Deseo y Sufrimiento

Akivitaismo evitan en tal forma lo material (veces llamada “karma”) hasta rechazar el mismo vestido, o aún el mismo cuerpo, pensando que la extinción ...
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ÍNDICE:

Introducción: Valor y Raíces 1. Raíces orientales: Budismo, Taoísmo, Confucianismo, NeoConfucianismo, Shinto. 2. Encuentro del pensamiento oriental y el católico: El Testamento biológico 3. Raíces de una nueva Teología “India” 4. Raíces de la Raíz: Vaticano II. Conclusión

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INTRODUCCIÓN Wittgenstein en su “Filosofía del Lenguaje” afirma que propiamente los valores como tales no existen, que las expresiones lingüísticas que hablan de valores no tienen sentido, porque lo tienen solamente aquellas que representan hechos experimentables; dado que los valores no son hechos experimentables, por tanto, no existen. Esta forma del pensamiento neopostivista parece que tenga un influjo muy grande en el Relativismo en el que vivimos. Ya Peter Singer escribía: “haz lo que te parezca bien a tu juicio, sólo asume las consecuencias”. Pero ¿qué es el valor? Ciertamente en sí no es un hecho, concordamos con Wittgenstein; pero pensar que solamente aquello que es experimentable existe, se parecería a quien alcanza a ver dentro de un radio de diez kilómetros y afirmara que lo que esté más allá de esta distancia no existe. El conocimiento experimentable es muy importante por cierto, pero no es el único posible; más aún los conocimientos que fundan el conocimiento experimentable lo sobrepasan totalmente. El valor es una expresión humana que significa dos cosas: la primera es que se experimenta un vacío, algo que se debe colmar, por ejemplo el hambre; la segunda es que la comida puede saciar el hambre. Entonces se atribuye a la comida un valor nutritivo. Dado que la comida puede nutrir puede tener este valor, pero que ésta lo alcanza solamente cuando se combina con el hambre. Esto es, el valor nutritivo no se encuentra ni en la comida ni en el hambre, sino en las combinaciones entrambas. Consecuentemente el valor es una relación “realísima” que se basa en una necesidad y su satisfacción. Ambas son totalmente objetivas, pero el valor es propiamente la conciencia de esta objetividad y tiene la contraprueba de la experiencia de la cobertura de la necesidad. El valor como tal no se puede detectar en el laboratorio ni siquiera bajo un microscopio computarizado, pero siempre será el motor de todo lo que hacemos los humanos. Sin valores no es posible la cultura, ya que ésta es la humanización de la naturaleza; esto es, la relación entre el hombre y la naturaleza sin la cual no se puede vivir.

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Entonces aparece evidente que para vivir se necesita un orden en los valores y generar así una cultura vital armónica. Esto se realiza según el sistema de valores que cada quien acepta y según el cual ordena su vida. Cuando se pone como primer valor en la vida el valor económico, todo debe girar en torno a este valor. El gran problema se presenta cuando este valor se pone en crisis; entonces toda la persona y la misma sociedad se ponen también en crisis. Cuando se hablar de las raíces de una sociedad se habla de sus valores fundamentales que presiden el sistema valórico que la constituye. Si se renuncia a estos fundamentos, a estas raíces, la sociedad no puede subsistir y se desmorona. Se trata de valores especiales que la han constituido; son valores absolutos y no relativos pero que cambian según las circunstancias culturales. Puede ser que corriendo la Historia en una sociedad dada bajo la apariencia de valores se hayan cometido muchos errores, y que mezclados con auténticos valores haya también errores; pero para corregirlos no se necesita matar los valores, suprimiéndolos: Se deben corregir los errores que muchas veces no son propiamente errores de los valores sino de su aplicación histórica. Es cierto que el tiempo corre y el cambio es connatural a la cultura y las circunstancias de un presente no son siempre las de un pasado y que incluso en un presente se deban generar nuevos valores que añadidos a los que fueron verdaderos valores en el pasado, y que ahora fundamenten una mejor cultura. No se puede descansar en una tediosa repetición del pasado. Siempre se debe ir adelante y buscar en las raíces o valores fundamentales nuevas comprensiones, nuevas acciones, nuevos impulsos que sin negar las raíces conduzca a un futuro mejor. El cambio no debe ser solamente dentro de los valores de los sistemas económicos, sino en todos; e intentar encontrar caminos no andados, necesidades no satisfechas, y tratar de satisfacerlas de la mejor manera posible. Sin ovlidar que los mismos acomodos de los valores a épocas pasadas que en sí ya no funcionan, servirán para crear proporciones para aplicar incluso los mismo valores a épocas presentes. 5

