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HASHEELOOSH HAKADOSH: LA SANTA TRINIDAD por Shema. Usado con permiso. Es algo crucial conocer quién es realmente Dios. Si en realidad tenemos ...
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HASHEELOOSH HAKADOSH: LA SANTA TRINIDAD por Shema Usado con permiso

Es algo crucial conocer quién es realmente Dios. Si en realidad tenemos poder espiritual, si experimentamos la bendición de Dios y si en verdad tenemos la vida eterna, deberíamos pensar de Dios como realmente es y no como nosotros pensamos que él es. La idolatría no consiste solamente en inclinarnos ante las estatuas. La esencia de la idolatría consiste en tener pensamientos sobre Dios que no son reales y que él no merece. El conocimiento de la Hasheeloosh Hakadosh (La santa trinidad) no proviene de la naturaleza humana sino que es una revelación divina. El razonamiento nos puede llevar a creer en la unicidad de Dios, pero es su prerrogativa divina el revelarnos su triunidad, su característica única de ser tres en uno. Se requiere una revelación especial, una manifestación del mismo Dios en su Palabra para revelar que su naturaleza es una pluralidad-en-individualidad, trinidad-en-unidad, tres-en-una-unicidad. Ya que Dios ha revelado su naturaleza única tri-una, es esencial que pensemos de Dios tal cual es o atenernos a las más espantosas consecuencias. Hay muchas personas que rechazan todo lo que no pueden entender o explicar. Echan a un lado cualquier cosa que no tenga sentido para ellos, o que no le parece razonable. Aplicando este principio a un Dios excelso (para quien nada es imposible), concluyen que es imposible que él pueda ser tres y seguir siendo uno. Niegan la trinidad en base a que no tiene sentido para ellos. Estas personas olvidan que toda su vida está rodeada de misterios que ellos no entienden. Fallan en considerar que cualquier explicación real y mas aun que cualquier fenómeno en la naturaleza yace escondido en oscuridad, más allá de su comprensión. A pesar de los grandes adelantos de la ciencia en los últimos 500 años aún no tenemos la respuesta a la mayoría de las interrogantes que el todopoderoso le hizo a Job: ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar? ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, o desatarás las ligaduras de Orión? ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos, o guiarás a la Osa Mayor con sus hijos? ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra? ¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? ¿Vuela el gavilán por tu sabiduría, y extiende hacia el sur sus alas? ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, y pone en alto su nido? (Citas Job 38 y 39) ¿Entiende usted el por qué su nariz se deleita en el olor de una rosa pero repudia el apestoso olor de la basura? ¿Puede usted entender cómo sus ojos pueden ver? ¿Puede usted entender por qué los electrones que dan vuelta alrededor del núcleo de un átomo no salen disparados volando hacia el espacio exterior? ¿Puede usted entender el conglomerado de las partículas subatómicas como los protones, neutrones, electrones, leptones, bariones, gluones, muones, taus, neutrinos, mesones y los quarks que son los fundamentos básicos de la materia y la energía? No podemos entender completamente el funcionamiento de una simple célula en nuestro cuerpo, o cómo crece una semilla. No podemos entender cómo un bebé toma su primer respiro. La mayoría de nosotros no sabemos por qué el arco iris se forma de la manera en que lo vemos, o cómo se forma una hermosa puesta de sol, o cómo una computadora hace computación, o cómo una máquina de enviar mensajes envía mensajes.

