El inconsciente de Feinmann

El inconsciente de Feinmann. JORGE FERNANDEZ DIAZ. LA NACION. El filósofo muestra cómo Kirchner elegía candidatos bajo este lema: “la política es no.
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Domingo 24 de abril de 2011

I

Domingo

Ilustrado

Nunca es triste la verdad

PABLO BERNASCONI

El inconsciente de Feinmann

LA NACION

JORGE FERNANDEZ DIAZ LA NACION esmesurado, prejuicioso, agudo, pueril, injusto, profundo, humorístico, genial. Anoté en mi libreta esos adjetivos mientras leía el último libro de José Pablo Feinmann, que para variar se ha convertido en un best seller. A simple vista El Flaco es un ensayo dedicado a ciertos “diálogos irreverentes” que mantuvo con Néstor Kirchner. Sin embargo, una lectura más atenta permite advertir que se trata de una novela verídica, donde no hay invención sino reproducción exacta de hechos reales. Un cruce entre la crónica y el panfleto, en ese espacio híbrido que Sarmiento eligió para escribir su Facundo. Es curioso, porque Sarmiento realizó ese libro para denostar a su enemigo político sin entender que en verdad lo estaba exaltando. Al revés, Feinmann escribe El Flaco para exaltar a Kirchner sin entender que en verdad lo está criticando. El inconsciente de los grandes escritores suele actuar de manera ingobernable: labra bajo la superficie un segundo libro inesperado y más verdadero. Es preciso, antes de seguir adelante, advertir que me caben las generales de ley. En principio porque el autor, después de demonizar en este mismo libro a José Claudio Escribano, escribe que a su lado mis textos lo dejan como un hombre “más tierno”. Mis textos, en cambio, le dan directamente “escalofríos” a Feinmann. Debe de referirse, entre otros, a un artículo que escribí a propósito de la muerte de Mariano Ferreyra, y acerca de cómo se había generado en la Argentina un polvorín, las condiciones para que las cosas terminaran en una tragedia callejera. El autor de El Flaco, contrariamente, le carga aquella muerte al dirigente del PO Jorge Altamira, a quien acusa de haber cedido alguna vez a la frivolidad de haber participado del programa A la cama con Moria. “Ese cadáver (Ferreyra) es tuyo, Altamoria –denuncia Feinmann–. Hacete cargo.” Pero las generales de la ley no me caben exclusivamente por esa frase que el autor de Ultimos días de la víctima me dedica. Sino porque ha sido mi amigo y mentor desde muy joven, y porque siempre me he sentido deudor literario de sus novelas. Aun en su desaforada carrera por escribirlo todo y a veces por decir dolorosas tonterías públicas, su obra es ya ineludible y merecería más atención de la que recibe por parte de la universidad. Hemos tenido, en todas estas décadas, una sola y feroz discusión, y fue por culpa del kirchnerismo. Desde entonces nos dedicamos una falsa y piadosa indiferencia. Porque yo no puedo ser indiferente a su irritante talento. La relación de José con Néstor fue embrionaria pero fuerte. Feinmann defendió siempre el peronismo de izquierda, pero no convalidó jamás la locura montonera de los 70, y le propuso desde el comienzo a Kirchner que se deshiciera del aparato peronista. Kirchner, como se sabe, no le hizo

D

caso. Y en una escena memorable de su libro, que quedará para siempre en los anales de la literatura política argentina, esa última discrepancia se manifiesta con crudeza. El escritor ha sido invitado a la quinta de Olivos, y el Presidente está intentando convencerlo de que debe combatir a Duhalde y quitarle el aparato. Se encuentra allí Alberto Fernández, y los tres se inclinan sobre un gran plano del conurbano bonaerense. Néstor ya ha pronunciado su credo: “La política es no hacerle asco a nada”. Pone un dedo en una localidad y pregunta qué candidato tienen. El jefe de Gabinete le dice “nadie”. Luego le menciona cuatro o cinco nombres de otros partidos. Ninguno es decente. Se preguntan entonces quién es el más barato. Resulta ser un dirigente de Luis Patti, a quien apoyarán. “Esto es política –señala al final el ex Presidente –. ¿Cómo se lo explico a los progres?” Esta lección de pragmatismo salvaje y de inescrupulosidad política se engarza, precisamente, con la preocupación por ganarse a la influyente progresía. Al respecto, Feinmann relata

El filósofo muestra cómo Kirchner elegía candidatos bajo este lema: “la política es no hacerle asco a nada” otra anécdota. Todo empieza cuando el jefe del Estado lo llama por teléfono para anunciarle que al día siguiente hablará ante las Naciones Unidas: “Y voy a estar muy duro”. Parece que se viene un anuncio que hará temblar a los imperios, pero resulta que sólo se trata de decir que “somos hijos de las madres y abuelas de la Plaza de Mayo”. Aunque a los imperios no les mueve un pelo, a Feinmann lo impresiona vivamente: “Me quedé frío. Como si, en efecto, me hubiera muerto ese día”. Después se encuentra con otros pensadores: todos parecen extasiados con la “osadía” de Kirchner. Le adjudican una importancia política gigantesca a su anuncio y revelan así, sin querer, la tremenda orfandad que tenían los intelectuales de izquierda hasta la llegada del kirchnerismo. Un mérito de Néstor nada desdeñable: el peronismo no los consulta, pisotea a veces sus ideas y pruritos, pero tiene en ellos un arma cultural efectiva. Con sus sincericidios, arbitrariedades, enconos y egomanías, el inconsciente de Feinmann consigue mostrar, a veces a pesar suyo, esas contradicciones y realidades. Logra que los kirchneristas lo lean como una obra de reafirmación doctrinaria y los antikirchneristas, como un manual de lo que no se debe. Logra, en definitiva, una obra imperdible de estos tiempos.

