EFECTOS DE LA INTENSIDAD DE RALEO SOBRE LA ...

The study was done in a intensities thinning trial with three treatments and three repetitions in a randomized complete blocks design. Thinning intensities were ...
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RIA, 36 (1): 5-20. Abril 2007. INTA, Argentina.

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ISSN 0325 - 8718 ISSN 1669 - 2314

EFECTOS DE LA INTENSIDAD DE RALEO SOBRE LA COMPARTIMENTALIZACIÓN Y STOCK DE CARBONO EN PLANTACIONES DE Pinus taeda L. ESTABLECIDA SOBRE ULTISOLES DE MISIONES PINAZO1, M. A.; MARTIARENA2, R. A.; VON WALLIS3, A.; CRECHI4, E.; PAHR5, N. M.; KNEBEL6, O.

RESUMEN Se evaluó el efecto de diferentes intensidades de raleo sobre la compartimentalización del carbono contenido en la biomasa, mantillo y suelo en plantaciones de Pinus taeda L. de 20 años de edad. El trabajo se realizó sobre un ensayo de intensidad de raleo con tres tratamientos y tres repeticiones dispuestas en bloques completos al azar en los cuales se raleó el 33 y 66% del área basal de la parcela, respecto al testigo, cada 4 años. Los tratamientos presentaron diferentes contenidos totales y patrones de distribución del carbono en los distintos compartimentos analizados. El testigo acumuló mayor proporción de carbono en fuste, mientras que los tratamientos con raleo acumularon más carbono en los compartimentos

INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) electrónico: [email protected] 2 INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) 3 INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) 4 INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) 5 INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) 6 INTA EEA Montecarlo. Av. Libertador 2472 (3384) 1

Montecarlo. Misiones. Correo Montecarlo. Misiones. Montearlo. Misiones. Montecarlo. Misiones. Montecarlo. Misiones. Montecarlo. Misiones.

PINAZO, M. A.; MARTIARENA, R. A.; VON WALLIS, A. y otros

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correspondientes a la copa. El sotobosque del tratamiento intenso acumuló más carbono que los tratamientos restantes. Las cantidades de carbono en mantillo y suelo, no resultaron significativamente diferentes. El testigo totalizó 306 Mg.ha-1 de carbono, mientras que los tratamientos de raleo suave e intenso acumularon 262 Mg.ha-1 y 207 Mg.ha-1 de carbono, respectivamente. Palabras clave: distribución del carbono, fijación de carbono, raleos, Misiones.

ABSTRACT THINNING EFFECTS ON ALLOCATION AND CARBON STOCKS IN PINUS TAEDA L. PLANTATIONS ESTABLISHED ON ULTISOLS OF MISIONES The effect of thinning intensities on carbon allocation was evaluated in different compartments of trees, understory and also in litter and soil in a Pinus taeda L plantation of 20 years old. The study was done in a intensities thinning trial with three treatments and three repetitions in a randomized complete blocks design. Thinning intensities were 33% and 66% from basal area of control treatment without thinning. Treatments presented different total contents and distribution pattern of carbon allocation in the compartments analyzed. The control plot accumulated more proportion of carbon in stem, while the treatments with thinning have showed higher carbon content in crown compartments. In the more intensive thinning treatment, the understory accumulated more carbon than in the other treatments. The amount of carbon in litter and soil did not show statistical differences. The control plot totalized 306 Mg.ha -1 of carbon. Soft and heavy thinning treatments accumulated 262 Mg.ha-1 and 207 Mg.ha-1 of carbon. Key words: carbon allocation, carbon fixation, thinning, Misiones.