Este universo, a pesar de todos nuestros adelantos, constituye todavía un misterio inescrutable. Ya que no podemos entender la caída de una hoja de un árbol, la incubación de un huevo de petirrojo en nuestro patio, el misterio de un gusano de seda y su erupción en una espectacular mariposa, cómo la araña teje su compleja vivienda, cómo el salmón vuelve exactamente a su lugar río arriba donde nació tres años antes, ¿cómo podremos entonces sondear el más grande misterio, el eternal, todo poderoso, omnisciente tres-en-uno? Ningún ser finito es capaz de entender un Dios infinito. El hecho de que la trinidad no puede ser satisfactoriamente explicada es actualmente un poderoso argumento en su favor, porque el no-creado es no-conocido por alguna cosa creada. Un hombre sabio hizo la siguiente observación: “Saber que Dios es incomprensible y más insondable que todo nuestro entendimiento produce en nosotros pensamientos mucho más sublimes en cuanto a él que si fuésemos capaces de percibirlo mediante nuestro crudo entendimiento. Dios no puede ser completamente entendido por hombre alguno, excepto que su parte no conocida pudiese ser conocida y lo invisible fuese visto y lo inaccesible fuese alcanzado y lo incomprensible fuese entendido. Si pudiésemos entender a Dios, entonces se le restaría su divinidad”. De hecho, la divina revelación de Dios, la Biblia, afirma la total inhabilidad de la mente humana para llegar a entender el misterio de la santa trinidad. Él habita en luz inaccesible a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. (1Ti.6:16) El Señor nunca puede ser comprendido tal y cómo él es en sí mismo. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender, admitió el sabio rey David (Salmo 139:6). Nuestros mejores esfuerzos para encuadrar en nuestra mente el misterio de la trinidad serán siempre vanos. Solamente por la fe, confiando y creyendo en la revelación especial de él, la Biblia, podremos acaso llegar a conocerlo un poco más. La trinidad fue vislumbrada primeramente en el Tenach (las Escrituras Hebreas): En el primer versículo de la Biblia Judía, Dios es revelado como una unidad con una pluralidad. Nombre Plural: "Elohim" es la tercer palabra de las Escrituras Hebreas: En el principio "Elohim" "Dios" (Génesis 1:1). Elohim proviene de una raíz que significa "fortaleza, encumbrado o poder". "Elohim" es la palabra más común para "Dios" y es usada sobre 2300 veces en las Escrituras. "Elohim" es un plural y puede ser literalmente traducido como "dioses". Éxodo 12:12 se refiere a "todos los elohim (dioses) de Egipto." "Eloah" es la forma singular de "Elohim", pero es usado con menos frecuencia -solamente 250 veces. Este nombre plural que es aplicado a un Dios Uno es una vislumbre de la naturaleza plural/singular de Dios la cual es más abundantemente revelada en el resto de las Escrituras. Verbos plurales: Normalmente el nombre plural "Elohim" es seguido por un verbo singular. Pero hay una gran cantidad de fascinantes ejemplos cuando "Elohim” es acompañado por un verbo plural. Génesis 20:13 literalmente dice en Hebreo que Elohim (Dios) ellos me hicieron vagar de la casa de mi padre... Y en Génesis 35:7 Elohim (Dios) ellos se le aparecieron a él. 2 de Samuel 7:23 dice: ¿Qué nación en la tierra es como tu pueblo Israel, quienes fueron ellos Elohim a redimirlos para él mismo? Salmo 58:11 declara que ciertamente hay un Dios ellos juzgan la tierra. Pronombres plurales: Hay ocasiones cuando los pronombres plurales son usados para describir al Dios Uno. El Señor Dios, hablando en Génesis 1:26 dice: Hagamos al hombre a nuestra imagen de acuerdo a nuestra semejanza. (Vea también Génesis 3:22, 11:7 e Isaías 6:8 para otros ejemplos de los pronombres plurales referentes a Dios).

