diego gualda

que va de “Order of the Phoenix” a “Deathly Hallows” y que es adictivo. En cuanto ... De “Finding Nemo” y “Monsters Inc.” a “Chinatown”; de “Lord of the Rings” a.
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DIEGO GUALDA PRESS CLIPPINGS


La Nación 


Enero 2009

Clarín 


Febrero 2009

Crítica Junio 2009

Edición Nacional Junio 2009

Playboy Julio 2009

Gente 


Julio 2009

Cosmopolitan Julio 2009

Mañana Profesional Julio 2009

La Nación On Line Julio 2009 Monólogos, de la Web al escenario sin escalas Dos autores de blogs se animan a subir al escenario, para interpretar sus historias desarrolladas en Internet, en el marco de una propuesta de stand up. Por Guillermo Tomoyose De la Redacción de lanacion.com El paso del mundo virtual a otros medios no es una novedad en el mundo de los autores de blogs . El sitio Bestiaria, de Carolina Aguirre , se publicó en formato impreso, mientras que la obra "Más respeto que soy tu madre" , interpretada por Antonio Gasalla, inspirado en el libro de Hernán Casciari, que a su vez derivó en una obra suya basada en la Web. En este contexto, Diego Gualda y Malena Pichot, responsables de los blogs Hablalo con mi abogado y La Loca de Mierda , respectivamente, se animan al stand up. De esta forma, varias de las publicaciones que fueron realizando en la Web ahora serán interpretadas, esta noche , con el particular estilo de comedia basado en monólogos. "En verdad, quería ser escritor", cuenta a lanacion.com Diego Gualda, periodista freelance que realiza colaboraciones para diversas revistas y medios. "Tendría que ser rico para poder brindarme una vida bohemia. También pensé en estudiar Letras, pero no me veía lidiando con otros jóvenes que discutían obras literarias. Es así que, casi de forma accidental, me encontré con este oficio, del cual me enamoré". Su paso al blog se dio en el 2000, con el proyecto llamado Joven Argentino . Ya había experimentado con foros, listas de correo e incluso con una página personal. "Lo que más me sorprende es cómo el lector se involucra con el personaje de la historia", comenta en referencia al protagonista de Hablalo con mi abogado. Ese vínculo que genera el lector a veces provoca una confusión entre el autor y el personaje de su obra. "Como decía Stephen King, a la larga todo es referencial. Lo que escribo tiene cosas personales, y mucho de historias prestadas de personajes de mi generación, con sus casamientos en el 1 a 1 y los divorcios en la crisis del 2001", cuenta Gualda. Sobre este punto, Malena Pichot, en díalogo con lanacion.com , coincide con Gualda. "En el blog dejan comentarios desde hombres de 40 años que ven los videos con sus amigos, hasta una chica que agradece que le haya alegrado la tarde de domingo. Internet te permite esa interacción inmediata que no tienen otros medios". "El sitio fue producto de ruptura con una ex pareja. Me la pasaba llorando todos los días en cualquier lugar, hasta que me pareció muy absurdo y patético sentirme así. Primero empecé con unos videos en YouTube, para compartir lo que sentía con unos amigos, y luego continué en el blog", comenta Pichot. Los textos, las fotos y los videos que producía desde su portátil se alternaba con su trabajo de correctora en una editorial. "No me demandaba muchas horas, pero era algo que no me reportaba satisfacciones". Si bien una propuesta de trabajo del canal de música MTV la ayudó a decidirse por lo que más le gustaba, la respuesta que tenía de los lectores le permitíó tener un feedback real de parte de los lectores.

El paso siguiente, pisar las tablas de un escenario, es consecuencia de una afición por el stand up estadounidense, llevado a la masividad por la serie Seinfeld. "Antes de todo, recorría bares como cantante de jazz, así que la interacción con el público no es algo nuevo para mí". Gualda, que hoy sube por primera vez al escenario, cuenta que no tuvo opción ante la propuesta del productor Gabriel Grosvald . "Tiene la virtud de detectar talentos. Quizás mi show sea su primer fracaso", comentó en tono hilarante. Bromas al margen, los bloggers se presentarán en el ciclo Stand Up VIP (Varios Impresentables Parados) junto a Fernando Crisci y Felix Buenaventura. Mientras Pichot ya se presentó en varias ocasiones, Gualda hará su primera aparición con una serie de historias basadas en su blog , una versión actualizada y "al estilo 2.0 del viejo y querido folletín de los antiguos diarios argentinos". .


Para Tí Agosto 2009





Victoria Rolanda Noviembre 2009

Diego Eduardo Gualda es periodista y humorista. Se hizo conocido con su blog "Hablalo con mi abogado", en el que relataba las peripecias de un divorcio complicado. Pronto el blog se transformó en un libro y ahora va por más: escribe en la versión digital del diario “Crítica” el blog Cómo dejar de fumar. Durante la semana nos dio una entrevista para Victoria Rolanda. Quien conoce personalmente a Diego sabe que detrás de esa pluma ácida que nos hace reír, se esconde una persona totalmente diferente, cálida y amable. Sin embargo, ni bien una se descuida, comienzan a aflorar en el diálogo esos pensamientos filosos e insolentes que nos advierten que con él nunca debemos bajar la guardia… -Sos un poco un hombre orquesta: blogger, periodista, músico, haces stand up y además tenés un trabajo convencional. ¿Cómo te definís y cómo lográs hacer todo al mismo tiempo? -Soy un chanta ilustrado, un inútil multifacético. Que haga muchas cosas no significa que las haga bien. -Ahora también haces stand up siguiendo la temática de tu nuevo blog en el diario Crítica, “Cómo dejar de fumar“. ¿Pensás que el público se va a sentir tan identificado como con “Hablalo con mi abogado“? -Wow, me vas a obligar a contestarte en serio. “Hablalo con mi abogado” es la historia de una búsqueda, de la paradigmática y pedorra búsqueda del amor y la felicidad. Además, en un segundo plano, habla sobre la soledad de una generación y sobre lo disfuncionales que somos a la hora de relacionarnos con el sexo opuesto. “Cómo dejar de fumar”, a la larga, es también la historia de una búsqueda: la de dejar un vicio autodestructivo, aunque en un segundo plano haya otra búsqueda, que tiene que ver con la realización personal.

Ahora, resumamos: soledad, malas relaciones, amor, felicidad, vicios, crecimiento personal, trabajo… son todos temas tan universales que, creo, se puede hacer humor de ellos y que la gente se relacione. Cuando hago stand up sobre “cómo dejar de fumar”, de lo que me río es de lo imbéciles y caretas que podemos llegar a ser en la lucha contra el vicio. Aunque imbéciles y caretas somos siempre, en montones de cosas. - Tu blog “Hablalo con mi abogado“ cuenta las experiencias de un hombre recién separado, pero también hace referencia a varios perfiles de mujer. ¿Estamos realmente las mujeres tan locas? - No. Algunas están peor. - ¿Cuál fue la experiencia más extrema de locura femenina que viviste en tu vida? - Se resume en este diálogo: - Está bueno esto de tener un “amigo con privilegios” – dijo ella- sin compromisos, cogemos cuando queremos, está todo bien… - Sí, tenés razón, está bueno. - Te amo, Diego. - Los hombres tampoco son un dechado de equilibrio. ¿Pensás que les pega más por el lado de la depresión? - Por supuesto. Si no, cómo se explica que la mayoría de los autores de tango y blues sean hombres… - Te voy a preguntar lo primero que se me pasó por la cabeza cuando supe que ibas a publicar “Hablalo…”. ¿Cómo reaccionaría Valeria, la ex de Esteban Q. si leyera el libro? Con una demanda por calumnias e injurias. - ¿Cómo reaccionamos las mujeres cuando nos dejan? 1) “Esto no me puede estar pasando… ya va a volver a mí… mientras, me siento a comer Haagen Das y ver Bridget Jones… de acá no me muevo hasta que no me llame arrepentido” (negación y aislamiento). 2) “Es un hijo de puta, lo voy a matarrrrrrr” (Ira). 3) “Bueno… pero, al fin y al cabo, hacía tiempo que estábamos mal… y la tiene chiquita” (Negociación). 4) “Pero es que lo extraño tanto, y lo necesito, y teníamos tanto en común que… snif… snif… buaaaahhhhh” (Depresión). 5) “Me registré en match.com” (Aceptación). Con miles de variantes, las 5 etapas del duelo de Ross aplican perfectamente. - ¿Y vos crees que Esteban Q. cae en el prototipo de hombre separado, ese que se quiere acostar con todas y recuperar el tiempo perdido una vez que se separa? - ABSOFUCKINGLUTELY!!! - Teniendo en cuenta que “Ciega a Citas” fue llevado a la TV. ¿Tenés expectativas de que suceda lo mismo con “Hablalo“? - Hay temas que no puedo discutir en público. -¿Qué blogs lees periódicamente? -Amanda Stein, Bestiaria (cuando actualiza), Blogpelotudo, El blog del peón, El universo sarrio (otro que actualiza poco), Krakozhia, Le pasó a una amiga, Marcas pedorras y un montón más… ¿Sigo? -Mili (la actual) es Victoria y Valeria (la ex) es Rolanda? -El problema no es cuál sea cuál, sino la pequeña Rolanda que toda Victoria lleva adentro… Entrevista: Sol Toledano


