El arte de la cocina, en la pantalla chica

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espectáculos

| Domingo 17 De marzo De 2013

El arte de la cocina, en la pantalla chica

sabores De la TV. Algunos de los conductores más emblemáticos comparten sus recorridos y esbozan las claves para lograr

formatos entretenidos que, lejos de un mero “paso a paso”, le brinden a la audiencia conocimiento y nuevas experiencias Viene de tapa

Con sello de autor

Dolli Irigoyen comenzó su camino en la TV en los años ochenta, época en la que, mientras trabajaba en un hipermercado, fue convocada para hacer un segmento de cocina dentro de un programa. Nació en un hogar donde el arte culinario era una pasión compartida y, si bien se define como una “autodidacta”, asegura que sus referentes en la TV local fueron Doña Petrona y el “Gato” Dumas. A la hora de revelar su receta para hacer un programa de TV, explica: “Hay que pensar en la estética del programa, en que sea entretenido, pero fundamentalmente hay que pensar en el contenido e intentar que el televidente no tenga frustración, que pueda realizar el plato y que consiga los productos y los encuentre cercanos. Hay que ser didáctico y honesto con lo que uno está haciendo, mostrar lo que sale, con los tiempos y las proporciones justas. Es fundamental ser claro. No pensar: «Yo soy genial porque hago esto imposible», sino por el contrario: «Yo soy genial porque esta noche vas a poder repetir esta pizza, esta tarta o este pollo».” Para Irigoyen, son varias las características que debe reunir un conductor para encarar este tipo de formatos. En principio, destaca que debe tener conocimiento y habilidad y manejar un lenguaje entretenido. Además, según la conductora, la tarea no implica dar un mero “paso a paso”, sino ofrecer una historia. En cuanto a su impresión de la evolución de los formatos en la televisión argentina, Dolli asegura que el gran salto cualitativo fue “haber salido de un estudio de televisión” y agrega: “Me parece que los programas ya no tienen solamente como propósito mostrar una receta, sino que cuentan una historia y llevan al público a conocer lugares. Todas estas situaciones nuevas resultan atractivas y aportan más cultura, para que la gente pueda viajar a través de la pantalla de televisión”.

Con la cocina, a todas partes

Irigoyen, en el backstage de su nuevo programa Recetas de estación con Dolli (desde el 5 de abril, en elgourmet.com) rro a cuestas, se propuso hace algunos años salir del estudio para dar vida a un concepto viajero y poético de la cocina: “Yo lo que le dije al canal [elgourmet.com] en 2006 fue que nunca más quería volver a hacer televisión en una cocina. Quería cocinar al aire libre con fuegos... Me parece que la gente necesita soñar, pensar que puede hacer cosas afuera y, además, a mí me aburre mucho hacer televisión dentro de una cocina”. En cuanto a las características que debe reunir un formato televisivo, Mallmann enumera: “Tiene que ser verdadero, real. Yo creo que la persona que conduce tiene que ser ella misma... Los programas en los que se busca una pose o en los que se busca tratar de vender algo son vacíos, no tienen contenido”. Como ejemplo de la búsqueda de esa autenticidad, Mallmann cuenta que lo que exhibe en televisión (el amor por el cine, la literatura y el estrecho lazo que lo une a Luna, su perra) no es sino un reflejo de su propia vida. “Yo creo que la cocina, como cosa general, ha tomado un lugar en el mundo muy importante –opina–. Creo que la gente está volviendo a la cocina, hay un interés muy grande por lo que se come. Algunos se centran en la calidad, otros en la salud, pero en definitiva la cocina tiene un lugar hoy que no tenía hace diez, quince o veinte años. A partir de eso, ha crecido mucho en todas sus formas de comunicación, entre ellas, la televisión, con distintos contenidos y formatos.”

Italia, en sabores

jar como cocinero en su Italia natal, donde, casi por accidente, debió “salir al toro” para reemplazar al chef al que asistía en un programa. Pero, por obra del azar o del destino, su colega nunca regresó y él quedó a cargo del ciclo. Años después, por haber estado “en el lugar y el momento justo”, el conductor, oriundo de Milán, debutó en la TV argentina (en el gourmet. com) y rápidamente logró penetrar en el alma de los argentinos con programas que invitaban a conocer, desde lo cultural y lo emotivo, la esencia de la cocina italiana. “Desde los primeros episodios de Donato cucina pudimos llevar al televidente a viajar con la cabeza, con los aromas y con la ilusión a su país o al país de sus padres o abuelos. Se tocó el alma emotiva de mucha gente en América latina. Se volvió a contar la historia detrás de un plato, no solamente a mostrar qué es lo que sabe hacer un cocinero. Se mostró toda una nación, toda una cultura gastronómica que pertenece al público y que prácticamente se la había olvidado.” Para él, la receta para cocinar en la pantalla chica se resume así: “La clave

