Un gran poder Artículo escrito por: Elsy Amezcua de Balderas ObreroFiel usa este artículo con permiso del autor

Una adivinanza: Es un regalo dado por Dios. Sirve para dar vida y para dar muerte. Es un arma de dos filos. A veces sana, a veces enferma. ¿Qué es? ¡Exactamente! ¡La lengua! ¡¿Quién no ha escuchado hablar sobre la lengua y su poder?! La Escritura nos enseña mucho sobre esto. He aquí sólo unos ejemplos. Proverbios 15:4 La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. Proverbios 18:21 La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. Proverbios 12:18 Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina. Santiago 3:9,10 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¡Más claro ni el agua! Me impresiona saber que, como dice el proverbio, la muerte y la vida están en poder de la lengua. Sin temor a equivocarme, creo que todas hemos sido testigos de esto. Hemos escuchado palabras de vida y paz que han consolado al corazón más quebrantado y también hemos escuchado palabras que son veneno y que han destruido vidas. Como líderes de mujeres tenemos una gran responsabilidad frente a esto. Necesitamos aprender a usar y a controlar nuestra lengua y ayudar a otras a hacer lo mismo. Es increíble todo lo que se puede lograr o dañar con la lengua. Intencionales o no, siempre decimos algo y siempre tendrá efectos lo que hemos dicho. Tenemos que aprender a cuidar lo que hablamos. Con tristeza y con agradecimiento a quienes han sido valientes de habérmelo dicho, puedo decir que mis palabras varias veces han herido a mujeres sin intención de hacerlo y sin darme cuenta; sin embargo mi buena intención no fue suficiente y lastimé el corazón de otras. Necesitamos estar realmente conscientes de todo el poder que la lengua tiene. El tener convicción de esto nos ayudará a darnos cuenta de los alcances que ésta tiene en el corazón de las personas no sólo en ése momento sino a través del tiempo ya sea para bien o para mal. Asimismo, el estar convencidas de su poder nos enseñará a ser más responsables de nuestras palabras y nos ayudará a controlar lo que hablamos y a aprovechar también lo bueno de ella. Es fascinante que en la Palabra de Dios encontremos todo lo que necesitamos para el buen uso de la lengua. El Señor nos insta a animar a otros con nuestras palabras, a bendecirlos, a consolarlos,

a hablar la verdad con amor, a enseñarnos unos a otros, aún a exhortarnos. Asimismo nos dice lo que no tenemos que decir ni hacer como murmurar, mentir, calumniar, decir palabras corrompidas, etc., y la lista puede seguir ya sea para bendecir o para maldecir. Recordemos que la lengua es un don maravilloso que nos ha sido dado y es nuestro privilegio usarlo con sabiduría. Que el Señor nos dirija en cada palabra que pronunciemos.

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