El partisano que mató para dar vida

alturas de Treviso, a hacer la guerra contra ... nacido en Treviso, región del Véneto, en el norte del Italia. ..... ciones de esa provincia, Ivana. Torres, dijo que la ...
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INFORMACION GENERAL

I

Sábado 29 de mayo de 2010

EN LUGARES PÚBLICOS

Historias con nombre y apellido | Renato Zanchetta

El partisano que mató para dar vida Continuación de la Pág. 1, Col. 2 años lejos de su familia, en 1943, cuando partió casi de madrugada a Montello, en las alturas de Treviso, a hacer la guerra contra Hitler y Mussolini. Y mató sin culpas. Mató a los que mataban a patadas en la cabeza a sus amigos. Mató a los que exterminaban niños como si se tratara de un deporte. Mató porque estaba en guerra. Tiene una voz linda y grave este partisano nacido en Treviso, región del Véneto, en el norte del Italia. Es amable, posee una memoria envidiable a sus 85 años, muestra cada recuerdo de aquellos días en la montaña y nos espera, en su casa de avenida General Paz al 12.000, con un discurso escrito que estremece el alma. Renato, decíamos, mató. Y no se siente orgulloso por eso, más bien se trata de recuerdos que por momentos lo conmueven, como a quienes lo escuchamos. Es una cara linda la suya, tiene un andar torcido, un amor inconmensurable por Chéa, su mujer de toda la vida, partisana también, hermosa y que ofrece café con un poquito de grapa. “Los aliados querían llegar primeros a Alemania para quedarse con el botín y recién a lo último nos tiraron armas para que nos defendiéramos. Antes, lo hacíamos con escopetas de caza, piedras, cualquier cosa. Lo que queríamos era cazar a esos nazis que andaban errantes por la montaña tratando de llegar a su país y a los fascistas italianos, esos... Qué gente, mamma mia, che figli di puttana...” Traducción no hace falta. Sólo es necesario escuchar la historia y esperar un cafecito más de Chéa, a quien Renato llama “gorda” y con la que habla en un dialecto, “para que no se pierda, ¿vio?”, como ella aclara. “La cosa era así, Alessandra, mira: los aliados –explica Renato, con el acento dulce del norte de Italia y con la familiaridad cómplice del buen narrador– querían quedarse con un pedazo de Europa y nosotros, i partigiani, queríamos liberarnos de los fascistas. Eso, la liberación, nosotros pudimos lograrla el 25 de abril de 1945 y, te juro, Alessandra, que ese día murieron más personas que durante toda la guerra.” Renato trepó a Montello en la primavera de 1943, con 18 años recién cumplidos, y no bajó hasta ese día, el 25 de abril. Y Montello no era cualquier lugar: desde las alturas se veía el río Piave, paso obligado de los alemanes para abastecer a sus tropas desde esa zona del norte. “Entonces, nosotros queríamos molestarlos, hacerles el mayor daño posible, porque ellos eran el enemigo. Ellos y los compatriotas camisas negras. Y no te vayas a creer que todos en esa montaña éramos comunistas, no señor, yo era italiano antifascista, ¿entiende usted? El caso es que a mí me llamaron para hacer el servicio militar y yo me escapé, porque las fuerzas armadas ayudaban a Hitler y porque cuando todo se dio vuelta, los alemanes apresaban a los italianos y los llevaban a campos de trabajo.” Y en Treviso quedó la familia Zanchetta: mamá, papá, los abuelos y tres hermanos, y su profesión: perito electrónico, oficio que luego le sirvió para salvarse de varias bombas. “Era difícil cruzar el Piave para ir a la montaña y yo tenía un padrino que iba por los puentes custodiados por los alemanes a llevar roca. Nosotros les dábamos grapa y ellos, nafta, que era imposible de conseguir por ese entonces. Bueno, un día pasé, le di la botella, pero ya no volví, nena, me escapé.” Casi un año después de ese episodio del puente por el que pasaban los alemanes, el joven Renato viviría sus horas más tremendas de incertidumbre desde la montaña en la que se ocultaba y temblaba de frío. Fue el día en que los alemanes bombardearon sin piedad la ciudad de Treviso y una bomba cayó al lado de su casa. El lo veía todo desde la altura, en la montaña. Veía el humo, gente corriendo, llamas. ¿Qué sentía? Renato sentía rabia. Y estuvo así varios días hasta que las “chicas” –vecinas, amigas, partisanas igual que ellos, pero que se ocupaban de la “comunicación”– subieron al Montello para contar detalles del bombardeo e intercambiar chismes, sonrisas, queso, vino y pan. Una de esas chiquilinas era Chéa, que subía en su bicicleta cada vez que podía para llevarles algo de comer y noticias a esos muchachos que les iban a salvar la vida. “No murió nadie de mi familia, por suerte, y ahí la conocí a ella –y la señala–. El padre, mi suegro, era tan antifascista que había combatido durante la Primera Guerra Mundial contra los alemanes y les había tirado gases.” –¿Y qué recuerda de ese día de la liberación?