INTRODUCCIÓN Pinus taeda L. es una de las especies forestales más cultivada en el país. Si bien en la actualidad, se realizan diferentes manejos de estas plantaciones de acuerdo con los objetivos de producción particulares de cada propietario, no se conoce el efecto de estos tratamientos sobre la distribución de biomasa en los diferentes órganos de las plantas. El objetivo general de los productores es maximizar la producción de madera; por lo tanto, comprender los procesos de distribución de la biomasa en las plantas es de suma importancia para poder manipular los

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factores que determinan los patrones de distribución de los fotosintatos en los diferentes tejidos. En rodales cerrados, se genera una intensa competencia entre los individuos por los recursos agua, nutrientes y luz. Esta competencia produce cambios sustanciales en los patrones de distribución de la biomasa. La densidad en P. taeda es un factor que influye de manera importante en la distribución del carbono en el rodal, influenciando la morfología de las copas y los patrones de distribución del carbono entre fuste, ramas y hojas (Dean y Baldwin, 1996; Naidu et al., 1998; Burkes et al., 2003). Por ser esta una especie heliófila, la densidad y su efecto sobre la disponibilidad de luz es identificada como el factor condicionante para la distribución de la biomasa y la morfología de los individuos sometidos a diferentes condiciones de competencia (Naidu et al., 1998; Xu y Harrington, 1998; Burkes et al., 2003). Adicionalmente, las forestaciones juegan un rol fundamental por su capacidad de tomar carbono atmosférico mediante la fotosíntesis, y la gran capacidad de fijar carbono en los diferentes componentes de la biomasa, necromasa y materia orgánica del suelo por largos periodos de tiempo. En este sentido, las forestaciones de rápido crecimiento son sumamente eficientes en los procesos antes mencionados y pueden contribuir ampliamente en la reducción o fijación de carbono atmosférico en biomasa y en productos originados a partir de éstas (Winjum y Schroeder, 1997). Por lo tanto, diferentes patrones de distribución de biomasa pueden generar diferencias en las cantidades de carbono fijado, productos de larga vida (muebles, madera para construcción, entre otras) y en las cantidades de desechos que se descartarían como parte del proceso de extracción e industrialización de la madera. Las características medioambientales de la provincia de Misiones hacen que los mayores rendimientos en coníferas obtenidos en el país se verifiquen en esta región. Por ello, las plantaciones presentan un gran potencial para la fijación de carbono para brindar un importante servicio ambiental. Los objetivos del presente trabajo son evaluar el efecto de diferentes intensidades de raleos sobre la compartimentalización del carbono en plantaciones de P. taeda y cuantificar los stocks de carbono, en el turno de corte de dichas plantaciones.

PINAZO, M. A.; MARTIARENA, R. A.; VON WALLIS, A. y otros

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MATERIALES Y MÉTODOS El estudio fue realizado en una plantación de 20 años, sobre un ensayo de intensidad de raleo establecido por INTA (Crechi et al., 2001) en la propiedad de la empresa LIPSIA SA, ubicada en la localidad de Wanda, departamento de Puerto Iguazú, provincia de Misiones (25º 59’ 50’’ Lat.; 54º 24’50’’ Long.). El clima se caracteriza por una temperatura media anual de 21ºC, con precipitaciones que rondan los 2000 mm anuales, con régimen isohigro (INTA, 1990). El suelo pertenece al gran grupo de los Kandiudultes, presenta color rojo, textura arcillosa en todo su perfil y más de 2 m de profundidad efectiva. La plantación fue realizada en 1985 y el ensayo fue establecido en 1993, habiéndose realizado un raleo previo por parte de la empresa. El uso anterior del terreno fue bosque nativo. El ensayo fue establecido con un diseño de bloques completos al azar, con tres repeticiones para dos tratamientos y un testigo en parcelas de 864 m2, con doble bordura. Los raleos se realizaron por lo bajo, cada 4 años, extrayendo el 33% y 66% del área basal del testigo (T) para los tratamientos denominados leve (S) e intenso (I), respectivamente (Crechi et al., 2001). Los datos estructurales de los tratamientos se presentan en la tabla 1. Tabla 1. Variables estructurales de los tratamientos de intensidad de raleo en P. taeda de 20 años (T: testigo; S: suave; I: intenso). Densidad

Área Basal

(individuos ha-1) (m2.ha-1)

DAP Altura total Cuadrático Medio (cm) (m)

T

711

47,23

29,11

27,9

S

364

34,74

34,88

27,8

I

122

20,83

46,25

26,5

* Fuente: Crechi et al. 2005 (En preparación).