Toda cultura se apoya fundamentalmente en dos columnas; comer y trascender. Si todo es comer morimos, pues nos encontraríamos en la plena selva de la lucha despiadada “del hombre lobo del hombre”. Si todo fuese trascendencia, igualmente moriríamos porque tenemos un cuerpo que sustentar, somos personas corpóreas. Si en cambio combinamos las dos columnas podemos sobrevivir; más aún, vivir un verdadero futuro mejor. Con la columna del trascender entendemos que todos somos hermanos, solidarios y así podemos compartir la columna del “comer” y crear una sociedad solidaria. Los valores trascendentes condicionan así los valores vitales de todo tipo. Muchas veces se quiere ver en los valores trascendentes un mero reflejo de los valores materiales, pero esto sería una mera ficción; los valores trascendentes si son auténticos son absolutamente objetivos y no invenciones de cualquier tipo. Es cierto que la formulación es subjetiva, pero aún esta formulación debe basarse en la objetividad trascendente. En el presente libro se trata de estudiar algunos de los principales valores trascendentes que como raíces generan algunas culturas a nivel mundial en sus diversas formulaciones; estudiamos cinco formulaciones: algunas raíces del extremo Oriente como el Budismo, el Taoísmo, el Confucianismo, el NeoConfucianismo y el Shinto. Su formulación la hacemos en el primer capítulo de una manera bastante sintética, dada la enorme amplitud del tema que requiere estudios especialísticos más acuciosos. Estos valores los compararemos con los Valores del Cristianismo. En concidencia, en el Capítulo Segundo que tratrá del Testamento biológico, tocaremos un punto práctico de aplicación del diálogo del Budismo con el Cristianismo, bajo el rubro del “Testamento Biológico”. En el Capítulo Tercero estudiamos los valores resultantes del encuentro entre los valores cristianos y occidentales con los indígenas de América, como raíces de una posible Teología india. El Capítulo cuarto será bastante amplio pues en éste se estudiarán los valores cristianos enunciados tal como teológicamente se formularon en la primera mitad del Siglo XX e inicios de la segunda mitad, y que en gran parte, son las raíces que sirvieron de transfondo al enunciado crucial de los mismos hecho por el Concilio Vaticano II.

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Algunas Raíces culturales del pensamiento oriental. Introducción: La intención en este capítulo es referirnos al tantas veces poco conocido pensamiento oriental, para encontrar en él las raíces culturales de una gran parte de la humanidad. Por supuesto que no se trata de la exposición exhaustiva de este pensamiento, sino de un primer paso para tratar de comprender este pensamiento y así comprender las raíces culturales de las que brota toda una vida que está también teniendo hoy en día mucha importancia afectando las raíces culturales de otras partes del mundo, por ejemplo en la mentalidad divulgada por la “New Age”. No solamente trataré de encontrar estas raíces a veces sólo esquemáticamente, sino de compararlas con las raíces cristianas. Va a ser admirable ver cómo en qué forma estas raíces orientales no se encuentran en contradicción con las cristianas. Esto lo trataré de confirmar en el segundo capítulo de una manera anecdótica pero no menos significativa en que a primera vista se viera muy distante del estudio de las raíces culturales orientales y occidentales cristianas, “El Testamento biológico”. Otra anotación antes de entrar en materia es que me concentro especialmente en el Lejano Oriente, privilegiando el pensamiento chino antes del Comunismo. En cuanto al pensamiento hindú, salvo una pequeña introducción, no lo toco directamente a no ser desde una secta del Hinduismo como es el Budismo. Este pensamiento hindú daría lugar a un estudio muy detallado que me resulta ajeno a lo que aquí presento. En concreto serán cinco las raíces culturales que estudio, a saber: el Budismo, el Taoísmo, el Confucianismo, el NeoConfucianismo y el Shinto. Estas “religiones” o pensamientos filosóficos en la realidad no se encuentran separados totalmente uno del otro, sino que fácilmente se compenetran y se complementan al menos en sus estructuras secundarias, por ejemplo en sus diversas Éicas y en sus rituales, como se verá especialmente en el Shintoísmo. Trataré más bien a explorar sintéticamente sus raíces sin atender directamente a sus diversos desarrollos y presentaciones. No concluyo esta introducción sin subrayar que el pensamiento oriental es muy complejo, y la manera como aquí lo trato no es la de un “Orientalista” que en su especialidad lo comprende a fondo y exhaustivamente; sino de quien en un primer contacto con su riqueza y su posibilidad de diálogo con el Cristianismo, destaca algunos de los rasgos que han parecido más salientes. Al final de cada 9

