folleto picaflores


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Aljaba del norte

1

Fucsia boliviana

Facilidad de observación + = fácil – = difícil +/– = término medio

del Escritorio al Campo Picaflores de la Argentina + 22

Picaflor verde de frente azul

Thalurania glaucopis Defiende el territorio donde se alimenta. Canta posado en ramas bajas.

23 Picaflor zafiro Thalurania furcata Inquieto y de vuelo veloz. Busca alimento en estratos medios y bajos de la vegetación. –

22

– 21

Picaflor amatista

Calliphlox amethystina Uno de los más chicos del mundo (2,3–2,8 g). Sólo visita flores pequeñas. Mientras liba, abre y cierra la cola. Atrae a la hembra con movimientos de péndulo en vuelo.

1 23

Peine de mono

ama

21

Pithecoctenium echinatum

+/– 24

Picaflor ermitaño escamado

Phaethornis eurynome Caza insectos en vuelo, buscándolos entre hojas y ramas.

1 Picaflor cometa Sappho sparganura Inconfundible. Muy territorial. El macho hace despliegues, abriendo y cerrando la cola en vuelo. +

– 25

Picaflor lazulita

Hylocharis cyanus Tímido. Poco conocido y raro. Canto fuerte y agudo.

24

San Juan

25

Pyrostegia venusta 2

26 – 26

Picaflor de barba castaña +/– 2

Hylocharis sapphirina Raro y poco conocido. Frecuenta copas de árboles.

Picaflor ermitaño canela

Phaethornis pretrei Cuando el macho canta, sacude la cola, mostrando las puntas blancas.

+

8

Picaflor de barbijo –

+

3

Picaflor de cara azul

+/– 6 Picaflor andino puneño* 4 Picaflor de penacho azul Colibri thalassinus Oreotrochilus estella A veces, con otros picaflores. Repite un En pajonales, arbustos y árboles de canto de dos notas desde una ramita quebradas. Más activo en días soleados. desnuda. Con el frío, se aletarga.

Colibri coruscans Despega con vuelo vertical y captura insectos en el aire. El macho coopera en la nidificación.

Heliomaster furcifer Liba en arbustos y árboles xerófilos. Caza insectos en vuelo. Para atraer a la hembra, el macho “trepa” en el aire, como en peldaños de escalera.

6 8 4

Distribución geográfica (orientativa)

3

5 Picaflor de penacho purpúreo Colibri serrirostris En cortejo, el macho eriza las plumas del cuello ante la hembra. Canto elaborado, diferente de los demás picaflores. –

5 7

+/– 7

Picaflor andino común

Oreotrochilus leucopleurus En laderas y quebradas de cerros. Liba con la cola apoyada como un carpintero. Nidifica en salientes rocosas.

* Recientemente fue confirmad

Cipó–pau

ación

Clytostoma sciuripabulum

dio

bijo

ifer árboles ctos en a la “trepa” en alera.

+/– 18

Aljaba del sur

Picaflor copetón

Fucsia magellanica

Stephanoxis lalandi Inconfundible. Se reúne en grupo para cantar y libar. Emite voz similar a la de un insecto.

18

20 19

+/– 19

Picaflor de garganta negra

Pilpil voqui

Anthracothorax nigricollis A veces, en grupo, sobre árboles floridos. Caza insectos en el aire.

+/– 20

Picaflor bronceado Hylocharis chrysura A veces, con la frente amarillenta, por el polen. Canta en lugares expuestos.

+/– 17

Campsidium valdivianus

Picaflor rubí

Sephanoides sephanoides El más austral de los picaflores. Se aletarga o migra ante el frío. Se sujeta a las flores que liba. En bosques, arboledas y jardines.

28 17 – 28

Picaflor negro

Melanotrochilus fuscus Forma bandadas con otras especies, vuela en zigzag abriendo y cerrando la cola, visitando flores en la copa de grandes árboles.

+ 12

Picaflor de vientre blanco Amazilia chionogaster Común al borde de selvas. Recorre vegetación media y baja. Emite un agudo “psíh–psíh” en ramas expuestas.

Picaflor dorado

– 29

12

13

Polytmus guaynumbi Raro y poco conocido. Busca alimento en vegetación baja. Emite un “tzip” claro y continuo.

27

15 – 16

Picaflor esmeralda

16



13 Picaflor de garganta púrpura Adelomyia melanogenys Solitario y oculto. Busca comida en arbustos y parte media o baja de árboles, en selvas cerca del agua.

Amazilia versicolor Busca alimento en los bordes y claros de la selva.

29

+ 27

– 15

Picaflor de frente violácea

Eriocnemis glaucopoides Vuela y liba a baja altura, en yungas. Canta mientras se alimenta.