Muestreo de suelo, mantillo, sotobosque y árboles Suelo Se realizó una calicata de 150 cm de profundidad para efectuar la descripción del perfil y se determinó el espesor de los distintos horizontes identificados.

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En cada uno de los horizontes, se efectuó el muestreo para determinar la concentración de carbono orgánico del suelo en las respectivas parcelas. En cada parcela se compuso la muestra con 8 muestras simples en los 2 horizontes superiores y 5 muestras simples a partir de los 30 cm de profundidad (Fernández, Mac Donagh et al., 2001). Conjuntamente y en las mismas profundidades que las utilizadas para la determinación de la concentración de carbono orgánico, se efectuó el muestreo para densidad aparente. Éste se realizó por medio del método del cilindro. Se tomaron 8 muestras por parcela en los 2 horizontes superiores y 5 muestras a partir de los 30 cm de profundidad, utilizando un cilindro de 92,37 cm3. Mantillo Para la estimación de la necromasa presente en el mantillo, se recolectó todo el material presente en 10 parcelas de 0,5 m2. Posteriormente, se llevo a una estufa a 70º C hasta peso constante. Sotobosque El sotobosque herbáceo fue estimado mediante la recolección del material en 10 parcelas de 1m2 y posteriormente fue secado a estufa a 70ºC hasta peso constante y el sotobosque leñoso mediante la recolección del material en 10 parcelas de 2 m2. Este fue separado en hojas y material leñoso y pesado en campo. Se tomaron alícuotas de material para determinar el porcentaje de humedad y el peso seco. Árboles Para estimar la biomasa del estrato arbóreo se apearon 15 árboles por tratamiento, representativos de la distribución diamétrica. Los pesos se determinaron mediante el análisis dimensional (Whittaker y Woodwell, 1968). Se pesaron en campo los compartimentos hojas, ramas de diámetro mayor a 5 cm, ramas de diámetro menores a 5 cm, ramas muertas y frutos. Se tomaron alícuotas y fueron llevadas a estufa a 70º C hasta peso constante para determinar el peso seco. El fuste fue cubicado en campo mediante la toma de diámetros con y sin corteza y posterior aplicación de la formula de Smalian. Se extrajeron rodajas que fueron secadas en estufa a 70º C hasta peso constante para la determinación del porcentaje de corteza. El peso seco del fuste sin corteza fue estimado mediante la PINAZO, M. A.; MARTIARENA, R. A.; VON WALLIS, A. y otros

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determinación de la densidad básica de la madera de cada troza, a partir de probetas extraídas de las rodajas mediante la técnica de desplazamiento de agua. Posteriormente, se aplicó el valor de densidad básica al volumen de cada troza para obtener su peso seco. Se ajustaron diferentes modelos de regresión para funciones de biomasa aérea de manera similar a cada tratamiento, seleccionándose aquellos que presentaron mayor R2. Debido a la transformación de los datos, cuando se aplica un modelo doble logarítmico, se originan estimaciones erróneas de los valores de biomasa y es por ello que, en el caso de este tipo de ecuaciones, se calculó y aplicó el coeficiente de corrección sugerido por Baskerville (1972). Raíces Con el objeto de cuantificar los contenidos o stocks totales de carbono, se estimó la biomasa de raíces mediante la aplicación de las fórmulas generales sugeridas por Cairns, Brown, Helmer y Baumgardner (1997) y recomendadas por el «Panel Internacional para el Cambio Climático» (IPCC) para la realización de inventarios de carbono (IPCC, 2003). Biomasa Raíces (Mg.ha-1)= donde:

e

( - 1, 085 + 0 , 9256* Ln ( BA ))

