el poder de un soplo

Eusebio Elizondo, M.Sp.S., es obispo auxiliar de Seattle y vicario para el ministerio hispano. Yo he tenido la bendición y privilegio de ser sacerdote por.
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EL PODER DE UN SOPLO Para convencer al mundo del poder amoroso de Jesús, basta con que le permitamos insuflar en nuestro interior su presencia

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o he tenido la bendición y privilegio de ser sacerdote por casi ya 30 años. Si a esto le agrego los muchos años de formación en el seminario, podría decir que tres cuartas partes de mi vida me la he pasado predicando.

zar todo esto y ese mismo soplo es con el que nuestro Señor resucitado nos arroja hoy al mundo. “Esta escritura se cumple hoy”. (Lucas 4, 21)

Para convencer al mundo del poder amoroso de Jesús, basta con que le permitamos insuflar en nuestro interior su presencia. Solo así podremos hacer recobrar la vista a quien está ciego de envidia y no puede contemplar en su OBISPO EUSEBIO persona la belleza de lo que Dios ha hecho. Así ELIZONDO, M.SP.S. Muchas horas de práctica en escritura, dictambién seremos instrumentos de libertad para ción, énfasis, ritmo, entonación, lenguaje no verquien está cautivo en su propio egoísmo; ese bal, etc., y sin embargo en tantas ocasiones descubro con soplo calentará los corazones helados sin ningún contacto tristeza que no logré, al final de mi prédica, conectarme humano, un soplo tan poderoso que aligerará las cargas con mi audiencia. de los oprimidos, ofreciendo solaz y esperanza. ¿Cómo hicieron pues hace dos mil años esos humildes Empujados por ese soplo, los discípulos han caminado pescadores galileos para entregar su mensaje con tanta efidesde entonces por todos los rincones del mundo abriendo cacia? A campo abierto, sin la ayuda de altavoces, sin más nuevas sendas de fraternidad, de justicia, de perdón y de preparación que el haber escuchado a un carpintero por alegría. Nuevos discípulos están siendo formados en la tres años y sin embargo, sus pocas palabras transformaron iglesia cada día a través de la catequesis y los sacramentos cientos de mentes y corazones. que son nuestra energía como creyentes. ¡Todo por el poder de un soplo! Jesús resucitado se Es ėpoca de graduaciones y confirmaciones presenta en medio de asustadizos seguidores, sopla sobre Esta época del año litúrgico se caracteriza por la ellos y los transforma en apóstoles diciendo: “Reciban al alegría de ver a cientos de jóvenes en nuestras parroquias Espíritu Santo” — “Como el Padre me envió a mí, así yo recibiendo el sacramento de la confirmación. Muchos lo envío a ustedes”. (Juan 20, 21-22) de estos jóvenes también celebrarán por estos días su Bastó un soplo para hacer la diferencia! Ese soplo era el graduación de la escuela preparatoria con todas las mismo que impactó la nariz del primer hombre terrenal y expectativas de su futuro que al llegar a esta meta les le infundió vida. (cfr. Génesis 2, 7) No bastaba con ser “un viviente”; Jesús con su soplo nos dá la plenitud de la vida y hace irremediablemente plantearse personalmente. Como los discípulos de antaño, los nuevos discípulos nos lanza a repartirla a toda la creación. también tienen miedo de lo que vendrá en sus vidas, pero Jesús no los dejará jamás solos. El viene a soplar en Un soplo que viene de Dios nuestras vidas inteligencia y sabiduría para tomar las deCon ese soplo Jesús nos capacita a derrotar al maligno, cisiones adecuadas de acuerdo a su voluntad amorosa. La es decir, al pecado en todas sus formas, que siempre trae muerte consigo. Su soplo es la frescura del perdón de Dios, presencia de su Espíritu se transforma en un poderoso tornado que nos transporta a nuevos campos donde podemos es la misericordia divina que pone una barrera infranqueser testigos — misioneros de servicio, de alegría, de fraterable para el demonio. Es ese viento que barre la cobardía nidad y de comunión. Probablemente para muchos será la y el desaliento de los seguidores y los hace testigos del universidad ese campo donde ese divino soplo los lleve. perdón de Dios por puro don, por puro amor. El soplo divino hizo que María nos regalara a nuestro Los pulmones de Jesús estaban llenos del aliento divino. redentor, y la impulsara a acompañar a los discípulos El mismo aliento que lo arrojó fuera de la tumba venciendo en la gran misión de ser convincentes con la palabra y la para siempre a la muerte. Ese aliento del amor de Dios lo hacía clamar lleno de gozo: “El Espíritu del Señor está sobre vida. Sin duda ella nos ayudará a ser dócilmente llevados a proclamar por doquier las maravillas que hace un solo mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos, y soplo divino. ¡Dejémonos alegremente llevar! dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor”. (Lucas 4, 18-19) Eusebio Elizondo, M.Sp.S., es obispo auxiliar de Seattle y El soplo de Dios Padre envió a Jesús al mundo a realivicario para el ministerio hispano. 26 Northwest Catholic / June 2014 / www.NWCatholic.org