materia ofrezco una pequeña bibliografía mediante la cual se puede perfeccionar lo expuesto. El Brahamanismo Como mera introducción nos referimos a unos datos someros, pero a mi manera de ver esenciales, acerca del pensamiento hindú en el Brahamanismo, como cuna dde muchas maneras de pensar en Oriente, especialmente bajo el influjo del Budismo. Según el Brahamanismo todo es dolor: la miseria interior, o sea el cuerpo y sus órganos; la miseria exterior o sea la naturaleza; la miseria celeste, o sea los dioses. Ya el cuerpo por ser tal es fuente del dolor; todo el cosmos es fuente del dolor. Sin embargo no hay que desesperarse; el Hinduísmo no es pesimista, pues se puede liberar del dolor; basta que extirpe todos los dolores, méritos, pasiones, placeres, y se refugie en Brahama; así se llega a la santidad, a la superación de todo el dolor. El que así actúa es el perfecto, el ascético, el iluminado. Al terminar de exponer las posiciones budistas y siguientes, trataremos de iniciar un diálogo entre el Cristianismo y dichos pensamientos. Aquí, respecto a este pensamiento sintético del Brahamnismo, como mera anotación introductoria diríamos que en efecto, en el Brahamnismo como en toda religión se trata de encontrar la solución al problema del mal en el mundo, quién lo causa y cómo se vence. La solución que aporta el Brahamanismo primero es psicológica y termina panteística. En el Cristianismo también se trata de responder al problema del mal que se concibe como pecado, pero la solución rebasa los intentos psicológicos o ideológicos panteísticos y se introduce en la Historia del Dios Encarnado en Cristo Redentor a través de su muerte y resurrección. A continuación comenzamos con el Budismo que se ha catalogado como una secta del Hinduísmo. (1) ______________________________

(1)

Cf. Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas religiosas, II, Madrid 1979, pp. 636

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I.

El budismo.

1. Visión sintética general Existen varias versiones del Budismo. Descuellan tres: el “Mahayana”, el “Tatrayana” y el “Hinayana”. Parece que el original ha sido el “Hinayana” que es el enseñado por Gautama Bagdhavita, “Buda”. Esta versión es una versión atea, Gautama no enseña una religión sino una filosofía cuyo objetivo era vencer el sufrimiento. Gautama era un príncipe hindú a quien sus padres querían evitar que tuviera alguna experiencia dolorosa. Sin embargo en alguna visita a la ciudad de Benares donde se encontraba su palacio, se encontró con tres realidades que lo hicieron reflexionar profundamente: un enfermo, un anciano, y un muerto. Según estos tres encuentros delineó el mal y el sufrimiento, a la vez que su solución. No le satisfacieron ni los placeres de su palacio ni la accesis del Hinduísmo y así ideó su doctrina: El sufrimiento consiste en el temor de enfermarse, en el temor de envejecerse y en el temor de morir. Por tanto, en el deseo de la salud, en el deseo de la juventud y en el deseo de la vida. Para destruir el mal la solución es patente: destruir el deseo. Los tres males que aquejan a la humanidad los llaman “Miserias internas” (el propio cuerpo), “Miserias externas” (el mundo) y “Miserias celestiales”, (inferidas por los dioses). La doctrina de Gautama Buda no tiene en cuenta para nada a Dios. Su pensamiento es ateo. Así aparece la forma “Hinayana” (o Pequeño Vehículo) del pensamiento budista. En la divulgación de su doctrina, el pueblo que la seguía divinizó al Buda, que quiere decir “el iluminado” y lo colocó como Dios. Ésta es la forma del Budismo popular o “Mahayana” (o Gran Vehículo). Especialmente en ésta forma pero también en la forma del “Hinayana” (o Pequeño Vehículo) se crearon una serie de signos y símbolos que se recopilan en la “Tatrayana”. Ésta, la “Mahayana” y “Hinayana””, son los “vehículos” por los que se transmite el Budismo. La base siempre se encuentra en el Hinduismo, que considera al Budismo como una de sus sectas. Esta base proclama la maldad total de lo material. Algunas sectas del Hinduísmo, no reconocidas por Buda, como el Jainismo y el Akivitaismo evitan en tal forma lo material (veces llamada “karma”) hasta rechazar el mismo vestido, o aún el mismo cuerpo, pensando que la extinción 11

