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SISTEMA DAP®construcción 

El dietista del edificio Xavier Casanovas Coordinador de Rehabilitación y Medio Ambiente del CAATEEB

La credibilidad mediática y social que hoy tienen los conceptos ambientales y sostenibilistas, da un valor añadido a todo lo que se pueda identificar con los conceptos de "bio", "eco" y, muy especialmente, con el adjetivo "sostenible". Todos estos adjetivos, los podemos encontrar hoy junto a cualquier sustantivo de mayor o de menor calado y nadie sabe realmente que es lo que se esconde detrás. Desde el yogur bio, a la casa ecológica, a la bio-arquitectura, a la economía sostenible o a miles de otros eslóganes puramente comerciales y vacíos de contenido, todo el mundo se atreve cualificar sus productos como ambientalmente correctos e, incluso como sostenibles. ¿Cuáles lo son realmente y cuáles nos engañan? No lo sabemos. En la medida que no se establezcan unos parámetros de referencia que regulen estos conceptos será lícito e, incluso razonable, su uso indiscriminado. Poco a poco, este descontrol se va regulando en los diversos sectores y, del mismo modo que hay denominación de origen para algunos productos de alimentación, no se pueden utilizar los apelativos "bio" o "eco" de forma indiscriminada. Esta regulación, desgraciadamente, todavía no ha llegado al sector de la construcción y de la edificación, a pesar de que cada día son más frecuentes los materiales de construcción y los edificios que se auto-cualifican de ecológicos o de sostenibles y las empresas o promotores comprometidos con estos retos. En las condiciones actuales, este calificativo tiene muy poco valor y, en algunos casos, puede ser un engaño. Todo lo que no sea medir, es opinar Las herramientas y la información que disponemos los técnicos para poder dimensionar una estructura o unas instalaciones, para poder escoger un pavimento resistente a la abrasión, para garantizar la estanqueidad de una cubierta o para cualquier otro parámetro técnico y constructivo de un edificio, resultan suficientes para poder cuantificar resultados y garantizar una calidad y unas prestaciones predeterminadas. Ahora bien, cuando de lo que se trata es de evaluar el impacto ambiental de un material, de un elemento constructivo o de un edificio, nos vemos totalmente incapaces de dar respuestas precisas. ¿Cuántos Kw/H/m2 consumirá el edificio que vamos a construir? ¿Cuántas emisiones de CO2 causaremos con la construcción de un edificio?. Estas y muchas otras preguntas, hoy por hoy, no tienen respuesta. Si se trata de comparar la bondad de un material respecto a otro, de un edificio respecto a otro, teniendo como referente de evaluación los factores ambientales, no estamos en disposición de dar una respuesta mínimamente sólida y coherente. Datos comparables Uno de los primeros aspectos que debemos conocer es cuánto pesa un edificio y cada uno de sus elementos constructivos y materiales que lo conforman. Estamos acostumbrados a hacer unas mediciones fiables y precisas que nos permiten establecer el coste de la construcción de un edificio, ahora, es necesario saber aprovecharlos para dar un paso más y determinar su peso total, el ratio por m2, el peso de cada material o el de cada elemento constructivo. Si hacemos este esfuerzo, dispondremos de una información estratégica para poder empezar a comparar y para poder identificar los puntos fuertes y débiles de nuestro edificio y de todo el sector. Hace unos 10 años, tuve ocasión de participar en dos trabajos de investigación pioneros en cuánto al análisis ambiental de los edificios. Se trataba de determinar el

SISTEMA DAP®construcción  peso medio de los edificios y de sus componentes en el ámbito catalán, y a partir de ello hacer una evaluación genérica de sus impactos ambientales. La experiencia catalana, con la misma metodología se repitió en la isla de Lanzarote1, lo que permitió un contraste importante. Desgraciadamente estos trabajos no han tenido continuidad y ahora los valores obtenidos son un simple referente para la realidad actual. La tabla 1, de resultados finales, nos muestra que la construcción de edificios en Cataluña comporta el uso de 2,8 Tn/m2 de materiales de media, mientras que en Lanzarote se necesita menos: 2,35 Tn/m2. Las diferentes características constructivas de uno y otro lugar son la clave de esta diferencia significativa. También podemos observar que los edificios unifamiliares comportan un mayor gasto de materiales por m2 y que los edificios de oficinas son los más ligeros, pesan casi la mitad de la media: 1,46 Tn/m2. TIPOLOGÍA VIVIENDA UNIFAMILIAR