Maxim Marzo 2011

Luz 


Marzo 2011

Perfil 


Marzo 2011

Diario Popular 


Marzo 2011

Télam Marzo 2011 La delirante mitología urbana de Diego Gualda Buenos Aires, 19 de marzo (Télam).- Platos voladores, máquinas del tiempo, policías confundidos, calles misteriosas, religiosos extravagantes, prostitutas melancólicas, niños aventureros y políticos trastornados conviven, o combaten, en el libro de cuentos "Pocas Pulgas", el desopilante pueblo creado por el escritor y periodista Diego E. Gualda. "Es un combo de tomadas de pelo a lecturas que me marcaron de chico", -explica el autor y, entre risas, dispara- "el realismo mágico latinoamericano está obsoleto". Al estilo de las mitologías urbanas de Dolina o Dal Masetto, el universo plasmado en los cuentos de Gualda abunda en amores imposibles, relaciones delirantes, circunstancias cotidianas que lindan con lo fantástico y acontecimientos donde lo absurdo y lo ridículo juegan un papel fundamental. "Pocas Pulgas es un pueblo perdido en el interior, quizás porque todos estamos un poco perdidos en el interior. Pueblucho pretencioso, quería parecerse a Macondo, pero en muchas cosas, acabó pareciéndose más a Springfield", nos anticipa el autor en el prólogo y nos advierte que "en Pocas Pulgas pasan cosas, porque nos pasan cosas". Gualda -autor también de la novela "Hablalo con mi abogado"- conversó con Télam sobre la génesis de este libro, recientemente publicado por Ediciones B. -¿Cómo surgió la idea del libro? -Con un cuento en particular donde nombré al pueblo por primera vez; después fue creciendo: era una idea suelta que de golpe entendí que podía explotar mucho más. -¿Tiene que ver con vivencias personales? -Como dice Stephen King: escribimos sobre lo que sabemos, es inevitable que la vivencia personal se filtre en lo que escribimos; hay un montón de cosas en el libro que he ido viendo por ahí. -¿Cuánto tiempo llevó escribirlo? -Es difícil definir, algunas de las historias que componen el libro son de hace años, otras son más nuevas, "Virreynato Metafórico", por ejemplo, el cuento sobre la fundación de "Pocas Pulgas", es originalmente una historia más cortita y mas insulsa que escribí en el colegio secundario. -¿Y ese título? -Tenemos muchos pueblos con nombres bastante ridículos: al lado de "Pocas Pulgas" está el pueblo "Harrison", una tomada de pelo a esos lugares fundados por gerentes de ferrocarril en tiempos de los británicos y que tienen nombres ingleses, pronunciados por los lugareños de manera muy graciosa. - Hablabas de Macondo ¿por qué?

- Me dedico abiertamente a tomarle el pelo al realismo mágico latinoamericano en todas sus expresiones posibles, y también me burlo de la literatura fantástica y del cuento costumbrista, o sea, me cago tanto en García Márquez como en Ray Bradbury. El realismo mágico latinoamericano está obsoleto: es un maravilloso recuerdo de los alocados años sesenta, que hoy nadie escribe, porque no hay nadie que lo escriba bien. No sólo no existe como género, sino que leído desde hoy, no encaja en la mirada del lector que se dedica a consumir otra cosa: el tipo que hoy se lima el cerebro con "El código Da Vinci", no le llega "Cien años de soledad" ni a trompadas. Solemos castigar más a lo que amamos, por eso le pego a mis géneros favoritos. -¿Hay influencia de las "Crónicas del ángel gris"? -Hay un aire "dolinesco" en el libro: yo era de los adolescentes que a las 12 de la noche estábamos colgados de la radio escuchando a Dolina, no puedo negar la influencia. También, claramente, está presente esa mitología urbana y del arrabal creada por Borges. Tal vez, la raíz antropológica sea que los argentinos como cultura no tenemos mitos, por eso los creamos desde la literatura. (Télam).jmr-mc-RL 19/03/2011 14:46


Noticias Urbanas 


Abril 2011

Mañana Profesional 


Abril 2011

Cosmopolitan 


Abril 2011

Imperio Mayo 2011

So Now Magazine 


Mayo 2011





Gente Junio 2011

Gente Noviembre 2011

Exitoína 


Marzo 2012

Noticias Junio 2014



Rumbos Junio 2014

Diego Gualda es periodista, escritor y comediante. lo largo de su carrera, escribió para las revistas Gente, Cosmopolitan, Maxim, Playboy y Mañana Profesional, entre otras. Colaboró con los diarios El Expreso y Crítica, fue editor del diario Libre y en la actualidad es editor en la revista Noticias. Antes de la saga Hijos de la oscuridad publicó una novela y una colección de cuentos. Aquí les ofrecemos sus reflexiones a propósito de la escritura. ¿Cómo escribe usted? Me refiero a tiempo dedicado, rituales, horarios preferidos… Escribo de mañana, edito de noche. La escritura siempre es más libre, más creativa, cuando menos conciencia se tiene de lo que se está haciendo. Y escribir sin haber desayunado es una forma genial de hacer que la parte del cerebro que se encarga de los prejuicios siga durmiendo un rato más. En la primera hora del día, la mente aún se agarra con uñas y dientes de lo onírico y vuela hacia lugares inesperados. Por supuesto que, en ese estado alterado, la precisión es poca y el estilo es errático. Por eso edito por la noche. Me releo y encuentro el germen de buenas ideas, infestado de errores de concordancia, de tipeo... ¡hasta de gramática! La noche, con plena conciencia técnica de lo que hago, es mi momento para pulir, para ordenar, para sacarle brillo a la espontaneidad matutina; para convertirla en algo más o menos parecido a literatura.

¿Usted parte de un personaje, de una situación, de un decorado, un lugar? En toda la escuela secundaria aprendí una sola cosa realmente útil: mi profesora de literatura de cuarto año, cuando vio que me gustaba escribir, me recomendó que no escriba cuando tenga una buena idea, sino cuando tenga una buena historia. Mi punto de partida siempre es la historia. No empiezo si no sé cómo termina. Luego, qué dará empuje a la primera línea de la primera escena del primer capítulo es fortuito y depende de cada obra. De todos modos, aunque esto es un tema que da para un ensayo de muchísimas páginas, toda la buena narrativa comienza exactamente igual: “Había una vez...”. Cualquier otra forma de empezar es maquillaje estilístico y fuegos artificiales para llegar con mayor impacto al punto de partida. Pero todo comienza explicándole al lector los básicos de la situación dramática: qué, quién, cómo, cuándo, dónde (ah, deformación profesional de periodista). ¿Hace un plan preciso? Planificar es algo cuyo valor aprendí con el tiempo. Para un cuento, con conocer el principio y el final muchas veces alcanza. Pero con la experiencia entendí que para poder embarcarme en una obra grande (digamos, una novela), no solo hay que conocer el destino, también hay que trazar una hoja de ruta. Por supuesto que el autor tiene que permitirse la libertad creativa de ir alterando ese mapa según las necesidades narrativas que vaya descubriendo por el camino, según cómo evolucionen los personajes, según la tensión que vayan cobrando las situaciones. Hoy por hoy, trabajo con una planificación rigurosa, usando escaletas (como los autores de televisión), diagramas, líneas de tiempo y hasta planos a mano alzada de los lugares. ¿Cuál ha sido el disparador de su primer libro? La ambición por ganar muchísimo dinero. La experiencia me demostró que eso no sucede. ¿Qué es más importante? ¿La intriga o el estilo? Ninguna de las dos. Lo más importante es la estructura. Si traducimos “intriga” como “tensión dramática” y la ponemos en contexto de una estructura sólida, funciona. Si, además, a todo eso le sumamos un estilo elegante, tenemos la diferencia entre un buen libro y un gran libro. Pero ni la tensión ni el estilo se sostienen por sí solos. Tensión sin estructura es cine de terror de la década del 80. Estilo sin estructura narrativa es poesía libre. Estructura sin estilo es El código Da Vinci. Estructura sin tensión –aunque rara vez sucede, la buena estructura obliga a la tensión– es una invitación al aburrimiento. Por eso, primero la estructura. Luego, el conflicto. Finalmente, y ya como un lujo, el estilo. ¿La escritura se aprende? ¡Por supuesto que se aprende! Lo cual no significa necesariamente que cualquiera puede aprenderlo. Se aprende a escribir leyendo mucho más de lo que se escribe. Se aprende a escribir a través del desapego con respecto a la propia obra (hay que aprender a desprenderse de los malos intentos, tirar a la basura esa novela horrible y volver a empezar). Se aprende a escribir analizando, desmenuzando a los grandes, como si fueran juguetes, rompiéndolos para ver qué tienen por dentro. Escribir no es una profesión, es un oficio, una artesanía. Se aprende mirando a los maestros, ensayando, equivocándose, repitiendo. Y no se deja de aprender nunca. ¿Qué escritores le gustan? ¿Hay alguien que lo haya marcado? Escritores que me marcaron: el ABC de la ciencia ficción, Asimov, Bradbury, Clarke (podemos estirarnos hasta una D si le agregamos a Phillip K. Dick). Escritores que disfruto por su excelente combinación de buenas historias, excelente estructuración, manejo de la tensión y estilo: Stephen King –si no es el mejor escritor vivo, le pega en el poste– y, en menor medida, John Katzenbach (sí, leo best sellers sin sentirme culpable). Disfruté mucho de Ayn Rand y de un par de rusos míticos: Dostoievsky y Bulgakov. La pluma más brillante del momento es John Green, y estoy dispuesto a encontrarme en Habana y Segurola con cualquiera que esté dispuesto a discutírmelo. Dos autores argentinos nuevitos y excelentes: Carolina Aguirre y Marcos Pereyra (a Carolina le debo mucho y nunca termino de agradecérselo). Me crié con Cortázar y García Márquez, pero me curé: hace años que dejé de creer en el realismo mágico. Sigo respetando la pluma mordaz de

