el Mundo

16 sept. 2014 - quemó las naves en Escocia y advir- tió, de manera solemne y un tanto desesperada, que una victoria de los partidarios de la independencia ...
1MB Größe 9 Downloads 119 vistas
2

|

el mundo

| Martes 16 de septieMbre de 2014

LA CAMPAÑA, EN TODOS LOS RINCONES DE ESCOCIA Las muestras de apoyo al sí y al no a la independencia se multiplican; en Glasgow, un local cambió su nombre por Yes Bar, y en un astillero respaldaron al unionismo

fotos: afp y reuters

el Mundo Edición de hoy a cargo de Juan Landaburu | www.lanacion.com/mundo

@LNmundo

Facebook.com/lanacion

[email protected]

el referénduM separatista | la recta final de la campaña

Cameron advierte a los escoceses que no habrá vuelta atrás

El peso de Escocia en Gran Bretaña Petróleo y gas

Whisky

Servicios financieros

$

Edimburgo y Glasgow son el 14º centro financiero de la UE

tica, y después, esperar un acuerdo unánime de los países aliados para su aceptación. “El nuevo Estado, como todo país que desea convertirse en miembro de la OTAN, tendría que solicitar su entrada en la organización exactamente de la misma manera que los otros países”, indicó Rasmussen en una conferencia de prensa celebrada en Bruselas. La avalancha de declaraciones sobre los riesgos de un triunfo del separatismo llevó ayer al líder nacionalista escocés, Alex Salmond, a acusar a Cameron de crear alarmismo entre los electores: “Cuando vuelva a Escocia, no lo hará para bombardearnos con su amor ni para crear desesperadamente alarmismo en el último minuto. Tras la victoria del sí, [Cameron] vendrá para iniciar conversaciones sobre la independencia”, declaró. Salmond, que ayer se reunió con dirigentes empresariales escoceses, aseguró que el gobierno conservador está detrás de los comunicados de los bancos y empresas en contra de la separación y acusó a la cadena pública BBC de ofrecer una información sesgada sobre la campaña. “Es de sentido común que una Escocia independiente sería próspera; es una tierra con grandes recursos naturales y grandes recursos humanos. Creo que es un sinsentido pensar que la tierra que produjo a Adam Smith sea incapaz de gestionar su propia economía”, agregó Salmond. Los últimos sondeos divulgados muestran una ligera ventaja del no. El denominado “sondeo de sondeos”, que incorpora los resultados de las seis últimas encuestas, elaboradas entre el 9 y el 12 de este mes, concluyó que el no ganaría por un estrecho margen: el 51% frente al 49% del sí. Por su parte, el ex ministro laborista Alistair Darling, jefe de la campaña por el sí “Mejor juntos”, dijo que sería lógico un resultado ajustado. “Se trata de la decisión más importante que tomará el país. Si se vota la separación de Reino Unido, será irreversible. No es como una elección general, donde se puede cambiar de parecer si las cosas no van como uno quería”, indicó.ß

Electricidad

opinión John Carlin

Es exportador neto, con un fuerte impulso de energías renovables

Viene de tapa

PARA LA NACION

Pesca Es el mayor productor de salmón del Atlántico de la UE

Tecnología

Turismo

El 28% de las computadoras que se venden en Europa proceden de allí

En una nueva visita a Escocia, el premier británico dijo que el triunfo del sí supondría un “divorcio muy doloroso” EDIMBURGO.– En la recta final de la campaña para el referéndum separatista de pasado mañana, el primer ministro británico, David Cameron, quemó las naves en Escocia y advirtió, de manera solemne y un tanto desesperada, que una victoria de los partidarios de la independencia supondría el fin del Reino Unido y no tendría marcha atrás. Al igual que la semana pasada, cuando Cameron visitó Escocia acompañado de su vice, el liberal demócrata Nick Clegg, y el líder de la oposición laborista, Ed Miliband, ayer el premier británico apeló a la unidad de Reino Unido y alertó sobre los riesgos que entrañaría para Escocia una secesión irreversible. “Esta semana Reino Unido podría cambiar para siempre. Podría significar el fin de Reino Unido como lo conocemos hoy. El jueves, Escocia vota y el futuro de nuestro país está en juego”, afirmó el líder conservador. Y agregó: “Debemos ser muy claros: no hay vuelta atrás. No habrá nuevas oportunidades. Esta decisión puede romper nuestra familia de naciones y desgarrar Escocia para siempre del resto de Reino Unido. El viernes, la gente podría levantarse viviendo en un país diferente, ocupar un lugar distinto en el mundo y con otro futuro por delante”. Cameron pronunció en Aberdeen, la capital petrolera de Escocia, un discurso de tono vehemente en el que prometió mayores poderes para el Parlamento autónomo escocés si gana el no. El gobierno conservador y la oposición laborista han ofrecido a Edimburgo un plan para ampliar su autonomía en 2015 si gana el no en el referéndum. Londres se ha comprometido a ceder competencias a Escocia en materia fiscal y en la política de prestaciones sociales, entre otras concesiones. El premier británico volvió a alertar que la independencia significaría renunciar al actual sistema de pensiones, la libra esterlina, el ejército y el pasaporte británico. Cameron no ha sido el único que en los últimos días ha lanzado advertencias sobre las consecuencias “negativas” que tendría un triunfo del sí. La semana pasada, importantes grupos financieros, como Royal Bank of Scotland o Lloyds Banking Group, anunciaron que mudarían sus oficinas centrales a Inglaterra en caso de una victoria del independentismo. Ayer, la OTAN también jugó a favor de los partidarios de la unidad. El secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, dijo que una Escocia independiente de Reino Unido tendría que enviar una nueva solicitud de ingreso si quiere volver a formar parte de la Alianza Atlán-

