EL FUGITIVO

(Pida que un niño en edad escolar presente este relato en primera persona.) Me llamo Sibono, y vivo en un pueblo construi- do sobre una colina en la región ...
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Sudáfrica

28 de noviembre

EL FUGITIVO (Pida que un niño en edad escolar presente este relato en primera persona.) Me llamo Sibono, y vivo en un pueblo construido sobre una colina en la región norte de Sudáfrica (ubique Sudáfrica en un mapa). Mi madre y yo asistíamos a la iglesia todos los domingos, pero un día mamá me dijo que comenzaríamos a hacerlo los sábados. Aunque me gustaba ir a la iglesia, no quería perder la oportunidad de jugar con mis amigos. Por eso, un sábado, después del desayuno, me escapé de la casa y corrí a jugar a la casa de un amigo. Cuando mamá me llamó y yo no le contesté, decidió irse sola a la iglesia. Mis amigos y yo jugamos al fútbol toda la mañana. Debido a que no teníamos una pelota de verdad, fabricamos una con un calcetín viejo que rellenamos con bolsas de plástico. Cuando aquella pelota se dañaba, buscábamos otro calcetín viejo y lo volvíamos a rellenar. Jugamos al fútbol hasta cansarnos, y después lo hicimos con carritos de juguete hechos con trozos de alambre. Trazamos caminos imaginarios en el polvo y por ellos hicimos andar nuestros “vehículos” por pueblos y montañas de fantasía. Almorcé con mi amigo, y después de comer seguimos jugando un poco más. Cerca de la puesta del sol, vi que mi mamá regresaba, y corrí a encontrarla. Ya me había olvidado de la iglesia, hasta que ella me pidió que entrara en nuestra casa. –Hoy teníamos que ir juntos a la iglesia –me dijo–. ¿Por qué te escapaste para ir a jugar? –Mis amigos me esperaban para jugar –respondí en voz baja. Mamá me contó la historia que aprendió ese día en la iglesia. Se trataba de Josué, quien había dirigido el pueblo de Israel al entrar en la Tierra Prometida. Me contó cómo Dios separó las aguas del río Jordán para que ellos pasaran en seco. Quedé muy impresionado por el relato, y prometí que la semana siguiente iría con ella a la iglesia.

LA NUEVA IGLESIA DE SIBONO Cuando llegó el sábado, en lugar de escaparme para ir a jugar, acompañé a mi madre a la iglesia. Como los niños no tienen su propio salón de clases, nos reunimos bajo un gran árbol frondoso. Cantamos muchos coritos hermosos, y la maestra nos contó una historia de la Biblia.

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CÁPSULA INFORMATIVA • Sudáfrica es un país conocido por su diversidad de culturas, idiomas y creencias religiosas, por lo que se le conoce como la nación del arcoíris. Tiene once idiomas; dos son de origen europeo: el afrikáns y el inglés. Aunque el inglés tiene un importante rol, es el quinto idioma por hablantes nativos. Al salir de la iglesia, mi mamá y yo comimos nuestro humilde almuerzo bajo la sombra del mismo árbol. Entonces, mientras los adultos estudiaban la Biblia, los niños entonamos más himnos y escuchamos otros relatos de la Biblia. ¡Lo pasé muy bien! Cuando mis amigos me preguntaron por qué no había ido a jugar con ellos ese sábado, les conté que había ido a la iglesia. –Ustedes también deberían venir –les dije–. Allí entonamos hermosos cánticos y escuchamos historias muy interesantes que hablan de Dios. El siguiente sábado, dos de mis amigos vinieron conmigo. Pero, después de aquel sábado, decidieron quedarse en sus casas y jugar al fútbol. Me sentí mal porque ellos decidieron no acompañarme a la iglesia.

quieren dejar sus juegos. Así que, yo sigo contándoles historias de la Biblia, aunque solo uno de ellos venga a escucharlas. Algunos de los amigos de mis padres no confían en una iglesia que se reúne en un centro comunitario. El centro comunitario no es un lugar apropiado para adorar, pero yo sé que la presencia de Jesús está allí. Nuestro pastor nos anima para que demos una ofrenda especial que nos permita construir un templo. La nueva iglesia tendrá una sala especial donde los niños nos podremos reunir para adorar a Dios. Durante mucho tiempo hemos estado ahorrando dinero para el nuevo templo, pero aún nos falta juntar mucho más. Por favor, preparen una ofrenda especial para el decimotercer sábado de este trimestre. Para nosotros, esa ofrenda significa mucho.

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SIBONO COMPARTE EL AMOR DE JESÚS A veces, cuando regreso de la iglesia, mis amigos están afuera jugando. Yo los invito a mi casa y les repito las historias de la Biblia que contaron ese día en la iglesia. A ellos les gusta mucho escuchar las historias de la Biblia, pero cuando los invito a acompañarme a la iglesia no vienen, porque no

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