HR TP3 MARIO RASPA

son las condiciones establecidas en la Historiografía Argentina, en la primera obra, ... Historiografía Latinoamericana para el último caso que serán analizados ...
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CÁTEDRA: HISTORIA REGIONAL ALUMNO: RASPA, MARIO CÉSAR AUGUSTO TRABAJO PRÁCTICO Nº 3

1) A partir de la estrategia de análisis que considere adecuada, compare las “viejas” interpretaciones a cerca del periodo revolucionario y de reestructuración en los espacios coloniales, como los aportes de Chiaramonte y de Irigoin y Schmit. Uno de los autores José C. Chiaramonte en su artículo: “La cuestión regional en el proceso de gestación del Estado nacional argentino. Algunos problemas de interpretación” (1983) y, en el mismo sentido: María A. Irigoin y Roberto Schmit en su introducción de la obra “La desintegración de la economía colonial: comercio y moneda en el interior del espacio colonial 1800-1860” (2003), se centran en los estudios del proceso independentista. Estos historiadores tienen en común, para sus fines expositivos, en articular lo político y lo económico. Aunque ambas obras recorran caminos diferentes en el sentido de partir de uno u otro eje articulador, lo cual, el punto de partida son las condiciones establecidas en la Historiografía Argentina, en la primera obra, y en la Historiografía Latinoamericana para el último caso que serán analizados separadamente teniendo en cuenta los aspectos de confluencia en ambas perspectivas. Chiaramonte enuncia que el establecimiento en la disciplina histórica ha partido desde un punto de vista anacrónico sobre la interpretación en “dar por existente en aquel lapso a mediados de la centuria (1852)…lo que encontramos realizado al culminar la segunda parte del siglo”, o sea que se interpreta al proceso de la Independencia como “fruto de una maduración de una clase social generalmente denominada burguesía a lo largo del periodo colonial tardío” extendiéndose al posterior y considerando en una historia de tropiezos, avances y retrocesos. Sin embargo, para el autor, trata de aportar hacia una mejor comprensión de la Historia Nacional. En el contexto de la Independencias de las colonias ibéricas y el derrumbe de su dominio sobre estas latitudes, también puede ser entendida por la presión de Inglaterra desde el siglo XVIII sobre el espacio marítimo y en la producción mercantil, y a su vez, por la disconformidad o resentimiento de las “capas sociales” hacia el dominio colonial. Para el autor, su juicio es el siguiente: la inexistencia de una clase dirigente en el nivel interprovincial, sólo se puede hablar de clase o grupos sociales de alcances locales, llevándolo al autor al explicitar la problemática examinando la estructura social. Los siguientes autores, se encuentran en el problema de interés investigativo anunciando que en las obras de historiográficas latinoamericanas se encuentran escasas interpretaciones económicas primando las producciones políticas, pero se encuentra otra impronta interpretativa en considerar tanto lo económico y lo político en el uso de escala asociado al Estado-Nación. Estos aspectos dejaron de lado “el impacto económico de la desintegración fiscal y monetaria” y más precisamente, no se sabe –para entender lo económico y lo político- “las características y la evolución del comercio interior sobre el impacto que tuvo las autonomías fiscales y monetaria de los estados provinciales y las relaciones de comercio con las condiciones políticas que se formaron en el espectro confederal de las provincial” (pág. 19). Ambos autores mencionan que se encuentran dos características “recurrentes, crónicas y extendida en todo el territorio colonial español desde los comienzos de la Independencia” éstos son la guerra y el déficit fiscal.