Picaflor de garganta blanca Leucochloris albicollis Caza insectos en vuelo. Abre y cierra la cola intermitentemente. Canta en ramas bajas y expuestas.

14 + 14

Picaflor verde común +/– 9

Picaflor enano

Microstilbon burmeisteri Parece abejorro por tamaño y zumbido. Caza en vuelo. Se exhibe haciendo vuelos en picada.

9

11

Chlorostilbon aureoventris El más común en parques y jardines, donde disfruta del agua de los rociadores.

Nido Materiales de construcción



10

Picaflor abanico verde

10

Palán palán Nicotiana glauca

Lophornis chalybea Diminuto. Busca flores pequeñas. En cortejo, el macho levanta sus penachos ante la hembra.

+/– 11

Picaflor gigante

Patagona gigas Muy grande. Vuela lento y parece un vencejo. En arbustos y cardones. Laderas de cerros hasta los 4.000 m sobre el mar.

nte fue confirmada para la Argentina la especie Oreotrochilus adela (picaflor andino castaño).

s Secretos para atraer a los picaflore fe­ren­cia Ofre­cer­les plan­tas con flo­res de su pre­por­ que es

Son idea­les las que flo­re­cen en in­vier­no, ener­gía cuan­do hay me­nos flo­res y ellos ne­ce­si­tan más ellas: re t En­ frío. el ar t or­ p so­ a r pa­ ga­ria cu­ No­roes­te: alj­ab­ a (Fuc­sia bo­li­via­na), lig­ a roj­a (Li­ eas) c á­ s (Loa­ es ­ t an ­ c i ­ t ur es ­ r flo ia), l o­ f nei­ y cac­tus (Cac­tá­ceas). ­ er­ as (Ma­net­tia cor­di­fo­lia), ­ ad Nor­des­te: enr­ ed ­ a roj­a (Can­na coc­ci­nea), bro­me­lias (Bill­ber­gia nu­tans), achir no­sa), flor de San Juan i­ g i­ t e­ p im­ uia b e­ b (Ta­ o ­ d a ­ s ro ho ­ c a ­ p la o (Camp­to­se­ma ru­bu­cun­ ­ d a ­ r o ­ l co (Py­ros­te­gia ve­nus­ta), isip­ ó rien­sis), a­ n bo­ ia l a­ v a­ n (Ca­ o ­ d a ­ s ro ó ­ p isi dum), plu­me­ri­llo ro­jo (Ca­llian­dra twee­di). a cris­ta– Cen­tro: ing­ á (In­ga uru­guen­sis), ceib­ o (Eryth­ri­n lum), l aphy­ t pen­ um l aeo­ ga­lli), flor de pi­ti­to (Tro­p

(Do­li­chon­dra cy­nan­choi­des) y pa­lán–pa­lán (Ni­co­tia­na glau­ca). ma­ge­lla­ Sur: not­ ro (Em­both­rium coc­ci­neum), al­ja­ba (F. te­rix te­ (Tris­ ral ­ t quin a), s o­ n ­ ue (Des­fon­tai­nea spi­ ni­ca), taiq um). n ia­ v i­ d val­ ium d i­ s ­ (Camp ui ­ q vo pil – pil us), tran­d

­ ha huas­ca sac

 

No usar pes­ti­ci­das en el jar­dín

en los Por­que ma­tan los pe­que­ños in­sec­tos que co­m otro Por an. r u­ t cap­ los si os l ar­ c i­ x o­ t in­ en d pue­ y es r lo­ pi­ca­f as! d i­ c i­ t ec­ s in­ es t en­ l e­ c la­do… ¡ellos mis­mos son ex­  

Ins­ta­lar be­be­de­ros con "néc­tar ar­ti­fi­cial"

ge­ría Ya en 1928 la re­vis­ta Na­tio­nal Geo­grap­hic su­ al n ca­ e v bre­ un con a, uti­li­zar una bo­te­lla in­ver­ti­d en su ex­tre­mo.

