadores de la sociedad. Y esto sólo es posible si los profesores aprendemos con ellos y de ellos. También a Javier Echevarría le parecía crucial la integración de áreas de conocimiento. En efecto, la Universidad debe ser un espacio de encuentro y diálogo entre profesores, investigadores y alumnos con intereses científicos muy variados. Una y otra vez, nuestro anterior Gran Canciller recordaba la necesidad de fomentar una relación enriquecedora entre las distintas Facultades y saberes, que ayude a abordar con variedad de enfoques y métodos los fenómenos sociales más relevantes; ese modo de proceder permite una comprensión más profunda de la realidad, con el fin de dar soluciones globales a problemas globales. “El diálogo interdisciplinar es imprescindible para una investigación innovadora y redunda en un servicio más cualificado a la sociedad”, señalaba don Javier en 2011, en un acto de investidura de doctores honoris causa

Abertzales de ‘txitxinabo’

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E llamó la atención la abstención de Bildu, el día en que el Congreso, por gran mayoría, aprobó el Concierto Vasco que previamente habían convenido el Gobierno de España y el de Euskadi. Me preguntaba, por pura racionalidad y coherencia, qué postura tendría Bildu en Navarra (en la que gobierna) a la hora de concertarse el Convenio Económico, ya que aquí, esa coalición y de cara a la galería y a sus engañados votantes, hace gala de una radicalidad fundamentalista anti española: ni con UPN, ni con el PP, ni con la España invasora, acordarían nada. Soy de los que, partiendo de la escasa racionalidad de todo pensamiento nacionalista, entiendo que este sentimiento o creencia etnicista y cultural, más que ideología, la tenemos potencial e internamente todas las personas. Algunos se preguntan ¿cómo en el caso del “procés catalán” se puede haber llegado a tanto odio, fraccionamiento familiar y social, ignorancia política y huida hacia nada? No existe un problema genético en los nacionalistas (nadie nace nacionalista); el separatismo, el soberanismo es una deriva de

la soberbia y del egoísmo que internamente tenemos los humanos. Nacemos esencialmente libres y estamos diariamente en continua elección entre el bien y el mal, la solidaridad o el egoísmo, el compartir o el atesorar, la frontera o la universalidad, el conocimiento y la cultura universal o Juan Pedro los localismos. Cada día, cada hora, estamos eliArraiza giendo no solo entre valores sino también en el grado de su aplicación; y elegimos también en la escala de prioridades donde colocamos esos valores. La verdad o la mentira siempre son progresivas; en la medida que vamos descubriendo nuevas verdades descubrimos a su vez nuevas mentiras. En función del peso de agentes o determinados condicionantes, como educación, entorno social, crisis de valores o económicas, mayor o menor riqueza, debilidad o fortaleza política de los partidos mayoritarios, las personas podemos inclinarnos hacia la profundización en valores humanos y

de la Universidad de Navarra. Se trata de un verdadero reto para todas las instituciones universitarias. La educación superior no debe limitarse a proporcionar la mejor formación en cuestiones técnicas, que suelen cambiar a gran velocidad, resultan más bien instrumentales y son fácilmente suplantables por la tecnología. En cambio, otros aspectos son insustituibles, como la capacidad de aprendizaje, el orden mental, la innovación, la honradez o la empatía. El entorno laboral requiere profesionales cultos, versátiles y creativos, con conocimientos amplios e interés por aprender de modo continuo. En palabras de nuestro anterior Gran Canciller, “cobra nueva luz el sentido humanista de la Universidad, como empresa altísima al servicio de la persona humana en todas sus dimensiones”. Finalmente, me gustaría recordar un comentario de D. Javier que también mencioné en el acto de homenaje que hemos celebrado recientemente en la Universidad de Navarra. En uno de sus encuentros con los miembros del Rectorado, con ocasión del atentado que sufrió la Universidad en 2008, nos transmitió con fuerza

éticos, su correcta jerarquización o la deshumanización y el desorden. El problema es cuando en esa jerarquía o prioridades del sistema de valores, la tendencia egoísta (en política el nacionalismo etnicista), se coloca el agente patógeno externo del “pueblo” o la “patria” por encima de la persona, el ciudadano o las necesidades integrales que a este sirven para desarrollarse. Puesto el “pueblo” por encima, como hacen los nacionalismos políticos y los sindicatos laborales del mismo signo, la inclinación, la tentación humana pasa a convertirse en trastorno, enfermedad, en virus activo que llega a afectar principalmente a los que lo padecen pero también a todos los que tenemos que convivir con ellos, sin perjuicio de que, tras una buena comida y bebida, unos y otros podamos acabar cantando el boga boga o el baixant de la font del gat. Esa crisis mental fundamentalista hoy la están padeciendo en forma grave buena parte de los catalanes, sometidos a mitos históricos (países catalanes) culturales (idioma localista) y económicos (España nos roba). En Navarra esta misma enfermedad patógena llevó a bastantes, hasta hace muy pocos años, a justificar el asesinato, el secuestro, la extorsión…….. y hoy todavía quedan restos e intentos como humanizar o amabilizar el terrorismo pasado, alterar la lengua vehicular, manipular la cultura y educación escolar, o trasformar

que la Universidad es navarra, que su vocación es contribuir al desarrollo de los intereses y necesidades de la comunidad foral. No era necesario que nos insistiera en esa idea: los que trabajamos en esta institución sabemos que la Universidad está enraizada en la tierra en la que nació hace ya más de seis décadas. Y, contando también con las inevitables limitaciones humanas, aspiramos a contribuir a que Navarra sea un referente internacional en educación, investigación y asistencia sanitaria. La influencia de nuestros maestros perdura. Todos tenemos esa experiencia con las personas que han sido un ejemplo en nuestra vida: pasa el tiempo, sobrevienen los acontecimientos, cambia el mundo, cambiamos nosotros, pero su influencia discreta y determinante permanece. Y lo hace no como un recuerdo de algo lejano, que se evoca con cariño y agradecimiento, sino como una presencia próxima, que se aprecia más conforme pasa el tiempo, que nos ayuda a avanzar aquí y ahora. Alfonso Sánchez-Tabernero es rector de la Universidad de Navarra

nuestros símbolos históricos en orden a crear identidades falsas. Pero para que veamos el grado de transformismo de todo nacionalista y su acomodación o camaleismo político, Uxue Barkos, tras la firma del convenio entre Navarra y el Estado nos decía: “el convenio es clave para el interés general de Navarra, porque se trata del más importante instrumento financiero y tributario de nuestro sistema competencial y constituye la manifestación más relevante de nuestro autogobierno”. “Chapeau” podría decir Jaime Ignacio del Burgo, y por el contrario de “traidores” a la causa los calificarán los independentistas catalanes a Barkos, Otegi, Araiz, Ruiz….. Porque este convenio lo ha suscrito y bendecido también Bildu, con lo que a partir de ahora todos los citados y correligionarios ya no podrán decir que España nos roba, que Madrid nos roba, que tenemos derecho a decidir, que los navarros tenemos derecho a la autodeterminación. Cada soberanismo llega hasta donde llega y cuando puede. En Navarra aparte de folclorismos identitarios y padecimientos sociales, culturales y económicos del cuatripartito, la plural ciudadanía navarra y española ha metido un gol a la tribu vasca y la norma, el convenio, el pacto es “la manifestación más relevante de nuestro autogobierno”, de nuestra identidad. Juan Pedro Arraiza Rodriguez-Monte es abogado