Otro aspecto, siguiendo a estos autores, recae en un consenso desde la década de 1980, por el aporte de los trabajos de C.S. Assadourian en cual, el sistema económico es autosuficiente, integrado a su vez desde Perú hasta Buenos Aires, siendo epicentro, el espacio minero peruano que ha permitido el intercambio de diferentes mercancías y la circulación de moneda potosina del alrededor de unos 40% (pág.20). En tanto que otros fenómenos, la Revolución Industrial, la filosofía del Librecambio y las Independencias en suelo americano desmantelaron o desestructuraron este espacio particular, pero también los estudios del comercio exterior obtenían un mayor peso relativo oscureciendo las fuerzas o flujos del comercio interior sobre un rompecabezas rioplatense en continua transformación. ¿Qué proponen los autores para aportar luz sobre esta maraña establecida? Se ha referido anteriormente, que Chiaramonte intenta indagar centrándose en la estructura social y precisamente en el análisis de situaciones, trata de “evaluar las relaciones sociales característica y transformación que dan cuenta de conflictos interregionales” (pág. 162). Para ello conceptualiza un tipo de unidad de análisis: la Provincia, la misma comprende una unidad sociopolítica ya que posee un grado de cohesión social y lo que permitiría explicar la disolución colonial cristalizando vínculos entre ellas, sobre el examen mismo concerniente a los análisis de situaciones en la problemática de “la naturaleza histórica de las clases posibles de ser consideradas como burguesías nacionalistas en la Argentina en la primera mitad del siglo XIX”. Su núcleo e hilo conductor es la convergencia de la relación productor/mercader, el análisis de los grupos sociales e intercambio no-equivalente, que para E. Sereni es lo oculto de la existencia del capital comercial, que es la relación ciudad-campo del corporativismo comercial, una característica histórico-económica entre intercambios comerciales y su formación corporativa (pág. 174). Esta relación social permite, a su vez, aclarar un tipo de relación de producción que corresponde a un proceso de ampliación de la producción mercantil y poner en duda la inexistencia de un mercado interior en los que elaborasen los precios correlativos, en la que las mercancías sean intercambiadas por su valor proporcional a lo que correspondería a un tiempo de trabajo invertido y por ende, la inexistencia de un mercado de trabajo. Por ello en la vinculación con las economías provinciales, no es lo mismo que las economías regionales ya que no existe una Nación, pero sí la emergencia de soberanías provinciales a lo que acompaña mecanismos de ordenamientos regionales en función de un mundo exterior: hacia el Pacífico-Bolivia-PerúUruguay-Brasil (sujeto al caso de estudio), en su particular, el capital en la expansión ganadera (pág. 183). Teniendo en cuenta lo último mencionado, los siguientes autores, Irigoin-Schmit indagan sobre los comportamientos entre nexos comerciales monetarios establecidos desde los ejes del espacio económico del Alto Perú-Buenos Aires-Chile (estudios de casos particulares) como base empírica articulada a una teórica: una orientación bifronte. La misma puede explicar los cambios políticos y sobre todo fiscales que dejó la revolución de la independencia afectando la adecuación de las producciones regionales postrevolucionaria hacia los intercambios de ultramar. Teniendo en cuenta la dinámica mercantil coyuntural apremiada por obtener pagos en metálico y, a su vez, la alteración de la condiciones e incentivos para el comercio regional. Se reflexiona entorno a los flujos mercantiles y monetarios de los circuitos de exportación e introducción de bienes mantuvieron articulado un espacio económico por encima de la guerra que trascendía las jurisdicciones provinciales manteniendo la articulación y el vínculo sobre las actividades comerciales entre los puertos de Buenos Aires-Montevideo-Valparaíso. El desconocimiento a cerca de los desequilibrios comerciales entre los puertos y las economías provinciales serían los ejes motivadores de los diferentes casos analizados en torno a estas problemáticas.