CATALUNYA 2,80 Tn/m2

LANZAROTE 3,72 Tn/m2

(27,68% del total) VIVIENDA PLURIFAMILIAR

2,10 Tn/m2

1,82 Tn/m2

(51,92% del total) HOTELES

2,56 Tn/m2

1,93 Tn/m2

(2,12% del total) OFICINAS

1,46 Tn/m2

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(1,04% del total) INDUSTRIAL

3,16 Tn/m2

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(6,50% del total) MEDIA

2,80 Tn/m2

2,35 Tn/m2

Tabla 1 Si orientamos el análisis hacia los elementos constructivos, observamos como muy pocos elementos representan buena parte del peso del edificio. El 83% del total lo tenemos concentrado en tres elementos: cimentación, (30%); estructura (33%) y cerramientos (20%). Si lo miramos por materiales, la concentración también es muy importante, ya que el 90% del peso total del edificio se concentra en los aridos, la cerámica y el cemento. Es a partir de esta información que podemos plantearnos las tipologías constructivas del futuro y aquí vemos el gran impacto que tiene la construcción de plantas sótano en el peso final del edificio. Por otro lado, si nos fijamos en los impactos ambientales, algunos materiales que son poco importantes en cuanto a su peso, tienen unos efectos muy negativos en alguno de los impactos que se consideran clave (calentamiento global; agotamiento del ozono estratosférico; acidificación; eutrofización; agotamiento de recursos abióticos; formación de ozono fotoquímico). 1

Análisis de los materiales empleados en la edificación en la isla de Lanzarote desde una perspectiva medioambiental. Álvarez, Casanovas, Cuchí, Baldrich…

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Si lo que nos preocupa es el cambio climático y el calentamiento global, en el cuadro adjunto podemos constatar que hay materiales con gran presencia que comportan bajas emisiones de CO2/m2 y otros de poco volumen pero grandes consumidores de energía y emisores de CO2 . (Tabla 2). Problema aparte son algunos materiales con un fuerte impacto por su toxicidad directa o indirecta. Material

Peso

Cerámica

0,580 Tn/m2

2.900 Mj/m2

217 kg de CO2/m2

Aridos

1,490 Tn/m2

149 Mj/m2

11 kg de CO2/m2

Acero

0,040 Tn/m2

1.428 Mj/m2

114 kg de CO2/m2

Plásticos

0,003 Tn/m2

149 Mj/m2

22 kg de CO2/m2

Energía

Emisiones CO2

Tabla 2

Edificio “sostenible” del Ayuntamiento de Melbourne en el que se han certificado unos ahorros, en el proceso de construcción, de: energía (82%); agua (72%) o emisiones (87%). Sin un referent acreditado esta certificación es inviable.

La certificación de edificios y de materiales Iniciados durante la última década del siglo XX y consolidados durante la primera del XXI, han sido varios los sistemas de certificación ambiental de edificios. Podríamos decir que cada país ha puesto en marcha una vía propia y entre los más conocidos y reputados podemos destacar LEED (americano), BREEAM (británico), HQE (francés), CASBEE (japonés) o VERDE (español). Todos ellos están alcanzando actualmente un mayor o menor grado de internacionalidad y están presentes en todas partes. Mayoritáriamente, estos sistemas se basan en el análisis de una serie de indicadores ponderados resultado de un consenso entre expertos, lo que resulta suficiente si