Nombres plurales: Hay muchos casos intrigantes donde los nombres plurales se refieren al Dios Uno: El Señor... él es un Dios santo (literalmente Dioses santos) (Josué 24:19). Acuérdate de tu creador (literalmente creadores) en los días de tu juventud (Ec. 12:1). Regocíjese Israel en su hacedor (literalmente hacedores) (Salmo 149:2). Porque tu hacedor (literalmente hacedores) es tu esposo (literalmente esposos) (Isaías 54:5). Descripciones plurales: En el Tenach hay descripciones en plural misteriosas sobre el Dios Tres - en Uno. El rey David escribe: El Señor (Adonai) dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. (Salmo 110:1) Analice esto: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. El apóstol de los judíos mesiánicos aplica este pasaje al Mesías, declarando que Yeshúa es Dios, y que su Padre es Dios (vea Hebreos 1:8-9). En Génesis 1:1-3 Dios (Elohim el cual es un plural), el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios (y dijo Dios...), están involucrados en la creación del universo. En Isaías 48 habla uno que se llama a sí mismo el primero y el último, y el mismo uno que fundó la tierra. Él prosigue diciendo, "Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió el Señor Dios, y su Espíritu." (Isaías 48:12-16. ¡El Creador, quien es el que está hablando asevera ser enviado por el Señor Dios y Su Espíritu!) En la Biblia Judía, Dios es mostrado como sentado en su trono en el cielo, y a la misma vez está presente en todos los lugares del universo (¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?) (Salmo 139:7), ¡y la misma vez el Espíritu de Dios moraba en los profetas; y a la misma vez la Shechinah (la presencia de Dios, la gloria de Dios, el Espíritu de Dios) era manifestada en el templo de Jerusalén (1 Reyes 8:27)! De tiempo en tiempo, Dios se manifestaba como el enigmático "ángel del Señor"; un misterioso ser mensajero (ángel quiere decir mensajero) quien apareció a través de toda la historia de su pueblo. En su aparición, este misterioso ángel fue tratado como el mismo Dios. Asumía prerrogativas divinas, tenía autoridad divina y recibió adoración divina. Cuando Manoa, el padre de Sansón, finalmente se dio cuenta de que él estaba tratando con el ángel del Señor, le dijo a su esposa, "seguramente moriremos por cuanto hemos visto a Dios." (Jueces 13:21 al 22) En ese mismo capítulo, Dios es mencionado como el ángel del Señor (quien es llamado Dios) y el Espíritu de Dios es mencionado (Vea Génesis 16:7, 9, 11; Éxodo 3:2-6, Jueces 2:1-4 y 6:11-22 para otras apariciones del ángel del Señor.) ¿Qué acerca del Shema? Algunos han objetado que el Shema (Oye, O Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es (Dt. 6:4)), revela que Dios solamente es una unidad. Pero hay dos palabras hebreas para "uno" - "echad" y "yachid". "Echad", la cual es usada para describir la unicidad de Dios en el Shema, connota una unicidad compuesta, como la unidad de un esposo y una esposa, de los cuales se dice que son "una" carne (Génesis 2:24). "Yachid", la cual no es usada en el Shema, connota una absoluta unicidad, como la de un único hijo (Génesis 22:2). El Shema nos enseña la unidad de Dios, basada en una unicidad que da lugar a una Unicidad Compuesta-tres-en-uno. HaSheeloosh HaKadosh fue claramente revelada por Yeshúa el Mesías: La naturaleza singular/plural de Dios fue vislumbrada, pero no comprendida completamente por los santos profetas judíos y los