misma del deseo es la muerte. El Jainismo, fundado en el siglo V antes de Cristo por Mahavira, acepta una serie de reincarnaciones, hasta un millón de las mismas hasta llegar a la extinción total del deseo en el Nirvana que sería la inconciencia total y la fusión con el todo, a la manera como una gota de agua se funde en el océano. En el Jainismo (de “jina”: omniciencia) se profesa un pansiquismo, compasión por todo ser viviente, amor al prójimo, veneración por los monjes y aceptación de varios dioses y diosas. En el Budismo del Tibet se profesa el “Mahayana” con la particularidad que dios-Buda se ha reincarnado en el Dalai-Lama. Existe también el Budismo “Tántrico” o “Vaijrayana”: “Vehículo del diamante”, especialmente en el Tibet y el Nepal, con afirmaciones exotéricas y diversas técnicas, por ejemplo para evitar los efectos perniciosos de los venenos.

2. Las Cuatro Nobles Verdades Las cuatro “nobles verdades” en las que se funda el pensamiento budista exploran el sufrimiento humano, y se pueden resumir de la siguiente manera: 1.1

Existe el “Dukkha”

1.2

El sufrimiento es real y casi universal

1.3

.El sufrimiento tiene muchas causas: pérdidas, enfermedades, dolor, fallas, la fugacidad del placer.

1.4

“Samudaya”: Aqjuí está la causa del sufrimiento: el deseo…

Deseo y Sufrimiento Es el deseo de tener y controlar todo. Puede revestir diversas formas: Antojo de placeres sensuales. Deseos de saciar el hambre. Deseo de evitar sensaciones desagradables como el miedo, la ira, o los celos. El sufrimiento termina en el “Nirodha”, esto es, en la liberación final del Nirvana (a.k.a. Nibbana). La mente experimenta la completa libertad, liberación y no apego a nada. Esto conduce a renunciar a cualquier deseo o antojo.

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“El término päli “dukkha”, en sánscrito “duhkha” indica una condición de sufrimiento, etimológicamente “difícil de soportar” (de Du: difícil y Kha: soportar) y es como dice el “Budha Säkyamuni” en ocasión de su primer discurso, la condición de sufrimiento que auna a todos los seres sensientes (seres infernales, espíritu famélicos (preta, sans, peta, päli, yidak, tib.), animales, hombres, envidiosos (asuma, sans, asura, päli, lha ma yin, tib.) y divinidad (deva, sans e päli, lha, tib.); es inherente en todos los estados de existencia cíclica junto con el concepto de no-alma, o no-lo o no-sé (anatman, sans, anattä, päli) de la no permanencia (anitya, sans, asura, anicca, päli, mitagpa, tiv.) y otros estados, por tatno dukkha es una de las características principales del ser, del “samsära”. El sufrimiento nunca falta en el samsära y a causa del karma, de las “aflicciones mentales” (malevolencia, ansias, visiones erradas, celos, avidez, orgullo) de las “huellas sutiles abusivas” (sans.:vasama, tib.., bhak, chak) e “ignorancia fundamental” (avidya, sans avijjä, päli, marigmpa, tib.) que es la verdadera raíz del samsära se experimentan los “Cuatro sufrimientos principales” de los seres humanos: nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, y además los ”Cuatro sufrimientos secundarios” que son: obtener lo que no se desea; no obtener lo que se desea. No lograr mantener lo que se tiene.. Todos los sufrimientos de los seres en el samsära se pueden resumir en tres categoías: 1. “El sufrimiento omnipresente”, inherente a los cinco agregados contaminantes de la persona (samsarica) 2. “El sufrimiento del sufrimiento”, experimentado en la base de los “cinco agregados”: se experimenta la enfermedad, los golpes, las mutilaciones, la desesperación… 3. “El sufrimiento del cambio” debido al hecho inevitable que de la juventud siga la vejez, de la salud la enfermedad, del nacimiento la muerte, de la saciedad el hambre, del bienestar el malestar, al reposo la necesidad de dormir, al calor el frío, de la comodidad la fatiga, la incertidumbre que una vez obtenido un objeto de nuestro deseo se pueda perder (por ejemplo, un trabajo, la esposa, la salud…) Existen también 13