En el “Capital comercial en la expansión ganadera y, la cuestión de Buenos Aires”, en el apartado los conflictos en pugna se encuentran centrados en los privilegios políticos-económicos, particularmente el problema de la Aduana (Bs. As. obtenía a través de ella el 80% de sus ingresos) y los Aranceles. La conformación política con la finalidad de nacionalizarla enfrenta dos tipos de ideologías: políticas librecambistas y el proteccionismo de las provincias del Interior y Corrientes. Por lo tanto, el impedimento a una organización nacional fue impedida por los intereses múltiples y contrapuestos entre provincias, intereses de los cuales corresponden a la emergencia de grupos dominantes locales, que por lazos de parentescos controlaban tanto producción y comercio locales. Para Irigoin-Schmit, el intercambio realizado por parte de la Confederación y el mercado exterior “(…) limitaba la cantidad de metálico bueno en las plazas locales debilitando la disponibilidad de capital y encareciendo los créditos…los patrones de balanza de los intercambios entre las economías de las provincias, la intermediación de Bs. As. debió acelerar las desigualdades y las tensiones regionales dentro del espacio rioplatense” (pág. 29). 2) A partir de los autores tratados en clase, analice los cambios operados en el espacio saltojujeño durante el proceso de formación del mercado interno nacional. Elija una variable de análisis para el desarrollo. Se han utilizado para responder a la siguiente consigna tres textos. El primero, es la base y punto de partida, Daniel Campi “Economía y sociedad en las Provincias del Norte” en Nueva Historia Argentina (2000) nos permite delimitar una variable que será hilo conductor: la producción azucarera y su transformación de esta forma hacia la agroindustria. El siguiente texto es de María C. Bravo “Poder provincial, dinámica regional y Estado nacional. El norte argentino entre 18521890” (1999) permite reflexionar en torno al “desequilibrio regional”. Y por último, María S. Fleitas “La cuestión regional en el pensamiento político de las élites del noroeste argentino” (1912-1930) centrándonos en los aspectos discursivos entre un escenario político en construcción, el contexto de la sanción de la ley Sáenz Peña, la emergencia de partidos políticos y la crisis del modelo agroexportador dominante hacia la sustitución de las importaciones. El acuerdo de solidaridad establecido a través de la Constitución de 1853 siendo la finalidad una unidad política postergada desde los procesos postrevolucionarios, pero que también se proponía un programa de funcionamiento económico como sería la abolición de impuestos aduaneros locales, los derechos económicos y comerciales para todas las provincias en la Confederación. Teniendo en cuenta la perspectiva de Bravo al explicitar su hipótesis, que a través de este elemento, se institucionalizaba una voluntad política “promovió el desarrollo de las condiciones para la reordenación de los flujos comerciales del norte argentino y para la ulterior transformación de un mercado nacional…” (pág. 164), el carácter político que suscita este proyecto tendría que tener un reflejo real para entender si éstas condiciones se ven reflejadas, por lo tanto, es necesario caracterizar un tipo de actividad económica, una unidad económica en particular: la actividad agroindustrial y las relaciones sociales en torno a la producción azucarera. Desde la segunda mitad del siglo XIX las provincias del norte continuaban con las vinculaciones de alianzas y relaciones comerciales sobre las mismas rutas que unían tanto el litoral pacífico como el atlántico. Las provincias de Salta y Jujuy ligadas a Bolivia, Perú y el norte de Chile. Bravo, nos menciona que los flujos comerciales y mercantiles hacían una suerte de triángulo “se importaba masivamente desde el Pacífico y en menor cantidad desde el litoral argentino se exportaba especialmente a Bolivia” (pág. 159). Sin embargo, las relaciones tuvieron

