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Sueños de Luna

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Sueños de Luna

Ramón L. Morales

3 EDICIONES

Sueños de Luna

Sueños de Luna Derechos reservados © ® 2013. Ramón L. Morales

Ilustración de portada e interiores: Alejandro Bernal Queda prohibida la reproducción o retransmisión total o parcial del contenido de la presente obra mediante cualquier método, sea electrónico o mecánico, sin el previo y expreso consentimiento por escrito del autor. Ediciones Viento Azul 2ª edición, Febrero 2013 Zapopan, Jalisco. México Impreso en México / Printed in México

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“Siempre habrá un sueño esperando por tus alas”

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Índice

Hermana.…………………………………………………………………………..9 Otoño……………………………………………………………………………..11 Árbol……………………………………………………………………………….13 Caminos………………………………………………………………………….15 Luna……………..…………………………………………………………………17 Un suspiro……………………………………………………………….………19 Tu mirada…………………………………………………………………………21 Hacia ningún lugar……………………………………………………………23 Dos palabras…………………………………………………………………….25 Mañana……………………………………………………………………………29 Diálogo…………………………………………………………………………….33 Ya te toca………………………………………….……………………………..37 ¡Lucharán a una caída sin límite de tiempo!.......................41 Malo Claus…………………………………………..…………………………..45 Mi niña……………………………………………………………………….……57

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Sueños de Luna Hermana De pequeño pregunté por ti y me dijeron que respiraste antes de nacer, que ingeriste líquido amniótico, que suele pasar. Sé que nunca estuviste a mi lado pero te extraño tanto; Extraño tu voz, tu cara. Extraño las peleas que no tuvimos, tus consejos y reprimendas. ¿Sabes? Creo que alguna vez te conocí. ¿Eras un sueño o una voz de luna o la bruma de la noche dibujando palabras? Porque fue en el cielo, entre nubes, que disfruté tus ojos, fue la luna quien me brindó tu abrazo, el llanto de la lluvia, tu tristeza… Entre las nubes encontré tus ojos pero ¿alguna vez podré acariciar tu rostro? Sí, sé que llegará el instante, y entonces no habrá viento que resquebraje mi voz, ni alas que te lleven lejos. Estaremos juntos, donde la vida sea sólo una gota de luz en el tiempo.

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Otoño Fue una tarde gris cuando ocurrió el adiós y aunque preguntaste el porqué, el silencio fue lo único que de su boca emanó. Corriste a tu casa para encerrarte en tu habitación, te tendiste en la cama que toda tu vida te ha consolado. Giraba en tu cabeza la misma pregunta cuando miraste aquel viejo oso de felpa, que él te regaló una noche de ensueño, cuando tú, emocionada, le brindaste el sí del noviazgo. Sin más, lo tomaste en tu regazo esperando ese tierno calor que abrazo a abrazo él te brindaba, mas esta vez, como respuesta, fue la tristeza la que te cobijó dejándote más desconsolada.

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Afuera los árboles, como uniéndose a tu pena, sus hojas tiraron y, al momento de tocar el aire, tristemente danzaron. Comenzó a llover, las gotas cayeron en tu ventana y estas, al verte, lloraron en el cristal resbalando suavemente. Llora, mi niña, llora, que al llorar despejamos el sentimiento, así pronto el dolor pasará a ser sólo un recuerdo, y poco a poco creerás que aquello fue tan sólo un mal sueño o una pobre ilusión. Pero déjame decirte, que aunque sólo sea un recuerdo, el calor de aquel otoño siempre, siempre lo llevarás dentro.

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Árbol de imperturbable carácter tus ramas siempre miran al infinito azul. Sólo tú puedes, como nadie más, sentir las brisas de otoño que acarician tus hojas como el pétalo a la mejilla, y beber el agua del cielo cuando cae en lloviznas. Con raíz fuerte no hay viento que te haga temblar. Te enalteces y sereno con orgullo te mantienes soportando del temporal, la tempestad. Me emociona tanto verte, Gigante del viento, imaginar todas las memorias de las que eres testigo; ya que en los días soleados miras con ternura a los niños jugar alrededor de tu tronco; por las tardes escuchas a los sabios platicar mil historias de antaño y de hoy, y en las noches, al asilo de la oscuridad, oyes a los amantes susurrarse promesas junto a ti, juramentos que guardas en secreto junto a la savia que vibra en lo profundo de tu corazón.

