El paisaje de los oasis de Mendoza

Anchayuyo, río de las Tunas, y, el arroyo de San Carlos, que, junto a las aguas subterráneas, alimentan el oasis del valle de Uco, y los ríos Atuel y. Malargüe en ...
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Sanz Herráiz, C., Molina Holgado, P. y Soria, N. D. (2007): “Valoración del paisaje en el oasis del valle de Uco (Mendoza, Argentina)”. En VII Congreso Internacional de América Latina, AGEAL. ISBN 978-84-690-4518-3, 16 págs.

INTRODUCCIÓN El Valle de Uco es uno de los oasis de la provincia argentina de Mendoza. Situado a sombra de lluvias, al este de los Andes, se localiza al sur del oasis de la ciudad de Mendoza y al norte de los de San Rafael y Malargüe. Los piedemontes de Mendoza, sometidos a un clima árido y semiárido, se ven favorecidos en recursos hídricos por las corrientes que descienden de los Andes y los acuíferos existentes al pie de la cordillera, en un sector en que las montañas se elevan por encima de los 5.0006.000 m (Aconcagua, 6.962 m, Tupungato, 6.800 m , Cerro del Plata, 6.300 m, Maipo, 5.323 m, Sosneado, 5189 m, entre otros) y reciben en sus cumbres precipitaciones orográficas vinculadas a los vientos húmedos del Pacífico. La fusión del hielo glaciar que pervive en las cumbres y, sobre todo, la de la nieve que cubre durante gran parte del año los sectores

más

elevados

de

la

cordillera,

junto

a

las

escasas

precipitaciones anuales (250 mm/año) (Abraham,2000) nutren los ríos Mendoza, que alimenta el oasis mendocino, Tunuyán, con sus afluentes Anchayuyo, río de las Tunas, y, el arroyo de San Carlos, que, junto a las aguas subterráneas, alimentan el oasis del valle de Uco, y los ríos Atuel y Malargüe en los oasis meridionales. En régimen natural, los cursos que articulan estas cuencas mantendrían caudales permanentes durante todo el año, afectados por las oscilaciones propias de su régimen; sin embargo, en la actualidad, la intensa utilización de sus recursos hídricos ha convertido a la mayor parte de estos cauces en cursos de circulación estacional, sin circulación superficial aguas abajo de los puntos de derivación de caudales. Incluso en muchos casos, como sucede aguas abajo del 1

azud de Las Tunas, pequeña presa que deriva los caudales del arroyo homónimo antes del ingreso de este curso en el Valle de Uco, los escasos caudales fluyentes proceden en su mayor parte de las descargas del subálveo (Torres & Zambrano,2000). La cuenca del Tunuyán Superior, donde se sitúa el valle, registra una aportación media anual de 542 hm3 a la salida de la precordillera, valor que representa un 50,89% de la aportación total de la cuenca. Al abandonar el valle de Uco

la

aportación

se

incrementa

hasta

los

1.065

hm3

como

consecuencia de las aportaciones menores de los afluentes localizados en este tramo y, sobre todo, debido a las descargas del acuífero que drena (Torres et al.,2003). El agua es el elemento clave para el mantenimiento de la economía mendocina en su conjunto y para el Valle de Uco en particular: los oasis provinciales, cuya extensión representa en torno al 2% del territorio, concentran la práctica de actividades del 98% de la población, alcanzándose en ellos una densidad media de 512 hab/km2, cifra que destaca claramente sobre la densidad del resto del territorio (0,16 hab/km2). El graben de Tunuyán forma parte de la gran depresión de los Huarpes que, en este sector, constituye una fosa tectónica bien definida, limitada al oeste por el piedemonte andino, al sur por el macizo de San Rafael y al norte y este por las cerrilladas de Lulunta y del Carrizal y la meseta del Guadal (Abraham,2000). Este carácter morfológico

de

depresión

cerrada,

limitada

por

marcos

tan

contrastados como la cordillera de los Andes y los modestos relieves de los piedemontes y cerrilladas, ha hecho que lo elijamos para desarrollar un proyecto de estudio del paisaje en Mendoza1. Desde el punto de vista biogeográfico el paisaje pertenece a la Provincia del Monte. El Valle de Uco integra los departamentos del centro-oeste de la provincia de Mendoza,

Tupungato, Tunuyán y San Carlos que se

disponen de norte a sur siguiendo el eje de la cordillera y de la depresión tectónica. 2