Esta bebida es su exportación más popular; le aporta 7000 millones de dólares de exportaciones al año

Es el mayor productor de petróleo de la UE; más del 90% de los ingresos de petróleo y gas de Gran Bretaña provienen de Escocia

De la actividad de este sector dependen 200.000 empleos, cerca del 5% del PBI escocés

Islas Orkney

OCÉANO ATLÁNTICO

Terminal Sullom Voe Terminal Orkney Island

Thurso

MAR DEL NORTE

Lago Ness Inverness

Mallaig

Aberdeen

Speyside Fort William

ESCOCIA Lago Lomond

Dundee

$

Glasgow

Edimburgo $

Islay

GRAN BRETAÑA IRLANDA DEL NORTE

INGLATERRA

Belfast

50 km

Escocia

Gran Bretaña

Población (millones)

5,3 (8,3%)

63,7

PBI per cápita (US$ )

36.710

38.004

807

820

Salario semanal (US$ ) GASTO PÚBLICO POR HABITANTE En US$ Gran Bretaña

15.411

18.814

17.845

19.954

Escocia 2012-13

2007-08

TASA DE DESEMPLEO (2013) 8,2%

Gales Gran Bretaña

7,8%

Inglaterrra

7,8%

Irlanda del Norte

7,8%

Escocia

7,5% 0

CÁMARA DE LOS COMUNES 650 miembros

59 representan a Escocia

Agencias AFP, EFE, ANSA y Reuters Partido Conservador

del editor: por qué es im-

portante. La estrategia del miedo que eligió Cameron no parece haber sido la más efectiva para convencer al orgulloso pueblo escocés.

1

303

Partido Laborista Liberales Demócratas

257

41 56

11

Partido Democrático Unionista

8

Partido Nacional Escocés

6

0 6 0

Fuente: El País / LA NACION

Mi padre hubiera votado por el no El desdén visceral que sentía Churchill por la clase trabajadora tuvo su más repelente expresión en 1910 cuando envió tropas del ejército a reprimir una huelga. Sus esculpidas frases durante el enfrentamiento con los nazis resultaban muchas veces repugnantemente faciloides para aquellos combatientes que, como él, sabían lo que era el horror de la guerra. Y encima, me dijo mi padre, Churchill fue un carnicero. Nunca, nunca le perdonaría el bombardeo de Dresde que él mismo autorizó en 1945, con la guerra ya prácticamente ganada, en el que murieron sin justificación 250.000 civiles indefensos; más que en Hiroshima. Churchill representaba a la perfección, como después lo haría su heredera política y admiradora Margaret Thatcher, a la casta altiva del establishment inglés, rechazada visceralmente por un elevado porcentaje de la población escocesa. Los argumentos de mi padre contra el inglés más admirado del siglo XX siguen destilando bastante bien la sensibilidad nacional escocesa. Escocia es diferente incluso tomando en cuenta a aquellos que votarán no a la independencia. Les repele el capitalismo desenfrenado simbolizado hoy por Londres, junto a Nueva York, la gran capital financiera del mundo. En Escocia lo que predomina es algo más parecido al espíritu comunitario de Escandinavia o, incluso, del País Vasco. El ya alto grado de autonomía que posee el Parlamento escocés resultó en un sistema de servicios públicos mucho más generoso que el inglés. La diferencia política entre Escocia e Inglaterra se refleja en las últimas elecciones generales. De los 59 parlamentarios que representan a Escocia, sólo uno pertenece al Partido Conservador. Ser gobernado por los conservadores es para un escocés hoy lo que sería para un inglés vivir bajo el mando del Partido Republicano de Estados Unidos. Lo que yo me pregunto, en el intento de definir mi posición como británico medio escocés, es qué habría votado mi padre. Lo lógico sería pensar que diría que sí a la separación. Además de haber votado siempre por el laborismo (la muerte lo salvó del disgusto de tener que ver a Thatcher como premier), era el clásico escocés que no dejaba de recordar los grandes inventos que su gente había aportado al mundo (el teléfono, la televisión, el radar, la máquina de vapor, la bicicleta, la penicilina, el golf) y que se vanagloriaba de la derrota, famosa gracias a Hollywood, de los pérfidos ingleses a manos de William Wallace. Pero los sentimientos y las razones de las personas, como los de las naciones, son ambiguos, complejos y, al final, indescifrables. Tengo mis dudas de que mi padre hubiera votado por la independencia. En parte porque mucho de lo que soy lo heredé de él y yo no votaría por dejar de ser británico. No creo que la palabra divorcio, tan usada estos días, sea la más apropiada para describir el objetivo de este referéndum. Entiendo la separación más en función de las consecuencias que tendría para una familia: si finalmente ocurriera, me sentiría partido por la mitad. Pero más allá de esta emoción, tan auténtica como irracional, ya que identificarse con una bandera que representa a 60 millones de