sacerdotes en el Tenach. Fue necesaria la revelación del Hijo de Dios para revelar clara y completamente al Dios tres-en-una Unicidad. En muchas maneras Yeshúa el Mesías proclamó su igualdad con Dios: Yeshúa el Mesías no vaciló en utilizar el plural cuando habló de sí mismo con el Padre. Vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:23) Yo y mi Padre somos uno. (Juan 10:30) Él estableció que la persona que lo había visto a Él había visto a Dios. (Jn 14:8,9) Él nos dijo que seríamos sumergidos en el nombre (singular) del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mt. 28:19) Cuando Yeshúa le dijo a un grupo de líderes judíos, "Antes que Abraham fuese yo soy", (Juan 8:58), él proclamó ser el eterno "Yo soy", el Dios que se le apareció a Moisés en la zarza ardiente (Vea ex. 3:1-4). Él proclamó ser omnipresente, lo que solamente es aplicable a Dios. Él estableció que donde haya dos o tres reunidos en su nombre él está en medio de ellos. (Mt. 18:20). Él prometió estar con cada uno de sus seguidores hasta el fin de los tiempos. Él proclamó el atributo de omnipotencia cuando dijo que toda autoridad le había sido dada en el cielo y que él tiene poder sobre todas la cosas. (Mt. 28:18) Aun cuando el honor y la adoración es algo que solamente Dios puede recibir, Yeshúa nos instruyó que él era igualmente adorado con el Padre. Todo el que honra al Hijo honra al Padre.... (Juan 5:23). Se proclamó ser el objeto de nuestra fe y que si creemos en él viviremos para siempre, pero si no, perderíamos la vida eternal. (Juan 3:16, 8:24) Yeshúa proclamó realizar obras excelsas que sólo Dios puede ejecutar: Él proclamó ser la fuente de vida (Juan 14:6) y que él da vida eterna a todos los que la deseen (Juan 5:2), cuando solamente Dios es la fuente y el dador de la vida. Aun cuando toda oración debe ser dirigida solamente a Dios, Yeshúa proclamó que él oye y contesta las oraciones de todo su pueblo en todos los tiempos y en todos los lugares. Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre... (Juan 14:13-14). Proclamó que enviaría al Espíritu Santo (Juan 15:26), algo que solamente Dios puede hacer. Proclamó que vive en todos los creyentes (Juan 14:23), algo que solamente Dios puede hacer. Proclamó que sería él quien levantaría los muertos en el día final (Juan 10:37-38), 11:25), algo que solamente Dios puede hacer. Proclamó que en el día del juicio todos los seres humanos comparecerían delante de él para ser juzgados (Juan 5:22-27). Proclamó tener autoridad para perdonar pecados, algo que solamente Dios puede hacer (Lucas 5:17-26). Yeshúa el Mesías proclamó estas cosas acerca de sí mismo. Haciendo esto, fue el primero quien claramente reveló estas verdades sobre la unidad única de su naturaleza y relación entre él y su Padre. Entonces dio prueba de sus reclamos haciendo maravillas y señales y actos grandiosos de poder que demostraron que él fue enviado supernaturalmente e investido por Dios. Yeshúa demostró su poder sanando, levantando los muertos y sobre los elementos de la naturaleza. Él manifestó su poder sobre Satanás y todas las huestes del infierno. Él probó que él tenía autoridad sobre su propia vida, autoridad para ponerla y autoridad para volverla a quitar. Siendo que Dios nunca permitiría que un engañador o mentiroso fuera levantado de la muerte, la resurrección de Yeshúa de la muerte fue la final demostración que todo lo que él dijo, hizo y proclamó fue hecho con la bendición y aprobación de Dios y que lo que el Mesías Yeshúa dijo fue la absoluta verdad. Es por esta razón que un rabí dirigente como Nicodemo pudo decirle a él: Maestro, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si Dios no está con él (Juan 3:2). Aunque, dicho sea de paso, la mayoría de los líderes judíos no eran como Nicodemo. Muchos estaban furiosos con Yeshúa porque ellos entendían que él era un hombre que proclamaba igualdad con Dios. (Juan 10:33). Lo que llevó a Yeshúa a ser crucificado no fue que él proclamaba ser el Mesías, sino que se hacía igual a Dios, ser Dios en carne, esto fue lo que encolerizó a los líderes religiosos de su tiempo. Ellos rechazaron su proclamación de unicidad con Dios, lo que provocó las consecuencias más funestas en sus vidas y en la vida de la nación de Israel en general y que han repercutido hasta el día de hoy.

