Gestos que marcan diferencias

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Política

Jueves 20 de diciembre de 2007

LA NACION/Página 7

La relación con el Episcopado: el análisis

Gestos que marcan diferencias Continuación de la Pág. 1 Col. 4

la Nación, las dos frente a la Plaza de Mayo. Néstor Kirchner y Bergoglio se habían engarzado desde hace un año en una polémica sorda sobre el orden de las instituciones. Cuando el arzobispo de Buenos Aires asumió la presidencia de la Conferencia Episcopal, decidió pedirle entrevistas a los tres poderes del Estado. La Corte Suprema de Justicia recibió en el acto a la nueva conducción religiosa. El entonces vicepresidente Daniel Scioli y el también entonces titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, les concedieron de inmediato a los obispos reuniones que fueron levantadas a último momento por orden de Kirchner. El ex presidente no aceptaba que la de él fuera la última reunión, la que cerraría ese ciclo de entrevistas; el orden debía fijarlo él y no Bergoglio. Pero el cardenal se resistió a convalidar de hecho semejante intromisión de un poder constitucional sobre otro poder de la Constitución. “Las instituciones deben respetarse desde las formas más simples y sencillas”, dijeron en su momento los que conocen al purpurado. Bergoglio nunca pudo, en definitiva, reunirse ni con Scioli ni con Ballestrini ni con Kirchner. El ex presidente se topó, así, quizá

sorpresivamente, con un hombre de convicciones y de carácter tan fuertes como los de él mismo. Bergoglio fue uno de los pocos dirigentes argentinos, si no el único, que resistió y no aceptó las condiciones impuestas por el ex presidente. Bergoglio es un cardenal muy particular: cuenta con el respeto de casi todos los dirigentes políticos y de las comunidades judía y musulmana de la Argentina. Su influencia social es mucho más grande que la que exhibe sus modos y costumbres austeros. Dicen que las mujeres Kirchner son católicas mucho más devotas que Néstor Kirchner, a quien la fe no pudo ni siquiera exorcizarle el temor al destino. La madre del ex presidente; su hermana, Alicia, y su hija Florencia son católicas practicantes. La propia presidenta Cristina Kirchner apuró hace poco el regreso de la Cumbre Iberoamericana de Chile para no faltar a la ceremonia de confirmación religiosa de su hija. Ya siendo presidenta electa, Cristina lanzó una definición antiabortista que cayó como un bálsamo sobre los obispos católicos. Hace pocas semanas estuvo en Buenos Aires el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, el hombre con más poder en la Iglesia después del propio Papa. Es cierto que esos viajes son trabajados por la diplomacia vaticana y que el alto

dignatario vino aquí para presidir la ceremonia de beatificación de Ceferino Namuncurá. Pero se reunió con los dos Kirchner (entonces Cristina era presidenta electa) y se llevó una buena impresión de la futura mandataria argentina, según les contó luego a los órganos periodísticos del Vaticano. Bergoglio no participó de aquella reunión con los Kirchner, pero no fue ajeno a los actos de Bertone. Según las

Bergoglio fue uno de los pocos dirigentes argentinos, si no el único, que resistió y no aceptó las condiciones impuestas por el ex presidente normas vaticanas, resulta imposible suponer que el cardenal Bertone hiciera algo contra la voluntad de otro cardenal con sede en el lugar que visita. Bertone y Bergoglio tienen, además, una muy buena relación personal. El cardenal argentino fue también el principal promotor de la idea de que el acto de beatificación de Namuncurá se hiciera en su pueblo perdido de la Patagonia, propuesta que su amigo Bertone aceptó y llevó a cabo.

Hubo en los últimos días un trasiego de embajadores que agradó a la conducción religiosa argentina. El ex ministro de Salud Ginés González García, la figura política más polémica para la Iglesia, fue relevado de su cargo en la Legislatura porteña y llevado a Santiago de Chile como embajador. Será un buen embajador, pero carecerá de ocasiones para seguir lanzando declaraciones que escandalicen a los religiosos argentinos. Al mismo tiempo, un ex ministro de Kirchner, Alberto Iribarne, un político con cintura y experiencia, fue enviado como embajador al Vaticano. La jerarquía de Iribarne cayó muy bien en los círculos eclesiásticos y su designación fue recibida como un mensaje de la importancia que la nueva presidenta le dará a esa relación. Sin embargo, el hecho más importante y más inadvertido de los últimos tiempos fue una idea que Cristina Kirchner le deslizó al cardenal Bertone en la reciente reunión en Buenos Aires. Le comentó que había conversado con la presidenta chilena, Michelle Bachelet, para que ambas invitaran al Papa durante el año próximo, cuando se cumplirán 30 años desde la dramática intervención de Juan Pablo II para evitar una guerra inminente entre argentinos y chilenos. Esa intervención sucedió en diciembre de 1978 y el Pontífice muerto pu-

