El secuestro de la imagen

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Comercio Exterior

Página 4/Sección 5/LA NACION/Martes 9 de enero de 2007

Martes 9 de enero de 2007/Sección 5/LA NACION/Página 5

El secuestro de la imagen RICARDO PRISTUPLUK

No hay sector que se resista a la falsificación. Afecta a marcas nacionales y extranjeras, y provoca pérdidas millonarias al fisco y a las empresas Por Emiliano Galli De la Redacción de LA NACION La marca, aquello que diferencia a dos productos funcionalmente iguales, representa, además, el valor agregado que un consumidor está dispuesto a pagar de más por un producto. Ese plus que se logra a fuerza de marketing y publicidad desaparece con el fraude marcario, el plagio de la marca vía la falsificación. Es más, comienza para la empresa una dolorosa pérdida de prestigio, y de dinero. El fraude existe, porque existe el consumo de “productos piratas”. Un estudio realizado entre agosto y octubre de 2006 por Ipsos-Mora y Araujo, a pedido de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la República Argentina (AmCham) destaca que 6 de cada 10 argentinos consume mercaderías que incurren en el fraude marcario. Allí se señala que si bien la compra de estos productos prevalece en los niveles socioeconómicos más bajos, más de la mitad del segmento ABC1 los compra también. “Todo lo que tiene éxito se falsifica.

La semana última la Aduana confiscó 60 toneladas de CD piratas

Antes la Argentina era un país que importaba por contrabando productos falsificados, pero en los últimos tres años se pasó a producir acá: hay excelentes matriceros en Buenos Aires y Córdoba, y lo que fabrican muchas veces se ex-

porta. Esto hizo que la Comisión Europea ubicara a nuestro país entre los 15 de mayor riesgo en todo el mundo en lo que hace a la violación de los derechos de marca”, explicó Roberto J. Porcel, abogado socio del estudio Porcel & Ca-

bo. Porcel se refiere a una encuesta que realizó la Comisión Europea en 63 países que ubica a China como el país de mayor riesgo y a la Argentina como país “con altos niveles de producción, tránsito y/ o consumo de productos que infringen los derechos de propiedad intelectual”, junto con Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Corea y sus pares del Mercosur, Brasil y Paraguay. “El fraude marcario incluye textiles, calzado, artículos electrónicos y de lujo, bebidas y tabaco, juguetes y medicamentos”, explica el estudio. Los medicamentos falsificados representan el 10% y ocasionan perjuicios económicos por US$ 70 millones. Pero en el caso de la indumentaria, el porcentaje se eleva al 50%: “Anualmente se venden 100 millones de prendas de vestir falsas, por un valor de US$ 400 millones. La magnitud del problema se evidencia en el mercado negro de La Salada, Buenos Aires, que emplea a 6000 personas, genera ventas semanales por US$ 9 millones y es visitada diariamente por 20.000 personas. Es difícil estimar las pérdidas exactas para los importadores”, dice el estudio.

Las grandes marcas de indumenttaria son las que más sufren el plagio de su imagen

dos, y el precio que tiene habla de verdaderas organizaciones criminales detrás”, añadió Porcel. El abogado citó datos de la AFIP de 2005, cuando el fraude marcario movía en la Argentina unos 16.000 millones de pesos. “Pero es una cifra engañosa porque junto con el fraude hay delitos conexos como el contrabando y la piratería del asfalto, con lo que ya llegás a 25.000 millones de pesos. En el mundo, el ilícito llega a los US$ 600.000 millones”, agregó, no sin antes subrayar que “después del tráfico de armas y el narcotráfico, el fraude marcario es el negocio más redituable en el mundo”.

Extranjera y local “Existe mercadería falsificada producida en el exterior e importada y también se da el fraude marcario con mercadería fabricada en el país de marcas internacionales y nacionales”, sostuvo Héctor Kolodny, director ejecutivo de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), tras confirmar que “la mitad de lo que se comercializa en el mercado local tiene como característica algún comportamiento ilegal, es decir de falsificación marcaria o de contrabando, o informal, o sea, producto de competencia desleal”. Según Kolodny, en el mercado argentino se comercializan US$ 5500 millones en prendas que infringen los derechos de marca. Para contrarrestar este fenómeno, muchas marcas que tercerizan la fabricación de las prendas entregan sólo una cantidad limitada de etiquetas, ni una más ni una menos. Por su parte, la CIAI impulso un mecanismo de protección marcaria mediante un holograma de seguridad para ser colocado en la prenda, o en su etiqueta, para que sea retenido al momento de la venta. “Es una herramienta utilizada en medicamentos, documentos, bonos y billetes. Pretender un sistema infalible es imposible, pero apuntamos a mejorar los atributos de trazabilidad en la ropa, como códigos de barras, que le permitan al productor y al comerciante demostrar que el producto es original”. Para Pablo Sönne, CEO de Rever Pass, “la marca respalda la garantía, es la credibilidad que un producto tiene en un mercado. Creo que hay una situación de crecimiento económico que no justifica la no custodia de la piratería de marcas. Es cierto que hubo momentos donde la necesidad tuvo cara de hereje, pero no puede haber una desigualdad tan grande donde a una marca se le pide un alto grado de exigencia en el cumplimiento de la ley, pero no se la respalda a tal efecto porque por el otro lado hay una gran distracción contra el que plagia”, dijo. La marca de indumentaria, que está