personas no deja de ser un acto de la imaginación, creo que el sentido común del que se jactaba mi padre lo hubiera llevado a la conclusión de que separarse de Inglaterra era algo absurdamente innecesario. Para empezar, y no había más que verlo a él, la identidad y la cultura escocesas son a prueba de balas, como lo demuestran las derrotas cosechadas a lo largo de 700 años de batallas contra ejércitos ingleses. Los escoceses no serán más escoceses si conquistan la soberanía política. Por otro lado, a mi padre le gustaba adoptar poses antiinglesas, pero lo hacía con una media sonrisa, con sentido del humor. Él era un patriota que sentía orgullo por su tierra, no un nacionalista que define su identidad por el antagonismo hacia el vecino. Veía la relación, en resumen, no tanto como un matrimonio, que se puede romper, sino como un vínculo entre hermanos. Te burlas de tu hermano, pero aunque te pelees con él lo sigues queriendo. Los independentistas escoceses hacen campaña como si los conservadores fueran a gobernar para siempre, cuando no sólo no lo harán, sino que es perfectamente posible que en un futuro no muy lejano la crisis económica haga que Inglaterra dé un giro que la aproxime más al modelo de bienestar escocés. Tampoco nadie ha demostrado que la independencia sería mejor o peor para la economía escocesa. Lo que creo que mi padre sí hubiera dicho es que, a fin de cuentas, estamos bastante bien como estamos, especialmente si lo comparamos con cómo estábamos hace 30, 40 o 50 años. ¿Para qué, entonces, optar por el riesgo de la independencia? Lo que pretende el Partido Nacional Escocés, en un intento de minimizar ese riesgo, es que una Escocia independiente conserve la libra. Pero todos los políticos ingleses coinciden en que eso no lo permitirían. Mi padre, siempre con un ojo escéptico (y muy escocés) puesto en los posibles farsantes, hubiera detectado una nota discordante no sólo en la insistencia de los nacionalistas en conservar la libra, sino también en la de mantener el vínculo soberano con la reina. Resulta que quienes apuestan por la independencia quieren que Isabel II siga apareciendo en los billetes escoceses. Y encima se indignan cuando el gobierno de Londres les advierte que en caso de que se fueran, se impondrán controles migratorios en la frontera. Pero al final los argumentos determinantes son los emocionales, como los hubieran sido para mi padre y lo son para mí. Lo que me cuesta entender es, si uno ya se siente plenamente escocés, ¿por qué no disfrutar del bonus de ser también británico, de poder sentir como suya la grandeza histórica de Shakespeare, del Imperio Británico que tanto contribuyeron los escoceses a construir, además de compartir con orgullo la herencia de William Wallace? La unión de Gran Bretaña ofrece dos nacionalidades por el precio de una. ¿Por qué forzar la división cuando no existe ninguna imperante necesidad de hacerlo? Así hubiera pensando mi padre, que detestaba a un individuo inglés llamado Churchill, pero no por ser inglés; que se ofreció como voluntario para luchar en la fuerza aérea al día siguiente del comienzo de la II Guerra Mundial para defender la libertad no sólo de los escoceses, sino, por igual, la de los ingleses y, ya que estamos, de Europa y del mundo entero, sin reparar en mezquinas reflexiones nacionalistas.ß