do detener, horas antes, una guerra que hubiera marcado por décadas, feamente, la relación de argentinos y chilenos. Luego ocurrió la famosa mediación del cardenal Antonio Samoré, cuyo nombre lleva ahora uno de los pasos cordilleranos que unen a la Argentina y Chile. Ya hubo reuniones del nuncio en la Argentina, Adriano Bernardini, con Bergoglio y otros obispos argentinos para analizar esa idea de la presidenta argentina. A pesar de todo, uno de los asuntos que más incomodó a Bergoglio en los últimos años fue la permanente vinculación que se hizo de la Iglesia con la dictadura. Sea como fuere que haya sido aquello, lo cierto es que la Iglesia fue una de las pocas instituciones que hizo varias autocríticas y que los cardenales y obispos de aquella época ya no están en actividad. Por eso, la centrista Iglesia que lidera Bergoglio detestó siempre que Kirchner la haya obligado a solidarizarse con un obispo como el ex vicario castrense, Antonio Baseotto, que pertenecía a su ala muy minoritaria y conservadora. Jubilado Baseotto y cumplido el mandato constitucional de Néstor Kirchner, todo indica que la nueva presidenta rompió ayer esa frontera imperceptible y extremadamente rígida que separaba al gobierno de los obispos argentinos.

2004 Primer choque

La Iglesia y Néstor Kirchner tienen diferencias por las críticas del Episcopado a la situación social.

2005

El caso Baseotto El ex capellán militar critica al ministro de Salud por la despenalización del aborto. Kirchner no va al tedeum.

2006 Las papeleras

Una vez que el Gobierno pide la renuncia de Baseotto, la Iglesia muestra su preocupación por las papeleras.

2007 Nueva relación

Cristina Kirchner gana los comicios, habla en contra del aborto y la Iglesia le envía una carta de felicitaciones.

En el Senado

En la Casa Rosada

Ascienden a militares y definen las embajadas

El Gobierno dio buenas señales a los radicales K

Nombramientos de la Presidenta

Por Laura Capriata

Como una muestra más de continuidad entre el anterior y el actual gobierno, el Senado le dio acuerdo ayer a 18 embajadores políticos, la mayoría de los cuales (14) seguirán en los destinos en los que fueron designados por Néstor Kirchner. Además, la Cámara alta también aprobó los ascensos a más de 200 militares de las tres fuerzas, los primeros decididos por Cristina Fernández de Kirchner como jefa del Estado. Las únicas novedades en el cuerpo de representantes diplomáticos de carácter político son la designación de Héctor Timerman al frente de la embajada de los Estados Unidos, del empresario Luis Ureta Sáenz Peña, en Francia, y de los ex ministros Salud, Ginés González García, y de Justicia, Alberto Iribarne, en Chile y en el Vaticano, respectivamente. La aprobación de los diplomas se realizó por unanimidad, salvo en el caso de la ratificación de Carlos Bettini al frente de la embajada argentina ante el reino de España. Como ocurrió hace más de dos años, cuando Kirchner lo propuso para el cargo, la oposición rechazó su designación por su vínculo, anterior a su nuevo rol de embajador, como representante de empresas de capitales españoles en la Argentina. En particular, se hizo hincapié en su participación en el directorio de Aerolíneas Argentinas por parte del gobierno español. Por su parte, el porteño Samuel Cabanchik (Coalición Cívica) criticó el hecho de que la presidenta haya ratificado a la mayoría de los embajadores políticos sin que mediara explicación alguna sobre las razones de la decisión. La nómina incluye la ratificación de Jorge Argüello (ONU), Martín Balza (Colombia), Jorge Yoma (México), Jorge Remes Lenicov (Unión Europea), Rafael Romá (Paraguay) y Leopoldo Bravo (Rusia). La lista se completa con las designaciones de Juan Pablo Lohlé (Brasil), Rodolfo Gil (OEA), Hernán Patiño Mayer (Uruguay), Ernesto López (Haití), Horacio Macedo (Bolivia), Alicia Castro (Venezuela) y Miguel Angel Estrella (Unesco). Todos los militares ascendidos habían superado la revisión del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en derechos humanos. En el Ejército ascendieron a general de brigada Hugo Bruera, Daniel Calligaro, Mario Dotto, César Milani, Fernando Morelli, Horacio Piazza, Hernán Prieto Alemanda, Gustavo Serain, Jorge Tellado y Mario Fernando Troncoso. A contraalmirante fueron promovidos José Luís Pérez Varela, Daniel Martín, Eduardo Castro Rivas, Fernando Luís Casanova, Alvaro Martínez, Daniel Hindryckx y Alejandro Maegli. En la Fuerza Aérea ascendieron a brigadier Jorge Mario Reta, Marcelo Ayerdi, Mario Baeza, Juan Macaya, Miguel Cruzado, Sergio Mayor, Daniel Paredi, Daniel Justet, Antonio Niro, Américo Baiutti, Guillermo Puccio y Jaime Ugarte.