fluctuaciones dependiendo de la coyuntura históricas externas, como ser, las presiones del mercado que repercutieron de manera diferente en las distintas provincias involucradas. En éste tipo de escenario, la actividad económica estaba desarrollándose en tres áreas que comprenden fitogeográficamente a la planicie pedemontana tucumano-salto-jujeña y en el sistema exorreico del río Dulce en Santiago del Estero. No es necesario desarrollar en su totalidad esta unidad económica, la producción azucarera, por lo tanto, se tendrá en cuenta tres tipos de relaciones posibles: el medio natural, la mano de obra y las élites provinciales como portadores de diferentes capitales: económicos-simbólicos y políticos. Estos tres elementos son los necesarios para esquematizar ésta unidad de análisis. De estos tres elementos es necesario mencionar a la mano de obra. Con la expansión de la superficie del cultivo principalmente en Tucumán que actuará como centro de producción, secundada por Jujuy y Salta, y finalmente Santiago del Estero un caso de auge efímero. En este particular, Campi, alude a tres tipos posibles de esta actividad que requería de una captación de mano de obra continua mayormente para el tiempo de la zafra, ésta provino de diferentes lugares: Santiago del Estero y Catamarca, áreas satélites donde se producía y reproducían la fuerza de trabajo captada por el centro agroindustrial tucumano. El Valle Calchaquí, la llanura chaqueña, Puna y el sur boliviano suministraba la fuerza laboral hacia la actividad que se desarrollaba en Jujuy y Salta, estas zonas satélites cumplían el rol de economías complementarias de sistemas productivos diversos. En lo demográfico hubo una modificación en diferentes áreas ecológicas, por ejemplo, Puna posee una tasa en continuo decline, una tasa media en Quebrada de Humahuaca en contraposición a los valles subtropicales donde se aglutinaban conformando los núcleos poblacionales, por ende dentro de la unidad productiva ocurrían diversidad de relaciones en torno a lo cultural, lo étnico entre poblaciones o grupos. Sin embargo, en la relación peón/patrón, se establecieron otros tipos de relaciones rayanas al interés, en lo legal la coerción era el instrumento para mantener el flujo de la fuerza laboral, sin un mercado de trabajo regulador del mismo. Aclaremos que relaciones salariales diversas ocurrían, es un tipo la relación oscura, por el hecho de una proletarización desigual (por ejemplo zafreros/trabajo capacitado en las refinerías de perfil netamente asalariado). Pero que este sistema de relaciones tenía un tinte de claridad sobre un aspecto normativo –las leyes de conchabados es un claro ejemplo de ello- no exento de la coerción que suscita un sistema instituido o segmentado para el caso salto-jujeño vigente hasta 1940. En cambio, en el espacio tucumano, la derogación de los mecanismos instrumentales para la obtención de la mano de obra irá conformando un mercado de trabajo unificado en Tucumán y Santiago del Estero. Lo mencionado tiene peso relativo para hacer diferencia entre un sector central, el caso tucumano y un sector salto-jujeño, sobre un disciplinamiento en las condiciones imperantes productivas a un nivel de la fuerza de trabajo. Un elemento intermediario que es eje articulador del tipo de relación sobre esta actividad, es la tierra. Elemento vincular entre la fuerza trabajo y un grupo comerciante que funda sus intereses sobre la agroindustria que junto a otras producciones, a nivel regional, implican la inserción respecto a un tipo de modelo económico, el agroexportador. Insertarse por la demanda de productos de consumo masivos: vinos, aguardientes, azúcar, tabaco, yerba mate, etc. entraña una reorientación y modificación sobre los flujos de demanda y consumo que requieren la manutención de poblaciones del sector litoral atlántico, Campi hace referencia “(…) que el auge azucarero coincidió con el ocaso de ‘espacio económico peruano” (pág. 95). En 1890 había en la región del norte argentino 35 ingenios en Tucumán, tres en Jujuy, uno en Salta y siete en Santiago del Estero en proceso de modernización, este consistía en alambiques para la destilación y la instalación de trapiches de hierro accionados a vapor y fuerza hidráulica, y

posteriormente, sistemas de centrífugas con la finalidad de una mayor productividad y el aumento de las áreas a cultivar. En Tucumán, por aquellos tiempos, la estructura en la tenencia de la tierra es diversa y heterogénea, primando el minifundio que el latifundio, explotados por sus propietarios y arrendatarios. La pequeña propiedad y la emergencia de una clase social media, ya entrado en el siglo XX. Pero la expansión de la productividad no ha suprimido a las pequeñas unidades productivas, soporte de las familias y grupos de campesinos mantenedoras, hasta el día de hoy, de una diversidad y complementariedad en alimentos fruto de la tierra. En Salta y Jujuy, este tipo de estructura prima el