Teniendo en cuenta que la trinidad fue vislumbrada en el Tenach y esclarecida por Yeshúa el Mesías, vemos que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están en un perfecto acuerdo y que el Nuevo Testamento es el heredero de la verdad espiritual del Antiguo Testamento. No solamente la Tri-Unidad de Dios fue insinuada en el Tenach (las Escrituras Hebreas) y esclarecida por Yeshúa el Mesías, sino que sus apóstoles enseñaron que Yeshúa es Dios en forma humana y por consiguiente la trinidad es una realidad: Aun cuando estos hombres judíos fueron entrenados en el Shema (Dt. 6:4 - Oye, O Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es) y en el primer y segundo mandamiento, ellos establecieron absolutamente que Yeshúa es la fuente de toda vida (algo que solamente es real en Dios - vea Juan 1:4, 5:21, 14:6). Ellos proclaman que él creó todas las cosas (Vea Juan 1:3). Enseñaron que de él procedieron todas las cosas; que todas las cosas fueron creadas por él y para él; que él sostiene todas las cosas y que todas las cosas subsisten por él. (Col. 1:16-17, Hebreos 1:3). Ellos proclamaron que en un futuro Yeshúa disolvería primero y luego reconstruiría el universo (algo que solamente Dios puede hacer) (vea He. 1:10-12, Fil. 3:21, Apoc. 21:5). Proclamaron que es igual que Dios, Yeshúa el Mesías es inmutable - él nunca cambia - él es el mismo ayer, hoy y por los siglos (vea He. 13:8). Ellos enseñaron que Yeshúa tiene la misma forma de Dios, lo que significa que cuenta con los atributos esenciales de Dios. Posee en sí mismo y despliega la misma esencia de la naturaleza divina; Yeshúa es igual a Dios y posee una igualdad completa con Dios (Fil 2:6-8). Enseñaron que Yeshúa el Mesías irradia la gloria de Dios y que exactamente representa la naturaleza de Dios (Hebreos 1:3). Ellos proclaman que el Señor Dios se agradó que su plenitud habitara en Yeshúa (Col. 1:19) y que toda la plenitud de Dios habita en forma corporal en Yeshúa (Col. 2:9). Estos apóstoles judíos enseñaron la naturaleza Tri-Unitaria de Dios por la adoración que Yeshúa el Mesías recibe: Está muy claro en las Sagradas Escrituras que el único que puede ser adorado es Dios. Ningún hombre, mujer, santo, ángel o algún ser creado jamás ha sido adorado. Pero estos emisarios judíos testifican que ya que él es igual a Dios, Yeshúa el Mesías tiene que ser adorado tanto por ángeles como por hombres: Adórenle todos los ángeles de Dios (He. 1:6). Aquellos que estaban con él en la barca le adoraron diciendo, ¡Tú eres ciertamente el Hijo de Dios! (Mateo 14:33). Estos apóstoles declaran que por la eternidad Yeshúa el Mesías será adorado por todos los seres creados: (Fil 2:10-11), (Apoc. 5:13). "para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." (Fil. 2:10-11) La Tri-unidad de Dios es vista por los nombres que los apóstoles judíos le asignan: Lo llamaron el salvador (un nombre que sólo se aplica a Dios - ver Is. 45:21, Hechos 4:12, 2 Pedro 2:20). Se refieren a él como el redentor (lo que propiamente aplica al Dios de Israel - ver Isa. 41:14, Col. 1:14, Tito 2:13, 14). Igual que el Dios de Israel, Yeshúa es llamado el primero y el último (ver Isaías 44:6, Apoc. 1:17). Igual que el Dios de Israel, Yeshúa es el santo de Israel (ver Isaías 43:14, Hechos 3:14). Reconocieron que Yeshúa es el único Hijo de Dios, quien tiene la misma naturaleza del Padre (ver Salmo 2:7-12, Mateo 16:16, 26:61-64). Estos emisarios judíos llamaron a Yeshúa "Señor" en el Brit Chadasha (Nuevo Testamento) con la misma frecuencia y regularidad que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob es llamado "Señor" en el Tenach (Escrituras Hebreas). Sí Señor, tú sabes que te amo. Sí, Señor, he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Señor Yeshúa recibe mi espíritu. Cree en el Señor Yeshúa y serás salvo. Y el Señor les dijo: "Yo soy Yeshúa." La gracia de nuestro Señor Yeshúa el Mesías sea contigo. Él es el Rey de reyes y el Señor de señores, el Señor de todos, el Señor de los vivos y los muertos, el Señor que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Estos apóstoles judíos están en completo acuerdo con el profeta Jeremías quien dijo que el nombre del Mesías ("nombre" quiere decir naturaleza, esencia,

