Galanes argentinos for export

Otro caso notable es el de Diego ... ticular por el actor o galán argenti- ... Diego Olivera cautivó al público mexicano con Montecristo y firmó un importante ...
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espectáculos

| Miércoles 12 de septieMbre de 2012

Diego Olivera cautivó al público mexicano con Montecristo y firmó un importante contrato con Televisa

Foto: maxi amena

Galanes argentinos for export

a la conquista. Versatilidad y presencia son los atributos que los actores destacan a la hora de explicar

Las claves del éxito Algunas condiciones importantes para trabajar en el exterior

la aceptación que tienen en el extranjero; aseguran que no es tarea fácil proyectarse, pero lo logran Viene de tapa

En el año de su estreno, Terra Ribelle fue una de las ficciones más vistas del año en Italia. Ante ese éxito, Guirao Díaz fue convocado para filmar Violetta, una adaptación de La Traviata, y luego otro proyecto de épico inspirado en La cartuja de Parma. Luego, vino la segunda parte de Terra Ribelle, cuyas grabaciones terminaron hace pocos meses. En pocos años, el actor y ex modelo causó una verdadera sensación del otro lado del Atlántico, aún cuando su voz debió ser doblada ya que, en un principio, sólo sabía algunas palabras en italiano. Hoy, con una vida repartida entre el Viejo Continente y la Argentina, aguarda el estreno de una de sus novelas en Francia. “Está muy globalizado nuestro trabajo. Actores de todo el mundo están viajando a todos lados. Es el momento de aprovechar para hacer esto”, explica el actor, durante su estadía en nuestro país. “Me gustaría seguir teniendo una vida dividida entre acá y allá. Se extraña, pero me gusta viajar. Por ahí en un tiempo, si quiero formar una familia, voy a tener que dejar de hacerlo”, dice Rodrigo y cuenta que, cuando llegó a Italia, observó que había espacios vacantes para nuevos actores jóvenes. En cuanto a sus cualidades personales, relata que muchas de las personas con las que trabajó le destacaban un notable parecido con Terrence Hill, el mítico actor de spaghetti westerns.

“Terra Ribelle tenía algo de western y yo trataba de respetar mucho el género y también incorporar algo de comedia en situaciones muy dramáticas”. Otro caso notable es el de Diego Olivera, cuya carrera dio un salto cualitativo cuando fue elegido por Telemundo para protagonizar la versión mexicana de la tira argentina Montecristo. Luego de haber grabado ya seis novelas y firmar un importante contrato de exclusividad con Televisa, el actor, casado con Mónica Ayos, analiza su próximo proyecto. “Hice Montecristo, pero no tenía planteado que tuviera el éxito que tuvo. Hicimos cincuenta capítulos más de los que tenía la novela... Con sentido común, hablamos entre Moni y yo, y vimos que se abría una puerta muy grande en México y firmé un contrato de exclusividad con Televisa, y me siento un privilegiado porque tengo la sensación de estar trabajando en primera”, dice el actor y cuenta que, durante un largo período, supo viajar todos los fines de semana de México a Buenos Aires para estar junto a su familia: “Me tomaba un vuelo de nueve horas para quedarme diez acá”, dice . Para Olivera, el espacio que se abre para los artistas argentinos en el exterior no tiene que ver necesariamente con una preferencia particular por el actor o galán argentino sino con la escala de la industria de la telenovela en otros países de

