Lo verdadero y lo ficticio

26 dic. 2009 - cambio de un DNI–, y un plan para robar banderas vaticanas y argentinas en vís- peras de la visita de Juan Pablo II a Bue- nos Aires.
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CRÍTICA DE LIBROS

EL CASO YOTIVENKO POR JUAN SASTURAIN SUDAMERICANA 253 PÁGINAS $ 49

NARRATIVA ARGENTINA

Lo verdadero y lo ficticio os diez cuentos que integran El caso Yotivenko proyectan en un primer plano la versatilidad humorística de Juan Sasturain y su capacidad para captar la atención del lector mediante el acierto en el tono narrativo y la fluidez del relato. La ironía, la parodia, la sátira son las armas con las que impone sus argumentos. “El veintiséis” presenta a French y Beruti el día después de la Revolución de Mayo en una charla sobre “las internas de la Junta” y mujeres, y discutiendo sobre el costo de las famosas cintas celestes y blancas. Esta corrosiva revisión de la gesta patriótica parece anunciar el nacimiento de una nación signada por la intriga y la corrupción. En “La bandera almidonada” también se remueve la pátina heroica para recrear la llegada a la Luna, en 1969, desde la perspectiva de los familiares del astronauta Michael Collins, con un muestrario de pequeñas miserias humanas. Abundante diálogo y demora en el desenlace caracterizan “Susvín”. Este cuento expone las desventuras de un peruano

L

Sasturain DIEGO SPIVACOW

indocumentado –convertido en delator a cambio de un DNI–, y un plan para robar banderas vaticanas y argentinas en vísperas de la visita de Juan Pablo II a Buenos Aires. “Pincharme” parte del juego infantil Juan y Pinchame, y reproduce el esquema en diferentes situaciones en las cuales

Juan siempre es el perdedor y Pinchame, el ganador que “siempre cae parado”. En “Seguro”, unos disparos sorprenden a dos turistas que desembarcan en un islote de los canales fueguinos y alguien relaciona el misterioso ataque con la Guerra de Malvinas. El verdadero protagonista del policial “Lengua larga” es el lenguaje. El autor desplaza el crimen y la víctima del centro a la periferia de la narración, encarada con monólogos interiores que les dan voz a tres personajes que se habrían topado por azar con los asesinos de Marcelo Cattaneo, hombre clave en el escándalo de coimas IBM-Banco Nación, cuyo cadáver tiene a su cargo un monólogo. “El tango de antes” se centra en la vida de un bailarín de tango de ciento cuarenta y cinco kilos que se inicia como levantador de pesas y termina como monje budista. La misma seriedad disparatada define “Isaías, un malentendido”, una divertida desmitificación biográfica sobre un profeta del peronismo, que peca de un excesivo virtuosismo fa-

NARRATIVA ARGENTINA

bulador. Por el contrario, “Alias Tristano”, sobre “Milton Paniagua, el primer pianista de jazz que dio Bolivia”, diseña un minucioso pero sintético marco cronológico y musical. “El caso Yotivenko” es el único relato inédito del libro (el resto apareció en diversas publicaciones) y puede leerse como una micronovela. Su trama se refiere al “único jugador soviético” que jugó profesionalmente en la Argentina y combina fútbol, espionaje, ballet y una historia de amor. En la mayoría de los cuentos sobresale la pericia de Sasturain para amalgamar datos verídicos con otros absolutamente falsos. Esta técnica no sólo le garantiza un jocoso sostén de verosimilitud a sus ficciones más improbables, sino que además propone al lector un entretenido juego extraliterario: el de averiguar qué elementos son auténticos y cuáles han sido rigurosamente inventados. Felipe Fernández © LA NACION

UNAS POLILLAS POR PEDRO LIPCOVICH

Parábolas perplejas L

evedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad: de estas cinco propiedades que Italo Calvino reivindicó para la literatura en sus Seis propuestas para el próximo milenio, la exactitud y la multiplicidad se encuentran ampliamente representadas en los cuentos de Unas polillas, de Pedro Lipcovich. Las otras tres, aquellas que de algún modo conforman lo que se podría llamar el campo sensorial-afectivo del lenguaje, son más difíciles de encontrar, ya que el autor escribe en un registro llano e impersonal, con una marcada predilección por las formas alegóricas del relato y con un vocabulario deliberadamente gris y contenido, que evidencia una fuerte impronta kafkiana. En efecto, tal y como lo hiciera el gran maestro checo, Lipcovich explota 16 | adn | Sábado 26 de diciembre de 2009

al máximo la indefinición de un lenguaje notarial o abstracto, cuya generalidad induce a un clima enrarecido y angustioso, al tiempo que dispara una infinita espiral de significaciones metafóricas. Así, en los cinco cuentos reunidos en el volumen predominan palabras secas y casi exentas de connotaciones subjetivas como “castigo”, “esclavo” o “gobernación”; de un modo análogo, abundan las escaleras que son “estrechas”, los corredores que son “oscuros” o están “flanqueados de puertas”, y también las oraciones monocordes, de una acromaticidad perfecta, como por ejemplo ésta: “Entro en una taberna para pedir aguardiente”. En el fondo, cada cuento de Unas polillas no deja mucho más que un montón de incógnitas, una estela de mensajes vagos o de cáscaras vacías que condu-

EL CUENCO DE PLATA 144 PÁGINAS $ 39

cen al lector hacia un abismo; cada uno es, de alguna manera, un encofrado rígido y hueco, acaso sólo habitado por larvas y gusanos, y lo que en verdad aquí se narra no es sino esa compacta e infinita grisura del lenguaje, como ocurre en “redaliz”, el primer texto de la colección, donde el oficio de una pareja de gemelos escribas –que en realidad podrían pensarse como un solo narrador desdoblado– consiste en inventar palabras que luego serán acuñadas por un oscuro y tiránico “reino español”. O como ocurre en “Relato del lirio”, donde un cortesano recibe un nebuloso encargo en el que se le ordena salir en busca de “un lirio azul para la princesa”, sólo que éste no es más que el primero de una larga serie de mandatos que luego se transforman en intrincadas situacio-

nes que lindan con el malentendido, el humor negro y la pesadilla. De este modo, al no estar sujetas a contornos definidos ni a rasgos particulares, al aventurarse en el reino de lo amorfo y de las leyes no escritas, las historias tienden a proliferar como formas parasitarias que se adhieren a una trama en apariencia muy simple, pero cuyo sentido más profundo siempre permanece inaccesible, se va duplicando y bifurcando constantemente hasta esfumarse, como toda parábola, en lo improbable y en la perplejidad. Walter Cassara © LA NACION