característica) es "Adonai Tzidkaynu," "el Señor nuestra justicia" (Jeremías 23:5-6). Lo más enfático de todo es que estos apóstoles judíos proclamaron que Yeshúa el Mesías era "Dios": Estos hombres Judíos enviados por el Amo del Universo proclamaron que Yeshúa era eternamente con Dios (En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios), y que él está completamente y totalmente identificado como Dios y que de hecho él es Dios (y la Palabra era Dios - Vea Juan 1:1-2). Mi Señor y mi Dios, declaró Tomás cuando vio a Yeshúa resucitado (Juan 20). El apóstol de los Judíos Mesiánicos escribe: Pero de su Hijo él (Dios) dice, Tu trono O Dios es eternamente y para siempre (He. 1:8). En otras palabras, Dios el Padre reconoció que su Hijo era realmente Dios. Los apóstoles esperaron en la gloriosa esperanza y la aparición en gloria de nuestro gran Dios y salvador, Jesús el Mesías (Tito 2:13). Estos apóstoles judíos están en perfecta armonía con el profeta Isaías, quien escribió que el Mesías sería el hijo que nos nacería a nosotros y "El Gibor," el "Dios Excelso" (Isaías 9:6-7). Un rabí moderno hizo la siguiente observación: "¿Es su maestro Dios? Porque me doy cuenta que sólo Dios puede exigir de mí lo que Yeshúa les exige. (Un Rabí Habla con Jesús, Doubleday, 1993, pp. 5354). El ataque contra la doctrina de la trinidad en el siglo cuarto por Ario y otros más estaba dirigido contra el concepto de la proclamación de la deidad de Yeshúa, y por consiguiente contra la doctrina de la trinidad. Durante la controversia ariana, muchos de los líderes de la iglesia se reunieron en Nicea y adoptaron una regla de fe concerniente a la naturaleza del Dios tres-en-Uno. Creo en un Dios, el Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra y de todas las cosas visibles e invisibles. Y creo en un Señor, Yeshúa el Mesías, el unigénito Hijo de Dios. Nacido del Padre antes de todas las edades, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios del verdadero Dios. Unigénito, no hecho, de una sustancia con el Padre. A través de quién todas las cosas fueron hechas. El Credo Niceno también declara que el Ruach HaKodesh, el Espíritu Santo, es completamente Dios e igual al Padre y al Hijo: Y creo en el Espíritu Santo, el Señor y dador de la vida, quien procede del Padre y del Hijo. Quien junto al Padre y al Hijo es adorado y glorificado. Por más de 1600 años esta declaración se ha mantenido como la prueba final de la ortodoxa y genuina fe Bíblica, ya que condensa y expresa en lenguaje teológico la enseñanza de ambos, el Tenach y el Nuevo Testamento concerniente a la divinidad de Yeshúa y la verdad de la naturaleza de la triunidad de Dios. ¿Cómo podemos armonizar la verdad de la trinidad con la declaración de Yeshúa: Mi Padre es más grande que yo (Juan 14:28)? Los antiguos teólogos entendían y escribieron en otro credo: Él es igual al Padre cuando nos referimos a su deidad; él es inferior al Padre cuando nos referimos a su humanidad. Ya que Dios nunca puede llegar a ser menos que él mismo, fue imposible para Yeshúa denegar cosa alguna de su deidad esencial. Cuando Dios tomó en sí mismo la naturaleza de hombre, Yeshúa no fue menos Dios. En la encarnación del Hijo de Dios se le añadió la naturaleza humana (siendo el hombre hecho a imagen de Dios), pero tal cosa no disminuyó su deidad esencial. Cuando Yeshúa se hizo hombre, él puso un velo a su deidad, pero no la anuló. Dios el Padre, Yeshúa el Mesías y el Espíritu Santo tienen una voluntad singular: Una creencia popular entre los cristianos es que el trabajo está dividido entre los tres, asignando una obra específica y la regeneración al Espíritu Santo. Pero Dios no se divide en él mismo tal como que el Padre trabaja y el Hijo no. El Dios triuno siempre trabaja junto. El acto más pequeño nunca es hecho por uno sin el acuerdo instantáneo de los otros dos. Todo acto de Dios es hecho por la trinidad en perfecta unidad.