América latina: “Al actor argentino le puede ir muy bien. Pero no hay que creer que es con los argentinos la cosa. Los mexicanos también protagonizan, creer que no lo hacen es una idea errada. El tema es que en este momento, Televisa está haciendo 14 novelas, muchas más de las que se hacen en toda la Argentina junta. Es una industria grande, por eso trabajan muchos actores de afuera”. En cuanto a las claves para insertarse en el mercado mexicano, Olivera sostiene que, en primer lugar, es necesario incorporar un buen español neutro y que, en este punto, los actores argentinos corren con cierta desventaja: “En la Argentina no tenemos más actores trabajando afuera por nuestra forma de hablar, porque el acento argentino es el menos neutro. El argentino tiene una forma de hablar que quizá resulta un tanto agresiva, que puede resultar intimidante para el otro. Por eso quizá nos está costando vender nuestros productos en el exterior”. Además, Olivera apunta a otro aspecto importante a la hora de proyectar una carrera fuera del país: “Una de las cosas que nos falta a nosotros los argentinos es la estructura de lo significa trabajar afuera. Hay muchas cosas que tenés que tener en cuenta, como los derechos internacionales. Nosotros acá hemos perdido un poco la idea de lo significa ser una figura exclusiva”. Otro de los actores que supo protagonizar novelas en el exterior es

Pedro Cernadas (antes conocido como Segundo), hoy Lorenzo, el villano de Dulce amor. Este galán también sostiene que la desventaja más grande que tienen los actores argentinos para trabajar en telenovelas de otros países latinoamericanos es el acento. Cernadas, ya instalado nuevamente en la Argentina, grabó novelas en México, Perú, los Estados Unidos, Colombia y Filipinas, entre ellas, Bella Calamidades, Bésame, tonto y Ana Cristina. “Vino el 2000, y yo estaba a punto de empezar una novela nueva, pero ese año arrancaron muy fuertes los realities, y se paró todo, la novela que yo iba a hacer no se hizo y dije: «Bueno, éste es el momento». Apenas llegué a México, lo que hice fue buscarme un representante, porque si llegás y vas a tocar puertas estás en el horno”, dice y, en cuanto a las posibles ventajas de los actores argentinos, cuenta que, en Perú hay un gusto especial por la actuación argentina: “Les gusta que sea más natural, quizá no tan estereotipada”. Superar los estigmas El género telenovela suele ser blanco de críticas y prejuicios, siempre asociado con las caras bonitas, las parejas imposibles y los más inverosímiles giros narrativos. Pese a esto, algunos actores que han logrado trascender las fronteras del país encuentran en la telenovela una fuente de desafíos actorales, una posibilidad de crecimiento profesional

y económico y una ventana que puede catapultarlos, en un futuro, hacia nuevos horizontes. “Por ahí en algún momento me pesó que me llamaran para ser galán, pero después dije: «Bueno, si esto es mi vena de oro y si esta es mi manera de empezar a proyectarme, tengo que enfocarme en hacerlo muy bien». Y después van a aparecer nuevos colores. Eso también va a depender mucho en las elecciones que yo vaya haciendo”, explica Guirao Díaz, quien aspira a tener una carrera en el cine. “Yo no tengo un prejuicio con el rol de galán. El actor puede ser galán y el galán puede ser actor perfectamente –coincide Diego Olivera–. La presencia tiene que ver para un primer impacto, pero con eso sólo no hacés nada. Tenés que estar preparado físicamente, psíquicamente y ser solidario con la historia.” En cuanto a los estigmas del género, Olivera añade: “Hay mucho bastardeo sobre el género. Una novela es una novela. Por supuesto que hay algunas mejor hechas que otras. Pero nunca hay que perder de vista que no es un producto elitista, que tiene que ver con lo masivo, lo popular. Y hay que salir a defender eso con las mejores herramientas y los mejores elementos que uno tenga como actor. Yo creo que el novelero tiene que ser algo novelero. Tenés que creer que tu personaje elige tirarse del balcón teniendo la escalera, ¡porque es mucho más romántico! ”ß

Sobre lo que nos espera cuando no esperamos más estreno. Mañana llega La cola, un film de Enrique Liporace y Ezequiel Inzaghi, con Alejandro Awada, sobre la vida de un “colero”