BA: Biomasa aérea (Mg.ha-1) Contenidos de carbono Los contenidos de carbono o stocks en biomasa, necromasa y raíces se estimaron aplicando un coeficiente de transformación de 0,5 de acuerdo con lo recomendado por el IPCC (IPCC, 2003). En el caso de los contenidos de carbono en suelo, estos fueron estimados mediante el método de Walkey – Black. Posteriormente, los valores fueron calculados a nivel de hectárea mediante la fórmula: donde:

(

)

- 1

C Mg.ha

=

DA * VSuelo * Corg 100

DA: Densidad aparente (Mg.m-3); VSuelo: Volumen de suelo (m3); Corg: Carbono orgánico (%)

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Los valores por compartimento y totales fueron analizados mediante análisis de la varianza y contrastados mediante el test de Tukey (Zar, 1999).

RESULTADOS Entre las funciones de biomasa aérea ensayadas para todos los tratamientos estudiados, el modelo exponencial o doble logarítmico (ln B = a + b * ln DAP) fue el que presentó los mejores ajustes en todos los compartimentos (tabla 2). En general, los diferentes tratamientos mostraron buenos ajustes, resultando en valores de R2 mas bajos que los ajustes mencionados para dichos compartimentos (Goya, Pérez, Frangi y Fernández, 2003). En el caso de las ramas muertas, el bajo valor de ajuste (R2=0.57) resultó similar a los reportados por los mismos autores (tabla 2). Tabla 2. Ajuste de funciones de biomasa aérea de P. taeda de 20 años de edad para los diferentes compartimentos y en todos los tratamientos. Compartimiento

a

b

ES Est.(2)

R2

F

p

k (1)

Acículas R. 0-5 cm1 R. > 5 cm2

-9,6481** -5,7700** -13,0575** -3,2261** -14,2866** -1,3917** -3,2550** -6,1630** 1,7886**

3,5655** 2,7573** 4,5241** 1,8385** 4,4554** 2,1390** 1,9230** 3,1154** 2,3378**

0,4665 0,3499 0,7162 0,4283 0,6885 0,1814 0,2167 0,3218 0,1750

0,81 0,82 0,74 0,57 0,70 0,91 0,85 0,87 0,93

190,00 211,97 107,48 52,95 95,90 452,43 256,07 304,85 580,31

0,00000 0,00000 0,00000 0,00000 0,00000 0,00000 0,00000 0,00000 0,00000

1,1088 1,0612 1,2565 1,0917 1,2370 1,0164 1,0235 1,0518 1,0153

Ramas muertas Conos Fuste (sin corteza) Corteza Copa Biomasa Total

(1) Coeficiente de corrección k según Baskerville (1972). (2) Error Estándar de la estimación; * significancia (P S > I, siendo significativas (p < 0,05) las diferencias entre los tratamientos mientras que, en el caso de los conos y ramas con diámetro mayor a 5 cm, el patrón resultó inverso, con diferencias significativas entre el tratamiento intenso y el testigo. En el caso de las acículas, los valores resultaron mayores en el testi-

PINAZO, M. A.; MARTIARENA, R. A.; VON WALLIS, A. y otros

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I

S

T

Trat.

(± 0,38) 7,82 c (± 0,24)

4,32 ab

(±0,17)

3,86 b

(± 0,14)

(± 0,26)

5,98 a

(± 0,25)

5,14 ab

(±0,22)

4,73 b

(± 0,09)

2,97 c

(± 0,18)

5,39 b

(± 0,15)

7,55 a

(± 0,06)

1,32 a

(± 0,06)

1,15 ab

(± 0,05)

1,07 b

(± 1,64)

55,05 c

(± 3,04)

91,86 b

(±2,23)

122,27 a

(±0,11)

3,75 c

(±0,22)

6,64 b

(±0,18)

9,16 a

(±1,77)

58,79 c

(±3,26)

98,5 b

(±2,46)

131,43 a

(± 0,69)

20,89 c

(± 0,95)

26,55 b

(± 0,77)

30,18 a

* Letras diferentes representan diferencias entre medias significativas al 0,05 % 1 2 R. 0- 5 cm: Ramas de diámetro in ferior a 5 cm; R.> 5 cm: Ramas de diámetro superior a 5 cm.

