Italia: ola de violencia contra gitanos

15 may. 2008 - Italia: ola de violencia contra gitanos. ROMA.– “Todos estamos temblan- do: después de lo que pasó en Nápo- les tememos que también ...
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Exterior

Página 4/LA NACION

Tras el caso de secuestro e incesto

Austria, sacudida por otro crimen estremecedor

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Jueves 15 de mayo de 2008

Inquietante crecimiento de la xenofobia

Un hombre mató a hachazos a su familia VIENA.– En momentos en que Austria aún intenta recuperarse de la espeluznante historia de secuestro e incesto del “monstruo de Amstetten”, otro terrorífico caso sacudió ayer al país luego de que un hombre confesó haber matado a hachazos a toda su familia, incluida su hija de siete años. El sospechoso, de 39 años, se entregó ayer por la madrugada a la policía y confesó haber asesinado a su esposa, su hija, sus padres y su suegro para “ahorrarles la humillación” de su ruina económica, tras haber perdido una millonaria suma de dinero prestada para un negocio que fracasó.

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Vigilancia frente a la casa del asesino

Según reveló la policía, el hombre, identificado únicamente cómo Richard S., asesinó primero a su mujer, de 42 años, y a su hija, en el interior de su casa, situada en un elegante barrio de la capital austríaca. Luego, se subió a su auto y manejó durante dos horas hasta llegar a la casa de sus padres, en la ciudad de Ansfelden. Cuando su madre, de 69 años, le abrió la puerta, la mató, y luego se lanzó contra su padre, de 82 años, que dormía en un sillón frente a la televisión. Horas más tarde, mató también a su suegro, un viudo de 80 años, en la ciudad de Linz. Antes de entregarse, el asesino regresó a Viena, donde pasó gran parte de la noche escribiendo

cartas en las que pidió perdón por lo que había hecho. Fuentes policiales agregaron que luego de asesinar a su familia el hombre intentó, sin éxito, ahorcarse.

Un publicista La policía lo describió como una persona “seria” que “nunca antes había llamado la atención”. Añadió que el hombre, un publicista que trabajaba como asesor de relaciones públicas en forma independiente, “relató los hechos de manera objetiva y respondió sin problemas las preguntas que se le formularon”. El hombre quedó detenido y podría afrontar una condena a prisión de por vida. El macabro hecho tiene lugar a menos de un mes de que se conociera el caso “del monstruo de Amstetten”, el hombre que secuestró y violó a su hija –con quien tuvo siete hijos– durante 24 años. Ayer, las víctimas de este caso, que conmovió a toda Austria, se dirigieron por primera vez a la opinión pública para agradecer la solidaridad mostrada hacia ellas. La familia, que se encuentra aislada en una clínica psiquiátrica recuperándose del daño sufrido, colocó el mensaje de agradecimiento en un escaparate de la plaza principal de Amstetten, la ciudad donde Elisabeth Fritzl, que hoy tiene 42 años, permaneció más de dos décadas encerrada por su padre, Josef, en el sótano de su casa. “Nosotros, toda la familia, queremos aprovechar esta ocasión para agradecerles su interés por nuestra situación. Su solidaridad nos ayuda mucho a pasar estos momentos difíciles y nos muestra que también hay personas buenas y sinceras. Esperamos que un día nos sea posible tener una vida normal”, afirmó la familia en el mensaje. Por otro lado, el canciller austríaco, Alfred Gusenbauer, afirmó ayer desde Chile que el gobierno intentará hacer todo lo posible para evitar este tipo de crímenes. “Es un asunto terrible para todos”, dijo. Agencias DPA, EFE y ANSA

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En Nápoles, los campamentos de gitanos son custodiados por la policía ante la posibilidad de ataques xenófobos

