El poder de las teclas de un piano

26 ene. 2014 - zó a dar clases en Adacen a través del padre de una amiga, voluntario que le propuso realizar un concier- to en la asociación. “Había un piano.
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8 SOCIEDAD NAVARRA

Diario de Noticias Domingo, 26 de enero de 2014

Eneida Idiakez, María Jesús Ruiz, Cristina Vera, Vitorino Carvahlo, Ainhoa Martínez y Joshe Echenique durante una clase de piano en Adacen. FOTOS: MIKEL SAIZ

El poder de las teclas de un piano TRES USUARIOS DE ADACEN RECIBEN CLASES DE MÚSICAY REGISTRAN UN AVANCE EN EL DESARROLLO DE VARIAS HABILIDADES PATRICIA ALFARO PAMPLONA

ARA muchos y muchas, parafraseando al filósofo Nietzsche, “sin música, la vida sería un error”. Si no, que se lo pregunten a Eneida Idiakez, Joshe Echenique y Vitorino Carvalho, usuarios de la asociación de daño cerebral de Navarra Adacen, que, a base de esfuerzo y constancia, han conseguido recuperar esta afición, que siempre fue parte de sus vidas, y que, tras sufrir daño cerebral, parecía perdida. Los tres son guiados por la profesora de piano Ainhoa Martínez, que siempre había pensado en compaginar su trabajo en distintos conservatorios con el voluntariado. Comenzó a dar clases en Adacen a través del padre de una amiga, voluntario que le propuso realizar un concierto en la asociación. “Había un piano y Joshe –uno de sus alumnos– se lanzó a tocar. Entonces vino Cristina, la terapeuta, y comentó que nunca le había visto interpretar música, ni siquiera sabía que tuviese nociones”, comentó Martínez. En ese momento, surgió la idea de dar clases de música y desde agosto, tres usuario de Adacen, Eneida Idiakez, Joshe Echenique y Vitorino Carvalho acuden a estudiar piano dos días a la semana, guiados por Martínez. Precisamente lo que tienen en común estas tres personas es que, antes de padecer daño cerebral, eran músicos, y tenían gran afición por el piano. “Cuando propones un proyecto, nunca sabes cómo va a desa-

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rrollarse. Estoy muy contenta, porque los tres están involucradísimos y en ningún momento se cansan, siempre están pensando en aprender”, comentó la profesora. Martínez prefiere que desarrollen la memoria a la hora de tocar las partituras. Por esta razón, siempre que van a empezar una canción nueva, el primer día les enseña a leer las notas y después, trabajan sin ella. “Eneida sabía leer partituras y Joshe y Vito están aprendiendo poco a poco. Memorizan las canciones y en la clase siguiente parece que no las recuerdan, pero enseguida las recuperan”, explicó. Durante la primera clase, la profesora les ayudó a recordar el instrumento, y una vez después, les preguntó que tipo de canciones les gustaría tocar. “Eneida y Joshe se inclinan por euskal musika, mientras que Vito prefiere otros estilos como el tango. Ahora estamos trabajando Erribera y Zazpi Jauzi”. Así, todo el esfuerzo de estos meses se vio reflejado en el concierto de Navidad, donde interpretaron Loretxoa, Txoria Txori y Aita Semeak. “Nos fuimos con una sensación buenísima, vino mucha gente y el público se mostró muy emocionado. La verdad es que trabajar como voluntaria en Adacen es algo que está siendo muy gratificante para mí. Está demostrado que la música no solo te da más confianza en ti mismo y desarrolla tu autoestima, sino que al final, eres mucho más feliz”, señaló la profesora. RECUPERAR AFICIONES Lo que

comenzó como una forma de que

“La música no solo te da más confianza en ti mismo. Al final, con ella eres mucho más feliz” AINHOA MARTÍNEZ Profesora de música

“Lo más importante es que se enrolen en esta actividad y digan esta es mi afición” MARÍA JESÚS RUIZ Neuropsicóloga

“El objetivo es que entre todos logremos mejorar la calidad de vida de las personas afectadas” CRISTINA VERA Terapia ocupacional

Eneida, Joshe y Vitorino recuperasen su afición por la música ha resultado en un gran paso para el desarrollo físico y cerebral de estos tres usuarios, algo calificado por María Jesús Ruiz, neuropsicóloga en Adacen, como “un regalo”, porque ha sido un avance que “hemos encontrado sin querer”. “Los tres han dado pasos muy importantes desde que comenzaron las clases, sobre todo en el ámbito de la atención, la motivación y en su autoestima”, señaló la neuropsicóloga. Asimismo, añadió que, aunque no tengan evidencias científicas, “está claro que la música mejora la calidad de vida de las personas”. “No solo despierta muchas áreas del cerebro, también resulta una actividad multimodal. Es una estimulación visual, motora, auditiva, es buena para centrar la atención, para la memoria y para la coordinación”, comentó Ruiz, que añadió que, “todo el movimiento o coordinación que requiere el piano puede ser trasladado al día a día”. Los beneficios de esta actividad son importantísimos, pero para Adacen también es esencial el hecho de que sean los propios Joshe, Eneida y Vitorino los que, voluntariamente, hayan elegido acudir a estas clases. “Los tres eran músicos y esto es lo que más nos interesa. Lo más importante es que se interesen y se enrolen en su actividad y que digan, esta es mi afición. Es una manera de recuperar un pedacito de ellos, de aquello que solían hacer antes de sufrir el daño cerebral. Se recuperan a sí mismos a través de la música”, explicó la neuropsicóloga.

Todo esto deriva en un importante desarrollo de la motivación y el autoestima. “La vida da un giro radical tras sufrir daño cerebral. La apatía y la desmotivación son secuelas muy comunes en las personas afectadas. Por ejemplo, el hecho de que sean ellos los que elijan las partituras y la música ya es positivo, porque aviva el ámbito de la motivación”, apuntó Ruiz. Las impresiones de la terapeuta ocupacional Cristina Vera coincidieron con las de María Jesús Ruiz a la hora de valorar los efectos que las clases de música están teniendo sobre los tres usuarios. “Me sorprendí gratamente con la evolución tan buena que han tenido. Ainhoa está haciendo un trabajo espectacular, se está implicando mucho y ha conseguido engancharles”, comentó. Además, ella ha estado con los tres desde el principio, y ha podido comprobar que, además de la esfera emocional, aprender a tocar el piano “influye en el tema motriz, contribuye a la rehabilitación y trabajan más cosas de las que son conscientes”. Por su parte, Vera se dedica a trabajar el tema de autonomía, desde las actividades más básicas de la vida diaria, “como puede ser la alimentación, el aseo o el vestido” a actividades más complejas como lo que implican convivir en sociedad, vivir independientemente o coger transporte público. “Lo más importante es que entre todo, logramos mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por el daño cerebral”, concluyó Vera.