Los programas b Cocineros argentinos De lunes a viernes, a las 11, y los domingos, a las 14, en la TV Pública. b 3 minutos: los 100 mejores tips de Narda De lunes a viernes, a las 19.30, en Utilísima. b Tu vida más simple Con Narda Lepes y Mariano Peluffo. Próximamente en Utilísima

diego spivacow/afv

es la sinceridad –sentencia–. Cuando un cocinero cocina con sinceridad hasta se puede dar el lujo de equivocarse. Eso incluso acerca, traspasa la pantalla y llega a la persona que está del otro lado, sea un cocinero o un ama de casa. Además, es importante ser honesto con lo que uno está haciendo y manejar información que sea lo más correcta posible.” De Santis, una de las figuras más importantes de Utilísima, destaca como referentes en la Argentina a Fernando Trocca, Narda Lepes y Dolli Irigoyen y, sobre ellos, dice: “Me despertaban curiosidad porque eran los referentes de una cocina preparada localmente. Me di cuenta de que no era necesario que fuera a demostrar lo que yo sabía hacer; era necesario ir a proponer lo que yo conocía de mi propio país desde un punto de vista más global. Es decir, no solamente una cocina de autor, de fantasía, sino una cocina con raíces”. Para el conductor, en su género, la televisión Argentina está en una posición de privilegio si se la compara con la italiana. “Ahora, en estos últimos años, la cocina argentina está descubriendo su propia identidad en la televisión y está abierta a diferentes culturas. Italia está en un momento donde especialmente la parte tradicional está dejada de lado.” Para el carismático italiano, el conductor de un programa de cocina debe tener la capacidad de conectar con el público de una manera genuina. “Tiene que ser natural con los gestos, la mirada, la palabra y el tono. Un cocinero tiene que entregar en dos dimensiones el mensaje culinario.”

tarde, como partenaire. “Ahí empecé a aprender lo que era la televisión –dice–. Le admiraba al «Gato» su cultura general porque más allá de ser cocinero, podía frasear su discurso y contar cosas que no estaban guionadas.” Desde hace algunos años, conduce Cocineros argentinos, en la TV Pública, un ciclo al que define como “popular”, dirigido a toda la familia, con propuestas posibles de hacer con los utensilios que se tienen al alcance de la mano. “A veces tiene un tono pantagruélico, porque hacemos grandes cantidades de comida–cuenta–. Otras, tiene un matiz que yo denomino de los Campanelli, con familia, bochinche y música... Tratamos de generar entretenimiento aparte de la bajada real, que en definitiva es una educación gastronómica a un target que es un ama de casa, no un profesional. Todo esto, con un ambiente divertido, distendido, colorido, a veces estridente, pero que tiene mucha, mucha llegada.” Su receta para llevar la cocina a la tele es simple: “Tiene que ser entretenimiento –asegura–. Si es muy dogmático, lo va a ver muy poca gente. Ahora, si lo mezclás con entretenimiento o viajes, metés paisajes bonitos o cuestiones regionales del país o del mundo, transmitís cultura, costumbres, te hace entretenido... Un programa como el que hoy hace Francis Mallmann me parece poético, divino. Me olvido de la cocina. Me cautiva él, su manera de hablar, su música, el ambiente donde lo hace. El programa que hacemos nosotros es popular, es divertido, es cumbianchero, es para la familia. Tiene otro tipo de llegada”.

Un programa popular

Siempre en familia

Guillermo Calabrese comenzó su carrera en televisión de la mano del legendario “Gato” Dumas, primero como asistente fuera de cámaras y más

Maru Botana debutó en televisión de la mano de Francis Mallmann, a quien considera, junto con sus dos abuelas, uno de sus referentes.

b Italianísimo Lunes a viernes, a las 20. En Utilísima. b Te estoy esperando Con Dolli Irigoyen. Martes, a las 22.30, en elgourmet.com b En casa, con Maru Con M. Botana. Jueves, a las 19 en elgourmet.com Francis Mallmann, el hombre que conoce como pocos los sabores y los paisajes de la amplia Patagonia y que viajó por Francia con un ca-