Enrique Liporace y Alejandro Awada

Foto: soledad aznarez

“¿Qué nos espera cuando dejemos de esperar?” En torno a ese interrogante gira la trama de La cola, una película de Enrique Liporace y Ezequiel Inzaghi, protagonizada por Alejandro Awada, que llega a las salas mañana. El film, atravesado por un registro grotesco, cuenta la historia de Félix Cayetano Gómez, un hombre que nace un 7 de agosto, día del patrono del trabajo San Cayetano, en medio de una peregrinación. Sumido en las deudas y la marginalidad, de adulto, Félix dedica su vida a ser “colero”, dando su tiempo de espera en tediosas filas a cambio de dinero. Pero, pese a que su realidad es algo menos que alentadora, el protagonista no resigna sus dos grandes sueños: formar un sindicato que proteja los derechos de él y sus colegas, y viajar a París para encontrarse con su hija, Yanina, quien, según cree, busca consagrarse

como actriz en la capital francesa. Liporace cuenta que el disparador de la historia que creó junto con Inzaghi fue una anécdota real. Hace unos años, el actor y director se encontraba en la casa de un amigo, cuando vio cómo éste llamaba a un “colero” y le pedía seis entradas para un concierto. Intrigado por este oficio, Liporace escribió un cuento, que lleva el mismo nombre del film. “Esa historia empezó a disparar cosas en mí, hasta que arribamos a esto... a contar que hay gente que vive de eso, y que vive de manera marginal.” Para Alejandro Awada, las motivaciones para aceptar este nuevo desafío fueron varias: “Le tengo un enorme cariño y respeto a Enrique y cuando me hacen una propuesta es muy importante la persona que lo hace –dice–. Cuando leí el guión, me entusiasmó mucho, porque tiene que ver con nuestra problemáti-

ca. A mí me satisface mucho cuando una película habla de nosotros, de lo que nos sucede como sociedad, para poder pensarnos, para poder reflexionar acerca de cómo podemos estar mejor. El guión me gustó mucho y me interesó el oficio de este señor, cómo se las rebusca y al servicio de qué”. La película, que además cuenta con las actuaciones de Lucrecia Oviedo, Ana María Picchio, Antonio Gasalla, Aldo Barbero, Alberto Anchart y Liporace, recupera no sólo temáticas que tienen que ver con la coyuntura social, política y económica de la Argentina, sino también una estética propia: la del grotesco. “A mí me parece que nosotros tenemos que rescatar ese género, el grotesco. Me parece que ése es el verdadero sueño argentino. Ya lo hizo Leonardo Favio, lo hizo gente que tiene mucho que ver con el ci-

Pedro Cernadas Buen manejo del español neutro Es esencial para insertarse en los mercados más importantes de América latina. Presencia y atractivo Aunque quienes lograron triunfar afuera aseguran que no garantiza la permanencia. Defender el género sin prejuicios “Si esta es mi manera de empezar a proyectarme, tengo que enfocarme en hacerlo muy bien”, dice Guirao Díaz. Conservar cierto romanticismo “El novelero tiene que ser algo novelero”, dice Diego Olivera.

ne nacional”, dice Liporace. Por su parte, Awada, que observó ese afán desde su primera aproximación al guión, agrega: “Lo interesante del recorrido de Enrique y de Inzaghi es investigar de qué se trata el grotesco hoy”. El protagonista y el director coinciden en que las lecturas que pueden hacerse del film son múltiples, tanto desde la estética como desde la interpretación sociopolítica de la vida de su protagonista, pero destacan que el sentido más profundo que arroja la historia de Félix es el reconocer que “lo que nos moviliza son los verdaderos afectos”. Una de las grandes incorporaciones del elenco de La cola fue la Antonio Gasalla, ícono del grotesco cinematográfico, que en esta ocasión encarna al cura de la iglesia de San Cayetano. Según cuenta Liporace, que forma parte del elenco de Más respeto que soy tu madre, Gasalla pidió leer el guión y, cuando lo hizo, quiso sumarse al proyecto. “Antonio me regaló ese trabajo, porque es maravilloso lo que ha hecho”, dice el director. También eligió sumarse al elenco el gran Alberto Anchart, fallecido en octubre último: “Transitó todo lo posible en la carrera de un actor –destaca Awada–, además fue un hombre adorable, un compañero delicioso”. ß Carolina Amoroso