1. OBJETIVOS Y MÉTODOS El objetivo de esta comunicación es valorar el papel del paisaje como marco de vida en la construcción de las identidades territoriales, conocer los elementos y configuraciones paisajísticos que, en razón de los diversos valores que les atribuyen las poblaciones, se convierten en iconos, elementos característicos y representativos del paisaje cargados de significados. El método de investigación se ha basado en la elaboración y aplicación de una encuesta en la que, a través de diversas técnicas, como las preguntas directas, abiertas o cerradas, la elección entre diversas imágenes fotográficas del paisaje mostrando las preferencias por determinadas escenas, elementos o configuraciones, etc., se ha interrogado a los habitantes del Valle de Uco sobre la apreciación de los valores identitarios, estéticos y perceptivos, naturales y económicos o productivos del mismo2. El diseño de la encuesta incluye variables poblacionales: edad, sexo, formación,

tipo de trabajo y localidades de residencia y

nacimiento, además de opiniones sobre el paisaje, sobre sus elementos característicos, valores y significados (García, Ibáñez y Alvira,1990). La muestra de fotografías en los diversos ítems oscila entre 10 (caso de elección o respuesta múltiple), y 4, lo más común, para realizar una sola elección y, en casos excepcionales dos. En la mayoría de las preguntas se han de justificar las elecciones, lo que introduce una gran complejidad en el análisis pero aporta datos de notable interés. El valor de identidad para algunas configuraciones paisajísticas y elementos del paisaje intrínseco (identidad de lugar), se busca a través de varias preguntas, fundamentalmente mediante la elección de las imágenes más características del paisaje del Valle de Uco que corresponden a los diversos tipos de cultivo, los paisajes dominados por la presencia de algún importante elemento natural –cordillera,

3

piedemonte y ríos-, las lindes arboladas de álamos a lo largo de los canales de riego o los límites de las parcelas, las calles y caminos arbolados, el hábitat rural tradicional y de construcción reciente y el paisaje de la ciudad. Se aplica también una segunda pregunta, más sintética, en la que se interroga sobre la imagen, de entre cuatro, que identifica mejor al conjunto del

Valle: la naturaleza reflejada en el

paisaje de la cordillera, el paisaje agrario del oasis, la mezcla de los dos paisajes anteriores, como tercera posible elección, y el paisaje urbano con la vida social que se desarrolla en su interior. Nos preguntamos a través de este segundo ítem de la encuesta a cual de estos elementos se vincula más el carácter identitario del paisaje del Valle de Uco. A través de las respuestas al ¿por qué? de las elecciones se descubre el valor identitario que para los individuas y los diversos grupos sociales tienen esas imágenes. Sin embargo, estos valores identitarios se deducen también de dos preguntas en las que se interroga a los encuestados

sobre el significado de diversas imágenes y sobre el

aprecio personal por distintos lugares y el deseo de pervivencia de configuraciones y escenas actuales, que constituyen otros ítem de la encuesta. La valoración global del paisaje como “marco de vida” se deduce del análisis de varias preguntas de la encuesta, sin embargo, se incluye una pregunta abierta sobre este tema en el que se plantea el grado de satisfacción con la residencia actual en el Valle y, en su caso, los deseos de desplazamiento hacia otros lugares, y otra asociada con la valoración de las diversas relaciones sociales que en el encuestado mantiene de manera cotidiana o esporádica. Por último, existen un conjunto de preguntas dirigidas a conocer la valoración social del paisaje desde el punto de vista natural, estético y productivo. Mediante una pregunta directa se interroga, a través de cuatro imágenes, sobre el

mayor valor natural: de la cordillera que

constituye el marco o cierre del paisaje en su borde occidental, del piedemonte con su vegetación árida intensamente transformada por el 4

hombre, de la “playa” o fosa tectónica rellena de sedimentos en la que se encuentran los cultivos, el hábitat humano y numerosas redes, fundiarias, de infraestructura de riego, de transporte, etc., y con interesantes restos de vegetación natural en suelos no aptos para el cultivo, etc.; y, por último del río, un elemento natural muy apreciado, como es lógico, en los países áridos. La valoración estética y perceptiva del paisaje por los actuales habitantes del valle de Uco se ha realizado a partir de una pregunta abierta en la cual el encuestado elige el paisaje que le parece más bello y da razón de su respuesta. Se pretende detectar no sólo los elementos que son más valorados estética y perceptivamente en el valle, sino también el tipo de relación que el encuestado mantiene con ese lugar y el significado del mismo para él; es decir, si esa elección es puramente estética o, como es común, tiene también componentes conceptuales, emocionales, vivenciales, etc, lo que convierte a esos lugares en iconos paisajísticos, con significados diversos, en algunos casos compartidos. En relación con los valores productivos o económicos del paisaje, es decir, con la apreciación del paisaje como recurso se eligen cuatro imágenes que muestran, de acuerdo con lo recomendado por expertos locales, las actividades que en la actualidad pueden considerarse el soporte de la economía del Valle: los nuevos viñedos, altamente tecnificados, asentados en grandes propiedades con capitalización extranjera y vocación exportadora que generan menos empleo que otras