Modelos comerciales de libadores de jardín

a­dor pa­ra pi­ca­flo­res

Fa­bri­que­mos un li­b

Ne­ce­si­ta­mos ti­co (ro­jas y tu­bu­la­res) de ro­jo, me­jor) 1 ó 2 flo­res de plás­ o ta­pa a ros­ca (pin­ta­d 1 fras­co plás­ti­co con sis­ten­te lo re­ 50 cm de tan­za o hi­ co pa­ra per­fo­rar el fras­ Pun­zón o cla­vo fi­no i­ta n fi­ o c i­ t s­ plá de a t i­ j ­ Un tra­mo de pa ­te (to­ma­lo con Si­ga­mos es­tos pa­sos pun­zón o cla­vo ca­lien 1 Perf­o­rar el fras­co con el una pin­za) a de plás­ti­co pa­ji­ta 2 Introducir allí la pai­fi­­jci­tial a con­ti­nua­ción de la t ar­ r flo la ar c o­ l ­ paj­i­ta hac­ ia aba­jo 3 Co la con , sco fra el gar 4 Utilizar la tanza paraycol pá el fras­co un pa­li­to o pa­pel 5 Co­lo­car el “néc­tar” , ta­ hay que evi­tar­lo con ­pen­de­rá de la 6 Si el néc­tar cho­rrea de o de la pa­ji­ta (es­to vi­si­tas in­de­sea­ se­can­te en el ex­tre­m las án r a­ t ­ evi se Así o). con­sis­ten­cia del mism y avis­pas e­jas das de hor­mi­gas, ab ­bra de tu lu­gar pre­ que col­gar­lo a la som s a las mi­ra­das de 7¡Ya es­tá! Aho­ra, hay(ev i­tá ex­po­ner a las ave fe­ri­do en el jar­dín o­res) ga­tos u otros pre­da­d   tar ­ne­ral Pa­ra pre­pa­rar el néc­ y cuatro de agua mi una parte de azú­car a t i­ s e­ c ­ ne se o e­gar una piz­ca l ­ Só agr e d e­ pu Se er. v ol­ s­ta di­s ­ra ca­lien­te y mez­clar ha ­friar en he­la­de­ra, pa ca co­mún). Lue­go en ­duc­tos pro os otr r de sal die­té­ti­ca (nun­ usa e qu e den­so. No hay que el néc­tar se tor­n ul­co­ran­tes– por­que pue­den ser mor­ta­ o ed es c l­ du el, mi o m ­ –co es. re­no­var el néc­tar les pa­ra los pi­ca­flo­r to­do en días de ca­lor) Es im­por­tan­te (so­bre ade­más de la­var­lo bien con un ce­pi­llo. ­te, del li­ba­dor dia­ria­men

www.crafts­for­kids.tqn­.com www­.bird­wat­chers­.com­ www­.for–the–birds­.co­m www­.perky–pet­.com www.wild­birds­hop­.com En internet encontrarás abundante información sobre libadores, néctar artificial y comederos para aves.

Fuen­tes de con­sul­ta re­co­men­da­das Ca­ne­va­ri M., P. Ca­ne­va­ri, G. R. Ca­rri­zo, G. Ha­rris, J. Ro­drí­guez Ma­ta y R. J. Stra­neck. 1991. Nue­va Guía de las Aves Ar­gen­ti­nas. To­mo II. Págs. 257 a 268. Fun­da­ción Acin­dar, Bue­nos Ai­res. Del Hoy­ o, J., A. Elliot y J. Sarg­ at­al. 1992. Hand­book of the birds of the world. Vol. V, ICBP, UK De La Peñ­ a, M.R. 1987. Ni­dos y hue­vos de aves ar­gen­ti­nas: 96–100, Ed. del au­tor, San­ta Fe. Frag­ a, R. 2001. Los co­li­bríes y sus flo­res. Rev. Na­tu­ra­le­za y con­ser­va­ción. Año IV (8): 4–8, Aves Ar­gen­ti­nas. Nard­ in­ i, C. y G. Burg­ ueñ­ o. 2001. ¿Pi­ca­flo­res en la ciu­dad? Rev. Na­tu­ra­le­za y con­ser­va­ción. Año IV (8): 4–8, Aves Ar­gen­ti­nas. Nar­ osky, T. y D. Izur­ iet­a. 1987. Guía pa­ra la iden­ti­fi­ca­ción de las aves de Ar­gen­ti­na y Uru­guay: 154–161, Asoc. Or­ni­to­ló­gi­ca del Pla­ta, Bue­nos Ai­res. Sick, H. 1985. Or­ni­to­lo­gía Bra­si­lei­ra, Uma in­tro­du­çao. Vol. I: 354–383, Ed. Univ. de Bra­si­lia. www­.hum­ming­birds­.net (en in­glés, muy com­ple­ta y per­mi­te ba­jar un cursor ani­ma­do). www­.hum­ming­bir­d.org (en es­pa­ñol, con pos­ta­les pa­ra en­viar, fo­tos, in­for­ma­ción ge­ne­ral y lis­ta de es­pe­cies ame­na­za­das).