De la Redacción de LA NACION

Clima futbolero en la Cámara baja

Colorida jura de diputados bonaerenses Son los 35 legisladores cuya asunción se postergó por demoras en el escrutinio Por momentos parecía que el recinto de la Cámara de Diputados se transformaba en un estadio de fútbol: cornetas, griterío, banderas de las más diversas colgando desde los palcos, incluso la del Club Atlético Lanús. Hasta el infaltable bombista Luis Tula aparecía alentando el bullicio. En este marco juraron ayer sus mandatos los 35 diputados bonaerenses elegidos en octubre último, cuya asunción fue postergada por las demoras en el escrutinio definitivo. También prestaron juramento otros doce diputados nacionales que completarán el mandato de aquellos que renunciaron para asumir cargos en sus distritos. Tal es el caso, por ejemplo, de Hermes Binner, flamante gobernador de Santa Fe, y de Alberto Balestrini, vicegobernador de Buenos Aires. El acto fue todo menos solemne. Un grupo de dirigentes del gremio de camioneros, al mando de Pablo Moyano, era uno de los más exaltados. “Hay una banda de camioneros, que tiene aguante y huevo. Yo con Moyano, no tengo miedo”, cantaban los gremialistas en apoyo de uno de los que asumían, Octavio Arguello (FPV-Buenos Aires).

debatió el ingreso del sanjuanino Ernesto López, impugnado por cobrar una jubilación por invalidez y, a la vez, ser asesor del gobernador José Luis Gioja.

Rechazo oficialista

TELAM

El momento en el que jura como diputado Felipe Solá, entre otros

Los militantes de derechos humanos no se quedaban atrás. ¡“Patria sí, colonia no!”, exclamaban, también al son del bombo. La exaltación fue mayor cuando prestó juramento Victoria Donda, hija de desaparecidos. Quienes en lugar de aplausos cosecharon silbidos fueron los bonaerenses Juan José Alvarez (Unión Pro),

José María Díaz Bancalari y Graciela Camaño –vestida de amarillo furioso- ambos del Frente para la Victoria. “Ahí están, ahí están, los que mataron a Kosteki y Santillán”, clamaban los jóvenes militantes de derechos humanos desde los palcos. El único contrapunto que hubo en la ceremonia de jura fue cuando se

Los distintos bloques de la oposición solicitaron que, antes de permitir el ingreso del legislador, su pliego sea discutido en la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento. El oficialismo rechazó la solicitud, por considerar que se estaría incurriendo en un acto discriminatorio. Finalmente, la aplastante mayoría kirchnerista permitió la jura del sanjuanino, calurosamente felicitado por jefe de bloque oficialista, Agustín Rossi (Santa Fe). Por último, los legisladores definieron las vicepresidencias de la cámara que corresponden a la oposición. En este sentido, la UCR y la Coalición Cívica dejaron de lado la puja por erigirse en la segunda fuerza y convinieron en que la radical Liliana Bayonzo (Chaco) sea vicepresidenta segunda de la Cámara baja y que Marcela Rodríguez (Coalición Cívica-Buenos Aires) sea vicepresidenta tercera.

Con una visita formal a la Casa Rosada y el compromiso de apoyar al oficialismo en el Congreso con bloque propio, los radicales K estrenaron en las últimas horas su relación con el nuevo gobierno. Anoche, los gobernadores radicales afines al Gobierno se reunieron durante más de una hora con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en Balcarce 50. Miguel Saiz (Río Negro), Arturo Colombi (Corrientes), Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero) fueron a la Casa de Gobierno con la idea de renovar con la nueva presidenta la alianza electoral que hace más de un año sellaron con su esposo. Para decepción de algunos, los recibió el jefe de Gabinete y no Cristina Kirchner, que por esas horas mantenía otras reuniones. Pero se fueron con la promesa de que el acuerdo que sellaron con Néstor Kirchner seguía en pie en la era de su esposa. “Vinimos a ratificar este espacio y a continuar con los resultados positivos para Corrientes en materia de gestión que tuvimos con Kirchner”, sintetizó Colombi a LA NACION cuando salió de la reunión. Cobos En buen romance, los go- ■ Dejó armado el bernadores pi- bloque radical K dieron que los fondos para obras que les enviaba el ex presidente no se corten. Y se llevaron una respuesta afirmativa de Fernández. El otro gesto de los mandatarios K se había consumado anteanoche, cuando tres de ellos (sólo faltaba el catamarqueño) se reunieron con sus diputados y senadores para crear formalmente el bloque radical K en ambas cámaras. La reunión se hizo en el despacho del mendocino Julio Cobos, vicepresidente y titular del Senado, además de jefe espiritual de los radicales K. Allí quedó conformado el bloque en la Cámara alta, que integran Pablo Verani (Río Negro) y Dora Sánchez (Corrientes) y que funcionará como interbloque con los dos senadores santiagueños afines al Gobierno. En Diputados la bancada estará integrada por una veintena de legisladores, de media docena de provincias, con el marplatense Daniel Katz a la cabeza. “Somos oficialistas, apoyamos la política del Poder Ejecutivo y queremos desarrollar un instrumento que la política argentina requería”, explicó el rionegrino Saiz sobre su alianza con el Poder Ejecutivo. En la reunión quedó en claro que la bancada radical K apoyará las iniciativas del oficialismo, aunque con matices: mientras algunos proponían una identificación total con el Gobierno, otros preferían un debate proyecto por proyecto.