HERMANOS

de 1930, durante la Gran Depresión en el pueblo de Fairport, Nueva York. Su padre llevó a su joven familia allí para trabajar en una fábrica de latas de.
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ESPIRITUALIDAD DE

HERMANOS

Cortesía de la familia Erbland

Por Gabriela Romeri

Hermana Maryknoll y su hermano, un sacerdote Maryknoll, celebran una vida de servicio misionero

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ay lecciones que las escuelas no pueden enseñar ni el dinero comprar. La Hermana Maryknoll Elizabeth Erbland y su hermano, el Padre Maryknoll Philip Erbland, son testimonios vivos del poder de las lecciones aprendidas en un origen humilde. Los Erblands fueron una familia de clase obrera con 11 niños— sólo nueve sobrevivieron la niñez; su historia es un cuento americano de sacrificio y sobrevivencia.

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Aunque nacieron en una familia pobre, los sólidos valores que recibieron de sus padres llevó a que los hermanos Elizabeth y Philip Erbland (página anterior y arriba) crezcan en la fe y sigan una vocación religiosa de por vida como misioneros Maryknoll.

Ambos hermanos de sangre y misioneros Maryknoll nacieron en la década de 1930, durante la Gran Depresión en el pueblo de Fairport, Nueva York. Su padre llevó a su joven familia allí para trabajar en una fábrica de latas de American Can Company. Como muchas familias que pasaban apuros en esa época, ellos recibieron ayuda del gobierno y fueron una vez por semana a la comisaría local para recibir alimentos. Elizabeth, nacida dos años después de Philip, recuerda que tenía 10 años cuando empezó a ayudar a cortar verduras en una granja local. A los 14 años, ella y todos sus hermanos ya tenían empleos estables en granjas o en la tienda de abarrote, a donde iban directamente después de la escuela. Más que los años difíciles, lo que estos hermanos recuerdan es el ejemplo de caridad e integridad de sus padres. Una vez, Philip encontró en la calle una billetera con dinero. Su padre llamó al número que encontró dentro y, junto con Philip, fue a devolver la billetera con el dinero.

Su mamá siempre daba hasta de lo poco que tenía; a menudo regalaba las flores de su jardín. “Vivíamos cerca a las vías del tren”, recuerda Elizabeth, “y de vez en cuando un vagabundo nos tocaba la puerta. En vez de ahuyentarlo, mi mama solía parar lo que estaba haciendo para darle desayuno”. “Eran un ejemplo vivo de lo que significa ser cristiano”, dice Elizabeth de sus padres. “Ninguno terminó la escuela secundaria, pero ambos fueron brillantes”. Cada domingo la familia iba junta a la misa de las siete de la mañana. Su madre se dedicó a que tengan una buena educación. Cada niño aprendió a tocar un instrumento y los nueve lograron respetables carreras. Hoy en día sólo sobreviven tres hermanos Erbland: Elizabeth, Philip y su hermano mayor Thomas, quien cumplió 90 años este marzo. “Los jóvenes de hoy tienen tantas opciones”, dice el Padre Erbland, “pero cuando yo empecé, no había Peace Corps, sólo la Iglesia”. Él se recibió de ingeniero, trabajaba y era activo en su www.revistamaryknoll.org

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Gabriela Romeri/Nueva York

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Sean Sprague/Perú

Diane Mastrogiulio/Nueva York

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3 1. A sus 80 años de edad, los hermanos Erbland continúan sirviendo en misión como Hermana y sacerdote Maryknoll 2. La Hermana Erbland con voluntarios de la despensa de alimentos de Trinity Episcopal Church en Ossining, Nueva York. 3. El Padre Erbland ofreciendo el sacramento de la reconciliación durante su misión en Lima, Perú.