(± 0,28) 10,99 b

(± 0,14)

13,22 a

4,59 a

2

(± 4,87)

79,52 c

(± 9,05)

125,54 b

(± 8,02)

161,67 a

Carbono Fuste Carbono R.>5 cm Ramas Acículas R.0-5 cm Conos Fuste (sc) Corteza biomasa aérea -1 -1 -1 -1 -1 -1 Muertas total copa (Mg.ha ) (Mg.ha ) (Mg.ha ) (Mg.ha ) (Mg.ha ) (Mg.ha ) -1 -1 -1 total (Mg.ha ) (Mg.ha ) (Mg.ha ) -1 (Mg.ha )

Tabla 3. Stock de carbono por compartimento (Mg.ha-1), stock de carbono en copa (Mg.ha-1), carbono aéreo total (Mg.ha-1) para el testigo (T) y los tratamientos de raleo suave (S) e intenso (I). Entre paréntesis el error típico de la media.

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go, siendo significativas solamente las diferencias con el tratamiento intenso (p 5 cm R. M. Conos Fuste (sc) Corteza Copa

60 50 40 30 20 10 0

T

S

I

Tratamiento

Figura 1. Distribución porcentual del carbono en los diferentes compartimentos para cada tratamiento (T: testigo; S: raleo suave; I: raleo intenso).

La producción de ramas de diámetro mayor a 5 cm resultó mayor en I, concentrando 7,5% de carbono aéreo total, aproximadamente, observándose 4% y 3% para los tratamientos S y T, respectivamente. En el caso de las acículas, se verificó un patrón similar aunque las diferencias porcentuales no resultaron tan marcadas, concentrándose un 5% en I, 3,4% en S y 2,8% en T. Por otra parte, los valores del mantillo resultaron no significativos (tabla 4), a pesar de los valores de T que resultaron mayores a los presentados por I y S. En el caso del sotobosque, el carbono acumulado resultó significativamente menor en T y S que en I (p < 0,01) (tabla 4). Los valores medios de concentración de carbono edáfico resultaron no significativos entre tratamientos. Se observa su clásica disminución a medida que aumenta la profundidad, dado que el contenido de materia

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orgánica decrece con la profundidad en el perfil del suelo (Fassbender, 1980) (tabla 5). Tabla 4. Contenido de carbono en matillo (Mg.ha-1) y sotobosque (Mg.ha-1) para los diferentes tratamientos (T: testigo; S: raleo suave; I: raleo intenso). Entre paréntesis el error típico de la media.

Tratamiento

Mantillo

Sotobosque

T

12,48 (± 1,27) 9,16 (± 1,13) 8,33 (± 0,97)

0,80 b (± 0,06) 0,97 b (± 0,13) 3,18 a (± 0,78)

S I

Tabla 5. Valores de concentración de carbono orgánico (%) en los tratamientos testigo (T), suave (S) e intenso (I) a diferentes profundidades. Entre paréntesis el error típico de la media.

Profundidad (cm) Tratamiento T S I

0-10

10-30

30-60

1,95 (± 0,15) 2,07 (± 0,05) 2,05 (± 0,19)

1,23 (± 0,00) 1,22 (± 0,02) 1,22 (± 0,03)

1,03 (± 0,05) 0,97 (± 0,02) 0,95 (± 0,00)

La densidad aparente del suelo tampoco mostró diferencias significativas entre los tratamientos estudiados (tabla 6). Esta similitud de concentración en carbono orgánico y densidad aparente, genera una falta de diferencias significativas en los contenidos de carbono del suelo (tabla 7).

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Tabla 6. Valores densidad aparente (g.cm-3) a diferentes profundidades en los tratamientos testigo (T), suave (S) e intenso (I). Entre paréntesis el error típico de la media.