SISTEMA DAP®construcción  tenemos presente que su objetivo fundamental es impulsar mejoras ambientales en el sector y no la medida y cuantificación precisa de impactos. Este hecho, no permite la comparación de los resultados entre los diferentes sistemas ya que los valores y las ponderaciones no han sido nunca homogeneizados. Sólo el sistema español VERDE, se apoya en una aproximación al análisis del ciclo de vida (ACV), a pesar de que no disponga hoy de toda la información que sería necesaria para poder integrar y valorar todos los impactos de los diferentes componentes. En este sentido, y detectada la imperiosa necesidad de disponer de datos precisos y fiables, en varios países hay un fuerte desarrollo de lo que se conoce como ecoetiquetas tipo III o declaraciones ambientales de productos (EPD), también apoyadas en el ACV. Se trata de un procedimiento voluntario en el que los fabricantes hacen una declaración ambiental global y multicriterio de los impactos de sus productos siguiendo un procedimiento regulado internacionalmente y verificado por un organismo independiente. Se trata de la única herramienta que aporta una información homogénea y objetiva de los impactos de los materiales a lo largo de todo su ciclo de vida y que muestra el compromiso ambiental de las empresas que las hacen. Es en este marco donde se insertan las DAPc®, desarrolladas por el Colegio de Aparejadores de Barcelona conjuntamente con el Departament de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat, y que ya cuenta con las ocho primeras declaraciones, presentadas el pasado 28 de octubre de 2010. Para que el procedimiento sea realmente efectivo, es necesario que sean muchas las empresas que se impliquen y que se vayan incorporando al Sistema abarcando todos y cada uno de los diferentes elementos constructivos de un edificio. Es con este objetivo que el Sistema DAP®construcción se constituye en una base de datos de productos de la construcción con distintivos y declaraciones ambientales con valores cuantificables de emisiones e impactos relacionados con su fabricación y aplicación. Se trata de acompañar a las empresas en estos procedimientos e ir enriqueciendo la base de datos para poder ofrecer a técnicos, profesionales y a todo el sector información clara, transparente, fiable y precisa para utilizarla en la actividad profesional. El objetivo final del Sistema DAP®construcción, es aportar los datos necesarios para poder evaluar de forma objetiva el impacto real de los edificios y así lograr un sector más coherente y realmente sostenible. El dietista del edificio La apuesta de las empresas por la transparencia informativa es condición necesaria pero no suficiente para avanzar. Es precisa una responsabilidad transversal que debemos asumir los técnicos y profesionales del sector, los responsables de la construcción, de la rehabilitación y del mantenimiento de los edificios. Prepararnos para poder interpretar y utilizar correctamente toda esta nueva información sobre los materiales de construcción a la hora de escoger los materiales más idóneos para cada elemento constructivo y circunstancia es nuestra obligación y nuestro compromiso ambiental. Los parámetros técnicos del comportamiento de los materiales, los económicos, los estéticos ... ya no son suficientes, ahora hay que integrar los parámetros ambientales, es decir considerar el uso de materiales no renovables, los residuos generados, los impactos en el entorno, los consumo energético, la vida útil y un largo etcétera por el que debemos estar sensibilizados y preparados. Es este nuevo reto profesional lo que nos ha hecho pensar en una nueva especialización, la cual, de una forma eufemística, hemos bautizado como: "dietista del edificio". Entendemos por dietista al profesional que ayuda a mejorar la calidad y las prestaciones del edificio, que enseña, investiga, valora, guía y aconseja. En el caso de

SISTEMA DAP®construcción  los edificios, como también pasa con las personas, nos encontramos con dos situaciones claramente diferenciadas: Nueva construcción (persona joven y sana) En este caso, se trata de orientar sus hábitos de alimentación, es decir definir los sistemas constructivos y los materiales más adecuados para que un nuevo edificio a construir sea equilibrado respetuoso con el entorno, tanto en su etapa de ejecución como a lo largo de toda su vida útil. Edificios existentes (persona obesa o con disfunciones) En este caso, se trata de plantear medidas correctivas y una dieta equilibrada, es decir evaluar los impactos actuales y plantear un proyecto de rehabilitación que permita mejorar la eficiencia energética y el comportamiento ambiental del edificio a lo largo de su vida útil.

De la misma forma que hoy todos los alimentos nos informan de sus características nutricionales y es fácil componer una dieta equilibrada, cuando los componentes de los edificios también nos den esta información ambiental podremos evaluar con certeza el impacto real de un edificio y corregirlo, si fuera necesario.

La disponibilidad de esta información y la labor de los expertos "dietistas del edificio" permitirá a las administraciones regular unas limitaciones en emisiones e impactos de materiales y/o edificios en base a parámetros realistas y alcanzables objetivamente, pudiendo así ir incrementando las exigencias en la medida en que los medios técnicos al alcance lo hagan posible. Sólo desde medidas cuantificadas como éstas, el gobierno estará en disposición de regular de una forma razonable las emisiones del sector de la construcción para incrementar su eficiencia energética, reducir la dependencia externa y hacer frente a los compromisos internacionales adquiridos y futuros, como pueden ser el Protocolo de Kioto o la neutralidad en carbono. Por otra parte, también estaremos en disposición de cuantificar de forma objetiva los calificativos de "bio", "eco" o "sostenible" apoyándonos en valores de medida precisos, evitando el uso frívolo que tanto penaliza la credibilidad de quienes intentan hacerlo bien y enaltece a los vendedores de humo. Se trata de garantizar el derecho a la información veraz que tienen los consumidores.