iglesia, cuando su párroco le sugirió que considere el sacerdocio. Philip supo de Maryknoll cuando un misionero Maryknoll dio una animada charla en su iglesia; luego, mientras discernía su vocación, un amigo le dio una copia de la revista maryknoll. Philip entró a Maryknoll en 1961 y fue ordenado sacerdote en 1966. Ese mismo año fue enviado a Perú, donde sirvió por 40 años. En el altiplano, a 50

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12,500 pies de altura sobre el nivel del mar, trabajó principalmente con gente aymara en la Prelatura de Juli. Era un área enorme de 40 a 50 pueblos, comunidades de campesinos pobres que vivían en casas de adobe y pisos de tierra en casas dispersas por la difícil región semi árida. El joven Padre Erbland se puso a trabajar con promotores de salud y en Radio Onda Azul, una radio de Mary-

knoll donde daba clases de alfabetiza- la escuela sigue funcionando. ción. Como el pueblo no tenia qué leer, Ella ha servido en misión en la froncomenzó El Amanecer, una publicación tera con México, enseñando educación de una sola página mimeografiada con especial en una escuela secundaria púeventos del mundo actual y temas edu- blica en McAllen, Texas. En los veranos cativos. También mostró películas edu- trabajó para la organización sin fines de cativas en el altiplano, en un proyector lucro arise, empoderando a mujeres de películas de 16 milímetros que en comunidades vulnerables a lo largo consiguió. de la frontera; y ensenándo inglés en la Después trabajó en colonia Las Milpas. Ella “No sólo es un las ciudades de Arequitambién enseñó inglés pa, Tacna y luego en la hermano maravilloso, a refugiados europeos a también es un capital Lima, donde través de un programa hombre muy bueno”. de Caridades Católicas ofrecía misas y consejería en una cárcel de alta en Carolina del Norte. seguridad para mujeres, y visitaba los “Uno puede ser un misionero donde albergues para 300 niños de la calle u sea”, dice la Hermana Erbland. Hoy, hogares quebrados. ella sirve en una despensa de alimentos En enero del 2015, el Padre Erbland ofreciendo víveres y esperanza a famisufrió un segundo derrame cerebral que lias vulnerables de Ossining y Briarafectó su vista y causó neuropatía en los cliff Manor, Nueva York. Desde 1988, pies, por lo que ahora es insoportable esta despensa interreligiosa en Trinity para él estar parado. No obstante, él en- Episcopal Church en Ossining provee contró la manera de continuar sirvien- cada año más de $300,000 dólares en do, sentado, escuchando confesiones en alimentos a los necesitados, que no sólo español en la parroquia Asunción en incluye productos en latas sino también Peekskill, y visitando a la comunidad de verduras y frutas frescas de la granja misioneros envejecientes de Maryknoll. Pachamama de Maryknoll. “No sólo es un hermano maravilloso, En Trinity, la gente puede escoger también es un hombre muy bueno”, dice y elegir los alimentos que desean para la Hermana Erbland de su hermano. sus familias, explica la Hermana ErLa propia vocación de la Hermana bland. Ayudar a que los padres puedan Erbland surgió de su interés en la edu- alimentar a sus familias, preservando cación especial, que enseñó durante seis su dignidad, es algo muy cercano a su años antes de entrar a Maryknoll en corazón. Ella nunca olvidó las lecciones 1963. Durante la Guerra de Vietnam, que aprendió creciendo pobre y delgada fue asignada a Filipinas, donde enseñó pero amada. en la escuela secundaria de Maryknoll Ahora en sus 80 años de edad, esen Panabo. Ella recuerda que por un tos hermanos y misioneros no tienen año tomó un trabajo como maestra en ninguna intención de parar. El Padre la base militar estadounidense Clark Erbland, quien celebrará 50 años como Air Force Base para recibir un sueldo y misionero Maryknoll en junio, dice: usar esos fondos para mantener abierta “Me gustaría animar a todos que siemla escuela Maryknoll durante tiempos pre piensen en algo más grande que uno críticos y pagarle a los otros maestros; mismo. De eso se trata el amor”.

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