las mil caras de buda

22 may. 2010 - LAS MIL CARAS DE BUDA. El Museo Nacional de Arte Oriental, sin sede propia, rescata el valor de su patrimonio con una muestra que.
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ARTE | MUESTRAS

El Museo Nacional de Arte Oriental, sin sede propia, rescata el valor de su patrimonio con una muestra que reúne piezas de China, Japón, Corea, la India y Tailandia ALTAR TIBETANO. Con ofrendas, imágenes de Buda, tankas y una rueda de oraciones

MARTÍN ACOSTA

LAS MIL CARAS DE BUDA POR JULIO SÁNCHEZ Para La Nacion - Buenos Aires, 2010

E

n los últimos años, Occidente presenció una invasión de estatuillas de Buda. La más visible apareció en el Buddha Bar de París, cerca de la Plaza de la Concordia, en 1996. De ahí en más, las barras de tragos de boliches, hoteles y casas particulares consideraron la estatua de Buda un must. En forma paralela, el XIV Dalai Lama circula por todo el mundo pidiendo que los chinos liberen al Tíbet de la opresión que padecen desde fines de los años cincuenta; se entrevista con los mandatarios más poderosos del planeta, se saca fotos con Richard Gere y, de paso, predica las cuatro nobles verdades del budismo. Hoy se calcula que hay en el mundo 230 millones de seguidores de Buda (aunque otras fuentes llegan a hablar de 1691 millones), con epicentro en Asia y dispersos entre Oriente y Occidente. Las expresiones artísticas vinculadas al budismo son extremadamente variadas, desde la austeridad extrema del zen japonés hasta el barroquismo abigarrado de las tankas tibetanas. El zen inspiró a artistas como Yves Klein y John Cage, que a la vez abrieron el juego a to24 | adn | Sábado 22 de mayo de 2010

dos los minimalistas de los años sesenta y setenta; también inspiró a diseñadores de moda como Donna Karan, Adolfo Domínguez, Calvin Klein y el argentino Pablo Ramírez, a arquitectos –Luis Barragán, Tadao Ando–, a coreógrafos –Merce Cunningham– y a músicos como Steve Reich, Philip Glass y Michael Nyman. La Argentina no es inmune al budismo. Además de los centros de estudio y práctica que se multiplican, hay un chorten (monumento típico del Tíbet) localizado en el cerro Otto, Bariloche, y pocos conocen el muy secreto jardín zen (grava, rocas y linterna) ubicado en el claustro del monasterio trapense de Azul, provincia de Buenos Aires. Cada tanto, una delegación de lamas tibetanos llega a la Argentina para crear un mandala de arena que, luego de días de laboriosa ejecución, es llevado a un curso de agua adonde se lo arroja con el propósito de sanar el planeta. Jorge Luis Borges se interesó por el tema, a tal punto que en 1976 publicó un concienzudo ensayo junto a Alicia Jurado (Qué es el budismo), así como Diego Rafecas dirigió la película Un Buda en 2005. Basta una visita al Museo Nacional de Arte Decorativo para poder acercarse con

deleite y seriedad a un universo que parece estar cada vez más cerca de Occidente. Imágenes del despertar es una muestra con piezas del acervo del Museo Nacional de Arte Oriental, por el momento un “museo fantasma”, sin sede, y con su patrimonio guardado (ver recuadro). La directora, Alejandra Siquier, inicia con esta

TALLA JAPONESA. Representa a Kannon sobre un loto (s. XVIII-XIX)

muestra la primera de una serie de exposiciones destinadas a las religiones surgidas en Asia: budismo, hinduismo, judaísmo e islamismo. En esta oportunidad se rescataron piezas provenientes de China, Japón, Corea, la India y Tailandia. Textos, imágenes, altares y objetos de porcelana, cerámica, piedra, jade y bronce, entre otros materiales, están distribuidos en cinco secciones. En la primera se explica el concepto del despertar o la iluminación, es decir, la capacidad de aprehender la unidad del universo (hay correlación de esta experiencia en el cristianismo, el islam y el hinduismo). La segunda sección se ocupa del Buda histórico, el príncipe Siddartha Gautama que nació en el siglo VI a. C. al norte de la India, en el seno del clan Sakya. Mimado como un verdadero príncipe, a los 29 años se escapó del palacio y vio de manera sucesiva a un enfermo, un anciano, un muerto y un monje mendicante. Así inicia su peregrinaje interno y externo para encontrar el fin del sufrimiento. En la tercera sección se ilustran las formas de representar a Buda; su iconografía incluye una aureola o limbo, el hábito de monje y la ushnisha o rodete en la