Donato De Santis asegura que su vocación por la cocina se resume en una simple frase: “Mil razones, ningún motivo”. Comenzó a traba-

b Desde Garzón, con

Francis Mallmann

Lunes a las 20.00, en el gourmet.com

“Ayudándolo a él, me empezaron a llamar de algunos canales de cable e hice algunas participaciones.” Luego de un tiempo, se sumó a la señal Utilísima Satelital con el ciclo Todo dulce. Con su impronta lúdica, desfachatada y familiar, Maru Botana se convirtió rápidamente en una de las cocineras más queridas de la TV. “Yo hago programas para el que le gusta y para el que no le gusta cocinar”, dice la conductora, que encabezó varios ciclos en señales de aire y cable. “Empecé y de a poquito le encontré la vuelta a lo que es la tele, a disfrutar de los mimos, de la gente. Es lo que más me gusta–dice–. Todo lo que hice fue sin pensarlo. Yo empecé y era como cocinar en mi casa... Yo estoy más acostumbrada a ese tipo de tele que a una tele de cocinar, mirar la cebolla y mirar a cámara. A mí me gusta una cocina activa, donde pasan cosas, donde no solamente se cocina. Me gusta la cocina de contar cosas, de ir con los chicos, o de invitar a una amiga a charlar.” Con respecto a la evolución de los formatos de cocina, observa: “La cocina de antes era más fría y no se permitía que nada saliera mal. En mi programa, un millón de veces se me ha pegado la torta o se me ha roto el flan. Me parece que está bueno eso, que la gente vea que sos real, que a vos también te puede pasar”.

Con impronta personal

Narda Lepes es uno de los nombres más actuales de la cocina. Con su estilo descontracturado y su cocina de sello casero logró consolidarse como uno de los rostros de la cocina en TV, debutando como coconductora (junto a otros dos cocineros) en elgourmet.com y ahora en Utilísima. “Todos los formatos tienen claves distintas... Lo que más intento es que el programa sea entretenido y que vos digas: «Me animo a probar». Me surgió eso cuando dejé de cocinar en la tele para otros cocineros y empecé a cocinar para el que no cocina, porque, al principio, te ponés a pensar en qué piensan tus colegas cuando tenés que pensar en el que se acerca a un mundo que le resulta atractivo, pero que no conoce –dice Lepes–. Lo que trato de hacer es no usar un lenguaje muy complicado, no mostrar todo lo que uno sabe en un solo programa, dar opciones porque mucha gente que no tiene exacto lo que le decís; no ser perfecto, porque, si no, no sos humano y no usar muchos utensilios y electrodomésticos sofisticados.” Para la conductora, es necesario que quienes hacen este tipo de formatos tengan en cuenta la relación entre la salud y la cocina: “Lo que deberíamos tener todos en mente es que se coma un poco mejor–dice–. Eso implica saber un poco más...” ß

opinión

Un ritual de amor Choly Berreteaga —PARA LA NACIÓN—

E

ste año cumplo 50 años en la televisión. Empecé en el año 63 en un programa que era señero, el único que había en su tipo: Buenas tardes, mucho gusto. Era un ciclo tremendo, porque en aquella época no se grababa nada, era todo en vivo y en directo, y hacer cocina en vivo era todo un desafío. “No se asuste, m’ hija”, me dijo Doña Petrona en mi debut. Ése fue el día en que me vio por primera vez don Pedro Muchnik, quien me convocó ese año para que hiciera nuevamente la receta con la que debuté: la de la famosa pizzonda, un pan italiano. Así me convertí en una de las especialistas en cocina del programa. En todos los años que pasaron desde entonces, la cocina ha evolucionado muchísimo, en la televisión y en todos los ámbitos. Se ha hecho más liviana, con menos calorías. Hoy, por ejemplo, sabemos que existe el colesterol, que en aquella época era una palabra inexistente. Además, hay cocineros excelentes,

no sólo a la hora de llevar adelante una receta, sino también a la hora de enseñarla. Mi cocina está y siempre estuvo dirigida a la familia, queriendo dar opciones prácticas, fáciles y económicas. Ése era el tipo de recetas que hacía en mi casa y llevarlas a la televisión fue, en su momento, mi forma de ayudar a las mujeres que recién entonces salían a trabajar. Creo que eso fue lo que me diferenció de todos los grandes que había en aquella época. Considero que para hacer cocina en televisión el conductor tiene que ser lo más natural posible y hablarle al televidente como si estuviera dentro de su hogar. Perdurar tantos años me hizo ser parte de la vida de la gente. Creo firmemente que la cocina es un ritual de familia y que cocinar es un acto de amor, es preparar algo pensando en los seres que lo van a disfrutar. Hoy, en los comienzos del que será mi último año en la televisión y con el mismo amor de siempre, lo sigo haciendo.ß