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EL ARREPENTIMIENTO, PREMISA DE LA FE CRISTIANA Por Yoandys Arlex López Pérez Usado con permiso El arrepentimiento, para muchos es un cambio de actitud. Para otros, es cambio de pensar, que influye por el resto de la vida en nuestro comportamiento. Para mí, además de incluir las dos definiciones anteriores, es descubrir quienes somos a través de la palabra de Dios, es el proceso de sentirnos culpables por nuestras maldades y es la arrancada a la carrera de querer vivir de forma diferente para Jesús. ¡Cuánto no hemos subvalorado en nuestras iglesias y tiempo la importancia del arrepentimiento! Pero en medio de nuestro olvido Jesús nos sigue enseñando la necesidad que tenemos de él para poder ser justificados. Y es que no debemos poner la salvación en las manos de los que no sean sentidos terribles pecadores. Si queremos hacerle bien al mundo y a nosotros mismos debemos mostrar que sin Cristo estamos condenados y, después, salvar a la gente. Lutero dijo algo así: “antes de llevar a las personas al cielo, es necesario mostrarles el infierno.” Así es, si no entendemos que estamos muertos en nuestros delitos y pecados, no nos veremos en la necesidad de recibir la vida que él ha provisto para nosotros. El arrepentimiento hace que el hombre sin Dios, en buena parte, llegue a las manos del Salvador, hace que éste reconozca su condición, le lastime como nada su pecado, se olvide de buscar solución por sus fuerzas y llegue a recibir a Jesucristo. Pero el arrepentimiento también es, para nosotros los que hemos nacidos de nuevo, aquellos que hemos sido reconciliados con el Padre y que, muchas veces, fallamos. ¿Acaso este no es también abrir nuestro corazón a Jesús? ¿No son dirigidas a la iglesia las palabras de Apocalipsis 3:20? “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Esto es el arrepentimiento: es, aún siendo creyentes, sentir fallarle y que nuestro dolor nos impulse a cambiar nuestro vivir. Es no sólo saberlo sino confesarle a él que en su contra hemos pecado para entonces ser abundantemente perdonados. Es estar de acuerdo con él en que somos pecadores y estamos en contra de nuestra actitud y pecado. Pues como asegura la Palabra: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” Y: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” ¡Sí!, sí que hay solución en nuestro Señor. Y es que él es suficiente para hacernos nuevas criaturas, él es aquel que lanza nuestro pecado al fondo del mar y nunca más tiene memoria de ellos y, por si fuera poco, en la cruz suplió solución al gran problema del pecado (la muerte eterna) y toca nuestro corazón para que en buena parte reconozcamos nuestra maldad. Pero, el arrepentimiento es un poco más delicado de lo que normalmente pensamos. Y es que, muchas veces, tendemos a confundirlo con REMORDIMIENTO. La diferencia es que el arrepentimiento genuino nos lleva con nuestra culpabilidad a los pies de nuestro Salvador y nos impulsa a dirigir nuestros pasos lejos de las actitudes negativas que generalmente practicamos. El reino de Dios, a través de Jesucristo, fue puesto en nuestras manos. Costoso pero gratuito, inexplicable pero eficaz, por fe pero con la necesidad del arrepentimiento. Reconocer nuestra incapacidad para obtener la salvación, arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar la

obra vicaria de Jesucristo no es una elección. Es premisa de la fe cristiana. Este escrito es una contribución de la agrupación para eclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.