latifundio, resultado de un proceso histórico en lo colonial y de alianzas matrimoniales, que han obtenido excedentes para ser utilizados como capital e invertirlos en la actividad agroindustrial, génesis que interviene lo obtenido por arriendos y servicios personales tanto de criollos como de indígenas, o sea, sus fuentes de riquezas provenía sobre el control de la tierra, el agua y las poblaciones asentadas para la mano de obra. El último elemento analítico, son los grupos de élites en el noroeste argentino. Servirá como base el planteo de María S. Fleitas en torno al pensamiento político en el primer cuarto del siglo XX. El Discurso, como instrumento analítico, clarifica las posiciones de los grupos en torno a conflictos e intereses particulares, circunscripto entre el debate de Proteccionismo o Librecambio. Dos características dependientes son para la autora esenciales: uno es la “cristalización del pensamiento reformista liberal en el campo político, es la ley de sufragio universal masculino, secreto obligatorio de 1912”, pero que compatibilizaba una modernización económica, el ascenso social y la ampliación del conceso político, en un marco regulatorio que lo haga visible, la finalidad, preservar el “orden” y el “progreso”; el otro aspecto son las limitaciones del modelo de crecimiento agroexportador sobre las producciones regionales, en éste caso la agroindustria azucarera, por las leyes que naturalmente recrea el mercado en los ciclos de alza y baja en demanda (precios). Mencionemos que un factor, la expansión del ferrocarril, no era esencialmente económico entrañaba un instrumento político disyuntor hacia una reorientación económica en dirección al Atlántico a los centros litoraleños, llegando a ser producciones dependientes de la expansión económica pampeana y ocasionando transformaciones a grandes escalas en el noroeste argentino, en una situación subordinada de la expansión del modelo. Esta presencia tiene su tinte en el discurso azucarero al defender el desarrollo productivo en torno al Proteccionismo. En “Democracia, cuestión azucarera y desarrollo” (centrado en la década de 1920), en un contexto de apertura democrática y de mecanismos de legitimaciones diferentes, los grupos de élites tuvieron presencia en las instituciones estatales de diferente peso, pero que subyacían choques de ideas, sentimientos políticos y pugnas por intereses económicos, escindiendo aun más las economías regionales que giran en torno a oposiciones específicas entre el Litoral e Interior, mostraban las contradicciones que el modelo económico le “permitía integrarse marginalmente al modelo agroexportador, pero el estancamiento de la agricultura extensiva, al igual que otras producciones agrarias” en detrimento de la cuestión social de las poblaciones rurales y los costos de producción, no tenían relación de ser en base a los principios de la Constitución de 1853. El debate queda subsumido respecto a un federalismo económico, promulgaba un proteccionismo por parte del Estado que beneficiaría a las economías regionales con base nacionalistas. 3) Explicite los alcances que Grimson le otorga al concepto de frontera al plantearla como: frontera-objeto, frontera-metáfora, y tome alguno de los autores de la bibliografía a elección para reflexionar sobre sus aportes a los nuevos estudios de frontera diferenciándolos de los enfoques tradicionales.

Junto a la compilación de Alejandro Grimson “Fronteras, naciones e identidades” (2000), será tenido en cuenta al caso que Ana Teruel que reflexiona en “Misiones, economía y sociedad. La frontera chaqueña del Noroeste Argentino en el siglo XX” (2005). Partiendo sobre el planteo del primer autor que centra su énfasis en la noción de frontera y que los análisis posibilitan referirse a los límites, los bordes y las zonas de contacto. Por lo tanto, uno de los aspectos que entraña su operatividad es que funciona desde una duplicidad de sentido en tanto concepto objeto/metáfora. Uno de los etnólogos que trabajó en lo concerniente al sentido metafórico fue Arnold Van Gennep (1873-1957). En su obra “Los ritos de pasos” (1909) aclara que todo individuo pasa por varios estatutos en el transcurso de su vida y las transiciones están fuertemente marcadas por ritos elaborados de distintas formas según las sociedades, por ejemplo el nacimiento, el matrimonio o la muerte. Todo tipo de rito entraña una estructura ternaria: ritos de separación (pre liminares), ritos de margen (liminal) y finalmente ritos de agregación (post liminares), en la estructura ocurre “una fase de separación en la que el individuo sale de su estado anterior, una fase de latencia, donde el individuo está entre dos estatutos, y una fase de agregación, en la que la persona adquiere un nuevo estado” (Izard y Bonte. 