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La vacuna contra el Alzheimer espiritual Shutterstock

El ritmo vertiginoso de nuestra cotidianidad no nos deja pausa para recordar el inmenso gozo y gratitud por la vida

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os que nacimos en sociedades del así nombrado primer mundo, o en vías de desarrollo, estamos altamente expuestos al virus de la prisa. Efectos colaterales de este mal son la pérdida de memoria e indiferencia, o lo que yo llamaría el “Alzheimer del espíritu”.

En las pocas horas en que estamos despiertos cada día, recibimos un cúmulo de experiencias que nuestra mente no es capaz de retener. Tampoco lo es nuestro corazón, que trabaja a ritmo semi-lento para bombear sangre y sobre todo para producir eso que conocemos como “afecto”. Tantas experiencias de nuestro día son vividas tan de prisa, que tocan solo la superficie de la mente y del corazón y por lo mismo no nos “afectan” y en consecuencia fácilmente se borran de nuestra memoria y nos son indiferentes.

Qué desgarrador es encontrarnos con un familiar con quien hemos compartido un sinnúmero de alegrías y penas y, que a consecuencia de esa devastadora enfermedad (Alzheimer), ahora ya no nos reconoce. Se me ocurre pensar que a Dios nuestro Padre, el familiar más cercano que nos ha hecho sus hijos a través de la sangre de Jesús, se le desgarra lo más íntimo de sus entrañas cuando ya no le reconocemos a consecuencia de nuestro Alzheimer espiritual, porque ya no nos “afecta” su presencia. El ritmo vertiginoso de nuestra cotidianidad no nos deja pausa para recordar, es decir para poner de nuevo todo en el corazón, para sentir desde lo más profundo de nuestro ser, el inmenso gozo y gratitud por la vida y por la oportunidad de participar en la transformación del universo. El microbio de la prisa daña las fibras de la verdadera alegría que produce el ensanchar la verdad acerca de mi existencia y la transforma sólo en superficiales carcajadas pasajeras. Ese virus atrofia la memoria de mi alma y ya no puede revivir la gigantesca libertad que me regaló su perdón, o la confianza que me da su paciencia. La prisa nos contamina de OBISPO EUSEBIO indiferencia. No me permite descubrir ELIZONDO, M.SP.S. las causas de las injusticias en mi propia vida, en mi sociedad o en el mundo, porque simplemente no tengo tiempo. Contamina mis ojos y no tengo tiempo para ver la pobreza. Contamina mis oídos y no tengo tiempo para escuchar el dolor de una mujer maltratada o de un niño abandonado en la miseria.

La vacuna contra este mal

La vacuna contra ese maléfico virus es el silencio. Ahí es donde se restablece el espíritu. Ahí es donde se recupera la memoria afectiva, como dice el profeta Oseas: “Yo la voy a enamorar, la llevaré al desierto y le hablare al corazón”. (Oseas 2,14)

Las entrañas de Dios son inmunes al Alzheimer, Él jamás se olvidará de nosotros, como nos asegura el profeta Isaías: “¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, Yo no te olvidaré.” (Isaías 49,15) Dejémonos vacunar por el amor infinito de Dios; eso nos permitirá recordar su amor desde la hermosura de la creación de la que nos ha puesto como administradores; esa inyección nos dará nueva energía para caminar al encuentro del que hasta ahora me parecía un extraño y al acercarme descubrir que me parezco a él, que es mi hermano. “Cuando lo hiciste al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hiciste.” (Mateo 25,40) Jesús nos regaló como madre y modelo a María, su propia madre. Esa mujer que supo escuchar, que supo guardar todas las cosas en el corazón, que supo recordar en cada momento de su existencia que Dios es siempre fiel y cumple sus promesas; en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Galilea, en el Calvario, y en la eternidad. Hay tanto que recordar. Démonos tiempo para ello, sin duda sonreiremos. Eusebio Elizondo, M.Sp.S., es obispo auxiliar de Seattle y vicario para el ministerio hispano.