Sábato. Uh... ¿Cuánto espacio tengo para esto? Podría seguir toda la tarde hablando de escritores. ¿Qué consejos daría a los escritores debutantes? 1) Como dije antes, lean mucho más de lo que escriben. 2) Escriban sin prejuicios. 3) Sean disciplinados para escribir. La literatura también es un trabajo, requiere de horarios, métodos, procedimientos y esfuerzos. Si no tiene el mismo rigor que un empleo, entonces es solo un hobbie. 4) No se autoproclamen “escritores” si no pueden pagar el alquiler y la tarjeta de crédito con lo que escriben. 5) Eviten a toda costa el contacto con escritores que dan consejos para debutantes.

Stand Up Time Julio 2014

¿En qué momento de tu carrera de comediante te encontrás? ¿Tengo una carrera de comediante? ¡Ja, ja! Me acabo de enterar. Estoy en un momento de mucha tranquilidad. Yo empecé en 2009 dedicándome más a producir que a actuar y me limé el cerebro, me cansé. Así que ahora me dedico únicamente a actuar. Me quedé con la parte que más me divierte: subirme arriba del escenario a hacer el ridículo. ¿Eso significa que “Stand up a la carta” ya fue? Es un hermoso recuerdo del pasado. Fue un proyecto muy lindo que salió inusualmente bien y del cual nos bajamos en la cresta de la ola porque no queríamos llevarnos el recuerdo agrio que nos quedó de otros proyectos que se fueron desgastando. Nos retiramos campeones. ¿De qué va tu nuevo material? El año pasado mi chica me regaló un ukelele y empecé a mezclar stand up con música, a explorar en el terreno de la música cómica. En realidad, el ukelele es un instrumento gracioso en sí mismo. Imaginate esa guitarrita minúscula arriba de mi busarda; ya la foto es graciosa. Pero además es hiperportátil: lo metés en la mochila y lo llevás a cualquier lado. ¿Y vos, como músico, qué instrumento tocás? ¿Qué género? La palabra músico es un poco exagerada. Soy apenas un golpeador de instrumentos. He sido particularmente cruel con la guitarra, el bajo, el piano, la batería y, últimamente, el ukelele. Y soy un degenerado, no tengo género. En una época la consigna era “todo menos cumbia”. Hoy, si pinta, toco una cumbia. Tengo casi 40 años, ya nada me importa. Soy un rocker de vieja escuela ablandado por los años. Tuve banda de heavy, de rockabilly y de pop, porque con el tiempo uno se va poniendo más gordo y más burgués. Mi banda de heavy, por ejemplo, sufrió un tremendo proceso de bonjovización. Arrancamnos para Hermética y terminamos como Poison. ¿Cómo te fue en tu debut en Ciudad Emergente? ¿No te sentiste un señor? Si, soy un señor mayor. Pero lo disfruté mucho. Nunca había actuado ante tanto público. Y lo mejor de la experiencia fue justamente el público porque resultó supergeneroso, muy predispuesto a reírse y aplaudir cualquier huevada, que se bancó un show de una hora y media parado y apretado como si fuera un concierto de rock, y se rió con las misma polenta del primero al último comediante. Yo tenía que salir anteúltimo y con Diego Sacco, que era el último, nos

preguntábamos en qué estado llegaría el público para cuando saliéramos nosotros. Y estuvo “pum para arriba” y todos los corners fueron gol. Material que está 6 o 7 puntitos garpó como 9. ¿Cómo te ganás la vida? Soy periodista. Trabajo como editor en la revista Noticias y además escribo libros. ¿Cuántos libros publicaste? ¿De qué se tratan? Tengo dos libros publicados y uno que sale en 15 días. Mi primer libro es una novela, en tono de comedia, que se llama “Hablalo con mi abogado”, del 2009, que nació como un blog en la época en que la gente iba a buscar ficción a los blogs. Lo publicó Editorial Sudamericana y fue lo que me llevó a hacer stand up. Empecé escribiendo una especie de sitcom para formato blog, que terminó en un libro, que terminó arriba de un escenario. El segundo libro es del 2011, se llama “Pocas pulgas” y es una colección de cuentos, siempre en el registro de la comedia, de la sátira. Es una tomada de pelo a los géneros literarios que marcaron mi adolescencia. Y mi próximo libro es una incursión en la literatura fantástica, el primero de una trilogía que se llama “Hijos de la oscuridad”. ¿Tus colegas escritores y periodistas no te pierden cierto respeto cuando les decís que hacés stand up? ¿Está bien visto hacer stand up en ese mundo intelectual? Hay una falsa apreciación de intelectualidad. No somos intelectuales. De hecho, los escritores que se creen intelectuales no venden libros. Son poetas de cafetín. Yo no soy un intelectual. Ni siquiera soy un escritor. Yo lo que hago es entretenimiento, es una cosa que aprendí con el primer libro. Aprendí que la literatura también es una forma de entretenimiento. No todos tenemos que aspirar a Borges, a Cortázar y a ganar un premio Nobel. A mí me interesa que se divierta el tipo que está del otro lado de la página. Yo soy un entretenedor. ¿Qué fue lo más loco que te pasó arriba de un escenario? Una vuelta me comí la picada del público. Eso me lleva a mi pregunta final: yo creo que eso tiene que ver con que estás muy bien estimulado gastronómicamente en tu casa. ¿Tu mujer –Romina Guaraz– sigue haciendo esas galletitas increíbles que regalaban en “Stand up a la carta”? Por supuesto. ¿Por qué te creés que sigo pesando una tonelada? Porque mi mujer sigue cocinando como los dioses. No recuerdo cuáles probaste, pero parte del chiste era que en cada función había una galletita diferente. Hay trillones de recetas.

Playboy Julio 2014

Para Teens Julio 2014

Acceso Directo Julio 2014

Hijos de la Oscuridad: Milo es el primer libro de la trilogía vampírica que mi amigo el gran Diego Gualda lanzó este mes, y que tuve el placer de leer unos días antes de que salga a la venta. En las páginas de Hijos de la Oscuridad: Milo no encontrarán la historia de uno o dos personajes, sino de un grupo diverso de personajes normales y paranormales con sus virtudes y sus defectos, éstos últimos mucho más jugosos e interesantes que los primeros. Y en el medio, romance, traiciones, vampiros y sangre. Por lo general soy una lectora muy lenta pero me bajé el libro en una semana, que para mí es velocidad de la luz. La lectura se me hizo muy llevadera, y por lo tanto siempre quería “5 minutos más” para seguir leyendo. El libro logró lo que más me importa en una historia: querer saber qué pasa después. Los personajes me parecieron interesantes y con muchos matices para explorar. Zoe, nuestra aparente protagonista, es una chica llena de inseguridades y contradicciones. Lejos de ser una heroína, se deja llevar por las circunstancias y toma decisiones incorrectas. Y aunque al principio quería matarla, entendí que Zoe era yo de adolescente. Zoe es muchas de nosotras de adolescentes, enamorándonos del chico incorrecto, no mirando ni dos segundos al que daría todo por nosotras, siendo irracionales. Y son las imperfecciones de Zoe las que le dan espacio para crecer, para madurar, para ganarse de verdad el título de heroína, aunque tengamos que esperar un poco para verlo. Rodeando a Zoe están sus padres, sus compañeras de colegio, su mejor amigo y el chico que le gusta. Adultos con más secretos que los adolescentes que se vuelven intrigantes y nos deja con las ganas de saber más sobre ellos. El libro está plagado de referencias geek. No es un relato romántico, es la historia como te la contaría yo o cualquier otro geek fan de la cultura de los ’80, las series, las películas de ciencia ficción –y que sepa lo que es haber sido el chico o la chica nerd del colegio mientras todos los demás parecían tener todo bajo control. ¿Y los chicos del libro? Por un lado, Milo, un vampiro centenario con terribles daddy issues que toma una página del libro de Lestat (no literalmente) y tiene su propia banda de rock, pero que no tiene nada de amoroso ni romántico: es frío y ambicioso, quiere lograr su objetivo a toda costa, y aunque a fuerza de

juventud y astucia logre alguno de sus cometidos, su soberbia y falta de empatía son notorias y le impiden obtener lo que realmente desea. Por otro lado, mi favorito, Christian. El amigo frienzoneado que a pesar de su frustración, es el personaje que más camino recorre en el libro, el que crece, el que cambia, el que termina esta primera historia como una persona cambiada. Detrás de una historia en apariencia familiar, hay vueltas de tuerca y complejidad de personajes que no puedo esperar para seguir descubriendo en las siguientes entregas de Hijos de la Oscuridad. De las cuales ya me estuvieron chusmeando algunas cosas, pero no les voy a contar nada ;) Si leyeron el libro y les gusta, no dejen de unirse a la comunidad de Hijos de la Oscuridad en Facebook. Y si no lo leyeron… ¿qué están esperando? Aprovechen y búsquenlo en su librería favorita, o por qué no, si están en Buenos Aires, en la Feria del Libro Infantil y Juvenil que se está llevando a cabo en este mismo momento.