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Caminos Pequeña que a tu paso me encuentras, niña de piel de rosas vestida en blanco de pies a pechos, camino que con polvo tus pies adornas, te pregunto si te diriges hacia donde mis pasos me guían... Con la mirada expresas lo que tu boca calla, boca de carmín que se vuelve ausencia de palabras... Buscas en los caminos lo que tus sueños te deparan; sueños de mil cielos y arcoíris de colores perpetuos, alegrías por todos lados, sonrisas… caminas despacio. Arduo peregrinar el que tu mirada persigue. Y a la vez que te veo te pregunto si ese lugar en distancia queda lejos. Con la mirada expresas lo que tu boca calla, boca de carmín ausente de palabras. Sigue en el camino que tus sueños te deparan, no te preocupes por mí, sigue tu andar, que por mi parte, mis sueños iré a buscar.

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DIÁLOGO —Sí, este lugar me parece bien. Está un poco oscuro, pero me gusta. Nomás hay que hacer a un lado la basura y… listo, ya estoy en casa. O lo más parecido a una casa para mí. En fin, tomaré asiento en este viejo sofá. Bien, no es un sillón de esos que vibran pero no está tan mal. “¡Vaya, tengo un acompañante! Perdona, ¿es aquí donde vives? “No lo sabía. Espero que no te moleste compartir tu lugar. Igual a lo mejor no me quedo por mucho tiempo. “Gracias por entender. ¿Qué pasa? ¿Qué quieres, amigo? “¿Comida? Lo siento, no tengo nada para ti a menos que te guste beber alcohol etílico. Y hablando del diablo. ¿Dónde lo dejé? ¡Ajá! Aquí estás. Pues bien, digamos salud. “¡Ah! ¡Qué buen trago! ¿Sabes algo, mi nuevo amigo? Éste es un buen lugar: está algo escondido, pero se vislumbra un poco la luz de las lámparas callejeras, y además la gente no podrá molestarme, como no lo hacen contigo. Es algo fresco, pero soportable. Las paredes y el saliente de lámina hacen un buen recoveco y nos ayudarán a protegernos del frio. Además, con todos los trapos con los que me envuelvo, hasta calor tengo. 18

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“¿Sabes? Yo a veces dormía a un par de cuadras de aquí, en una banca del parque, o a veces me metía en el mercado cuando nadie me divisaba, y podía quedarme adentro cuando cerraban las cortinas, pero eso ocurría en muy raras ocasiones. Es difícil porque los mismos trabajadores cuidan de que nadie se les meta, por miedo a que les roben sus mercancías. Aunque yo también robaba un poco, pero sólo comida y nomás para mí. Había tipos que la trataban de vender entre los mismos vagabundos, pero yo creo que eso es ser miserable. Además, si la policía te conseguía atrapar, como me llegó a pasar un par de veces, alegabas hurto por hambre y lo más que te daban era una noche en la cárcel. Aparte de una cena, muy mala, pero cena al fin. “¿Sabes? Hay compañeros que creen que la prisión es bonita, pero ¿Qué podría tener de bonita? Sólo les gusta porque les dan techo y comida, pero no tienen libertad, y eso es más importante. “¿Que por qué es importante? Porque nadie te manda y eres libre de ir a cualquier sitio… y no estás atado a nada… y nadie está atado a ti. Además siempre hay alguna buena persona que se compadece y me da un taco o, mejor aún, me regala una moneda con la que puedo comprar comida y mi alcohol. Y de todo hay: Algunas personas te dan unos pesos y así se sienten mejor, otras lo hacen para librarse de ti rápidamente. Hasta te hacen cara de fuchi. ¡Je! Eso me divierte. “Pero cuéntame de tu vida. 19

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“No, comienza tú. “Ok, ok. Yo primero. Pero te diré que no me gusta hablar de mí. ¿Sabes? ¡Ah! La mía es una historia muy larga. Que te baste saber que me quedé sin trabajo por mi abuso del alcohol y… mis problemas. Por esto mi esposa me abandonó. “Ya sabes, lo de siempre, la misma historia que todos cuentan. Dejé de pagar las mensualidades y perdí la casa. Vendí todo lo que pude rescatar y me dediqué a vagar y a beber. Y lo que pasó después… olvídalo. No me gusta hablar de eso porque es algo que me causa dolor. “No quiero hablar de eso. Es mejor no recordar. “Ni siquiera nos conocemos, no tengo porqué decirte nada. “¡No quiero hablar de eso! ¡Entiende! ¡Entiende! “¡Para qué lo quieres saber! “¿A ti qué te puede importar? “¿A quién le puede importar mi vida?, ¿lo que me pasó? ¡Lo que viví!, ¡lo que soy! “¡Bien! ¿Quieres que te lo diga? ¡Casi mato a mi hijo! ¿Es lo que querías oír, verdad? ¡Pues ahora ya lo sabes! Fue mi culpa, fueron mis manos al volante, mi sangre llena de alcohol… ¡casi lo mato! “Casi lo mato. “Casi lo… “Pero a ti ¿qué te puede importar? Sólo eres una cucaracha, no entiendes lo que me sucedió o por qué me pasó… ni yo tampoco. 20