EN ESCALA (CONOCER ES COMPARAR)     

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LA FRASE (DEL DIA)    )$&''/())$()$/     $ #!  $ #!   " ,! 0 0 #!*  

EDITORIALES Festival intervencionista. A la invasión de los

directorios de empresas privadas por el Estado, se suma el fantasma de la vieja ley de abastecimiento. Pág. 26

MAÑANA El precio. Regresa la obra de Arthur Miller con la que Alejandro Romay comenzó su carrera teatral. Es un homenaje al productor, con Selva Alemán, Arturo Puig, Pepe Soriano y Antonio Grimau. Espectáculos

Un mal día para el señor Lam

El arte de escribir los libros

MARIANO DONADIO

ERNESTO MARTELLI

PARA LA NACION

LA NACION

El ministro de Hacienda porteño, al explicar por qué quiere usar las ganancias del banco para realizar obras. Economía & negocios, Pág. 5

OPINAN

De la edición papel 1. El kirchnerismo busca... un candidato opositor, por Carlos M. Reymundo Roberts 2. La clase media creció en la región, pero se achicó en el país 3. Lo que, de veras, pide Moyano, por Carlos Pagni De la edición online 1. Dejá de mirar el celular mientras te hablo 2. El aviso de los Tinayre en el que no figuraba Manguera 3. El escándalo de Juana Viale cruzó la frontera

CATALEJOS (LO QUE VIENE)

“Que el Banco Ciudad sea grande no le sirve al vecino”

Lo destacado LAS NOTAS MAS LEIDAS

NOTICIAS INCORRECTAS

de Néstor Grindetti

Joaquín Morales Solá

Francisco Olivera

“O la inflación real supera en más del doble a la que midió el Indec, o la Argentina está ante el más grande proceso de redistribución de la riqueza”

“Así está el mundo corporativo argentino. Con problemas y soluciones que parecen depender de los vientos políticos, el azar, o ciertos estados de ánimo”

Opinión, Pág. 27

Economía & negocios, Pág. 3

Pablo Sirvén

Néstor Scibona

“Lo banal crece como yuyal imparable en la selva mediática, pero esa misma vía nos da la posibilidad de reencontrarnos con lo mejor de la cultura”

“La buena noticia es que hay recursos y márgenes para encarar correcciones. La mala es que se necesitarían acuerdos políticos, hoy invisibles”

Espectáculos, Pág. 4

Economía & negocios, Pág. 6

INDICE 1 Primera: Exterior 3 | Política 10 | Cultura 18 | Salud 20 | Inf. general 21 | Loterías 25 | Editoriales 26 | 2 Economía/Empleos 3 Deportes | 4 Espectáculos: Cartelera 12 | Televisión 15 | 5 Turismo | 6 Enfoques | 7 Clasificados: Guía de servicios 8 7 secciones / 194 páginas para Capital, Gran Bs. As., los partidos de Campana, Zárate, Capitán Sarmiento, Luján, Mercedes, La Plata y Chascomús. 6 secciones / 186 páginas para el resto del país. SEGUINOS EN lanacion.com @lanacioncom - http://twitter.com/lanacioncom

E

n un mismo día, el actor hongkonés Law Lok Lam murió de cinco formas distintas. Fue el 10 de abril pasado. Repasemos: fue asesinado durante una lucha de artes marciales en Gracia bajo fuego. Al rato escupió sangre en Destino a destino. Expiró, en cama y como emperador, en Reliquia de un emisario. Por fin, en Estación de policía número 7 y Virtudes de Armonía, alguien comentó que su personaje había sido liberado de la vida y sus rigores. Su representante ya se está agarrando la cabeza: cree que este récord, más que ayudarlo, enterrará –si se me permite– su carrera. Cada vez que aparezca en algún telenovelón asiático, un espectador sabihondo le susurrará a otro: “Vas a ver que ese tipo se muere”. Lok Lam, agonista profesional, estudia las posibilidades de recomenzar su carrera en un país lejano. O de hacer de fantasma de sí mismo. O de recuerdo ajeno. Nuestro expirante ya le perdió el miedo a la muerte. Es más: a estas alturas, le aburre un poco. “Ojalá –comenta a sus amigos– no se parezca a estas novelas berretas.” No te preocupes, triple ele, dicen que la muerte es, ante todo, improvisación.

S

iempre fueron mal vistas, tienen mala prensa. Garabatos incomprensibles, de aspecto jeroglífico; manchas de lápiz o tinta, prohibidas en las bibliotecas; las anotaciones al margen que hacemos en los libros que leemos están hoy ante una merecida revancha. Es que los nuevos dispositivos de lectura (del Kindle al iPad, sobre los que tanto se habla en la Feria del Libro) les otorgan un nuevo valor a estos apuntes (mejor conocidos como marginalia). De meros ayudamemorias íntimos a los que rara vez volvíamos, ahora, gracias a aplicaciones que conectan con redes sociales, estas ideas, siempre al pie de otras mayores, tienen valor extra: pueden compartirse on-line y enriquecerse como construcción colectiva. Lejos de ser un signo vintage, este “arte de escribir los libros” parece iluminar la experiencia de lectura del futuro, volviendo al libro un contenido vivo, una obra abierta. A diferencia del ejercicio crítico –una operación más intelectual pero también más distante– la marginalia rescata y potencia el aspecto individual y creativo de leer y ahora, gracias a las nuevas tecnologías, se convierte en una actividad socialmente valiosa.