Pop Star Julio 2014

Look Julio 2014

Pronto Julio 2014

La Nación Revista Julio 2014

Diario Hoy Julio 2014

Leer y leer Agosto 2014

Diego Gualda es autor de “Hijos de la oscuridad”, una saga fantástica plagada de amores en conflicto, rock fuerte y colmillos afilados. La primera entrega de la saga, Milo, acaba de ser publicada en Argentina por editorial Puck. Conversamos con Diego acerca del género fantasy, cómo fue su formación y qué autores influyeron en su obra. ¿Por qué elegiste el fantasy como género? ¿Cuál fue tu camino de lecturas para conocer ese género? Supongo que, en el fondo, tiene que ver con una cuestión generacional. Estoy a días de cumplir los cuarenta y, cuando era chico, era un nerd hecho y derecho (y creo que, con el tiempo, no me he “rehabilitado” ni un poquito, soy más nerd que antes). Ser un ñoño en los ’80 no era fácil. Cuando, en el recreo, todos jugaban a la pelota, yo leía al “ABC” de la ciencia ficción (ABC: Asimov, Bradbury, Clarke). Me gustaban las películas basadas en libros de Stephen King –no cualquier preadolescente está tan limado como para bancarse a Stanley Kubrick, pero a mi me encantaba– y me gustaba la ciencia ficción y el “space opera”. Soy de la generación de los que nos criamos con “Star Wars”, con “ET”, con “Back to the future”. El cine, la literatura y los comics que consumí desde que tengo memoria me marcaron un camino y un estilo. Siempre amé los géneros fantásticos, todos ellos, y los entendí como una forma interesantísima de contar problemas reales. Mi sueño adolescente de ser escritor “de género” se vio frustrado, en su momento, por cuestiones de mercado: no era muchos los que compraban lo que a mi me gustaría escribir. Pero hoy, gracias a una nueva generación de lectores aferrados al fantasy –hijos de Harry Potter y los vampiros fluorescentes de Stephenie Meyer– tengo la posibilidad de escribir y publicar esto, que tanto me gusta y tanto me divierte. En el fondo, escribir fantasy hoy, para un tipo de mi edad, es casi como una revancha de los nerds, un acto de justicia poética.

¿Por qué el fantasy parece dominado por autores extranjeros en nuestro país? ¿Se escribe fantasy local? ¿Se lee? Como muchos otros géneros, el fantasy nace y crece en los autores anglosajones, aunque la literatura vernácula tiene exponentes tempranos en el realismo mágico y en el surrealismo de escritores como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, a los que consumí con voracidad en mi adolescencia. Hoy hay una movida pequeña pero interesante de nuevos autores nacionales aventurándose al género y, como decía en la pregunta anterior, al haber un público y un mercado ávido de material nuevo, funcionan. Ejemplo: Tiffany Calligaris –el “universo” de su Lesath tiene una construcción muy interesante– va por el tercer libro con buenas ventas y colas en la Feria del Libro para firmar ejemplares. En este punto, creo, es donde se empieza a retroalimentar la relación entre autores y lectores: al haber lectores, hay autores; al haber nuevas obras, hay más lectores, y así ad-infinitum… ¡Ojalá! ¿Qué autores nacionales y extranjeros te parecen influyentes a vos a la hora de escribir? Soy un lector compulsivo de best sellers y no siento ninguna culpa al respecto, que si algo aprendí del editor de mi primera novela (una comedia romántica que se llamó “Hablalo con mi abogado”) es que la literatura también es entretenimiento. Si empiezo a tirar nombres de autores que me influyen y me gustan, estoy puede tomar un par de días. Pero, para muestra, un puñado de botones: Stephen King es el amo del universo, eso no se discute; John Katzenbach es un gran arquitecto de tramas y, sobre todo, un diseñador de villanos espeluznantes; Anne Rice entendió a los vampiros como nadie; valoro el manejo del ritmo que tiene Dan Brown, aunque sus libros carezcan absolutamente de valor literario; la belleza de los textos de John Green es de lo mejor que le pasó a la industria editorial en los últimos años; me fascina el humor absurdo del finado Douglas Adams; los mundos entre oníricos y alucinatorios de Phillip K. Dick; la precisión de Bradbury; la imaginación desbocada de Asimov; la capacidad de Ted Sturgeon para retratar su mundo desde la ciencia ficción. Tengo una relación de amor-odio con J.K. Rowling. La reconozco como la gran artífice del resurgimiento de los géneros fantásticos y me parece que la construcción del universo Potter es absolutamente impecable. Pero, claro –diferencia generacional– al haberla leído de grande, me encontré con que sus tres primeros libros son demasiado infantiles para mi paladar y el cuarto (“Goblet of Fire”) es lisa y llanamente malo; aunque se redime con los últimos tres, que inclusive forman estructuralmente una trilogía, un gran arco argumental en sí mismos que va de “Order of the Phoenix” a “Deathly Hallows” y que es adictivo. En cuanto a autores nacionales, me crié leyendo a los monstruos sagrados que nombraba, pero admito que tengo cierta debilidad –más allá de lo literario– por los escritores con los que puedo sentarme a tomar café: Marcos Pereyra (“Te sigo” y “Contra el rumbo”), Carolina Aguirre (“Bestiaria”, “Ciega a citas”, “El efecto Noemí” y “La chica Sabrina”), Florencia Etcheves (“La virgen en sus ojos”), Cristina Pérez (“Cuentos inesperados”) y la docena de colegas del ambiente periodístico que andan por la vida con sus non-fiction bajo el brazo. ¿Cuál es el punto de contacto entre el fantasy y géneros como el policial, el histórico, el romántico y la ciencia ficción? El punto de contacto entre todos los géneros narrativos es exactamente ese: que son narrativos. Por cuestiones antropológicas, todos amamos una buena historia. Como seres humanos, tenemos deseos insatisfechos, tenemos necesidades; hay lugares del alma –o de la mente– que nos pican, y nos queremos rascar. Todos buscamos la redención, todos buscamos ser mejores que nosotros mismos. Y eso es lo que nos dan las grandes historias, los grandes viajes heróicos: la perspectiva de que todos “podemos ser héroes por un día”, como dice la canción de Bowie (o como diría Mascherano). La narrativa contemporánea –tanto en la literatura como en el cine– está plagada de grandes búsquedas. De “Finding Nemo” y “Monsters Inc.” a “Chinatown”; de “Lord of the Rings” a “An Abundance of Katherines”; de “2001: A Space Oddisey” a “Argo”. Todos queremos ganarle la batalla a la vida, todos queremos ser los protagonistas de nuestra propia gran aventura. Y eso, exactamente eso, es lo que es transversal a todos los géneros: las buenas historias.

¿Qué no deberían dejar de leer quienes quisieran descubrir de qué se trata el fantasy? Todo. Deberían leerlo todo. Lo viejo, lo nuevo, lo más comercial, lo más “serio”. De “Drácula” a “Crepúsculo” sin escalas. De las antologías de Harlan Ellison a los libros de James Dashner. Lo que haya salido en el cine y lo que no tenga chances de llegar nunca a la pantalla. Porque solo la cantidad –y la continuidad en la lectura– cría lectores inteligentes, que conocen, que entienden, y que terminan por distinguir, por sus propios medios, qué les gusta y qué no.