Estrategias para vacunar contra la gripe A En San Juan están yendo casa por casa

RODRIGO NESPOLO

Renato, de 85 años, junto a su inseparable Chéa, recordó cada detalle de aquellos duros días en las montañas italianas –Que nadie nos daba bola. No sabes el cassino que hacían los americanos. Todo era raro, la comida que tiraban, la gente que agarraba a los que habían colaborado y los castigaba, los soldados alemanes que se entregaban a cualquiera, pero pedían por favor que no los pasemos a manos inglesas. Las mujeres bailaban... –Y usted también... –Yo no bailo. Un duro este partisano. Un héroe hecho y derecho. Y, como bien se sabe, los héroes no andan por la vida bailando y menos después de tanta miseria. Y tanto frío. –Usted dice que al principio, cuando fueron a la montaña, no tenían armas. ¿Qué hacían entonces para combatir a los alemanes? –Usar la imaginación. Y cuenta Renato una historia increíble. “Muy cerca de donde estábamos pasaba siempre una moto alemana con sidecar que, nosotros lo sabíamos, venía repleta de armas. El problema era que nosotros no teníamos cómo pararla y necesitábamos las municiones, el arsenal, con urgencia, porque nos atacaban y nosotros no teníamos con qué defendernos.” Entonces a él y a Angelo, un amigo partisano, se les ocurrió una idea más cercana al coyote del correcaminos que a un combatiente: como los alemanes, para acortar camino, pasaban a través del campo, ellos serrucharon un árbol, lo mantuvieron en alto con unas sogas como si estuviera sano y cuando la moto se acercó lo tiraron. “I tedeschi se sorprendieron –dice, muerto de risa– y pararon la moto. Entonces nosotros los detuvimos, los atamos a un árbol, les robamos las armas y, en el tanque de combustible de la moto, les pusimos vino y una leyenda que decía: Alla salute.” Zanchetta y doce amigos, entre los que se encontraba un ruso al que habían liberado de los nazis, se autodenominaron Brigada Giuseppe Mazzini, en honor al filósofo y político italiano que fue determinante en la formación de la Italia moderna, democrática y republicana. Los muchachos de la Mazzini, que cada vez eran más en la montaña, discutían todas las acciones a llevar a cabo como si fueran una célula regular del ejército y debían soportar que algunos “viejos” –gente más grande en edad– y comunistas se autodefinieran como los líderes de la agrupación. “Era así. Habían llegado después de nosotros, por ahí ni habían visto las armas y daban órdenes”, dice. Y, después de varias reuniones, cónclaves y mítines, una de las conclusiones a la que llegaron los juramentados de la montaña es que había que hacerles creer a los alemanes que ellos, además de valientes, eran muchos. De modo que, por turnos, y ya armados con