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“En fin, ya es hora de dormir. Me voy a acostar y tú deberías hacer lo mismo, o lo que sea que hagas. “Déjame acostar, déjame dormir, quiero soñar un poco; soñar con mi hijo, con mi esposa, con lo que antes fui y que nunca volverá. Con mis recuerdos, que es todo lo que tengo hoy. “No, no estoy llorando… tengo tierra en los ojos, y tiemblo porque, porque… ya te dije, hace frio, mucho frio. Buenas noches, mañana será otro día… otro día igual a éste, y al de ayer…, y así hasta morir”.

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¡LUCHARÁN A UNA CAÍDA SIN LÍMITE DE TIEMPO!

“El coliseo está a tope, la multitud enloquece. Los rivales están en el ring. “Esta es la pelea más importante del milenio. No hay técnicos ni rudos, únicamente sobre el encordado están frente a frente los dos más grandes luchadores que han existido. “Se miran, se retan. Ninguno está dispuesto a dar o pedir cuartel. “¡Y suena la campana! “El Santo comienza la embestida rodeando a Blue Demon, haciéndolo caer, pero rápidamente se repone y con una ingeniosa voltereta, coloca a su rival de espaldas planas. “El réferi se lanza a la lona y cuenta: ¡Uno, dos…! ¡Y el Santo logra quitarse a su adversario! “Como un relámpago índigo, Blue Demon contraataca. Se trepa a la tercera cuerda y se arroja en una plancha que logra esquivar su rival haciendo que el Demonio azul se dé un panzazo en plena lona. “Sin dar tiempo a nada, el Santo aplica una llave en extremo complicada y los gritos de dolor se pueden escuchar hasta la última fila: “¡Manita de puerco, nooo!”. El plateado se carcajea con el sufrimiento de su oponente. “Pero en una maniobra que se antoja increíble, el Enmascarado azul se repone, toma a su contrincante y 22

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lo eleva por sobre su cabeza, sube a la tercera cuerda y… ¡Se lanza en una brutal caída que deja al Santo listo para la cuenta de tres! “Pepe Casas se avienta a la lona y da el primer palmetazo… —¡Uno! —¡Santo, Santo, Santo, Santo! —grita la multitud enardecida. —¡Dos! —grita el réferi. —¡Vamos, Santo! —Gritan sus compañeros Buzz Lightyear, Elmo y el señor cara de papa— ¡No te dejes, aún puedes ganar! “El réferi está a punto de dar la siguiente palmada, Blue Demon ya se considera el ganador, todos en la arena aguantan la respiración… y se hace el silencio. La mano de Pepe Casas parece que se mueve en cámara lenta mientras el Santo sujeta de las costillas a su antagonista, hace acopio de toda su fuerza y…”. — ¡Pero qué estás haciendo! —… y… ya nos cayó el chahuistle. Se suspende la pelea por motivos de mamá mayor. —Ya te he dicho que no juegues así con el bebé. Apenas tiene dos años ¡Lo puedes lastimar! —Pero si no pasa nada, tengo mucho cuidado. Además a él le gusta ¡Mira como se ríe! ¡Verdad que sí, bebé! —No importa. Ya no quiero que juegues así con él y ya bájense, ya está la cena. —Ay si, ay si. “No juegues así porque lo puedes despanzurrar”. Pos ni modo, vámonos volados, bebé. 23

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“¡Atención! Nuestro capitán está presente. “El héroe de mil batallas sube a su avión y se prepara para despegar. Revisa sus instrumentos y se comunica a la torre de vuelo donde le informan que la pista está libre. Enciende motores y el avión corre por el asfalto, el capitán ajusta los alerones y… … ¡A volar!”.