Noticias Agosto 2014

La Cosa Agosto 2014

Rumbos Septiembre 2014

Tiempo Argentino Septiembre 2014

Rolling Stone Octubre 2014

Desde las 18:30 y en la víspera de feriado de este domingo 12 de octubre, se llevará a cabo la cuarta edición del Dufour Music Festival en Ultra. El evento tiene como objetivo promover la participación de artistas consagrados, con trayectoria, emergentes, de todo el país y de Latinoamérica. Habrá bandas en vivo, stand up, feria de discos, muestras de fotos y galería de arte. Así, Daniel Melero encabezará un line up conformado por Robot Zonda, Grimsepia, Hana, Diego Gualda (stand up), Nuch, Narcolina, Valerio & Los Extravagantes, Fr3ak y los Alienados, Fernando Nale y Guerra de Almohadas. Habrá dos escenarios, uno eléctrico y otro desenchufado. Las entradas se pueden conseguir a través de Ticketek, a 80 pesitos.

Noticias Febrero 2015

Ciudad.com Febrero 2015

La Gaceta de Tucumán Febrero 2015

Infobae Marzo 2015

Cuenta la leyenda que a los dieciséis años consiguió un número de teléfono de Jorge Luis Borges. Lo llamó y, por supuesto, tuvo que enfrentar el clásico "bloqueo" que hacen los asistentes y mucamas de las celebridades: Borges nunca estaba disponible para atenderlo. Pero una tarde, tuvo suerte: al otro lado del teléfono, la voz ligeramente ronca del autor de "El Aleph" acababa de atender el teléfono en persona. Entonces, mintió. Se presentó como un pobre periodista con una familia por mantener y en riesgo de ser despedido si no conseguía una nota. El escritor se apiadó y dio la entrevista. Lo recibió en el legendario 6ºB de Maipú 994 y hasta se sacaron una foto que el improvisado entrevistador aún atesora. La entrevista acabó publicándose en el periódico escolar del colegio La Salle de Florida, partido de Vicente López. Jorge Ricardo Rial —con mucho ingenio, y aún sin haber pisado una universidad— acababa de "graduarse" de periodista. O algo así. Nació el 16 de octubre de 1961 en el barrio de Belgrano, pero a los cinco meses su familia se mudó a la localidad bonaerense de Munro, un lugar que a lo largo de su carrera habría de mencionar incontables veces, estableciéndolo como parámetro de sus orígenes humildes. Munro, Villa Adelina, Carapachay y Villa Ballester conforman una zona de inmigrantes. Es el lado de clase trabajadora de la paquetísima —y por eso estigmatizada— zona norte del conurbano. Ballester es el gran bastión alemán, con alguna ligera infiltración polaca, aunque los tentáculos del imperio germano se extienden hasta ciertas partes de Carapachay. Villa Adelina es territorio mayormente

italiano (de hecho, en esa localidad está una de las pocas escuelas italianas con reconocimiento oficial del gobierno peninsular, la Alessandro Manzoni), aunque hay muchos inmigrantes españoles. Munro —el lugar debe su nombre al terrateniente británico que supo ser propietario de todo ese territorio— es más parecido a Villa Adelina (Adelina era, a la sazón, la esposa del señor Munro). Aunque desde hace un par de décadas el público general identifique a Munro con los outlets y las casas de ropa de segunda selección, lo cierto es que es un barrio de casas bajitas y cuadradas, de esas cuyo frente termina contra la vereda: es que el inmigrante concentra una prole numerosa y una familia extendida dentro de la propiedad, y no puede permitirse el lujo de desperdiciar espacio en tener un jardincito delantero. El barrio está mayormente poblado por esa mezcla genética tan constitutiva del porteño y del ser conurbánico: cruza de tano con gallego. Y la familia Rial no era una excepción. Ramón Rial, el padre de Jorge, era un inmigrante español, completamente calvo como secuela del paludismo que se había contagiado durante su servicio militar en España, de profesión carpintero (los mismos inmigrantes suelen admitir, riéndose de sí mismos, que cuando bajaron del barco, eran todos carpinteros o albañiles). Pese al oficio, tenía un almacén en la intersección de las calles Alvear e Italia. Porque tampoco era inusual que, en estas zonas donde la vida era tranquila y, en materia de infraestructura, había poco y nada, muchas gentes de oficios reencarnaran en los primeros comerciantes. Algunos de ellos, incluso, prosperarían tantísimo. En su libro Periodistas en el barro (Sudamericana), el jefe de redacción de revista Noticias, Edi Zunino, cuenta sobre la infancia del personaje en cuestión: "Debe saberse que Jorge Ricardo Rial fue criado a manguerazo limpio. Su mamá, Victoria, una inmigrante española con segundo grado completo, lo hizo crecer convencido que un sopapo, quizás un cinturón bien puesto contra las costillas, puede valer más que cien consejos. Una vez lo intoxicó con lavandina: le tiró un sachet con tal violencia, que el proyectil estalló y el líquido se le quedó impregnado al hijo único durante horas en el pelo y la ropa. Casi no cuenta el cuento". La casa familiar tenía un único dormitorio —el de los padres—, una cocinita, un único baño y un patio. Al lado, el almacén. A falta de un espacio más adecuado, el único descendiente de Ramón y Victoria Rial dormiría hasta los nueve años en el almacén, en una cama plegable, entre frascos de aceitunas y latas de conserva. Todas las mañanas, apenas amanecía, lo despertaba el ruido de los proveedores que llegaban con mercadería fresca. No fue exactamente una infancia de película. O quizás sí: de una película de Vittorio De Sica. Vivían en la frontera de una marginalidad digna. "Cenaba un café con leche porque 'a la noche hay que comer livianito', me decía mi mamá", confesaría Rial durante la presentación de su autobiografía, solo para admitir la mentira piadosa: cuando no había para comer, el café con leche llenaba la panza antes de dormir. "Mamá rellenaba las botellas con agua de la canilla y me decía que era agua mineral", agregaba. El trato personal era el de esa gente, el de esos tiempos, el de los que habían sobrevivido a la guerra en Europa —la civil, para los españoles; la Segunda, para los italianos— y, con el carácter encallecido, habían llegado a "hacerse la América" o, por lo menos, a alejarse del horror. "Un te quiero a papá hubiera pasado por simple mariconada", narra Zunino, que agrega, como marca de esa vida humilde: "Si logró tener una pelota número cinco propia, fue gracias a la unidad básica del barrio", la de la esquina de Malaver y Mitre, en Munro; un reducto montonero "Soy peronista, ¿y qué? Me hice peronista el miércoles 1º de mayo de 1974, el día que Perón echó a los montoneros de Plaza de Mayo", narra Rial en su autobiografía. "Tenía apenas 13 años [...] Yo estuve ahí [...] Cuando llegamos era tanta la cantidad de gente que nos tuvimos que quedar allá al fondo [...] Desde allí vimos cómo, de golpe, la mitad de la plaza 'se dio vuelta' [...] No entendíamos demasiado lo que pasaba. Solo escuchábamos los cánticos de las columnas que abandonaban la plaza y repetían: '¡Qué pasa / qué pasa / qué pasa General / Está lleno de gorilas el gobierno popular!' [...] Para qué voy a mentir: yo estaba exultante."

Cuando los montoneros, armados hasta los dientes, abandonaron la plaza y todo fue caos, el jovencísimo Rial y los compañeros de escuela que habían ido con él corrieron. Cuatro horas de caminata más tarde habían regresado, con los pies doloridos, a Munro. Pero habían pasado un rito de iniciación: "Desde ese momento le tomé cariño al peronismo", confiesa Rial en "Yo, el peor todos" (editorial Margen Izquierdo, 2014). Aquel peronismo de preadolescente lo marcó. "A mí la política siempre me gustó, de hecho milité en política", le confesaría a Juan Pablo Varsky durante una entrevista para el programa El Péndulo (que transmitía Canal á) en agosto de 2012. "Soy un peronista de barrio, en Munro no podías ser otra cosa que peronista. Voy camino al periodismo político, pero soy un tipo de transiciones lentas." Con la llegada de la democracia, mientras estudiaba periodismo, militaría en el Partido Intransigente. En 1983, espantado por los candidatos del PJ (sobre todo por Herminio Iglesias) acabó afiliándose al partido del "Bisonte" Oscar Alende porque "era el que representaba, en ese momento, lo que yo sentía como 'peronismo de izquierda'. Además —y esto es lo más importante, hay que admitirlo— el PI estaba lleno de lindas minas". Esa militancia le costaría la expulsión del Instituto Grafotécnico por pegar pancartas y formar un centro de estudiantes. Pero, volviendo al pasado más remoto, en 1970, la situación habitacional de la familia Rial mejoraría tras una esperada mudanza a una nueva casa, a pocas cuadras del almacén, donde el pequeño Jorge tendría, por primera vez, un dormitorio propio. Su padre, a su vez, cambiaría de rubro para dedicarse al sector gastronómico, donde haría de todo: desde ser mozo de La Fusta (luego Selquet, en la esquina de Alcorta y Pampa, donde era el mesero favorito de Mercedes Sosa y sus siempre generosas propinas) hasta tener su propio bar —tuvo uno en Pompeya y otro en Liniers— donde el pequeño Rial haría sus primeras armas atendiendo mesas, además de hacerse alguna que otra moneda con pequeñas changas, incluyendo repartir sifones para Pianetti, el sodero del barrio. En sus últimos años, Ramón Rial era el encargado del ya desaparecido restaurante Negro el 11, en Olivos (Villate y Panamericana, un clásico de zona norte donde la carta estaba más cerca de Rico y abundante que de MasterChef). Una característica indeleble, una verdadera marca registrada de los inmigrantes italo-españoles de aquella época, era la tendencia a invertir en la educación de sus hijos. Aspiraban a que llegaran más lejos de lo que ellos mismos, hombres de oficio, habían llegado. Soñaban con descendientes profesionales. Así, los Rial, esfuerzo financiero mediante, inscribieron a su hijo Jorge en el colegio La Salle de Florida, aunque "le costaba horrores sentirse un par entre los nenes bien de una escuela privada", afirma Zunino. El mismo Rial confesaría, en el año 2008, en una entrevista para el programa Terapia en América TV que "fui un resentido durante mucho tiempo y no me arrepiento [...] Mi resentimiento era energía pura y me sirvió como un método de superación [...] Sigo odiando el colegio al que fui, cada momento que pasó y cada cosa que me dijeron". Todo esto en un tiempo en el cual la palabra bullying no existía. La crianza en un barrio "peronista", el maltrato escolar y la intrepidez de aquella anécdota borgiana son pinceladas del cuadro de carácter del pequeño Rial que, a su manera, empezaba también a descubrir la pasión por el periodismo, aunque nunca dejaría de sentirse culpable por haber logrado, justamente, lo que su padre esperaba de él: tener una mejor educación y soltura económica. Aun cuando estudió en el Instituto Grafotécnico —en su época era casi la única escuela que enseñaba un oficio cuya tendencia era, como todo oficio, la de aprenderlo "en la trinchera"—, su principal lugar de formación fue el almacén de don Ramón, su padre. En las calurosas tardes de verano, descansaba bajo unos tanques de kerosene (el lugar más fresco del almacén infernal), escuchaba Radio Colonia en una Spika —era fanático del conductor Ariel Delgado, con el cual luego trabajaría como columnista, en sus inicios en Radio Splendid— y leía el diario Crónica. Eso mamó desde la infancia: prensa de corte popular, lo cual explica en parte su estilo y el de sus productos.