del

Escritorio al Campo

Es una guía coleccionable que podés desprender de la revista para usarla en la naturaleza, o bien obten­ er una fotocopia láser color de la doble página central (75%), luego doblarla al medio y plastificarla (para que no se dañe a la intemperie), de manera que ambas caras queden a la vista. Producción Revista Vida Silvestre Ilustraciones y textos Gustavo Carrizo y Claudio Bertonatti Diseño Liebre de Marzo

Picaflor bronceado. Foto: Julián Alonso

del Escritorio al Campo Picaflores de la Argentina

E

x­clu­si­va­men­te ame­ri­ca­nos, los pi­ca­flo­res o co­ li­bríes (fa­mi­lia Tro­chi­li­dae), fi­gu­ran en­tre las aves más pe­que­ñas (só­lo 2 a 20 gra­mos) y de há­bi­tos más cu­rio­sos, por lo que han cau­ti­va­do –des­ de siem­pre– la aten­ción y ad­mi­ra­ción de las per­so­ nas. La pa­la­bra "co­li­brí" es de ori­gen ca­ri­be­ño y sig­ ni­fi­ca “área res­plan­de­cien­te", alu­dien­do a sus me­tá­ li­cos re­fle­jos. Los ma­pu­ches di­cen que los pi­ca­flo­res anun­cian la muer­te y los gua­ra­níes, que el dios Tu­pá les brin­dó los co­lo­res del sol. Son 320 es­pe­cies que, en su ma­yo­ría, vi­ven en cli­mas tro­pi­ca­les. Unas po­cas se aven­tu­ran en zo­ nas frías don­de, de­bi­do a su al­to re­que­ri­mien­to de ener­gía y ele­va­da ta­sa me­ta­bó­li­ca, de­ben ale­tar­ gar­se en in­vier­no. Cuan­do es­tán ac­ti­vos, su co­ra­ zón la­te has­ta 1.200 ve­ces por mi­nu­to, su tem­pe­ra­ tu­ra cor­po­ral as­cien­de cer­ca de los 40 gra­dos y sus alas se mue­ven has­ta 200 ve­ces por mi­nu­to. Se ali­men­tan de néc­tar y pe­que­ños in­ver­te­bra­dos, de los que lue­go re­gur­gi­tan di­mi­nu­tas ega­gró­pi­las con los res­tos in­di­ge­ri­bles de sus cás­ca­ras. Abor­ dan las flo­res sin de­jar de vo­lar, in­tro­du­cien­do en ellas su pi­co y su lar­ga len­gua bí­fi­da. Las flo­res se be­ne­fi­cian, pues los pi­ca­flo­res con­tri­bu­yen a di­se­mi­ nar el po­len en­tre una y otra. In­clu­so mu­chas es­pe­

cies ve­ge­ta­les só­lo de­pen­den de pi­ca­flo­res pa­ra su po­li­ni­za­ción. Las es­pe­cies con pi­cos más lar­gos y cur­vos sue­len ser las más es­pe­cí­fi­cas a la ho­ra de se­ lec­cio­nar sus flo­res. Los ni­dos de los pi­ca­flo­res son de­li­ca­dos, nor­ mal­men­te con forma de ta­ci­tas, don­de co­lo­can po­ cos hue­vos (a me­nu­do dos). Los pe­que­ños per­ma­ ne­cen allí de 8 a 12 días, ali­men­ta­dos por am­bos pa­dres, que se mues­tran va­lien­tes y agre­si­vos en su de­fen­sa. Los jó­ve­nes ad­quie­ren su plu­ma­je adul­to en 8 ó 9 me­ses, y de­ben cui­dar­se de ser pre­da­dos por ra­pa­ces, ofi­dios y fe­li­nos. Su voz no es me­lo­dio­sa, pe­ro mu­chos emi­ten in­ sis­ten­tes chi­rri­dos. In­clu­so cier­tas es­pe­cies rea­li­zan ¡has­ta 12.000 vo­ca­li­za­cio­nes dia­rias!. Las sel­vas hú­me­das de Co­lom­bia, Ecua­dor, Pe­rú y Bo­li­via po­seen la ma­yor can­ti­dad de es­pe­cies. En la Ar­gen­ti­na con­ta­mos con ca­si trein­ta. Es­ta guía te ayu­da­rá a iden­ti­fi­car­las, y tam­bién a atraer­las, ya sea eli­gien­do las flo­res de tu jar­dín o ar­man­do un li­ ba­dor ar­ti­fi­cial. Só­lo di­bu­ja­mos los ma­chos, ya que ellos mues­tran cla­ra­men­te las di­fe­ren­cias en­tre es­ pe­cies, por­que sus com­pa­ñe­ras se pa­re­cen mu­cho en­tre sí.