Profundidad (cm) Tratamiento T S I

0-10

10-30

30-60

1.32 (± 0.008) 1.35 (± 0.04) 1.30 (± 0.05)

1.26 (± 0.06) 1.27 (± 0.01) 1.35 (± 0.05)

1.22 (± 0.04) 1.29 (± 0.02) 1.30 (± 0.04)

Tabla 7. Contenido de carbono orgánico (Mg.ha-1) en los tratamientos testigo (T), suave (S) e intenso (I) a diferentes profundidades. Entre paréntesis el error típico de la media.

Tratamiento T S I

0-10 25,69 (± 2,20) 27,84 (± 0,16) 26,62 (± 1,99)

Profundidad (cm) 10-30 30-60 31,03 (± 1,64) 31,17 (± 0,68) 32,95 (± 0,74)

37,67 (± 3,19) 37,73 (± 1,43) 37,05 (± 1,30)

La sumatoria de los stocks de carbono en biomasa aérea, mantillo y sotobosque conjuntamente con la estimación de carbono en raíces, nos permite visualizar la cantidad total de carbono en los diferentes tratamientos (tabla 8). Las diferencias en los valores de carbono total del sistema (C total) resultaron altamente significativas (p < 0,01) con el orden T > S > I.

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Tabla 8. Stocks totales de carbono, carbono en suelo, raíces y aéreo para los diferentes tratamientos. Entre paréntesis el error típico de la media. Tratamiento

C Raíces* -1 (Mg.ha )

C aéreo (Mg. ha-1)

T S I

37,42 29,61 19,40

174,95 135,67 91,03

C en biomasa C total en suelo -1 -1 total (Mg.ha ) (Mg.ha ) 212,37 165,28 110,43

94,39 96,73 96,62

C Total -1 (Mg.ha ) 306,76 a (± 9,39) 262,01 b (± 3,13) 207,04 c (± 3,98)

* Estimado según Cairns et al.(1997). ** Letras diferentes representan diferencias significativas al 0,01%.

DISCUSIÓN Las diferencias de acumulación de carbono como consecuencia de los raleos coincide con resultados observados para P. taeda en otras regiones (Burkes et al., 2003; Ares y Brauer, 2005; Dicus y Dean, 1997) mientras que los patrones de acumulación de carbono de los diferentes compartimentos respecto al contenido de carbono total resultan similares a los expresados por Naidu et al., (1998), Van Lear y Kapeluck (1995), Pehl et al. (1984) entre otros, para individuos dominantes y suprimidos de P. taeda. Estos patrones de acumulación de carbono en los diferentes tratamientos indican que en el caso de fuste, los tratamientos generan una acumulación en el orden T > S > I ,respondiendo los individuos de manera diferente, dependiendo del recurso limitante. P. taeda, por ser una especie heliófila, tiende a acumular mayor cantidad de carbono en el fuste para, de esta manera, poder acceder a una mayor cantidad de luz en el dosel a expensas de otros órganos o compartimentos (Naidu et al., 1998; Burkes et al., 2003). Las diferencias en biomasa de copa podrían deberse a que tanto los tratamientos de raleos suaves e intenso aún no han ocupado totalmente el sitio desde el último raleo y, por lo tanto, no reflejen la máxima ocupación del sitio al momento de la corta. Esto último se estaría reflejando por los mayores valores porcentuales de biomasa de copa respecto a la biomasa total en el tratamiento intenso. El patrón de acumulación de carbono en acículas reflejaría, en parte, las limitaciones de luz en T y una subocupación en I que permite una mayor penetración de radiación a toda la copa, posibilitando la presencia de