Periodismo.com Marzo 2015

“¿Quienes son, en el fondo de sus historias, Jorge Rial y Luis Ventura?”, se pregunta Diego Gualda en su nuevo libro Buenos muchachos. En él se rastrean los humildes orígenes de los dos periodistas de espectáculos más reconocidos, sus relaciones amorosas, sus disputas familiares y sus principales escándalos. A pesar de que se los critica por extorsionar a los famosos, a deportistas y hasta figuras de la política, son un éxito en la radio, en la televisión y en los medios gráficos. Sin embargo, ¿es todo cierto lo que se dice de ellos?. A continuación, un capítulo a modo de adelanto:

Capítulo 2 Apuntes para una biografía o dos

“Probablemente en el pueblo se les recordará Como cachorros de buenas personas” Joan Manuel Serrat

[incluye texto del capítulo completo]

Exitoína Marzo 2015

A pesar de que ya pasaron más de ocho meses desde que Jorge Rial le pidiera a Luis Ventura que diera un paso al costado de “Intrusos”, las repercusiones del hecho siguen sonando fuerte, y ahora aparece una nueva hipótesis que parece echar luz sobre el conflicto. Hace pocos días, Ventura, en diálogo con un medio uruguayo, señaló que creía que Rial ya tenía la decisión de desvincularlo desde mucho antes. “Yo creo que Rial usó mi tema y lo del aborto como una excusa para sacarme del programa, que la decisión de que no estuviera más ya la había tomado mucho antes”, manifestó el periodista. “Rial sabe que yo no estoy a favor del aborto y que lo que dije fue tomado mediáticamente de la forma que más servía en ese momento para pegarle a Ventura, y sin embargo no solo no me defendió sino que, por el contrario, lo usó para justificar mi despido“, agregó. Pero eso no fue todo: también reveló que la desvinculación podría tener que ver con Diego Armando Maradona. “Creo que él sintió que estaba perdiendo protagonismo, como el caso Maradona”, advirtió Ventura. Esa idea, además, la comenta Diego Gualda en su libro “Buenos Muchachos” (Sudamericana), de reciente aparición, en el que desnuda los detalles de la sociedad entre los periodistas y de su imprevisto final. “Ciertas fuentes del ambiente no temen en afirmar, con cierta audacia, que la expulsión de Luis Ventura de ‘Intrusos’ habría sido una de las condiciones impuestas por Maradona para fumar la pipa de la paz con Rial“, escribe Gualda. “Es que se dice que el famoso y temido archivo de Ventura en efecto contiene no solo videos comprometedores, sino también cierto papeleo que a la familia del ex futbolista le interesa ocultar mucho más que –quizás– imágenes sexuales complicadas: documentación exclusiva sobre las propiedades y empresas controladas por Diego Maradona y, sobre todo, por Claudia Villafañe“. En los hechos, recordemos, hubo un acercamiento entre el Intruso y el Diez, justamente pocos días después de la salida de Ventura. “Que el armisticio entre Rial y Maradona fuera un hecho quedaría demostrado –al menos a nivel periodístico– a raíz de un incidente, casi un mes después del Mundial, que terminó con Rocío Oliva (la novia, en ese momento, de Maradona) detenida por la policía en el aeropuerto internacional de Ezeiza”, escribe Gualda en “Buenos Muchachos”. “Mientras Oliva estaba detenida en Ezeiza, Maradona hacía su descargo, por teléfono desde Dubai, ni más ni menos que en Intrusos“, agrega. ¿Tendrá que ver Maradona con la salida de Ventura de Intrusos?

Pronto.com.ar Marzo 2015 Un libro revela todo sobre los amores, negocios y escándalos de Luis Ventura y Jorge Rial Luego de tantos años metidos de lleno en el ámbito de los espectáculos y todas las celebridades del país, un periodista se atreve a sacar a la luz los mejores secretos de los más temidos de la televisión argentina. Se trata de Diego Gualda, quien en su libro "Buenos muchachos" deja al descubierto a esta dupla que en los últimos tiempos pasó momentos muy tormentosos. Denuncias, agravios, relaciones tóxicas y complicadas. Los colegas con las fuentes y agendas más temidas del país quedarán expuestos en estas páginas que prometen mostrarlos al desnudo. Denuncias, agravios, relaciones tóxicas y complicadas. Los colegas con las fuentes y agendas más temidas del país quedarán expuestos en estas páginas que prometen mostrarlos al desnudo. ¿Querés conocer todo sobre ellos? El periodista Diego Gualda te promete hasta el último detalle de sus vidas en su libro “Buenos muchachos” de Editorial Sudamericana. El libro ya está a la venta en todas las librerías del país, ¡pero tenemos en exclusivo diez ejemplares para sortear! Ingresá en nuestro facebook y conocé las bases y condiciones.

El bazar del espectáculo Marzo 2015

Playboy Marzo 2015

Ciudad.com Marzo 2015

Noticias Marzo 2015

El País (Uruguay)

Marzo 2015

Semanario Marzo 2015

Look 


Marzo 2015

MDZ Online Abril 2015

La farándula es una especie de submundo paralelo donde todo parece desarrollarse en otros lenguajes, tiempos y estilos al que estamos acostumbrados a utilizaren nuestra vida diaria. Pero, al igual que en toda sociedad jerarquizada, existen los "gobernantes poderosos" que disponen de los recursos suficientes como para imponer sus condiciones y subyugar al resto. Este rol lo cumplirían a la perfección Jorge Rial y Luis Ventura, los conocidos periodistas por cuyas manos pasa cuanto escándalo ocurre a lo largo y ancho de este país. Estos personajes son el foco de revelaciones y análisis en Buenos Muchachos (Sudamericana), libro escrito por el periodista Diego Gualda. Buenos Muchachos indaga sobre las vidas de Rial y Ventura, desde su infancia hasta los hechos más actuales que les conciernen, haciendo especial hincapié en la relación que ambos lograron