Descarte la idea del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tomando acuerdos como un equipo de balompié. Por el contrario, vea a la trinidad como un perfecto compartimiento de la mente, una completa unicidad de la voluntad, una total unidad de propósito, una sabiduría infinita unificada, una comprensión mutua perfecta que toma lugar instantánea y eternalmente. El Dios triuno trabaja en perfecta unidad en todos los trabajos excelsos que son hechos a través del universo. El trabajo de la creación es atribuido al Padre (Gn. 1:1), y al Hijo (Col. 1:16), y al Espíritu Santo (Gn 1:2, Sal. 33:6). En la encarnación vemos que fue llevada a cabo por el Padre, el Hijo y el Espíritu trabajando en mutuo acuerdo, aunque solamente el Mesías fue el que se hizo carne para morar entre nosotros (Lucas 1:35). En el tevilah (bautismo), del Mesías el Hijo salió del agua, el Espíritu descendió sobre él y la voz del Padre habló desde los cielos (Mateo 3:16-17). La resurrección del Mesías generalmente es atribuida al Padre (Hechos 2:32), y al Hijo (Juan 10:17-18), y al Espíritu Santo (Romanos 1:4). Una de las más hermosas descripciones de la obra de expiación la encontramos en Hebreos 9:14, donde es establecido que Yeshúa el Mesías, a través del eterno Espíritu, se ofreció él mismo sin mancha a Dios. La salvación de cada individuo es mostrada por Simón Pedro como la obra de la santa trinidad. Pedro nos informa que somos elegidos de acuerdo al preconocimiento de Dios el Padre, por la obra santificadora del Espíritu, con el propósito de que obedezcamos a Yeshúa el Mesías (1 Pedro 1:2). Se dice de cada hijo de Dios que es morada del Dios triuno. Yeshúa el Mesías nos prometió: Yo rogaré al Padre y Él os dará otro consolador, para que él (el Espíritu) esté con vosotros para siempre. Yo vendré a vosotros... Nosotros (Yeshúa y su Padre) vendremos a vosotros y haremos morada en vosotros (Juan 14:15-23). La verdadera comunidad mesiánica no debe vacilar en enseñar la triunicidad de Dios. Sin pretender entender este misterio, a la comunidad de los santos le ha sido dado el ser testigos de esta verdad revelada y repetir lo que enseñan las Sagradas Escrituras. Tal y como la presencia de Dios estaba en la columna de fuego por la noche y en la nube por el día llenando al pueblo de Israel, declarando a todo el mundo: "Este es mi pueblo", de la misma forma la creencia en la trinidad ha perdurado desde los días de los apóstoles, iluminando a la verdadera comunidad mesiánica en su deambular a través de las edades. Esta fe ha ido acompañada por un espíritu de fe y poder y confianza. Los judíos apóstoles y profetas, pastores y maestros, mártires y compositores, reformadores y evangelistas han marchado bajo este estandarte. La aprobación y la bendición de Dios han reposado sobre sus vidas y labores. Aun cuando han diferido en asuntos menores, el conocimiento de la trinidad los ha mantenido unidos. Por el contrario, la herejía, el error, la apostasía y la destrucción han venido sobre aquellos que niegan esta verdad bíblica: el misterio de la santa trinidad. ¿La entiende Ud.? ¿"¡Nunca!", quizá exclame? Por lo tanto, le rogamos en el nombre del Altísimo que someta con humildad a él su entendimiento humano efímero y limitado, que le permita a él tornarlo en un niño tierno y confiado, y que crea con sencillez de espíritu lo que él ha enseñado en sus Sagradas Escrituras sobre Su tres-en-una unicidad. (Estoy en deuda con A.W. Tozer y El Conocimiento del Santo, y al Dr. Arnold Fruchtenbaum por gran parte de este artículo). Traducido por: Ana E. Ríos Usado con permiso. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.