RENATO ZANCHETTA

PARTISANO DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Quién es: tiene 85 años, vive en la ciudad de Buenos Aires. Fue partisano en las montañas de Treviso, Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. Su nombre de guerra fue Ray. Formó la Brigada Giuseppe Mazzini. Qué hizo: liberó a un contingente de judíos destinados a campos de exterminio y a un camión con 91 rusos. No quiso emigrar a Canadá por el frío que hace en aquel país. Qué hace: en la Argentina se dedicó a la electrónica, maneja las computadoras a la perfección y es aficionado a la fotografía. Está casado desde el 5 de mayo de 1948 con Chéa, tiene un hijo y un nieto. Desprecia a los fascistas y dice que nunca fue comunista. Tiene una herida en la oreja del día en que 632 alemanes se rindieron ante la brigada.

bazucas y otras armas que habían logrado robar, disparaban a la nada para hacer ruido. “Ellos creían que éramos miles, Sandra [es el diminutivo de Alessandra en italiano], porque tirábamos andanada tras andanada y, mira, surtió efecto, porque un día vimos a tres de ellos que venían hacia nosotros con la bandera blanca, para rendirse y sólo era una avanzada.” Sí, los alemanes, más de 600, se rindieron a 40 partisanos hambrientos, muertos de frío y que se turnaban para tirar y hacer bulto. Y lo hicieron con una sola condición: que no los entregaran a los ingleses, preferían a los norteamericanos, a los rusos, a cualquiera, pero jamás a los británicos: les tenían terror. Los “viejos” partisanos accedieron a la condición y se convino que la entrega se haría en la plaza central de Valdobiadene, un pueblo pequeño vecino a Treviso, pero en el centro de la contienda entre aliados y nazis. “A mí me eligieron para parlamentar con los americanos. Así que fui al campamento y lo que más me llamó la atención fue la cantidad de comida que había. Me acuerdo de que fui con un amigo, que comió tanto que se enfermó. Bueno, los americanos aceptaron que se los diéramos a ellos y, a la mañana siguiente, llevamos a los alemanes en calzoncillos al centro de la plaza, atados con alambres para hacer el intercambio. Y mira, mientras hablaban y hablaban todos a los gritos, uno de esos nazis se desató y me pegó un tiro en la oreja. Ni te digo lo que le pasó a él.” Se salvó esa vez. Como se había salvado casi un año antes, para el día de Pascuas, el 9 de abril de 1944, cuando algunos de los

muchachos de la Mazzini perseguían un solo objetivo: bajar al pueblo y asistir a la misa. “No era buena idea”, dice Renato/Ray, él había olido la desgracia ahí, en la montaña, pero no podía impedir que sus compañeros cumplieran con su fe. “Se cortaron el pelo, se lavaron un poco, se vistieron bien, pero se notaba que no eran cristianos del pueblo. Entonces, llegaron cuatro alemanes y fueron directo a buscarlos, los cortaron a cuchillo, nena, y les rompieron la cabeza a zapatazos, se turnaban para pegarles. Claro que nosotros no sabíamos nada, pero cuando nos enteramos decidimos bajar a buscarlos.” Ray dice que cerca de una hostería que había en el valle, luego de patrullar disimuladamente, encontraron el jeep de los alemanes. –¿Cómo sabía que eran ellos? –Porque tenían las botas llenas de sangre. Tomaban cerveza y se reían con las botas que goteaban sangre. Los mataron ahí mismo. A los cuatro alemanes. Días más tarde, todavía con la misma bronca, Ray avistó un camión huyendo y no dudó en disparar un bazucazo: adentro había prisioneros rusos encadenados, a los que liberaron. “Y era raro todo, porque los alemanes se querían ir rápido, se disfrazaban para pasar la frontera o tomaban rehenes, pero nosotros conocíamos como nadie esa montaña y siempre los agarrábamos”, explica. Por fin vino la liberación. La voz empezó a correr rápido por la montaña y la palabra libertad, acompañada de algunos alimentos, se hizo fuerte en las plazas antes vacías o llenas de cadáveres. Entonces, los muchachos de la montaña enterraron las armas propias y las ajenas, bajaron al pueblo, bailaron, comieron mermelada y pan que les tiraban los americanos “como si fuéramos monos”, festejaron y hasta se casaron. –¿Por qué se fue de Italia? –Porque los fascistas seguían libres, como ahora. Y por el hambre, la necesidad. ¿Sai, Sandra, lo que pasamos nosotros? No tiene idea usted... “Y el frío –acota Chéa–, un frío de muerte.” Así que fueron hasta Génova y, en vez de tomar el barco a la helada Canadá, donde vivía un padrino de Renato, se vinieron a la Argentina. Hoy, Renato no recibe subsidios del gobierno italiano, jamás tira comida, despotrica contra los fascistas mínimamente 20 veces al día, no quiere volver a su patria y vive para su nieto, Juan Pablo. Pero Ray, el partisano que lleva dentro de su alma y que camina erguido como si tuviera 20 años, no descansa nunca, porque su alma todavía está en Montello, donde ya no hace tanto frío.