1996, pág. 642). Su eje central explicativo es el límite entre estos tres estados. “Los Nuer” (1940) del antropólogo Evans-Pritchard analiza la organización social y política de esta sociedad en torno a los sistemas de linajes segmentarios. El caso particular, es la relación de oposición entre Dinka-Nuer, que para el autor, se lo puede concebir según una distancia física (río) y una distancia estructural (posición y distancia entre grupos de personas en un sistema social), en cual las fricciones y los posibles conflictos de contacto giran en torno al territorio y al ganado. La distancia confiere el carácter de relación con otros grupos y su consecuente identificación. E. Leach y F. Barth (Escuela Situacionista) problematizaron sobre este carácter relacional de la identificación en base a la organización social. Para el segundo, las fronteras son situacionales “(…) implican procesos sociales de exclusión e incorporación por los cuales son conservadas categorías discretas a pasar de los cambios de participación y afiliación en el curso de las historias individuales…” (pág. 19). Por lo tanto, las situaciones implica considerar los roces y los conflictos, las fricciones interétnicas. Lo último mencionado nos ancla en lo central del concepto, su uso considerado como objeto. Grimson reflexiona sobre el tipo de duplicidad entre la distinción inglesa de frontier-border. La primera alude a una frontera en expansión (asimetría estructural entre una sociedad nacional y un Estado, y una sociedad aborigen); la segunda a una frontera política (simetría mínima formal entre Estado-Poblaciones), pero nos aclara que tales distinciones muchas veces no implican claridad. En el mismo sentido, García Canclini, alude a que “no todas las fronteras son reductibles a un mismo tipo de metáfora” (pág. 22). Lo aludido recae sobre la frontera en expansión y la importancia sobre los estudios de las poblaciones fronterizas, ya que en la relación entre nación (o el sentimiento de ella), Estado y Cultura la vuelve problemática y, a su vez, le porta un sentido de complejidad. Un elemento de relevancia es el Territorio como variable condicionante de la existencia de un Estado-Nación y las fronteras “(…) el resultado de disputas por la delimitación de un territorio.” (pág. 31). Esto es más claro en la expansión del Estado sobre la frontera chaqueña en el siglo XIX y XX, caso que nos presenta Ana Teruel. En este espacio de contacto, las fronteras internas, eran sumamente un aspecto problemático ya que hay tres cuestiones sociales imperando un proyecto nacional: la integridad territorial, una identidad nacional y la organización de un régimen político. La homogeneización del proyecto

nacional en esa construcción de una identidad –un nosotros- chocaba a secas con la diversidad étnica y ecológica que es el Chaco Austral, pero representados a través de la imagen del “desierto” y de un “otro” –mano de obra-. Se pregunta la autora “¿qué mecanismos y acciones, se pusieron en práctica las tierras de fronteras a fin de lograr la homogeneidad?” Los intereses sobre la tierra y la obtención de la fuerza de trabajo subyacen a la conquista, junto al boom salitrero en el norte de Chile (1880-1930). Los mecanismo fueron el establecimiento de misiones religiosas (de diferentes Órdenes), Haciendas y Estancias, la instalación de fuertes militares y el rol del Ejército como elemento de coerción sobre los grupos étnicos y de la hegemonía de sectores provinciales –evidenciado por el recorrido de sujetos y familias. Lo que posibilita la operatividad de esta dualidad conceptual son: el carácter histórico del proceso de construcción territorial de los estados; dar cuenta de los acuerdos entre estados que no contemplan los intereses de esa sociedad civil en construcción, las poblaciones locales; pero también sobre la experiencia cotidiana de los sujetos sociales sobre el Estado y sus dispositivos de actuación, centrando la atención el punto de vista del nativo como sujeto pensante que reinterpreta su posición y circunstancia, pero nos porta de un posicionamiento sobre un sentido común o el discurso nativo alrededor de la “hermandad inmemorial”.