construir a través de los últimos treinta años, y que sufrió un quiebre hace poco tiempo. También narra sus historias personales, enfrentamientos con otras figuras de la farándula, relaciones intrafamiliares, investigaciones periodísticas, negocios claros y no tanto, inclinaciones políticas y declaraciones mediáticas. Gualda nos cuenta la historia de estos dos personajes apelando a la metáfora, la memoria colectiva, la ironía y el sarcasmo suavizado (que saca una sonrisa de tanto en tanto), y una buena dosis de análisis, todo contextualizado y analizado con una completa base de información que ha sido difundida en otros medios comunicacionales gráficos, televisivos y radiales, a lo que suma algunos aportes investigados por cuenta propia y citaciones bibliográficas de temas como la psicología, el teatro o periodismo, que a su vez educan al lector. La farándula es una especie de submundo paralelo donde todo parece desarrollarse en otros lenguajes, tiempos y estilos al que estamos acostumbrados a utilizaren nuestra vida diaria. Pero, al igual que en toda sociedad jerarquizada, existen los "gobernantes poderosos" que disponen de los recursos suficientes como para imponer sus condiciones y subyugar al resto. Este rol lo cumplirían a la perfección Jorge Rial y Luis Ventura, los conocidos periodistas por cuyas manos pasa cuanto escándalo ocurre a lo largo y ancho de este país. Estos personajes son el foco de revelaciones y análisis en Buenos Muchachos (Sudamericana), libro escrito por el periodista Diego Gualda. Buenos Muchachos indaga sobre las vidas de Rial y Ventura, desde su infancia hasta los hechos más actuales que les conciernen, haciendo especial hincapié en la relación que ambos lograron construir a través de los últimos treinta años, y que sufrió un quiebre hace poco tiempo. También narra sus historias personales, enfrentamientos con otras figuras de la farándula, relaciones intrafamiliares, investigaciones periodísticas, negocios claros y no tanto, inclinaciones políticas y declaraciones mediáticas. Gualda nos cuenta la historia de estos dos personajes apelando a la metáfora, la memoria colectiva, la ironía y el sarcasmo suavizado (que saca una sonrisa de tanto en tanto), y una buena dosis de análisis, todo contextualizado y analizado con una completa base de información que ha sido difundida en otros medios comunicacionales gráficos, televisivos y radiales, a lo que suma algunos aportes investigados por cuenta propia y citaciones bibliográficas de temas como la psicología, el teatro o periodismo, que a su vez educan al lector. Lo interesante es que su autor, también editor de la revista Noticias (una de sus principales fuentes de archivo), no se limita a narrar las vidas de los chimenteros más famosos del país como si se tratase de una biografía (de hecho la cronología pierde cierta rigurosidad en pos de mantener una coherencia narrativa), sino que aporta numerosos datos que han sido, en cierto punto, temas emblema de los medios periodísticos argentinos. Los escándalos financieros de Susana Giménez, las peleas protagonizadas por Diego Maradona, los bretes de Lázaro Báez y los entuertos novelescos de la familia de Mirtha Legrand, entre otros temas ajenos a la historia propia del dúo Rial-Ventura, ocupan una generosa parte de esta lectura, haciendo más interesante la propuesta de Gualda en busca de no aburrir. En el caso puntual de Rial y Ventura, este libro pone al descubierto cómo sus relaciones intrafamiliares, especialmente con sus compañeras maritales, influyeron fuertemente en las vidas y carreras de ambos protagonistas. Por ello, podría decirse que Silvia D’Auro y Mariana Antoniale (ex esposa y actual pareja del primero, respectivamente), las hijas de Jorge (Morena y Rocío), Estelita Ventura y Fabiana Luizzi (esposa y ex amante del segundo, respectivamente), y los hijos de Luis (Facundo, Nahuel y Antonio, el extramatrimonial), serían una especie de elenco secundario en estas historias, cuyos caminos terminan enlazándose como buena telenovela culebrona.

En definitiva, Buenos Muchachos pone al descubierto a dos poderosos personajes de la farándula argentina que han dedicado buena parte de su profesión a divulgar y revelar secretos de otros, ya sea en televisión, radio, gráfica o literatura. Porque ni siquiera ellos se salvan del mayor miedo de un farandulero: la exposición. Nicolás Munilla

El Argentino Abril 2015

Periodista y editor de la Revista Noticias, Diego Gualda eligió a “los mejores hacedores de chatarra televisiva” para abordar su sexto libro. “Buenos Muchachos” –Sudamericana, 2015-, su primera obra de no ficción, bucea en la relación entre Jorge Rial y Luis Ventura y el autor justifica su elección. “Tienen una historia divertida para contar desde el morbo, la trampa, la guita, las minas. Y también hay una historia interesante desde el análisis de medios, porque aunque hagan un periodismo totalmente frívolo, son relevantes en la historia del periodismo”, explica Gualda, quien reside en Martínez. -En el libro hay mucha cita bibliográfica pero falta el testimonio de los protagonistas. ¿Tenés relación con ellos? -Con ambos hablé muchas veces en mi trabajo para Noticias. A veces somos amigos, y otras se enojan porque los ponés en la tapa fotoshopeados como mafiosos. Cuando le conté a Ventura que iba a hacer este libro, me dijo “¿Soy tan importante que vas a hacer un libro sobre mí?”. Y le creí, no me pareció falsa modestia. Con Rial quería tomarme un whisky, porque la mayoría de la gente con la que hablé le tiraba mierda. Me dijo que sí, y nunca cumplió. Le caí a la presentación de su libro, me lo dio y me dijo: “Si hay algo de lo que acá no hablo, avisame y lo vemos”. Le mandé un mail con un montón de preguntas y nunca me lo contestó. -¿Con el libro en la calle tuviste alguna repercusión? -Todo el mundo fantaseaba con que me iban a estar esperando en la puerta para boxearme, pero no sucedió. Somos gente grande y ellos tienen problemas mucho más grandes que yo. Públicamente, sólo habló Estelita Ventura y salió a bancarlo diciendo que estaba toda la verdad, algo que me sorprendió porque no siempre queda bien parada. Ventura no hizo alusión. Y Rial no puede nombrar este libro en voz alta, porque compite con el suyo. -¿Cómo pasaron a sufrir en carne propia de su propia medicina? -En el caso de Rial fue absolutamente consciente. Basta ver las fotos del primer viaje a Venecia con Loly que salieron en todas las revistas, te das cuenta que no son choreadas. A Ventura, en cambio, sí me da la impresión que lo agarraron con la guardia baja. El venía piloteando su historia personal con Estela, que no venía bien, pero lo del hijo ilegítimo creo que lo sorprendió y por eso terminó como terminó. -¿Por qué Ventura quedó en un papel secundario? ¿Rial le soltó la mano? -Creo que sí. En una relación de muchos años, se mezcla todo, mucho laburo, guita en cantidades industriales, relaciones de poder con gente famosa. Había cosas que no estaban del todo bien, y cuando Ventura desbarranca mal en cámara, Rial no necesitaba más excusas para echarlo. Inmediatamente, a Ventura lo llamaron de Canal 9 y Canal 13 para hacerle ofertas, y no se fue por una lealtad personal con Vila. Por eso está escondidito los sábados y algunas cosas en el cable. Sigue manejando Paparazzi, tiene sus negocios, pero creo que después de la crisis necesitaba bajar un cambio. -¿Cómo imaginás un reencuentro? -De acá a treinta años, hay que imaginárselos como dos viejitos cascarrabias tomando mate y cagándose de risa de todo. En un plazo más cercano, cualquier cosa podría suceder. -¿Actualmente hay un escenario de guerra fría? -Es una buena figura. Los dos están resentidos y los dos manejan mucha información del otro. Creo que no salen a matarse porque saben que podrían provocarse muchísimo daño. Quizás en algún momento se tomen un whisky, se fumen un habano, firmen la paz y hagan una tapa de Paparazzi al respecto.

Periodismo.com Abril 2015 La extinción de los diarios, ¿mito o realidad? ¿Cuánto tiempo de vida les queda a los diarios de papel?, ¿serán totalmente remplazados por sus equivalentes digitales o podrán seguir conviviendo?. Diego Gualda, periodista, escritor, y editor de la revista Noticias, reflexiona con respecto al desafío pendiente que tiene el periodismo tradicional poniendo el ejemplo de los diarios sensacionalistas como los únicos que todavía funcionan en papel debido a que aún logran entretener al lector. Este fascinante mundo de las redacciones es adaptado a la ficción en su nuevo libro, “Putas, fantasmas y gatitos”, que tiene a un medio amarillista como escenario principal. Con un estilo cargado de humor, sarcasmo y melodrama, Gualda contará la historia de un periodista que lucha para que no se cierre el diario en el que trabaja mientras enfrenta las presiones publicitarias, las amenazas y la competencia desleal. A continuación, la mirada del autor sobre la situación actual de los medios gráficos: (Por Diego Gualda) Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, alguien dijo –un cráneo de Google, si la memoria no traiciona a este humilde cagatintas– que a los diarios de papel no los va a matar internet, los va a matar el aburrimiento. Una máxima con tamaño tono de verdad revelada, de mensaje mesiánico llegado desde los confines de la sabiduría incipiente de la era digital, ha sonado tan cierta que ha sido repetida hasta volverla verdad. Y nadie dice que no lo sea. Pero sí hay que admitir que el análisis es simplista. A los diarios no solo los va a matar el aburrimiento, sino la falta de opciones para reinventarse. Esta merma de posibilidades, de planes “b”, de caminos alternativos, se debe muchas veces a que la mayor parte de los comunicadores –y de los empresarios de medios– camina a ciegas en territorio desconocido, tanteando, a ver quién descubre sobre la marcha cuál es la próxima gallina de los huevos de oro. Hubo un tiempo que casi suena prehistórico, donde los diarios daban noticias. Donde contaban cosas que nadie había dicho antes. En orden cronológico de aparición, la radio, la televisión, los portales de noticias y las redes sociales se fueron quedando, paso a paso, centímetro a centímetro, con un monopolio de la noticia anclado en la capacidad técnica de inmediatez. Hoy, hasta el noticiero de la noche tiene olor a viejo, apesta a la repetición de lo que ya se escuchó en la radio, ya se vio en los canales de noticias veinticuatro horas del cable, ya se leyó en Twitter. Las revistas supieron adaptarse al cambio quizás un poco mejor que el diario, apostando al análisis en profundidad, al buen diseño gráfico, a la fotografía de alta calidad y a convertirse en un objeto preciado, en algo que el consumidor quiera poseer y coleccionar. La apuesta fue, en muchos casos, no solo por el contenido, sino por la belleza. El diario, en cambio, aún cuando desde lo periodístico haya intentado cada vez más “arrevistarse”, sigue siendo impresos en un papel barato y que deja los suaves dedos de lector manchados de tinta. Además, nadie colecciona diarios, nadie los guarda en su biblioteca. Al final del día, acaban –como siempre– convertidos en envoltorio de huevos, en sombrerito de pintor, en secador de pis de gato. Los diarios grandes ya no se sostienen ni por circulación ni por pauta, sino porque sus empresas manejan otros negocios que sí son redituables. Muchos de los diarios “pequeños” (de alguna