A pesar de las campañas públicas y privadas para que los pacientes de los grupos de riesgo se vacunen contra la gripe A, quedan todavía en el país muchos lugares donde es muy poca la concurrencia a centros de salud para aplicarse la vacuna monovalente contra el virus H1N1, destinada a ese sector de gente más vulnerable en caso de contagio. Tanto es así que en San Juan, sólo fue vacunado el 52 por ciento de los grupos de riesgo, según informó ayer el Diario de Cuyo. Las autoridades sanjuaninas decidieron, por esa razón, ir hoy y mañana, casa por casa, en busca de las personas que restan por vacunar. La responsable de inmunizaciones de esa provincia, Ivana Torres, dijo que la gente no asiste masivamente como se esperaba a recibir su vacuna, principalmente por existir “una falta de conciencia” en prevenir el contagio. Idéntica situación se registra en otros distritos, por lo que el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, confirmó que hoy y mañana se realizarán las jornadas nacionales de vacunación contra la gripe para que “no quede ningún argentino que esté dentro de los grupos de riesgo sin acceder a la vacuna, que es totalmente gratuita [la monovalente]”. La vacuna trivalente, cabe recordar, es para quienes no están en esos grupos y tiene un costo de alrededor de 70 pesos y su provisión depende de las compras que hayan realizado los vacunatorios privados. Según dispuso ese ministerio, hoy y mañana todos los centros de vacunación del país van a estar abiertos para aplicar la dosis que protege contra el virus de la gripe A a los sectores de riesgo. En la ciudad de Buenos Aires, según se informó, los lugares donde se instalarán los móviles de vacunación son los siguientes: LEl acceso al Zoológico porteño, frente al Monumento de los Españoles, en las avenidas Del Libertador y Sarmiento, de 10 a 17. L Costanera Sur (en el antiguo balneario), de 10 a 17. L Bosques de Palermo (en El Rosedal), de 10 a 17. L Retiro (Villa 31 y en el puente 4 de la Terminal de Omnibus). Hoy, de 11 a 18. L Biblioteca Nacional (en el acceso situado en la avenida Las Heras y Agüero). Mañana, de 11 a 17. Además, estarán abiertos para esta vacunación los siguientes hospitales y centros de salud de la Capital: L Hospital Elizalde (Montes de Oca 40), hoy, de 8 a 13. L Hospital Ricardo Gutiérrez (Sánchez de Bustamante 1390), hoy, de 8 a 14. L Hospital Zubizarreta (Nueva York 3952), hoy y mañana, de 9 a 16. L Hospital Muñiz (Uspallata 2272), hoy de 7 a 14. LCesac 4 (Alberdi y Pilar), hoy, de 10 a 13. LHospital Fernández (Cerviño 3356), hoy y mañana, de 10 a 16. L Hospital Pirovano (Monroe 3551), hoy y mañana, de 9 a 14. LMaternidad Sardá (Esteban de Luca 2151), hoy, de 8 a 12. L Cesac 26 (Gurruchaga 1939), hoy, de 10 a 14.30. En el Ministerio de Salud de la Nación se espera pueda vacunarse el 80% de los que pertenecen a los grupos de riesgo. Para acceder a la vacuna deben presentarse con DNI (en los menores de 5 años y mayores de 64) y receta médica para los que integran otros grupos de riesgo.