26 Northwest Catholic / July/August 2014 / www.NWCatholic.org

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Corazón indocumentado Obtener la ciudadanía plena de una nación universal más allá de los límites de la geografía política

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or decisión de Dios, el Dador de toda  vida, nací en suelo mexicano. El corazón me ha hecho misionero indocumentado en cualquier lugar donde aún no me descubren como hermano. Seré extranjero en este mundo hasta el día en que el Creador de todo y de todos me reciba definitivamente en su corazón, de donde un día salí para comenzar a ser peregrino.

agreste aislamiento. Ellos instalaron puentes de paz que me han permitido a mí y a tantos otros ir conociendo más de cerca a todos esos que parecían tan lejanamente “extraños”.

Esta dulce nación sin fronteras

El largo proceso de ciudadanía de esta inefable patria sin límites, nos obliga a los solicitantes a promover gozosamente las grandezas de la misma. Nos empuja a anunciar que esta patria OBISPO EUSEBIO tiene un vasto subsuelo de perdón capaz de liberar ELIZONDO, M.SP.S. a incontables millones de oprimidos bajo el peso de sus errores. Nos compele a gritar que esta seductora nación tiene litorales inmensos de justicia tan profundos que extrae continuamente de sus abismos tesoros de Me he pasado la vida tratando de aprender la lengua unidignidad humana hasta ese momento insospechados. versal de la humanidad, balbuceando fraternidad, justicia, El fundador y máximo regidor de esta patria siempre paz, libertad, dignidad, alegría y a estas alturas de mi vida nueva, Cristo Jesús, paga el precio de membrecía para todo todavía no logro comunicarme con claridad y soltura. aquél que lo solicite libremente y firma los documentos sin fecha de caducidad con la inagotable tinta roja que produce El largo proceso de ciudadanía Su corazón. No he aprendido todavía a dominar las reglas de gramátiA lo largo de los siglos, muchos millones de mujeres y ca inscritas en lo más profundo de esta raza humana en la hombres han logrado plena ciudadanía en esa feliz patria de que estoy inmerso. Continúo cometiendo faltas en la ortomisteriosa orografía, pero aún quedan muchos millones busgrafía de mi existencia que no me permiten completar con cando entrar que ignoran las enormes facilidades ofrecidas. cierto éxito siquiera la escuela básica de la vida. Quizá para Los que tenemos membrecía vigente, podemos facilitar cuando me encuentre listo, esté ya a punto de terminar mi que muchos más descubran esta patria y aceleren su pertejornada terrenal. nencia. El Fundador de esta dulce nación sin fronteras, La fe de mis padres me regaló derechos de una patria más Jesucristo, exige como único requisito de admisión, confiar allá de los límites de la geografía política, que he ido poco en Su sabiduría que sabe dar a sus miembros lo que cada a poco descubriendo, maravillado de sus riquezas. Ahí la uno necesita para ser feliz, y que comuniquen esa misma lengua común es el amor y todos la hablamos con un cierto confianza a otros posibles candidatos alrededor. acento, de acuerdo a las destrezas de cada corazón. Todo tipo de nombres resaltan en la lista de ciudadanos de Mi anhelo es obtener un día la ciudadanía plena de esa esta patria tan genuinamente diferente: Pedro, Juan, Tomás, nación universal, pero necesito antes pasar el examen de Magdalena, Martha, Pablo, Ignacio, Francisco, Teresa, humanidad hasta entender que cada hombre y cada mujer en este mundo tienen un origen común y un destino aún más Catalina, Conchita y por supuesto la más prominente y feliz condecorada ciudadana, María. común. Que sea esa misma María quien nos lleve a abandonarnos Tantos expertos en las leyes de esa patria (santos y santas) me han ido enseñando con sus vidas, los beneficios y deberes confiadamente en el amoroso Fundador de esa gran nación de santos y firme en nuestro corazón el documento definitivo que otorga el pertenecer a esa tan atractivamente misteriosa de pertenencia a su patria. nación sin fronteras. Millones de hombres y mujeres a lo largo de los siglos han ido construyendo esa gran nación. Eusebio Elizondo, M.Sp.S., es obispo auxiliar de Seattle y vicario para el ministerio hispano. Ellos abrieron brechas de fraternidad donde solo existía 26 Northwest Catholic / October 2014 / www.NWCatholic.org