manera hay que llamarlos) suelen mantenerse vivos por ser subsidiarias de los grandes o a fuerza de pauta oficial (lo cual es más o menos lo mismo). Por supuesto, están condenados a revitalizarse o agonizar hasta morir, según el vaivén político y económico de turno. Los que no la pasan tan mal, al menos de momento, son los diarios “de segmento”, los que – ejerciendo un tipo de periodismo que definitivamente se hermana con el de la revista– apuntan a un tema y un público específico. Los deportivos, por ejemplo. O un diario sobre temas de salud que, entre su público, vende muy bien. Pero al fin y al cabo, no dejan de ser revistas en papel barato. Los que siguen en pie son los diarios populares. La prensa amarilla aún respira. De a ratos se asfixia, pero aún vive. Aferrada a un segmento que necesita gastar poco y que, muchas veces, no va a trabajar en el tren con una tablet 4G para consumir contenidos fuera de casa, encuentra un lector que se entretiene con escándalos de farándula y casos policiales; los primeros muchos más sórdidos que los segundos. El gran riesgo que corren, en todo caso, es que nunca pasaron por el proceso de “arrevistamiento” de sus “hermanos mayores”. En la medida en que la tecnología móvil sea cada vez más económica y accesible, sus lectores irán migrando –ya lo están haciendo– del papel a la pantallita. El día en que el último lector del segmento popular tenga un smartphone (no falta tanto), los diarios deberán pensar seriamente en dedicarse a otra cosas. Los mortales, ya veremos cómo diablos envolvemos los huevos con un iPad.

Pronto Abril 2015

Playboy Abril 2015

Acceso Directo Abril 2015

Infobae Abril 2015

El periodista y editor de Noticias Diego Gualda contó en Infobae TV sus comienzos como escritor y habló del contenido de su quinto libro Putas, Fantasmas y Gatitos. Un culebrón en clave de prensa amarilla, un retrato sobre lo que pasa en una redacción de un diario popular. "Empecé a escribir porque quería generar lo mismo que estaba consumiendo", confesó el periodista, que desde muy chico navegó por las bibliotecas de su casa familiar. Ello lo llevó a elegir la profesión. "Quería ser autor de ciencia ficción, esas cosas que en la Argentina no existen.

Después en la adolescencia me gustó el realismo mágico y la adultez fue una etapa más de desengaño con el realismo mágico", reconoció. "Putas, Fantasmas y Gatitos es una novela que está en algún lugar entre el thriller, el costumbrismo y la novela negra, tiene un humor muy ácido", aseguró. "Y habla mucho del oficio del periodismo. La historia transcurre en una redacción de un diario sensacionalista ficticio que está por fundirse. Tiene un jefe de redacción neurótico y compulsivo, que está tratando de salvar su laburo y defender ciertos valores en una lucha despareja con problemas internos y externos. Hay una guerrilla corporativa, hay problemas de afuera y hay un diario de papel, con tinta que mancha las manos, contra el avance de la tecnología", relató. El libro "es como el personaje, sintetiza lo que es la prensa popular", dijo. Y explicó: "El tipo pide 'tráiganme putas, fantasmas y gatitos, que eso es lo que vende".

Semanario Mayo 2015

Noticias



Junio 2015

Noticias Junio 2015

La voz del interior Diciembre 2015

El Cronista Diciembre 2015

Noticias Diciembre 2015

La Razón Diciembre 2015

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) entregó las estatuillas y reconocimientos a los ganadores de las 19 categorías que integraron la 26a. edición de los Premios ADEPA al Periodismo, durante un acto en el auditorio Monseñor Derisi, de la UCA. Posteriormente, los ganadores también participaron de la cena de fin de año de la entidad, que tuvo como invitado especial al presidente de la Nación, Mauricio Macri. Dos periodistas de La Razón figuraron entre los ganadores en sus categorías: Pablo Gallardo ganó en Deportes (premio ADEPA-Diario El Ancasti), donde el segundo premio correspondió a Hernán Sartori (Clarín) y la mención especial a Alejandro Mareco (La Voz del Interior). Y Tais Gadea Lara, también de La Razón, obtuvo el premio ADEPA-Diario La Nueva en “Ecología y Medio Ambiente”.

“Estos premios ponen de relieve la labor cotidiana de los hombres y mujeres de prensa de todo el país y reconocen la excelencia del único periodismo que reconocemos, el crítico y honesto”, señaló Guillermo Ignacio, titular de la Asociación. En total se presentaron trabajos de 550 periodistas de todo el país y en la categoría Libertad de Prensa (premio ADEPA-Diario Clarín) fue distinguido Diego Gualda, de la Revista Noticias. Por su parte, Nicolás Balinotti (La Nación) obtuvo el primer premio en Periodismo Político (premio ADEPA-Asociación de Diarios Entrerrianos). Otros integrantes de La Nación que ganaron sus categorías fueron Mauro Rizzi en Fotografía, Francisco Jueguen en Cobertura multimedia y Germán de los Santos en Periodismo de investigación. Los periodistas de La Voz del Interior (Córdoba) también estuvieron entre los más premiados. Y entre ellos se encontraba Juan Manuel Federico, quien ganó la categoría Periodismo Judicial, por el premio ADEPA-Corte Suprema de Justicia.

Télam Junio 2016

Pousá, designado presidente de Télam a principios de año por el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, sostuvo como una "responsabilidad" el cargo de la agencia a la cual, cuando asumió, la encontró "destrozada" porque "no existía periodismo, ni siquiera militante", afirmó. Según Pousá, Télam se había convertido en un espacio de "propaganda política y centro de operaciones seudo periodísticas para descalificar" a la oposición, aunque actualmente, el "objetivo básico es realizar periodismo de calidad basado en la libertad de expresión". Además, calificó como "ventaja" la de ser un "medio público"; en el sentido de que "no existe ninguna presión desde el gobierno pero tampoco de los anunciantes", a lo que el conductor del panel, Diego Gualda -quien actualmente se desempeña como uno de los jefes de la sección Sociedad de la agencia-, agregó que "la grieta que se intenta saldar" es la de distinguir la diferencia entre "oficial y oficialista". El panel, que fue moderado por el director ejecutivo de Adepa, Andrés D'Alessandro -quien hizo énfasis en el contexto legislativo internacional en el cual el país se debe basar a la hora de realizar leyes referidas a la libertad de expresión-, también fue integrado por las periodistas Fanny Mandelbaum, Marita Sagardoyburu (Radio Nacional) y la ex senadora Norma Morandini. Morandini enfatizó, por su parte, que "el insumo de la prensa es la libertad de expresión", y consideró que el periodismo es un trabajo que se debate entre "lo que interesa y lo que importa: esa es la lucha de los buenos periodistas, porque siempre hay que escribir lo que lo que importa", que es, a fin de cuentas, "lo que tiene que ver con el bien común". "La información no es una mercancía ni una propaganda", afirmó la periodista, y recomendó a los alumnos presentes en la charla, que se realizó en la Usina del Arte, que quien ejerce el oficio debe tener "gran empatía con el otro, mucha curiosidad y muchas preguntas". Mandelbaum en tanto, recordó que en los últimos años muchos periodistas pasaron "momentos difíciles" porque eran "discriminados y censurados", con "pautas que fueron cercenadas", aunque

aseveró: "lo importante es no autocensurarse, porque siempre podés tener pensamiento propio, pero sos periodista o sos militante". Finalmente, Marita Sagardoyburu recomendó "cuestionar todo lo que se trata adentro del medio", y poder preguntar, proponer y cuestionar, aunque eso signifique equivocarse. El panel fue uno más de los muchos que se organizaron por la UAI entre ayer y hoy a propósito del evento "Semana del Periodista", que reunió a decenas de periodistas de distintos medios que repasaron su labor a través de sus trayectorias, enfocados en temáticas específicas.