LOTERIAS Y QUINIELAS / SORTEOS DEL 28-5-2010 Quiniela nacional Sorteo matutino 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10 º

7142 5006 3974 4336 4239 5384 3134 8587 2037 2169

Quiniela nacional Letras: A-O-D-H

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

5052 6364 0698 9299 4325 3044 0860 3995 2404 0401

Sorteo vespertino 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10 º

5437 8265 1459 1284 1344 9514 5769 3015 7048 8234

Quiniela nacional Letras: U-D-N-X 11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

6390 1596 2592 6294 5077 5225 0778 1522 8386 0645

Sorteo nocturno 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10 º

1727 0122 8912 1562 8295 6654 7406 5952 8122 5722

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

4972 8489 4904 7279 3771 4161 5785 0544 6450 1353

Quiniela de la Pcia. de Bs. As.

Quiniela de la Pcia. de Bs. As.

Quiniela de la Pcia. de Bs. As.

Sorteo matutino 1º 9578 2º 3583 3º 8623 4º 0536 5º 3934 6º 9123 7º 0176 8º 1490 9º 8090 10 º 9557

Sorteo vespertino 1º 2600 2º 3823 3º 1267 4º 6620 5º 0412 6º 8375 7º 6921 8º 9437 9º 1034 10 º 6944

Sorteo nocturno 1º 0376 2º 1973 3º 5117 4º 2259 5º 4573 6º 2940 7º 1156 8º 8749 9º 7245 10 º 0817

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

7198 6718 1877 5550 3519 7781 2343 7725 6441 1892

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

5687 5322 7414 8664 1223 4664 4110 0858 5607 9803

Lotería de Córdoba

Club Keno Letras: I-I-K-V

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

1838 3466 9559 6884 8476 8501 4767 8754 5194 1735

1º 2º 3º 4º 5º

09 10 13 27 28

6º 7º 8º 9º 10 º

29 32 36 38 45

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º

46 52 55 58 66

16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10 º

68 70 85 88 97

La Solidaria Número ganador Complementario

Loto 5

Sorteo de anoche

Sorteo de anoche

96509

27

91574 18695 78400 19856 82631 14512 01047 49707 16567 75838

11 º 12 º 13 º 14 º 15 º 16 º 17 º 18 º 19 º 20 º

64558 03342 68928 32859 60918 30574 88175 10884 69202 63453

1er. premio: vacante Monto: $ 150.000 Números: 5, 24, 36, 4 y 27 4 aciertos: 29 ganadores; c/u cobra $ 623,81 3 aciertos: 1104 ganadores; c/u, $ 2

Quiniela Plus (Pcia. de Bs. As.)

Quiniela Poceada 8 aciertos: $150.000 (vacante). 7 aciertos: $ 57.927,45 (vacante). 6 aciertos: 45 ganadores; c/u cobra $ 242,46. Letras: I-I-K-V

8 aciertos: $ 350.000 (vacante). 7 aciertos: 6 ganadores; c/u cobra $ 7951,86. 6 aciertos: 71 ganadores; c/u, $ 447,99. 5 aciertos: 693 ganadores; c/u, $ 2



04



22

11 º

53

16 º

72



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11 º

59

16 º

76



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27

12 º

54

17 º

79



17



45

12 º

66

17 º

81



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44

13 º

61

18 º

85



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49

13 º

67

18 º

84



14



50

14 º

62

19 º

89



35



54

14 º

73

19 º

92



15

10 º

52

15 º

71

20 º

95



38

10 º

56

15 º

74

20 º

94