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Mi niña Llegué a casa después de un largo y extenuante día de trabajo. En ese tiempo había tomado la decisión de dejarme crecer la barba, sólo para ver cómo lucia, por lo que la llevaba un poco larga. Al cruzar el umbral yo sabía que ella, mi niña de 5 años, estaba ahí, escondida atrás de la puerta, esperando, como cada tarde, que yo la buscara en la cocina. Pero al cruzar la sala entrando con tiento al lugar en espera de que saliera y se encaramara en mi espalda, repentinamente ella salió gritando por detrás del sofá sorprendiéndome gratamente: —Buuh!, buuh! ¡Papá, te asusté, papá! Yo fingí un gran asombro y la perseguí tratando de alcanzarla, cosa que no era fácil porque la casa era amplia, bastante espaciosa, y mi hija no paraba de correr incluso sobre los muebles, bajo la mesa y, en un descuido mío, dio un gran salto encumbrándose en las escaleras y llegando al segundo piso, logrando atrincherarse en su habitación, bajo el edredón y las sabanas, usando las almohadas y cojines como una pequeña fortaleza, hasta que por fin la atrapé, la despojé de su mullido cuartel y la besé muchas veces. Ella se resistía apartándome con fuerza, gritando muy agudo y después de una recia batalla, por fin la solté. Pero entonces me vio con esos ojos tan profundos y brillantes, me tomó de la cara acariciando mi áspero rostro, y con ternura me reprochó diciendo: 26

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—No me beses con barba, ¡me pica tu barba!, ¡me pica tu barba! La miré fijamente y sonreí. Entonces me golpeé el pecho emulando a un gorila y volvimos a comenzar el juego. Que días tan bellos. Pero el tiempo no perdona, la vida tampoco y la naturaleza tiene que seguir su curso ¿verdad? Ella creció y ya no hubo juegos, no más besos esperando tras la puerta. No más sueños de algodón ni fortalezas de almohadas. Se convirtió en una joven mujer y sus besos cambiaron de mi rasposa barba a la suave piel de un chico dos años mayor que ella. La extraño tanto. Ella se casó y decidió seguir a su marido, quien consiguió un trabajo en el extranjero. Yo pensé que sólo sería por un tiempo, pero no fue así. No sé cómo pero ella lo sabía, sabía que se iría y jamás nos volveríamos a ver. La noche antes de su enlace me habló desde su recamara, como lo hacía cuando era niña y despertaba espantada por un mal sueño. Entré y la vi sentada en su cama, sonriendo, pero con una mirada extraña, triste. Sus ojos lucían una abatimiento que jamás le había visto, una tristeza tan profunda que haría llorar a los Ángeles. Me pidió que me sentara a su lado, obedecí en silencio. Ella tomó mi mano y comenzó a acariciarla despacito, suavemente, después me abrazó y besó mi rasposa barba llena de canas. Platicamos 27

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indefinidamente; hablamos de sus sueños, de los míos, de los juegos de la infancia...

Te invitamos a conocer el resto de la historia, puedes conseguir el libro en Librerías Gonvill, Porrúa o mandando un mail a [email protected]. Te invitamos a acceder a Facebook y conocer un poco más la obra del autor a través de la siguiente dirección: http://www.facebook.com/ramonlmoralesesc ritor

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—¿Mi nombre? —Sí, quisiera saber tu nombre. —¿No sabes mi nombre? —No, y me gustaría mucho saber cómo te llamas —insistí amablemente, cosa rara en mí. —¿No le has preguntado a nadie? —su voz tenía un dejo de incredulidad. —No, es que me gustaría que fueras tú quien me lo dijera —agaché la vista acongojado. Por unos segundos quedamos en silencio. Sus ojos grandes me miraban fijamente, sus labios parecían estar a punto de brotar en una sonrisa cuando por fin habló: —Areli, mi nombre es Areli. —Areli… que nombre tan bonito, hace juego. —¿Hace juego? ¿Con qué? Súbitamente el mundo a nuestro alrededor comenzó a evaporarse; sólo estábamos ella y sus ojos; yo y mi cuerpecito, el cual estaba a punto de derrumbarse en múltiples estremecimientos. —Con una chica tan bonita. Y el mundo por fin desapareció; no había ruidos, ni colores, ni tierra, ni cielo, ni casas, ni nada. Únicamente existíamos ella y yo.

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se terminó de imprimir en Febrero de 2013 por Ediciones Viento Azul Zapopan, Jalisco, México Correo: [email protected] La edición estuvo a cargo del autor

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Ilustración de portada e interiores: Alejandro Bernal [email protected] http://xxxclover.deviantart.com

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