Sin penas Un embarque de anteojos trucho os confiscado el viernes pasado

Una pelota falsificada (izquierda)) y una original

presente en Uruguay y Chile se encuentra analizando la posibilidad de entregar una master franquicia para México, entre otros proyectos de franquicias con Barcelona, Suiza, Irlanda y Sudáfrica. “No tenemos identificado el impacto que nos ocasiona el fraude marcario, pero estamos seguros del impacto que genera en la credibilidad de la marca y en los inversores”, indicó el empresario. La firma invirtió recientemente US$ 5 millones en una nueva planta de producción de 10.000 m2. Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), sos-

tuvo que más allá de la informalidad, “los secuestros de maquinaria para falsificar logotipos de marcas por montos superiores a los dos millones de dólares hablan menos de emprendimientos en garajes que de organizaciones criminales que funcionan en la clandestinidad”. Porcel explicó que las máquinas para fabricar los productos denominados original copy, es decir, de primerísima calidad, “no bajan de los US$ 150.000, y con un software asociado se copian los logos de las marcas. El tema es que esas máquinas están al alcance de to-

Es más, la Argentina estaría violando el acuerdo Adpic de la OMC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual del Comercio, o Trips, por sus siglas en inglés) cuyo artículo 61 establece que cada país debe generar un adecuado proceso penal con penas de prisión y multas para disuadir el delito. “Hoy, una multa de fraude marcario ronda los 131 pesos y las penas no existen. Si un falsificador se presenta y confiesa, deposita 131 pesos y hace una labor comunitaria por un fraude multimillonario, y listo. Lo que no se entiende es por qué nadie pide que se cumpla con el artículo 61 del Trips”, sostuvo el especialista. La falsificación de la propiedad intelectual está regida por la ley 11.723 y la pena es de hasta 6 años de prisión. Para el caso de las patentes, la ley es la 24.481 y la pena mínima es de 3 años, que se duplica en caso de reincidencia. En el caso de las marcas, la ley es la 22.362, pero no hay penas de prisión. Porcel destacó, no obstante, que la Aduana reglamentó por iniciativa propia el artículo 46 de la ley 25.986 (Código Aduanero) “por lo que ahora tiene la facultad para parar en frontera productos que se presuman falsificados”. Consultado por LA NACION, el director de Aduanas, Ricardo Echegaray, señaló que “el acuerdo Trips consta de medidas en frontera que asumen los Estados de aplicar para garantizar un comercio global transparente y darle al titular del derecho marcario una

herramienta de control”, y agregó que “la detección de mercadería falsificada que ingresa en el país aumentó un 36% en 2006 (ver recuadro)”. “Lo que hicimos con la AFIP –continuó– fue instaurar un sistema de asientos de alerta, un prototipo que se incorpora al Sistema María. Así, cruzamos la información sobre los flujos de comercio ilícito y los compradores de marcas falsificadas que nos brindan las cámaras

de grandes marcas y otras entidades que defienden los derechos de propiedad. Con estos datos generamos alertas para el control operativo y construimos perfiles de riesgo para ser más efectivos al detectar estos casos”, amplió. Además de este sistema de alertas, este año comenzará a funcionar el Comité de Lucha contra la Piratería y el Fraude Marcario, dentro de la Aduana y articulado con el sector privado. Los consultados estuvieron de acuerdo en señalar que China es un reductor masivo de productos falsificados. De hecho, el programa “60 Minutos II” de la cadena norteamericana CBS News, difundió en 2004 un informe sobre China y el fraude marcario. Allí puede verse cómo, a partir de la radicación de grandes multinacionales en busca de mano de obra barata se generó una industria del fraude enorme: entre el 15 y el 20% de los productos comercializados en China son falsos y el 80% de los productos falsos que se intercambian en todo el mundo tienen su origen en China. Los ejemplos van desde “imitaciones” de palos de golf Callaway por US$ 275 (cuando en Estados Unidos se venden a US$ 3000), con la diferencia de que el Big Bertha 454 Driver está hecho por dos piezas de acero soldadas en lugar de una única de titanio. El extremo son las autopartes: pueden verse autos con el frente que replica “idénticamente” al de un modelo alemán A, y la parte de atrás que “copia” a la de un modelo B. En lo que hace a zapatillas: en 10 días se falsifican 1000 pares a US$ 4 cada uno. Incluso, puede conseguirse la versión trucha de las famosas pastillas para contrarrestar la disfunción eréctil del hombre.

Procedimientos por US$ 15,8 millones

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La semana última abundaron los operativos de confiscación récord de mercaderías que incurrían en el fraude marcario en el Puerto de Buenos Aires. El jueves, AFIP-Aduana se incautó de 4,5 millones de CD y DVD que suponían ser de las marcas Ilusion y Sony por US$ 12,5 millones, procedentes de Taiwan. El viernes fueron 260.000 anteojos que presumían ser de las marcas Adidas, Reebok, Oakley, Puma y Nike, por US$ 3,6 millones, procedentes de China. En 2006, AFIP-Aduana efectuó procedimientos sobre fraude marcario por un total de US$ 15,8 millones. Los operativos incluyeron videojuegos PS1 y PS2 Memory card de Sony/Nintendo, por casi US$ 38.300 y productos de las marcas Sony, Pioneer, JVC, Philips y Jwin –entre ellos videocámaras, reproductores de MP3, reproductores de DVD, equipos de Home Theatre y autoestereos– por un total de US$ 520.562. En el rubro textil, fueron afectadas las marcas Louis Vuitton, Ralph Lauren, Nike, Lacoste, Versace, Kosiuko, Ona Saez, Infinit, D & G, Puma y Adidas por más de US$ 14.600. También se confiscaron relojes por US$ 500.000, herramientas que falsificaron la marca Stanley por US$ 31.500 y autopartes copiando la marca Bosch y Valeo por más de 4000 dólares.