actividades

agrícolas

aunque,

en

gran

medida,

son

los

responsables de la reciente difusión y apreciación internacional de los vinos del país; los viñedos tradicionales, muchos todavía en propiedad de empresas locales y que emplean más mano de obra; las plantaciones de ajo que representan al conjunto de los cultivos en chacras, generadores de un importante volumen de trabajo temporal debido a la estacionalidad de las actividades agrícolas, empleando en gran medida mano de obra extranjera; y los campos de frutales con demanda de mano de obra durante todo el año, un cierto número de 5

peones agrícolas especializados, y con picos de contratación en las campañas de recogida. La encuesta se ha aplicado a una muestra de 255 personas distribuidas en las ciudades y poblaciones rurales del conjunto del valle. Se ha buscado una distribución equilibrada de la muestra en función de las variables poblacionales ya señaladas. 2. RESULTADOS 2.1. El valor identitario del paisaje El valor identitario para las poblaciones residentes en el Valle de Uco, deducido de la elección múltiple de las imágenes más características, se vincula fundamentalmente a las escenas en las que domina el tejido productivo, especialmente el viñedo (24% de la muestra), seguido de los frutales (18%) y las chacras (15%); el porcentaje de elección de la cordillera es próximo a este último en el conjunto de la población (14%), separándose ya mucho de estos valores los porcentajes de las restantes elecciones. La distribución por edades muestra diferencias significativas (χ2 12 g.l=204,09; p0,05), aunque ésta no es estadísticamente significativa. Los argumentos que justifican la elección (Figura 1) han sido clasificados en un conjunto de ítems, de los cuales, los más utilizados son los siguientes: habitual o cotidiano (1), productivo (2), atractivo (3), identitario (4) y otros como la naturalidad, el contraste, lo dinámico, la presencia de elementos como el agua con diversos significados, etc (5) (Figura 1).

Respuestas

Figura 1. Argumentos para la elección de paisajes característicos 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 1

2

3

4

5

6

Argumentos

Suele existir un vínculo identitario importante con el lugar de nacimiento, especialmente cuando se ha vivido allí la infancia. Para observar la influencia de este factor en la construcción de las identidades individuales vinculadas al paisaje en las elecciones de carácter identitario se ha realizado una tabla en la que se separan las respuestas de los individuos en función de sus lugares de residencia y nacimiento. Las elecciones de los paisajes característicos de los que han nacido y viven en el medio urbano y en el rural tienen diferencias significativas especialmente en los paisajes agrarios (1, 2, 3 y 7) más identitarios como es lógico para los que residen y han nacido en el medio rural; sin embargo, las elecciones de los habitantes de la ciudad son más numerosas en el caso de los paisajes naturales, la cordillera, los 7

ríos (4 y 5) y el hábita at urbano o y rural (8, 9 y 10)). Para lo os que se han desp plazado a vivir a los mediios urbanos o de estos a los rurales los paissajes agra arios siguen siend o los má ás caractterísticos del Valle e no apre eciándose e diferenc cias signifficativas entre e sus eleccione e es y las de e los no d desplazad dos (Figura a 2).

Figgura 2. Eleccciones de p paisajes ca aracterístico os de la pobblación urbana y rural r

35% 30% 25% Urbano U

20%

Rural R

15% 10% 5% 0%

Las dife erencias apreciabl a les en las eleccion nes entre los reside entes nac cidos en el e Valle y los que han nac cido fuera a de él ttampoco son significativas (U=45,5; p>0,05) aunque la muesstra de los segun ndos pressenta

un na

distribución

más

ho omogénea a,

lo

q que

sign nifica

prob bablemen nte un me enor valo or de iden ntidad de algunos paisajes para p elloss (Figuras 3 y 4).

Figura 3. Distribución ssegún la resid dencia y el nacimiento n

l i Nº d de elecciones

120 100 80 60 40 20 0 1

2

3

4

Residentes nacidos n en el vaalle

5

6

7

8

Elecci onesno nacidoos en el valle Resideentes

8

9

10

% de respuestas

Figura 4. Distribución según la residencia y el nacimiento % 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% 1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Elecciones Residentes nacidos en el valle

Residentes no nacidos en el valle

En la pregunta directa sobre el paisaje que mejor identifica el Valle de Uco, la elección en todos los intervalos de edad es la escena en la que se muestra conjuntamente el tejido productivo y el marco natural de la cordillera (los porcentajes de esta elección oscilan entre el 39%, en el caso de la población de mayor edad, y el 60% en el intervalo 40-50 años); sin embargo, en este caso, las respuestas varían considerablemente en función del nivel de estudios (χ2 4 g.l.=174,9; p