Italia: ola de violencia contra gitanos Crece la tensión en Nápoles, donde incendiaron tres campamentos de rumanos Por Elisabetta Piqué Corresponsal en Italia ROMA.– “Todos estamos temblando: después de lo que pasó en Nápoles tememos que también vengan a atacarnos a nosotros.” Pollera larga, trenza negra, grandes aros redondos, Donizade Costacke, una gitana de origen rumano que vive en el campo nómade de Muratella, en la periferia de Roma, lucía ayer aterrada. “Si alguien cometió un delito tienen que castigarlo, pero no es justo que nos culpen a todos. Tienen que diferenciar a los que somos honestos y trabajamos. No pueden ponernos a todos en la misma bolsa”, decía a LA NACION mientras un helicóptero sobrevolaba la zona. El temor de Donizade, que vive, hacinada, junto con 67 familias en 64 contenedores en un asentamiento nómade parecido a un gueto, era explicable. Una alarmante ola de violencia contra gitanos se ha desatado en los últimos días en Nápoles. Y el gran miedo es que esta virtual caza de brujas se expanda al resto de Italia.

Todo comenzó después de que una gitana de 16 años intentó presuntamente secuestrar a un bebe de seis meses en Ponticelli, periferia de Nápoles, el sábado pasado. La gitana debió ser protegida por la policía para no ser linchada por la gente del lugar, que luego tomó represalias, primero con golpizas y pedradas y después lanzando bombas molotov que incendiaron cinco campos nómades de la zona. Ayer, los bomberos tuvieron que apagar tres incendios y evacuar distintos asentamientos. Mientras fueron vistos grupos de italianos que celebraban las llamas cantando y bailando, la violencia obligó a trasladar a todos los gitanos a un mismo campamento bajo protección policial, con paradero desconocido. Pese a que la misma alcaldesa de Nápoles, Rosa Russo Iervolino, y todo el mundo político, asociaciones culturales y grupos católicos condenaron estos hechos “violentos y racistas” en forma unánime, en los campos de gitanos de esta capital era palpable el miedo. Y hasta reinaba un clima de sospecha. “Para mí, la joven gitana de Nápo-

les entró a robar, la agarraron, le dieron una paliza y para justificarlo inventaron lo del rapto del bebe”, dijo a LA NACION Ion Bambalau, jefe del campo de gitanos de Muratella. “Nosotros los gitanos robamos dinero, relojes de oro, cadenitas, pero nunca niños”, agregó Ion, que reside legalmente en Italia y trabaja como chofer de un ómnibus que lleva a los niños del asentamiento a un colegio de la comuna. Más allá de los graves incidentes de Nápoles, los gitanos –que en Italia son unos 500.000, la mayoría procedente de los Balcanes– temen el giro a la derecha que ha dado la Península.

Odio y miedo El ex fascista Gianni Alemanno, que fue recientemente elegido alcalde de esta capital, prometió desmantelar todos los campos nómades que hay aquí y expulsar a 20.000 inmigrantes ilegales. El flamante ejecutivo de Silvio Berlusconi, en el cual la xenófoba Liga Norte tiene un gran peso, por otra parte, se apresta a aprobar, la semana próxima, un paquete de seguridad que incluye medidas

durísimas contra los inmigrantes clandestinos, en especial contra los rumanos, que desde 2007 son miembros de la Unión Europea. “La gente está muy nerviosa, tiene mucho miedo, vive mal esta situación”, explicó a LA NACION Natalia Cherubini, asistente social de gitanos. En el campo nómade de Castel Romano, un asentamiento en medio de la nada, veinte kilómetros al sur de Roma, también reinaba un clima de terror. Incluso se veía un auto de la policía en la entrada de este campo de casillas prefabricadas en las que viven siete personas en dos cuartos, donde no hay agua potable. “Los italianos están fomentando odio en contra nuestra, quieren hacer una limpieza étnica”, denunció Cismic Odissei, un gitano con grandes bigotes de origen bosnio. Si los gitanos que residen legalmente en Italia estaban aterrados, los ilegales casi no tenían palabras. “Siempre vivimos con miedo de que la policía venga y nos eche”, dijo Daniella, una mujer de 40 años de un grupo que vive en condiciones infrahumanas en el barrio de Magliana. “Pero acá estamos mejor que en Rumania”, confesó.