aspectos sutiles del sufrimiento por el cambio, como el de la no permanencia sutil” (Cf. Bibliografía al final)

4. El óctuple sendero. Para poner fin al sufrimiento se debe seguir el óctuple sendero. que consiste en: 1) “Panna”: Discernimiento, Sabiduría: 2) ”Samma ditthi”: Correcta comprensión de las cuatro nobles verdades. 3) “Samma sankappa”: Pensamiento correcto siguiendo el sendero correcto en la vida. 4) “Sila”: Virtud, Moralidad. 5) “Samma vaca”: Hablar correctamente, no mentir, criticismo, condenar murmuraciones y lenguaje vulgar 6) “Samma kammanta”: Conducta correcta siguiendo los cinco principios. 7) “Samma ajiva” Correcto nivel de vida. Sostenerse sin dañar a los demás. “Samma sati”: correcta plenitud mental: ser consciente del cuerpo, de la mente y de los sentimientos 8) “Samma samadhi”: Concentración correcta: meditar para llegar a un más alto estado de conciencia. “Samma vayama”: esfuerzo correcto, promover buenos pensamientos, rechazar malos pensamientos.

5. Los cinco preceptos: Para emprender este óctuple camino se recomiendan cinco preceptos: 1. No matarás. “no perjudicar”, ausencia de violencia 2. No robarás. Evita los fraudes y la explotación económica 3. No mentirás. No abuses, no murmures, etc. 4. No uses mal el sexo. Para monjes y monjas, celibato total. Para los laicos, el adulterio está prohibido, lo mismo cualquier abuso sexual o 14

explotación incluyéndolo dentro del mismo matrimonio. Buda no trató el punto de las relaciones sexuales prematrimoniales aceptadas. Las diferentes tradiciones budistas difieren en este punto. Probablemente muchos budistas influenciados por su propias culturas condenan el acto sexual entre personas del mismo sexo sin hacer explícita mensión del sexo de los implicados. 5. No consumirás alcohol u otras drogas. Lo principal que hay que evitar es la intoxicación de la nube mental. Algunos incluyen aquí las drogas y otros medios de ausentarse de sí mismo como la televisión e internet.

6. La Reencarnación: Uno de los puntos recurrentes del Budismo es el de la reencarnación antes de poder llegar al Nirvana. La reencarnación se concibe de diversas maneras, la forma ordinaria de presentarla es como la encontramos en el Tibet: parte de no creer en la existencia del alma individual y eterna, y afirmar que el ser humano es sólo el transmisor de un incesante flujo, de una energía ininterrumpida, de una corriente, siempre cambiante, de "fuerzas" acumuladas durante existencias anteriores. De acuerdo a las “Nobles verdades” se afirma que el sufrimiento proviene del absurdo deseo de querer ser "yo" en el seno de un mundo donde todo es ilusión (maya). Este deseo de permanencia, de estabilidad, de individualidad es la causa de los renacimientos en el mundo del dolor. Existe un medio de liberación, el que encontró el propio Buda (Buda también significa "el despierto"). La ley del “Karma” es fundamental. Es el factor determinante de la existencia de un individuo. El hombre que muere renacerá en un estado agradable o desagradable, según las acciones que haya cometido en su vida aquí abajo; éste es “su karma”. Pero -y es esencial comprenderlo bien- el que renace nada tiene que ver con el muerto, puesto que no hay preservación alguna de la individualidad. Es una entidad espiritual ligada al cuerpo material, pero no enteramente dependiente de él, que se separa cuando éste muere y cesa de ser utilizado por ella.

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