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acículas en las ramas más bajas. Esto no sucede en T, donde las acículas se limitan principalmente a la parte superior de la copa. Si bien el carbono acumulado en ramas de diámetro inferior a 5 cm fue mayor en T, la menor proporción destinada a ramas respecto a la biomasa total respondería a evitar el costo de mantenimiento de órganos heterotróficos (Naidu et al., 1998) y la mayor asignación a ramas de diámetro mayor a 5 cm en I respondería a la necesidad de órganos para sostener grandes copas (Baldwin Jr. et al., 2000; Burkes et al., 2003). Los valores de carbono de mantillo resultaron superiores a los que son posibles de estimar a partir de valores de masa de mantillo para plantaciones sin manejo de P. taeda de Misiones (Goya et al., 2003). También resultaron superiores a los reportados para plantaciones de diferentes edades de esta especie bajo manejo (Goya et al., 2005). La falta de diferencias significativas reflejaría gran variabilidad espacial, posiblemente producto de las intervenciones de raleo. Estas intervenciones generarían importantes aportes de madera, principalmente, aumentando los valores de masa en el mantillo en los tratamientos de raleo. Por otra parte, el contenido de carbono en suelo indica que los tratamientos silvícolas no tienen influencia sobre el mismo. El stock de carbono en las plantaciones de P. taeda estudiadas resultó superior al observado en otras regiones. Aun en el tratamiento más intenso, se verificaron mayores contenidos totales de carbono con respecto a plantaciones similares. Los valores totales de carbono resultan superiores a los 139 Mg.ha-1 determinados por Laclau (2003) en forestaciones de pino en el sur del país y a los 161 Mg.ha-1 y 251 Mg.ha-1 en bosques maduros de coníferas del norte de Canadá (Morrison et al., 1993). Las cantidades de carbono en fuste estuvieron dentro del intervalo 36 -174 Mg.ha-1 determinado por Winjum y Schroeder (1997) para plantaciones en zonas tropicales y resultaron inferiores a los obtenidos por Simpson, Osborne y Xu, (1998) de 116 Mg.ha-1 para plantaciones de Pinus elliottii, en Australia, de 29 años de edad.

CONCLUSIONES Los raleos aplicados a plantaciones de P. taeda modifican los patrones de acumulación de carbono en el rodal. El sistema de raleo más inten-

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so, si bien genera individuos mas grandes y de mayores diámetros, ocasiona alteraciones en la distribución de biomasa que resulta en una menor asignación de carbono al fuste. Por lo tanto, se estaría perdiendo incremento en madera a expensas de grandes copas. Resulta necesario continuar estudiando los efectos de los raleos sobre la distribución de biomasa para determinar las intensidades y oportunidades de raleos que permitan maximizar la asignación de biomasa en fuste y alcanzar los diámetros deseados en tiempos razonables. Adicionalmente, estas diferencias en los patrones de distribución de carbonon el rodal deberían considerarse si se pretende utilizar las plantaciones como sumideros de carbono, ya que mayores porcentajes de fuste permitirían mantener el carbono en productos de larga vida útil, potenciando un servicio ambiental adicional de las plantaciones respecto a otros usos de la tierra. Sin embargo, es necesario explorar las relaciones entre los tamaños de fuste, los productos y la eficiencia del aserradero para plantear sistemas que maximicen la fijación de carbono en el largo plazo. Los valores elevados de carbono total para los diferentes tratamientos muestran la importancia de las plantaciones en la fijación de carbono como un servicio adicional, dentro de un marco de desarrollo de actividades productivas sustentables. Si bien estos valores resultan superiores a los encontrados en la bibliografía, es necesario estudiar los flujos de carbono como consecuencia del manejo de las plantaciones para poder dimensionar correctamente las cantidades que efectivamente son fijadas por las plantaciones.

AGRADECIMIENTOS Los autores agradecen en especial al Téc. Agr. Juan Keller, a los ingenieros forestales Aldo Keller, Doris Bischoff, Rosana Ferruchi, María Inés Aguilar (LIPSIA SA) y el Sr. Pedro Martínez (LIPSIA SA) por su colaboración en los trabajos de campo. El presente trabajo fue financiado por INTA (PAN 1924 - PAN 1991) SAGPyA (PIA 08/05) y la empresa LIPSIA SA que facilitó personal de campo y las forestaciones para la realización de los muestreos de campo.

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Recibido en marzo de 2006 y aprobado en abril de 2007.

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